Barth Karl - Al Servicio de La Palabra

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  • ~edicionessgueme

    al serviciode la palabra .

    karl barth

  • ediciones sgueme salamanca 1985

    al servicio de la palabra

    Karl Barth

  • 117126134141150159167175183189

    91320283543516068778593100108

    Tradujo: Basili GirbauTtulo original: Predigten

    Theologischer Verlag, Zrich 1979 Ediciones Sgueme, S. A., 1985

    Apartado 332 - 37080 Salamanca (Espaa)

    ISBN: 84-301-0969-2Depsito legal: S. 240-1985Printed in SpainFotocomposicin e impresin:Industrias Grficas Visedo - Hortaleza, 1 - Telf. 247001 - 37001 Salamanca

    Pero yo siempre estar contigo (Sal 73, 23) .Hoyos ha nacido un Salvador (Le 2, 1O-1l) .Yo vivo y vosotros viviris (Jn 14, 19) .Estis salvados por pura generosidad (Ef 2, 5) .Contempladlo (Sal 34/33/, 6) .Mi esperanza eres t (Sal 39/38/, 8) .Entre vosotros. Vuestro Dios. Mi pueblo (Lv 26, 12)La buena noticia de Dios (Me 1, 14-15) .Todos! (Rom 11, 32) .Lo que Dios ha creado es bueno (1 Tim 4, 4-5) .La gran dispensa (Flp 4, 5-6) .Es l (Dt 8, 18) .Ensanos a llevar buena cuenta (Sal 90/89/, 12) .Primicia de la sabidura es el respeto del Seor

    (Sal 111/110/, 10) .El que est de nuestra parte (Le 2, 7) .Muerte, pero vida (Rom 6, 23) .Alabado sea el Seor (Sal 68/67, 20) .El Seor, que te quiere (Is 54, 10) .T puedes! (Jer 31,33) .Invcame! (Sal 50/49/, 15) .Mi tiempo est en tus manos (Sal 31/30/, 16) .El instante (Is 54, 7-8) .Conversin (1 Jn 4, 18) .

    NUEV A ALIANZA 78

    Prlogo

    CONTENIDO

  • En la primera seccin de la edicin de las obras completasse han presentado hasta ahora, la totalidad de los sermonespredicados por el joven prroco de Safenwil, Karl Barth, enel curso de los aos 1913-1914. Les sigue ahora, a continua-cin, una coleccin de sermones de los ltimos aos de laactividad acadmica de Barth, y del tiempo de su jubilacin.El efecto sorprendente que podramos descubrir en esta apari-cin sucesiva, no es su motivacin. A decir verdad, es, dehecho, atractivo e instructivo, contraponer aquellos primerossermones con stos, ms recientes, y ver reflejada en la predi-cacin de un mismo orador, tan extraordinariamente evolu-cionada en cuanto al contenido y la forma, la amplitud ysignificacin del camino que Barth, como telogo, haba re-corrido en aquellos decenios: l no supona todava cuandocompuso aquellos primeros sermones, publicados despus desu muerte, que algunos aos despus, haba de plantear conun comentario de la carta a los romanos, una renovacin fun-damental de la teologa; y cuando predic los sermones quese presentan aqu, estaba escribiendo la segunda parte de ladoctrina de la justificacin contenida en su obra monumental(KD IV, 2), que es el punto culminante en el desarrollo deaquella teologa renovada. Sin embargo, no se ha tenido encuenta el efecto de este contraste, para llegar a la decisin dehacer este salto de su primera obra a su obra posterior. Losmotivos decisivos han sido nicamente prcticos. Ya que la

    254258261263264

    PROLOGOPara festividades de la Iglesia:Donde se da el Espritu del Seor, hay libertad (pentecosts)El gran s (adviento) .En dnde est Jesucristo? (navidad) .Una palabra para el nuevo ao (ao nuevo) .Nacimiento de Dios (navidad) .

    Lo que permanece (Is 40, 8) 197Doble mensaje de adviento (Le 1, 53) 206Lo que basta (2 Cor 12, 9) 214Ante el tribunal de Cristo (2 Cor 5, 10) 221Arrimad todos el hombro (Gl 6, 2) 228Pero nimo! (Jn 16, 33) 236Se alegraron de ver al Seor (Jn 20, 19-20) 246

  • 2. Esta exposicin sigue el escrito retrospectivo de M. Schwarz: Bericht desevangelischen Strafanstaltpfarrers, 1968. Karl Barth in der Strafanstalt, impresoprivado sin ao (1969). Impreso abreviado bajo el ttulo: Karl Barth im Gefiing-nis: Stimme der Gemeinde 21 (1969) 3-5, Y bajo el ttulo: Karl Barth in der Stra-fanstalt: Kirchenblatt fr die reformierte Schweiz 125 (1969) 210-213. La sucesindel tiempo en el recuerdo de Schwarz, ha quedado reducida; slo pone el espaciode una semana entre la asistencia de Barth al servicio religioso y su primer ser-mn. En realidad, Barth oy el sermn de Schwarz el 25 de abril de 1954; se dis-cuti la posibilidad de que l pudiera predicar el 9 de mayo, pero no result. El1 de agosto de 1954 predic Barth su primer sermn en la crcel. Las fechas pro-vienen de la agenda de Barth y de cartas de M. Schwarz a Barth conservadas enel Karl Barth Archiv.

    3. Sin embargo apareci en un disco en 1961, y fue publicado por separadoen 1962.

    1. K. Barth, Not und Verheissung der christiichen Verkndigung (1922), enDas Wort Goues und die Theologie , Mnchen 1924, 101. Cf. tambin FnfzehnAntworten an Herrn Professor von Harnack (1923), en Theologische Fragen undAntworten, Zollikon 1957, 10: "Die Aufgabe der Theologie ist eins mit der Aufga-be der Predigt",

    all su ministerio, Martin Schwarz, y no la acept inmediata-mente. Sin embargo, el mismo da, pidi a Schwarz el permi-so para participar en uno de estos oficios que se celebrabanen la crcel, y bajo la impresin all recibida, acept inmedia-tamente'. De lo que desde entonces le uni a este lugar parti-cular de predicacin, los mismos sermones dan el testimonioms elocuente. De ahora en adelante, el prroco Schwarz notuvo ya necesidad de pedrselo; el mismo Barth preguntabade vez en cuando si todava podra volver a predicar. Variasveces particip en coloquios que tenan lugar al atardecer y,durante las vacaciones del prroco, hizo visitas personales ala crcel. La serie de 28 sermones predicados en la crcel enel espacio de diez aos y algo ms, lleg a su fin en el domin-go de pascua de 1964, porque Barth no tena ya la saludsuficiente para seguir adelante.

