33717175 Karl Mannheim Ideologia y Utopia

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Prirncra cdicion en aleman,

S egu nd a e di ci on e n i ng le s,

P rime r a e di ci on e n c sp an ol ,

Scgunda cdici6n,

Primera reimprcsion,

193G

1936

1941

1987

1993

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D. R. e 1941, FONDO DE CULTIJRA ECON6MlCA

D. R. e 1987, FONDO DE CULTURA EcON6MlCA, S,A DE C. V.

Carrctera Picacho-Ajusco 227; 14200 Mexico, D. F.

I SBN 9 68 -1 & - 24 71 -8

Impreso en Mex ico

KARL MANNHEIM

Ideologia y Utopia\ ,--;! 1( , .

Introduccion a la sociologia del conocimiento

ESludioPteliminar

por

Louis Wirth

j ) JI

FONDO DE CUL TURA ECONOMICAM£XICO

Traducci6n

de

SALVADOR ECHAVARRIA

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48 CONSIDERACIONES PRELIMINARES

actitud no valoradora, y c6mo la verdadera ontologia del concepto esta

implicada en sus cambios hist6r icos, los cuales pasan casi inadver tidos.

La Parte III se ocupa del problema de la politica cientifica: dc6-

mo es posible una ciencia polit ica frente al caracter ideol6gico inherente

a todo pensamiento? A este respecto, se hara un intento por resolver

ernpiricamente un importante ejemplo de analisis del sentido de un

concepto, siguiendo las trazas de la sociologia del pensamiento. Se

mostrara c6mo los conceptos de teoria y practica difieren en los

vocabularios de diferentes grupos, y c6mo esas diferencias en los usos

de un vocablo surgen de las posiciones de diferentes grupos y se les

puede comprender por medio de una consideraci6n de sus diferentes

situaciones.

La Parte IV tratara de la "Mentalidad ut6pica", y analizara el

elemento utopico en nuestro pensamiento y experiencia. Se tratara de

indicar, con referencia a unos cuantos casos tipicos, con que amplitud

los cambios en el elemento ut6pico de nuestro pensamiento influyen

en los fondos de referencia que usamos para ordenar y valorar nuestras

experiencias, y como puede refe rirse a movi rnientos soc iales e l origen

de semejantes cambios.

La Parte V ofrece un surnario sistematico y una visi6n genera l

de la nueva discipl ina de la Sociologia del Conoc imiento .

II. IDEOLOGIA Y UTOPIA

1. Definicion de Conceptos

Para comprender la actual situacion del pensamicnto es preciso

empezar por los problemas de la "ideologia". La mayoria de la gente

cree que el termino "ideologia" esta intimamente ligado con el mar-

xismo, y esta asociacion determina en gran parte sus reacciones ante

ese vocablo. Por tanto, es preciso, ante todo, as en tar que, aunque el

marxismo contribuy6 mucho en el planteo del problema, tanto la

palabra como su significado se remontan mas alla del marxismo, y

desde la epoca en que este apareci6 nuevos significados de la palabra

han surgido y han adquirido una forma independiente de dicha doc trina.

No hay mejor introducci6n al problema que el analisis del ter-

mino "ideologia": en primer lugar, tenemos que desentraiiar los dife-

rentes matices de significado que se han mezclado aqui en una pseu-

dounidad, y una determinaci6n mas precis a de las variaciones de los

significados del concepto, tal como se le emplea ahora, allanara el

camino al analisis sociologico e hist6rico de el. Ese analisis mostrara

que, en general, hay dos sentidos distintos y separados del termino

" ideologfa" -uno par ticular y, el ot ro, total -.

El concepto particular de "ideologla" implica que el terminc

expresa nuestro escepticismo respecto de las ideas y representaciones

de nuestro adversario. Se considera a estas como disfraces mas 0

men o s conscientes de la verdadera naturaleza de una situaci6n, pues

no podria reconocerla sin perjudica r sus intereses. Tales deformaciones

abarcan todo el camino que media entre las mentiras conscientes, lassemiconscientes y las involuntaria s di simulaciones; entre los intentos

del iberados para engai iar al pr6 jimo y el engaiio de uno mismo. Esta

concepci6n de la ideologfa, que s610 gradualmente se ha ido diferen-

ciando de la noci6n cormm y corriente de la mentira, es particular

en muchos sentidos. Su particularidad se vuelve patente cuando la

oponemos al concepto total mas amplio de ideologia. Nos referimos

aquf a la ideologia de una epoca 0 de un gropo hist6ricosocial con-

creto, por e jemplo, de una clase, cuando estudiamos las ca racteri st icas

y la composici6n de la total estructura del espiritu de nuestra epoca

o de este grupo.

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50 IDEOLOGIA Y UTOPIA

Los elementos comunes a estas dos concepciones y los que las

diferencian son por sf evidentes. EI elemento comun a ambos parece

consistir en el hecho de que ninguno confia en 1 0 que dice. el adver-

sario para comprender su verdadero significado e intencion.! Ambos

se apartan del sujeto, ya sea individuo 0 grupo, y tratan de cornpren-

der 10 que se dice por el metodo indirecto del analisis de las con-

diciones sociales del individuo 0 de su grupo. Las ideas expresadas

por el sujeto se eonsideran en tal forma como funciones de su exis-

tencia. Esto significa que las opiniones, las afirmaciones, las propo-

siciones y los sistemas de ideas no se aceptan por su valor aparente,

sino que se les interpreta a la luz de la situaci6n vital de aquel que

las expresll;t.,Significa, ademas, que el caracter especifico y la situacion

vital del sujeto ejercen una influencia sobre sus opiniones, sus percep·

ciones y sus interpretaciones.

Estas dos concepciones de ideologia, hacen, por 1 0 tanto, de esas

llamadas "ideas", una funci6n de la persona que las sostiene, y de

su posici6n en su medio social. Pero aunque poseen algo en comun,

existen entre ellas ciertas diferencias bien marcadas. Mencionaremos

unicamente las mas importantes:

a) En tanto que el concepto particular de ideologia designa solo

una parte de las afirmaciones del adversario con el nombre de ideo-

logias -y esto, unicamente en cuanto se refiere a su contenido- el

concepto total pone en tela de juicio toda la concepcion del mundo

(inclusive su aparato conceptual) del adversario y se esfuerza en

comprender dichas concepciones como un producto de la vida co-

lectiva en que participa.

b) EI concepto particular de "ideologia" analiza las ideas desde

un punto de vista meramente psicologico. Si se pretende, por ejemplo,

que un adversario esta mintiendo, 0 que esta ocultando 0 deformando

determinada situacion real, se acepta, sin embargo, que ambas partes

comparten criterios comunes de validez; se supone asimismo que es

posible refutar las mentiras y cegar las fuentes de error al referirse

a criterios reconocidos de validez objetiva, comunes a arnbas partes.

La sospecha de que el adversario es victirna de una ideologfa no llega

hasta el punto de excluirlo de la discusion, euya base habra de ser

1 Si la interpret ac i6n descansa unicamente en aquel lo que rea lmente se dice,

habla remos de una "in te rpre tacion inmanente": si t ra sc iende estos datos , e i rnpl ica

por t anto un anal is is de la si tuac i6n vita l del su je to , habla remos de una "in tc rpre -

t ac i6n t rascendente" . Se hal la ra una t ipologia de estas var ias formas de interpre-

tacion en la obra del autor: Idcologiscllc und Soziologische Interpretation der

geistigen Gebilde, publicada en lahrbuch. fiir Soziologie, vol . n (Karl sruhe, 1926) ,

p. 424 63.

DEFINICION DE CONCEPTOS 51

un marco te6rico comun de referencia. Algo muy diferente ocurre

con el concepto total de ideologia. Cuando atribuimos a determinada

epoca hist6rica un cierto mundo intelectual y a nosotros un mundo

distinto, 0 si cierto grupo social; determinado hist6ricamente, piensa

en categorias distintas de las nuestras, nos rcferimos, no a los casos

aislados del contenido del pensamiento, sino a sistemas de pensamiento

divergentes y a modalidades de experiencia y de interpretaci6n pro-

fundamente diferentes.Tocamos el punto de vista teorico 0 noologico

cuando consideramos no solo eI eontenido, sino la Iorma, y aun la

armazon conceptual de un modo de pensamiento como funcion de

la situacion vital de un pensador. "Las categorfas economicas son

meras expresiones teoricas, meras abstracciones de las relaciones 50 -

ciales de producci6n... EI mismo hombre que establece relaciones

soeiales de acuerdo con su productividad material, produce tambien

principios, ideas, categorlas que estan de acuerdo con sus relaciones

sociales" (Karl Marx, Mi se ri a d e la Filosoffa). Tales son la s dos maneras

de analizar las afirmaciones, como funciones de su fondo social; la

primera aetna en el plano psicologico, la segunda, en el noologico.

c) En relaci6n con esta diferencia, Ia concepcion particular de

ideologia se aplica principaImente a una psicologia de los intereses,

en tanto que Ia concepcion total emplea un analisis funcional mas

formal, sin referencia alguna a las motivaciones, concretandose a una

descripcion objetiva de las diferencias estructurales de las mentalida-

des que operan sobre una base social diferente. La primera acepta

que tal 0 cual interes es causa de determinada mentira 0 de determi-

nado engafio. La segunda presupone sencillamente que existe una

correspondencia entre determinada situacion social y determinada

perspectiva, punto de vista 0 masa aperceptiva. En este caso, si el

analisis de complejos de intereses puede ser a menudo necesario,

no 10 sera. para establecer relaciones causales, sino para caracterizar

la situaci6n total. Asi, pues, el interes de la psicologfa tiende a ser

desplazado por un analisis de la situacion que se trata de conocer y

de las formas del conocirniento.

Ya que el concepto particular se basa, en realidad, en el plano

psicol6gico, cl punto de referencia en semejantes analisis es siempre

el individuo. Tal es el caso aun cuando se estudian grupos, puesto

que todos los fen6menos psiquicos se reducen, al fin y al cabo, a las

psiques de los individuos. Es cierto que el termino "ideologia de

grupo" se suele emplear en los discursos populares. Presencia del gru-

po, en ese sentido, 5610 puede significar que un grupo de personas,

ya sea en sus reaceiones inmediatas a la misma situacion, ya sea como

resultado de una interaccion psfquica directa entre ellas, reacciona

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52 IDEOLOGIA Y UTOPIA

en forma parecida. Por tanto, condicionadas por la misma situaci6n

social, estan sujetas a las mismas ilusiones. Si concretamos nuestras

observaciones a los procesos mentales que ocurren en el individuo

y 1 0 conside ramos como el unico portador posible de ideologias, nun-

ca lograremos comprender en su totalidad la estructura del mundo

intelectual en que un grupo social vive en determinada situacion

historica, Aunque esc mundo mental, como el todo que es, no podra

existir sin las experiencias y las fecundas respuestas de los diferentes

individuos, no es posible encontrar su estructura interna en una mera

Integracion de esas experiencias individuales. Los miembros individuales

de las c lases traba jadoras, por ejemplo, no perciben todos los elemen-

tos de una perspectiva a la que se pod ria llamar una concepcion del

mundo proletaria. Cada individuo par ticipa s610en ciertos fragmentos de

este sistema de pensamiento, cuya totalidad no es en modo alguno

la mera suma de esas experiencias individuales fragmentarias. En

cuanto constituye una totalidad, el sistema de pensamiento esta in-

tegrado sistematicarnente, y no es meramente una confusi6n accidenta l

de experiencias fragmentarias de los miembros del grupo, considera-

dos aisladamente. Asi, pues, el individuo s610 puede concebirse como

portador de una ideologfa mientras se trate de aquel concepto de

ideologfa que, por definicion, se aplica mas bien a contenidos sepa-

rados que a la entera estructura del pensamiento, y que descubre

falsos caminos de pensamiento y revela las mentiras. En cuanto se

emplea el concepto total de ideologfa, tratamos de reconstruir toda

la vision de un grupo social, y ni los individuos concretos, ni la sum a

abstracta de todos ellos, pueden legitimamente considerarse como los

porta do res de ese sistema ideol6gico de pensamiento, considerado

como totalidad. EI objeto del analisis, desde este punto de vista,

consiste en reconstruir la base te6rica sistematica que yace bajo los

juicios singulares de cada individuo. Los analisis de las ideologias,

en el sentido particular, que hacen del contenido del pensamiento

individual algo que depende en gran parte de los intereses del sujeto,nunca logran realizar esa reconstruccion basica de toda la vision de

un grupo social. Pueden, cuando mucho, revelar aspectos psicocolec-

tivos de la ideo logia , 0 conducirnos a c ierto desarrollo de la psicologia

de las masas, estudiando ya sea el comportamiento diferente del

individuo en la muchedumbre, 0 los resultados de la integraci6n a la

masa de las experiencias psiquicas de muchos individuos. Y aunque

el aspecto psicocolectivo puede con harta frecuencia encarar los pro-

blemas del analisis ideologico total, no resuelve esos problemas con

exactitud. Una cosa es saber hasta que punto mis actitudes y juicios

se hallan influidos y alterados por la coexistencia de otros seres hu-

DEHNICION DE CONCEPTOS 53

manes, y otra el saber cuales son las implicaciones te6ricas de mi

modo de pensar, identicas a las de mis compaiieros de grupo 0 de

clase.

2. El Concepto de ldeologia en la Perspectioa Hist6rica

As! como es posible distinguir la concepcion particular y la total

de ideologia basandose en las difercncias de scntido de la palabra

tambien se pueden diferenciar los origcnes hist6ricos de ambas, aun-

que en realidad sicmpre estan mczclados. No se ha estudiado aun

en forma sa tisfac tori a el desarrollo historico del concepto de ideologia ,

ni tam poco la historia sociol6gica de las muchas variaciones 2 de su

significado. Aun si estuvieramos capacitados para hacer ese estudio,

no formaria parte de nuestro programa, para los fines que persegui-

mos, el escribir una historia de los cambiantes sentidos del concepto

de ideologia. Nuestra meta consiste sencillamente en exponer los

hechos que constituyen pruebas dispersas y muestran claramente la

distincion que existe entre los dos terminos, tal como se la ha esta-

blecido en el capitulo anterior; y en definir el proceso que condujo

gradualmente al sentido mas fino y especial que dichos terminos han ad-

quirido. En relacion con el doble sentido del termino ideologia, que

design amos aqui con los nombres de concepci6n particular y con-

cepc i6n total, re spectivamente, exi sten dos corrientes di st intas de des-

arrollo hist6rico.

La desconfianza y el recelo que los hombres experimentan siem-

pre para con sus adversarios, en cualquier etapa de desarrollo hist6-

2 Como bibliografia parcial del problema, el autor indica las sigulentes

obras suyas:

Mannhcim, K., Das Problem einer Soziologie des Wissens, en Arehiv fur So-

z ialwissenschaf t und Sozialpol it ik , 1925 , vol. 54.

Mannheim, K., Ideologische und Soziologische Interpretation der Geistlgen

Cebildc, en lchrbucii fur Soziologie, editado por Gottfried Salomon, II (Karlsruhe,

1926), pag. 424 ss.

Se podra consult ar con provecho:

Krug, W. T., Aligemeines Handuiorterbucli der philosophischen Wissen-

schaiten nebst ihrer Literatur und Ceschichie, 2~ ed. , Leipz ig , 1833.

Eisler, Philosophisches W iirterbuch,

Lalande, Yocabul aire de la philosophic (Paris, 1926).

Salomon, G., Historischer Materialismus und ldeologienlehre, en lahrbucli fur

Soziologie, II, P: 386 ss.

Ziegler , H . 0 ., Ideologienlehre, en Archio fu r Sozia lw is senscha ft und Sozia lpo-

litik, vol. 57, P: 657 ss.

La mayoria de los estudios de ideologia no intentan hacer un analisis sis-

tematico y se concretan por 10 general a citar referencias his t6ricas 0 a fonnular

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54 IDEOLOGIA Y UTOPIA

rico, pueden considerarse como los precursores inmediatos de la n?-

ci6n de ideologfa. Pero s610 cuando la desconfianza del hombre hacia

el hombre, que es mas 0 menos evidente en cualquicr etapa de la

historia humana, se reconoce explicita y metodo16gicamente, podemos

hablar propiamente de un matiz ideo16gico de las opiniones ajenas,

Alcanzamos en tal forma un nivel en que ya no hacemos personalmente

responsables a los individuos de los errores que descubrimos en sus

ideas, y en que no atrihuimos el mal que causan a su/, astuta per-

versidad. S6lo cuando nos esforzamos, en una forma mas 0 menos

consciente, por descubrir el origen de su falta de veracidad en un

factor social, damos propiamente una interpretaci6n ideo16gica. Em-

pezamos a considerar las ideas de nuestro adversario como ideologia

s610 cuando dejamos de considerarlas como mentiras descaradas y

cuando percibimos en su total comport~miento una. aus~ncia d~ fun-

damento que consideramos como funcI~n de la S.ltu~:16n social en

que se halla. El concepto particular de ideologia slgnlllCa, por tanto,

un fen6meno intermedio entre una Simple mentira, en un polo, y un

error que es resultado de un conjunto deformado y defectuo~o de

conceptos, en el otro. Se refiere a una_esfera. de errores, de I.ndole

psicolcgica, que, a diferencia del engano dehbera~o, no son l.nten-

cionales, sino que se derivan inevitable e involuntanamente de ciertos

determinantes causales.

Seglin esta interpretaci6n, la teoria de los idola de Bacon puede

considerarse hasta cierto punto como precursora del concepto moderno

de ideologia. Los "idol;s" eran "fastasmas" 0 "preconcepciones", y

eran, como sabernos, los idolos de la tribu, de 1a caverna, del mer-

cado y del teatro. Todos elIos eran Fuentes de error brotadas a veces

considemciones generales. Ci temos, por c jcmplo , los bien conoc idos trabajos de

Max Weber , de Georg Lukacs, de Car l Schmit t, y mas rec ientemente :

Kelson , Hans, Die philosophischen Grundlagen der Naturrechtslehre und der

Rechtsposltivismus, NQ31 del Vortriige dcr Kant Cesellschait, 1928.

Las obr as de W. Sombart, Max Scheler y Fr anz Oppenheimer son demasiadoconoeidas para necesitar que se las mencione en detnlle. . . ,

En un campo mas ampl io , los siguientes estudios ofrecen especial intercs:

Riez1er, K. , Idee und In teresse In de r Politische Geschichte, en Die Dioskuren,

vol. ill (Munich, 1924).

Szende, Paul., Verhullung UM Enthiillung (Leipzig, 1922).

Adler, Georg, Die Bedeutung der lllusionen fu r Politik UM Soziales Leben

(Jena, 1904).

Jankelevitch, Du rdle des idees c lans Teco lu t ior : des societes, en Revue philoso-

phique, vol. 66, 1908, P: 256 SS.

Millioud, M., La formation de l'icUal, ibid, p. 136 ss.

Dietrich, A., KriUk de r poUtisclien Ideologien, en Archil) fUr Geschtchte uud

PoUtIk, 1923.

IDEOLOGIA: PERSPECTIVA IUSTORICA55

de la. ~ropia n~turaleza humana, a veces de individuos particulares.

Tambien es posiblo atribuirlos a la sociedad 0 a la tradici6n. En todo

caso, son obstaculos en el camino del verdadero conocimiento,e De

seguro" e~iste cierta relacior; entre el termino moderno "ideologia"

y el terrnino que usaba Bacon para significar una fuentc de error.

Adema~, el descubrimiento de que la sociedad y la tradici6n pueden

co~vertl:se 4en .fuentes de error es una anticipaci6n del punto de vista

soclOl6g1CO..Sill embargo, no se puede afirmar que exista una ver-

dadera relacion, que se pueda trazar directamente en la historia del

pensamiento, entre ese concepto y el concepto actual de ideologia.

Es sumamente probable que la experiencia cotidiana de los asun-

tos politicos ~a~a. perrnitido al hombre percibir por primera vez y

someter a un JU!c~ocntICo el elemento ideol6gico de su pensamiento.

~urante el Renaclmiento, entre los conciudadanos de Maquiavelo sur-

gl6 un nuevo proverbio, que se aplicaba a una observaclon comun

en aquella epoca -esto es, que una cosa se piensa en palacio y otra en

C D 8 Pasaje ~aracteristico del Nooum Organum, de Bacon, § 38: "Los Idolos y

las falsas nociones que han deformado ya el entendi rn iento humano y estan

profundamcnte arraigados en 61 , no s6lo cercan el espiritu de los hombres en tal

fo rma que su acc~o se. vuelve . diflcil, sino que, aun cuando se logre tal acceso,

nos per turbaran . e unpedlI8._nla mstauraci6n de las c ienc ias, a menos que e l geneT"

humano, prevemdo del peligro, se precava cuidadosamente contra ellos ." The Phy-

sical and Metaphysical Works of Lord Bacon (inclufdos el Advancement of Learn-

Ing y el Novum Organum). Editado por Joseph Devey, p. 389. G. Bell and Sons(Londres, 1891).

4 "Existen tambien fdolos formados por el trato redproco y compaiila del

hombre co~ el h.ombre, a los cuales l lamarnos Idolos del mercado, porque provienen

de la conVlvenCla y asociaci6n de los hombres unos con otro s, pues los hombres

conversan , po r medio del lengu.aje, pero las palabr as se forman por volun tad de

la mayona, y de la mala e llladecuada formaci6n de las palabras surge una

asombrosa obturac i6n de la mente ." Bacon op cit p 390 /I. 43 VLs tbien § 59. ' . .,. ''I . ea e am-

Sobre e l "Idolo de la tradici6n ", Bacon dice:

"El entendim ien to humano, una vez que se ha asen tado alguna p roposici6n

(ya, sea porque es genemlmente aceptada y creida, ya sea porque proporciona

algun p lacer~, obliga a todo 10 demas a p restarle nuevo I lpoyo y con firmaci6n :

y aunque exi st an contundentes y abundantes a rgumentos en contra, sin embargo,

o n~ los toma en c~e~ta, 0 los desprecia, 0 se libera de ellos y lo s r echaza por

m~~l0 de alg~a distincion, con v iolentos y ofensivo s p rejuicios, mejor que sa-

criflcar la autondad de su prirnera conclusi6n." Op. cit., ~ 46, p. 392.

.EI ~e~ho de que existe aqui una Fuente de error queda demotrado por e)pasaJe slguIente:

. " EI entendimiento humano no es como una Iuz cruda, sino que admite los

mat ices de la vol~ntad y de las pasiones, l as cua les determinan su propio s ist ema,

pues· el hombre siempre esta mas dispuesto a creer aquello que le halaga." Op,cit., § 49, p. 393-394. Vease tambien § 52.

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56 lDEOLOGIA Y UTOPIA

I ,

I II

I

I

I

I

y la plaza. ~ E n tal forma se queria expresar el grade cada vez mayor

en que el publico tenia acceso a los secretos de la politica. Aqui pode-

mos observar el principio del proceso en el curso del cual 10 que

antafio habia side unicamente un arrebato accidental de suspicacia

y de escepti cismo respecto a las dec laraciones publ icas, se desa rro1l6 en

una investigaci6n met6dica del elemento ideol6gico que contenian to-

das las opiniones. La diversidad de los caminos del pensamiento entre

los hombres se atribuye ya, en tal etapa, a un factor al que bien sepodria llamar socio16g ico, sin deformar indebidamente el termino.

Maquiavelo, con su implacable razonamiento, se propuso relacionar

las var iaciones en las opiniones de los hombres con las correspondientes

variac iones en sus intereses. POl' t anto, cuando presc ribe una medicine

forte para cada engano de las partes in teres ad a s en alguna con t rover-

sia," pa rece que esta exponiendo expHci tamente y asentando como una

norma general del pensarniento 10 que estaba impHci to en el proverbio

vulgar de su epoca.

Al parecel', existe una linea recta que conduce desde ese punto de

la orientaci6n intelectual del mundo occidental al modo racional y

calculador de pensar de Ia "epoca de las luces". La psicologia de los

intereses parece brotar de esa fuente. Una de las principales caracte-ri st icas del metodo del anali si s raciona l del comportamien to humano,

del que es un modelo la Historia de Inglaterra, de Humc, Iue la pre-

suposici6n de que existia en los hombres cierta tendencia innata a

"fingir" 7 y a enganar a sus semejantes. La misrna caracteristica se

observa en los historiadores contemporaneos que trabajan con el con-

cepto particular de ideologia. Esa modalidad del pensamiento se es-

forzara siempre, en uni6n con la psicologia de los intereses, en arrojar

una duda acerca de la integridad del adversario y en sospechar sus

motivos. Sin embargo, ese procedimiento t iene un valor posi tive s iemprc

que en un caso dado tengamos interes en descubrir el autentico signi-

ficado de una afinnaci6n que se oculta detras de un camouflage de

palabras. Esa tendencia a "desenmascarar" se ha vuelto muy marcadaen el pensamiento de nuestra epoca," Y aunque much os consideran ese

rasgo como falto de dignidad y de respeto (yen verdad, en cuanto

5 Maquiavelo, Discorst, vol. II, P: 47. Citado par Meinecke, Die Idee der

StaatsTiison (Munich y Berlin, 1925), P: 40.

G Vease Meinecke, ibid.

7 Meusel, Fr., Edmund Burke und d ie [ ra ti zo sis che Revolu tion (Berlin, 1913).

p. 102, nota 3.

8 Carl Schmitt analiz6 con mucho acierto esa manera de pensar contemporanea

cuando dijo que sentimos un constante miedo de equivocamos. Por eso, estamos

perpetuamente en guardia contra disfraces, sublimaciones y refracciones. Pone de

lDEOLOGIA: PERSPECTIVA mSTORICA 57

c~a busca de 10 oculto y vclado es un fin en si, la critica es muy mere-

clda~, ,csa posici6n intelectual se impone a nosotros en una epoca de

transicion como la nuestra, que juzga necesario abandonar muchas

tracliciones y formas anticuadas.

3 . De l Concepto Part icular al Concepto Total de Ideologia

,Es preciso recordar que el desenmascaramiento que se realizaW~CIaSa l punto ~e vista psicologico no debe confundi rse con e l escep-

ticisrno mas radical y el analisis critico mas absoluto y devastador,

que opera desde el plano ontol6gico y nool6gico. Pero no se puede

s~parar a ambos. Las mismas fuerzas hist6ricas que detenninan con-

tmuas transfonnaciones en uno, actuan tarnbien en el otro. En e1

primero, las i lusiones psicologicas se hallan constantemente socavadas:

en el otro, las f6rmulas ontologicas y l6gicas que surgen de detenni~

nadas eoncepeiones del mundo y de ciertos modos del pensamiento

se resuelven en un conflicto entre las partes interesadas. S610 en un

mundo sacudido pOl' un trastorno social, en que se estan creando nue-

vos valores fundamentales mientras los antignos se derrumban eJ

C~~icto intelectual puede llegar a tal extremo que los bandos a~ta-

g.O~ICOSraten de aniquilar no s610 las creencias espedficas y las DO-

sic iones del adversa rio, sino ta rnbien los cimientos intelectua les sobre

los cuales descansan esas creencias y esas posiciones.

Mientras las partes contendientes viven en el mismo mundo y

tratan de re?resentarlo, aunque se hallen en los polos opuestos de ese

mundo, ~ mlentr:ls un gmpo feudal combate contra su igual, semejante

destruccion, recIproca y completa, es inconeebible. Esa profunda

desintegraci6n de la unidad intelectual se vuelve posible unicamente

cuando los valores basicos de los gropos combatientes constituyen

mundos separ~dos. Al principio, en el curso de esa desintegraci6n que

s~ va profundizando cad a vez mas, la ingenua desconfianza s:: con-

vierte en una sistematica noci6n particular de ideologfa, que, sin

emb~rgo, permanece en el plano psicologico, Pero, a medida que

prosIgu~ el proeeso ~e exticndc a la esfera nool6gica y epistemol6giea

La naciente burguesIa, que trajo consigo una nueva serie de valores

no se, c,onfonnaba con que se Ie mareara su lugar, cireunserito dentro

del VIeJOo rden feudal. Representaba un nuevo "sistema econornico"

(e~ el sentido que Ie atribuye Sornbart ), acornpafiado de un nuevo

estilo del pensamiento, que, a la postre, desplaz6 los modos existentes

manifiesto que la palabra simulacra, que apareci6 en la Iiteratura politica del sigh

xvm,.puede considerarse como un precursor de la actitud actual (Politische Ro-

mantlk, 2~ed, Munich y Leipzig, 1925, p. 19).

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58 IDEOLOGIA Y UTOPIA

de interpretar y explicar el mundo. Lo mismo puede decirse del pro-

letariado, en la actualidad. Aqui tambien observamos un conflicto en-

tre dos concepciones econ6micas, entre dos sistemas sociales y, por

10tanto, entre dos est ilos de pensamiento divergentes .

dCuiles fueron los factores que allanaron el camino, en la historia

de las ideas, al concepto total de ideologia? De seguro no fue unica-

mente la actitud de desconfianza de la que surgi6 gradualmente elconcepto de ideologia. Hubo que dar pasos mas trascendentales antes

de que las numerosas tendencias del pcnsamiento que se movian en

la misma direcci6n general pudieran sintetizarse en el concepto total

de ideologia. La filosofia desempefio un papel en tal proceso, pero

no la filosofia tal como es entendida generalmente, es decir, el de una

disciplina totalmente apartada de la trama real de la vida. Su papel

consisti6 mas bien en se r e l ul timo y fundamenta l inte rprete de l deveni r,

en el mundo contemporaneo. Ese cosmos en etemo fluir debe consi-

derarse como una serie de conflictos determinados por la naturaleza'

de la mente y .sus reacciones ante la estructura perennemente cam-

biante del mundo. S610 indicaremos aqui las principales etapas de

la aparici6n del concepto total de ideologia, des d e los puntos de vista

nool6g'ico y ontol6gico.

EI primer paso importante en esa dlreccion consisti6 en el des-

arrollo de una filosofia de la conciencia. La tesis de que la conciencia

es una unidad constituida por elementos coherentes, plantea un pro-

blema de investigaci6n que, especialmente en Alemania, ha sido la

base de importantes intentos de analisis. La filosoHa de la conciencia

sustituy6 a un mundo infinit amente variado y confuso una organizaci6n

de la experiencia, cuya unidad se halla garantizada por la unidad del

sujeto que pcrcibe. Esto no implica que el sujeto refleja unicamente

la forma estructural del mundo exterior, sino mas bien que, en el

curso de esa experiencia del mundo, desarrolla espontaneamente los

principios de organizacion que le permiten comprenderlo. Una vez

destruida la unidad ontologica objetiva, se trat6 de sustituirle una

unidad impuesta por el sujeto que percibe. En lugar de la unidad

objetiva y ontol6gica, cristiana y medieval del mundo, surgi6 la unl-

dad subjetiva del sujeto absoluto de la "epoca de las luces": "la con-

ciencia en Ii".

Por tanto, el mundo como "mundo" s610 existe con referencia a

la mente cognoscente, y la actividad mental del sujeto determina la

forma en que se representa el mundo. Esto constituye, de hecho, el

embri6n del concepto total de ideologia, aunque se halla aun despro-

visto de significado sociol6gico.

IDEOLOGIA: DE SU CONCEPTO PARTICULAR AL TOTAL 59

En esta etapa se concibe al mundo como una unidad estructural

y no, como una ,pIuralidad de acontecimientos heterogeneos, com~

pa,recla que habna de ocurrir cuando en el perlodo intermedio Ia

ruina del orde~ objetivo pared a acarrear el caos. Se refiere inte~ra-

mente a un sujeto, pero en este caso el sujeto no es un individuo con-

cret~, Es mas bien Ia ficci6n de "la conciencia en si", En esta doctrina

p~rtIcuI~rmente manifiesta en Kant, el punto de vista nooI6gico s~

d~feren~la profundamente del pSico16gico, Es el primer paso en la

d~olu~16n de u~ dogmatismo ontol6gico que conside ra que el "mundo"

existe mdependlentemente de nosot ros, en forma fi ja y definitiva.

, EI segundo paso en el desarrollo del concepto total de ideolo-

gla conduce a ~onsid,er~r .la noci6n total , pero supratemporal de ideologia

en su per~pec~va historioa, ~s precisamente 10 que hacen Hegel y la

escueia historica. Esta, ~ mas aun Hegel, parten de la hipotesis de

que el mundo es una unidad, y de que s610 es concebible con relaci6n

a un sujeto cognoscente. En este punto se afiade al concepto algo

que es. para nosotros un elemento completamente nuevo, a saber, que

e~a ulll~ad se halla en un proceso de continua transformaci6n hist6-

nca y tiende a una constante restauraci6n de su equilibrio en niveles

cada vez mas elevados. Durante la "epoca de las luces" se consideraba

en ,conjunto al sujeto, portador de la unidad de conciencia, como una

entidad abstra:ta, supratemporal y supersocia l: "la conciencia en sf".

Durante el pcnodo que cstudiamos el Volksgeist "el espi it d IhI " II " In u e pue-

0, ~ga ~ representar los elementos his t6ricamente diferenciales de

la con:;encla, ~ue se hallan integrados por Hegel en el "esplritu del

. mundo . Es evidente que el caracter concreto, cada vez mas acentuado

de esa clase, de filosofia, se deriva de la atenci6n mas estrecha qu~

pre~ta a las ld,cas que surgen de la interacci6n social y de la incorpo-

r~cI6n, de cornentes de pensamiento hi st6rico-polit ico a l dominio de la

filosofia. De esta suerte, las experiencias de la vida cotidiana no se

aceptan ya sin discusi6n, sino que se las examina bajo todos sus

aspectos y se remonta hasta sus supuestos. Debe observarse, no obs-tante, ~ue la naturaleza hist6ricamente eambiante del espiritu no fue

descubierta t~~to por la filosofia como por la penetraci6n de los

conceptos politicos en la vida cotidiana de aquella epoca,

La rea,eci6n que sigui6 al pensamiento ahist6rico del periodo de

la Revolucion franeesa, reanim6 y di6 nuevos brios a la pers ti

hist6rica. En Ult imo anali sis, la t ransic ion de l sujeto general ab; treCa tvaunifi d did ' ' c 0,

ica or e mun 0 (' l a coneiencia en sf"), al sujeto mas cone et

("el espirim del, p~eblo", diferenciado de naci6n a nacion ), no rfu~

tant~ un descubrimiento filos6fieo como la expresi6n de una transfor-

macion en la manera de reaccionar ante el mundo, en todos los campos

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60 IDEOLOGlA Y UTOPIA

de la experiencia. Este cambio se inici6 con la revolucion del senti-

miento popular, durante las guerras napole6nicas y despues, epoca

en que naci6 cl sentimiento de nacionalidad. El hecho de que se

puedan atribuir antecedentes mas remotos a la visi6n hist6rica y al

Volksgeist no destruye la validez de esta observacion."

EI Ultimo paso, y el mas importante, en la creaci6n del concepto

total de ideologia surgi6 tambien de un proceso hist6ricosocial. Cuando

la "clase" sustituy6 al "pueblo" 0 a la naci6n, como portadora de la

conciencia en estado de evoluci6n hist6rica, la misma tradicion te6rica,

a la que antes nos hemos referido, absorbi6 la obra que entretanto se

habia realizado en el proceso social, es decir, que la estructura de

la sociedad y sus correspondientes fonnas intelectuales se empezaron

a comprender como variantes, segun las relaciones entre las clases

sociales.

Asi como, en una epoca anterior, el "espiritu del pueblo", histo-

ricamente diferenciado, sustituy6 a la "conciencia en si", del mismo

modo el concepto de Volksgeist, aun demasiado estrecho, fue reempla-

zado por el concepto de conciencia de clase, 0 mejor dicho, por el

de ideologia de clase, Asi, pues, el desarrollo de estas ideas sigue un

doble camino: por una parte hay un proceso de sintetizacion y de

integraci6n, por el cual el concepto de conciencia proporciona un cen-

tro unitario a un mundo infinitamente variable; y por la otra, un cons-

tante empefio en hacer mas flexible el concepto unitario que se habia

fonnulado con demasiada rigidez y en forma exageradamente esque-

matica en el curso del proceso de sintetizaci6n.

El resultado de esta doble tendencia es que, en vez de una unidad

ficticia, de una "conciencia en si", colocada fuera del tiempo e inmune

a los cambios (cosa que nunca se pudo demostrar ), tenemos un

concepto que varia con los periodos hist6ricos, las naciones y las clases

sociales. En el curso de esa transicion, seguimos apegados a la unidad

de la conciencia, pero tal unidad es ahora dinamica y en constante

proceso de devenir. Asi se explica el hecho de que, aun cuando el

9 Para futuras referencias, nos parece oportuno asentar que la sociologia del

conocimiento, muy diferente en csto de la historia de las ideas, no se propone

seguir la evoluci 6n de aquellas desd e su s remotos p ro to tipo s hi st6r ic os . Si se s iente

uno inclinado a bus c ar los motivos del pensamiento desde sus pr im er os or igcnes,

siempre resulta posible hallar "precursores" para cualquier idea. Nada se ha dicho

que no se haya dicho antes. (Nu llum est [ani d ic tum, quod non s it d ic tum prius ).

El tern a de nuestro estudio consistira en observar en que forma la vida intelectual

en det er rninado moment a hist6ri co sc hal la rclaci onada con las fuerzas existentes,

socialcs y po li ti ca s. Veas e mi es tu dio, Vas konservative Denken, lac. cit ., P: 103,

nota 57.

IDEOLOGIA: DE SU CONCEPTO PARTICULAR AL TOTAL 61

concepto estatico de la conciencia haya sido abandonado, el conjunto

de materiales, cada vez mas abundantes, descubiertos por la inves-

tigaci6n historica, no aparezca como una masa incoherente y discon-

tinua de acontecimientos aislados.

Dos consecuencias se derivan de este concepto de la conciencia:

en primer lugar, percibimos claramente que no se pueden comprender

los asuntos humanos si se separan y aislan su s elementos. Cadahecho y cada acontecimiento de un periodo hist6rico se explica uni-

camente en terminos de sentido, y a su vez ese sentido esta relacionado

con otros. Asi, pues, el concepto de la unidad y de la interdependen-

cia con otros "sentidos" de un periodo, constituye la base de la interpreta-

ci6n de ese periodo, En segundo lugar, ese sistema interdependiente de

"sentidos" varia a la vez en cada una de sus partes y en su totalidad,

de un periodo hist6rico a otro. La reinterpretaci6n de ese continuo y

coherente cambio de sentido constituye el tema principal de nuestras

modernas ciencias hist6ricas. Aunque Hegel contribuyo probablemente

mas que cualquier otro a demostrar la necesidad de integrar los di-

versos elementos de sentido en determinada experiencia historica, pro-

cedi6 en forma especulativa, en tanto que nosotros hemos llegado a

una etapa de desarrollo en que es posible traducir esa fecunda nocion,

que nos han dado los fil6sofos, en investigaci6n empirica.

Lo importante para nosotros es que, aunque las hayamos separado

en nuestro analisis, las dos corrientes que conducen respectivamente

a conceptos particulares y totales de ideologia, y que tienen aproxi-

madamente el mismo origen, se estan acercando una a otra. EI con-

cepto particular de ideologia se mezcla con el total. Esto se vuelve

evidente para el observador en la siguiente forma: anteriormente se

acusaba al adversario, como representante de cierta posici6n politico-

social, de falsificacion consciente 0 inconsciente. Hoy en dia, la critica

es mas decidida, pues habiendo desacreditado la estructura total de

su conciencia, no Ie consideramos capaz de pensar correctamente.Esta sencilla observacion, a la luz de un analisis estructural del pen-

samiento, quiere decir que en anteriores intentos por descubrir las

fuentes de error, la deformaci6n se reve16 unicamente en el plano psi-

col6gico, al delatar las raices personales del engafio intelectual. El

aniquilamiento se ha vuelto ahora aun mas absoluto desde que el

ataque se hace adoptando el punto de vista nool6gico y se socava la

validez de las teorias del adversario demostrando que s610 son £Unci6n

de la situaci6n social que prevalece generalmente. As! se llega a una

nueva etapa, tal vez decisiva, en la historia de los modos de pensar.

Es dificil, sin embargo, estudiar este desarrollo sin analizar previamente

algunas de sus implicitas consecuencias. El concepto total de ideologia

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62 IDEOLOGIA Y UTOPIA

plantea un problema que a menudo ha sido esbozado antes, pero que

adquiere por primera vez en nuestra epoca un significado mas amplio,

a saber, e l problema de c6mo la "conciencia falsa" (falsches Bewusstsein)

-el problema de la mente totalmente deform ada que falsifica to do

cuanto esta a su alcance- pudo haber surgido. La clara percepci6n

de que nuestra visi6n total de las cosas, independientemente del deta-

lle de estas, puede ser deformada, da al concepto total de ideologia un

significado especial y capital, para la comprension de nuestra vida

social. Al hecho de que se ha reconocido esto se debe la profunda

inquietud y desasosiego que experimentamos en nuestra actual situa-

ci6n in telectual, pe ro de el lo se deriva tambien todo 10que esta situacion

entrafi a de fecundo y est imulante .