    En el presente volumen se renen las dos colecciones desermones "Liberacin para los cautivos" (1959) e "Invoca-me" (1965). El total de sermones, 28, ser completado por elnico sermn ocasional tenido en este espacio de tiempo, quese halla incorporado segn el orden cronolgico, y otro ser-mn predicado en la crcel y omitido por equivocacin en laimpresin de "Invocame!", titulado: "Conversin". 3

    En una segunda parte, se han reunido, tal como est pre-visto de una manera general para la seccin primera de lasobras completas, artculos sobre festividades eclesisticas, re-dactados para diversas publicaciones. Aunque no se puedanincluir de una manera estricta bajo el ttulo de "Sermones",tienen, sin embargo, una influencia en el nombre del volu-men, en cuanto por medio de ellos, el lmite temporal puedeprolongarse del 1964 al 1967: el ltimo de los artculos, escrito

    publicacin de las obras completas de Barth sustituir paula-tinamente las ediciones separadas, a medida que se vayanagotando, es natural publicar, con preferencia a las obrascompletas, aquellos sermones que en las libreras son mssolicitados.

    Desde el paso de su actividad parroquial en Safenwil a laactividad acadmica (1921), Barth ya no recibi ms encargosde sermones, ni por razn de su ministerio, ni de una maneraregular. Sin embargo, se mantuvo fiel a su famosa declara-cin, en la que afirma que la raz de su teologa es "el proble-ma eSfecfico de los prrocos en el mbito de la predica-cin" , aceptando con gusto invitaciones a predicar, cuandolas obligaciones de su trabajo de aquel entonces se lo permi-tan. Del ao 1921 al ao 1964, existen 130 sermones en n-meros redondos; una notable mayora, escritos literalmente(gran parte de ellos publicados una o varias veces), y unapequea parte, escrita esquemticamente, tal como l acos-tumbraba a llevar consigo al plpito. De algunos otros seconoce la fecha, el lugar y el texto, pero no se han conservadoningunos apuntes. Se han previsto tres volmenes de las obrascompletas para estos sermones del tiempo en que Barth eraprofesor. El primero contendr aquellos de cuando Barth es-taba en Alemania (1921-1935), el segundo, aquellos que vandesde el principio de su estancia en Basilea, hasta la nicapausa importante en su actividad como predicador: entre losaos 1947 y 1954 no predic ninguna vez en Basilea, y sola-mente tres veces fuera. Despus de esta interrupcin, empiezaun nuevo y ltimo perodo de sermones. La produccin deeste perodo se ha conservado exenta de lagunas y vamos apresentarla reunida en este volumen.

    Esta ltima poca es un perodo singular, no solamentepor el hecho de estar separado del perodo precedente por unlargo alejamiento del plpito, sino ms an por el nuevo lugaren que predicaba sus sermones, apenas cambiado por otro(salvo raras excepciones), y expresamente preferido a cual-quier otro: la "crcel" de Basilea. Al principio Barth habarecibido con reserva la invitacin oral del prroco que ejerca

    11PrlogoPrlogo10

  • Queridos hermanos y hermanas:Intentar explicaros brevemente lo que acabamos de or.

    Veris que cada palabra es importante."Pero", as empieza. Pero: es decir, no obstante. Pero: es

    un grito de batalla contra un poder que se nos echa encima,un impedimento, una molestia, un peligro, amenazadores.

    4. De las 50 oraciones (redactadas en parte sin mucho cuidado) impresasall, todas ellas compuestas en conexin con los sermones, 36 estn contenidasen este volumen, unidas respectivamente al sermn que les corresponde. Las res-tantes 10oraciones del librito proceden de un tiempo ms lejano; fueron tomadasde la coleccin Frchte dich nicht! (1949).

    Pero yo siempre estar contigo,t me has tomado de la diestra

    HINRICH STOEVESANDTBasel, junio de 1979

    Seor, Dios nuestro! Te damos gracias, porque nos es dadopoder estar juntos en estos momentos -para invocarte- para pre-sentarte todo aquello que nos conmueve -para escuchar juntos labuena nueva de la salvacin del mundo- para glorificarte.

    Ahora, ven t mismo a nosotros! Despirtanos! Danos tu luz!S t nuestro maestro y nuestro consolador! Habla t mismo concada uno de nosotros, de tal manera, que cada uno oiga precisamen-te aquello que necesita y le ayuda.

    S tambin clemente, para todos aquellos, que en otros lugares,se renen esta maana como comunidad tuya. Mantenlos a ellos y anosotros en tu palabra. Protgelos a ellos y a nosotros, de hipocre-sa, error, aburrimiento y distraccin. Dales a ellos y a nosotrosconocimiento y esperanza, un testimonio claro y corazones alegres,por Jesucristo nuestro Seor Amn. .

    Pero yo siempre estar contigoSalmo 73,23

    1 de agosto de 1954, crcel de Basilea

    para el da de pascua, lo mismo que el ltimo sermn, es tresaos ms reciente que este ltimo. 4

    l. Barth anotaba apuntes a mano para el sermn. Enesta primera forma se ha conservado solamente un sermn (5agosto, 1956).

    2. Escriba los apuntes a mquina en el borrador que lle-vaba consigo cuando suba al plpito (generalmente 3 4hojas de formato DIN A 5, a veces 2 5).

    3. Llenaba de correcciones el borrador escrito a mquina(las ms de las veces, aadidos), as como tambin, frecuente-mente, lo subrayaba con lpiz azul y rojo. Los borradores sehan conservado en su totalidad, aparte de cuatro excepciones.

    4. Con estos apuntes a mano, formulaba el sermn libre-mente en todos los puntos.

    5. Durante la predicacin, su colaboradora, Charlottevan Kirschbaum, que siempre le acompaaba en las celebra-ciones, las copiaba taquigrficamente (parece ser que de estostaquigramas no se ha conservado ninguno).

    6. Habitualmente, transcriba el taquigrama en escrituranormal el mismo domingo.

    7. Barth volva a retocar esta redaccin manuscrita concorrecciones hechas a mano. Dos sermones (14 de agosto de1955 y 14 de julio de 1959) se han conservado en esta forma.

    8. Charlotte van Kirschbaum pona en limpio a mquinalos manuscritos corregidos.

    9. El prroco Schwarz recoga estas copias en limpio y lasllevaba a la crcel, en donde una interna las copiaba en matriz(tipogrfica) para ser reproducidas. Estas reproducciones seimpartan en la crcela todos aquellos que estaban interesados,y Barth las enviaba a conocidos. Sirvieron tambin de base ennumerosas publicaciones y a los dos volmenes antolgicos.

    Expreso mi agradecimiento al Rvdo. Seor Prroco Hel-mut Goes y a mi esposa, por su preciosa ayuda en la lecturade las pruebas de imprenta.

    Prlogo12

  • 1. Estrofa 1." del "Beresinalied" de L. Gieseke (1756-1832). El nombre dela cancin procede de la tradicin segn la cual el teniente de Glame , ThomasLegler, enton esta cancin antes de la batalla en el Beresina, el18 de noviembrede 1812.

    2. J. W. Goethe , Bundeslied (1775), principio de la estrofa 1.":En todas las horas felices,exaltados por el amor y el vinodebe cantarse esta cancinque nosotros hemos entrelazado!

    3. De la estrofa 3." del cntico 342 (EKG 201) "Ein feste Burg ist unserGott" (1529) de M. Luther.

    4. Fiesta nacional suiza en memoria del juramento de Rtlisch, como fechalegendaria de la Confederacin suiza; celebrada por vez primera en 1891, fue ge-neralizndose paulatinamente a partir de entonces.

    [Cada uno! No solamente t o yo, no solamente nosotrosaqu, sino tambin los que estn afuera en la ciudad, cadahombre, todos los hombres en el mundo entero. Y detrs dela afliccin que cada uno tiene se levanta la gran afliccinde un mundo que no est en orden, de un mundo complica-do, oscuro y peligroso, se levanta la afliccindel hombre talcomo es: no es bueno sino orgulloso, necio, perezoso, men-tiroso, que precisamente no es bueno, porque se encuentraen la miseria.

    No es cierto que sera una gran cosa, si frente a todoesto, uno pudiera mantenerse as: Pero!?

    Pero yo estar: es decir, no obstante, a pesar de todoesto, yovivo, yo quiero nadar contra la corriente, no quieroceder, no quiero desesperar, no quiero hundirme, sino quequiero resistir y, ms an, tener absoluta confianza y espe-ranza, estar arriba y no abajo! Cierto, quien se sintiera librepara esto, tanto en las grandes como en las pequeas aflic-ciones, en las propias y en las del mundo, podra muy bienalegrarse de esto: Pero [yo estar!

    Pero yo siempre estar, o sea, estar dando garanta atodas las circunstancias, no solamente de vez en cuando, nosolamente por la maana, sino tambin por la tarde, cuandooscurece y cuando viene la noche; no solamente "en todas

    Esto quiere decir: jsiempre! [Quin pudiera decir esto, yno solamente decir, sino tambin pensar, y, por tanto, serconforme a esto: Pero yo siempre estar!

    Queridos hermanos y hermanas, la Biblia, en la que seencuentran estas palabras, es una invitacin nica a todosnosotros, y cuando celebramos un servicio, como ahoraaqu, entonces esto significa que esta invitacin se dirigeahora a nosotros, a todos nosotros. Por eso podemos y de-bemos repetir en nuestro corazn: [Pero yo siempre estar!Todos nosotros, no solamente los que llaman buenos, sinotambin los que llaman malos, no solamente los que sonfelices, sino tambin aquellos que se tienen por muy infeli-ces, no solamente los piadosos, sino tambin aquellos que setienen por poco o acaso por nada piadosos: Todos estamosinvitados! Os hacis cargo de que la sagrada Escritura esun libro de libertad y de que el servicio divino es una celebra-cin de libertad? [Muchoms importante que toda la hermo-sa festividad del 1 de agosto, que todava hoy se celebra enrecuerdo del 1291!4. La fiesta de la libertad, hermanos y her-manas, quiere decir esto: "Pero yo siempre estar ... ".

    Pero ahora, todos nosotros debemos prestar mucha aten-cin: apostara cien contra uno que, si se nos permitiese,acabaramos la frase como sigue: Pero yo siempre estar

    Nuestra vida se asemeja al viajede un caminante en la noche,cada uno tiene en su caminoalgo que le aflige. I

    y aunque el mundo estuviera lleno de diablosy acaso quisiera devorarnosno por eso nos dejaramos llevar por el miedo:todo nos ha de ir bien ... 3

    las horas felices"2, sino tambin en las tristes; no solamentecuando uno recibe noticias que le alegran, sino tambin cuan-do vienen noticias desagradables; tambin en la decepcin,en el abatimiento. Como se dice en un cntico de iglesia:

    Tal vez por causa de una prdida difcil de reparar, por nues-tras "relaciones" con los otros; tal vez, tambin y sobre todo,porque nosotros mismos somos culpables, tal vez porque nonos entendemos con los dems, por nuestro propio carcter,por nosotros mismos, tal como somos cada uno.

    Quiz hayis odo alguna vez la cancin, o hasta la hayiscantado:

    15Pero yo siempre estar contigoKarl Barth14

  • 7. De la estrofa 2." del cntico 342 (cf. nota 3).8. Catecismo de Heildelberg (1563), pregunta l.": "Cul es tu nico cosue-

    y ahora, hermanos y hermanas, estamos to.dos invitadosa hablar con l en vez de hablar con nosotros mismos. Ahorapodemos tener la libertad de decirle: "Pero yo siempre esta-r contigo".

    Seguro que ahora pregun,taris: Cmo. se p~ede haceresto? Y a esta pregunta podna contestaros lll~edIatamente:es imposible. Pero hay algo que est por encima de lo que"uno puede". y es lo que sigue:. T me tomas ~e la diest~a.

    As pues yo me mantengo firme, porque tu me sostIe-nes. Yo est~y, porque t ests para m. Yo digo "pero",porque t me dices "pero", a m, que no puedo hacer esto,a m, que no lo he merecido. T me dices "no obstante", am, que soy como soy, y que he hecho lo que he hecho, yhago lo que hago; a m, que puedo ser un hombre que d~da,un hombre de poca fe, y acaso hasta un ateo. Porque tu ~esostienes as, digo: pero yo siempre estar contigo. Y digoesto, porque mi afliccin, evid~nteI?e~~e es cosa tuya y noma, porque t has acogido mi afliccin y la d~ todos loshombres en tu corazn, la has incorporado a tu VIda y la hassoportado en tu muerte en la cruz, porque t, en tu !lluerte,la has vencido, porque yo en cuerpo y alma, en la VIda y enla muerte "no soy mi propia posesin, sino la posesin demi leal salvador Jesucristo". 8

    Se llama Jesucristo,Seor Sebaot,y no hay otro Dios,l ha de custodiar el campo. 7

    lleva su afliccin en el corazn, y no slo la suya, sino laafliccin del mundo entero. Uno que toma sobre s nuestropecado y nuestra miseria, y los aparta de _nosotros. El ~~edehacerlo, porque no es slo un hombre, SIllO que tambin .esDios, el Creador y Seor t?dopoderoso, que te c.onoce~ tlla m mejor que nosotros mismos y que te ama a ti y a mi "!C!.sde lo que nosotros pudiramos amarnos. El es nuestro proji-mo, ms cercano a nosotros mismos de lo que nosotros pu-diramos estar; a l nos es permitido decirle t.

    Sabes t quin es ste? En el mismo cntico de iglesiaque antes he mencionado, omos la respuesta:

    17Pero yo siempre estar contigo

    I5. El amigo mencionado es el neurlogo de Zrich Dr. Hans Huber (1889-1963). El verso es el refrn del poema "Entsagung" (1857) de Heinrich Leuthold(1827-1879), en H. Leuthold, Gesammelte Dichtungen in drei Blinden, editadopor G. Bohnenblust, vol. 1, Frauenfeld 1914, p. 60s. (Existe otra redaccin delpoema -de E. Geibel, con consentimiento del poeta- en la que el refrn suena:"[Corazn exigente, bstate a ti mismo!". As, en: H. Leuthold, Gedichte,Frauenfeld, 51906,11-13).

    6. Cf. por ejemplo, Abenteur und Reisen des Freiherrn van Mnchhausen.Retocado de nuevo por E. Zoller, Stuttgart, sin ao (1872), p. 57s.