4. ObjetivicUul Y Parcialidad

La sospecha de que pudiera existir algo parecido a la "conciencia

falsa", en la cual resulta necesariamente err6neo cualquier conocimiento

y la mentira base del alma, data de la antigiiedad. Tiene un origen

religioso, y ha perdurado hasta ahora como parte de nuestra antigua

herencia espiritual. Se plantea como un problema, siempre que laautenticidad de la inspiraci6n 0 de la vision de un profeta es puesta

en duda por un pueblo 0 por el mismo profeta.l?

Aqui tenemos un ejemplo de una concepci6n antiquisima que es

el substrato de una idea epistemologica moderna, y siente uno la ten-

taci6n de afirmar que la esencia de la observacion estaba ya presente

en la idea ant igua: 10 unico nuevo seria la forma. Pero aqui tambien,

como en otras partes, debemos afirmar, en contradicci6n con aquellos

que se esfuerzan en bus car el origen de todo en el pasado, que la

forma modem a que ha asumido esa idea es mucho mas importante

que su origen. En tanto que, antiguamente, la sospecha de que pu-

diera existir la "conciencia falsa" era la mera afirmaci6n de un hecho

observado, hoy en dia, gracias a metodos analiticos claramente defi-nidos, hemos podido enfocar aspectos mas fundamentales del problema

de la conciencia. Lo que antafio era un mere anatema tradicional, se

ha welte ahora un procedimiento met6dico que se funda en una de-

mostraci6n cientifica.

El cambio que discutiremos a continuacion es aun mas impor-

tante. Ya que el problema se ha apart ado de su tram ad0 estrictamente

religioso, los metodos empleados para comprobar y demostrar la fal-

10 "Amado, no creas en cua lquier espiritu, sino comprueba que los espiritus

proceden de Dios, pues muchos fal sos profe tas andan por e l mundo." 1 , Juan, IV, 1.

OBJETIVIDAD Y PARCIALIDAD 63

sedad 0 Ia verdad de un concepto no s610 han cambiado, sino que aun

Ia escala de valores que nos servia para medir la verdad y Ia falsedad,

1 0 real y 10 irreal, se ha transformado profundamente. Cuando el pro-

feta dudaba de la autenticidad de su visi6n, era porque se sentia

abandonado de Dios, y su inquietud provenia de una Fuente de refe-

rencia trascendente. En cambio, cuando nosotros nos ponemos ahora

a criticar nuestras propias ideas, es porque abrigamos el temor de que

no esten a la altura de algtin criterio mas secular.

Para detcrminar la indole exacta de ese nuevo criterio de la reali-

dad, que sobrevivi6 al trascendente, debemos sujetar el sentido de la

palabra "ideologia", tambien en este respecto, a un analisis hist6rico

mas preciso. Si, en el curso de tal analisis, tenemos que estudiar el

lenguaje cotidiano, esto indica sencillamente que la historia del pen-

samiento no se halla limitada a los libros, sino que deriva su principal

Significado de la vida cot idiana, y aun los principales cam bios en las

valoraciones de diferentes esferas de la realidad, tal como aparecen

en la Hlosofia, proceden quiza de los valores cambiantes del mundo

de la vida cotidiana.

La palabra "Ideologia" carecia, al origen, de un significado on-tol6gico intrinseco: no suponia afirmaci6n alguna respecto del valor

de las diferentes csferas de realidad, ya que, primitivamente, desig-

naba la teoria de las ideas. Los ideologos 11 eran, como sabemos, miem-

bros de un gropo de fi16sofos franceses que, siguiendo la tradici6n

de Condillac, rechazaban la metaHsica y se csforzaban en dar como

fundamento a las ciencias, l a antropologia y la psicologfa.

El concepto modemo de ideologia naci6 cuando Napole6n, al

advertir que ese gropo de fil6sofos se oponian a sus imperiales ambi-

ciones, les aplic6 el despectivo marbete de "ideologos". As! la palabra

adquiri6 el significado peyorativo que, con la palabra "doctrinario",

ha conservado hasta la fecha. Ahora bien, si se examina todo 10 que

11 Vease Picavet, Les ideologues, essai sur Thss toire des idees et des theories

scientiliques, philosophiques, religieuses en France depuis 1789 (Paris, Alcan, 1891).

Destutt d e Tr acy, fundador de la escuela antes mencionada, define la ciencia

de las ideas en la forma sigu iente: Se puede dar a la ciencia el nombre de Ideologic,

s i se considera unicamente la materia que trata; de gramatica general, si se con-

s ideran solamente sus metodos: y de 16gica, si se conside ra 5610su prop6si to . Cual -

qu iera que sea el nombre, contiene necesariamen te estas tr es divisiones, puesto

que no se puede tratar una en forma adecuada sin tratar a la vez las otras dos.

A mi par ecer, el tt~nn ino "ideo logia" es generico, po rquc la ciencia de las ideas

supone a la vez la de su expresi6n y de su der ivac i6n. Les elements de Z'idJologie,

(1' ed. Paris, 1801), citada de la 3' ed., Ia un ica que he log rado procurarme

(Paris, 1817), P: 4.

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64 IDEOLOGIA Y UTOPIA

te6ricamente implica y supone tal desprecio, se vera que esa actitud

de desprecio es, en el fondo, de una naturaleza epistemologica y

ontol6gica. Lo que se desprecia es Ia validez del pensamiento del

adversario, porque se Ie juzga apartado de Ia realidad. Pero si se

preguntara: capartado de que realidad?, la respuesta seria: apartado

de Ia practica, no real en cuanto se la confronta con los asuntos que se

discuten en la palest ra poHtica. Por tanto, cualesquiera pensamientos

marcados con el marbete de "ideologia" se consideran como frivolos

cuando se tratan de aplicar al dominio practice, y el unico acceso,

digno de confianza, a la realidad, debe bus c arse en la actividad prac-

tica. Cuando se le mide con los patrones de la conducta practica, el

pensamiento 0 la refl exi6n pura sobre determinada situacion se vuelve

trivial. ASI se ve claramente como el nuevo significado de la palabra

"ideologia" lleva grabado el sello de la posici6n y del punto de vista

de aquellos que la aeufiaron, es decir, de hombres de acci6n, de po-

liticos. EI vocablo nuevo sanciona la experiencia espedfica que el

politico tiene de la realidad.P y brinda un apoyo a Ia irracionalidad !

practica, que tan poco aprecio siente pOl' el pensamiento como ins-

trumento capaz de comprender Ia real idad.

Durante el siglo XIX, el termino ideologia, empleado en ese sen-

tido, tuvo amplia aceptaci6n. Esto significa que el sentido de la rea-

lidad del politico pas6 a ocupar Iugar preferente y sustituyo las mo-

dal idades escolast icas y contemplativas de la vida y del pensamiento.

ASl, pues, el problema implicito en el vocablo ideologla -dque es real-

mente rea l?- nunca desaparec i6 del horizonte.

Pero es preciso comprender correctamente esa transicion, EI pro-

blema de saber que es 10 que constituye la realidad, a todas luces no

es nuevo; pero el hecho de que haya surgido en la palestra de la

discusi6n publica (y no s610 en reducidos gropos academicos ) parece

indicar importantes cambios. EI nuevo sentido que adquiri6 la pa labra

ideologia, por haberlo definido el politico en terminos de sus propiasexperiencias, parece demostrar que nos hallamos frente a una trans-

formaci6n en Ia manera de plantear el problema de la naturaleza de

la realidad. Por tanto, si hemos de satisfacer las exigencias que nos

impone la necesidad de analizar el pensamiento modemo, debemos

cuidar de que la historia de las ideas estudie el pensamiento real de

Ia sociedad, y no unicamente los sistemas de ideas elaborados dentro

12 De acuerdo con las conclusiones de la Par te I II, seria posib le def inir mas

exactamente, seg(m la pos ic i6n soc ia l que ocupa , e l t ipo poli ti co cuyo concepto del

mundo y cuya ontologia est amos discut iendo aqui , pues no todos los pol it icos son

adlctos a esa idoologia i rrac iona l. VtIase p . 118 ss.

OBJETIVIDAD Y PARCIALIDAD 65

de la tradici6n academica, y que se perpetuan abstractamente, como

si se bastaran a si mismos. Si se logr6 al principio contener el conoci-

miento err6neo apelando a la garantia divina, que infaliblemente reve-

laba 10 c ierto y 10 real, 0 a la contemplaci6n pura, en la que se suponla

que se descubria la verdad, en la actualidad el criterio de la verdad

se halla principalmente en una ontologia que se deriva de la experien-

cia poHtica. La historia del concepto de ideologla desde Napole6n

hasta el marxismo, a pesar de algunos cambios en su contenido, haconservado el mismo criterio politico de la realidad. EI ejemplo his-

t6rico muestra, al mismo tiempo, que el punto de vista pragmatico

estaba ya impHcito en la acusaci6n de Napole6n a sus adversarios.

En verdad, puede decirse que, para el hombre modemo, el pragma-

tismo se ha vuelto, por decirlo asi, en muchos respectos, la concepci6n

inevitable y adecuada, y que la filosofia, en este caso, se ha apropiado

lisa y llanamente esa concepcion, de la que ha sacado su conclusi6n

16gica.

Llamamos Ia atencion sobre el matiz que daba Napole6n al sig-

nificado de la palabra ideologia, con el objeto de mostrar clararnente

que a menu do el vocabulario comun y corriente contiene mas filosoHa

y entrafia mayor significado, para el planteo ulterior de los problemas,que las di scusiones academicas, que tienden a volverse esteril es porque

no cuidan de comprender el mundo fuera de las paredes de una

academia.P

Si nos referimos al ejemplo antes citado, daremos otro paso en el

analisis y podremos aclarar otro aspecto del problema. En Ia lucha

que emprendio Napoleon contra sus crit icos, pudo, como vimos, debido

a su posici6n preponderante, desacreditarlos con s610 poner de rna-

nifiesto la naturaleza ideol6gica de su pensamiento. En estados mas

avanzados de su desarrollo, la palabra ideologia se emplea como un

arma de comb ate en manos del proletariado contra el gropo dominan-

teoEn resumen, esta penet rante revelaci6n de la base del pensamiento,

como nos ofrece Ia noci6n de ideologia, no puede, al fin y al cabo,seguir siendo el privilegio de una sola clase. Pero, precisamcnte, Ia

expansi6n y la difusi6n de la apreciaci6n ideol6gica conduce a una

encrocijada en que los defensores de un determinado punto de vista

e interpretaci6n no pueden seguir atacando los de sus adversarios,

13 Respec to de la est ructura y pccul ia ridades del pensamiento escolas tico, y de

cualquier clase de pen samien to que goce de un monopolio, vease la memoria pre-

sentada en ZUrich por el autor an te el Sexto Cong reso de la Deutsche Gesellschaft

fur Soziologle. "Die Bedeutung der Konkurrenz im Geblete des gemigen", en los

Verhandlungen des sechsten deutschen Soziologentages in Zurich (J. C. B. Mohr,

Tiibingen, 1929).

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66 IDEOLOGIA Y UTOPIA

por coasiderarlos ideol6gicos, sin colocarse a su vez en una situaci6n

tal que tengan que rechazar el mismo reproche, Asi llegamos de im-

provi so a una nueva e tapa metodologica en e l ana lisis del pensamiento

en general.

Durante cierto tiempo pareci6 privilegio del proletariado el em-

pleo del analisis ideologfco para desenmascarar los motivos ocultos

del adversario. La gente no tard6 en olvidar el origen historico del

terrnino, que acabamos de indicar, y no sin cierta razon, pues si bienconocido de antes, este metodo critico aplicado al pensamiento, fue

recalcado y desarrollado metodicamente por el marxismo. La teoria

marxista realiz6 por vez primera una fusion de las dos concepciones,

la particular y la total, de ideologia. Esta teoria fue la que, por vez

primera, concedi6 la debida importancia al papel que representan

la posicion y los intereses de clase en el pensamiento. Principal.

mente por el hecho de que se deriva del hegelianismo, el marxismo

pudo ir mas alla del punto de vista psicologico de analisis y plantear

el problema de una manera mas comprensiva y filos6fica. La noci6n

de una "conciencia falsa" 14 adqui rio en tal forma un signifi cado nuevo.

Pero esa etapa ha sido rebasada ya en el curso de desarrollos so-

ciales e intelectuales mas recientes. Hoy en dia, ha dejado de ser pri-vilegio exc lusivo de pens adores sociali st as el descubrir cimientos ideo-

16gicos bajo el pensamiento burgues y el desacreditarlo de ese modo.

En la actualidad, grupos de divers as doctrinas esgrimen esa arma

contra sus adversarios. A consecuencia de ello, estamos penetrando

en una nueva epoca del desa rrollo social e intelectua l.

En Alemania, Max Weber, Sombart y Troeltsch -para solo men-

cionar los representantes mas prominentes de ese movimiento- dieron

los prim e ros pasos en esa direccion, La verdad de las frases siguientes

de Max Weber aparece cada vez con mayor claridad a medida que

pasa el tiempo: "La concepcion materialista de la historia no es una

especie de carricoche que uno puede montar a capricho 0 quemarlo

cuando le estorbe, no; una vez montado en el, ni los revolucionarios

tienen la libertad de abandonarle"." EI analisis del pensamiento y de

las ideas en terminos de ideologia es un arma cuyas aplicaciones son

demasiado amplias e importantes para que se convierta en monopolio

permanente de un solo partido. Nada podia oponerse a que los adver-

14 La expresion "conciencia falsa" (falsches Bewusstsein) es en si de origen

marxista. Vease Mehring, Franz, Ceschichte der deutschen Sozialdemokratie, I, 386;

vease tarnbien Salom6n, op . cit" P: 147.

15 Vease Weber , Max, Politlk als Beru], en Cesammeltc Polistische Schriften

(Mun ich , 1921), p . 446.

OBJETIVIDAD Y PARCIALIDAD 67

sarios del marxismo usaran a su vez esa arma y la esgrimieran contra

el propio marxismo.

5. Transic ioti de la Teoria de la Ideologia a la Sociologia

del Conocimiento

En el capitulo anterior describimos un proceso del que se pueden

descubrir muchos ejemplos en la historia social e intelectual. En el des-arrollo de un nuevo punto de vista, un partido representa siempre el

papel de explorador, en tanto que los demas, para luchar contra las

ventajas del adversario, tienen forzosamente que emplear el punto de

vista del mismo. Tal es el caso de la noci6n de ideologia. EI marxismo

descubri6 meramente un camino hacia la comprensi6n y un metodo

de pensamiento, que uti liz6 todo e l siglo XIX. La exposici6n completa de

esa idea no es la realizaei6n de un solo grupo aislado, ni esta exclusi-

vamente vinculada en una sola posici6n intelectual y social. EI papel

que el marxismo represent6 en el proceso merece lugar aparte en Ia

historia inteIectual y se deberia apreciar en su justa valor. EI caso es

que, ahora, el proceso por el eual se generaliza el uso del metodo ideo-

16gico, se esta desarrollando ante nuestros propios ojos, y por tanto esmater ia de observaci6n empir ica.

Es interesante ver c6mo, a resultas de la expansion del concepto

ideo16gico, una nueva manera de comprender se ha ido formando

poco a poco. Este nuevo punto de vista intelectual no constituye un

simple cambio de grade en un fen6meno que esta ya actuando. Tenemos

aqui un ejemplo del verdadero proceso dialectico que a menudo se

interpreta err6neamente con propositos escolasticos, pues 10 que real-

mente se observa aqui es una diferencia de grado, que se convierte

en diferencia de naturaleza. En efecto, tan luego como todos los

partidos se sienten capaces de analizar las ideas de sus adversarios

en terminos ideo16gicos, todos los elementos s ignificantes 0 de sentido

se cambian cuali tat ivamente y el t ermino ideologia adquie re un sent ido

enteramente nuevo. En tal proceso todos los factores que empleamos

en el analisis hist6rico del Significado del termino se transforman en

la misma forma. Los problemas de la "conciencia Falsa" y de la natu-

raleza de la realidad cobran, por 10 tanto, un sentido diferente.

Este punto de vista a la postre nos obliga a reconocer que nuestros

axiomas, nuestra ontologia, y nuestra epistemologia se han trans for-

mado profundamente. Nos limitaremos en 10 sucesivo a exponer las

variaciones que ha sufrido el concepto de ideologia en el curso de

esa transformaci6n.

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68 IDEOLOGIA Y UTOPIA

Ya indicamos ante riormente la t ransici6n del concepto parti cula r

al total. Esta tendencia se ha ido intensificando. En vez de contcntarse

con mostrar que el adversario es victima de ilusiones 0 delormacioncs

de indole psicologica 0 en el plan de la realidad, existe hoy en dia

la tendencia a sujetar la estructura total de su coriciencia y de su

pensamiento a un minucioso analisis sociologico.!"

Mientras no pone uno en tela de juicio su propia posIcIon, sino

que la considera como algo absoluto, en tanto que interpreta las

ideas del adversario como una mera Funcion de la posici6n social que

ocupa, no ha dado un paso decisive. Es cierto que, en tal caso, se

aplica el concepto total de ideologia, puesto que se propone uno

analizar la estructura mental del adversario en su totalidad, y no

solo unas cuantas proposiciones. Pero ya que, en semejante caso,

se hace unicamente e l anali si s soc io16gico de las ideas del adversa rio,

nunca se llegara mas alla de una formulaci6n sumamente reducida,

o 10 que Hamada yo especial, de la teoria, En contraste con esa

consideracion especial, la forma general 17 del conccpto total de ideologia

ha sido fecunda para el analista, cuando ha tenido el valor de someter

no s610 el punto de vista de su adversario, sino todos los puntos de

vi sta, inclusive el suyo, a l ana lisis ideo16gico.

En el estado actual de nuestra comprension, apenas si es posible

evitar esta formulaci6n general del concepto total de ideologia, segun

el cual el pensamiento de todos los partidos, en cualquier epoca,

presenta un caracter ideologico, No existe una sola posicion intelec-

tual -y el marxismo no constituye una excepci6n a esta regla- que no

haya cambia do en el curso de la historia y que aun en la actualidad

no se presente en varias formas. El marxismo tarnbien ha tornado mu-

chas apariencias diversas. No deberia ser dificil para un marxista rc-

conocer sus bases sociales.

A I surgir la enunciaci6n general del concepto total dc ideologia,

la nueva teoria de la ideologia se convierte en la sociologia del conoci-

i!

16 Con esto no se quiere decir que para ciertos aspectos de la lucha cotidiana

el concepto particular de ideologia resulte inaplicable.

17 Af iadimos aqui otra distinci6n a la anterior de "part icul ar y total", verbi-

gracia, Ia de "especial y general". En tanto que la pr imera se ref iere a la cuestion

de saber si las ideas senci llas y aisladas 0 la mente, en conjunto, se deben conside-

rar como ideol6gicas, y s i la si tuacion social condiciona meramente las manifests-

ciones psicol6gicas de los conceptos, 0 si Ilega a un a los sen tidos noologicos, en Ia

distinci6n de especial versus general , la cuestion decisiva consiste en saber si el

pensamiento de todos los grupos ( inc1uido el nuestro \ Q solo el de nuestros adver-

sarios se reconoce como socialmente detcrminado.I I

TRANSICION A LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO (39

miento. Lo que en una ocasi6n Iue el arsenal intclectual t" de un partido

sc convierte en un metodo de invcstigacion para la historia social e

intelectual . En primer lugar , cierto gropo social descubre la "vinculacion

ala situacion'' (Seinsgebundenhcit) de las ideas de sus adversaries . Luego,

el reconocimiento de ese hecho se traduce en un principio de gran al-

cance, segun el cual el pensamiento de cada gropo se representa como

fruto de las condiciones de su vida.P Asi, pues, la tarea de la historia

sociologies del pensamiento tendra que ser la de analizar, sin consi-

deracion para las deformaciones de partido, todos los factores de la

situacion social real que pueden influir el pcnsamicnto. La historia so-

cio16gicamente orientada del pensamiento tendra que proporcionar al

hombre moderno una revision de todo el proceso hist6rico.

Es claro, por 10 tanto, que, en este sentido, el concepto de ideologia

adquiere un significado nuevo. De tal significado surgen dos maneras

alt ernat ivas de rea lizar l a investigacion ideol6gica. La primera consiste

en concretarse a descubrir en todo la correlacion que existe entre el

punto de vista intelectual que se defiende y la posici6n social que se

ocupa. Esto implica que se deb era. renunciar a cualquier intento por

exponer 0 desenmascarar las concepciones con las cuales no esta uno de

acuerdo.

Al tratar de exponer las ideas ajenas, tiene uno que presentar las

propias como algo infalible y absoluto, 10 cual constituye un proce-

dimiento que debera evita rse si se especializa uno en una invest igaci6n

cspeci ficamente no valoradora. El segundo rnetodo posible consiste en

combinar, a pesar de todo, ese analisis no valorador con determinada

epistemologia. Considerado desde el angulo de este otro metoda, exis-

ten dos soluciones separadas y distintas para el problema de 10 que

constituye un conocimiento solido: una a la que se podria dar el

nombre de relacionismo, y otra a la que se podria llamar relativismo.

El relativismo es el producto del procedimiento modemo, histo-

r icosociologico, bas ado en el reconocimiento de que cualquier pensa-

miento historico se halla ligado con la posici6n concreta del pensador

en la vida (Standortsgebundenheit des Denkers). Pero el relat ivismo com-

bina ese concepto historicosociologico con una teoria mas antigua del

conocimiento, en la cual no se mencionaba la relacion entre las con-

18 Comparcse l a expresi6n marxista: "Forjar las armas intelectuales del pro-

letariado".

19 Con el terrnino "determinacion situacional del conocirniento" (0 vinculaci6n

del conocirniento a la situacion ) estoy tratando de difercnciar el contenido del

concepto que tiene un caracter cxc1usivo de propaganda del que presenta un carac-

ter cientifico sociol6gico.

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70 lDEOLOClA Y t rrOpIA

I\

diciones de existencia y los modos de pensar, y que moldea su conoci-

miento sobre prototipos estati cos, como, por ejemplo, l a proposici6n:

2 X 2 = 4. Este antiguo tipo de pensamiento, que considera ejemplos

de la Indole del anterior como el modelo de todos los pensamientos,

tuvo necesa riamente que rechazar todas las form as de conocimiento que

dependian de puntos de vista subjetivos y de la posici6n social del

sujeto cognoscente, y que, por tanto, eran meramente "relativas", Asi,

pues, el relativismo debe su existencia a la discrepancia entre ese con-

cepto, descubierto hace poco, de los verdaderos procesos del pensamiento

y una teoria del conocimiento que no habia tornado aim en cuenta ese

nuevo concepto.

Si queremos emanciparnos de ese rela tivi smo, deberemos tra tar de

comprender, con la ayuda de la sociologia del conocimiento, que no es

la epistemologia, en un sentido absoluto, sino mas bien cierto tipo,

hist6ricamente t ransitorio, de epi st emologia el que se ha lla en confli cto

con el tipo de pensamiento orientado hacia la situaci6n social. En

rea lidad, l a epistemologia esta intimamente ligada con el proceso soc ial ,

10 mismo que la totalidad de nuestro pensamiento, y progresara al

punto de que podra dominar las complicaciones que surjan de la earn-

biante estructura del pensamiento.

Una teoria moderna del conocimiento que tom a en cuenta el ca-

racter "relacional", y 10 distingue del meramente "relativo", de todo

conocimiento hist6rico, debe aceptar como punto de partida la hipo-

tesi s de que existen esferas de pensamiento en las que result a imposible

concebir una verdad absoluta, que exista independientemente de los

valores y de la posici6n del sujeto y no guarde "relacion" con la tram a

social. Ni un dios podria formular una proposici6n sobre tern a s his-

t6ricos, que fuera el equivalente de: 2 X 2 = 4, pues 10 intel igible

en la historia se puede formular unicamente con relaci6n a problemas

y construcciones conceptuales que surgen a su vez en el devenir de la

experiencia hist6rica.Tras de reconocer que todo conocimiento hist6rico es "relacional",

y que s610se puede formularlo con relaci6n a la pos ici6n del observador,

tenemos que afrontar, una vez mas, la tarea de discriminar 10 que es

cierto y 10 que es falso en semejante conocimiento. Entonces surge la

pregunta: ~cual es el punto de vista social que, frente a la historia,

ofrece el maximo de probabilidades de llegar a un punctum optimum

de la verdad? En todo caso, en esta etapa la vana esperanza de des-

cubrir la verdad en una forma que sea independiente de un haz de

sentidos his t6rica y socialmente determinados, deber ia abandonarse. No

esta, ni con mucho, resuelto el problema cuando hayamos llegado a

TRANSICION A LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO 71

esa conclusion, pero esta remos, cuando menos, mejor capac itados para

plantear los verdaderos problemas que se presentan en una forma me-

nos restringida. En 10 sucesivo, tendremos que distinguir dos maneras

de acercarnos a la investigaci6n ideol6gica, desde el plano de una con

cepci6n general y total del termino ideologia: en primer lugar, el

metodo que se caracteriza por su independencia de los juicios de valor,

y en segundo lugar, el metodo normativo orientado epistemologica y

metafisicamente. Por e l momento, no examinaremos la cuest i6n de saber

si el ultimo metodo se halla comprendido dentro del relativismo 0 del

relacionismo.

La concepcion general y total de ideologia, concepci6n no valo-

radora, debe buscarse ante todo en esas investigaciones hist6ricas en

las que, provisionalmente y con el objeto de simplificar el problema,

no se pronuncian juicios acerca de la verdad de las ideas que habran

de tratarse. Este metodo se concreta a descubrir las relaciones entre

ciertas estructuras mentales y la s si tuac iones vit ales dentro de las cua les

existen. Debemos pregunta rnos constantemente c6mo de teminado tipo

de situacion social produce determinado tipo de interpretacion. Asi,

pues, el elemento ideologico del pensamiento humano, considerado

dcsde este angulo, se halla siempre vinculado con la situaci6n vitaldel pensador. Segun este concepto, el pensamiento humano surge y

actua, no en un vacio social, sino en un ambiente social definido.

No necesitamos considerar como una Fuente de error el hecho

de que todo pensamiento tenga semejantes rakes. As! como el individuo

que participa en un complejo de relaciones sociales vitales con otros

hombres, goza de este modo de una oportunidad de adquirir una vision

mas clara y mas preci s a de sus compai ieros, de igual manera dete rmina-

do punto de vista y determinado haz de conceptos, por el solo hecho

de estar vinculados en cierta realidad social, que los produce, nos ofre-

cen, mediante un contacto intimo con esa realidad, una probabilidad

mayor de revelarnos su sentido. (EI ejemplo que citamos antes nos

muest ra que e l punto de vi sta proletariosociali st a ocupaba una posicionpart icularmente favorable para descubrir los e lementos ideol6gicos en

el pensamiento de sus adversarios.) Sin embargo, la circunstancia de

que el pensamiento esta ligado a la situaci6n social y vital en que surgi6,

constituye, a la vez, una vent~ja y un inconveniente. Es de todo punto

imposible que el observador 0 el pensador tenga una visi6n completa

de los problemas, si ocupa determinada posici6n en la sociedad. Por

ejemplo, como ya se ha indicado, la idea socialista de ideologia no

hubiera pod ido abocar por S! misma en la soc iologia del conocimiento.

Parece algo inherente al proceso hist6rico el que la estrechez y las

limitaciones que restringen un punto de vista se corrijan al chocar con

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7 2 tnEOLOClA Y UTOP:{A

I

puntos de vista opuestos. La tarea propia de un estudio de la ideologia

que trate de liberarse de juicios de valor, consiste en comprender la

mezquindad del punto de vista de cada individuo y cl ent rejuego de

esas diferentes posiciones en el total proceso social. Tenemos, pues,

ante nosotros un tema inagotable. EI problema estriba en mostrar

c6mo, en toda la histori a del pensamiento, c iertos puntos de vista estan

relaciouados con ciertas form a s de experiencia, y en determinar su

int ima acci6n rec iproca , en e l cursu de los cambios socia les e intelectua-les. En el dominio de la moral, por ejemplo, es preciso poner de man i-

fiesto no solo continuos carnbios en la conducta hurnana, sino las

norma s constantemente alteradas por medio de las cuales se juzga tal

conducta.· Se ahondara mas aun el problema si se logra comprobar

que tambien la moral y la e tica se ha llan condicionadas por c iert as situa-

ciones definidas, y que conceptos tan fundamentales como el deber, Ia

transgresion y el pecado no han existido siempre , sino que aparecieron

como corre lat ivos de situaciones socia les definidas.P" La doc trina fi lo-

s6fica tan en boga que acepta cautamente el hecho de que el contenido

de Ia conducta se dete rmina historicamente, pero que, al propio t iempo,

se empefia en conservar las formas eternas de valor y una serie formal

de categorias, ya no puede sostenerse. EI que se haya establecido unadistincion entre el contcnido y las form a s de conducta, constituye

una importante concesion a l metodo h ist6rico sociologico que hace cada

vez mas di fici l presentar los valores contemporaneos como absolutos.

Despues de reconocer esto, es preciso recordar tambien que el

hecho de que hablemos de la vida cultural y soc ial en te rminus de va lo-

res, es por si solo una actitud peculiar de nuestra epoca. La nocion de

"valor" nacio de la economia y se difundi6 gracias a ella, pues el punto

de partida de esa ciencia es una eleccion consciente entre valores. La

idea de valor se traslado mas tarde a la esfera de la etica, de la estetica

y de la religion, con 1 0 cual se produjo c iert a deformacion en la descrip-

cion de la verdadera conducta humana en dichas esferas, Nada mas

erroneo que describir la actitud real del individuo cuando se dele itairreflexivamentc en una obra de arte, 0 cuando actua de acuerdo con

norma s de etica que le han inculcado desde la infancia, en terminos de

una elecci6n consciente entre valores .

La doctrina que sostiene que toda la vida cultural es una orienta-

c i6n hacia valores objetivos, es otro ejemplo de la poca atenci6n que el

raciona lismo moderno concede a los mecanismos basicos i rracionales

20 Vease Weber, Max, IVirtschaft unci Ceselschajt, en su Grundri ss des Soz ia-

lokonomik, Part. II I, P: 794, que trata de las condiciones sociales que se requieren

para la genesis de la moral.

TRANSICION A LA SOCIOLOCIA DEL CONOCIMIENTO 73

que gobiernan las relaciones del hombre con el mundo. Lejos de ser

permanentemente valida, la interpretacion de la cultura en terminos

de valo res obje tivos es realmente una carac te ri stica del pensamiento de

nuestra epoca, Pero, aun concediendo provisionalmente que esa con-

cepci6n tenga cierto valor, la existencia de ciertos dominios formales

de valores y su est ructura especi fica solo result aria inte ligible por re fe-

rencia a las s ituaciones concretas a que concicrncn y dent ro de las cuales

son validos.s- Por tanto, ninguna norma puede pretender que pDseeuna validez formal, ni se puede separar, como elemento formal y uni-

versal, de su cambiante contenido his torico,

Hoy por hoy, hemos llegado a un punto en que podemos percibir

claramente que existen diferencias en los modos de pensar, no solo en

di ferentes periodos, sino tambien en di ferentes culturas. Lentamente,

vislumbramos que no solo cambia el contenido del pensamiento, sino

tambien su estructura categorica. Hace poco que se ha podido estudiar

la hipotesis segun la cual , 10 mismo en el pas a do que en el presente, los

modos de pensar prevalentes son reemplazados por nuevas categorias

cuando la base social del grupo, de la que estas formas de pensamiento

constituyen la caracteristica, se des integra 0 se transforma bajo el choque

de algun cambio socia l.

La investigacion, en la sociologia del conocimiento, nos ofrece la

esperanza de poder llegar a una etapa de exactitud, porque en nin-

gUn campo de la cultura es tan patente y tan determinable la inter-

dependenc ia, esa inte rdependencia impl ici ta en los cambios de sentido

y de enfasis, como en el pensamiento mismo. En efecto, el pensamiento

es un indice parti cula rmente sensible a los cambios soc iales y cultura les.

La variacion de l sent ido de las palabras y las mul tip les connotaciones de

cualquier concepto reflejan la polaridad de esquemas antagonicos

de la vida, implicita en esos matices del sentido.F

En ningtm otro dominic de la vida social encontramos tampoco

una intc rdependencia , mas claramente t razable, y una sensibil idad, mas

finarnente percept ible, para el ca rnbio y para el desplazamiento de acentoque en los sentidos de las palabras. La palabra y el sentido que se le

21 Vease Lask, E ., Die Logik dcr Philosophic und die Katcgoricnlchre (Tu-

bingen, 1911), en cuya obra se usa el termino hingelten para explicar que las forroas

categ6ricas no son validas en si, sino unicamentc con relaci6n a su contenido siempre

cambiante, que neccsariamente reacciona sobre su naturaleza.

~2 Por esa raz6n, el analisis sociol6gico de los "scntidos" rcpresentara un papel

importante en estos estudios. Podemos sugerir aqui que tal analisis se desarolla

en una sintomatologia basada en el principio de que, en cl dominio social, si apren-

demos a observar cuidadosamente, podrcmos ver que cada elemento de la situaci6n

que anal izamos proyecta una luz que ilwnina cl conjunto.

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74 IDEOLOGIA Y UTOPIA

presta son una verdadera realidad colectiva. El mas leve matiz del sis-

te~a to~al ?~l pensamiento reverbera en la palabra individual y en los

su til es slgmfIcados que la acompafian. La palabra nos vincula con toda

la hi storia . y, a l mismo tiempo, refle ja la totalidad del presente. Cuando,

al comumcar con nuestros semejantes, buscamos un terre no comun de

~nt~~dimiento, la palabra puede servir para eliminar las diferencias

individuales de sent ido. Pero, cuando es necesario, puede convertirse

en instrumento para acentuar esas diferencias de sentido y el caracter

unico y original de las experiencias de cada individuo. Puede servir

tarnbien para captar 10 nuevo que va surgiendo en la historia de la

c~ltura, cnriqueciendo asi, con valores que anteriormente no se perci-

bian, ~l tesoro de la exper iencia humana. En todas estas inves tigaciones ,

se aplicara el concepto general y total de ideologia en su sentido novalorador.

6. Concepci6n No Valoradora de la Ideologia

. . El investigador que emprende los estudios hist6ricos que se han

mdlca~o. ~ntes, no necesitara examinar el problema de saber que es,

en definitiva, la verdad. Hoy en dia, se ha comprobado la existencia de

correlaciones, 10 mismo en el presente que en el pas a do, que nuncase habian analizado tan minuciosamente como ahora. El reconocimiento

~e este hecho, con las multiples consecuenc ias que implica, da al inves-

hgador una tremenda ventaja, Dejara de preocuparse por indagar cual

de las partes contendientes tiene raz6n, y eoncentrara mas bien su

atencion en el descubrimiento de una verdad aproximada, a medida

que esta surja, en el curso del desarrollo his t6rico, de un complejo proceso

social. El moderno investigador puede responder, si se le acusa de que

trata de eludir el problema de la verdad, que el metoda indirecto para

llegar a esta por el camino de la historia social, sera a la postre mas

fecundo que un intento de solucion directa por la 16gica. Aun cuando

no descubra la verdad "en si", descubrira el marco cultural y muchas

"circunstancias" hasta entonces desconocidas que pueden ser Miles parael descubrimiento de la verdad. En rea lidad, si creemos esta r en posesi6n

de la verdad, perderemos interes en conquistar esas perspectivas que

pueden conducirnos a una comprensi6n aproximada de la situacion,

Preci samente, nuest ra ince rtidumbre es 10 que nos acerca a la realidad

mucho mas de 10 que era posible en otras epocas que tenian fe en 10

absoluto.

Es claro que, s6lo en un mundo intelectual que cambia rapidamente,

pueden haberse sometido a una criti ca pene trante los va lores y las ideas,

que antaiio se consideraban como fijos. En ninguna otra situaci6n hu-

bieran podido los hombres estar 10 bastante alerta para descubrir el

IDEOLOGtA: CONCEPCION NO VALOR.A1)A 75

factor ideol6gico de todo pensamiento. POl' supuesto, los hombres siem-

pre han combatido las ideas de sus adversarios, pero en el pasado la

mayoria 10 hizo unicamente para aferrarse con mayor tenacidad a sus

propios conceptos absolutos. Existen ahora demasiados puntos de vista

de igual valor y prestigio, cada uno de los cuales delata la relatividad

del otro, para que pueda uno concretarse a una sola posicion y con-

side rarla como inexpugnable y absoluta . Esta situacion intelectua l, so-

cialmente desorganizada, es la unica que permite conocer 10 que hastaahora ocultaban una estructura social generalmente estable y la prac-

ticabilidad de ciertas norm as tradicionales, a saber, que todo punto de

vista corresponde a de terminada si tuac ion soc ial . 2J Tal vez sea cierto

que, para actuar, necesitamos cierta dosis de confianza en nosotros

mismos y de seguridad intectual. Quiza es cierto tarnbien que la propia

forma de la expresi6n, con la que revestimos a nuestros pensamientos,

tiende a imponerles un tono absoluto. Pero en nuestra epoca incumbe

precisamente a la investigacion hist6rica (y, como veremos, a los

grupos sociales ent re los cuales se rec1utan los hombres cultos) ana lizar

los elementos que componen nuestra propia seguridad, tan indispen-

sables para la accion en situaciones inmediatas y concretas, y contra-

rrestar la parcialidad que puede surgir de 10 que nosotros, como indi-viduos, damos por supuesto. Esto solo es posible gracias a incesantes

cuidados y a la voluntad de reducir al minimo la tendencia 3. ensal-

zarse uno mismo. Por medio de ese esfuerzo se remedia el incon-

veniente de la unilateralidad de nuestro propio punto de vista, y las

posiciones intelectuales que pugnaban una contra otra, tal vez podran

completarse mutuamente.

Es del todo preciso, en el actual periodo de transici6n, utilizar el

crepusculo intelectual que domina nuestra epoca y en el cual todos

los valores y puntos de vista aparecen en su genuina relatividad. Debe-

mos comprender una vez por todas, que los sentidos que ccmponen

nuestro mundo consti tuyen, senc ill amente, una estruc tura, dent ro de la

cual el hombre crece, historicamente detenninada y en continuo des-arrollo, y que dis t an mucho aquellos de ser absolutos.

En este momenta de la historia en que todo 10 que se refiere al

hombre y a la estructura y los factores de la historia, se nos revelan de

pronto a una nueva luz, es preciso que nuestro pensamiento cientffico

domine la situacion, pues no es imposible que, mas pronto de 10 que

23 Por est abil idad soc ia l, no entendemos la ausencia de acontecimientos 0 la

segu ridad personal de los indiv iduos, sino mas bien la relativa fijeza de la total

est ructura vigente , que garanti za l a estabi lidad de los valores y de las ideas do-

minantes.

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76 IDEOLOGIA Y UTOPrA

sospechamos, como a menudo ha sucedido en la historia, esta visi6n

desaparezca y se pierda la actual oportunidad, y cl mundo recobre su

caracter estatico, uniforme e inflexible.

La primera mirada no valoradora sobre la historia no conduce

inevitablemente al relat ivismo, sino mas bien al relacionismo. El cono-

cimiento, tal como aparece a la luz del concepto total de ideologia, no

es en forma alguna una experiencia ilusoria, pues la ideologia, en su

concepto relacional, no se parece en nada a la ilusion, El conocimiento

que se deriva de la experiencia de situacioncs reales de la vida, aunque

no es absoluto, no por eso deja de scr conocimiento. Las normas que

surgen de semejantes si~aciones reales de la vida no existen en un

vacio social , s ino que son eficaces como garantias reales de la conducta.