    [conmigo! Con mis ideas, con mi parecer, con mi opinin,con mi punto de vista y con mi derecho. Con lo que yodeseo y exijo! "Pero yo siempre estar" querra decir en estecaso: a despecho de todo, afirmarse siempre a s mismo, afin de mantenerse uno siempre en s mismo. Tengo un buenamigo, que tiene una frase preferida de unos versos del poe-ta suizo Leuthold, y que la cita de buen grado: "[Soberbiocorazn mo, bstate a ti mismo!">. Cuando me lo repite,siempre me ro un poco. No se puede prohibir a nadie pen-sar y hablar as. Todos nosotros lo hacemos de vez en cuan-do. Pero hemos de hacer la sensata constatacin de que estono va. Habis visto alguna vez a un perro atrapar su propiacola, o habis odo lo que le pas al barn de Mnchhausen,que sali del pantano tirando de su propio pelo?". Esto na-die se lo crey. Nadie puede fiarse de s mismo, y uno nopuede sostenerse a s mismo. Pues el mundo oscuro, enma-raado y peligroso est precisamente en m mismo, y elhombre orgulloso, perezoso y mentiroso acecha precisamen-te en mi "soberbio corazn". En qu sentido podra yo de-cir: Pero yo siempre estar conmigo? La Biblia llama pecadoa que el hombre quiera bastarse a s mismo. No, en dondepasa esto, no hay libertad.

    En la Biblia, el libro de la libertad, lo leemos de otramanera: Pero yo siempre estar contigo. Amigos mos, po-dis imaginaros un hombre que se encuentra en las ms pro-fundas y negras tinieblas, y de golpe le es permitido divisarla luz? un hombre agotado por el hambre, y al que otro leda sbitamente un trozo de pan? un hombre agotado por lased, al que se le ofrece inesperadamente un trago? Esto eslo que pasa, cuando uno deja tras s el "conmigo" y tieneante s: [Pero yo siempre estar contigo!

    Pero de qu t se trata? es un hombre? S, de hecho,nos viene al encuentro uno con rostro humano, forma hu-mana, mano humana y lenguaje humano. Uno que tambin

    Karl Barth16

  • Salvador nuestro - que t nos conozcas y nos ames, y que quierasser conocido y amado por todos nosotros - que t veas y rijas nues-tros caminos - que todos nosotros vengamos de ti y podamos ir a ti.

    y ahora, lo presentamos todo ante ti: nuestras preocupaciones,para que t te preocupes por nosotros - nuestro miedo, para que tlo tranquilices - nuestras esperanzas y nuestros deseos, para que sehaga no nuestra buena voluntad, sino la tuya - nuestros pecados,para que t los perdones - nuestros pensamientos y anhelos, para quet los purifiques - toda nuestra vida, aqu en el tiempo, para que tla conduzcas hacia la resurreccin de toda carne y hacia la vida eter-na. Nos acordamos ante ti de todos los que estn en esta casa - ytambin de todos los hombres que estn cautivos en este mundo.Permanece junto a nuestros parientes - junto a todos los pobres, en-fermos, oprimidos y atribulados. Ilumina los pensamientos y rige lasacciones de aquellos que en nuestro pas y en todos los pases sonresponsables de la justicia, el orden y la paz. Que amanezca - porJesucristo, nuestro Seor, en cuyo nombre, te rezamos: Padre nues-tro ... Amn.

    19Pero yo siempre estar contigo

    lo en la vida y en la muerte? - Que yo, en cuerpo y alma, en vida y en muerte,no me pertenezco a m mismo, sino a mi fiel salvador Jesucristo".

    9. Christoph Barth (nacido en 1917), por encargo de la misin de Basileaen Indonesia, fue primero profesor de teologa y rector de un seminario eclesis-tico en Banjarmasin, desde 1954 profesor de antiguo testamento en la escuelasuperior eclesistica en Djakarta.

    Seor, Dios nuestro! Tu incomprensible gloria es que podamosinvocarte as: Seor, Dios nuestro, Creador nuestro, Padre nuestro,

    T me sostienes, y por esto me atrevo a decir: Pero yosiempre estar contigo!

    Por ltimo, ahora, nos hemos de fijar en una cosa. Dice:T me tomas de la diestra. La mano derecha es la mano conla que el hombre es fuerte y hbil (a no ser que sea zurdo),con la que trabaja, con la que escribe, con la que, en caso denecesidad, lucha; la mano derecha es la mano que "da" aotro hombre cuando desea saludarlo. La mano derecha,quiere decir: nosotros mismos, y precisamente nosotros mis-mos, en aquello que vale, en aquello que nos tomamos enserio, all donde tenemos nuestro corazn. Y esto no quieredecir que hayamos de dar a Dios nuestra mano derecha. Noes necesario -Ilegarnos demasiado tarde-, l nos toma de lamano derecha, es decir, nos toma en serio, en aquello quepara nosotros es enormemente serio. Esta es la situacin.Nunca olvidar a uno de mis hijos, ya mayor, que ahora esten Indonesia como misionero 9, que cuando era todava unnio me pregunt una vez: "Sabes quin es el Seor Princi-pal?", "No, quin es?", "Dios". Que l sea el Seor Prin-cipal, nos muestra que nosotros somos para l lo principal,que l toma nuestra mano derecha con su mano derecha, detal manera que ya no se nos pregunta a dnde queremosdirigirnos nosotros con nuestra mano derecha. Ya no pode-mos apoyarnos en l solamente de una manera pasajera, deuna manera secundaria. Nuestra mano derecha ya no es li-bre: l la toma, y ella est ya entre las suyas.

    Y ahora querra acabar, con la pregunta: Quin erest? Quin soy yo? Respuesta: uno al que Dios toma sumano derecha. Por esto le ha puesto Dios en el corazn y enlos labios esta confesin de fidelidad y este gran consuelo:pero yo siempre estar contigo. Gloria al Padre, al Hijo y alEspritu santo, como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amn.

    Karl Hartn1i')

  • a Dios diciendo: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierraa los hombres que l quiere tanto. Me gustara mucho saberqu talos ha ido oyendo esta historia.

    Tal vez uno u otro no haya prestado toda su atencin-como suele pasar- y la historia haya pasado ante l comouna nubecilla o un humo pasajeros. Hay que leerla otravez? Bien podramos leerla dos y hasta cien veces. Pero poresta vez, dejmoslo as.

    Habr tal vez aqu alguien que crea que estoy explican-do una hermosa fbula, que nada tiene que ver con la vidareal? demasiado bonita para ser verdad? Qu queris quele diga? Me he de poner a discutir con l? En otro momen-to lo hara con mucho gusto; ahora haremos algo mejor.

    Tal vez alguno de vosotros, al or la historia, se hayavisto obligado a pensar en aquellos lejanos das de su juven-tud, cuando todava iba a la escuela dominical, donde, talvez, oy ya contar la historia, y en el rbol de Navidad, enlas manzanas y en los confites, en lo hermoso que era enton-ces y como ahora ya ha pasado todo y no volver. Qu hede decir a todo esto? He de poner cara seria y contestar:"s, ahora no se trata del rbol de Navidad ni de tristesrecuerdos navideos, sino de la historia de la Navidad?".Tampoco quiero referirme a esto ahora.