El relacionismo significa meramente que todos los elementos signi fi-

cantes 0 de sentido de una determinada situacion estan relacionados

unos con otros y derivan su sentido de esa correlacion reciproca dentro

de determinada armazon (:c pcnsamicnto. Semejante sistema de "sen-

dos" solo es posible y valido en cierto t ipo de existencia histor ica, a la que

proporciona, durante algun tiempo, una expresion adecuada. Cuando

una situacion social cambia, el sistema de normas que habia producido

anteriormente deja de estar en arrnonia con el. La misma separacion seproduce respecto del conocimiento y la perspectiva historica. Todo el

conocimiento se orienta hacia algun objeto y su metodo se halla influen-

ciado por la naturaleza del objeto que estudia. Pero el modo de enfocar

el objeto que se trata de conocer, depende tambien de la naturaleza

de la persona que conoce. Esto es cierto, en primer lugar, en cuanto

se refiere a la profundidad cualitativa de nuestro conocimiento (en

part icular , cuando intentamos llegar a una "cornprension" de algo en que

el grado de penetraci6n que se trata de adquirir presupone una afinidad

psiquica 0 intelectual entre la persona que comprende y el objeto que

se trata de comprender). Es asimismo cierto, en consideracion de la

pos ibi lidad de formular intelectualmente nuestro conocimiento, sobre

todo porque, para que cualquier percepcion se transforme en conoci-

miento, es y debe ser ordenada y organizada en categor ias. Ahora bien,

el grado en que podemos expresar y organizar nuestra exper iencia en

tales form a s conceptuales, depende a su vez de los trasfondos de refe-

rencia de los que se dispone en determinado momento historico. Los

conceptos que poseemos y e 1 universo discursivo en que nos movemos,

junto con las direcciones con arreglo a las cuales tratan de organizarse,

dependen, en gran medida, de la situacion hi storicosocial de los miem-

bros intelectualmente activos y responsables del grupo. El tema de este

estudio no valorat ivo de la ideologia sera, pues, la relacion de cualquier

conocimiento parcial y de sus elementos componentes con la trama,

IDEOLOGIA: CONCEPCION NO VALORADA 77

mas amplia, de los "sentidos" y, por ultimo, con la cstructura de la

realidad histor ica. Si , en vez de tornar en cuenta ese conocimiento y sus

consecuencias, hicieramos caso omiso de el, perderiamos una posicion

avanzada de realizaciones intelectuales, eonquistada a duras penas.

PO' tanto, se ha vuelto sumamente discutible el hecho de saber si,

en el fluir de la vida, el problema que consiste en bus car ideas quietas

e inmutablcs 0 absolutas tiene algun valor intrinscco. Tal vez sea una

tarea intelectual mas fecunda aprender a pensar dinarnica y relacio-

nalmentc, mas bien que estaticamcnte, En la condicion social e inte-

lectual contemporanea, es fastidioso advertir que las personas que se

precian de haber descubierto un absoluto, suelen ser las mismas que

pretenden ser superiores a los demas. EI hecho de que, en nuestra

epoca, haya personas que recomiendan y tratan de administrar a las

dernas cierta panacea de absoluto, descubierta par ellos, es unicamente

el signo de que se ha perdido la certidumbre intelectual y moral y de

que se bene de ella una apremiante necesidad, que experimcntan amplios

sectores de la poblacion incap aces de mirar la vida cara a cara, Tal vez

es cierto que, para poder seguir viviendo y actuando en un mundo come

el nuestro, es de vital importancia buscar un camino que nos saque de

esa inseguridad de multiples aspectos; por tanto, la gente puede sentir

cl deseo de considerar alguna meta inmediata como un absoluto gracias

al cual sienten Ia esperanza de que sus problemas parezcan concretos

y reales. Pero no es el hombre de accion quien busca 10 absoluto e

inmutable: sino, mas bien, aquel otro que se propone inducir a los

dernas a conservar el s tatu quo porque se siente satisfecho con el orden

de cosas vigente. Los que estan contentos con el orden de cosas existente

probablemente consideraran la situacion del memento Como absoluta

y eterna, con el objeto de tener algo estable en que apoyarse y disminuir

en tal forma todo cuanto de precario hay en la vida. Sin embargo, esto

solo es posible si se recurre a toda clase de nociones y mitos romanticos,

As! llegamos al estudio del asombroso derrotero que sigue el pens a-

miento moderno, en el cuallo absoluto, que en otros t iempos fue el modode entrar en cornunion con 10 divino, se ha vuelto ahora un ins trumento

que utilizan aquellos que sacan un provecho de el, para deformar, tor-

cer, pervertir y ocultar el sentido del presente.

7. Trans icuni del Concepto No Valorador al Concepto

Valorador de Ideologia

Asi pues, al empezar por el concepto no valorador de ideologia, que

nos sirvio para comprender el fluir de realidades continuamente cam-

biantes, hernos s ido empujados, sin querer lo , a enfocar el problema desde

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78 IDEOLOGIA Y \TrOPIA

f

\

un angulo epistemol6gico va lorador y, por ultimo, ontologico metaHsico.

En nuestra argumentaci6n, el punto de vista no valorador y dinamico

se convirt io, sin que 10 advi rti eramos, en un anna contra cierta posic ion

intelectual. Lo que era al origen s610 una tecnica metodol6gica, se

revel6 a la postre como una concepci6n del mundo y un instrumento

durante cuyo empleo vimos surgir la vision valoradora del mundo. Aqui ,

como en otros casos, s610 al final de nuestra actividad advertimos los

motivos que nos impulsaron al principio a poner en movimiento todoslos valores establecidos, considerandolos como parte de un movimiento

hist6rico general.

Vemos ahora que habiamos empleado juicios de valor metafi si co-

ontol6gicos, de los que no nos habiamos dado cuenta anteriormente .s!

Pero solo se alarmaran de que se afirme este hecho aquellos que con-

se rvan aun los pre juic ios positivistas de otra generac i6n, y que todavia

creen en la posibilidad de emanciparse completamente, en el dominic

del pensamiento, de hip6tesis ontol6gicas, metafi si cas y eticas.25 De

hecho, cuanto mejor comprende uno los supuestos que sirven de base

a su propio pensamiento, en beneficio de una investigaci6n verdadera-

mente empirica, mas claro se vuelve que ese procedimiento empirico

(cuando menos en las ciencias sociales) puede unicamente desarrollarse

:M Por supuesto, el tipo de los juicios de valor y la ontologia que hemos

empleado, en par te inconsciente y en 'pa rt e del iberadamente , representa un juicio

de un nivel en ter amente d if erente, y es una on to logia completamente distinta de

aquella a que aludimos cuando hicimos la critica de la tendencia al absolu tismo

que intenta recons trui r (en e l espir itu de la escue la romanti ca a lemana) l as ruinas

de la histor ia . La ontologia que impli cit a e inevit ablemente const ituye la base de

nuest ras acc iones, aun cuando nos res ist amos a cree rlo, no es a lgo a 10que se TIega

po r un anhelo romantico y que se impone arbitrariamen te a la realidad. Marca el

hor izonte dentro del cua l radica nuest ro mundo rea l y del que no se puede disponer

poniendole lisa y ll anamente el marbe te de ideologia . En este punto vislumbramos

una "soluci6n" a nuestro problema, aunque en ninguna otra parte de esta obra

intentemos ofrecer a lguna. La expos ic i6n de los elementos ideol6gicos y ut6picos

del pensamiento logra des trui r s610aquel la s ideas con las que no nos hemos iden-

t ificado intimamente. Asi pues, se puede preguntar s i, en deterrninadas circunstan-

cias, mientras destruimos la validez de ciertas ideas por medio del analisis ideol6gico,

no erigimos, al mismo tiempo, una nueva construcci6n, y si la manera en que

ponemos en tela de juicio las c reencias ant iguas no revela inconsc ientemente la

nueva decisi6n -como 10 dijo en cier ta ocasi6n un sabio: "Cuando alguien acude

a mi para pedirme un consejo, mientras Ie escucho se cual es el consejo que sa

esta dando a si mismo" .

25 Un positivismo un tanto mas critico era un poco mas modesto y estaba

dispuesto a admitir 5610 un "minimo de hip6tesis indispensables". Se podria

plantea r l a cuest i6n de saber s i ese "minimo de hip6tes is indispensables" no habra

de ser , a la po stre, el equivalen te de la elemental e irreductible ontologia contenida

en nuestras condiciones de ex. is tencia.

IDEOLOGIA: TRANSICION AL CONCEPTO VALORADOR 79

sobre la base de ciertos juicios metaempiricos, ontol6gicos y metafisicos

y las previsiones e hip6tesis que de aquellos se derivan. Quien no toma

decisiones, no tiene por que plantearse problemas; ni siquiera es capaz

de fonnular una h ipotesi s provisiona l, que 10 capacit aria para plantea r

un problema, y estudiar la historia en busca de su solucion, Afortuna-

damente, el positivismo se aventura a Iormular ciertos juicios metafi-

sicos y. ontol6gicos a pesar dc sus prejuicios antimetafisicos y sus

pretensiones de 10 contrario. Su fe en el progreso y su ingenuo realisrnoen cas os especificos constituyen ejemplos de semejantes juicios onto-

l6gicos: .F~eron precisamente esas presuposiciones las que permitieron

al positivismo aportar contribuciones de gran in teres, algunas de las

c~ales sera pr:ciso reconocer en 10 futuro. El peligro de las presuposi -

cIone~ no radica meramente en el hecho de que exist e n 0 de que son

antenores al conocimiento empfr ico.26 Estriba mas bien en el hecho de

que una ontologia t ransmit ida por tradici6n impide nuevos desarrol Ios,

especialmente en los modos de pensar basicos, y mientras no se ponga

en tela de juicio la particularidad de la armaz6n te6rica convencional,

seguiremos siendo esclavos de cierto modo de pensar estatico, inade-

cuado a la etapa actual de nuestro desarrollo intelectual e hist6rico.

Por tanto, 10 que se necesita es estar continuamente preparados parareconocer que cualquier punto de vista es propio de una situaci6n defi-

nida, y para descubr ir por medio del analisis en que consiste exactamente

su par ticularidad. Una clara y explici ta confesi6n de las presuposiciones

implicit as que sirven de base al conoc imiento e rnpirico y 10 hacen po-

sible, cont ribuira mas a acla rar y hacer progresar la invest igac i6n que

una negaclOn verbal de esas presuposiciones, acompafiada de su acep-

taci6n vergonzante por la puerta trasera.

8. luicios Ontol6gicos Implic itos en la ConcepciOn

No Valoradora de Ideologia

Hemos hecho esta excursi6n en los campos de la ontologia 27 y del

positivismo porque parecia esenc ial comprender exactamente los movi-

mientos del pensamiento en esta fase reciente de la his tori a inte lec tual .

Lo que describimos como un imperceptible trans ito del metodo no

valorativo al valorat ivo no solo caracteriza nuestro propio pensamiento:

~G Si la ontologia no precediera a l conoc imiento e rnpir ico, se ria a lgo absolu-

tamente inconcebible , ya que no podemos ext raer s entidos objetivados de deterrni-

nada realidad, sino en cuanto somos capaces de hacer preguntas inte ligentes y

reveladoras.

27 Vease la obra del autor , Die Strukturanalqse der Erkenntnistheorie, en Ergiin-

zungsband der Kant-Studien, NQ 57 (Berlin, 1922), p. 37, n. I; p. 52, n. I.

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80 IDEOLOGIA Y UTOPIA

es t ipico de todo el desarrol lo del pensamiento conternporaneo. Nucst ra

conc lusi6n, basada en ese anal isis, es que en la Investigacion hist6ri ca

y sociologic a propia de este periodo, prevalecio al principio el punto

de vista no valorador, del cual derivaron dos tendencias importantes,

altemativas y metafisicas. La eleccion entre esas dos alternativas se

resuelve , en la situacion actual , en 10s iguiente: por una parte, e s posible

aceptar como un hecho el caracter transitorio del acontecimiento his-

torico, cuando esta uno en la creencia de que 10 importante no es el

propio cambio 0 los hechos que 10 constituyen. Segun esta opinion,

todo 10que es tempora l, todo 10 que es socia l, todos los mi tos colec tivos,

y todo el contenido de sentidos e interpretaciones que se atribuye

generalmente a los acontec imientos historicos se puede ignorar, porque

se siente que, mas alla de la abundancia y de la multiplicidad de los

de tal les, de los que surge una sucesion hi st6rica bien ordenada, existen

verdades supremas y permanentes que trascienden la historia y para

las cua les e l de tal le hist6ri co t iene poca importancia. Por consiguiente,

creen que existe una fuente intuitiva e inspirada de la historia, que la

his tori a real refleja solo imperfectamente. Las personas versadas en

la hi storia del pensamiento tendran que reconocer que semejante punto

de vista se deriva direc tamente del misti cismo. Los misti cos sostenian

que exi sten verdades y valores colocados fuera de l tiempo y del espac io,

y que el tiempo y el espacio y todo cuanto ocurre dentro de ellos son

meras apariencias ilusorias, si se comparan con la realidad de la expe-

riencia del extasis mistico. Pero en su epoca los misticos no pudieron

demostrar la verdad de sus afi rmac iones. Se acepto, como una real idad

estable y concreta, el orden cotidiano de los acontecimientos y se cons i -

de ro cualquier incidente insol ito como debido a la voluntad arbit raria de

Dios. El tradicionalismo prevaleda en un mundo que, aunque agitado

por los acontecimientos, s610 aceptaba una manera, y una manera esta-

ble , de inte rpreta rlos. Ademas, el t radiciona lismo no admi tia las revel a-

c iones del mist ic ismo en su forma pura; l as interpretaba mas bien a la luzde su relaci6n con 10 sobrenatural ya que esa experiencia extatica se

consideraba como una comunion con Dios. Desde entonces aca, l a inte r-

dependencia general de todos los e lementos con sentido y su rela tiv idad

hist6rica ha sido reconocida a tal grado que se ha vuelto una verdad de

sentido comun que no necesita ser demostrada. Lo que antafio era el co-

nocimiento esoterico de unos cuantos puede hoy en dia demost rarse me-

t6dicamente a cualquiera. Esta solucion se ha vuelto tan popular que la

inte rpretacion sociol6gica, a semejanza de la interpre tac ion histori ca,

servira en ciertas circunstancias a aquellos que ven la realidad como

algo que esta fuera de la historia, en el dominio de la experiencia exta-

IDEOLOGIA: JUICIOS ONTOLOGlCOS IMPLICITOS 81

tica y mistica, para negar la realidad de la experiencia de la vida coti-

diana y de Ia hi storia.

Por otra parte, l a ot ra direccion al terna tiva puede conducir tambien

a una in~estigacion sociologica e hist6rica. Surge del concepto de que

los .camblOs en las relaciones que existen entre los acontecimientos y

las Ideas no son e l resu ltado de un prop6si to caprichoso y arbitrario, sino

que tales relaciones, a la vez en su simultaneidad y 'en su orden de

suces io~ hist6r ica, deben considerarse como sujetas a cierta regular idadnccesana, que, aun cuando no es superficialmente evidente, existe sin

embargo y puede comprenderse.

Cuando hayamos comprendido el sentido interno de la historia y

el hecho de que ninguna etapa hist6rica es permanente y absoluta, sino

que la naturaleza del proceso historico ofrece un problema no resuc1to

y re tador, no acepta remos el soberbio desprec io misti co pOl ' l a histori a,

que no es mas que "mera historia", Se puede admitir que Ia vida humana

c~ sie~pre algo mas de 10 que se ha creido que era en cualquier epoca

histcrica 0 en determinada serie de condiciones sociales, y que, aun

despues de haber hecho entrar en cucnta estas condiciones, sigue exis-

tiendo un reino espiritual etemo, colocado mas alla de Ia historia, que

rebasa la historia y da un sentido a esta y a la experiencia social. Peroesto no quiere decir que la funci6n de la historia tenga que ser pro-

porcionar un registro de 10 que el hombre no es, sino que debemos COI1-

siderarla mas bien como la matriz dentro de la cual se expresa la

naturaleza esencial del hombre. EI ascenso de los seres humanos desde

la etapa de meras promcsas de historia hasta que adquieren la estatura

del hombre, se desarrolla y se vuelve inteligible en el curso de la va-

riaci6n de las normas, las form a s y los trabajos del genero humano, en el

curso del cambio de las instituciones y de los prop6sitos colectivos,

en el de sus cambiantes hip6tesis y puntos de vista, en virtud de los

cual~s cada sujeto social historico cobra- conciencia de si mismo y

percibe plenamente su pasado. Existe, por supuesto, una tendencia

a considerar cad a vez mas esos fen6menos como sintomas y a inte-grarlos dentro de un sistema cuya unidad y sentido es tarea nuestra

emprender. Y aun si se concede que la experiencia mistica es el unico

medio que revel a al hombre su naturaleza suprema, debe admitirse,

sin embargo, que el elemento inefable que es la meta de los misticos

debe guardar cierta relaci6n con la realidad social e historica, En

ul timo anali si s, los factores que modelan la real idad hist6rica y social

determinan en cierto modo el destino del hombre. Tal vez el elemento

extatico de Ia experiencia humana, que por su indole nunea se revela

o expresa directamente, y cuyo senti do nunea se puede comunicar

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82 IDEOLOGIA Y UTOPIA

plenamente, podra descubrirse por las huellas que deja en los caminos

de la historia, y en tal forma lograremos comprenderlo.

Este punto de vista, que se basa sin duda en una actitud particu-

lar frente a la realidad historica y social, revela a la vez las posibili-

dades y las limitaciones que le son inherentes para la comprension

de la historia y de la vida social. Dcbido a su menosprecio de la historia,

un concepto mistico, que considera a la historia desde un punto de

vista extraterrestre, corre el riesgo de olvidar las importantes leccionesque ofrece la historia. Una verdadera comprensi6n de la historia no

puede derivarse de una concepci6n que desprecia la significaci6n de

la realidad historica, Un examen mas circunspecto de los hechos mos-

trara que, aun cuando a la postre no surja una cristalizacion del

proceso historico, algo que entrafia un significado profundo brota

del reino de 10 hist6rico. El hecho de que todo acontecimiento y todo

elemento significativo 0 de sentido en la historia este ligado con una

posicion temporal, espacial y "actuacional", y que, por consiguiente,

10 que sucedio una vez no pueda suceder siempre; el hecho de que

los acontecimientos y los sentidos historicos no sean reversibles; en

una palabra, la circunstancia de que no tropecemos en la historia con

situaciones absolutas, nos dice que esta sera muda y carecera de senti-

do para aquel, unicamente, que no espere aprender nada de ella,

y que, en el caso de la historia mas que de cualquier otra disciplina,

el punto de vista que sostiene que no es ella mas que "mera historia",

como ocurre con los misticos, esta condenado a la esterilidad.

El estudio de la historia intelectual puede y debe hacerse en tal

forma que la sucesi6n y la coexistencia de los fenomenos aparezcan

como algo mas que relaciones meramente accidentales, y su proposito

sera descubrir en la totalidad del complejo historico el papel, la irn-

portancia y e1 sentido de cada elemento componente. Con esta rna-

nera de acercarnos sociologicamente a la historia, lograremos conocernos

a nosotros mismos. Si se desarrolla progresivamente esta idea en todos

sus detalles concretos, en vez de dejar que permanezca en un plano pura-

mente especulativo, y si cada avance se logra sobre la base de todo

el material concreto de que se pueda disponer, llegaremos a la larga

a una disciplina que nos proporcionara una tecnica socio16gica para

diagnosticar la cultura de una epoca. Procuramos alcanzar ese objetivo

en capitulos anteriores, en que nos esforzamos por mostrar el valor

del concepto de ideologia para el analisis de la situaci6n intelectual

contemporanea. Al analizar los diferentes tipos de ideologia no tra-

tamos unicamente de anunciar sentidos ineditos del vocablo, sino que

mas bien nos propusimos presentar, en la sucesi6n de sus sentidos cam-

biantes, una secci6n transversal de la total situaci6n intelectual y social

IDEOLOGIA: JUICIOS ONTOLOGICOS IMPLICITOS B3

de nuestro tiempo. Semejante metodo de diagnosticar una epoca, aun

cuando al principio sea no valorativo, no seguira siempre asi, Tarde

o temprano tendremos que adoptar una posici6n valoradora. Esa tran-

sici6n resulta necesaria desde un principio, pues la historia es ininte-

ligible como tal historia, a menos de que se insista en algunos de sus

aspectos, en contraste con otros. Esa seleccion y acentuacion de ciertos

aspectos de la totalidad hist6rica pueden considerarse como el primer

paso hacia un procedimiento valorativo y hacia juicios ontol6gicos.

9. El Problema de la Conciencia Ealsa

Merced al proceso dialectico de la historia se produce necesaria-

mente la transici6n gradual de la concepcion no valoradora, total y

general de ideologia a la concepci6n valorativa (vease mas arriba, p. 77).

La valoraci6n a la que nos referimos ahora es, sin embargo, comple-

tamente diferente de la que estudiamos y describimos antes. No acep-

tamos ya como absolutos los valores y las normas de determfnado

periodo, y siempre tendremos presente en 10 sucesivo el hecho de que

las normas y los valores son cosas hist6rica y sociologicamente determi-

nados. Se insiste en la importancia, no de la ontologia, sino de otra

serie de problemas. Su prop6sito sera distinguir 10 cierto de 10 que

no 10 es, 10 autentico de 10 espureo, en las normas, los modos de

pensamiento y las formas de comportamiento que coexisten en deter-

minado periodo hist6rico. El peligro de la "conciencia falsa" no consiste

ahora en que no acierta a aprehender una realidad absoluta e inmu-

table, sino mas bien en que impide la comprehensi6n de una realidad

que es el resultado de una constante reorganizaci6n de los procesos

mentales que constituyen nuestros mundos. Asi se vuelve inteligible,

porque, constrefiidos por los pracesos dialecticos del pensamiento, ne-

cesitamos concentrar nuestra atenci6n con mayor intensidad en la tarea

de determinar cuales, entre todas nuestras ideas corrientes, son real-

mente validas en determinada situaci6n. A la luz de los problemas

que han surgido en la crisis actual del pensamiento, la cuesti6n

de la "conciencia falsa" se plantea en un terreno distinto. La noci6n de

"conciencia falsa" apareci6 en una de sus formas mas rnodemas cuando,

despues de haberse interesado en factores religiosos transcendentes,

transport6 su busca de un criterio de la realidad al dominic de la

practica y, en particular, de la practica poHtica, en una forma que

recuerda el pragmatismo. Pero, a la inversa de su expresi6n rnoderna,

carecia de sentido hist6rico. Se consideraba el pensamiento y la exis-

tencia como los polos fijos y separados, entre los cuales se habian es-

tablecido rolaciones en medio de un mundo inmutable. EI nuevo sentido

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84 IDFDLOGIA Y UTOPIA

historico empieza a dcsarrollarse solo ahara Y cs posible concebir

un concepto dinamico de la idcologia y de la rcalidad.

Por tanto, desde nuestro punto de vista, una actitud etica carcce

de validcz si sc orienta seg{m norm as a las quc no puede sujctarsc

la accion en determinado ambiente hist6rico, aun con las mejores in-

tenciones. No es valida si la accion inmoral del individuo no pue-

de ya concebirse como fruto de su propia transgresion personal,

sino que es rnenester atribuirla a la obligaci6n impuesta por una seriede axiomas morales cuyos fundamentos son err6neos. La interpretacion

etica de un acto personal no es valida cuando, bajo la influencia de

los modos de pensar y de los conceptos de vida tradicionaIcs, no per-

mite que la accion y el pensamiento se ajusten a una situacion nueva

y a la postre obscurece y pone trabas a esa adaptaciou y a esa trans-

formacion del hombre. Por tanto, una teoria sera erronea cuando, en

determinada situacion practica, aplica conceptos y catcgorias que, si

se les tomara en serio, impedirian que el hombre se acomodara a aquel1a

etapa his t6rica. Las normas, los modos de pensar y las teorias anticuadas

e inapl icables probablemente degenera ran en ideologias cuya func ion

consistira en ocultar el verdadero sentido de la conducta mas bien que

en reve larlo. En los parrafos subsecuentes ci taremos unos cuantos ejem-plos caracte risticos de los tipos mas importantes de l pensamiento ideo-

logico que acabamos de descr ibir .

La historia del tabu contra los prestamos sin interes 28 constituye

un e jemplo de una ant icuada norma Mica que se convie rte en ideologia.

La regla segun la cual el prestamo debia cfectuarse sin cobro de inte-

reses, s610 podia aplicarse en una soc iedad basada econ6mica y social-

mente en relaciones intimas y de vecindad. En semejante sociedad, el

prestamo sin in teres era una costumbre Iacil de observarse, porque

esa forma de conducta correspondia fundamentalmente a la estruc tura

soc ial . Nacido en un mundo de relaciones int imas y vecinales, la Iglesia

asirnil6 y formalize ese precepto en su sistema etico. A medida que

cambiaba la verdadera estruc tura de la soc iedad, dicho precepto asumiacada vez mas un caracter ideol6gico, que, virtualmente, se convirtio

en algo impracticable. Su arbitrariedad y su inaplicabil idad se revelaron

con mayor evidencia aun en el periodo del naciente capitalismo cuan-

do, habiendo cambiado su funci6n este precepto, la Iglesia pudo

esgrimirlo como un arma contra la fuerza incipiente del capitalismo.

En el periodo de completo desarrollo del capitalismo, la naturaleza

ideol6gica de esa norma, que se manifestaba por el hecho de que era

28 Vease Max Weber, Wirtschaft und Cesellschaii, en su Grundriss der SozialO-

knomick, Part. III, p. 801 S9., para la documentacion historica sobre este pun to.

EL I'ROBLEMA DE LA CONCIENCIA FALSA 85

posible burlarla, pero no sujetarse a ella, se volvio tan patente que

aun la Igles ia tuvo CJueabandonar la.

Como ejemplos de "conciencia Falsa" que asumen la forma de una

interpre tac ion incorrccta del propio )'0 y del papel que desempefia,

podemos citar el caso de algunas personas que tratan de ocultar sus

verdaderas relaciones consigo mismas y con el rnundo, y de falsificar

los hechos elementales de la existencia humana deificandolos, roman-

tizandolos e idealizandolos, en una palabra, recurriendo a un medic

de evasion de el los mismos y del mundo, y provo cando, con esc objeto,

falsas interpre tac iones de la experiencia. Observamos, pues, un caso de

deformacion ideol6gica cuando t ratamos de resolve r conflic tos y angus-

tia s recurri endo a absolutos que hacen prac ticamente imposible la vida.

Tal es el caso cuando creamos "mitos", cuando adoramos "la grandeza

en si", cuando juramos fidelidad a "ideales", en tanto que en nuestra

conducta real, seguimos otros intereses quetratamos de ocultar simu-

lando inconscientemente una rectitud detras de la cual es faci! percibir

algo muy distinto.

Por ultimo, UIl ejemplo del tercer tipo de deformacion ideol6gica

puede observarse cuando esa ideologia, como forma de conocirniento,

ha dejado dc ser adecuada para comprender el mundo real. Se puede

ilustrar esto con el caso de un terrateniente cuya propiedad se ha

convertido en una empresa capi tal ista, pero que sigue esforzandose por

explicar a sus trabajadores sus relaciones con ellos, y su Iuncion en tal

empresa, por medio de categorias que recuerdan el orden patriarcal.

Si consideramos en conjunto todos estos casos tendremos un conoci-

miento deform ado e ideo16gico, cuando no toma en cuenta las nuevas

reaiidades que fihruran en la situacion y cuando trata de ocultarlas al

considerarlas con categorias inadecuadas."

Esta concepci6n de ideologia (trataremos del concepto de utopia

en la parte IV de esta obra) 39 t iene dos caracterist icas : es valoradora

y dinarnica. Es valoradora porque presupone ciertos juicios acerca dela realidad de las ideas y de las estructuras de conciencia, y dinamica

~9 Una percepciou podra ser erronea 0 inadecuada a la si tuacion, ya sea porquc

se anticipa a esta, 0 porque es demasiado anticuada. Invest igaremos esta cuestion

en la parte IV de esta obra, en que trataremos de la meutalidad utopica. Por ahora

bastara observar que esas formas de percepcion pueden anticiparse a determinada

situacion 0 seguirla con mucho rctraso,

30 Confiamos en que podremos demostrar, al tratar ulteriormente el tema de

la mentalidad utopica, que cl concepto utopico, que trasciende el presente y se

orienta hacia el futuro, no constituye un caso negativo del concepto ideologlco, que

oculta el presente y se esfuerza en eomprenderlo en terminos del pasado.

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86 lDEOLOGIA Y UTOPIA

porque esos JUICIOS se miden siempre con relaci6n a una realidad que

se halla en un fluir perpetuo."

Por complicadas que parezcan a primera vista estas distinciones,

a mi en tender no son en forma alguna artificiales, pues contribuyen

lisa y llanamente a la expresi6n precis a de las consecuencias impHci-

tamente contenidas en el hablar cotidiano de nuestro mundo moderno

y un intento por explicarlas 16gicamente.

Esta concepci6n de la ideologia (y de la utopia) afirma que,

ademas de las fuentes de error comunes y corrientes, es preciso tornar

en cuenta los efec tos de una est ructura mental de formada . Se reconoce

el hecho de que la "realidad", que acaso no pod emos comprender, puede

ser dinamica; y que en la misma epoca historica y en la misma sociedad,

pueden existir varios tipos de estructura mental interiormente defor-

mada, algunos porque no han logrado desarrollarse hasta el grade que

exige el presente, y otros porque se hallan mas alla de ese presente.

En ambos casos, sin embargo, se deform a y oculta la realidad que se

trata de comprender, pues esa concepcion de ideologia y de utopia

tiene que ver con una realidad que solo se revel a a si misma en

la practica real. Sea 1 0 que fuere, todas las hipotesis que contiene la

concepc i6n dinamica y valora tiva de ideologfa se basan en experiencias

que, tal vez, se podrian comprender en una forma diferente de la que

se expone aqui, pero que en ningun caso habria que pasar por alto.

10. La Busqueda de la Realidad. por Medio del Aruilisis

Ideol6gico y Ut6pico

EI intento por escapar a las deformaciones ideol6gicas y utopicas

es, en Ultimo analisis, una busca de la realidad. Ambos conceptos nos

proporcionan una base para un sana escepticismo, y pueden ser de

una positiva utilidad para evitar las trampas a que nos podria con-

ducir nuest ro pensamiento. Especi ficamente, pueden se rvir para com-

batir la tendencia de nuestra vida intelectual a separar el pensamientodel mundo de la realidad, a ocultar la realidad, 0 a rebasar sus limites,

EI pensamiento no deberia contener ni mas ni menos que la realidad

en cuyo medic actua. As] como la verdadera belleza de un sana estilo

literario consiste en expresar precisamente 10 que se propone -sin

exceso 0 deficiencia-, asi e l elemento valido de nuestro conocimiento

81 Este concepto de la ideologia s6lo se puede concebir en el plano del tipo

de la ideologia total y general , y const ituye el segundo tipo valorador de ideologia,

que dis tinguimos antes del primero, 0 sea del concepto no-valorador. Vease P: 71 SS.

Y p. 68, n. 17; p, 28, n. 24; p. 82 SS.

LA BUSQUEDA DE LA REA1.IDAD 8 1

se determina pegandose a la situaci6n real que se trata de comprender,

y no apartandose de ella.

Al considerar las nociones de ideologfa y de utopia, el problema de

la naturaleza de Ia realidad se plantea de nuevo. Ambos conceptos

contienen el imperative de que cualquier idea debe comprobarse por

su congruencia con la real idad. Entretanto, sin embargo, se ha rev isado

y puesto en tela de juicio nuestro propio concepto de Ia realidad. Todos

los grupos y clases de Ia sociedad que se hallan en pugna buscan esa

realidad en sus pensamientos y en sus obras, y por tanto no es de

sorprender que aquella parezca distinta a cada uno de ellos.P Si el

problema de Ia naturaleza de Ia realidad fuese un producto exclusiva-

mente especula tivo de la imaginaci6n, podriamos fac ilmente desenten-

demos de 61. Pero a medida que avanzamos se vuelve cada vez mas

cla ro que prec isamente Ia mult ipli cidad de concepc iones de la realidad

es 10 que produce Ia muItiplicidad de nuestros modos de pensar, y que

cualquier juicio ontoI6gico que emitamos conduce inevitablemente a

importantes consecuenc ias. Si examinamos los diversos t ip os de juic ios

ontologicos que nos ofrecen los diferentes grupos, empezaremos a

sospechar que cada grupo parece moverse en un mundo de ideas

aislado y distinto y que esos diferentes sistemas de pensamiento, quea menudo entran en conflicto unos con otros, pueden reducirse, en

ultimo analisis, a los diferentes modos de experimentar la "misma"

realidad.

32 Respecto de la diferenciaci6n de las ontologias segun la posicion social, vease

mi obra: Das konseroatioe Denken, loco cit ., parte II. Adernas Eppstein, P., Die

Fragestellung nach der Wirklichkeit 1m historischen Materialismus, en Archlv fur

Socialunssenschait und Sozialpolitik, IX (1928) P: ss.

El curio sa lector tal v ez observar a que, de aqui en adelante, el concep to valo-

rador de ideologia tiende una vez mas a asumir la forma del no valorador: pero

esto , po r supuesto, se debe a nuestr a intenci6n de descub rir una soluci6n no valo -

radora. Esta in estab ilid ad de la definici6n del concep to forma par te de la tecn ica

de la investigaci6n , a la que se puede consider ar como llegada a su madu rez, y que,por t anto , s eniega a suje ta rse a cua lquier punto de vis ta que res tr in ja su perspec tiva .

Este rel ac ionismo dinarnico const ituye la unica manera de resolve r una si tuac i6n

del mundo en que es p reciso en frentarnos con una mu ltip licid ad de puntos de v ista

contradictorios , cada uno de los cuales, aunque pretende poseer una validez absoluta,

esta relacionado con determinada posici6n y s610resulta adecuado para e lla . Hasta

que el investigador no haya asimilado todas las motivaciones y puntos de vista

cruciales , cuyas contradicciones internas explican la actual tensi6n polit icosocial,

no se hallara capacitado par a lie gar a una soluci6n adecuada de la actual situ aci6n

vit al . Si e l invest igador , en vez de asumi r inmedia tamente una posicion def in ida,

incorpora a su vision todas y cada una de las cor ri entes contradic tori as, su pensa -

miento se ra f lexible y dia lect ico, mas bien que r ig ido y dogmatico. Sernejante elas-

ticidad concep tual y la f ranca aceptacion de que ex isten hasta la fecha contradic-

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88 IDEOLOGIA Y UTOPIA

Podriamos, por supuesto, ignorar esa crisis de nuestra vida inte-

lectual, como se hace gcneralmente en la vida practica, en el curso de

la cual nos concretarnos a ver las cosas y las relaciones como aconte-

cimientos aislados, discretos, sin indagar mas alla de su posicion in-

mediata y part icular.>" Mientras considc rcmos los objetos de nuestra

experiencia descle un punto de vista particular y mientras nuestros

conceptos se apliquen satisfactoriarnente a una esfera de vida en sumo

grado reducida, nunca podremos sentir la necesidad de investigar lasinterrelaciones que existen en la totalidad cle los fen6menos. Cuando

mucho, en ta les circunstancias podremos advert ir de cuando en cuando

a.lguna obscuridad que, sin embargo, lograremos superar en la prac-

t ica . Asi, la experiencia cotidiana se ha conforrnado rnucho tiempo con

sistemas magicos de explicacion, y hasta cicrta ctapa del desarrollo

his t6rico, aquellos bas taron para tratar empir icamente eiertos confl ictos

vi tales. El problema, para remotas epocas 10 mismo que para la nues-

tra, puede plantcarse en la siguiente forma: 2,enque condiciones podre-

m05 decir que el dominio de la experiencia de un grupo ha cambiado

tan fundamentalmente qne se vuelve patente la discrepancia entre el

modo tradicional de pensar y los nuevos objetos de la experiencia (que

es precise comprender mediante ese modo de pensar)? Seria explicar

c lones inconci li adas , no necesi ta , como sucede tan a menudo en la pract ica, Ob5CU-

recer In vis ion del Jnves tlgador. En verdad, e l descubri rn icnto de contradiccioncs

hasta ahora no resueltas deberia servir de impulso al tipo de pensamiento que

rC'llIlt"C Ia present<: situucion, COIllO 10indicarnos antes , nuestro prop6sito es poner

todo aquello que es dudoso }' amb iguo en nuestr a vida social con ter npo ranea al

alcance de h plena concicncia y hajo nuest ro control , reve lando los e lementos a

menudo ocultos y cuidadosamente velados de nuest ro pensamiento . Semejante

metodo se traducira en relacionismo dinamico, que prefcriria prescindir de un sis tema

cerrado, s i este s610se pudiera estahlecer por medio de elementos ais lados y particu-

la res, cuyas l imit ac iones se han vue lto ya patentes. Ademas, podriamos pregunt 'l r

si la posib ilid ad y la necesidad de un sistema cerr a do no varia de una epoca a o tra

y tambien segun determinada situacion social. Estas observaciones deberian bastar

para que el l ec tor comprendiera c la ramente que , s ea cua l fue re la indole de laexpresi6n de nuest ro pensamiento , no es una creac ion arbit ra ria , s ino mas bien un

modo mas 0 menos adecuado para entender y dominar las formas eternamente

cambiantes de exi st cucia y de pensamiento que se t radueen en e lia s. Pa ra a lgunos

comentar ios respecto de las consecuencias impli ci ta s en los "si stemas" de pensa -

miento, vease mi ohm: Das konseroatice Denken, loco cit., p. 86 SS.

33 Nada mas necio y erroneo que razonar en la forma siguiente: Puesto que

cualquie r forma de pensa rniento his t6ri co y pol it ico se basa has ta c ie rto pun to en

supos ic iones metate6ri cas, de ahi s e s igue que no podemos confi ar en ninguna idea

o forma de pensamiento , y por 10 tanto poco importa que clase de argumentos

teori cos se cmplean en dctcrminados cases. As i pues, cada uno de nosot ros debcr ia

a tenerse a su propio inst in to , a sus propias y personales intuiciones, 0 a sus intcreses

p rivados, segun Ie par ezca mcjor. Si asi 1 0 hic ie ra rnos , eada uno de nosotros , pOl '

LA BUSQUEDA DE LA REALlDAD 8 9

las cosas de una manera demasiado intelectual el suponer que las ex-

plicaciones antiguas se abandonaron por meras razones teoricas, Pero

en aque llo s periodos, el cambio rea l que ocurria en la experienc ia soc ial

determin6 la eliminaci6n de ciertas actitudes incompatibles y esque-

mas interpretativos no congruentes con las nuevas experiencias fun-

damentales.

Las ciencias culturales especializadas, desde el pun to de vista de

su particularidad, no poseen mayor valor que e l conoc imiento empirico

de la vida cotidiana. Tambien estas disciplinas consideran los obje-

tos de conocimiento y formulan sus problemas haciendo abstraccion de

su entramado concreto, disgregandolos de el, A veces sucede que la

formulaci6n coherente de los problemas se efectua de acuerdo con

la verdadera relaci6n organica en que se les encara y no conforme

a las exigeneias de determinada disciplina. Pero a menudo, cuando se

ha llegado a cierta etapa, de pronto se pierde ese orden organico y

coherente. Las cuestiones hist6ricas son siempre monograficas, ya sea

por la manera limitada en que se concibe el objeto, 0 por la forma

especia l en que se Ie tra ta. Para la historia , ta l procedimiento es necesa rio,

puesto que la divisi6n academica del trabajo impone ciertas limitacio-

nes. Pero cuando el investigador cientifico se ufana de negarse aindagar mas alla de la observaci6n especializada que le imponen las

tradiciones de esa disciplina, por comprensivas que estas sean, hace

una virtud de 10 que s610 es un mecanismo de defensa que le protege

contra las dud as que pudiera tener acerca de sus presuposiciones.

Aun la investigaci6n que nunca rebasa los limites de su especia-

lizaci6n puede afiadir algo a nuestros datos y enriquecer nuestra ex-

periencia. Acaso este punto de vista que criticamos Iue, en su tiempo,

el mas adecuado. Pero as! como en las ciencias naturales es preciso

poner en tela de juic io las hip6tesis Y suposic iones cuando surge a lguna

parcial que fuera su opinion, podria sostenerla con Ia conciencia tranquil' ! y sentirsemuy ufano de ello. Para defender nuestro analisis contra el reproche de que 10

usamos con prop6sitos de propaganda, asen temos el hecho de que ex iste una dife-

rencia fundamenta l entre un c iego par tidar ismo y el irracionalismo que surge de

una mera indolencia mental, que no ve en la aetividad intelectual nada mas que

juicios person ales arbitrarios y de propaganda, po r una parte, y por otra, una in-

ves tigaci6n ser iamente e rnpefi ada en rea li za r un ana li si s objet ivo, y que, tras de

climinar cualquier valoracion consciente, advierte elaramente que existe un irreduc

tible residue de valoracion, inherente a la estruetura de eualquier pensamiento. (Para

mayores detal les, veanse mis conclusiones en la diseusi6n de mi memoria: Die Bedeu-

tun~ der Konkurrenz im Gebiete des Geistigen, y mis observaciones sobre la memoria

de \V. Sombart ace rca de la metodologia, prcsentada en la misma reuni6n. Verhand-

lungen des sechsten deutscheti Soziologentages, loco cit.)

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90 IDEOLOGIA Y UTOPIA

discrepancia entre los hechos, del mismo modo, en la actualidad, las

cienci as culturales han IIegado a un punto en que los datos empiricos

que poseemos nos obligan a plantear ciertas cuestiones respecto a

nuestros supuestos previos.

La Investigacion empfrica que se limita a una esfera particular se

haiia en la misma posicion que en el sentido com un, cs decir, que Ia

natu ra leza problemat ica y la incoherencia de su base te6rica permaneceoculta, porque nunca se pone de manifiesto la situaci6n total. Se ha

afirmado, con justa razon, que la inteligencia human a puede hacer

las reflexiones mas lucidas con los conceptos mas falsos. Pero se

produce una cris is cuando se intenta reflexionar acerca de esas obser-

vaciones y definir los conceptos fundamentales de las disciplinas en

cuest ion, La exact itud de 1 0 que decimos se confirm a pOl' el hecho de

que, en ciertas disciplinas, la investigaci6n empfrica prosigue con la

misma facilidad, en tanto que arrecian las polemicas respecto de los

conceptos y los prob lemas fundamentales de la ciencia.

Pero tambien esta idea es limitada, pues enuncia en forma de

una proposici6n cientifica, que pret ende tener una significaci6n gene-

ral , una situac i6n de la c iencia que solo es carac terist ica de determinado

periodo, Cuando se empezaron a formular esas ideas, a principios de

este siglo, los sintomas de esta crisis solo eran visibles en la periferia

de la inves tigaci6n, en discusiones relat ivas unicamente a los princi-

pios y las definiciones. Hoy en dia, la situaci6n ha cambiado: la crisis

ha penetrado en el mismo coraz6n de la investlgacion empirica, La

multiplicidad de los puntos de partida y de las definiciones, y la

competencia entre los diversos puntos de vista dan su matiz peculiar

aun a la percepci6n de 1 0 que al pr inc ip io pareci6 una senci lla relac ion ,

desprovista de complicaciones.

Nadie niega la posibilidad de la investigacion empirica ni afirma

que los hechos no existen. (Nada mas erroneo, a nuestro parecer, que

una teoria del caracter ilusori o del conocimiento.) Nosot ros tambien

buscamos pruebas en los "hechos", pero la cuestion de la naturaleza

de los hechos constituye pOl' sf sola un grave problema. Para la mente,

los hechos existen siempre dentro de una urdimbre intelectual y social.

EI que sea pos ible comprenderlos y formularlos implica desde luego la

existencia de todo un aparato conceptual. Si este es el mismo para

todos los miembros del grupo, nunca seran perceptibles los supuestos

(es decir, los posibles valores intelectuales y sociales ), que sirven de

base a los conceptos individuales . De este modo se nos hace int el igible

la certi dumbre sonambula que siempre exi sti6 respecto del problema

de la verdad en periodos estables de la historia. Sin embargo, una vez

LA BUSQUEDA DE LA REALIDAD 91

que se rompe la unanimidad." las categorias fijas que solian dar a la

experiencia su caracter de coherencia y de credibilidad, sufren inevi-

tablemente un proceso de desintegraci6n. Surgen modos de pensar

divergentes y contraries, que (ignorados del sujeto pensante) orden an

los mismos hechos de experiencia en sis temas diferentes de pensamiento,

y hacen que se les perciba a traves de diferentes categorias 16gicas.

Esto da como resultado la perspectiva peculiar que nuestros con-ceptos nos imponen, y hace que el mismo objeto nos parezca diferente

segun el haz de conceptos bajo el cuall o cons ideramos. Por tanto, nues -

tro conocimiento de la "realidad", a medida que asimila cada vez mas

esas perspectivas diferentes, se volvera mas comprehensivo. Lo que

antafio parecia un margen de ininteligibilidad, que no podia ser su-

mergido dentro de un concepto dado, ha originado, hoy en dia

un concepto suplementario y aun opuesto, por medio del cual se puede

lograr un conocimiento mas comprehens ivo del objeto,

Aun en la investigaci6n empirica, reconocemos cada vez con mayor

claridad cuan importante es el problema de la identidad 0 de la falta

de identidad de nuestros puntos de vista fundamentales. Para quienes

han meditado seriamente sobre este punto, el problema de la multi-

plicidad de los puntos de vista queda claramente plante ado por la

peculiar limitaci6n de cualquier definicion. Max Weber, por ejernplo,

reconoce dicha limitaci6n, pero [ustifica un punto de vista particular

basandose en el argumento de que el in teres particular que motiva

la investigaci6n det ermina la defini cion especifica que se usa.

Nuestra definicion de los conceptos depende de nuestra posicion

y de nuestro punto de vista, el cual, a su vez, se halla influido pOl'

muchos procesos inconscientes de nuestro pensar. La primera reacci6n

del pensador al topar con el caracter limitado y la ambigiiedad de sus

nociones, consistira en cerrar el paso, mientras pueda hacerlo, a un

planteo s istemat ico y total del problema. El pos itivismo, pOI' ej emplo,

hizo un gran esfuerzo para ocultarse a sf mismo el abismo que yace

bajo cualquier pensamiento particularis ta. Tenia que hacerlo, por una

parte, para poder proseguir sin peligro su investi gaci6n de los hechos ,

pero, por la otra, al negarse a encarar resueltamente el problema, a

menudo obscureci6 los problemas relativos al "todo" .

Dos dogmas tipicos eran parti cularmente adecuados para impedi r

que se plantearan cuestiones fundamentales. El primero era la teo-

ria que consideraba los prob lemas metaf is icos, f ilos6ficos y, en genera l,

34 Para detalles mas amplios respecto de la causa sociol6gica de esta desinte-

graci6n, vease la memoria del autor: Die Bedeutung der Konkurrenz im Gebiete

des Geistigen, l o c o cit.

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9 2 IDEOLOGIA Y UTOPIA

todos los problemas, por decirlo asi, marginales, como desprovistos

de importancia. Segun esta teoria, solo las formas especializadas del

conocimiento empirico eran dignas de que 5e las tomara en cuenta.

Se considera que aun la filosofia era una disciplina especial cuya

preocupacion fundamental debia ser la logica. El segundo de estos

dogmas, que impedia que se tuviera una perspectiva del "todo", se

esforzaba en llegar a un comprom iso, dividiendo el terreno en dos

zonas que se excluian redprocamente y que deb ian ocupar respecti-vamente la ciencia empirica y la Iilosofia: segun ese concepto, la

primera proporcionaba soluciones sef ,fUras e indiscutibles a problemas

particulares e inmediatos, en tanto que las cuestiones generales y los

problemas respecto al " todo" correspondian a "elevadas" especulaciones

filosoficas, Esto suponia que la filosofia tenia que abandonar la pre-

tension de que sus conc lusiones se basaban en pruebas universa lmente

validas,

Semejante solucion se parece mucho a l principio de los teorizantes

de la monarquia constitucional: "el rey reina, pero no gobierna". Se

concede a Ia filosoHa todos los honorcs. Hasta cierto punto, se consi-

dera la especulacion y la intuic ion como elevados instrumentos de cono-

cimiento, pero s610 a condicion de que no intervengan en el ramo de lainvest igac ion empi rica , democrati camente posi tiva y universahnente

valida. En tal forma, se elude una vez mas cl problema del "todo", La

ciencia empirica des c arta el problema, y la filosofia no es de tomarse en

cuenta, pues solo es responsable ante Dios. Sus pruebas son valid a s

unicamente en el terreno cspeculativo y solo puede confirmarlas la in-

tuicion pura. La consccuencia de semejante dico tomia es que la filosofia ,

a la que deberia corresponder la tare a vital de orientar la mente del

observador en la situacion total, no puede hacerlo, porque ha perdido

contacto con el "todo", al limitarse a un dominic "mas eleva d o". AI

mismo tiempo, e l espec ial ista, con su punto de vista t radic ional (part i-

cula rista), no ac iert a a tener una vision mas amplia, aunque esta result a

eada vez mas necesaria, pues se 1 0 impide la condicion actual de Iainves tigaci6n empir ica. Para dominar una si tuacion histor ica, se requiere

cierta estructura mental, capaz de enfrentarse can problemas reales y

concretos y de integrar todo aquello que sea importante en los dife-

rentes puntos de vista en pugna. En este caso, tambien, es necesario

eneont rar un punto de part ida axiomatico mas fundamental todavia , una

posic i6n desde la cual sea posible sintet iza r la situacion tota l. E l hecho

de ocultar medrosamente las contradicciones y las lagunas no lograra

resolver la crisis mejor que los metodos de la extrema derecha 0 de la

extrema izquierda, que explotan esa ocul tac ion en su p ropaganda , pa ra

glori ficar e l pasado 0 el futuro, olvidando que su propia posici6n queda

LA BUSQUhlJA DE LA RF.ALIDAD 93

sujeta a la misma criti ca. De poco se rvira intc rpreta r e 1 caracter uni-

lateral y limitado de la perspectiva del adversario como otra prueba

de que existe una crisis en su bando. Esto puedc hacerse unicamente

cuando nadie discute cl metodo de uno y, por tanto, mientras uno no

tiene eoncicncia de las limitaciones de su propio punto de vista.

S610 cuando advertimos perfectamente e l l imi tado a lcance de cual -

quier punto de vista, estamos en el buen camino hacia la anhelada

comprensi6n del tedo. La crisis del pensamiento no atafie a una solaposicion intelectual, sino a todo un mundo que ha llegado a cierta

etapa en su desarrollo intelectual. El ver claramente la confusi6n en

que ha ca ido nuestra vida intc lec tua1 y social constituye mas bien una

ganancia que una perdida. E1 heche de que la raz6n logre penetrar

mas profundamente en su propia estruetura no es cl signo de una ban-

carrota intelcctual . Ni tampoco se puede consiclerar como incompeten-

cia intelectua l pOl' pa rte nuestra, e l quc una ext raordina ria a rnpliacion

de la perspectiva requiera una completa revision de nuestras concep-

clones fundamentales, E1 pensamiento es un proceso determinado por

Iuerzas sociales concretas, que continuamente pone en tela de juicio

sus descubrimientos y corrige sus metodos, (Seria dcsastroso negarse a

reconocer, en tal virtud, par mera timidez, 10 que se hall a demos-trado dcfinitivamente ). El aspecto mas ha lagador de la si tuaci6n actua l,

sin embargo, es que nunca podremos contentamos con mezquinas pers-

pectivas, sino que siempre trataremos de comprender e interpretar las

concepciones part iculares desdc un punto de vi sta cad a vez mas ampl io,

E1 mismo Ranke, en su Politische Gespriich, puso las siguientes pa-

labras en labios de Federico: "Nunca llegaras a la verdad, si s610 das

oidos a afirmaciones extremas. La verdad se halla siempre fuera del

terreno en que florece el error, Aun si se reunieran todas las form as de

error, no se lograria extraer de ellas una sola verdad. La verdad debera

buscarse siempre por ella misma, en su propio reino. Todas las herejias

de l mundo no te ensefia ran 10 que es el cristianismo -pues este s610 se

puede aprender en los Evangelios".35 Ideas tan ingenuas como estas, en

su pureza e inocencia, evocan un Eden intelectual que nada sabe de la

confusi6n del conocirniento despues del pecado original. A menudo se

observa que esta sintesis, que se presenta con la certidumbre de que

abarca el todo, resulta, a la postre, la expresion del provincianismo mas

mezquino, y la adopci6n, a ciegas, del punto de vista que se halla

mas al alcance de nuestra mana constituye una de las mejores maneras de

35 Ranke, Das politische Cespriich, ed. Rothacker (Halle, 1925), P: IS.

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94 IDEOLOGIA Y UTOPIA

impedir que se realice la comprension, cada vez mas amplia y com-

prehensiva, que es posible hoy dla.

La totalidad, en el sentido en que la concebimos, no es una vision

inmediata y eternamente valida de la realidad, que s610 puede ser

privilegio de un ojo divino. No es una vision estable y que se basta a

si misma. Representa los procesos continuos de expansion del conoci-

miento, y su meta no es la obtenci6n de una conclusi6n supratemporal-

mente valida, sino la mayor extensi6n posible de nuestro horizontevisible.

Para dar una sencilIa ilustraci6n, sacada de la vida cotidiana, de

ese esfuerzo hacia una visi6n total, tornaremos el caso de un individuo

de determinada posicion que se preocupa por resolver los problemas

concretos con los que tiene que enfrentarse y que, de pronto, empieza a

descubrir las condiciones fundamentales que determinan su existencia

social e intelectual. En ese caso, una persona que cumple constante y

exclusivamente con sus tareas cotidianas, no asurniria una actitud de

duda frente a S I misma y a su posici6n, y sin embargo, a pesar de su

confianza en si, seria esclava de un punto de vista particular y parcial,

hasta que ocurriera la primera crisis, que le produciria un desengafio.

S610 en el mornento en que por vez primera se consideraria a si

misma como parte de una mas amplia situaci6n concreta, se despertaria

en ella el impulso de observar sus propias actividades dentro de la

trama total. Es cierto que su perspectiva seria aun tan limitada quiza

como el alcance de su corta experiencia; tal vez la extensi6n en que ana-

lizaria su situaci6n no rebasaria el circulo de su pueblo 0 el mezquino

ambiente social en que vive. Sin embargo, el hecho de considerar los

acontecimientos y los seres humanos como partes de situaciones pare-

cidas a aquellas en que se encuentra ella misma, es algo que dista

mucho de las meras reacciones inmediatas a un estimulo 0 a una im-

presi6n directa. Una vez que el individuo ha empufiado el metodo para

orientarse en el mundo, inevitablemente tendra que ampliar el estrecho

horizonte de su ciudad y aprendera aincluirse el mismo dentro deuna situaci6n nacional y aun, mas tarde, mundial. Asimismo, lograra

comprender la posicion de su propia generaci6n, y su situaci6n personal

en la epoca en que vive, y esta, a su vez, como parte del total proceso

hist6rico.

En terminos generales, esta orientaci6n de la propia situaci6n repre-

senta en miniatura el fenomeno del que hablamos antes como de un

esfuerzo constantemente ampliador hacia una concepci6n total. Aunque

la materia de esta reorientacion es la misma que la de las observaciones

individuales que constituyen la investigacion empirica, la meta, en nues-

LA BUSQUEDA DE LA REALIDAD 95

tro caso, es completamente diferente. El "analisis de la situacion" es el

modo n~tural de pensar en cualquier forma de experiencia que se eleve

por encima del lugar cornun. Las disciplinas especiales no pueden

aprovechar plenamente las posibilidades de ese metodo, porque general-

mente la materia de sus estudios se halla limitada por puntos de vista

sumamcnte especializados, La sociologia del conocimiento, de todos

modos, se esfuerza en ver aun la misma crisis de nuestro pensamiento

como una situaci6n que forma parte de un todo mas amplio.

Ya que, en una situaci6n tan complicada como la nuestra, precedida

por un desarrollo intelectual tan diferenciado como el nuestro, surgen

nuevos problemas del pensamiento, los hombres deberan aprender a

pensar de .nuevo, porque el hombre es una criatura que necesita adap-

tarse continuamente a la cambiante historia. Basta ahora nuestras

actitud~s frente a nuestros procesos intelectuales (a pesar d; todas las

~retenslOnes 16gicas) no diferian mucho de las de cualquier persona

mgenua. Es decir, los hombres estaban acostumbrados a actuar en

deterrninadas situaciones, aun sin comprenderlas claramente. Pero as!

como ~ubo una ~poca en la historia poHtica en que las dificultades de

la accion .sevolv~eron tan grandes que no fue posible superarlas direc-

tamente SIll meditar sobre la propia situaci6n; as! COmoel hombre tuvo~ue a~render cada vez mas para actuar, basandose primero en las

nnpresrones exteriores de Ia situaci6n y luego analizando la estructura

de esta, del mismo modo podemos considerar como el desarrollo natural

de una tendencia el hecho de que el hombre este combatiendo la

crltica situa.c~6n q~e ha surgido en su pensamiento y se esfuerce por

tener una vision mas clara de la naturaleza de la crisis.

Las crisi~ no ~ueden resolverse por medio de unos cuantos apresu-

r~dos y nervIOSOSmtentos para suprimir problemas nuevos y molestos,

ni buscando refugio segura en un pasado muerto. E1 camino debera

buscarse unicamente en la extension gradual y en el profundizamiento

de concepciones nuevas y cuidadosos avances en el camino del control.

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1 6 8 UNA POUTICA ClENTIFICA

netrable y de ocultarse entre los velos del destine, por el contrario,

algunas interrelaciones sociales son previsibles, cuando menos poten-

cialmente. En este punto, el principio etico de responsabilidad empieza

a vislumbrarse. Sus principales imperativos son, en primer lugar, que

la accion no solo deberia estar de acuerdo con los dictados de la con-

ciencia, sino que deberia tomar en consideraci6n las posibles conse-

cuencias de Ia accion, en cuanto son calculables, en segundo lugar

-y esto puede servir de base a nuestras anteriores discusiones-, que Iapropia conciencia deberia quedar sujeta a un examen critico, a fin de

eliminar todos los factores que acnian a ciegas y fatalmente.

Max Weber ha expresado por primera vez de un modo aceptable

este concepto de la politica. Sus ideas y sus investigaciones reflejan Ia

etapa de la etica y de Ia politica en que el ciego destino parece en vias

de desaparecer, cuando menos en parte, en el proceso social, y el cono-

cimiento de todo cuanto es cognoscible se vuelve la obligaci6n de cual-

quier hombre de accion. En este pun to, mejor que en cualquier otro,

Ia politica se convierte en ciencia, ya que, por una parte, la estructura

del campo hist6rico, que se debe controlar, se habra vuelto transparente,

y que, por Ia otra, de las eticas nuevas surge un punto de vista que

considera el conocimiento no como una contemplaci6n pasiva, sino

como un examen critieo, y, en este sentido, allana el camino a la acci6n

politica,

IV. LA MENTALIDAD UTOPICA

1. Utopia, ldeologia y el Problema de la Realidad

Un estado de espiritu es ut6pico cuando resulta incongruente con

el estado real dentro del cual ocurre.

. La incongruencia es siempre evidente por el hecho de que serne-

jante estado de espiritu, en la experiencia, en el pensamiento y en la

practica, se orienta hacia objetos que no existen en una situaci6n real.

Sin embargo, no deberiamos considerar como ut6pico cualquier estado

d: espiritu que es incongruente con la inmediata situaci6n y la tras-

ciende (y, en este sentido, se"aparta de la realidad"), Solo se designaran

con el nombre de utopias, aquellas orientaciones que trascienden Ia

realidad. cuando, al pasar al plano de la practica, tiendan a destruir, ya

sea parcial 0 completamente, el orden de cosas existente en determinada

epoca,

Al limitar el significado del vocablo "utopia" a ese tipo de orien-

tacion que trasciende la realidad y que, al mismo tiempo, rompe los

Iazos del orden prevalente, se establece una distincion entre los estados

de espiritu utopicos y los espirituales. Puede uno orientarse hacia

objetos ajenos a la realidad, que trascienden la existencia real -y, sin

embargo, seguir siendo capaz de realizar 0 conservar el orden de casas

existente. En el curso de la historia, el hombre se ha ocupado con mas

frecuencia de los objetos que trascendian el alcance de su existencia

que de los que eran inmanentes a esta, y, a pesar de esto, las formas

reales y concretas de Ia vida social se han edificado sobre Ia base de

estados de espiritu "ideologicos", incongruentes con la realidad. Seme-

jante orientacion incongruente se volvio utopioa solo cuando tendio,

por aiiadid~ra, a destruir el orden prevalente. Por tanto, los represen-

tantes de cierto orden no han asumido en todos los casas una actitud

hostil hacia las orientaciones que trascendian el orden existente. Mas

bien sehan esforzado en controlar las ideas y los intereses trascendentales

dentro de una situacion dada, intereses e ideas que no era posible rea-

lizar dentro del orden prevalente, y en reducirlos a Ia impotencia, de tal

suerte que se concretaran al mundo que se halla mas alla de Ia historia

y de Ia sociedad, donde no podrian afectar el status quo.

Cualquier periodo historico ha contenido ideas que trascendian el

orden existente, pero no funcionaban propiamente como utopias: eran

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170 LA MENTALIDAD UTOPICA

mas bien ideologias adecuadas a aquella etapa de la existcncia, ya que

se integraban armoniosa y organicamente en la concepcion del mundo

caracte ristica de ese periodo (es decir, que no ofrec ian posibilidades re-

volucionarias ). Mientras el orden medieval , clerical y feudalmente orga-

nizado, pudo colo car el paraiso fuera de la sociedad, en una esfera

situada en el mas alla que trascendia la historia y cortaba las garras

a los impetus revolucionarios, la idea de paraiso sigui6 siendo parte

integrante de la sociedad medieval. S6lo hasta que cie rtos grupos socia -

les dieron cuerpo a esas imagenes de anhelo en su conducta real, y

t rata ron de real iza rlas, esas ideologias se volvieron ut6picas. Si adop-

tamos por un momenta la terminologia de Landauer! y, cont radic iendo

deliberadamente la definici6n usual, damos a cualquier orden social

existente y que perdura aun, el nombre de "topia" (del griego - r6 rr o; ) ,

entonces esas imazenes de anhelo asumiran una funci6n revolucionariao

y se convert iran en utopias .

Es claro que una concepcion definida de la "existencia" y una

concepcion correla tiva de la trascendenc ia de la exi st enc ia si rven de base

a la anterior distincion, Es preciso examinar esa presuposici6n antes

de ir mas lejos. La naturaleza de la "realidad" 0 "la existencia en cuanto

tal " es un problema que corresponde a la filosofia , y no nos ocuparemos

de el aqui. Sin embargo, 10que se considera como rea l hist6ri ca 0 socia l-

mente en determinada epoca, es importante para nosotros y afortuna-

damente es posible definirlo con certeza. En cuanto el hombre es una

criatura que vive primordialmente en la historia y en la sociedad, la

"existencia" que le rodea nunca es "la existencia en si", sino una forma

concreta e historica de la existencia social. Para el sociologo, la "exis-

tencia" es aquello que es "concretamente e ficaz", es decir, el orden socia l

preva lente, que no s610 existe en la imaginac i6n de c iertos individuos,

sino conforme a l cual actuan realmente las gentes.

Cua lquie r "orden de vida actuante" concretamente , debera conce-

birse y caracterizarse 10 mas claramente por medio de la estructura

particular, social y econ6mica sobre la cual esta basado. Pero abarca

tambien las formas de conviveneia humana (formas especifi cas de amor,

de sociabilidad, de conflicto, etc.) que la estructura hace posibles 0

requiere; y tarnbien las formas de experiencia y de pensamiento que

caracterizan su sistema social y que, por tanto, son congruentes con

el, (Para el planteo actual del problema, esto resultara 10 bastante pre-

eiso. No se puede negar que, si el punto de vista desde el cual se haec

el anali si s, se estudiara con mas profundidad, habria otras muchas cosas

I n

"J !

~,

IiI,

". 1t

~~

1 1,

1 Landauer, G., Die Revolution, vol. 13 de la scrie, Die Cesellschajt, ed. par

Mar lin Buber (Francfor t del Mein , 1923. )

UTOPIA, IDEOLOGIA Y REALIDAD 1 1 1

que explicar. EI concepto nunca puede explicar algo en un grado ab-

solute, sicmpre corre parejo COil la amplitud y el ahondamiento de nues-

tra mirada en la estructura social.) Pero en cualquier orden de

vida que "actue rea lmente", se mezclan al mismo tiempo concepciones

que se deben designar COIl el nombre de "trascendentes" 0 de "irreales",

porque nunca se puede realizar su contenido en las sociedades en las

cuales existen, y porque no se puede vivir y actuar conforme a elIos

dent ro de los l imi tes del orden soc ial existente.

En una palabra, todas aquellas ideas que no encajan en el orden

corriente, concreto y de facto se designan como "irreales '' 0 trascendentes

a la situacion. S610 un estado de espiritu que se ha logrado aclarar

debidamente, desde el punto de vista sociologico, actua conforme a

ideas y motives congruentes a la s ituaci6n que son relat ivamente raros. En

contraste con esas ideas congruentes y adecuadas, hay dos clases prin-

c ipales de ideas que trascienden la si tuac ion: l as ideologias y las utopias.

Las ideologias son las ideas que trascienden la situacion y que

nunca lograron, de hecho, realizar su contenido virtual. Aunque a me-

nudo se convierten en los motivos bien intencionados de la conducta

del individuo, cuando se las aplica en la practica, se suele deformar su

sentido. La idea cristi ana del amor frate rnal, por e jemplo, sigue siendo,en una sociedad basada sobre la servidumbre, una idea irrealizable, y, en

ese sentido, idcologica, aun cuando se reconozca que puede actuar

como motivo en la conducta del individuo. Vi vir en forma coherente,

a la luz del cristiano amor al pr6jimo, en una sociedad que no este

organizada segun el mismo principio, result a imposible . EI individuo,

en su conducta personal, sc ve siempre obligado -en cuanto no se

propone trastornar el orden social vigente- a renunciar a sus mas nobles

principios.

EI heche de que esta conducta ideologicamente dete rminada nunca

malice plena mente el sentido que pretende tener, puede presentarse

en·muchas formas, y, en relacion con estas, hay toda una serie de tipos

posibles de mentalidad ideol6gica. El primero de esa serie es el caso 'en que el sujeto que piensa y concibe no acierta a advertir la incon-

gruencia de sus ideas con la realidad, porque se 10 impide todo el cuerpo

de axiomas que entrafia el pensamiento social e historicamente deter-

minado. EI segundo tipo de la menta lidad ideologica, al que podriamos

Hamar la "mental idad hip6cri ta" 0 Iari sa ica se carac teri za por el hecho

de que, historicarnente, t ienc Ia posibilidad de descubrir la incongruen-

cia entre las ideas y su conducta, pero, en vez de hacerlo, oculta ese

concepto en aras de ciertos intereses vitales y emocionales . En fin , existe

cl tipo de mentalidad ideologica basada en un engano deliberado, en

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1 7 2 LA MENTALIDAD UTOPICA

que se debe interpretar la ideologia como una mentira intenciona1. En

tal caso, no se trata de un engafio involuntario de uno mismo, sino del

engaiio deliberado de nuestro projimo. Hay un sinfin de etapas inter-

medias, desde la mentalidad bien intencionada, que trasciende la situa-

cion, hasta la ideologia en el sentido de mentira consciente.i pasando

por la "mentalidad hipocrita", Por ahora, no tendremos que ocuparnos

de estos fenornenos. Es preciso, sin embargo, lIamar la atencion sobre

cada uno de esos tipos, para concebir con mas claridad la peculiaridad

del elemento utopico,

Las utopias trascienden tarnbien la situacion social, pues orientan

la conducta hacia elementos que no contiene la situacion, tal como

se halIa realizada en determinada epoca, Pero no son ideologias, es

decir, no son ideologias en cuanto logran, por una contraactividad,

transformar la realidad historica existente en algo que este mas de

acuerdo con sus propias concepciones. Para un observador que tenga

un concepto relativamente objetivo de elIas, esta distincion teorica y

meramenta formal entre las ideologias y las utopias, parece entrafiar

escasa dificultad. Sin embargo, es dificil determinar concretamente

1 0 que, en determinado caso, es utopico y 10 que es ideo16gico. Te-

nemos que enfrentarnos aqui con la aplicaci6n de un concepto que

entrafia valores y modelos. Para elIo, es preciso participar en los senti-

mientos y en los motivos de los partidos que luchan por dominar larealidad hist6riea.

Lo que en determinado caso aparece como utopico, y en otro

como ideologico, depende esencialmente de la etapa y del grado de

realidad a la que se aplica ese modelo. Es claro que las clases sociales

que representan el orden social e intelectual prevalente, percibiran como

realidad aquelIa estructura de relaciones de las que son portadoras,

en tanto los grupos que se oponen al orden actual se orientaran hacia

las primeras sefiales de gestacion del orden por el cual estan luchando

y que se esta realizando por medio de elIos. Los representantes de

determinado orden pondran el marbete de ut6picos a todos los con-

ceptos de existencia que, desde su punta de vista, nunca, en principio,

podran realizarse. Segun este uso, la connotacion conternporanea del

termino "utopico" designa, ante todo, una idea que, en principio, es

irreaiizable. (Hemos descartado deliberadamcnte de la definici6n la

acepcion mas estrecha del termino.) Entre las ideas que trascienden

la situacion, hay de seguro algunas que, en principio, nunea podran

realizarse. Sin embargo, los hombres cuyos pensamientos y sentimientos

se hallan vinculados a cierto orden de existencia en el cual ocupanI

t~ Para rnayores detal les, vease parte II, "Ideologia y Utopia"

UTOPIA, IDEOLOGIA Y REALIDAD 1 7 3

cierta posicion, manifestaran siempre la tendencia a designar como

absolutamente ut6picas todas las ideas que son irrealizables s6lo

dentro de la estructura en la que viven elIos mismos. En 10 sucesivo,

cuando tratemos de utopia, usaremos el termino en un sentido mera-

mente relativo, significando as! una utopia que parece irrealizable s6lo

desde el punto de vista de determinado orden social, que es actual-

mente vigente.

El mero intento de determinar el significado del concepto "utopia"muestra a que punto cualquier definicion, en el pensamiento historico,

depende necesariamente de la perspectiva de cada cual, esto es, con-

tiene dentro de si todo el sistema de pensamiento que representa la

posicion del pensador y especialmente las valoraciones politicas que

se halIan detras de ese sistema de pensamiento. La mera forma en

que se define un concepto y el matiz que se Ie da, entrafian ya, hasta

cierto Funto, un juicio a priori respecto del resultado de la ilaci6n de

ideas construidas sobre el. No es una casualidad el hecho de que un

observador que, consciente 0 inconscientemente, ha tornado partido

en favor del orden social vigente y prevalente, se haya formado un

concepto tan amplio e indiferenciado de 10 ut6pico; verbigracia, un con-

cepto que suprime la distincion entre 10 que es absoluta y relativamente

irrealizable. Desde esta posici6n, es pricticamente imposible rebasar los

limites del status quo. Esta actitud, en que el observador se muestra

reacio a rebasar el status quo, manifiesta la tendencia a considerar como

irrealizable, dentro de cualquier orden, algo que 10 es unicarnente dentro

de cierto orden, de tal suerte que, al obscurecer esa distincion, puede

suprimir la pretension a la validez de la utopia relativa. AI dar indi-

ferentemente el nombre de ut6pico a todo aquello que esta fuera del

orden actual, se aplaca la angustia que podrian provocar las utopias

relativas, realizables dentro de otro orden.

AI otro extremo se halla eI anarquista, G. Landauer (Die Revo-

lution, pp. 7 ss.), que considera el orden vigentc como un conjunto

indiferenciado, y que, al conceder su aprecio unicamente a la

revoluci6n y a la utopia, ve en cada "topia" (es decir, en el actual

orden vigente) eI mal supremo. As! como los representantes del orden

existente no establecen diferencia alguna entre las variedades de utopia

(y nos autorizan en tal forma para hablar de su ceguera a la utopia),

del mismo modo el anarquista puede merecer la equivalente acusacion

de ceguera al orden existente. Percibimos en Landauer 10 que es ea-

racteristico de todos los anarquistas, es decir, la antitesis entre 10 "au-

toritario" y 10 "libertario", un contraste que 10 simplifiea todo y borra

todas las diferencias parciales, que condena en desorden, por ser

autoritarias, toda clase de cosas, desde el Estado gendarme basta la

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17 4LA MENTALIDAD UTOPICA

Republica dernocrat iea 0 el Estado socialista, en tanto que s610considera

l ibert ario al anarquismo. La misma tendencia a la simpli ficacion actua

en la forma en que se representa la historia. Esta dicotornia radical

obscurece las indudables di ferencias cuali tat ivas que existen ent re las

formas diversas de Estado. Asimismo al conceder una importancia

valorativa preponderante a la utopia y a la revolueion, se obscurece

la posibilidad de observar cualquier clase de tendencia evolutiva en el

ramo de la historia y de las instituciones. Desde este punto de vistacualquier acontecimiento historico es una Iibe racion incesantemente

renovada de una topia (orden existente) por una utopia, que surge de

ella. S6lo en la utopia y en la revoluci6n hay verdadera vida, el orden

inst ituc ional es s6lo, en cua lquie r epoca , e l residuo male fico que de jan

tras elIas las utopias y las revoluciones. Por tanto, el camino de la

historia conduce de una topia, por encima de una utopia, hacia otratopia.

La unilateralidad de esta concepci6n del mundo y de esta trabazon

conceptual es demasiado evidente para requerir una refutacion. Sin

embargo, su merito estriba en que, en contraste con la concepcion

"conservadora" que aboga por el orden establecido, impide que e1

orden vigente se convierta en absoluto, en cuanto se Ie considera como

una de tantas topias posibles, de las cuales surgiran los elementos uto-

picos que a su vez habran de determinar un nuevo orden. As}, pues,

pa ra encontrar un concepto correc to de la utopia, 0, mas modestamente,

el mas adecuado a nuestra etapa actual de pensamiento, el analisis

bas ado en la sociologia de l conoc imiento debera esforza rse en enfrentar

la unilateralidad de las pos iciones individuales opues tas y en eliminarlas

de este modo. As i se aclarara preci samen te en que consi st ia l a part icu-

laridad de las concepciones anteriores. Hasta que se haya despejado

este terreno, no sera posible llegar a una solucion mas comprensiva

y amplia, sobre la base del propio juicio, solucion que superara la uni-

lateralidad hecha mas patente. La concepcion de utopia que hemos

empleado antes parece, en tal sentido, ser la mas amplia. Se esfuerza

en tomar en cuenta el caracter dinamico de la realidad, en cuanto

acepta no una "realidad en cuanto tal", como punto de partida, sino,

mas bien, una realidad historica y socialmente determinada, que se

halla en constante proceso de evolucion (vease P: 84 SS. Y P: 111,

nota 13). Ademas, se propone llegar a una concepcion de la utopia

cual ita tiva , hist6rica y socialmente di ferenc iada , y, por ul timo, dist in-

gui r la utopia "absoluta" de la "re lat iva",

Todo esto se debe en ultimo analisis a que nuestra intencion no es

establecer en una forma meramente abstracta y te6rica cierta clase de

relacion arbitraria entre la existencia y la utopia, sino, mas bien,

UTOPIA, IDEOLOGIA Y REALIVAD1 7 5

. I· lenitud concreta de la trans-en cuanto fuere posible, reconocer a ~ d iod Adernas 10 ha-

Formacion hist6ri ca y social en ddete rm~~a ~ P:~om~do con te~plativocemos porque no solo tratamos e estu. la~ . e . . vincula el

Y de describir morfo10gicamente ,e l pnndcIplO ~IVtIentteEq::st: sentido,1 ' 1 de cierto or en eXISen e.

desarrollo de a utopia con e , "dialectica" Con1a re1aci6n entre 1a utopia y el orden existente es ,I 'ru os

deci e toda epoca permite que surjan (en g pesto queremos ecir qu , 1 ontienen en una

situ ados en diferentes 1ugares) Id~as Y, va ores que c tan las ne-f condensada las tendencias irrealizadas que rep r es en .on_na 'Esos elementos inte1ectua1es se convierten en-cesidades de cada epoca, d destruir el orden vigente.

tonces en materias e~p~osivas capac~. :e a su vez derriban el orden

Este determina ~l naclmlentodde utOlPSl~guSnte orden de existencia, Esta

. l ermiten que pro uzca e

~lg~a:i~nylalectica" habia sido establecida ya po~ ~l _hegelianodDroyse~,re. f al e intelectual. Sus definiciones pue en servir

~~n;~l: r~~i~~ ; :~7i: i~r;: ; de este aspecto dialecti co. Esc ribe las frases

. ' t ~sigmen es: .§ 7 7

1 hi tori la forma siguien-"Todo movimiento se desarrolla, en a IS ona, en . 1

reflejo de las cosas tal como existen en aen la representacion de las cos as como

te: el pensamiento, que esrealidad, t iende a convert irse

deber ian ser",§ 78

"Los pensamientos constituyen la critica de aquello q~e es y que,

sin embargo, no es tal como deberia ser. Cuando lograne~~~o;::u:;~

condiciones y luego afianzarse y extenderse, ap~yandose 'to a' bsti . r reqUlere una nueva cn lC ,bre, el conservatismo y la 0 stinacion, se

y asi, indefinidamente.

"La ta rea

§ 79

de los hombres consiste en hacer que de ciertas condi-

nuevos pensamientos, y de los pensamientos, nuevasciones surjancondiciones," . ' , de las

. ., del progreso dialectico, de la situacion yEsta exposlclOn e1 dominio del pensamiento, deberia

contradicciones que se hallan en El problema radica en

considerarse como un mero esbozo 0 e~que:~~ciones entre las formas

determinar el verda~ero i,uego ?e mu as c rres ondientes diferencia-

diferenciadas de existencia social, y dlas

5t~ lo/problemas planteadosciones de las utopias, A consecuencia e e ,

I.e f H'''' trad par E. BenjaminD T G Out line of the Pr incip S 0 ...ory, '3 roysen, ' "

Andrews, Boston, 1893, pp, 45-46,

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176LA MENTALIDAD UTOPICA

s~ vuelven mas' s~tematicos y mas comprensivos, en cuanto reflejan la

:xque~ y,la vanedad de la historia. EI problema mas inmediato de

l~veshgaclon estriba en establecer un contacto mas estrecho entre elSIStema conceptual y el empfrico.

Se pue?e hace: ,Ia observacion de que, por 10 general, el armazon

d,e los ~artidos pollticos progresivos es mas adecuado para un estudio

Slst~n:~tiCO - en la medida en que su posicion social ofrece la mayor

pos.lblhdad de un pensamiento sistematico.s-s Las concepciones his-toricas que ~onen el enfasis en la unicidad de los acontecimientos, por

otra parte, tienen mayores probabilidades de ser producto de los ele-

mentos conservadores de la sociedad. Cuando menos, no cabe duda

respecto de .Ia exactitud de esa acusacion en cuanto se refiere a la epoca

en que la Idea de la unicidad historica, opuesta a la generalizacionaparecio. '

,~O~, tanto, es d~ esperarse que el historiador critique nuestra

definicion de I~ UtOPI~ como demasiado utopica, pues, por una parte,

no se ha reducido al tipo de trabajos que deben su nombre a la Utopia

de Tomas Moro, y por la otra, induye muchas cosas que no se relacionancon este punto de partida historico.

Esta objecion se funda en la doble suposicion que hacen los historia -d?r~s:. a) la unica tarea del his toriador consiste en presentar los fenomenos

hlstoncos en toda la con creta unicidad con que aparecen, y que b)

debe emplear solo conceptos descriptivos, es decir, conceptos que,

desde un punto de vista sistematico, no estan definidos de un modo

10 bastante rigido para que impidan reconocer el caracter fluyente de

l~s fenomenos. Por tanto, los acontecimientos deben agruparse y c lasi-

Hearse n~ sobre la base de un principio de similitud, sino, mas bien,

co~o fen?men~s cuyas relaciones se pueden descubri r (por medio ~e

senales discernibles ) como partes de una situacion historioa unica, Es

claro que quienquiera se dedique al estudio de la realidad histor ioa valien-

dose d~ tales presuposiciones obstruye, con semejante aparejo conceptual,

el camm.o q~e Ie ]]evari~ a una investigacion sistematica. Si se acepta

que la historia es algo mas que materia de concrecion e individualidad

pues pos~e cierta organizacion estruc tural y hasta cie rto punto obedec ;

a determmadas leyes (hipotesis que se debe conservar en reserva como

una .po~ib. il idad), dseria ~os:~le d~scubrir esos factores que hacen refe-

:~ncla un:camente a 10his torico smgular? dUn concepto his toricamente

mgenuo , de este tipo, seria, por ejemplo, el de "utopia", en cuanto

en su usa tecnico por el historiador, induye estructuras que, en con-

~ Respec to de las causas, ver rni obra Das Konservatioe Denken, l o c o c it. , P:83 SS.

Vl'OPIA, IDEOLOGIA Y REALIDAD 1 7 7

ereto, se parecen a la Utopia de Tomas Moro, 0 que, en un sentido

historico mas amplio, se refieren a "Estados ideales"? No tenemos la

intencion de negar la utilidad de esos conceptos descriptivos indivi-

duales, en cuanto se proponen captar los elementos individuales de la

historia. Lo que sf negamos es que sea el unico modo de explicar los

Fenomenos historicos, Por tanto, Ia afirmacion de los his t ori a dores de

que la historia en sf y para sf es preci samente una cadena de fenomenos

singulares no es un argumento en contra de nuestra tesis. dComo podriamejorar Ia historia si, con el mero planteo del problema y la formula-

cion de los conceptos, se suprime la posibilidad de llegar a cualquiera

otra solucion? Cuando se aplican a la historia conceptos que no se

proponen revelar estructuras, 2como podemos abrigar la esperanza de

demostrar por medio de elIos que existen estructuras historicas? Si

nuestras preguntas no se anticipan a cierto tipo de contestacion teori-

ca, dcomo podremos esperar recibirla? (Esto viene a ser una repe ti cion,

en un nivel mas elevado, de l procedimiento que ya tuvimos oportunidad

de observar antes, en el caso de los conservadores y de los anarquistas:

la posibilidad de cierta indeseable respuesta queda suprimida por la

forma en que se plantea el problema y por la formulaci6n de los

conceptos que se tra ta de aplicar. Vease pp. '172-174.)