    Solamente querra deciros, queridos amigos lo que hace-mos con esta historia, con la historia, que es la historia detodos nosotros, y que realmente es mucho ms importante,mucho ms verdadera y mucho ms seria que todas las histo-rias que se encuentran en los libros y que todas las novelas,y que todo lo que va por los diarios y por la radio. Esto eslo que hacemos: un poco de distraccin, un poco de incredu-lidad y un poco de sentimientos navideos. Nosotros, noslo vosotros, todos nosotros, y, con toda seguridad, yo mis-mo incluido: eso es lo que hacemos!

    Hasta que viene el ngel del Seor, y nos da una respues-ta. Con toda seguridad, el ngel del Seor ha recorrido estanoche las calles, las casas y las plazas de Basilea. Se ha he-cho presente a los que han celebrado la santa noche solos ytristes, y tambin, tal vez, a los que la han celebrado dema-siado alegre y estpidamente, y a todos los que todava duer-men, o tal vez, estn durmiendo hasta la saciedad; tambinpasar hoy por las iglesias de Basilea, y a uno le gustarasaber qu respuesta da a cada uno de estos hombres, y cmoellos le han prestado, o no, atencin.

    21Hoyos ha nacido un Salvador

    El ngel les dijo: Tranquilizaos, mirad que os traigo una buenanoticia, una gran alegra, que lo ser para todo .el pueblo:hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador

    Queridos hermanos y hermanas:Acabamos de or ahora la historia de Navidad: lo que se

    nos dice del emperador Augusto y del gobernador Quirino,de Jos y Mara y del nacimiento del nio en Beln, de lospastores en el campo y de la venida del ngel del Seor, quese les apareci, y de la legin del ejrcito celestial, que alababa

    \.':"'_Amado Padre del cielo! Porque estamos juntos aqu, para ale-

    gramos de que tu amado Hijo se haya hecho por nosotros hombre yhermano nuestro, te pedimos de corazn:

    Dinos t mismo, lo grande que es la gracia, el bien y la ayudaque en l has preparado para nosotros.

    Abre nuestros odos y nuestro entendimiento, para que com-prendamos que en l est el perdn de todos nuestros pecados, lasemilla y la fuerza de una nueva vida, el consuelo y la exhortacin avivir y a morir, la esperanza para el mundo entero. Crea t mismoen nosotros el buen espritu de libertad, para ir, humildes y valien-tes, al encuentro de tu Hijo, que viene a nosotros.

    Hazlo hoy en toda la cristiandad y en todo el mundo: para quesea dado a muchos ir ms all de las exterioridades y las frivolidadesde estas fiestas, y celebren con nosotros unas buenas Navidades.Amn.

    Hoyos ha nacido un SalvadorLucas 2, 10-11

    Navidad de 1954, crcel de Basilea

  • gustado Suiza y que los que lo han recibido, tambin se hanalegrado. Pero, no es verdad?, uno oye esto, y piensa: y am qu me importa? Esto slo les afecta a l o a ellos. Peroel ngel del Seor seala hacia Beln y dice: hoyos ha naci-do un salvador. Por vosotros Dios quiso no solamente serDios, sino hacerse hombre, por vosotros se hizo pequeo,para que vosotros fuerais magnficos, por vosotros se ha en-tregado a s mismo, para enderezaros y atraeros hacia l. Elno tena necesidad de todo esto, todas estas cosas prodigio-sas las hizo por vosotros, por nosotros. As pues, la historiade Navidad, es una historia que nos sucede a nosotros, pasacon nosotros, y ocurre para nosotros.

    y por lo dems, esta noticia del nacimiento del nio enBeln es algo distinto de lo que se nos pudiera comunicaren un libro. El ngel del Seor no era un profesor, como yo.Un profesor quizs hubiera dicho: Un salvador ha nacido alos hombres. Oh s, a los hombres, de una manera tan gene-ral, que uno podra pensar: tal vez no sea yo uno de ellos,se referir a otros hombres. De la misma manera que en elcine o en el teatro uno ve a otros hombres, que no somosnosotros. Pero el ngel del Seor se dirige a los pastores, yse dirige a nosotros. Su noticia es una alocucin: Hoyos hanacido un salvador! A vosotros, sin haber preguntado qui-nes somos, tanto si entendemos la noticia como si no la en-tendemos, tanto si somos hombres buenos y piadosos comosi no lo somos. Se refiere a vosotros. Vosotros sois aquellosa quienes ha ocurrido todo esto. Mirad!, la historia de Navi-dad no sucede sin nosotros; estamos metidos dentro de lahistoria.

    y finalmente: Con esta noticia del nacimiento del nioen Beln, no pasa como cuando viene el correo y cada unopregunta hay algo para m?, y cuando tiene ya su carta y lalee, no le gusta que otro le eche una mirada por encima delhombro; quiere leerla solo, es cosa privada. El aconteci-miento de Beln no es ningn asunto privado: Hoyos hanacido un salvador. El ngel del Seor se dirige ciertamente,a ti y a m, pero dice: os ha nacido. Su noticia nos afecta atodos juntos, como hermanos que hubieran recibido todosjuntos un hermoso regalo de su padre. ~qu, ninguno es elprimero ni el ltimo, ninguno es el preferido ni el perjudica-do y, sobre todo, nadie que salga perdiendo. El que ha naci-do all, es el hermano mayor de todos nosotros juntos. Poresto rezamos en su nombre: Padre nuestro. Por eso no de-

    23Hoyos ha nacido un Salvador

    1. Se trata de un dibujo de Wolfgang Strich, realizado por encargo del obis-po de Oldenburg, D. Gerhard Jacobi, quien lo envi como felicitacin de Navi-dad, en 1954, a los pastores de su iglesia y a conocidos personales.

    2. Estrofa 4." del cntico 114 (EKG 15) "Gelobet seist du, Jesu Christ"(1524) de M. Luther.

    3. El emperador de Abisinia Haile Selassie hizo una visita oficial a Suiza,del 25 al 28 de noviembre de 1954 y, despus de una visita a Austria, volvi apararse en Suiza, del 1 al 6 de diciembre.

    y ahora vamos a intententar escuchar y comprender algode lo que el ngel del Seor dijo a los pastores, y nos diceahora a nosotros. "Hoyos ha nacido un salvador". En estastres palabras: os - hoy - un salvador est contenido todo elmensaje de Navidad. Queremos orlas una tras otra.

    Hoyos ha nacido un salvador, dice el ngel del Seor.Es importantsimo or decir esto.

    Una vez ms: La noticia del nacimiento del nio en Be-ln es algo completamente distinto de la noticia -verdadque la habis odo?- de la llegada del Negus de Abisinia aSuiza3. Hemos odo complacidos que a este hombre le ha

    Penetra la luz eterna,dando al mundo una nueva claridad.Brilla en medio de la nochey nos hace hijos de la luz.?

    Pero ahora no pensemos en los dems, sino en nosotros.Con toda seguridad, el ngel del Seor est tambin aquentre nosotros, para hablarnos y para ser escuchado por nos-otros. Y adems, yo estoy tambin aqu para deciros que lest aqu y habla, para escucharlo juntamente con vosotros,y para recordar lo que l quiere decirnos.

    Un ngel: un mensajero que trae una noticia. Podis pen-sar sencillamente en un cartero que os trae una noticia. Elngel del Seor es el mensajero de Dios, con la noticia de lahistoria de Navidad. Y ved: cuando l la trae, se disipa ladistraccin, la incredulidad y tambin los hermosos senti-mientos navideos, porque el ngel del Seor viene directa-mente de Dios a nosotros. En estos das he visto un cuadro,en el que un ngel se precipita del cielo a la tierra en verti-cal, casi como un relmpago 1. Esto es una figura, pero esverdad: cuando el ngel del Seor trae la noticia, cae comoun rayo, y resulta verdad que la gloria del Seor los envolvide claridad (Le 2, 9), ya que la noche se convirti en da:

    Karl Barth22

  • 5. "Maana, maana, no hoy 1 dicen siempre los perezosos" (refrn).6. = "ya veremos"; el "Baselbiet" es el Cantn Basel-Land. Cf. la estrofa

    4." del "Baselbieterlied" de W. Senn (1845-1895):"El slo dice, ya veremos, nose atreve a decir s".

    7. J. Gotthelf, Wie Anne Biibi Iowager haushaltet und wie es ihm mit demDoktern geht (1843/44), segunda parte, captulo 9 en Jeremias Gotthelfs Werke inzwanzig Bandem, editado por W. Muschg, tomo 7, Basilea 1949, 172.

    queremos especular sobre el maana. Ya se sabe qu clasede gente son los que dicen "maana, maana, no hoy .. ."".No tengo nada que decir contra la expresin tpica de Basel-biet "[Mer wei luege!" (= ya veremos)", pero esta expresines peligrosa. Es que maana estaremos todava aqu? ElSalvador, seguro, pero nosotros? Es que, tal vez, podre-mos or decir tambin maana la palabra, y seremos anlibres para aceptarla? Esto no est en nuestra mano. Precisa-mente ayer top con una frase de Jeremias Gotthelf: "Unavida no es una luz; una luz puedo yo encenderla de nuevo.La vida es una llama de Dios, l la deja quemar una vezsobre la tierra, y no ms" 7. Queridos amigos, procuremosno dejar pasar la hora de esta llama, ahora, hoy, aqu. Sedice en otro lugar "Hoy, si os su voz, no endurezcis elcorazn" (Heb 4, 7).

    Esto es lo que el ngel del Seor quiere decirnos con suhoy.

    Y ahora se nos dice: hoyos ha nacido un salvador. Estees el ncleo de la historia de Navidad: [Hoy os ha nacido unsalvador! Sobre esto habra mucho que decir, pero solamen-te entresacar algunas cosas:

    Qu nos dice este nombre: salvador? El salvador esaquel que nos trae la salvacin y, por lo tanto, aquel quenos ayuda y nos es saludable. Es el que ayuda, el libertador,el salvador, como ningn hombre, sino como solamenteDios puede serlo para nosotros, y lo es: el libertador, el queayuda, el salvador de toda necesidad, en la que andaramosperdidos sin l. Pero ahora no estamos perdidos, porque lest aqu como el salvador.

    Y el salvador es aquel que nos trae la salvacin a cambiode nada, gratuitamente, sin que lo merezcamos y sin nuestraintervencin, y sin que despus se nos presente la cuenta.A nosotros solamente nos toca extender la mano y recibirla,y estar agradecidos como quien ha sido obsequiado con unregalo.

    25Hoyos ha nacido un Salvador

    4. Principio del "Sernpacher Lied" de H. J. Bosshard (1811-1877); tambinttulo de una "representacin de canciones populares suizas" (op. 17)de Fr. Nig-gli, con texto de O. v. Greyerz.

    cimas cuando rezamos: dame mi pan de cada da, sino elpan nuestro de cada da, dnosle hoy; y perdona nuestrasdeudas; y no nos dejes caer en la tentacin, mas lbranos delmal (Mt 6, 9-13). y por eso vamos a la Cena, como a lamesa del Seor, y comemos de un pan y bebemos de uncliz: "Tomad y comed; Bebed todos de l". Por esto, todala vida de los cristianos es una nica y gran comunin, esdecir, una comunidad con el Salvador, y por lo tanto tam-bin, una comunidad de los unos con los otros. All dondeno hay comunidad con el Salvador, no hay tampoco comuni-dad de los unos con los otros, y all donde no hay comunidadde los unos con los otros, tampoco hay comunidad con elSalvador. No existe lo uno sin lo otro. Todo esto se encuen-tra incluido en el "os ha nacido" del ngel del Seor, y, apartir de aqu, lo hemos de aprender.

    Os ha nacido hoy, dice el ngel del Seor. Este acontecerdel nacimiento del Salvador, se le llam hoy. Irrumpi enmedio de la noche un nuevo da. El mismo fue y es el sol deeste da y el sol de todos los das. El nuevo da no es sola-mente el da de Navidad, sino que es el da de nuestra vida.

    Hoy, no significa solamente: entonces, ni tampoco "escu-chemos lo que pas en tiempos lejanos... "4. No, el ngel delSeor nos dice hoy, lo mismo que entonces a los pastores.Nosotros vivimos en el nuevo da que Dios ha hecho. Nos espermitido escuchar que ha habido un nuevo principio ennuestra situacin y en nuestras relaciones humanas, y que sibien la tristeza, la culpa y el miedo de ayer estn todavaaqu, han sido encubiertos con clemencia, porque nos hanacido un salvador, y todo esto, ya no nos puede perjudicar.Nos es dado escuchar que podemos cobrar nuevos nimos,que podemos reunirnos y atrevernos a iniciar un nuevoarranque con absoluta confianza. Por nosotros mismos, estono lo entendemos, pero nos lo dice el ngel del Seor.Ha hecho irrupcin un nuevo Hoy, porque ha nacido elSalvador.

    Hoy: esto ahora quiere decir tambin: no slo hasta ma-ana, sino tambin maana. El que naci entonces, ya nomuere, vive y reina por toda la eternidad. Sin embargo, no

    Karl Barth24

  • SeorDios nuestro! T eres grande, excelsoy santo, por encimade nosotros y de todos los hombres. y precisamente eres tan grandeporque no nos olvidasy no nos dejas solosy, sobre todo, porque nonos reprochas aquello de que se nos acusa. Y ahora, t nos hasdado en tu amado Hijo, Jesucristo, nuestro Seor, nada menos quea ti mismo, y todo aquello que es tuyo. Te damos gracias, porquenos est permitido ser huspedes en la mesa de tu gracia a lo largode nuestra vida y en la eternidad.

    Ahora, Seor, te presentamos todo aquello que nos produce fati-ga: nuestras faltas, errores y transgresiones, nuestras aflicciones,nuestras preocupaciones, tambin nuestra rebelin y amargura, todonuestro corazn, toda nuestra vida, que t conocesmejor que nos-otros mismos. Lo ponemos todo en las fieles manos que t has ex-tendido hacia nosotros en nuestro Salvador. Tmanos tal como so-mos, enderzanos a nosotros, dbiles, enriqucenos de tu plenitud anosotros, pobres.