Puesto que la pregunta que hacemos a la historia tiene el proposito

de resolver si exi sten ideas, aun i rreal izadas, que t rascienden determi -

nada realidad, estos fenomenos pueden asentarse como un complejo de

problemas en la forma de un concepto, Por consiguiente, se podria

plantear la cuestion de saber si este concepto se puede relacionar con

el significado del termino "utopia". Dicha cuestion tiene una doble

solucion: mientras nos concretemos a definir el termino, "utopia signi-

fica tal 0 cual cosa ... ", nadie podra objetar nuestro procedimiento, ya

que admitimos que la definicion s610 persigue de tenninados propositos

(Max Weber vio perfectamente esto ). Sin embargo, cuando por afiadi-

dura se vincula tal definicion con la connotacion historicamente evo-

lucionada del te rmino, se tiene e l proposi to de mostra r que los elementos

que hemos puesto de relieve en nuestro concepto de la utopia se hallan

presentes en las utopias, tal como aparecieron en la historia, En este

punto, a nuestro parecer, nuestros conceptos abstractos no son cons-

t rucciones intelectuales arbit raria s y caprichosas, sino que arra igan en

la realidad empirica. Los conceptos que creamos existen no s610 para

prop6sitos de especulacion, sino para contribuir al restablecimiento de

fuerzas estructurales que se hallan presentes en la realidad, aunque no

siempre son evidentes. Una abstraccion constructiva as un requisite

previo de la investigaci6n empirica, que, si realiza Iss anticipaciones

implici tas en el concepto, 0 m . a s sencillamente, si proporciona el()IDODtO$

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178 LA MENTALIDAD UTOPICA

para que la construccion sea salida, da a esta la dignidad de una rc-

construcci6n.

En genera l, l a ant ite si s del procedimiento hist6rico y de la cons-

trucc ion sistemat ica debera emplearse con suma caute la. En las c tapas

preliminares del desarrollo de una idea, tal vez proporcione ciertas

luces. Cuando en el curso del desarrol lo histori co de esta antit esis, la s

ideas de Ranke cobraron importancia, muchas dife rencias se ac1araron

provisionalmcnte pOl ' medio del contras te entre ambos procedimientos.Por ejernplo, el mismo Ranke pudo ac lara r en tal forma sus rlife rencias

con Hegel. S i, con esc contraste, for jamos una antites is def init iva y esta-

blecemos una absoluta oposicion que nos lleve mas alia del desarrollo

hist6rico y de la estructura inmanente de los Ienornenos, cuando solo

seria legitim a y util como el primer paso en cl desarrollo de una idea, el

resultado sera que, como a menudo sucede, incurriremos en el error

de convertir en absoluto algo que es meramente una etapa particular

del desarrollo de la idea. Aqui tambien, el absolutismo ataja el camino

a la s intesis de los metcdos s is ternat icos e his toricos."

Por cl hecho de quc la determinacion concreta de 10que es utopico

procede s iempre de cierta etapa de la existencia, es pos ible que las utopias

de hoy se conviertan en las realidades de manana: "las utopias s610son a menu do verdades prematuras" (Les utapies ne sont souvent que

des oerites prematurees , Lamartine). Quien pone a una idea el marbete

de ut6pica, es generalmente el representante de una epoca pasada. Por

otra parte, el presenta r la s ideologias como ideas ilusorias, adaptadas

al orden presente, es generalmente una tarea a la que se dedican los

representantes de un orden de existencia que se halla aun en proceso

de gestaci6n. El grupo dominante esta siempre de acuerdo con el orden

existente, que determina 10 que se debe considerar como utopico, en

tanto que el grupo ascendente que esta en pugna con las cosas tales

como son, es el que de term ina 10 que debe considerarse como ideo-

16gico. Otra dificultad -la de definir exactamente, en determinada

epoca, cual es la ideologia y cual la utopfa- resulta del hecho de quelos e lementos utopicos e ideol6gicos no aparecen a islados en el proceso

5 Acer ca del peli gr o pr acti ce de la conceptual izaci6n hi st 6r ica, vease la crit ica

de Meinecke por Carl Schmitt , Zu Friedrich Meineckes "Idee der Straatsri ison", en

Archlv fur Sozialunssenschait und Sozialpolitik, (1926), VI, pp . 2 26 ss. Es de lamenta r

que l as cuest iones que sur gen de la contr oversia entr e esos dos repr esent antes tipicos

de sus respectivos puntos de vista no se hayan estudiado con mayor empeiio sub-

siguientemente. En cuanto al problema de la relaci6n entr e la histori a y la siste-

matizaci6n, vease las r ecient es doctr inas: Sombart , \V., Economic Theory and

Economic History, en ECOTll)lllic History Review, II. NQ 1, EneTO de 1929; Jecht, H.

WirtsclUlftsgcschichte und Wirtschaftstheorte (Ti ibing a, 1 928 ).

UTOPIA, IDEOLOGIA Y REALIDAD 179

historico. Las utopias de las cIases ascendentes se hallan a menudo,

en gran parte, impregnadas de elementos ideol6gicos.

La utopia de la burguesia ascendente fue la idea de "libertad".

_En parte rue una utopia real , es dec ir, qll e con tenia elementos orientados

hacia la realizacion de un nuevo orden social, que debian servir, pre-

viamente, de instrumentos para desintegrar el orden vigente, y que,

despues de real izado esto, pudieron traducirse, parc ialmente, en real i-

dad. La libertad, en el sentido de romper los vinculos del orden esta-

tico de los gremios y de las castas, en el sentido de libertad de pen-

samiento y de opinion, en el de libertad politica y libertad de des-

arrol lar sin trabas I" propia personalidad, se convirtio en gran parte,

o cuando menos en mayor parte que el anterior estado social, el de

la sociedad feudal, en una posibilidad realizable. Hoy en dia, sabemos

exactamente hasta que grade esas utopias se t ransformaron en rea lidades

y a que punto la idea de libertad de aquel tiempo contenia, no solo

elementos ut6picos, s ino tambien ideol6gicos .

Siempre que la idea de libertad tuvo que hacer concesiones a la

idea concomi tante de igualdad, 10 hizo poniendo metas que se ha llaban

en contradicci6n flagrante con el orden que exigia y que mas tarde

se realiz6. La separaoion, en la predominante mentalidad burguesa, de

los elementos Ideologicos y aquel los OtrOScapaces de una reali zac i6n

subsecuente, es dec ir, los verdaderamente utopicos, s610 pudo ser hecha

por una cap a social que entro luego al escenario y lanzo un reto alorden social vigentc.

Todos los elementos accidentales que hemos indicado como incluidos

en una definicion especifica de 10 que es ideologico y de 10 que es

ut6pico en Ia mentalidad de determinada epoca, hacen mas dificil el

plant eo del problema, pero no son un obstaculo insuperable a su in-

vestigacion. S610 cuando nos hallam os en medio de ideas opuestas,

resulta sumamente cIificil detcrrninar 10que se debe considerar como ver-

daderamente ut6pico (es decir, realizable en el futuro) en Ia con-

cepcion de una clase que surge, y 1 0 que se debe considerar, mera-mente, como ideologia de la clase dominante y de la cIase ascendente.

Mas, si consideramos el pasado, parece posible encontrar un criterio

adecuado que permita distinguir 10 utopico y 10ideol6gico. Este cri terio

es su realizaci6n en la practica, Las ideas que a la larga resultan meras

deformaciones de un orden social ant iguo 0 potencial, e ran ideoI6gicas,

en tanto que las que se realizaron en un orden social subsecuente eran

utopias relat ivas. Los coneeptos del pas ado, al convert irse en realidades,

pusieron fin al conflicto de opiniones entre 10 que, en anteriores ideas

que trascendian la situaci6n, era un brote de utopia relativa que des-

truia el orden existente, y 10que 9610 e ra una ideologfa que servia para

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1 8 0 LA MENTALIDAD UTOPICA

ocultar la realidad. La medida en la cual se realizan las ideas consti-

tuye una norma suplementaria y retroactiva para distinguir hechos que,

mientras son contemporaneos, se hallan sepultados bajo conflietos par-

tidistas de opini6n.

1 - . 2. Realizaci6n del D688{).y Mentalidad Ut6pica

El--pensamiento que es meramente la expresi6n de un deseo siem-pre ha exist ido en los asuntos humanos. Cuando lit i ff llt~iD8ei8ftno

encuentra pabulo en larealidad existentc, busea un refugio en lugares

y perlodos construidos conforme a sus anhelos. Los mitos, los cuentos

de hadas, las promesas rel igiosas del mas alla, las fantasias humanas,

las novelas de viajes, han sido siempre expresiones eternamente cam-

biantes de 10 que nos hace falta en la vida real. Fueron colores com-

plementarios del cuadro de la realidad existente, en grade mas alto

que l~las quese esforzaban en desintegrar el status quoexistente.

Las investigaciones mas profundas de la historia cultural 6 han

demostrado que las formas de los anhelos humanos pueden establecerse

en terminos de principios generales, y que en determinados periodos

hist6ricos, la real izaci6n del anhelo se efecnia por medio de una pro-yecci6n en el tiempo, en tanto que en otros precede por medio de una

proyecci6n en el espacio. De acuerdo con esta diferenciaci6n, se podria

dar el nombre de utopias a los deseos espaciales, y el de milenarismo

o quiliasmo a los deseos 0 anhelos temporales. Esta definici6n de con-

ceptos, segUn los intereses de la historia cultural, se apliea meramente

a principios descriptivos. Sin embargo, no podemos aceptar la distin-

ci6n entre la proyecci6n temporal y espacial del deseo como un criterio

decisivo para diferenciar los conceptos de ideologfa y de utopia. Con-

sideramos como ut6picas cualesquier ideas transcendentes a una situa-

ci6n (no s610proyecciones de deseos) que en alguna forma tienen el

poder de transformar el orden hist6ricosocial existente. Aceptando esto

6 Doren, A. WUllSchriiume und WUllSchzeiten, Conferencias, 1924-1925, de la

B ibliot eca de Warbourg (Le ipzig, Berlin, 1927) , pp. 158 88. Esta obr a se cita par a

f uturas consu ltas como la mejor guia en el estud io del problema desde el pun to de

vista de la historia cultural y de la historia de las ideas. Contiene tarnbien una

excelente bib liogra fia . En este l ibro ci tamos imicamente las obras que no menciona

Ia bib liografia de Dor en. El en sayo de este puede definirse como la h istoria del

motioo (en una forma algo parecida a la iconografia en la histo ria del arte ) . Par a

su prop6si to , su terminologia es par ti cula rmente acer tada ("espac ios del deseo y

tiempos del deseo" ); pero para el nuestro, es decir para la construcci6n de una

histor ia soc io l6gica de la est ructura de la conciencia moderna , ti ene 5610un valor

indirecto.

REALIZACION D&L DFSEO 1 8 1

como punto de partida de nuestra investigaci6n, se plantean ante nos-

otros varios problemas.

Ya que 10 que nos in teresa, ante todo, es el desarrollo de la vida

moderna, nuestra primera tarea consistira en descubrir el punto en que

las ideas trascendentes a la situaci6n se vuelven por primera vez ac-

tivas, es decir, se convierten en fuerzas que conducen a la transformaci6n

de la realidad existente. Veremos mas adelante que el elemento ut6-

pico, en nuestra conciencia, se halla sujeto a cambios, en su contenido

y en su forma. La situaci6n que existe en determinada epoca sufreprofundas y constantes transformaciones, bajo la influencia de dife-

rentes factores que trascienden la situaci6n.

Este cambio de la substancia y de la forma de la utopia no se

realiza en un ramo separado e independiente de la vida social. Podria

mas bien mostrarse, especialmente en los modernos desarrollos hist6ricos,

que las formas sucesivas de la utopia, estan estrechamente vinculadas,

al origen, con determinadas etapas de desarrollo, y en cada una de

estas con ciertas capas sociales . A menudo sucede que la utopia dorni-

nante surge por primera vez como el caprichoso anhelo de un solo

individuo, y no se incorpora hasta mucho despues a las politicas

de un grupo, que es posible determinar sociol6gicamente, en cada etapa

sucesiva, cada vez con mayor exactitud.En tales casos, se suele hablarde un precursor y de su papel de iniciador, y atribuir esa realizaci6n

individual, desde el punto de vista sociol6gico, al grupo al que setransmiti6 la vision y en nombre del cual expuso sus ideas. Esto entrafia

la hip6tesis de que la aceptaci6n ex post facto de Ia nueva concepcion

por ciertas capas sociales pone de manifiesto el impulso y las rakes

sociales en los que el precursor habia participado ya inconscientemente,

y de los que deriv6 la tendencia general de su realizaci6n, en cuanto a

10 demas indiscutiblemente individual. La creencia de que debe negarse

la signif icaci6n del poder creador del individuo, es uno de los errores

mas ampliamente difundidos de la sociologia. Al contrario, dde d6nde

podria brotar 10nuevo, si no es de Ia mente original y absolutamente

personal del individuo que rebasa los l inderos del orden existente? Latarea de la sociologia consistira siempre en mostrar, sin embargo, que

el primer movirniento de 10 nuevo (aun cuando a menudo asuma la

forma de una oposici6n al orden existente) se orienta de hecho hacia

el orden existente y que este , a su vez, t iene sus raices en el alineamiento

y en la tension de las fuerzas de la vida social . Ademas, 10 que es nuevo,en la aportaci6n de una personalidad unica, "carismatica", s610 puede

utilizarse para la vida colectiva cuando, desde el principia, se halla

en contacto con alglin problema vivo importante, y cuando desde el

principio sus "sentidos" se hallan geneticamente arraigados en prop6-

1 8 2

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II'

1 .\

sitos colectivos. Sin embargo, no habria que exagerar la importancia

del individuo frente a la colectividad, como se ha venido haciendo des-

de el Renacimiento. A partir de aquella epoca, Ia contribucion de la

mente individual cobra preminencia relativa, si se Ie compara al papel

que desempefi6 en la Edad Media 0 en las culturas orientales, pero

su significado no es absoluto. Aun cuando un individuo, al parecer

aislado, da forma a una utopia. de su gmpo, en ultimo analisis, se debe

atribuir esto al gmpo a cuyo impulso colectivo se conform6 su obra.

Despues de aclarar las relaciones entre las realizaciones del indi-

viduo y el gmpo, podemos ahora hablar de la diferenciaci6n de las

utopias segun las epocas historicas y las capas sociales, y considerar

la historia dcsde este punto de vista. En el sentido de nuestra defini-

ci6n, una utopia eficaz no puede, a la larga, ser obra de un solo

individuo, ya que este no puede, solo, destruir la situaci6n hist6rico-

social. S610 cuando Ia concepcion ut6pica del individuo se aduefia de

corrientes de pensamiento que ya existian en la sociedad y las expresa,

s610 cuando se remonta a la visi6n original del gmpo, y cuando tal

concepci6n se t raduce en acci6n, 5610entonces un nuevo orden de exis-

tencia lanza un reto al orden vigente. En verdad, puede decirse que

es un rasgo esencial de la historia modema el que las clases sociales,

a medida que se organizan para la accion colect iva, logran t ransformarla realidad hist6rica unicamente cuando sus aspiraciones se encarnan

en utopias adecuadas a la cambiante situaci6n.

S610 porque existia una estrecha relaci6n entre las diferentes for-

mas de utopia y las capas sociales que estaban transformando el orden

existente, los cambios en las ideas modernas constituyen un tema de

inves tigaci6n sociol6gica. Si podemos hablar de diferenciaciones socia-

les e hist6ricas de las utopias, debemos preguntarnos si no seria pre-

ciso penetrar la forma y la substancia que tienen en determinada epoca

por medio de un anal isis de la situaci6n hi st6ricosoc ial en que surgie ron.

En otras palabras, la clave que permite comprender las utopias es la

situaci6n estructural de la cap a social que las adopta en determinada

epoca.

Las peculiaridades de las fonnas singulares de las utopias suce-

sivas se conviert en en un hecho casi inte ligible no 5610si se les considera

como una filiaci6n unilineal en que cada una surge de la otra, sino

tornando en cuenta el hecho de que cobran el ser y perduran como

contrautopias rec iprocamen te antagonicas, Las diferentes form as de las

utopias activas aparecieron en esta sucesi6n hist6rica en relaci6n con

ciertas capas scciales bien definidas, que luchaban por mejorar su con-

dic i6n. A pesa r de muchas exccpc iones, esta rc lac ion signe existiendo,

REALIZACION DEL DESEO1 8 3

de tal suerte que, al correr el tiempo, es posible hablar de la coexis-

tencia de las diferentes formas de utopia que al principio aparecian en

una sucesi6n temporal. El hecho de que existan en estrccha relaci6n

con gmpos sociales contendientes, de un modo oculto 0 abierto, se

rdleja en la forma que asumen. EI cambio de fortuna de las clases a

las que pertenecen se expresa constantemente en las variaciones con-

cretas de la forma de las utopias. El hecho fundamental de que tienen

que orientarse en reciprocidad y hasta en posicion de pugna, aunque

pOl' esta se entienda una mera oposici6n, deja una huella profunda en

elIas. Por tanto, el soci6logo s610 puede ver realmente en las utopias

partes de una constelacion total, perpe tuamente cambiante .?

Si Ia historia social e intelectual se ocupara exclusivamente con

el hecho previamente asentado de que cualquier forma de utopia que

tenga rakes sociales esta sujeta a cambios, podrfamos con [usticia ha-

blar unicarnenta de un problema relacionado can la transfonnaci6n,

de origen social, de Ia "utopia", pero no de un problema de la trans-

fonnaci6n de Ia "mentalidad utopica". Se puede habJar de una men-

talidad ut6pica 5610 cuando la configuraci6n de la utopia en cualquier

tiempo constituye no 5610 una parte vital del "contenido" de dicha

mentalidad, sino cuando, por 10 menos en su tendencia general, im-

pregna completamente esa mental idad. S6lo cuando el elemento ut6pico,

en este sentido, tiende a penetrar todos los aspectos de la mentalidad

dominante en aquell a epoca, 5610 cuando las form as de la experienc ia,

de la acci6n y de la visi6n (0 perspectiva) se organizan de acuerdo

con ese e lemento ut6pico, podemos verdaderamente hablar con [ust ici a

llO solo de diferentes formas de utopia, sino, al mismo tiempo, de di-

ferentes configuraciones y etapas de la mentalidad ut6pica. Precis a-

mente, la principal tarea de nuestro estudio consistira en demostrarque ta l relaci6n existe .

Lo que determina la sucesion, el orden y la valoraci6n de las ex-

pcriencias aisladas es el elemento ut6pico -es decir, la naturaleza del

deseo predominante-. Este deseo es el principio organizador que moldea

la forma en que experimentamos el tiempo. La forma en que ordenamos

los acontecimientos, y el ritmo inconscientemente enfatico que el in-

dividuo, en su espontanea observaci6n de los acontec imientos, imprirne

al fluir del tiempo, aparece en la utopia como 1!:1 cuadro inrnediata-

mente perceptible, 0 cuando menos como una serie de sentidos direc-

1A Allred Weber corresponds el merito de haber convertido el analisis de

constelaciones en un instrumento de sociologi a de la cultura. Tratamos de apli car

su f6rmula al problema, aunque en un sentido especifico, en el caso tratado mas

arriba.

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1 8 4 LA MENTALlDAD UTOPICA

tamente inteliglbles. La estructura interna de la mentalidad de un grupo

nunca se puede comprender mejor que cuando nos esforzamos en pe-

netrar su concepto del tiempo a la luz de sus esperanzas, de sus aspi-

raciones y de sus propositos. Sobre la base de estos prop6sitos y de

estas esperanzas, una mentalidad bien definida ordena no s6lo los

acontecimientos del futuro, sino los del pasado, Los acontecimientos

que, a primera vista, se presentan como una mera aeumulaci6n orono-

l6giea, adquieren el caracter de un destino, desde este punto de vista.

Los hechos eseuetos se arreglan por sf solos en perspectiva, y las enfasis

del "sentido" se distribuyen y atribuyen a los acontecimientos individua-

les de acuerdo con las direcciones fundamentales en que lucha la perso-

nalidad. En este ordenamiento significativo de los aconteci rnientos,

que es algo mas que un mero arreglo crono16gico, se podra deseubrir

el principle estructural del t iempo histor ico. Pero es preciso ir aun mas

lejos. este ordenamiento del significado es, de hecho, el clemento pri-

mario en la interpretacion de los acontecimientos . La psicologia moderna

muestra que el todo (Gestalt) es anterior a las partes y que nuestra

primera comprensi6n de las partes nos llega a traves del todo, y 10 mismo

sucede con la comprensi6n de la historia. En esta, aparece tambien cl

sentido del t iempo hist6rico como una total idad pref iada de Significado

que ordena los ucontecimicntos "anteriores" a las partes, y por medic

de esa totalidad comprendemos verdaderamente por primera vez el

curso total de los acontecirnientos y su lugar dentro de 61. Precisamente

por medio de ese Iugar central que corresponde al sentido historico-

temporal, pondremos de rel ieve, en part icular , las relaciones que existen

entre cada utopia y la correspondiente perspectiva hist6r ica del t iempo.

Cuando nos referimos a ciertas formas y etapas de Ia mental idad

ut6pica, tcnemos presentes las estructuras mentales concretas y faciles

de descubrir, como se las encuentran en seres humanos individuales. No

pensamos en cierta unidad arbitrariamente eonstruida (como la "con-

ciencia en sf"de Kant), 0en una entidad metalisica que es preciso situarmas alla de las mentes concretas de los individuos (como en el "espiri tu"

de Hegel). Queremos mas bien indicar las estructuras mentales con-

crctamente descubribles , tal como se pueden comprobar en individuos .

Por tanto, nos ocuparcmos aqui de los pensamientos, de los actos y de

los sentimientos concretos y de sus relaciones intemas con los tipos

concretos de hombres. Los tipos puros y las etapas de la mente ut6pica

son construcciones 5610 en la medida en que se conciben como tipos

ideales. NingUn individuo aislado representa una encarnacion pura de

eualquiera de los t ipos hist6ricosociales de mental idad que se presentan

REALIZACION DEL DESEO 185

aqui." Mas bien, en cada individuo aislado y concreto existen ciertos

elementos operantes de cierto tipo de estructura mental, a menudo mez-

clados con otros t ipos .

Al analizar los tipos ideales de las mentalidades ut6picas en sus

diferenciaciones historicosociales, no las considerarnos como construeeio-

nes epistemol6gicas a metalisicas. Son seneil lamente ins trumentos meto-

dol6gicos. Ninguna mente individual, tal como existe rcalmente, corres-

pondi6 nunca cornpletamente a los t ipos y a las relaeiones estructuralesque habremos de describir. Cada mente individual , sin embargo, siendo

un algo concreto (a pesar de todas las mezclas ), tiende a organizarse,

por 10 general, a 10 largo de las lineas estructurales de uno de esos tipos

hist6r icamente cambiantes . Estas eonstrueciones, como los t ipos ideales

de Max Weber, sirven sencillamente para dominar las eomplejidades

pasadas y presentes. En nuestro caso, su prop6sito no es s610 ayudar a

comprender hechos psicolcgicos, sino tarnbien, en toda su "pureza",

estructuras que se desenvuelven hist6rieamente y operan sobre aquellos.

3. Cam bios en fa Configuraci6n de la Mentalidad Utopica: Sus Etapas

en los Tienvpos Moderuos

a) La Primera Forma de la Mentalidad Utopica: El Quiliasmo

OrgUist ico de l o s Ana ba p ti s ta s

EI recodo decisivo de la historia moderna fue, des de el punto de

vista de nuestro problema, el momento en que el milcnarismo sum6 sus

fuerzas a las aetivas exigencias de las capas oprirnidas de la sociedad.?

La-,.me..a,jci(;la. d~ ad\I~o.Qe un-reinomilenario ell la tierra siernpre

entrafio una tendencia revolucionaria, y la Iglesia hizo todo 10 que pudo

a.fin de, .paralizar esa idea trascendente a la situacion. Esta doctrina,

que de euando en cuando revivia, volvi6 a apareeer en Joaquin de

8 Vease pp. 52 ss. y p. 177 ss. de la prescnte obra.

9 Siempre resulta peligroso Iijar el principio de un movimiento en dctcrminado

punto de la corriente de acontecimientos hlstoricos: el l tal Iorma s" hace cuso omiso

de los precursores del movimiento. Pero la reconstruccion acertada de la esencia

del desarrollo hlstorico depende del talento del h istoriador para poner de relieve

los puntas cruciales decisivos de la urticulacion de los fen6mcnos. EI hecho de que

el social ismo moderno suele buscar su origen en 1a epoca de los anabapt istas com-

prueba en parte el hecho de que es preciso considerar cl movimiento encabezado

por Thomas Munzer como un paso hacia los modemos movimientos revolucionarios.

Es evidcnte, por supuesto, que no estarnos estudiando aun a los proletarios cons-

cientes de su clase. Asimismo, debe aceptarse que Munzer era revolucionario social

por meros motives rel igiosos. Sin embargo, el sociologo debora conceder especial

atenci6n a este movimiento, porque en else integran estructurahnente el qui liasmo

y la rcvoluci6n social.

1 8 6 LA MENTALIDAD UTOPICA sus FORM AS MODERNAS

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Flores, entre otros, aunque, tratandose de 61, no se crey6 que fuera

revoluc ionaria. Sin embargo, en los husita s, y despues en Thomas Mun-

zer 10 y los anabaptis tas, esas ideas se convirt ieron en movirnientos act ivos

de de terminadas capas soc iales. Las aspirac iones que hasta entonces no

se habian propuesto una meta especifica ni habian tenido por objcto

los fines supremos del hombre, de pronto adquirieron un aspecto secu-

lar. Selas juzg6 rea lizables "aqui y ahora" y se las incorpor6 con gran

celo a la couducta social.

La "espiFirualizaci6 .. de la }Xlli ti ca", que bien sa puede dec irque

empez6 en este punto de Ia historia, afect6 mas 0 menos todas las co-

rrientes del tiempo. EI origen de la tensi6n espiritual, sin embargo,

fue el nacimiento de la mentalidad ut6pica que tuvo su origen en las

clasea .sccia les.cpnmtdas. Entonces se inic ia la pol iti ca, en el sent ido

moderno de la palabra, si entendemos por politica una participacion

mas 0 menos conseiente de todas las clases sociales en la realizacion

de algun propos ito secular, en contraste con la aceptacion fatalista de

los acontecimientos, 0 de un dominio de potencias "superiores 'U!

Las clases mas humildes en el pe riodo postmedieval asu rnieron solo

poco a poco esa funeiOn motriz en el proceso social y paulatinamente

llegaron a tener conciencia de su propio significado social y politico.

Aunque esta etapa, como ya 10 hemos indicado, dista mucho de haber

llegado a la de "la coneiencia de c1ase del proletanado", sin embargo,

es el punto de partida del proceso que conduce gradualmente a tal con-

ciencia. A partir de entonccs, las clases oprimidas de la sociedad se

esfuerzan, de un modo mas definido, por representar un papel especi fico

en e l desa rrollo dinamico de los procesos soe iales en su totalidad. Desde

aquella epoca, se observa una diferenciacion social cad a vez mas pro-

funda de los propositos y de las acl itudes psfquicas .

10 Entre las obras acerca de Munzer, mencionemos solo a K. HolI, Luther und

di e Scluci irmer (Gesam1l le lt e Aufs ii tze zu r Kirchengescliichte, Tubing a, 1 927 , P: 420

ss.}, en que abundantisimas citas, acerca de un solo problema, est.in admirable-

mente reuuidas. En las referencias citaremos sencillamente el pasaje de la obra de

I l ol l, sin vol verl o a copi ar en detalle,

Para till cstu.lio profundizado del quiliasmo, vease espccialmente Bloch, E.,

Thomas Munze r al s T li eo loge der Revo lu tion (Muni ch, 1921). La afinidad interi or

entre Mii nzer y este autor permiti o una exposicion sumamente acer tada de la csencia

d el I enomeno del quiliasmo, Est e hecho ha sido apr eclado en par te par Dor en, "P : cit.

11 Se podria, naturalmente, definir la politica de muchos modos. En este caso

tarnbien deber iamos tener pr esente una afir rnaci on que hicimos antes: Ia definicion

se r el aciona siempre can su propos ito yean el punto de vi st a del obser vador . Nuestr o

prop6sito es aqui trazar la relacion que existe entre la fonnaci6n de la concieneia

colectiva y l a historia polit ica, y par consiguicnt e nuest ru definicion, que selecci ona

ci er tos hechos, debe r cl acionar sc con ese pl anteo del problema.

1 8 1

Esto no implica en 10 mas minimo que esta forma extrema de la

mentalidad utopica hay a sido el unico factor determinante en la his-

tori a , des de aquel tiempo. A pesar de todo, su presencia en el campo

soc ial e jerc io una influenc ia casi continua aun sobre menta lidades anti -

teticas, Basta lo s adversa ries de esta forma extremada de la mentalidad

ut6pica, buscaron en ell a, aunque inconseiente e involuntari amente, una

orientacion. La vision utopica desperto una visi6n contraria. El opti-

mismo quiliastico 0 milenarista de los revolucionarios produjo, por fin,

la formaci6n de la actitud conservadora de resignaci6n y la actitud

realista en la polit ica.

Esta situaci6n tuvo gran importancia no solo para la politica, sino

tam bien para los anhelos espirituales que se habian fundido con los

e lementos prac tices, despues de abandonar su des in teres ada y elevada

pos icion. Las energfas orgiast icas y los brotes extaticos empezaron a

actuar en e1 ambiente del mundo, y tensiones, que anteriormente tras-

cendian la vida cotidiana, se convirtieron dentro de ella en azenteso

explosivos. Lo imposible engendra 10 posfble.P y 10 absoluto interviene

en e l mundo y condieiona los acontec imientos reales. Esta forma radica l

y fundamental de la utopia rnoderna fue moldeada con una extrafia

materia. Correspondio a la fermentacion espiritual y a la excitacion

fisica de los campesinos, es decir, de la clase que estaba en cornunion

mas Intima con la ti erra. Era, al mismo tie rnpo, vigorosamente materia l

y altamente espiritual,

Nada mas erroneo que tratar de comprender esos acontecimientos

desde el punto de vista de la "historia de las ideas". Las "ideas" no son

las que conducen a estos hombres y les impulsan a determinados actos.

Su brote y surgimicnto dcpcndio de energias ext.it icas y orgi:lsticas. Los

elementos trascendentes a la real idad, en la conciencia, que se e levaron

a una activa funci6n ut6pica, no eran "ideas". Considerar todo 10 que

ocurrio en ese periodo como obra de las "ideas", es una deformacion

inconscientc que se produjo durante la etapa liberal y humanitaria de la

mentalidad utopica.P La his tori a de las ideas fue la creacion de una

epoca que se entusiasmaba por las ideas, e involutariamente las inter-pre tab a a la luz de sus propias cxpcriencias centrales. No eran las ideas

las que impulsaban a los hombres, durante las rebeliones y guerras

campesinas, a levantarse en armas. Las raices de tal erupcion yacen

('11 planes vitales mucho mas profundos), elcmentales de la psique.t+

1~ EI mismo Munzer hablo del "valor y de lu fuerza que se neeesitan para

rcalizar 10 imposi bl e" , Par a l as citas, \'l'ase Hol I, P: 429.

13 Este pun to se discutini en el proximo capitulo.

HMunzer hablo del "ubisrno del espintu", que s610 se puede ver cuando sc

['onl'll al descubierto las Iuerzas del alma. Vcase HolI, P: 428, nota 6.

I

. ~ 1 8 8 LA MENTALIDAD UTOPICA

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Para Hegar a una comprensi6n mas completa de la verdadera subs-

tancia de l mi lenarismo, y para hacerlo asequible a la comprensi6n cien-

tifi ca, cs p reci so ante todo distinguir del miIenarismo las imagenes, los

simbolos y las formas del pensamiento milenarista. Pues en ninguna

parte es tan valida como aqui nuestra experiencia de que 1 0 que esta

ya formado y la expresi6n que cobran las cosas, tienden a desprenderse

de su origen y a seguir su camino independientemente de los motivos

que los inspiraron, El rasgo esencial del milenarismo es su tendencia a

disociarse de sus propias imagenes y simbolos, Precisamente porque lafuerza impulsora de su utopia no radica en la forma de su expre-

si6n externa, una concepcion del objeto, basada meramente en la

historia de las ideas, no 10 reproduce f ielmente. Semejante concepcion

pierde de vista el punto esencial. Si aplicamos los metodos de Ia his-

toria de las ideas, tendemos a colocar en Iugar de Ia historia de Ia

substancia del milenarismo, Ia historia de los marcos de referencia que

se han vaciado ya de su contenido, es decir, Ia historia de las ideas

milenaristas en sf.16 Asimismo, Ia investigaci6n de las carreras de los

revolucionarios milenari st as puede ext ravia r, ya que, por na tura leza, l a

experiencia quiliastica decae en el curso del tiempo y sufre una irre-

mediable transformaci6n en e l curso de Ia experiencia de cada persona.

Por tanto, para ace rcamos al tema propio de la invest igac i6n, tend remosque descubrir un metodo que nos proporcione un concepto viviente de

la materia de estudio y la presente cual si nosotros mismos Ia estuvie-

ramos experimentando. Debemos preguntarnos constantemente si Ia

propia acti tud quil iasti ca esta rea lmente presente en las form as de pen-

samiento y de experiencia que hemos tratado en determinado caso.

La unica caracteristica verdadera, tal vez Ia unica directa y exclu-

s ivamente propia de la exper iencia milenarista, es su absoluta actualidad,

el hecho de que siempre se haUa situada en el presente. Siempre ocu-

paremos algun momento del tiempo y algun Iugar del espacio, pero,

desde el punto de vista de Ia experiencia quiliastica, la posici6n que

ocupamos es un mero accidente. Para el verdadero milenarista, el pre-

sente se convierte en una brecha por la cual 10 que antes era interior,irrumpe de repente, se aduefia del mundo exterior y 1 0 transforma.

El mistico vive ya sea en el recogimiento del extasis, 0 en un anhelo

por 'Uegar a este. Sus metaforas desc riben el ex tasis como una si tuac i6n

15 En el conflicto ent re MUnzer y Lutero, existe una prueba evidente de la

antes mencionada divergencia entre la impor tancia concedida a la substancia de

Ia fe, que s610 se puede conocer por experiencia, y las "ideas" que la simbolizan.

Scgun MUnzer, Lutero cree exclusivamente en la letra de las Escrituras. Para

Munzer, semejante fe es s610 "una parodia sirniesca, robada y nunea experimentada",

Citas en la obra de Holl, p, 427.

sus FORMAS MODERNAS 1 8 9

psiquica que no puede concebirse en terminos de espacio y de tiempo,

como una uni6n con el mundo del mas aUa.16 Tal vez esta misma subs-

tancia extatica sea la que sc convierta en el milenarista en cl "aqui y

ahora" inrnedia tos, pero no solamente para dele ita rse en e llos, sino para

convertirlos en parte de sf mismo. Thomas M iinzer, el profeta mile-

narista, se expres6 en la forma siguiente: "par eso todos lo s profetas

deberan hablar de este modo: 'asi dice el Sefior', y no: 'asi dijo eI

Sefior', como si hubiese sucedido en el pasado, en vez de ocurrir eneI presente'U"

La experiencia mistica es meramente espiritual, y si hay algunas

huellas de experiencia sensible en su modo de hablar, es porque bene

que expresar un indecible contacto espiritual y s610 puede hallar sus

simbolos en cornparaciones sensibles de la vida cotidiana . Es·,el mile-

narista, en cambio, Ia experiencia sensible se haHa presente con todo su

vigor. y es tan inseparable de la espiritualidad, en el, como el, a su vez,

es inseparable del presente. Es como si, al traves de su inmediato pre-

serite, hubiese entrado por primera vez al mundo y a su propio cuerpo.

Ci temos a l propio Munzer:

"S610 trato de que acepteis la palabra viva en que vivo y respiro,

de tal suerte que no volvais a mi con las manos vacias. Llevadla envuestros corazones, os 1 0 suplico en el nombre de la purpura sangre de

Cristo. Torno cuenta de vosotros y quiero daros cuenta de mi. Si no 10

hago, que sea hijo de la muerte, temporal y etema. No puedo daros

una prenda mas a lta ." 18

16 Meister Eckehart: "Nada aparta tanto al alma del conocimiento de Dies

como el tiempo y el espacio" (Meister Eckehart, Schriften tind Predigten, ed.

de Buttner ( lena, 1921, I, p. 137). "Si el alma quiere percibir a Dios, habra de

si tuarse por encima del t iempo y del espacio". (Ibid., P: 138). "Si el alma logra

sobrepasarse y negarse a si misma y a sus actividades, es s610 por medio de

la gracia ... " (I, 201). Acerca de la distinci6n entre el misticismo medieval y la

religiosidad de Munzer, vease el acertado comentario de HoI!: "En tanto que los

misticos de la Edad Media ernplearon para unirse con Dios medics arti ficiales, ver-

bigracia, el ascetismo, y, por decirIo asi, se esforzaron en conquistar por la fuerza

la uni6n con la divinidad, Munzer creia que 'Dios mismo es el que ernpufia Ia

guadafia y arranca la cizafia de entre los hombres'." (Vease Holl, P: 483.)

17 Munzer se expresa en la misma forma en el pasaje siguiente: "Deberia

saber que Dios esta dentro de el y que no hay que pensar en el como si estuviera

a mil leguas de distancia". (Holl, p. 430, nota 3.)

En otro pasaje, Munzer mostr6 su radicalismo espiritual y religioso en su

distinci6n entre el Cristo dulce como la miel y el Cristo amargo. Acus6 a Lutero

de presentar s610 al primero, (Holl, p. 426-427). Para Ia interpretacion, vease

Bloch, op. cit., p. 251 SS.

18 En el arte creador de aquella epoca, del que es caracteristico el cuadro

de GrUnewald, se paede descubrir , Ilevado a un extremo grandiose, un paralelo de

190 191

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LA MENTALIDAD UTOPICA

El milenarista espera UDa union con un presente inmediato. Por

tanto, no se preoeupa, en su vida eotidiana, por vanas esperanzas del

futuro 0 remini seeneias romant icas, Su acti tud se ca racteriza por una

intensa expectacion, Se desvive, esperando el momenta propicio y, en

tal forma, no existe una interna articulacion del ticmpo para el. No le

interesa, en realidad, el milenio venidero, 19 1 0 importante para e l, es que

sucede hunc et nunc, y que surgio de la existencia mundanal, como un

repentino impulso hacia una existencia dife rente . La promesa del futurono es' p ara el una razon capaz de justificar el aplazamiento, sino unica-

mente un punto de orientacion, algo exterior al curso ordinario de los

acon tec imientos desde los cuales observa, como desde una a talaya, li sto

a lanzarse al asalto.

Debido a la peculiaridad de su estructura, la sociedad feudal y

medieval no conocio la revolucion en el sentido moderno. co Dcsde la

esa estrecha fusion entre el mas robusto sensualismo y la espiritualidad mas elevuda.

Se sabe tan poco de su vida que es imposible determinar si tuvo alguna relacion

con los anabaptistas. La referenda al arte de Criinewald, sin embargo, trata de

ilustrar 10 que se dijo antes. (Vease Heidlich, E. , Die altdeutche Malerei, lena,

1909, p. 39-41, 269.)

Vease tambien la obra instructiva de Heidrich, Diirer und die lieformation

(Leipizig, 1909), en la cual comprueba cIaramcntc la relacion que existe entre los

extaticos entusiastas y sus secuaces, los pintores Hans Sebald, Barthel Beham y

Georg Penez, en Nuremberg, y la defensa de Durero contra elias. Heidrich ve en

el arte de Durero la expresion de la religiosidad luterana, y en el de Criinewald cl

paralelo equivalente de los entusiastas extaticos religiosos.

19 Miinzer: "... que nosotros, criaturuas terrenales de carne y hueso, deberia-

mas volvernos Dioses, gracias a la Encarnacion de Cristo en un cuerpo humane,

y por consiguiente convertirnos con 1 ' : 1 en los discipulos de Dios, enseiiados porEI y su espiritu, y al transformarnos completamente en EI , nuestra vida terrenal se

volveria paradisiaca." (Cita de Holl, p. 431, nota 1),

Acerca de la sociologia de la interiorizacion de la experiencia, y en general

acerca de la teoria de la relacion entre las formas de la experiencia y las formas de

la actividad publica politica, deberia observarse que, a medida que Karlstadt y los

baptistas del sur de Alemania se apartaron de Munzer, se orientaron cada vcz mas,

de la experiencia quiliastica de 10 inmediato, hacia la cxperiencia profetica y la

esperanza optimista en 10 futuro (vease Holl, P: 458).

20 Uno de los rasgos de la revolucion moderna, ya indicado por Stahl, es que

no consiste en un levantarniento ordinario contra cierto opresor, sino en un esfuerzo

por derrumbar todo el orden social existente, de un modo sistematico y complete.

Si esta meta sistematica se convierte en el punta de partida del analisis y si sc

investigan sus antecedentes historiccs e intelectualcs, so lIega tambien al quiliasmo.

Par poco sistematico que parezca el quiliasmo en otros conceptos, hubo una fase

en que propendio hacia una abstracta tendencia sistematica. Asi, por ejcmplo,

Radvanyi ha demostrado que el quiliasmo no ataco a los individuos, sino que solo

perslguio el principio activo del mal en los individuos y en las instituciones. (Vease

su disertacion, Der Chiltasmus, Heidelberg, 1923, P : 98. ) Otras citas en Holl, 454.

primera aparicion de csta forma de cambio politico, el milenarismo ha

acornpaiiado siempre los brotes revolucionarios y les ha dado su espir itu,

Cuando cstc espiritu se retira y abandon a estos movimientos, deja en el

mundo un reguero de frenesi y de furia dcsespiritualizada en las masas.

EI quiliasmo considera la revolucion como un valor en si, no como un

medio inevitable para l legar a una meta racionalmente prevista, s ino como

el unico principio ereador del presente inmediato, como la anhelada

realizaeion de sus aspiraciones en este mundo. "E! deseo de destruires un deseo constructive", decia Bakunin," y hablaba asi por el Satan

que llevaba en sus adentros, el Satan de quien solia decir que su mejor

arma era el contagio. La siguiente afirmacion revcla cuan poco Ie inte-

resaba la realizacion de un mundo racionalmente planeado: "No creo

en la Constituci6n, ni en las leyes. La mejor constitucion no lograria

sa tisfaccnne. Neeesitamos algo dife rente : torrnenta y vita lidad, y un

nuevo mundo sin leyes, y, por eonsiguiente, libre",

Cuando el espiri tu extati co se cansa de amplias perspect ivas y de

meras imagenes, reaparece la promesa con creta de un mundo mejor,

aunque esto no se debe tomar al pie de la letra. Para csta mentalidad,

l as promesas de un mundo mejor, independiente del ti empo y del espacio ,

son algo asi como un cheque sin provision: su unica funcion consiste en

fija r el punto de l mundo "que se ha ll a mas all a de los acontecimientos",

mundo del que ya hablamos antes, y en el cual aquel que csta aguar-

dando ans iosamente el momenta oportuno, podr. i aspirar a desprcndersc

de todo cuanto se halla meramente en proceso de dcocnir. No estando de

acuerdo con cualesquier acontecimicntos que transpiran cn el "mal",

cspera unicamente una coyuntura critica de acontecimientos y el mo-

men to en que un eslabonamiento exte rno de circunstancias coincida con

la extatica inquietud de su alma.

Por consiguiente, al observar la estructura y el curso del desarrollo

de la mentalidad milenarista, importa poco (aunque para la historia de

las variac iones de l motivo, pucde ent rafia r alguna signi ficacion ) que enIugar de la utopia temporal, tomemos una utopia espacial, y que en la

edad de la razon y de las luces, el sistema cerrado de deduccion ra-

cional impregne la concepcion utopica. En cierto sentido, cl punto de

partida racional y axiomatico, el sistema cerrado del metodo raeio-

nal, y el equil ibrio inte rno de motivos comprcndidos en cl euerpo de los

~l Se cita mas adelante la literatura relativa a Bakunin. Dernostraremos des-

pues que Ia anarquia del tipo de Bakunin es la que, a nuestro entender, se acerca

mas a la concepcion quiliastica del mundo modemo,

1 9 2 LA MENTALIDAD UTOPICA SUS FORMAS MODERNAS

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axiomas son capaces de asegurar la coherencia y el aislamiento internos

del mundo, como los suefios utopicos.P

Ademas, el espacio y el tiempo se hallan tan lejos de 10 que es

meramente exacto y valido, desde el punto de vista racional, que ese

alejamiento conducira probablemente a un mundo que se hallara fuera

de la experiencia, mucho mas de 10 que se podria esperar de ensuefios

utopicos que, a l fin y a l cabo, esti ll pre fiados de un contenido corporeo

del mundo,Nada mas apartado de los acontecimientos reales que el sistema

cerrado raciona l. En cie rtas ci rcunstanc ias, nada con mas fuertes irnpul-

sos irracionales que una concepcion intelectualista del mundo, que se

basta a S I misma. Sin embargo, en cualquier sistema formal de caracte r

racional, existe el peligro de que el elemento milenarista extatico se

retire por detras de la fachada. No cualquier utopia racional, por consi-

guiente, equivale a la fe milenarista, ni representa en este sentido un

desprendimiento y un apartamiento del mundo. La indole abstracta de

la utopia raciona l contradice la intensa corriente emocional de una fe sen-

sualmente alerta en el completo e inmediato presente. Asi, pues, la

menta lidad utopica raciona l, aunque a menu do nacida de la mentalidad

milenari st a, puede de improvi so convert irse en su princ ipal adversa rio,

10 mismo que la utopia liberal humanitarista tendio cada vez mas a

oponerse a1 milenarismo.

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"

b) La Segunda Forma de la Mentalidad Ut6pica: La Idea

Liberal Humanitaria

La idea del humanitarismo liberal surgio tam b ien del conflicto

con el orden existente . En su forma carac te ristica, establece tam bien una

concepcion racional "exacta" con la que sera preciso adornar la fea y

perversa realidad. Esta contraconcepcion no se usa, s in embargo, como uu

"plano" que servira aIgtin dia para reconstruir el mundo. Se Ie utiliza

mas bien como una "vara de medir" por medio de la cual el curso de

los acontecimientos concretos se puede calcular teoricamente, La-Htepiade la mentaHdadliberalhumanitaria es la "idea". Sin embargo, no es la

idea platonica, estatica, de la tradicion griega, que era un arquetipo

concreto, un modelo primordial de las cosas, aqui, en cambio, la idea se

concibe como una meta formal proyectada hacia el infini to futuro, cuya

funci6n consiste en actuar como un designio meramente regulador de

los asuntos mundanos.

22 Vease Freyer, H., Das Problem der Utopie, en Deutsche RuruLschau, 1928,

vol. 183, pp. 321-345. Tambien la obra de Girsberger, que se citara en detalle

mas adelante.

19 3

Es preciso hacer otros dis tingos. Cuando, como fue el caso de Francia,

por ejernplo, la situacion se resuelvo en un ataque politico, la utopia

intelectual ad qui ere una forma racional de con t om os netamente aspe-

roS.23 Alli donde no fue posible seguir ese camino, como fue el caso

de Alemania, la utopia asumio un tono subjetivo. Aqui, el camino del

progreso no habia de orientarse hacia actos exteriores y revoluciones,

sino exclusivamente hacia la constitucion interna del hombre y sus

transformaciones .La mentalidad milenarista corta toda relacion con las fases de la

vivencia historica que se hallan en proceso diario de devenir en tom a

de nosotros. Tiende a cada momento a convertirsc en hostilidad contra

el mundo, su cultura, sus trabajos y obras terrenales, y a considerarlos

unicamente como las recompensas de una lucha mas fundamental, que

s610 se puede sat isface r en Kaiross» La acti tud fundamental del liberal

se caracteriza por una aceptaci6n positiva de la cultura y la atribucion

de un tone etico a los asuntos humanos. Se halla mas en su elemento

en el papel de eritico que en el de destructor creador. No ha perdido

contacto con el presente, el aqui y ahora . En todo acontec imiento,

existe un ambiente de fecundas ideas y de metas espirituaJes que espreciso realizar,

Para el milenarismo, el espiritu es una fuerza que se difunde y

expresa por medio de nosotros. Para el liberalismo humanitario, es ese

"otro reino",25 que, cuando se absorbe en nuestra conc ienc ia moral , nos

inspira, Las ideas, y no el extasi s, orientaron la actividad de la epoca que

precedi6 y siguio inmediatamente a la Revoluc ion francesa y que se

dedico a la tarea de reconstruir el mundo. Esta moderna idea huma-

nitaria irradi6 del campo de la poHtica a todas las esferas de la vida

cultural y, por ultimo, culmino, con la filosofia idealista, en un intento

por realizar la mas elevada etapa posible de la conciencia de S 1 mismo.

2:l Sob re el concepto fr ances de "idea", leemos en cl Dcutsches Vo/6rterbuch

de Grimm: ..... en un periodo anterior, el usa fr ances del siglo XVII clio a esa

palabra e l signif icado mas est recho de representac i6n menta l, de pensamiento , 0

de concepto" (Littre, 2, 5 c.) En este sentido , encontramos la palabra " idea" bajo

una inf luencia resuel tamente f rancesa, en las obras de los esc ritores a lemanes de la

pr imera mitad del siglo XVIII; hubo un tiernpo en que se lIego a escribir clichapalabra con e l accnto f rances.

~4 En la mitologia g riega, Ka iros cs el d ios de Ia oportunidad, e l genio del

momenta dec is ivo. La interpret ac ion cri st ianizada de esc vocable se expli ca en la

forma s iguiente en la obra de Til li ch . The Religious Situation, traducida por H. R.

Niebuhr , Nueva York, 1932, P: 138 -139: "Kair os es el tiempo que so ha cumplido ,

es el momento del tiempo invadido por la eternidad; pero Kairos no es 10 com-pleto ni 1 0 perfecto en el t iempo."

25 Vease Freyer, lo e oit., p . 323 ,

1 9 4 LA MENTALIDAD UTOPICA

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Este periodo tan fertil de Ia historia de Ia filosoHamoderna coincide con

el nacimiento y Ia expansion de esa idea moderna, y cuando de nuevo

empieza a limitarse dentro de linderos mas estrechos, en la esfera poli-

tica, esta tendencia particular de la filosoHa, adecuada para el conceptoliberal humanitario, empieza a desintegrarse.

EI destino de Ia filosoffa idealista estaba demasiado vinculado con

la posici6n social de sus protagonistas para que dejemos de estudiar estareIaci6n, 0 cuando menos, su etapa mas importante. En cuanto a su

funci6n social, la moderna filosoHa surgi6 para destruir Ia concepcion

del mundo clerical y teol6gica. La adoptaron las dos clases que estaban,

por aquel entonces, en proceso de ascender: la monarquia absoluta y la

burguesia. S610despues se convirti6 en el arma exclusiva de la burguesla,

en la que l1eg6a representar, a un tiempo mismo, la cultura y Ia poHtica.

La monarquia, cuando se volvi6 reaccionaria , se refugi6 en las ideas

teocraticas. Tambien el proletariado se emancip6 del armazon intelec-

tual de Ia filosofia ideal is ta, que anteriormente habia adoptado con Iaburguesia, ahora ya su adversario consciente.

EI modemo pensamiento liberal, que lleva a cabo una doble Iucha,

tiene una tesitura especial, creaci6n de Ia imaginaci6n. La mentalidad

idealista rehuye a la vez la visionaria concepci6n de la realidad que

implica Ia invocaci6n quiliastica aDios, y tambien Ia dorninacion conser-

vadora, y a menudo mezquina, de las cosas y de los hombres, que implica

una concepci6n del mundo Iimitada por Ia t ierra y el t iempo. Desde el

punto de vista social, Ia concepci6n intelectualista se basaba en la clase

media, en la burguesia y en la clase intelectual . De acuerdo con Ia rela-

ci6n estructural de los grupos que Ia representaban, sigui6 un camino

dinamico e intermedio entre la vitalidad, el extasis y la vindicta de las

clases oprimidas, y Ia inmediata concreci6n de Ia clase feudal dominante,

cuyas aspiraciones se hallaban en compIeto acuerdo con la realidad en-tonces existente.

EI liberalismo burgues se preocup6 demasiado por las normas para

interesarse en Ia situaci6n real que prevaIecfa. Por tanto, construy6 su

propio mundo ideal. Elevado y desprendido, y al mismo tiempo sublime,

perdi6 el sentido de las cosas materiales, 10 mismo que el contacto con Ia

Naturaleza. En este entramado, Naturaleza significa, en gran parte, racio-

nalidad, estado de cosas reglamentado por las eternas normas del bien

y del mal. EI arte de la generaci6n que domina entonces refleja las nocio-nes de su fi losoHa: 10 eterno, 10incondicionado, un mundo sin cuerpoy sin individualizaci6n.28

~"~ .:

'.... \

28 Vease Pinder, DIM P ro ble m d er G ene ra tio n in d er K un stg e.!c hic hte E uro pa .!

(Berlin, 1926 ), pp . 67 ss., 69.

SUS FORMAS MODERNAS 195

Aqul, como en todos los perfodos de la historia , eI arte, Ia cultura

y la f ilosoffa no son sino la expresi6n de Ia utopia central de la epoca,

tal como Ia han moldeado las fucrzas sociales y poHticas conternpora-

neas. As! como Ia falta de profundidad y de color es la caracteristica del

arte que corresponde a esta teorfa, del mismo modo una deficicnciasimilar aparece en el contenido de la idea liberal humanitaria. La ausen-

cia de color corresponde a la ausencia de eontenido de todos los ideales

que prevalecieron en el apogeo de este modo de pensar: Ia cultura, enel sentido mas estrecho del vocablo, la l ibertad, Ia personalidad, solo

son meros recipientes de un contenido que, bien puede decirse, se ha

dejado deliberadamente indeterminado. Ya en las Cartas sobre la hu-

manidad, de Herder, y por tanto en las primeras etapas del ideal de

"humanidad", no existe una declaraci6n definida respecto a aquello que

constituye el ideal: a veces la meta parece ser "Ia raz6n y la justicia";

a veces "el bienestar del hombre" se considera como 10 unico por 10 cualvale la pena luchar.

Esta importancia que se concede a la forma, en la filosofia, 10misrno

que en otros campos, corresponde a esa posici6n intermedia y a la fal ta

de ideas concretas. La escasa profundtd[rr-~-~'''pt~:S"tf~-1el

predominio de 1 0 puramente lineal corresponde a Ia manera de percibire1tiempo hist6rico como un progreso y una evoluci6n universales. Talconcepci6n se deriva esencialmente de dos fuentes.

Una de ellas broto del moderno desarrollo capitalista. EI ideal bur-

gues de la razon, establecido como meta, ofred a un contraste con el

estado existents, y era preciso franquear el espacio que mediaba entre

la imperfecci6n de las cosas, tal como ocurrian en un estado de natu-

raleza, y los dictados de la raz6n, por medio de un concepto del progreso.

La reconciliaci6n de las normas con eI orden de cosas eristente se realiz6

gracias a Ia convicci6n de que la realidad se mueve incesantemente hacia

una aproximaci6n mas estrecha a 10racional . Aunque esta idea era al

principio vaga e indeterminada, el girondino Condorcet Ie di6 una forma

reIativamente clasica y concreta. Condorcet, como Cunow 27 10 afirm6en un acertado analisis , hecho desde un punto de vista sociol6gico, in-

corpor6 la decepcionada experiencia de Ia clase media despues de la

caida de los girondinos al concepto de la historia que sostenlan dichas

capas. La meta de un estado perfecto no se abandon6, pero la revolu-

ci6n se coruider6 como una etapa transitoria. La idea de progreso CQl0c6

obstaculos en sri propio camino aI descubrir los pasos necesarios y las

etapas de transicl6n del proceso de desarrollo que se segufa conside-

27 Cunow, H., Die M l JI " UC M G e 8 c hl ch ~ , ~haft.!- u nc i S ta a t8 f~(Berlin., 1920), J, p. 11$8.

~,

1 9 6 LA MENTALIDAD UTOPICASUS I"ORMAS MODERN AS lin

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J 1_ I

rando como unilineaL En tanto que, anteriormente, todo 10 que era

provisional parecia, a la luz de la razon, inaceptable, por s~r error 0

prejuicio, Condorcct concede una validez cuando menos relativa a :~as

ctapas de intcntos y titubeos que preceden a un estado de perfeccion.

Los "prejuicios" que prevalecieron en determinada epoca se consideraron

como algo inevitable. Como "partes de un cuadro social" ~e ese perfo~o,

se les asimil6 a la idea de progreso, que, al correr del tiempo, se dife-

renci6 cada vez mas en etapas y periodos.

Otra fucntc de la idea de progreso se halla en Alemania. En la obra

de Lessing, Erziehung des Menschengeschlechts, surge la idea de evolu-

ci6nque, segun los estudios devon der Goltz y Cerlich;" tenia un caracter

de pictismo sccularizado. Si, ademas de est?, se con;idera ~ue. ~l

pietismo, transplantado de Rolanda a Alemania, contenia al prmclplo

ciertos elementos baptistas, entonces la idea de desarrollo se podra com-

prcnder como una fuga 0 abandono del impulso milenarista, como un

proceso cn el cual la fe pcrmanente (Harren) se convierte, en el medio

aleman, en una "espera y una anticipaci6n", y el sentido del tiempo qui-

lias+icose transforma imperceptiblcmente en un senti do de la evoluci6n.

Desde Arndt, Coccejus, Zinzendorf, la linea conduce a Bengel,

contemporaneo pietista de Lessing, que habia hablado ya de la funci6n

historica de Dios y del progreso continuo y uniforme desde el principio

hasta el fin del mundo. Se supone que de 61tom6 Lessing la idea de la

infinita perfectibilidad de la especie humana, que seculariz6 despues y

mezcl6 con la creencia en la raz6n, y luego transmiti6 en esa forma, como

una herencia, al idealismo aleman.

Sea 10que fuere, la forma en que surgi6 este concepto del progreso,

como una transformaci6n continua de la mentalidad religiosa 0 un con-

tramovimiento iniciado por el racionalismo, contiene ya, en contraste con

Ia mentaliclacl quiliastica, un creciente interes por el "aqui y ahora" del

proceso en curso.

La realizaci6n de las esperanzas milenaristas puede ocurrir en cual-

quier momento. Ahora, con la idea liberal humanitaria, el elemento ut6-

pico pasa a ocupar un lugar definido en el proceso hist6rico, pues es el

punto culminante de la evoluci6n hist6ri~a. En constrate con la concep-

ci6n anterior de una utopia que irrumpfa de repente en el mundo, desde

I,

I

I

II '

I

I

I

i

28 Von der Goltz, Die theologlsche Bedeutung J. A. Bengels und seiner Schuler,

en lahrbiicher fur deutsche Theologie (Gotha, 1861) , vol . VI, pp. 460-506. Gerlich,

Fr., Der Kommunismus als Lehre von tausendiiihrigei: Reich (Miinchen, 1920). Esta

obra, escrita con intenciones de propaganda, nos parece, en muchos aspectos,

demas iado s impl if icada, pero muchas ideas bas icas, como las que c it am~s antes ,

e st an muy biea compreodldas. (V&ase e l apendice ) . Doren (op. cit.) aprec io e ll s ajusto valor esl1 obrs.

"fuera", esto significa, a Ia Iarga, una relativa atenuaci6n de la noc16n

de-eembios lristOrieos· repentinos. En 10 sucesivo, aun la concepcion

ut6pica ve el mundo moviendose en la dirccci6n de una realizacion de

sus metas, de una utopia. Asimismo, desde otro angulo, Ia doctrina uto-

pica se alia cada vez mas al proceso del dcvenir. La idea que ~61oso

podria realizar en una remota epoca, en el curso del continuo desarrollo

presente se convierte en una norma que, aplicada a los dctallcs, realiza

mejoras graduales. Alli donde critique los detalles habra de enfrentarse

con el mundo tal como es. Una participaei6n en las tendencias mas inrne-diatas del desarrollo cultural de nuestra epoca, una fe inqucbrantable ell

el institucionalismo y en el poder formativo de la politica y de Ia econornia,

tales son las earaeteristicas de los herederos de csa tradicion, que en

Ia actualidad no s610 se preoeupan por sembrar, sino tambien por rcco-

ger los £rutos de la cosecha.

Pero la politica de esta ascendente clase social no ha Iogrado aUI1

dominar el problema concreto de la sociedad, y en las epocas de anta-

gonismo liberal contra el Estado, no acert6 a comprender Ia significaci6u

hist6rica de aquello a 1 0 que las clases dominantes atribuian un valor

absoluto, es a saber, la importancia del poder y de la pura violencia. Por

abstracta que parezca esta concepci6n -que se funda te6ricamente en Ia

cultura, en el sentido mas estrecho, en la filosofia, y en la practica,

en Iaeconomia y en IapoHtica-, cuando se la considera desde eI punta de

vista de los conservadores, es, a pesar de todo, en cuanto se halla interesa-

da en acontecimientos hist6ricos, mucho mas concreta que la mentalidad

milenarista, con su desprendimiento de la historia. Esta proximidad

mayor a 10 hist6rico se revel a en el hecho de que elsentidcr-lrist6rico

del tiempo, que es siempre un slntoma segurode la est:ructuramental,

es mucho mas definido que en Ia mentalidad quiliastica. Esta no percibe,

como vimos, el proceso del devenir, sino unicamente el momento abrupto,

el presente prefiado de sentido. EI tipo de mentalidad que permanece

al nivel milenarista no conoce ni reconoce -aunque sus adversaries

hayan aceptado ese punto de vista- ya sea un camino que conduzca a

una meta 0 un proceso de desarrollo: s610 conoce los flujos y los re-

flujos del tiempo. EI revolucionarismo anarquico, por ejemplo, en el

que la mentalidad quiliastica se conserva en su forma mas pura y auten-

tica, considera los tiempos modernos, desde la decadencia de Ia Edad

Media, como una sola revoluci6n. "Forma parte del hecho y del con-

cepto de revoluci6n que, como una fiebre de convalecencia, se produce

entre dos ataques de enfermedad. No existiria si no la hubiera precedido

el cansancio y si no la siguiera el agotamiento." 29 Asi, pues, aunque

29 Landauer, op . cit., P: 91.

198 LA MENTALIDAD UTOPICA SUS FORMAS MODERN AS 1 00

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esta concepcion aprende mucho de sus adversarios y tiene visos ora de

conservadora, ora de socialista, surge, nun hoy, en los momentos deci-

sivos.

El concepto absolute que el milenarismo se forma del "ahora", y

que no le permite percibir el desarrollo, nos proporciona, sin embargo,

una diferenciaci6n cualitativa del tiempo. Conforme a este concepto,

existen epocas preiiadas de sentido y otras desprovistas de el, En este

hecho radica un metodo hist6ricofilos6fico que servira para establecer

una diferenciaci6n de los acontecimientos hist6ricos. Su importancia s610se podra apreciar despues de poner de manifiesto que aun una consi-

deraci6n ernpirica de Ia historia es imposible sin una diferenciaci6n his-

toricofilosofir« del tiempo (a menudo latente y por tanto imperceptible

en SIlS efectos). Aunque a primera vista pueda parecer increible, el primer

intento, que antes mencionamos, de una ordenaci6n cuali tativa de lostlempos hist6ricos surge del distanciamiento y de la experiencia extatica

de los milenaristas, Ls..mentalldad normativa liberal contiene tambien

csa diferenciacion cualitativa de los acontecimientos hist6ricos, y, ade-

mas, solo siente desprecio, por considerarlo como un mal, por todo 10

que se ha vuelto parte del pasado 0 es parte del presente. Aplaza la

verdadera realizaci6n de esas normas a un remoto futuro y, al mismo

tiempo, rou)' diferente en esto del milenarista que anticipa su realizaci6nen alglin punto extatico situado mas alla de Ia historia, 10ve como surgien-

do del proceso de deoenir en el aqui y ahora, surgiendo de los aconte-

cimientos de la vida eotidiana. Asi se ha formado, como vimos, Ja con-

cepcion tipicamente l ineal de Ia evoluci6n y la relacion, hasta cierto

punto directa, que existe entre una meta anteriormente trascendental y

signiflcativa, y la actual existencia real.

La idea liberal es inteligible s6Io como contrapartida de la actitud

extatica del milenarista que a menudo se oculta detras de una fachada

racionalista y ofrece, historica y socialmente, una constante amenaza

potencial al liberalismo. Es un grito de batalla contra Ia capa social

cuyo poder proviene de su posici6n heredada, dentro del orden esta-

blecido, y que es capaz de dominar el aqui y ahora, al principioinconscientemente, y luego por el calculo racional . Aqui vemos c6mo

diferentes utopias pueden moldear toda la estructura de la conciencia,

y reflejar la divergencia entre dos mundos hist6ricos y las dos clases

sociales correspondientes, fundamentalmente diferentes, cuyas concep-

ciones encarnan.

EI milenarismo tuvo su periodo de existencia en el mundo de la

Edad Media decadente, periodo de tremenda desintegraci6n. Todo

estaba en conflicto con todo. En el mundo de los nobles, de los pa-

tricios, de los burgueses, de los jomaleros, de los vagabundos y de los

mercenarios, todos peleaban contra todos. Era un mundo de confusi6n

y de inquietud, en que los impulsos mas profundos del espiritu humano

buscaban una expresi6n exterior. En tal conflicto, las ideologias no

cristalizaban en una forma muy clara, y no siempre resulta facil deter-

minar de un modo preciso la posicion social a la que cada una porte-

neda. Como 10 vi6 clararnente Engels, la Rebeli6n Campesina redujo

por primera vez a terrninos mas sencillos y menos ambiguos 1avoragtne

espiritual e intelectual de la Reforma." Se vuelve cada vez mas pa-

tente que la experiencia milenarista es caracter is tica de las capas masbajas de Ia sociedad. Debajo, se halla una estructura mental propia

de los campesinos oprlmidos, de los obreros, un incipiente Lumpenpto-

letariat, predicadores fanaticos, etc.31

Transcurri6 mucho tiempo antes de que apareciera la forma siguien-

te de la utopia. Entretanto, el mundo social habia sufrido una completa

transformaci6n. "El caballero se convirt i6 en funcionario, el aldeano

en obediente ciudadano" (Freyer). Esa forma de utopia no fue la

expresi6n de Ia clase mas baja en el orden social, sino mas bien

la de la clase media que se estaba disciplinando por medio de una

cultura consciente; consideraba la etica y la cultura intelectual como

su principal justificaci6n (contra la nobleza), y, sin quererlo, cambiaba

las bases de Ia experiencia, de un plan extatico a uno educativo.

30 Engel s, F r. , Der deutsche Bauernkrieg, ed. Mehring (Berlin, 1920),pp. 40 S5.

81 Holl, op. cit., p. 435, pre tende ver un argumento contra la interpret ac ion

sociolog lca en el hecho de que las ideas de Munzer que, segun la tipo logia general

de Max Weber (Wirlschaft Ilnd Cesellschaft: Crundriss dcr Sozialokonomik, Par te m,

v, I, pp. 267 ss. ~ 7) , deben relacionarse con las clases mas humildes. Fueron

aceptadas tambien por los "intelectuales" de aquella epoca (por ejemplo, Seb.

Franck, Karls tadt , Schwenkenfeld, etc.) . Si se quiere simplificar el problema de la

sociologia t anto como 61 10 hizo, no es de sorprender que a la postre tenga uno

que r echazar su s conclusiones. Max Weber siempr e insisti6 en que su tipolog ia

general Fue creada para caractcrizar las tendencias ideales t ipicas y no las constela-

ciones singulares inmcdiatamente perceptibles (Ibid., p. 10). La sociologia que se

csfue rza en aua li za r h ist6r icamcnte constel ac iones s ingula res, debe proceder con

espec ia l caute la a l trata r de deter rn inar l a pos ic i6n socio log. ca de los intel cc tuales .

Es nccesario en este punto considerar los siguientes extremes en el planteo del

problema:

a) La ambivalencia sociol6g ica (Gno es esto acaso un TOSgOsociol6gico

par ticular , s i se conside ra que no es carac te ri sti co de todas las c lases social es?)

b) cEn que punto par ti cula r del t iempo los representantes de los intel ec tuales

se ven arr ojado s de un banda a otro?

c) cEn que forma las ideas que los intelectuales derivan de otros bandos

resu ltan modificadas en el cu rso de su asimilaci6n? (A menudo es posib le deter-

minar los cambios en la posici6n social po r medio del "angulo de refr acci6n" con

e l cua l l as ideas se aceptan .)

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. "•II

- -

"~1 1

t ,

".. .

w : ~ .I i : ;

ttl:a;!'

Por abstracta que parezca la idea liberal, desde el punto de vista

de los milenarislas 0 conlorme al cri terio concreto de los conservadorcs ,

a pesar de todo, dio vida a uno de los periodos mas importantes de la

historia rnoderna. Su caracter abstracto, que solo gradualrnente des-

cubrio la critica derechista e izquierdista, nunca fue percibido por los

porta voces originales de la idea. Tal vez en csa indeterminacion que

dejaba abier tas tantas y tan variadas posibilidades y que estimulaba

la fantasia, habia esa fresca y juvenil cualidad, esc sugestivo y salubre

ambiente que respire aun el viejo Hegel, a pesar de su retorno alconservatismo, cuando, en los ultimos dlas de su vida, recordaba

el vigoroso choque de las ideas durante el periodo revolucionario. En

contraste con las sombrias profundidades de la agitaci6n milenari sta,

los elementos centrales de la mentalidad inteleetual se abrieron a la

clara luz del dia . . La aficion dominants a la "ilustracion", la esperanza

de que, al fin, amaneceria en el. mundo,ha sobrevivido mucho tiempo

para dar a esas ideas, aun en esta su etapa Ultima, su convincente poder.

Sin embargo, ademas de esa promesa que estimulo la fantasia

y dirigi6 su mirada a lejanos horizontes, la fuerza propulsora de las

ideas .!i .y~eralesdela epoca de las Luces sc debio a que apelaban all ibre

albedrio y conservaban vivo el sentimiento del ser indeterminado e

incondic ionado. E l carac ter distintivo de la mental idad conservadoraeonsisti6 en embotar y quitar el filo a esta experiencia. Y si se quiere

f

f· ·Asi, pues, el mismo Holl (pp. 435 88., 459, 460) ofrece una interesante COITO-

boracion documental de la exactitud de la sociologia que combate. El mismo

muestra que cuando personas cultas adoptaron los conceptos de Munzer, no pudie-

ron seguir desarrollandolos, y no aportaron nada fundamentalmcnte nuevo a la doc-

trina. Utilizaron los libros y escritos de los misticos alemanes, en particular la

Theologia deutscli, y a Agustin, mas bien que su propia experieucia interior. Ni

siquiera enriquecieron en 1 0 mas minimo el idioma. Dcformaron 10 que era origi-

nalmente mislico en puntos decisivos e hicieron una amalgama inicua de las ense-

fianza de los misticos medievales y de la doctrina de la cruz deMunzer. (Todo csto

constituye argumentos moralcs en favor de la teoria sociologica a que HOS referimos

antes, respecto de la posibilidad de determinar el "angulo de rcfracci6n intelectual"

que existe cuando una clase social adopta las ideas de otra):Holl nos refiere, ademas, la forma en que los intclcctuales, entre otros, por

medic de sus lidcres antes mencionados, se apartaron cada vez mas de su camino,

a medida que el movimiento progresaba y se volvia mas radical; c6mo, entre

otros, Franck, ell su Chrouika, condeno la Guerra Campesina aun mas duramente

que el mismo Lutero; como, despues de alejarse en tal forma de Munzer, esa

concepcion del mundo adquirio rasgos misautropicos, como perdi6 su aspecto social;

y como, en lugar de la intransigcncia milcnaristu, surgi6 la idea mas tolerante y

casi sincretica de la "Iglesia invisible" (ibid., pp. 459 ss.)

Aqui tambien se pueden comprender muchas cosas sociol6gicamente, si uno

plantea las cuestiones debidas y se utiliza el aparato conceptual que de elias juzgue.

formular la obra central del conservatismo en una sola frase, habra

que decir que, en contraste consciente con la concepci6n liberal, dio

positivo cnfasis a la no cion de la determinacion de nuestro criterio

y de nuest ra conducta.

c) La Tercera Forma de la Mentalidad Ut6pica: La Idea Conseroadora

La mentalidad conservadora como tal no siente afici6n alguna por

las teorias. Esto concuerda con el hecho de que los seres humanosno hacen teorias respecto de situaciones reales en las que estan vivien-

do, mientras se hallan bien adaptados a ellas. Tienden, en tales con-

diciones de existencia, a considerar el ambiente como parte de un

orden natural que, por consiguiente, no ofrece ningUn problema. La

mentalidad.conservadora.ea S 1 no tiene utopia. Se halla, dentro de su

pro pia est ructu ra , en. perfec ta armenia. Carece de todas las reflexiones

e iluminaciones del proceso historico que provienen de una aspiracion

al progreso. El tipo del conocimiento conservador es, originalrnente,

de indole practica, Consiste en orientaciones habituales y a menudo

reflexivas hacia los factores inmanentes a la situacion, Hay elementos

ideales que perduran en el presente como vestigios de la tension de

periodos anteriores, en que el mundo no se habia estabilizado, y que

ahora operan solo ideologicamente: son, verbigracia, creencias, reli-

giones y mitos desterrados a un reino que esta mas alla de la historia.

En tal e tapa , el pensamiento, como 10 indicamos ya , se incl ina a acepta r

el mundo circundante con toda la accidentalidad de su concreci6n,

como si fuera el propio orden del mundo, que se debe aceptar como

es y que no ofrecc problema alguno. Solo el contraataque de las clases

de laooposicion y su tendencia a rebasar los limites de l orden existente,

haee que la mentalidad conservadora inquiera las bases de su propio

dominio, y produce necesariamente entre los conservadores re flexiones

historicas y filos6ficas respecto de ellos mismos. Asi surge __!n_!!contrauto-

pfa que sirve como media de orientaci6n y defensa.

Si las clases socialmente ascendentes no hubieran planteado estos

problemas, y s i no los hubiesen expresado en sus respectivas contraideolo-

gias, la tendencia del conservatismo a adquirir eoncieneia de si

mismo hubiera permanecido latente y el concepto conservador no

hubiera pasado de ser una conducta inconsciente. Pero el ataque ideo-

logico de un grupo socialrnente ascedente que representa una nueva

epoca, proporciona, de hecho, una conciencia de las actitudes y de las

ideas que se afirman unicamente en la vida y en la acci6n. Azsaada

por--tC6rlas-eptltlSttis,-la mentalidad conservadora descubre su idea, s610

2 0 2 LA MENTALIDAD UTOPlCA SUS FORMAS MODERNAS 20 3

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ex post [acto," No es casualidad que, en tanto que todos los grupos

progresistas consideran que la idea precede al acto, para el conser-

vador Hegel la idea de una realidad hist6rica se vuelve visible s610

posterionnente, cuando el mundo se ha incorporado a una nueva

fonna fija: "S6Io dire una palabra mas respecto del deseo de ensefiar

a1 mundo 10 que deberia ser. Para tal prop6sito, 1a filosofia, cuando

menos, l lega siempre demasiado tarde. La filosofia como pensamiento

del mundo no aparece hasta que la realidad ha llevado a cabo su

proceso fonnativo y se presenta madura. Asi, pues, la histori a corroboralas ensefianzas de la concepcion segun la cua1 s610 en la madurez de

la realidad el ideal se presenta como la contrapartida de 10 rea], apre-

hende el mundo real en su substancia, y 10 maldea en un reino espi-

ritual. Cuando la filosofia pinta en gris 10 que es gris, una forma de

vida ha envejecido, y por medio del gris no es posible rejuvenecerla,

sino unicamente conocerla. EI buho de Minerva emprende el vuelo

ta rdiamente cuando se adensan las sombras de la neche." 33 En la men-

talidad conservadora, verdaderamente el "buho de Minerva" s610 em-

prende el vuelo al acercarse el crepusculo,

En su forma original, la mentalidad conservadora no puso su in-

teres, como ya 10 indicamos, en las ideas. S&-adv6rsa rio· libe ral fue el

que la oblig6, par decirlo asi, a entrar en la palestra. La caracteristicapeculiar del desarrollo intelectual parecc radicar precisamente en el

hecho de que el enemigo mas reciente impone e1 ritmo y la forma

de la batalla. De seguro, hay escasisima verdad en la Hamada idea

progresista de que s610 10 nuevo tiene una perspectiva de futura

duraci6n, y que todo 10 demas muere gradualmente. Lo que ocurre

es mas bien que 10viejo , impulsado por 10nuevo, debe constantemente

32 Debemos considerar tambien la ideologia del absolutismo bajo este respecto,

aunCjue no podcmos estudiarlo en detalle. Tambien este muestra una concepcion

que al principio se propone dominar una situaci6n vital, y adquiere Ja tend encia

a reflexionar friarncntc acerca de la tecnica de la dominaci6n, en la misma forma

que el llarnado maquiavelismo. S610 mas tarde (en gran parte bajo la influencia

de sus adversar ios ) smge la neccsidad de una justificaci6n mas intelcctual y cuida-

dosa del deseo de conquistar el poder. Para corroborar esta proposici6n mas general.

ci taremos el pasaje siguiente de Meinecke en que se observa dicho proceso:

"Asi surgi6 el ideal del Estado moderno, que aspira no s610 a ser un Estado

de poder (Machtstaat), sino tambien un Estado cultural, y 1a raison d'Etat dej6 de

aplicarse unicarnente a los meros problemas de la inmediata conservacion del poder,

que fueron el objeto exclusivo de la atencion de los tcorizantes del siglo XVII." Esto

se refiere en particular a la epoca de Federico eI Grande. Meinecke, Fr., Die Idee

der Staatsriison ill der neuercn Ceschiclite (Miinchen, Berlin, 1925), P: 353.

33 El famoso parrafo final del prefaeio de Hegel a su Filosojia del Derecho.

(Traduccion al ingles por J . W. Dyde, Londres, lSaS , P : x x x ,

transformarse y adaptarse al nivel de su adversario mas reciente. Asi,

pues, los que han estado operando con modos de pensar mas viejos,

cuando se enfrenten con argumentos soc iol6gicos, deberan recurrir a

procedi rnientos semejantes. De esta suerte , a princ ipios del sig lo XIX, el

pensamiento liberal intelectualista obligo a los conservadores a inter-

pretarse a sf mismos por medios intelectual istas .

Es interesante obse rvar que las genuinas clases sociales conserva-

doras, que habian adquirido anteriormente c iert a estabil idad por apego

a la tierra (Moser, v. d. Marwitz }, no acertaron a interpretar te6rica-

mente su propia posicion, y correspondio a un cuerpo de ideologos

adheridos a los conservadores la tarea de descubrir la idea conser-

'ladora.

La obra realizada en esa direcci6n por los rornanticos conser-

'lad ores, y en particular por Hegel, consisti6 en su analisis intelectual

del sentido de la existencia conservadora. Con semejante punto de

partida, proporcionaron una interpretacion intelectual de la actitud

ante el mundo que ya se hallaba implicita en la conducta real, pero

que no se habia vuelto aun explicita. Por eso, en el casu de los conser-

vadores, 10 que corresponde a la idea es, en substancia, algo que di-

fiere profundamente de la idea liberal. La obra principal de Hegel

consisti6 en elevar frente a aquella una contrapartida conservadora,

no en el sentido de que prepar6 una actitud y un modo de conducta,

sino mas bien de que elev6 un modo de experiencia real a un nivel

intelectual y puso de relieve las caracteristicas que 10 distinguen de

la actitud liberal ante el mundo.

Los conservadores consideraron la idea liberal que caracterizo la

epoca de las Luces como algo vagoroso y falto de concrecion, Desde

ese angulo, dirigieron suataque contra ella y la despres tigiaron. Hegel

no--vio en ella mas que una "opinion" -una imagen escueta-, una po-

sibilidad detras de Ja cual se refugia , se sa lva y escapa uno de las

exigencias de la hora.

En cuanto se oponian a esa mera "opinion", a esa vacua imagen

subjetiva, los conservadores concibieron la idea como algo arraigado

en Ja rcalidad viviente y que se expresa concretamente en ella. El

sentido y la realidad, Ia norma y la existencia, no se pueden separar

aqui, porque la idea ut6pica, la "idea concretizada", se halla presente

en el mundo, en un sentido vital. Lo que en el liberalismo no pasa de

ser una norma formal, adquiere en el conservatismo un contenido

concreto en las leyes vi gentes del Estado. En las objetivaciones de Ia

cul tura, en el arte y la ciencia, l a espi ritualidad se despliega, y la idea

se expresa con su tangible pleni tud.

LA MENTALlDAD UTOPICA sus FORMAS MODERNAS 205

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Observamos antes que, en la utopia l ibera l, en la idea humani ta ria,

en contraste con e l extasi s quil iasti co, ex iste una rela tiva aproximaci6n

al "aqui y ahora", En-.el conservatismo, vemos que el proceso de

acercamiento al "aqui y ahora" es completo. En este caso, la utopia,

desde e l principio, se incorpora a la rea lidad exi stente.

A esto, sin duda, se debe el hecho de que la realidad, el "aqui

y ahora", no se considere como realidad del mal, sino como encar-

naci6n de los valores y de los significados mas altos.