    Haz brillar tu amabilidad sobre os nuestros, y sobre todos losque estn presos, o pasan necesidad, o estn enfermos o a punto demorir. Da, a los que han de juzgar, el espritu de justicia, y algode tu sabidura a los que rigen el mundo, para que intenten la pazsobre la tierra. Da claridad y nimo a aquellos que han de anunciartu palabra aqu y en las misiones.y ahora, resumindolo todo, te invocamos, tal como el Salvador

    nos lo ha permitido, y nos lo ha mandado: Padre nuestro...

    algo as. A esto se le podra decir que es or y participarlibremente en la historia de Navidad. Amn.

    27Hoyos ha nacido un Salvador

    El salvador es aquel que trae la salvacin a todos, sinreserva ni excepcin, simplemente porque todos nosotros te-nemos necesidad de l, Y porque l es el Hijo de Dios, quees Padre de todos nosotros. En cuanto se ha hecho hombre,se ha hecho el hermano de todos nosotros. "Hoyos ha naci-do un salvador", dice el ngel del Seor.

    As pues, sta es la historia de Navidad. Mirad, no pode-mos or todo esto sin que sintamos la necesidad de apartarla vista de nosotros mismos y de nuestra vida y de todo aque-llo que pudiera ocuparnos o importunamos. Aqu est l,nuestro gran Dios y salvador, y aqu estamos nosotros, yahora es vlido aquello de: precisamente l, precisamentepor m, por nosotros. No podemos escuchar su historia, sinescuchar al mismo tiempo la nuestra, sin prestar atencin algran cambio que se ha producido en nosotros de una vezpara siempre, a la gran alegra que esto nos causa, y a lagran voz que esta historia introduce en nuestra vida, paraque nos levantemos y podamos emprender el camino que lnos muestra.

    Y ahora? Podemos continuar ahora, como lo conside-rbamos al empezar, en la distraccin, en la incredulidad,tal vez con un par de hermosos sentimientos navideos? Ohemos de fijar ahora nuestra atencin y ponernos de pie,levantarnos y convertirnos? El ngel del Seor no fuerza anadie, y tampoco puedo hacerlo yo. Un oyente forzado porla historia de Navidad y una participacin forzada en estahistoria, que es nuestra propia historia, no sera nada. Setrata de un escuchar libremente esta historia y un participarlibremente en esta historia.

    y ahora me gustara que notarais esto: "en torno al n-gel apareci una legin del ejrcito celestial, que alababaa Dios diciendo: Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierraa los hombres que l quiere tanto" (Le 2, 13 s), es decir, alos hombres que l quiere tanto sin que se lo hayan mereci-do. Nosotros no pertenecemos a los ngeles, sino que esta-mos sobre la tierra, aqu en Basilea, aqu en esta casa. Peroal or hablar de este cntico de alabanza, y darnos cuenta deque Dios no envi slo a este ngel, sino que sali tambinal encuentro una legin del ejrcito celestial con su cnticode alabanza no nos dejaremos entusiasmar, como cuandoomos una marcha y empezamos a marcar el paso a su ritmo,o como cuando se deja or una meloda conocida, que sindarnos cuenta empezamos a tatarear o a silbar? Mirad, sera

    Karl Barth26

  • boca: "Donde estn dos o tres reunidos en mi nombre, all,en medio de ellos, estoy yo" (Mt 18, 20). Nos hemos reunidoaqu en su nombre, no en el nuestro. No porque nos alegreel que tengamos que ver algo con l, sino porque es a l aquien le alegra el tener que ver algo con nosotros. No por-que nosotros seamos para l, sino porque l es para nos-otros. No porque nosotros hayamos merecido que l nospertenezca, sino porque l ha pagado todo el precio, paraque pudiramos pertenecerle. Viniendo al mundo y claman-do: "Acercaos a m todos los que estis rendidos y abruma-dos, que yo os aliviar" (Mt 11, 28) Y diciendo esto, no comouna simple palabra, ha hecho de esta llamada la gesta pode-rosa de toda su vida y de su muerte. Y con esta llamada yesta gesta, ha creado una comunidad sobre la tierra, en laque l es el Seor, y el Maestro, siempre y en todo lugar. Yas, l, hoy y aqu, nos ha reunido ahora para formar sucomunidad. y puesto que esto es as, est l ahora aquentre nosotros, y precisamente a nosotros nos atestigua ynos dice: Yo vivo. No est en el sepulcro, ha resucitado, talcomo lo hemos odo hace un momento en el evangelio. Elmismo nos lo dice: olvidadlo todo, y tened esto bien presen-te: Yo vivo.

    Es claro que cuando l dice esto, significa mucho ms,algo totalmente distinto y mejor que si yo dijera: Yo vivo, olo dijera alguno de vosotros. Qu es nuestra vida compara-da con la suya? Cierto, esto importa, sobre todo, a nuestravida. Yo vivo, y sigue inmediatamente: y vosotros viviris.As pues, cuando nos dice: "Yo vivo", es cuestin de la sal-vacin de nuestra vida, para que nuestra vida sea libre, san-ta, justa, magnfica. Pero precisamente, para entenderlo, he-mos de or antes lo primero en lo que esto segundo estincluido: Yo vivo una vida totalmente diversa, que no sepuede comparar con la vuestra, con la nuestra.

    Yo vivo. Cuando Jesucristo dice esto, quiere decir: Yovivo mi vida divina como verdadero hombre. Hemos de en-tender esto con una seriedad absoluta, totalmente al pie dela letra: yo vivo la vida del Dios eterno y todopoderoso, queha creado el cielo y la tierra y que es el manantial y la pleni-tud de la vida. Qu quiere decir esto? Algo as como: yovivo sta mi vida divina rica y esplndida, para tenerla, rete-nerla, y disfrutarla para m, de la misma manera que unhombre rico acostumbra a tener, retener y disfrutar de sufortuna? O tal vez algo as como si yo os la mostrara desde

    29Yo vivo, y vosotros viviris

    Yo vivo, y vosotros vivirisQueridos hermanos y hermanas:Yo vivo. Jesucristo ha dicho esto, y ahora vuelve a decr-

    noslo a nosotros: Yo vivo.Permitidme empezar la explicacin de estas dos palabras,

    tan cortas, con el recuerdo de otra. frase procedente de su

    [Seor. Dios nuestro! Aqu estamos, ante ti y todos juntos, paracelebrar la pascua: el da en que t has revelado que tu hijo amado,nuestro Seor Jesucristo, es el Salvador vivo, que ha tomado sobres mismo todos nuestros pecados y, con ellos, toda nuestra miseriahumana, y tambin la muerte, que ha expiado y sufrido en lugarnuestro, surpimindola y superndola de una vez para siempre.

    Sabemos cul es nuestra situacin, y t lo sabes todava mejor,pero venimos a darte gracias por la libertad que tenemos de apartarnuestra vista de nosotros mismos y poder dirigirla hacia ti, t quehas hecho tanto por el mundo y por todos nosotros.

    Ahora, hablaremos y escucharemos sinceramente - para que seatu verdadera palabra la que nos rija, nos mueva y nos llene en estosmomentos - para que a todos nos consuele, anime y amoneste - paraque tambin pueda agradarte nuestra pobre alabanza.