Aunque es cierto que la utopia, 0 la idea, se ha vuelto completa-

mente congruente con la realidad concretamente existente, es decir,

se ba asimilado a ella, esta modalidad de experiencia -cuando menos

en el punto mas elevado del periodo creador de esta corriente- no

conduce a una eliminaci6n de tensiones y a una inerte y pas i va acep-

taci6n de la situaci6n, tal como es. Cierta tensi6n entre la idea y

la existencia surge del becbo de que no todos los elementos de dicba

existencia entrafian un sentido, y siempre se necesita distinguir entre

1 0 que es esencial y 1 0 que no 1 0 es, pues el presente nos pone constan-

temente frente a nuevas tareas y problemas que no se ha logrado

aun dominar. Para llegar a alguna norma de orientaci6n, no se deberia

confiar en los impulsos subjetivos, sino mas bien recurrir a aquellas

fuerzas e ideas que se han objetivado en nosotros y en nuestro pas ado,en el espiritu que, hasta ahora, ba actuado por medio de nosotros para

crear esto: nuestras obras. Pero esa idea, ese espiritu, no es posible

conjurarlo racionalmente ni elegirlo arbitrariamente como e1 mejor

entre determinado mimero de posibilidades. Esta en nosotros, ya

sea como "una fuerza que trabaja en silencio" (Savigny), subjetiva-

mente percibida, 0 como una entelequia que se manifiesta en las

creaciones colectivas de la comunidad, del pueblo, de la nacion 0

del Estado, como una forma interior que, en su mayor parte, solo

es perceptible morfol6gicamente . La orientaci6n morfol6gica, di rigida

hacia e1 i dioma, el arte y el Estado, se desarrolla a partir de ese punto.

Casi a1 mismo tiempo que la idea liberal di6 un impulso al orden

existente y estimul6 la especulaci6n constructiva, Goethe se apart6 deese metodo activo para dedicarse a la contemplaci6n -a la morfologia=.

Trat6 de emplear la percepci6n intuitiva como instrumento de ciencia.

E1 metodo de la escuela hist6riea es basta cierto punto parecido al

de Goethe. Ambos siguen la "ernanacion" de las ideas a traves de la

observaci6n del idioma, de la costumbre, de la ley, etc., no por medio

de general izaciones abst ractas, sino mas bien val iendose de 1a intuici6n

simpatica y de la desc ripci6n morfol6giea .

En este easo, tambien, la idea que asume cierta posici6n central

en la experiencia poli tiea (es decir, la forma de utopia que corresponde

a esta posicion social) ayud6 a moldear ese segmento de la vida inte-

lectual que se hall aba vinculado con la polit iea . En todas las variedades

de estas busquedas de la "forma intern a", persiste la misma actitud con-

servadora de determinismo y, cuando se la proyecta hacia adelante,

encuentra tambien su expresion en el enfasis que se concede a la

determinaci6n hist6rica. Seglin esta concepcion y desde el punto de

vista de esa actitud hacia el mundo, el hombre no es en forma alguna

completamente libre. Todas las cos as en general y cad a una en par-

ticular no son posibles en cualquier tiempo y en cualquier comunidad

historica, La forma interna de 1a individualidad hist6rica existente

en cierta epoca, ya sea una personalidad individual 0 el espiritu del

pueblo, y las condiciones exteriores, junto con el pasado que yace

detras de aquellas, determinan la forma de las cosas venideras. Por eso,

la configuracion hist6rica existente en determinado tiempo, no puede

construirse artificialmente, sino que crece como una planta, a partir

de su semilla."

Aun la forma conservadora de la utopia, la nocion de una idea

encarnada y expresada en la rea lidad, es, en ultimo anali si s, inteligible

solamente a la luz de sus luchas con las demas form a s de utopia exis-

tentes. Su adversario inmediato es la idea liberal que se ha traducido

en terminos racionalistas. En tanto que en esta ultima se acennia 1 0

normativo, el "deberfa" en la experiencia, enel consesvatismo 6 1 en-

fasis se desplaza haciala realidad existente, hacia el "es", Por el

mera hecho de que existe, una cosa adquiere un valor mas alto, ya

sea, como en el caso de Hegel, debido a la mayor y mas elevada

racionalidad que entrafia, 0, como en el caso de Stahl, por los enga-

fiosos y fascinantes efectos de su irracionalidad. "Hay algo maravi-

lIoso en darse cuenta de algo de 1 0 que puede decirse: '[Exi ste!' -'Este

es tu padre, este es tu amigo, y gracias a ellos has llegado a esta

posici6n.' 'GPor que precisamente a esta?' 'GPor que eres ttl precisa-

mente la persona que eres?' Tal incomprensibilidad consiste en el

hecho de que la existencia nunea puede integrarse completamente en

el pensamiento, y de que la existencia no es una necesidad logica,sino que se funda en un poder superior y autonomo." 35 Aqui e l fuerte

34 "No es pos ib le inventa r la constituci6n de lo s Estados; los calculo s mas

inteligentes en esta materia son tan fu tiles como la absolu ta ignomncia . No hay

substituto pam el espiritu de un pueblo y para la f uerza y el orden que este

produce , n i es pos ib le encontrar los en las mentes mas egregias 0 en lo s mas clar os

lngenios." (Mill ler, Adam, Uber Konig Friedrich II, und die Natur, Wurde, und

BB8tlmmung der preusslschen Monarchie (Berl in , 1810, p . 49.) Esta idea , der ivada

del romanticismo, se ha vuelto el tema favorito de toda tradici6n conservadora,

35 Stahl , Fr. , Dte Phllo ,oph4e d68 Recht8, I, 4, p. 272.

20 6 LA MENTALIDAD UTOPICA sus FO~AS ~ODERNAS 207

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antagonismo entre la idea encarnada y expresada en la realidad, por

una parte , y 10 que meramente existe , por la otra (derivada de los se renos

dlas del conservatismo), tiende a transformarse en una congmencia

perfecta, y el q1.l.ieuimo~FVador propende a justificar, por medios

irracioua1es,_todocuanto existe.

EI sentido del tiempo de ese modo de experiencia y de pensamiento

es completamente opuesto al del liberalismo. En tanto que para este

el futuro era todo y el pas ado nada, el modo de experimentar el tiempo

del conservatismo ha1l6 la mejor corroboraci6n de su sentido de

la determinaci6n hist6rica en el descubrimiento de la importancia

del pasado, en el descubrimiento del tiempo como creador de valores.

EI tiempo no existfa en forma alguna en la mentalidad quiliastica;" y

existi6 para el liberalismo s610 en cuanto era capaz de producir un

progreso en el futuro. Mas para el conservatismo todo cuanto existe

posee un valor positive y nominal, por el solo hecho de que ha llegado

a existir gradual y paulatinamente. Por tanto, la atenci6n se dirige no

unicamente hacia el pas ado, y no s6lo se intenta redimir a aquel

del olvido, sino que el caracter presente e inmediato de todo el pasado,

se vuelve objeto de una experiencia real. En tal concepci6n la historia

ya no se concibe como una mera extensi6n unilineal en el tiempo, ni

consiste meramente en unir a la linea que conduce del presente al fu-

turo la que conduce del pasado al presente. La concepci6n del tiempo

de que aqui se trata tiene una tercera dimensi6n imaginaria, que deriva

del hecho de que el pasado se experimenta y concibe como un presente

virtual. "La vida del espfritu contemporaneo es un ciclo de etapas,

que, por una parte, siguen teniendo una coexistencia sincr6nica, y

s610 desde otro punto de vista aparecen como una secuencia de tiempo

ya pasado. Las experiencias que el espiritu parece tener detras de el,

existen tarnbien en las profundidades de su ser presente" (Hegel) .37

36 MUnzer dice adernas: "Los sabios y los eruditos ignoran por que las

Santas Escri turas deben aceptarse 0 rechazarse: unicamente saben que se han

t ransmi tido desde un remoti simo pasado. .. l os judios , los turcos y todos los demaspueblos t ienen tambien esa manera s imiesca de jus ti fi ca r sus c reencias. " (HoIl , P :432, nota 2.)

37 Hegel, Vorlesungen iiber die Philosophie der Geschichte (Leipzig, Reclam,

1907 ), vease pp . 123·25. Se podran hallar otr as referencias en mi obra Das kon-

servative Denlcen, p. 98 s., en la que me esforce por primera vez en comprender

las formas del "sentido hist6rico del tiempo" a la luz de la estructura de la con-

c ienc ia pol it ica que exist e en dete rminada epoca . Para mas arnpl ias referencias ,

vease 10 siguiente:

Stahl procura caracterizar el sentimiento del t iempo y de la vida de Schel ling ,

Goethe y Savigny, en la siguiente fo rma: "En estos escritores, ocurre 10 mismo

que ~ todat las etapas y con todos lo s matices de la vida: pareee qtnl todo foe

La experiencia quil iasti ca se rea liz6 fuera del ti empo, pero cuando

irmmpi6 en el reino temporal, santific6 el momenta oportuno. La ex-

periencia liberal establece una relaci6n entre la existencia y la utopia

al situar la idea, en cuanto esta es una meta prefiada de sentido, en el

porvenir, y, por medio del progreso, al permitir que las promesas de

la utopia, cuando menos en cierto respecto, se realicen gradualmente

en medio de nosot ros. La experiencia conservadora inmerge al espiri tu,

que antes se creia Ilegar a nosotros desde fuera y al que dab amos

expresi6n en 10 que realmente es, permitiendole asi que se vuelva objet ivo,

que se difunda en todas las dimensiones, y dotando, por consiguiente,

a cualquier acontecimiento con un valor inmanente e intrinseco.

EI modo de experiencia conservador, fuera de su lueha con la idea

liberal, tuvo que librar tambien su batalla contra la concepci6n quilias-

tiea, a Ja que siempre habia eonsiderado como un enemigo interno.

El misrno experimcnto quiliastico, que en Ia epoca de los anabaptistas

empez6 a desempenar un importante papel en el mundo, tenia otro

destino en reserva, algo diferente de los mencionados antes. En efecto,

ya vim os que existen tres tendencias altemativas en la experiencia

quiliastica, 0 bien permaneee inmutada y persiste en su primitiva

forma emptiva , a menudo vinculada con las ideologias mas radiea lmen-

te divergentes -como, por ejemplo, en el anarquismo extremista-, 0

se somete y desapare: :e 0 "se sublima" en una idea. Por ultimo, sigue

otro camino, que se aparta de los anteriores, cuando mantiene su ten.

deneia extatica y supertemporal, al ensimismarse y volverse interior,

despues de 10 cual ya no se atreve a aventurarse en el mundo y pierde

su contacto con los acontecimientos. Constreiiido por circunstancias

exteriores, el modo de experiencia del quiliasmo extatico sigui6, en

Alemania, hasta eie rto punto, ese camino interior. Las corrientes ocult as

del pie ti smo, que es posible deseubrir durante la rgos perlodos en pai ses

alemanes, representa ese vuelco hacia ]0 inter ior de 10 que antafio fueun quiliasmo extat ico,

Aun cuando se vuelve interior, la experiencia extatica representa

un peligro para el orden existente, pues constantemente siente la ten-

siempre asl, pero si miramos hac ia atras, descubrimos cI desar ro llo que ha habido.

Es cierto que no es Hcil descubrir c6mo se hace y d6nde esta la transicion de una

etapa a otra. En el curso del mismo invis ible desarrollo, las s ituaciones y las circuns-

tancias ambientes surgen y cambian. Lo mismo que en las situaciones de nuestras

v idas y en nuestras car reras, existe aqui el sen timiento de un ser etemo y necesar io

y, al mismo t iempo, percibimos que e l tiempo fIuye y que nosotros cambiamos.

"Ese indef in ido desar ro llo , ese vivo proceso del deoenir, domina la concepcion

de Schelling y su si st ema representa una lucha tenaz para expresa rlo . En su dominio

propio, Savigny ofrece la misma caracterist ica." Die Philosophie des Rechts, I, 4,

pp. 394 3$.

2 0 8 LA MENTALIDAD UTOPICA sus FORMAS I'-10DERNAS 20 9

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tac ion de exte riorizarse, y solo una prolongada disciplina y una rigurosa

represi6n logran transform arlo en quietismo. La ortodoxia se ensafio

contra el pietismo, y celebre una alianza con el unicamente cuando la

embestida revolucionaria necesit6 la union de todas las fuerzas dispo-

nibles para la espiritualizacion de los poderes existentes. Bajo una

presion exterior y debido a si tuac iones estructurales intel igibles desde

el punto de vis ta sociologico, la exper iencia quilias tica, gracias precisa-

mente a esa interiorizaci6n, sufrio un cambio de caracter muy natural.

Aqui, como en 10 demas, la inte rpretacion estruc tural de los fac toressocia lmente "internes" y "externos" se puede seguir en detall e. Micntras

que, a l origen, la experienc ia quil ia st ica manifest6 un impulse robusto

y corporeo, cuando se Ie reprirnio, se volvio suavemente inofensivo y

etereo, se convirtio en platonico entusiasmo, y el elemento extatico

revivi6, aunque en forma suavemente sedante , en la experiencia piet ista"del despertar",

Sin embargo, 1 0 verdaderamente importante, para las relaciones

que deseamos estudiar, es que, gracias a Ia perdida de contacto con el

mundo en los procesos reales del devenir (contacto que, cuando se Ie

considera desde el punto de vista del todo, ocupa un lugar en Ia esfera

poHt ica y no en la vida privada), esa ac titud desarroll a una incertidum-

bre intema. En lugar del tono autoritario de la profeda quiliastica,

se observa una vacllacion, un titubeo, la indecision pietista ante la accion,

La "escuela historic a" en Alemania, con su quietismo y su falta de

normas, solo podra ser comprendida si se tiene presente su afinidad

con e l quieti smo. Todo cuanto se expresa a si mismo espontaneamente

en una persona activa y que se da por supuesto, se aparta aqui cuida-

dosamente del conjunto y se convierte en problema. La "decision" se

vuelve una fase independiente de la accion que esta preiiada de pro-

blemas, y esta separacion conceptual del acto y de la decision s610

aumenta la incert idumbre, en vez de suprimirla . La iluminacion interior

que proporciona e l pieti smo no brinda soluc i6n alguna de la mayor parte

de los problemas de la vida cotidiana, y si de repente es necesario actuar

en los procesos historicos, sera preciso esforzarse en interpretar los

acontecimientos de la his toria como si fueran indicaciones de la voluntad

divina. En este punto, se inici6 el movimiento de la interpretacion

rel igiosa de Ia his tori a 38 gracias al cual se pudo abrigar la esperanza

de eliminar la indecision en la actividad politica, Pero, en vez de haUar

una solucion para los problemas de la conducta recta, y en vez de

38 Algunos de los aspecto s mas impor tan tes de esta tendencia han sido estu-

diado s con acier to po r uno de mis alumnos, Requadt, P., Johannes e. Miiller undder Friihhistorismus (Munich, 1929).

buscar en la historia un divino guia, esta incertidumbre interior sc

proyecto en el mundo.

Es importante para e l modo de experiencia act ivista , conservador,

dominar tambien esta forma de utopia y armonizar las encrgias latentes

y vitales, alli presentes, con su propio espiritu. Lo que cs preciso do-

minar en este caso, es el concepto de la "libertad interior", (lue cons-

tantemente tiende a convertirse en anarquia (en cierta ocasion se

manifesto en forma de rebeli6n contra la Iglesia). Aqui tambien,

la idea conservadora, encarnada en realidad, tiene una influenciareprcsora sobre la utopia adoptada pOl' los enemigos internes. Segllll

la teoria prevalente del conservatismo, la "libertad interior", en 511

proposito vago e indefinido, debe sujetarse al codigo moral que ya

se ha definido. En vez de "libertad interior", tenemos la "libertad ob-

jetiva", a la que debe sujetarse la primera. Metafisicamente, esto se

puede interpretar como una armonia preestablecida entre la libertad

internamente subjetiva y la exterionnentc objetivada. El hecho de que

esa corri ente de movimiento, que se carac teri za pOl ' act itudes piet istas

introspectivas, este de acuerdo con la anterior interpretacion, solo se

explica por su fatal impotencia frente a los problemas del mundo. A

este respecto, se somete al poder del grupo conservador y a su sentido

realista, ya sea rindiendose incondicionalmentc, 0 batiendose en re-ti rada re fugiandose en a lgun obscuro rincon. Aun ahora, existen grupos

archiconservadores que no quieren oir hablar de los poderes politicos

de la epoca de Bismarck, y que yen en la orientacion interior de esa

corriente que figuro en la oposici6n a Bismarck los unicos elementos

verdaderamente valiosos de Ia tradicion.s"

d) LaCuarta Forma de la Mentalidad Ut6pica: La Utopia

SoGiaUsta-Comunista

Tambien el modo de pensa r y Ia forma de experiencia socialista y co-

munista que, en cuanto se refiere a sus origenes, puede tratarse como

una sola unidad, se comprende mejor en su estructura utopica si se Ie

obse rva desde tres angu los,

Por una parte, el socialismo tuvo que eonve;tir en radical Ia uto-

pia liberal, la idea, y por Ia otra, hubo de redueir a la impotencia 0,

en determinado caso, veneer completamente la oposici6n interna de la

anarquia en su forma mas extrema. Su antagonista conservador es con-

siderado solo secundariamente, 10 mismo que en la vida politica pelea

ao Vease, par ejemp lo , la u ltima parte del ensaya de v. Martin, Weltanschau.cn-

liche Motive im altkon.servativen Denken, en Deutscher Staat und deutsche Pasteicn:

in Festschrift, Fr. Meinecke zurn 60. Ceburtstag dargebracht (Munich, Berlin, 1922).

2 1 0 LA MENTALIDAD UTOPlCA SUS FORMAS MODEHNAS 211

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uno generalmente con mas rigor contra un adversario al que se esta

cercano que contra uno del quc se siente alejado, porque hay una

tendencia mas fuerte a aceptar insensiblemente la concepcion de aquel,

y, por tanto, es preciso ejercer una vigilancia especial sobre esa tentacion

interior. Por ejemplo, el comunismo comb ate con mas energfa el revi-

sionismo que el conservatismo. Esto nos permite comprender por que

la teoria socialista comunista esta en una posicion que le permite apren-

der mucho del conservatismo.

El elemento ut6pico del socialismo, debido a esta situaci6n de

multiples aspectos y a la ultima etapa de sus origenes, presenta una cara

de Jano. Representa no solo un compromiso, sino tambien una nueva

creaci6n basada en una sintesis interior de las varias formas de utopia

que han surgido hasta ahora y que han luchado entre elias en la so-

ciedad.

Elsoeialismo y lautopialiberal son una sola y misma cosa en el

sentido de que ambos creen que el reino de la libertad yde la igualdad

se realizaran s610 en un remoto futuro.w Pero el socialismo coloca este

futuro, de un modo caracterfstico, en un punto mucho mas especfficamen-

te determinado del tiempo, verbigracia, en el periodo en que sederrumbe

la cultura capitalista. Esa solidaridad del socialismo con la idea liberal,

en su orientacion hacia una meta situada en el futuro, se explica por el

hecho de que ambos rehusan aceptar directa e inmediatamente,

como 10 hace el conservatismo, el orden .existeate. El caracter inde-

finido y espiritual de la remota meta corresponde, tambien, a la repulsa

conjunta que hacen el socialista y el liberal del frenesi quiliastico y a

su reconocimiento comun de Ia necesidad de sublimar las Iatentes ener-

gias extaticas en ideales culturales.

Pero en 10que se refiera a la penetraci6n de Ia idea en el proceso

evolutivo y al desarrollo gradual de Ia idea, ambas doctrinas difieren:

Ia mentalidad socialista no los concibe en esa forma espiritualmente

sublimada. La idea, P!lIa ella, es a modo de una nueva substancia, algo

40 Esta aseveraci6n no se apl ica a l soc ia li smo antes del siglo XIX. EI soeialismo

ut6pico del siglo xvm, el de la epoca de las Luees, en un periodo en que los Hsio-

cra tas interpret aban la histor ia por medio de la idea de progreso , si tuaba su utopia

en el pasado , 1 0 eua l a rmonizaba con la menta lidad burguesa de sus par tida rios.

Soc io l6gicamente, esa fuga hae ia e l pasado tenia sus rai ces, euando menos en par te ,

en la superviveneia de c ie rtos ves tigios del ant iguo s is tema de t ie rras comunales 0

e jidos, que basta c ie rto punto ha conse rvado vivo e l recuerdo de las ins ti tuciones

comunis tas del pasado. Respec to de esta rel ac i6n, s e podran hal lar muchos detalles

en la obra de Girsberger, H ., Der utopische Sozlalismus des 18. lahrhunderta in

Frankreich und seine phoosophische und materlellen Grundlagen: ZUrcher VoUcs-

wlrtschaftUche For:chungen. Heft 1. vease especialmeate pp. 94 8S.

asi como un organismo vivientc que posee determinadas condiciones de

existencia, cuyo conocimiento puede ser objeto dc una investigacion

cientifica. En tal contexto, las ideas no son suefios y deseos, imperatives

imaginarios descendidos de una esfera absoluta; tienen mas bien una

vida concreta y propia y una funcion precisa en c1 proceso total. Sc

esfuman cuando pasan de moda, y pueden realizarse cuando el proceso

social llega a detcnninada situacion estructural. De no ayudarlas en

tal forma la realidad, sc convierten en "ideologias" falaccs.

Si pasamos a examinar cl1iberalismo, veremos, desdc una perspcctiva

completamentc difercnte de la que adoptan los conservaclores, el caractcr

puramente formal y abstracto de su idea. La "mera opinion", la mera

imagen de la idea quc sc verifica solo en 1a propia actititud subjctiva, se

reconoce aqui como algo inadecuado y es atacable desde otro angul0 quc

el de la oposicion conservadora. No basta tener bucnas intenciones en

10 abstracto y postular en un remoto futuro un reino realizado de la

libertad, euyos elementos no sc sujetan a un control. Es nccesario, mas

bien, estudiar las condiciones reales (en este caso, las economicas y las

sociaIes) en las que la realizaci6n del deseo puede volverse posible.

El camino que conduce del presente a esa lejana meta debe scr explo-

rado con el fin de identificar en el proceso conternporaneo aquellas

fuerzas cuyo caracter inmanente y dinarnico, bajo nuestra direccion,

conduce paso a paso hacia la idea realizada, En tanto que el conscr-

vatismo desprecio la idea liberal como una mera opinion, el sccia-

lismo, en su analisis de Ia ideoIogla, establecio un coherente rnetodo

de critica que constituy6, en efeeto, un intento por aniquilar la utopia

del adversario, al demostrar que tenia sus raicesen la situacion vigente.

Desde entonces, se entablo una desesperada lucha, cuyo objeto

era 1a desintegracion fundamental de Ia creencia del adversario. Gada

una de las formas de la mentaliclad utopica que hemos estudiaclo hasta

ahora se vuelve contra las demas: se exige que cada una de esas creen-

eias corresponda a la realidad, y en cada caso una forma de existencia

constituida de un modo diferente se presenta al adversario como la

"realidad". La estructura econ6mica y social de la soeiedad se vuelve

una absoluta realidad para e1socialista. Este se convierte en e1portador

de esa totalidad cultural que los conservadores habian percibido ya

como una unidad. EI concepto conservador del espiritu popular (V olks-

geist) constituy6 el primer esfuerzo para comprender los hechos en

apariencia aislados de 1a vida intelectual y psiquica como emanaciones

de un solo centro de energia creadora.

Para.los Iiberales, 10 mismo que para los conservadores, esta fuerza

propulsora era algo espiritual. En-la-mentalidad-socialista, al contrario,

surge de las capas oprimidas, cuya tendencia secular fue siempre mate-

2 1 2 LA MENTALIDAD UTOPICA sus FORMAS MODERNAS 2 1 3

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r ialista, una glorificacion de los aspectos mater iales de la existencia, que

al principio aparccicron como factores mcramcntc ncgativos y como

obstaculos.

Aun en la valoracion ontol6gica de los factores que constituyen el

mundo -cr iter io que es esencialmente caracterist ico de cualquier estruc-

tum de conciencia- suele predominar poco a poco una jerarquia de

valores, que es el reves de la que adoptan otros modos de pensamiento.

Las condic iones "materia les", que antes se consideraban unicamente

como malignos obstaculos en el camino de la idea, se hipostasian aquien el factor que mueve al mundo, en la forma de un detenninismo eco-

nomico que se interpreta en terminos mater ialistas .

La utopia que mas estrechas relaciones tiene con la situacion his-

t6ri cosocia l del mundo, mani fiesta su aproximac i6n no solo colocando

su meta cada vez mas dentro del arrnazon de la historia, sino elevando

y espiritualizando la estructura social y econ6mica que es inmediata-

mente asequible . Se obse rva aqui, en esencia, una integraci6n de l sent ido

del detenninismo, propio del conservador, en la utopia progresista que

t rata de reconst ruir e l mundo. EI conservador, por 1 0 mismo que se conci-

be como detenninado, glorifica el pasado a pesar de su funci6n dete rrni-

nante 0 tal vez a causa de ella, y al propio tiempo, una vez por todas,

cia una explicaci6n adecuada del sentido del pas a do en el desarrollohist6rico. Sin embargo, para los socialisfas; Ia estructura social es la

fuerza primordial del momento his t6rico, y sus poderes fonna tivos (que

son glorificados) se consideran como faotores determinantes de todo

cLdesarrollo.

El nuevo fen6meno que encont ramos aqui, e l sentimiento de deter-

minacion, es del todo compat ible , sin embargo, con una utopia colocad a

en el futuro. En tanto que la mentalidad conservadora relacion6 natu-

ralmente el sentimiento de determinacion con la afirmacion del presente,

e l soc ial ismo mezcla una fuerza soc ial progresi st a con las restricciones

que la acci6n revolucionaria se impone automaticamente a si misma

cuando perc ibe las fue rzas detenninantes de la historia .

Estos dos faetores, que al principio estaban vinculados, divergenen el curso del tiempo para fonnar dos bandos opuestos, pero que

ejercen una accion reciproca, dentro del movimiento socialista cornu-

nista. Los grupos que conquistaron hace poco el poder y que, al par-

t icipar en el y a l compart ir la responsabi lidad de l orden vigente, quedan

ligados a la realidad -a las cos as como son- llegan a ejercer una in-

fluenc ia retr6grada al adoptar un cambio ordenadamente evolutivo. Por

otra parte, las capas que no han puesto aun su interes en las cosas como

son, se convierten en los portadores de la teoria comunista (y sindica-

lista ), que concede vit al importancia a la revolucion,

Sin embargo, antes de la division, que corresponde a una etapa

mas avanzada del proceso, esta mentalidad progresiva tuvo que afian-

zarse frente a la oposicion de los demas partidos. Hubo que veneer dos

obstaculos: el sentido de la indetenninaei6n hist6rica que implica el

quiliasmo, y que tomo la moderna forma de la anarquia radical, y

esa misma ceguera a las fuerzas detenninantes de la historia que acom-

paii a a l sentido de indeterminac ion de la "idea" libe ral.

En la historia de la experiencia milenarista moderna, el conflicto

entre Marx y Bakunin fue decisivo."! EI utopismo milenarista 0 quilias-

ti eo surgi6 preci samente de ese conflic to.

Cuanto mas se esfuerza un gntpO, que lucha para aduefiarse del

poder, por convertirse en partido, tanto menos tolerara un movimiento

que, en forma sectar ia y eruptiva, se propone, en detenninado momento,

conquistar por la violencia la fortaleza de la historia. Aqui tarnbien,

la desaparicion de una actitud fundamental -cuando menos en Ia forma

que antes indieamos- esta intimamente relacionada con la desintegra-

c ion de la rca lidad socia l y economica que constituye su fondo (como 1 0

ha demostrado Brupbacher.) 4~ La van guardia de Bakunin, los anarquistas

de la Federaci6n del Jura, qued6 desintegrada euando la manufactura

dornestica de relojes, que constituia su trabajo y hacia posible su acti tud

sectaria, Iue sustituida por el sistema de produccion en Iabricas. Enlugar de la desorganizada y f luctuante exper iencia de la utopia extat ica,

surgi6 un movimiento revolucionario marxis ta perfectamente organizado.

Asi, pues, vemos tarnbien aqui como la forma en que concibe el tiempo

un gmpo pone de manifiesto mejor que nada la utopia de acuerdo

con la cual se organiza su conciencia. El tiempo se concibe en tal

doctrina como una serie de puntos estrategicos,

La desintegraei6n de la utopia extati ca de los anarquistas fue abrup-

ta y brutal, pero el proceso mismo de la historia la imponia ineludible-

mente. Una vision de apasionada profundidad desapareci6 de la escena

politica y el sentido del detenninismo prevalecio y rigi6 una esfera

mas amplia.

El pensamiento liberal esta relacionado con el pensamiento anar-quista por el hecho de que tambien el tiene un sentido del indeterrni-

HAcerca de Bakunin, veanse las obras de Nettlau, Hicarrln Huch y Fr.

Brupbacher, Ellibro de estc ultimo, Max und Bakunin (Berl in -Wilmersdorf , 1922),

ofrece una exposici6n concisa de varios problemas importantes. Las obras com-

pletas de Bakunin han sido publicadas en aleman por la casa editorial Der Syn-

dicalist. Vease edemas la confesi6n de Bakunin al zar Nicolas I, descubierta en el

archivo secreta del jefe de la tercera secci6n de la cancilleria del difunto Zar,

trad. par K. Kersten. Berlin. 19:!6.

.j~ Brupbacher, op. cit., pp. 60 ss., 204 ss.

21 4 LA MENTALIDAD UTOPICA SUS FORMAS MODERNAS 21 5

como para la accion. El conservatismo ya habia diferenciado el pasado

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nismo, aunque (como vimos antes) por medio de la idea de progreso,

se acerc6 relat ivamente al proceso historico concreto. El sentido liberal

del indetennini smo se fundaba en la creencia en una inmediata relacion

con una csfera absoluta de imperatives cticos, con la idea misma, Esta

esfera no derivaba su validez de la his toria; sin embargo, para ell iberal ,

la idea podia convertirse en Ia fuerza impulsora. El proceso his t6rico

no produce las ideas; mas bien puecle decirse que eI deseubrimiento de

las illcas, su di fusion )' la "ilust racion" por cll as crean las Iuc rzas hi sto-

ricas. Una verdadera revolucion copernicana se realize cuando el hom-bre cmpezo <l ver la validcz y la influencia de las ideas, como factores COI1-

dicionados, y el desarrollo de las mismas como vinculado a la exis-

tcncia, a considcrar no solo a su propio yo , sino tambien la existen-

cia y parte intcgrantc del proceso historico-social, Lo importante

para cl sociali smo no rue cornbat ir csa menta lidad absoluti sta entre sus

adversarios, sino establecer en su propio bando 1a nueva actitud, en

oposicion con el idcalisrno aun dominante. Muy pronto se empezaron

a abandonar las utopias de la "gran burguesia", cuyo mejor analisis

sigue sicndo el que hizo Engels.

Saint-Simon, Fourier, y Owen sofiaban aun sus utopias en el antiguo

estilo intelectual, aunque llevaban ya el sello de las ideas socialistas.

Su situacion al margen de la sociedad se expresaba en descubrimientosque abrian nuevas perspec tivas sociales y economicas; sin embargo , en

su metodo, conservaban cl concepto de 10 indeterminado, caracteristico

de la ilustraci6n. "EI socialismo es para todos ellos la expresi6n de la

verdad, de la razon y de la justicia absoIutas, y bastara descubrirlo para

que conquiste al mundo con su propia fuerza." 43 Aqui, tambien, era

preciso desterrar una idea, y el sentido del determinismo historico des-

plazo las otras form a s rivales de utopia. La mentalidad socialista, en

un sentido mucho mas fundamental que la idea liberal, representa una

redefinicion de 101utopia en terminos de realidad, S6lo al final del pro-

ceso Ia idca pcrmanece en su indeterrninacion e indefinicion profetica,

pero el camino que conduce de las cosas como son a la realizaci6n de

la idea esta ya clara mente trazado social e historicamente, y marcadocon jalones,

H~ diferencia en la rnanera de cxperimentar el tiempo histo-

rico,-cu esta doctrina: en tanto que el liberal concebia el futuro como

una linea directa y recta que conducia a una meta, se hace ahora una

distincion entre 10 cercano y 10 remoto, distincion cuyo origen puede

encontrarse en Condorcet y que es tan importante para cl pensamiento

43 Engels, Die Entwicklung des Sv:;;ialisTllust:U1 dcr Utopie zur \Vissenschaft,

4'< ed., Berlin, 1894.

del mismo modo, pero aunque su utopia tendia cada vez mas hacia

una completa armenia con la etapa de realidad a1canzada en la epoca,

el futuro permanecia absolutamente indiferenciado para el conservador .

Solo par medio de un sentido del determinismo y una vivid a visi6n del

futuro fue posible crear un sentido historico del tiempo de tres dimen-

siones. Pero esta perspectiva mas comp Ieta del tiempo hist6rico, que

el conservatismo habia creado ya para el pas ado, posce aqui una

estructura completamente diferente.Toda experiencia del presente neva consigo una te rcera dimension

no solo porque to do acontecimiento pas ado se halla virtualmente pre-

sente, sino tarnbien porque el futuro se prepara en aquel, No s610 el

pasado, sino tambien el futuro tienen una existencia virtual en el pre-

sente. Se puede caIcular el peso de eada uno de los factores existentes

en el presente y detenninar las tendencias latentes en esas fuerzas s6lo

a condicion de comprender el presente a la luz de su realizacion con-

creta en el futuro."

En tanto que el concepto liberal del futuro era completamente

formal, a~-se.nos presenta un proeeso de concret izacion gradual . Aun-

que esta real izaci6n del presente por e l futuro, que viene a comple tarlo,

es fruto ante todo de la voluntad y de imagenes de deseos, esa 1uchapor alcanzar una meta actua como un factor heuristicamente selectivo

a la vez en la investigacion y en la accion. Segun este punto de vista,

el futuro siempre se esta poniendo a prueba en el presente. Al mismo

tiempo, la "idea", que al principio era s610 una vaga profecia, se corrige

constantemente y se vuclve cada vez mas concreta, porque el presente

se prolonga en el futuro. La "idea" sociali st a, en su inte racc ion con aCOD-

teeimientos "reales", obra no como un principio meramente formal y

trascendente, que rige desde el exterior al acontecimiento, sino mas

bien como una "tendencia" dentro de la matriz de esa realidad que

cont inuamente se corrige con refe rencia a este su contexto. La invest iga-

44 Una corroboracion del anterior analisis y una confirmacion casi matematica

de mi teoria relativa a los modos, social y politicamente diferenciados, de experimen-

tar el tiempo hist6rico, se puede sacar del siguiente pasaje de un articulo escrito

por el comunista J . Revai: "El presente existe reahnente s6lo por virtud del hecho

de que existen el pasado y el futuro; el presente es la form) del pasado inutil y del

futuro irreal. La tactica consiste en presentar el futuro como si fuera el presente."

iDas problem der Taktik, en Kommunismus: Zeitschrift der Kommunistischen Inter-

nationale, 1920, II, p. 1676.La actualidad virtual del futuro en el presente seexpone

claramente en esa ohra. Forma un perfecto contraste con la cita de Hegel de la

pagina 206.) Deberia eompararsele tambien con otros materiales que hemos citado

en el texto sobre la diferenciaci6n social del sentido hist6rico del tiempo (pp.

197-98, 206, 213, 222).

2W LA :'vIENTALIIHD UTOPIC.A LA SITUACION CONTE:-IPORANEA 217

y mayor aproximacion a la vida real, de una utopia que en una epocu

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cion concreta de la interdependencia de toda la cadena de aconteci-

mientos, dcsde 1 0 economico hasta 1 0 psiquico y 1 0 intelectual, deb era

unir observaciones aisladas en una unidad funcional, a la que servira

de [undo cl todo ell proceso de desarrollo.

En tal forma , nucstra concepcion de la his tori a queda intcgrada

dcntro de un armazon mils concreto, mils diferenciado, y a ln vez

mas flexible . Examinamos cada acontecimiento con el fin de desentra -

i'iar su sentido y de de terminar su posicion dentro de toda la estruc tura

del desarrollo.

De seguro, la zona de libre eleccion se vuelve cada vez mas

reducida, en esta concepcion se descubren mas detenninantes, pues no

solo el pas ado es un factor deterrninante, sino que la situacion econo-

mica y social del presente condiciona tam bien el acontecimiento po-

sible, EI proposito orientador no consiste aqui en una actividad basada

en ciegos impulsos hacia un "aqui" y un "ahora" arbitrariamente elegi-

dos, sino mas bien en concentrar la atencion en un punto de ataque

favorable , dentro del conjunto est ructura l en el cual existimos. La ta re a

de l l ider polit ico consi st ira, pues, en re forzar de libe radamente las fuer-

zas cuya dinamica parece de terminar un impulso en la direccion deseada

por el, y en canalizar hacia su propia direccion 0 cuando monos en reducir

a la impotencia aquellas que parecen desfavorables. La existencia his-torica se convierte en tal forma en un plan estrategico. Todo, en la

histori a, se experimenta como un fenorneno inte lec tua l y vol itivamente

controlable.

En estc caso, tarnbien, el punto de vi sta formulado primitivamente

en la palestra politica penetra toda la vida cultural: de Ia investigacion

acerca de la determinacion social de Ia historia surge la sociologia, y

esta, a su vez, se convierte en la ciencia clave cuyo concepto impregna

todas las c iencias histori cas espeeiali zadas que han ll egado a un estado

similar de desarrollo. La confianza \' la sezuridad Irutos del senti-b '

miento de dclt'nninisl:lO. producer, a l mismo ticmpo un escepticismo

creador y un impulse (elan) disciplinado. Una clase especial de "rea-

lismo" invade el dominio del arte. EI idealismo del burgues filisteode mediados del siglo XIX se ha esfumado, v mientras exista una feeunda

tension entre el ideal )' la existencia, los ~'alores trascendentes, que en

1 0 sucesivo se habran de concebir como incorporados a la existencia

real. se buscanin en 1 0 cercano y en 1 0 inmediato.

4, La Utopia CII la Situacion Contenipordnca

En cl memento actual, el problema lu asumido su forma s;elluina y

uuicu, El mismo proceso historico nos u.uestrn d' descenso zradualt»

trascendio comple tamente la hi storia. A medida que se acerca mas a In

realiclad his t6rica, su forma sufre cambios Iuncionales y substancialcs,

Lo que al origen se hallaba en absoluta oposicion GOn la realidad his-

torica, tiende ahora, segun cl modelo del conscrvatismo, a pcrder

su caracter de oposicion, Por supuesto, ninguna de las formas de esas

fue rzas dina rnicas que c l11ergen en una secuenc ia hi st6rica desaparecc

nunca ente ramente, y en nin~l ll1 ti empo prerlornina exclusivarnente una

de ellas. La coexistencia de esas fuerzas, su oposicion reciproca, 1 0mismo que su constante interpenetracion, proclucen fonnas de las que

surge la riqueza de la experiencia historica,

Para no obscurece r 1 0 decisivo con un exceso de detalles, solo

indicamos las tenclencias importantes en tocla esta variedad y las

pusimos de rel ieve desc ribiendolas como tipos idea les. Aun cuando en

~,curso de la historia nada se pierde realmente en la multiplicidad

dacosas y acontecimientos, es posible most rar con crec iente claridad

var ies grados de dominacion y disposicion de esas fuerzas que actuan

en, la. sociecla~. MS ideas, la s formas de pcnsamiento y las energias

pSlqmcas persisten y se transform an en estrccha union con las Iucrzas

.ociales. ;'I.;nilea cs U!l mero acciclcn tc- ('I quc apal'('zcall l'll d!·t:'nnir;ados

momcntos del proceso social. .Respecto a esto, se puecle vel' una dctcrminante estructural, quc

cuando menos vale la pcna dc indicar. Cuanto mas extensa es la clasc

que logra dominar relativamente las coneliciones eoncretas de la

existencia, cuanto niayorcs SOil las oportunidades elc una victoria ob-

teuida por medic de una evolucion pacifica, tanto mas probable es

Cjue esa clasr- tom:' l'l camino del conxcrv .it isn:n. Esto ~;;"'!lifica sill

embargo, (lUC los diversos movi rnicntos habran renunciaclo" a los' el e-

mentos utopicos en sus propios motlos de vivir .

Lo anterior qucda cornprobado hasta In cvidcncia por cl hecho,

)':l mencionado, de que la forma mas pura de la modcrua mcntalidad

quil i. ist ica, t al C(,1~1O C'sb reprcsllitacia ell ('1 :\;,:-\n;';:s: Cl radical, dcsapa-

r cc c c as i c nt cr .u nc uu - ell' L ! l"C('Ii:l l lCil itic<1. :1 '."OiIS:·Cl!(ll(_·:'l t i C ' 1 0 cu.i l \1:,

olemen to de tension se clirnina de las dermis form as de la utopia

politiea.

. .~s .eierto que muchos de los elementos que constituyen b actitud

quiliast.ca s« tmusmutaron )' rdugiar011 en cl simlicalismo y ell ('1

bolchevismo, ;" fucrcn asimilados c incorporados a la actividad de esos

movimicnto s .. \Sl. la I uncion que corrcsponcle a csas doctrinas, en par-

ticul.u .~d bokl:e\·isl.]W. consistc ell aC:t' icl'ar : ' cataliznr, 1l1[IS bien que

c-u dl'lhcar, b :tCCIO!1evolucion.ui.r.

21 8 LA MENTALIDAD U'roPlCA

La utopia disminuye de intensidad debido tambien a otra causa:

LA SITUACION CONTEMPORANEA 21 9

enmascarar las ideologias de sus enernigos. t'' No acusamos al adversario

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en efecto, como se fonn6 en una etapa tardia de desarrollo, tiende a

acercarse cada vez mas al proceso hist6ricosocial. En este sentido, las

ideas l ibe rales, soc ial ista s y conservadoras son meramente di ferentes

etapas y fonnas opuestas del proceso que, al alejarse del milenarismo,

S8 acerca a los acontecimientos de este mundo.

Todas estas fonnas contrari as de la utopia quili astica se desarrol lan

en estrecha conexi6n con el destine de las capas sociales que las adop-

taron al principio. Son, como ya vimos, fonnas moderadas del extasisqui li astico original , pero en el curso de su desarrollo ult erior, e liminan

esos ultimos vestigios ut6picos y se acercan sin querer a una actitud

conservadora. Es, al parecer, una ley generalmente valida de la estruc-

tura del desarrollo intelectual que cuando nuevos grupos logran pene-

trar en una situaci6n ya establecida, no aceptan de buenas a primeras

las ideologias que se han elaborado ya para esa situaci6n, sino que

mas bien adaptan las ideas que traen consigo a la nueva situaci6n. Asi

ell ibera lismo y el sociali smo, al pene tra r en una situaci6n que conduc ia

al conservatismo, aceptaron en forma intennitente las ideas que el

conservatismo les ofrecia como modelos, pero en general prefirieron

adaptar las ideologias originales que traian con ellos a la nueva situa-

ci6n. Cuando esas capas llegaron a ocupar Ia posici6n social que an-teriormente correspond ia a los conse rvadores, desarroll aron en forma

absolutamente espontanea un sent imiento de la vida y modos de pen-

samiento estructuralmente relacionados con el conservatismo. La vi-

si6n inicial que e l conservador tiene de la estructura del de tenninismo

hist6rico, el enfasis y, alii donde es posible, la excesiva acentuaci6n

de las fuerzas que actuan en silencio, la continua absorcion del ele-

mento ut6pico en la vida diaria, aparecen tambien en el pensarriiento

de esas capas, a veces en forma de una nueva creaci6n espontanea,

a veces como una reinterpretaci6n de las antiguas nonnas conservadoras .

Asi observamos que, debido al proceso social, se produce un rela-

tivo abandono de la utopia en varios puntos y formas. Este proceso,

que posee ya una peculiar cualidad dinamica, acelera su ritrno y au-

menta de intensidad cuando diferentes fonnas coexistentes de la men-

talidad ut6pica se destruyen mutuamente, en pugna unas con otras, El

conflicto de las varias fonnas de la utopia no conduce forzosamente al

aniquilamiento de la propia doctrina ut6pica, pues la lucha, por si sola,

no consigue sino aumentar la intensidad ut6pica. La fonna moderna

de tal conflicto es, sin embargo, peculiar, pues la destrucci6n del

adversario no se realiza en un plan ut6pico, hecho que es claramente

perceptible por la forma en que los socialistas se han dedicado a des-

de que esta adorando fal sos idolos, dcstruimos mas bien la intensidad de

su idea rnostrando que his t6rica y socialmente esta determinada,

El pensamiento socialista, que hasta ahora ha desenmascarado to-

das las utopias e ideologias de sus adversarios, nunca plante6 el pro-

blema del determinismo respecto de su propia posici6n. Nunca aplic6

a si mismo su propio metodo, ni refren6 su deseo de ser absoluto.

Sin embargo, es inevitable que aqui tambien el clemente ut6pico des-

aparezca a medida que aumenta e1 sentido del detenninismo. As!

abordamos una situaci6n en que el elemento ut6pico, a traves de sus

muchas formas divergentcs, se ha aniquilado por complete a sf mismo

(cuando mcnos en la politlca ). Si se intenta seguir tendencias ac-

tuales y proyectarlas en el futuro, la profecia de Gottfried Keller: "Se

obstruira e1 triunfo final de la Iibertad","? empieza a asumir, cuando

menos para nosotros, un signifi cado ala rmante,

Los sintomas de esa "obst ruccion" se revelan en muchos fen6menos

contemporaneos, y se pueden concebir c laramente como i rradiaciones

de la situaci6n poli tica y social en las esferas mas remotas de la vida

cultural. En verdad, cuanto mas activamente colabora un partido as-

cendente en una coalici6n par lamentar ia , y cuanto mas abandona sus

origina1cs impulsos ut6picos y su amplia perspectiva, tantas mas pro-

babilidades existen de que su interes en detalles concretos y aislados

absorba su poder de transformer la sociedad. Al mismo tiempo que se

realiza un cambia en la csfera politica se observa otro en la vision

cienti fica que corresponde a las exigencias polit icas, es deci r, 10 que en

un tiempo Iue meramcnte un esquema formal y un concepto abstracto

y total, ti ende a disolvcrse en la investigaci6n de problemas especi ficos

e independientcs. La lucha ut6pica hacia una meta y la capacidad,

est rechamente relacionada, de una amplia perspcct iva, se desintegran

en la comisi6n par lamentar ia y en el movimiento sindica l en un mew

cucrpo de orientacioncs y directivas para dorninar un gran numero de

detalles concretos, con el fin de adoptar una posici6n politica con res-

pec to a ellos. Asimismo, en e1 dominio de 1a investigaci6n, 10 que antesera una concepcion del mundo unificada y sistematizada sc convierte,

cuando se intenta tratar los problemas individuales, en una simple

pcrspcctiva orientadora y en un principio heuristico. Pero como las

form as antag6nicas de utopia pas a n por e1 mismo ciclo vital, dejan

4:; EI camb io de sentido del coucepto de ideologia que tratamos de presen-

tar en la parte II de esta obra, eonstituye meramente una fase de este proceso

mas general (pp. 53 ss.).

1,6 Dcr Freiheit leiztcr Sieg wird troeken seill.

2 2 0 LA MENT ALIDAD UTOPICA

de ser, cada vez mas, en el ramo de la ciencia, como en el de la practica

LA SITUACION CONTEMPORANEA 2 2 1

En tal estado de desarrollo maduro y avanzado, la pcrspectiva

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parJamentari a, art iculos de fe cont rarios, y se conviert en gradua lmente

en partidos rivaJes, 0 en posibles hip6tesis de investigaci6n. En tanto

que en una epoca de ideales l iberales la f ilosoHa ref leja mejor la s ituaci6n

socia l e intelectual , hoy en dia la cond ici6n inte rn a de las situaciones so-

cial e intelectual se refleja mas en las diversas formas que adopta la

sociologia.

La concepci6n socio16gica de las clases que Hegan al poder sufre

transformaciones en ciertos puntos par ticulares. Estas teorias sociol6gi-cas, como nuestra concepci6n cotidiana del mundo, encarnan los "po-

sibles puntos de vista" en pugna, que s610 son transformaciones gra-

duales de utopias anteriores. Lo raro de esta situaci6n es que, en esta

lucha por Hegar a una perspectiva social mas justa y exacta, todos esos

puntos de vista y metodos opuestos no se "desacreditan" los unos a los

otros en 10 mas minimo, esto es, no se advierte que sean futiles 0

err6neos. Antes bien, se revela cada vez mas cIaramente que es posible

tener pensamlentcs fecundos desde cualquier punto de vista, aunque

la can tid ad de frutos obtenidos varia de una posici6n a otra. Cada

uno de esos puntos de vista revela las interrelaciones de un complejo

total de acontecimientos vi sto desde di ferentes angulos, y en tal forma

crece la sospecha de que el proceso social es algo mas amplio quetodos los puntos de vista individuales existentes, y que la base de

nuestro pensamiento, en su estado actual de atomizaci6n, no propor-

ciona un concepto vasto y extenso de los acontecimientos. La mas a

de hechos y de puntos de vista es mucho mas grande de 10 que puede

abarcar el estado actual de nuestro aparato te6rico y de nuestra cap a -

cidad de sistematizaci6n.

Bero esto arroja una nueva luz sobre la necesidad de estar conti-

nuamente preparado para hacer la sintesis de un mundo que esta

alcanzando uno de los puntos mas altos de su existencia. La que antafio

era un producto nacido a capricho de las necesidades intelectuales

propias de ciertos circulos y cIases sociales restringidos, se vuelve de

pronto perceptible como un todo, y la profusi6n de acontecimientos eideas produce un cuadro bastante confuso.

No se debe a debilidad alguna el hecho de que un pueblo que

ha Ilegado a la madurez de su desarrollo social e hist6rico se someta

a las diferentes posibilidades de concebir el mundo, y se esfuerce en

incluirlas dentro de un armazon que las contenga a todas. Este

somet imiento se debe, mas bien, a la idea de que cualquier certidumbre

intelectual anterior descansaba sobre puntos de vista parciales que se

volvian absolutos. La caracteristica de nuestra epoca es que los limites

de esos puntos de vista parciales se han hecho patentes,

total tenders a desaparecer en la misma proporci6n que la utopia. S610

las extremas derecha e izquierda creen ahora que existe una unidad

en el proceso de desarrollo. En la izquierda, ten emos al neomarxismo

de un Lukacs, con su importantisirna obra, y en la derecha el universa-

lismo de un Spann. Seria por demas demostrar las diferencias de

puntos de vista sociol6gicos de estos dos extremos, poniendo de reli eve

las diferencias en su concepcion de la tota1idad. No nos proponemos

estudiar minuciosamente este punto; buscamos, mas bien, una deter-minaci6n provisional de los fen6menos que constituyen sintomas de

la si tuacion actual.

Muy diferente de los autores antes mencionados, que consideran

la eategoria de la totalidad como una entidad ontologica metafisica,

Troeltsch la emple6 como una hip6tesis de trabajo en sus investiga-

ciones. La utiliz6 en una forma bastante experimental, como un prin-

cipio que permitia ordenar la masa de datos y, recurriendo a diferentes

metodos para estudiar los materiales de que disponia, se esforz6 en

descubrir los elementos que en cualquier tiempo hacen de ellos una

unidad. Alfred Weber trata de reconstruir el todo de una epoca his-

t6rica mas bien como una Gestalt -unidad configurativa- par medio

de aquello que se puede percibir intuitivamente. Su metodo ofrece unmarcado contraste con el dogmatismo racionalista que se funda en la

deducci6n. EI hecho de que Troeltsch y Alfred Weber, como dem6-

cratas, ocupen un lugar intermedio entre los dos extremes reprensentados

por Lukacs y Spann, se refleja en sus estructuras mentales respectivas.

Aunque ambos aceptan el concepto de la totalidad, el primero evita

cualquier suposicion metafisica y ontol6gica al hablar de aquella, y

e 1 segundo rechaza la actitud racionalista generalmente relacionada

con la misma par el pensamiento radical.

Al contra rio de los grupos que tienen una concepclOn de la tota-

lidad parecida a la del marxismo 0 de la tradicion hist6rica conser va-

dora , ot ro elemento del grupo centra l tra ta de descartar completamente

el problema de la totalidad, a fin de poder concentrar su atenci6n,basandose en esa renuncia, sobre la riqueza de los problemas in-

dividuales. Siempre que desaparece la utopia, la historia deja de ser

un proceso que conduce a una meta final. El armazon de referencia

de acuerdo con el cual valoramos los hechos, se esfuma, y quedamos

frente a una serie de acontecimientos iguales en cuanto a su contenido.

La concepci6n del tiempo hist6rico que conduce a epocas cualitativa-

mente diferentes desaparece, y la historia se vuelvc cad a vez mas un

espacio indiferenciado. Todos los e lementos de pensamiento que ti enen

sus raices en utopias, se consideran ahora desde un punto de vista

22 2 LA MENTALIDAD UTOPICA

esceptico y relativista. En lugar de la concepcion de progreso y de

LA SITUACION CONTEMPORANEA 223

perspectiva total; del mismo modo, esta diferencia explica el tipo de

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.,,i

dialect ica, tenemos la busca de general izaciones y de tipos etcrnamente

validos, y la realidad se vuelve s610 una combinaci6n particular de

esos factores generales (vease la sociologia general de Max Weber).

El armaz6n conceptual de la filosoHa social que se hallaba detras

de la obra de los ultirnos siglos desaparece al mismo tiempo que la fe

en la s utopias, como fines colectivos de los esfuerzos humanos. Esta

ac titud escept ica , en muchos aspectos fecunda, corresponde primit iva-

mente a la posici6n social de la burguesia en el poder, cuyo futuro hallegado a ser gradualmente su presente. Las otras capas sociales mani-

fiestan las mismas tendencias en la medida en que ellas tambien se

acercan a la realizaci6n de sus fines. Sin embargo, el desarrollo com-

pleto de su modo de pensar actual queda tam b ien hasta cierto punto

de terminado por la si tuac i6n hist6rica en que efectuaron sus comienzos.

Si cancel amos la concepci6n dinamica del tiempo del metodo socio16-

gico marxista, tambien obtendremos una teo ria generalizadora de la

ideologia que, por el hecho de que es ciega a las diferenciaciones his-

t6ricas, re lac iona las ideas exclusivamente con las posic iones sociales

de aquellos que las ocupan, independientemente de la sociedad en

que ocurren 0 de la func i6n parti cula r que desempefian.

Los rasgos generales de una sociologia indiferente al elementohist6rico del tiempo eran ya perceptibles en Norteamerica, donde el

tipo dominante de mentalidad se adapt6 mas rapid a y completamente

a la realidad de la sociedad capitalista que en Alemania. En Norteame-

rica, la sociologla proveniente de una filosofia de la his tori a fue elimi-

nada todavia antes. La sociologia, en vez de ser un cuadro adecuado

de la estructura de Ja sociedad, como un todo, se propuso abordar

una serie de problemas tecnicos aislados relativos al reajuste social.

"Healismo" es un vocablo que adquiere un significado diferente,

segun el contexto en que figura. En Europa, signific6 que la sociologia

tenia que enfocar su atenci6n sobre la grave tensi6n que existia entre

las clases, mientras que en America, donde el juego era mas libre en

el ramo econ6mico, 10 que se consideraba como "real" no era tanto elproblema de clase como los problemas de tecnica y de organizaci6n

socia les. La sociologia , para las formas del pensamiento europeo en opo-

sici6n con e l status quo, signific6 la soluci6n del problema de las rela-

ciones de clase: 0 en terminos mas generales , un diagn6s tico cientif ico de

la epoca actual; para el americano, al contrario, signific6 la soluci6n

de los problemas tecnicos e inmedia tos" de la vida social. As! se explica

por que, en el planteo europeo de los problemas sociologicos, surge

siempre la inquietante pregunta de 10 que nos reserva el futuro, y

se esclarece el problema, intimamente relacionado con aquel, de una

pensamiento que implica el planteo americano del problema, rep resen-

tado por la siguiente pregunta: ~C6mo puedo hacer tal cosa? ~C6mo

podria resolver este concreto problema individual? Y bajo de todas

estas preguntas, oimos la respuesta optimista, pronunc iada en voz baja:

No necesito preocuparme por el to do, pues ya este se cuidara de S 1.

En Europa, sin embargo, la completa desaparicion de todas las

doctnnas que trascienden la realidad -ut6p.i~ 10 mismo que ideo-

16gicas-, se debi6 no s610 al hecho de que se demostr6 c6mo esas

nociones se relacionaban con la situaci6n econ6mica, sino tambien a

otras razones. La realidad Ultima descansaba en una base econ6mica

y social, pues en ultimo analisis, el marxismo relacionaba con esta

todas las ideas y valores; estaba aun social e intelectualmente diferen-

ciado, es decir, oontenia algun fragmento de perspectiva hist6rica

(debido, sabre todo, a su derivaci6n hegeliana). El materialismo his-

t6rico era materialista s610 de nombre; en ultimo analisis, la esfera

econ6mica era, a pesar de que se haya negado de vez en cuando

el hecho, una conexi6n estruc tural de act itudes espi ritua les. El sist ema

econ6mico existente era precisamente un "sistema", es decir, algo

que surge en la esfera del espiri tu (el espiritu objet ivo, como 10 entendi6Hegel). El proceso que se inici6 socavando la validez de los elementos

espirituales en la historia, trastorn6 mas tarde esa esfera del espiritu,

Y" redujo los acontecimientos a meras funciones de los impulsos hu-

manos, completamente independientes de los elementos hist6ricos y

espirituales en la historia, trastorn6 mas tarde esa esfera del espiritu

lo s elementos trascendentes a la realidad, la s ideologias, l as utopias etc .,

no se relacionaban ya con las situaciones sociales de grupo, sino con

los impulsos -con las form a s eternas de la estructura de los impulsos

humanos (Pareto, Freud, etc. )-. Esta teoria generalizadora de los im-

pulsos se esbozaba ya en la filosoHa social y en la psicologia inglesa

de los siglos xvn y XVllI. Asi, por ejemplo, Hume, en su Investigaci6n

acerca del entendimiento humano, dice:

"Se reconoce universalmente que existe una gran uniformidad en-

tre las acciones humanas, en cualquier pais y epoca, y que la natura-

leza humana sigue siendo la misma, en sus principles y operaciones.

Los mismos motivos producen siempre las mismas acc iones. Los mismos

acontecimientos proceden siempre de las mismas causas. La ambici6n,

la avaricia, el amor propio, la vanidad, la amistad, la generosidad, el

espiritu publico: esas pasiones, mezcladas en varios grados, y dis-

tribuidas en la sociedad, han side desde el principio de] mundo y

224 LA MENTALlDAD UTOPICA

son aun, la Fuente de todas las acciones y empresas que se han obscr-

LA SITUACION CONTEMPORANEA 22.5

la actividad politica, de la aspiracion a la ciencia, en una palabra, del

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1,0!~

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vado en el genero humano.T ''?

Este proceso de completa destruccion de todos los elementos es-

pirituales, el ut6pico 10 mismo que el ideologico, tiene su paralelo ell

las tendencias mas recientes de la vida moderna, y en sus correspool-

dientes orientaciones en el campo del arte, 2,No debemos considerur

la desaparici6n del humanitarismo en el arte, la aparici6n de una es-

pecie de "real ismo" (Sachlichkcit) en la vida sexual, en el arte, en la

arquitectura y la expresi6n de los impulsos naturales en los deportes,como sintomas del c reciente ret roceso de los elementos ideol6gicos y

utopicos en la mentalidad de las capas que han llegado a dominar la

actual situaci6n? dNodebe interpretaise la subordinaci6n gradual de

la politica a la economia, hacia 10 cual existe cuando menos una ten-

clencia discernible, el rechazo consciente del pasado y de la nocion

de tiempo hist6rico, la consciente e1iminaci6n de cualquier "ideal de

cultura", como la desaparici6n de cualquier forma de utopia de la pa-

lestra politica?

Cierta tendencia a ejercer una acci6n sobre el mundo esta pro-

duciendo una actitud que considera todas las ideas como desacredita-

lias y todas las utopias como destruidas. Esta actitud prosaica, que

uhora se vislumbra, debe en cierto modo ser acogida con beneplacito

como el unico instrumento que permite dominar la situaci6n, como

la unica transformaci6n de la utopia en una ciencia, como la des-

trucci6n de enganosas ideologias, incongruentes con la realidad de

nuestra situaci6n actual. Se requeriria una insensibilidad que nuestra

generaci6n probablemente ya no pod ria adquirir 0 la ingenuidad de

una generaci6n recien naeida al mundo, para poder vivir en com pi eta

armonia con las realidades de este mundo, sin elemento alguno tras-

cendente, ya sea en forma de utopia 0 de ideologia. En nuestro estado

actual de plena concieneia, esta es quiza la unica forma de existencia

real que es posible en un mundo que ya no esta en proceso de for-

maci6n. Es posible que 10 mejor que nos pueden brindar nuestros

principios eticos es la "autenticidad" y la "franqueza", en lugar de los

antiguos ideales. "La autenticidad" (Echtheitskategorie) y la franqueza

parecen ser unicamente la proyecci6n de la "naturalidad" 0 del "rea-

lismo" de nuestro tiempo en el dominio de la etica, Tal vez un mundo

que ya no esta en formaci6n puede tolerar esto, Pero, dhemos llegado

acaso a una etapa en que podemos prescindir de luehar y aspirar a algo?

dEsta el iminaei6n de la tensi6n, no signifi cari a tarnbien la supresi6n de

t n :lit,::~!).t ,

I, V

-II

1 1

tI '

I

I

I

I47 Hume, Enquiries concern ing the Human Understanding and concerning

the Principles of Morals. Ed. por L. A. Selby-Bigge, 2 :) . ed . (Oxford , 1927) , P : 83.

propio contenido de la vida?

Asi, pues, si no hemos de conformarnos con esa "naturalidad",

dcberemos proseguir nucstra busca y preguntarnos si no existen, ado-

mas de las capas socialcs que, por su actitud satisfccha, provocaroa

esa disrninucion de la tensi6n psicol6gica, otras fuerzas activas en el

ramo social. Si la cuestion se plantea en esa forma, la soluci6n debera

ser la siguiente:

La ausencia aparente de tensi6n en el mundo actual esta siendo

socavada por dos lados. Por una parte, se observan las capas cuyas

aspiraciones no se han cumplido aun, y que se esfuerzan en aplicar

el socialismo y el comunismo. Para estas, se encuentra garantizada la

unidad de la utopia, del punto de vista y de la accion, ya que se hallan

al margen del mundo tal como existe ahora. Su presencia en la sociedad

implica la ininterrumpida existencia cuando menos de una forma dc

utopia, y, hasta c ierto punto, siempre se volveran a encender y brill aran,

gracias a dichas clases, las contrautopias, cuando menos en los periodos

en que el ala izquierda entre en acci6n. EI que esto suceda en realidad

depende en gran parte de la forma estructural del proceso de desarrollo

que tenemos que examinar ahora. Si, gracias a una evoluci6n pacifica,

podemos, en una etapa ulterior, alcanzar una forma mas elevada deindustrialismo, 10 bastante elastica y que proporcione a las capas in-

feriores un grado relativo de bienestar, en tal caso dichas capas sufri-

ran tambien una transformaci6n parecida a la de las c1ases que se

hallan ahora en el poder. (Desde este punto de vista, poco importa que

esta forma superior de organizaci6n social del industri ali smo, por medio

de la conquista del poder de las clases mas humildes, se realice en un

capit ali smo que posea la elast icidad suficiente para asegu rar su re lat ive

bienesta r, 0 que dicho capita lismo se transforme antes en comunismo.)

Si esta ultima etapa del desarrollo industrial s6lo puede realizarse por

medio de una revoluci6n, en tal casu los elementos ut6picos e ideol6-

gicos del pensamiento volveran a florecer en todas partes con vigor

rcnovado. Sea 10que fuere, en esa fuerza social de la oposici6n al ordenexistente radica uno de los factores determinantes, de los que -depende

el destine de las coneepc iones trascendentales a la real idad.

Pero la futura forma de la mentalidad y de la intelectualidad

ut6pica no depende s610 de las vic isitudes de esa cap a soc ial extremista .

Ademas de ese factor social, existe otro que es preciso tomar en

cuenta, verbigracia , una clase media, social e intelectual que, aunque

tiene una relaci6n definida con la actividad inteleetual, no se ha con-

siderado en nuestro previo analisis. Hasta ahora ha habido en todas

las clases, ademas d~ aquellos que representaban realmente sus inte-

22 6

LA MEN"fALlDAD UTOPICA

LA SITUACION CONTEMPOI1ANEA 227

Y i en nom?re de. Ia integridad intelectuaI, se propone destruir 1 < 1 1 ;

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a ue sc orientaba ma~ bien hacia 10 que p~-

reses dircctos, una cap q .' 'l S C:"Ol(""I'C"n1cl1tee les podnal " d ,1 esmn u 0 1 ' ....

•1,1",,,,>, 11:\111:1r(' \ (OIn1l110 e,.1 , ." o csuo prop6sito actualdill 1.1 1111111111 " •• "ill,p\""luU\pq I P')I) P,\1,\ Jl\l,., .' • sonas ue"""II'"'' ' 1 " " ; " . , " " ' " 1"... ·1""" 1'1" IIit. ,.,10-,1""", '''I'" a \.,s per. "q.

I I I!Is 'I"" (II cscaso

\lev all las s(,lla\c.s l','d,'\lllle,; t c .1 el l l Il ia , \ I"" .1 ,. .'

nl1111CI'O, entre elias , consciente 0 inconseientcl llente, sc in, lel:e;an po~

algo que no sea el exito en la competencia y quc la sustl tUl~la, ~lu)

pOl' r-ncima que se le mire , 1\0 sc pucde negar que cstc pequeno glUpOha ('xistido casi sicmprc. Su posici6n no pres en tab a problema a1guno

IIl icnlr:1s sus intcrcses i ll tdcctuales y espir itualcs armonizah:1n COl,l :os

dl' ln c laSt <j Ul' \uehaba por la suprell1acia social. Conociau y pcrclblan

"~Iuu uulo tksdc ln misma perspcctiva utopica que el gmpo 0 la clase

social COli c-uvos iutcrcses sc idcnti ficaban, Eslo sc aplica 10 mismo a

Thomas i\1iill'zcr que a los burgueses que eombatieron durante 1a Re-

voluci6n, a Hegel 10 mismo que a Karl Marx,

Su situaciou siempre se vuclve, sin embargo, critica cuando el

gmpo con 1'1 cual sc idcntifican lkga a ocupar cl podcr, y cuanc1o, a .

consecuencia de csto, la utopia es abandouada pOI' la politica, y, por

consiguiente, la capa que se identifica con ese grupo sobre la base

de esa utopia, se ve liberada tambien.

Los intelectuales se liberaran asimismo de esos vinculos sociales

cuando la c lase mas oprimida de la sociedad participc en el pocle r sobre

el orden social. Y los intelectuales que socia lmente lIO tengan vinculos

se reclutanln en una proporci6n aun mas al ta en todas las clases soc iales,

que no en la mas privilegiada, Esta seccion iutelectual de la socie-

dad, que se aparta cada vez mas de las ot ras y vive de sus propios recursos,

tiene que enfrcntarse, por otra parte, con 10 que acabamos de definir

como una situacion total que se esfuerza pOl' suprirnir completamentc

cualquicr tension social. Pero puesto que los intelectua1es no estan en

fonna alguna de acuerdo con la situaci6n existente ni se armonizan

con ella a tal punto que ya no les presente problema, se esforzaran

tambicn en salir de esa situaci6n desprovista de tensi6n.Las cuatro siguientes soluciones se ofrecen a los intclectuales que

se han visto arrastrados por el proceso social: el primer grupo de

intelectuales, afi liado al ala izquierda 0 radical del pro1etariaclo socia-

lista-comunista, no nos debe oeupar aqui. Para ese srrupo, cuando

menos desde este punto de vista particular, no existen problemas. El

conflicto entre la lealtad a 10 social y a 10 intelectual, no existe aim

para e l.EI segundo grupo, que fue elevado por un proceso social al

J . 1 u s m o tiempo que su utopia quedaba descartada, se vuelve eBceptico,

e ementos ideologicos en Ia ciencia I fantes (M W b ' ' en a orma que se ha descrito

. e er, Pareto J.

El tercer grupo s fuzi Iuna c . e re gla en e pasado e intenta encontrar alli. poca 0 sociedad en las cuales una forma difunta de tr dCIa a Ia realidad domin6 el mundo y di d ascen en-romantic . . . " por me 10 e una reconstrucci6n

a, procura espiritualizar el presente Los inel sentimiento religioso el idealismo los r 'b I ~entos. por revivir

pefian, desde este pun~o de vista, l~ mis~r;: f:n~~6~. os mites, desern-

EI cuarto g~~o ": aparta del mundo y renuncia deliberadamente

a tomar una pa~tl.c lpac lOn directa en el proceso hist6ri co. Sus miembros

se vuelven extaticos como los quiliastas, con la diferencia dc que

no se preocupan ya ~or l .os movimientos pol iti cos radicales. Pa rtic ipan

e~ el gran proceso hist6nco del desengafio, en que el significado con-

CI~~O de las cos as 0 de los mitos y de las creencias se niega y se eliminat

Difieren, por tant?, de los romanticos, que se proponen esencialmente

co~se~ar las antiguas creencias en una epoca moderna. Este extasis

ahistorico que ha in.spirado a la v;z a los misticos y a los quiliastas,

aunque en forma .dif~rente, se situa ahora escuetamente en el propio

centro de la expenencla, Encontramos un sintoma de esto, por ejemplo

e~ ~l. modern~ .arte expresionista, en que los objetos han perdido s~

SIgnificado ongmal y parecen servir unicamente como medio de ex-

preSIOn de 10 extatico, Asimismo en el ramo de la filosofia, rnuchos

pens adores no acadernizantes, como Kirkegaard, en su busqueda de

la fe, descartan todos los elementos hist6ricos concretos de la religi6n

y se ,~en a la ~o~tre .~rrastrados a una abstracta y extatica "existenci~

en s~. Esa eliminacion del elemento quiliastico en la cultura y la

politica podria pr~servar la pureza del espiritu extatico, pero dejaria

al mundo desprovisto de sentido 0 vida. Esa supresi6n seria a la larza

fatal al pr~pio ~xtasis quiliastico, puesto que, como ya vimo s, cuando

s~ vuelve mten~r y abandona su conflicto con el mundo concreto,

tiende a convertirse en un sentimiento dulz6n e inocuo, 0 a extraviarse

en una mera edificaci6n del alma.

Es inevitable que despues de tal analisis nos preguntemos que

es 10 que nos reserva el futuro, La dificultad de este problema pone al

desnudo la estructura de la comprensi6n hist6rica. Preyer el porvenir es

ta:rea de profetas, y cualquier profecia, forzosamente, transfonna la his-

to ria en un estric to si st ema dete rminado, privandonos por consiguiente

de la facultad de elegir y decidir. A consecuencia de esto, desaparece

todo aquello que nos impulsa a sopesar y re£lexionar, en esa esfe ra

e ternamente cambiante de las posibil idades nuevas.

D UTOPICALA MENTALIDA ,

228 resenta es la de POSI-Ifuturo se nos p , 'Ide esas

LA SITUACION CONTEMPOI:ANEA

22 9

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f.t »

II':) r., ,

La unica forma en ~ue e tivo el "deberia", nos dice c~a t ro =en

bilidad, mientras que el :g~;r~n ;uanto al conocimient?"l~a u

y

~'leional'1 1 d dcbemos esc . ito orzumz: d

posibilic a es pOI' la parte meramer b

d

'bar Y cuan 0' t 'csernos 'I le ern '

euanto no nos m ei una muralla que es ill:POdS!) 'lla advertimos por'I se ofreee como It ves e e ,

e e - intentos par ver a ra " rente de antemano,fracas a n nucstros 'dad de eseoger dccididan 'd'd de un impera-' vez la necesi "I la nccesi a

pnmera t echa relaeion con e , do sabemos cua-ino y en es r d 1 t Solo cuan

nuestro cam , 'pulse hacia a e an e. , dagar cuales son' (t o ia ) que nos lITI 'pod.emos in , r

tivo U 01 imperatives en Juego, t a primera visionintereses e I , Ig ' ar nues rles son os in d 'I 1asituacion actual, y asI, 0 I, ede existir inter-ib T da es ( e e no puI" po" ", A 'po, ultimo, vemos r= qu, d r= el interes yde I, h:,'o"", q,~~ 10 historia si no es domm'd' ncias opuestas delpretacion alguna, a meta, Entre las dos ten e , en Iucha

por edlesfuedl~~I:~a~~su~endencias ut6pieas, _P°lrp~:saen~:l:~mo es, pormun 0 mo ~ d . aceptar e tr

t Una complaciente ten encia a 'I de ellas dominara a la pos e,

con ra d t mana cua , do sedificil decir e an err " h: bra de deterrnina

la orra- es la rcalidad historica que a 'a de acuerdo, Ia

puc, cl curse d; futuro Si todo el mundo "pu":' a EI verdadero

ocult aun en,e odria ~'mbi'" de I, noche a In ma~:~c~,"cstablecido

sociedad entera P, d individuo ",'0 vinculado a un I 'ad" Pero eseobstaculoes que 0 ° , unto encadena su vouo , I deci-d laciones que hasta c ie rto p, ultimo analisis, en ase re d a su vez, en' tablecido escansa,sistema es J di

estas se revelan as 1-' cuest iones t rasce~ dentesdecoen:o cr ime~lar la rcalidad. El

48 Aqui tambien, en en los modos posibles Pt t de un extreme:' fundarnentales 1 pres en an e

Icrcncias uede citar como e re hi .t ia humana?niarquista Landauer se p 1 d s hechos objetivos dc Ja 15

f

or, 'I losd" es por os uro 1 li s de errocarru,~Que enten eis, pu, 1 10 las maquinas, as me~ I f a a Lt

" las casas, e sue , 'fens en ta ormDc segura, no son arecidas. Sin embargo, SI os, re. a los ue se tributa

hilos telegraIicos, 0 cobsas P a ciertos complcjos de rclacioncs d;cqlones y situa-I tum re y , 'ones con.

tradicicn, a a c~s el Estado y otras orgamzac~,' ue solo son apa-

piadosa revercncia, como posible desecharlas diciendo Iq 0 fluctua deIntonces no es cial ta com

ciones simi ares, e la sidad del proccso so, b n el hecho

ibil id d y neee " se asa eriencias. La pasl I ad' y de esta a su reconstrucclO~d halle colocado

Ia estabilidad a la deca. ,encla alguno que, despues de creci

l

": se de razon, amoriste orgamsmo pleja re acion

de que no eXI , dr id sino mas bien una com de I s truc tu ra so ci al , quepor encima del m VI '6

u

d

O

:amente en la historia e'da e Ia alien tan con su»id d As! pen lC, I indivi uos d 1I a

auton a" solo mientras os , , e apartan e elend na estructura I. vivientcs s

sigue sien 0 u , oca en que os seres b n ir la nucvas agru~, lidad llecru una ep n para su s 1 u 1 1

pr opia VI ta 'b del pasado, y crea ltd a aque 0

como ce un, eXI'tr aii°t irf:~: as:; amor, razon, obedji encialoY d:poc~~: de mi' '\SI Ie rc , . dc Ic.cer ul iar

paclOncs, • EI, yo sea capaz d e esta pec

sue len ll amar Estato, . q~~ carr.bic. cl hecho dccisivo e ~~ personalidad y

EI que ustedes no 0 sean, ,',l:H.!-1 con, vucstra pro'1 ·1 cst a i ndi solublementc \ mCI... •aCICl::l\.

siones incontroladas de los individuos. La tarea , por tal J[o, COll,~lste ell

remover la Fuente de esas difi cult ades revelando los motivos ocultos

detras de las deci siones del individuo, pues s610 asi se Ie brindara Ia

posibil idad de e legi r, Entonces, y unieamentc entonccs, sus dec isioncsprocederun verdaderamente de el.

Todo 10 que hell10s dicho hasta ahora en esta obra bene par objeto

ayuda- al individuo a desentrai iar esos motivos ocultos y a revelarle

10 que implica su elecci6n, Sin embargo, para nuestro prop6sito masredueido de anilisis, que podemos designar como una historia socio-

l6gica de los modos del pensamiento, es claro que los cam bios mas

importantes en la est ructura inte lec tual de la epoca, que han sido e1

objeto de nuestro estudio, deben comprenderse a la luz de las trans for-

m:lciones dcl elemento ut6pico. Es posible, por tanto, que en el futuro,

en unmundo en que nunea haya nada nuevo, en que todq cste tenninado

y en que cada momento sea una mera repetici6n del pasado, pueda

existir una condici6n en que e l pensamiento estc completamente vac iado

de elementos ideo16gicos y ut6picos. Pero la total eliminaci6n de los

elementos trascendentes a la real idad de nuest ro mundo nos conduc iria

a un "rea lismo" (Sachlichktt), que en definitiva significaria Ia deca-

dencia de la voluntad humana. Aqui radica la diferencia mas esencial

entre esos dos tipos de trascendenCia de Ia realidad: en tanto que 1.1

dp.cadencia de la ideologia representa una crisis solamente para cierta s

c lases soc iales, y la objetividad que proviene del desenmascaramiento

de las ideologfas siempre asume la forma de una autoclarifi cae i6n de 1a

sociedad considerada en conjunto, la completa desaparici6n del ele-

mento ut6pico del pensamiento y de la aeci6n signi[icaria que la natu-

raleza y cI desarrol lo humanos adqui rian un caracter completamente

nuevo, La desapariei6n de la utopia produce una inmovilidad en la

que el mismo hombre se convierte en una cosa. Tendriamos que enfren-

tamo s en tal caso COn la mayor paradoja imaginable, a saber, la de que

con Ia naturaleza del Estado," (De una carta de Gustav Landauer a Margarete

Susmann, reinlpresa en Landauer, G" sein Lebensgang in Briefen, edit ada porMar tin Buber , 1929, vol, II, p, 122,)

En el otro extremo, vease Ia si gui ente cit a de Hegel :

"Puesto que las fases del sistema etico son cl concepto de la libertad, son

asimismo la subsbncia de la universal esencia de los indn'lduos, En relacion con

e l l a s , los individuos son meros accidentes, EI hecho de quc el individuo exista

o no, es indiferente para el orden etico objetivo, que es el ullico duradero. El

,poder rige la vida de los individuos, Las naciones 10 han represcntado como la

etema justicia, 0 como divinidades absolutas, en contraste con las cuales la lucha

los individuos es tan esteril como el flujo del oceano," (Hegel, Filosofia del

traJ, al ingles de J. W, Dyde, Londrcs, 1896, p, 156, ~ 145, suplemento,

230 LA MENTALIDAD UTOPlCA

d ' elevado de dominio racionalb q

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ue ha llegado al gra 0 mas tiria en una criatura deel hom re, . d d id ales se conver 1 IIde su exi stencia, pnva 0 ~) de t tuoso pero heroico desarro 0,

lsosv Asi despues e un or, d. d de sermeros impu sos. SI, . d la historia va eJun 0

1 apogeo de su conciencia, cuan 0 la creaci6n del hombre ,en e . 0 a poco en . 1un ciego dcs tino y se convie rte Pb

oCderia la voluntad de esculpir a

1 t pia el hom re per .a1 abandonar a u 0, f I t d de eomprender la.historia y a1 propio tiempo su aeu a

v. SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO

1. Naturaleza lJ Fill de fa SOciologia del Conocimiento

a) Definici6n y Subdivisiones de la Sociologia del Conocimiento

La sOciologia del conocimiento es una de las ramas mas recientes

de la SOciologia. En cuanto es una teoria, se esfuerza en analizar las

reiaciones que existcn entre eI conoeimicnto y la eXistencia; en cuanto

es una inves tigaci6n his t6rico-socioI6gica, procura trazar las formas que

ha asumido esta re lac ian en el desarrol lo intelectual de l genero humano.

Surgi6 de l empeiio por desarrol la r como campo de investigaciones

propio, las multiples interrelaciones que se habian vuelto patentes en

la c risis del pensamiento moderno, cspec ialmente los vlnculos socia les

cntre las teorias y los mod os de pensar. Por una parte, al meditar sobre

este problema en una fonna completamcnte radical y desprovista de

prejuicios, abriga Ia esperanza de elaborar una teoria, adecuada a la

situaci6n contemporanea, respee to de Ia dignificaci6n de los fac tores,no te6ricos, que condicionan el conocimiento.

5610 de esa manera podremos tal vez superar esa forma vaga, tor-

pemente concebida y ester il de relat ivismo en el conocimiento cicntif ico,

que prevalece eada vez mas en la actualidad. Esta situaci6n desaIen-

tadora perdurara mientras la ciencia no estudie detenidamente los

factores que condicionan cualquier producto del pensamiento que sus

adelantos mas recientes han revelado. En vista de esto, la sociologia

del conocimiento se ha impuesto la tarea de resolver el problema de las

condiciones sociales en que nace el pensamiento, a l reconocer val iente-

mente esas relaciones, al lIevarlas al horizonte de la ciencia y al uti-

lizarlas como comprobantes para las conclusiones de nuestra investi-

gaci6n. En tanto que el estudio de la influencia del ambiente socialha sido hasta ahora vago, inexacto 0 exagerado, la sociologfa del cono-

cimiento se propone deducir las conclusiones que se derivan de sus

verdades mas s61idas y tratar en tal fonna de dominar met6dicamentelos problemas por resolver.

b) La Sociologia del Conocimiento y la Teoria de la Ideologia

La SOciologia del conocimiento esta intimamente ligada con Ia

teoria de Ia ideologia, de la que, sin embargo, es fadl distinguirla.

Dicha teoria surgi6 y se ha desarrollado en nuestra epoca. EI estudio