    Que as sea entre nosotros y en todas partes, tanto en el campocomo en la ciudad, cerca o lejos: all donde los hombres se renanhoy para or y comprender la promesa de la resurreccin y de lavida. Mira benignamente a tu pueblo! Amn.

    Yo vivo, y vosotros vivirisJuan 14, 19

    Domingo de pascua, 10 de abril de 1955,' crcel de Basilea

  • . Yo .vi~o. Cuando Jesucristo dice esto, .quiere decir: YoViVO mi vIda. humana, sin protestar y sin oponerme, comovuestra propia vida, tal como es ahora en este momento. Lavivo como el que la acepta, como quien acepta vuestra locu-ra y _vuestra maldad y la del mundo entero, para encontrar,precisarnente ahora, cargados sobre m, vuestro lamento yvuestra miseria. La vivo, en cuanto soporto este peso porobediencia a Dios, que me lo ha impuesto, y al mismo tiem-po, lo elimino - puesto que yo, en mi Persona, transformoconvierto, renuevo, sumerjo (bautizo) vuestra vida humana:con todo aquello que le es propio; en cuanto de vuestracorru~cin hago salvacin, y justificacin de vuestros peca-dos, vida, de vuestra muerte. Para que en m, todos vosotrosrenazcis como un hombre nuevo que da gloria a Dios en laesperanza, en vez de buscar la suya propia. Para que vos-otros, en mi Persona, os hagis hombres en los que Dios secomplace. As pues, en cuanto yo os favorezco de esta ma-nera, vivo mi vida, mi vida humana, mi vida semejante a lavuestra.

    Yo vivo, como aquel que vive dando su vida divinaen vuestro servicio y elevando mi vida humana en servi-cio de Dios. Jesucristo se apareci a los suyos en la maa-na de pascua, como el que vive as. y precisamente comotal, est aqu y ahora en medio de nosotros, y nos dice:Yo vivo.

    Y ahora pasemos a lo segundo que est incluido en estoprimero: y vosotros viviris. En nuestras biblias esta frase seencuentra traducida de la forma siguiente: "Y vosotros tam-bin debis vivir!". Pero mirad, no se trata aqu solamen-te de un "deber posible", a cuya realizacin estuvierais sim-plemente invitados o exhortados, a vivir eventualmente o an.o vivir. Vosotros viviris es una promesa, es decir, el anun-CIO de nuestro futuro, que sigue a nuestro presente en el"Yo vivo", como 2 sigue a 1, como B sigue a A, comoel trueno sigue al relmpago. El que oye: "Yo vivo", oyetam.bin .inmediatamente: "y vosotros viviris". Esto quieredecir: SOIS tales, que vu~stro futuro no est en vuestro peca-do y e~ vuestra culpa, SIlla que est en la verdadera justiciay santidad, porque vosotros procedis de mi vida. Por lotanto, vuestro futuro no est en la tristeza sino en la alegra'no est en la cautividad, sino en la libe~tad; no est en l~muerte, sino en la vida. Vosotros sois tales que, a partir deesta presencia en mi vida, tenis este futuro, y solamente ste.

    31Yo vivo, y vosotros viviris

    lejos como una cosa enormemente rara y preciosa, para quevosotros pudieris admirarla? O tal vez como si yo os dis-pensara una pequea limosna de esta gran riqueza? No, her-manos y hermanas, las cosas no suceden as en la vida deDios. No es as la vida de Dios, quien de eternidad en eter-nidad no solamente es para s mismo, sino que con toda lariqueza de su vida, quiere ser nuestro Dios, y lo es.

    Yo vivo. Cuando Jesucristo dice esto, quiere decir: Yovivo esta mi vida divina para vosotros. Y la vivo totalmente,porque os amo, porque sin vosotros no quiero ser para nadaHijo de Dios ni quiero tener esta mi vida divina, porque yo,ms bien, la arriesgo y la doy por vosotros sin reservas y sinconsideracin; por vosotros la doy y la entrego. Porque yome pongo en vuestro lugar: en el lugar que os corresponde,en cuanto yo mismo vengo a ser lo que vosotros sois (nosolamente algunos de vosotros, sino vosotros, todos los hom-bres!): un condenado, un prisionero. un reo que ha de sufrirla muerte. Pero yo hago esto para que por medio de esta mipoderosa vida divina entregada por vosotros, se disipen latiniebla y la confusin, la afliccin, el miedo y la duda, elpecado y la culpa de vuestra vida humana, pequea, mala ytriste, y sea arrastrada por el poder de mi vida divina, quepongo en vuestro lugar, para que por ella, vuestra muertesea entregada a la muerte y aniquilada de una vez para siem-pre. As pues, yo vivo mi vida divina, en esta entrega, eneste poder que os salva.

    Yo vivo. Cuando Jesucristo dice esto, quiere decir: Yovivo mi vida humana como verdadero hijo de Dios - s, lavida de un hombre dbil, solitario, tentado, que muere comovosotros en la vergenza, totalmente semejante a vosotros.Cmo es esto? Como si quisiera tener de nuevo una vidamejor que los otros? Como si yo me rebelara contra el he-cho de ser un hombre as? O como si yo intentara resignar-me en silenciosa y encarnizada obstinacin a ser precisamen-te as? No, no es esto! Porque de esta manera ya no querraser verdaderamente igual a vosotros, vuestro prjimo, vues-tro hermano - no querra ser precisamente el prjimo, ni elhermano del hombre totalmente necesitado. Si esto fueraas, ms bien abandonara y traicionara. No querra ser elhombre que vive de la misericordia de Dios. No querra serverdadero hombre, y con toda seguridad, tampoco Hijo deDios.

    Karl Barth30

  • Ahora, pues, lo que importa es que dejemos crecer lapequesima raz de confianza, seriedad y alegra que, talvez, precisamente en esta maana de pascua, busca sitio ennuestros corazones y en nuestras conciencias, en nuestros pen-samientos, intenciones y opiniones. No es posible en absoluto,que Jesucristo nos diga "Yo vivo", y que en nosotros no selevante de alguna manera la respuesta: S, t vives, y por elhecho de que t vives, me es permitido vivir, quiero vivir, vi-vir. Yo, por quien t, siendo Dios verdadero, te has hechoverdadero hombre -yo, por quien t has muerto y resucita-do- yo, por quien t has llevado a cabo todo, realmente todolo que es necesario para el tiempo y para la eternidad.

    Lo importante ahora, sobre todo, es que ninguno de nos-otros se tenga por excluido, o por demasiado grande, o pordemasiado pequeo, o se tenga por un sin Dios. Sobre todo,lo que importa ahora, es que cada uno de nosotros se tengams bien por alguien que est incluido en esto, por alguienpara quien en la vida de nuestro Seor, la misericordia es unhecho, y en su resurreccin de entre los muertos, en lamaana de pascua, se le ha puesto de manifiesto. Lo queimporta ahora, es que nosotros, con toda humildad, perotambin con mucho nimo, nos tengamos por quienes en lhemos nacido de nuevo a una esperanza viva (cf. 1 Pe 1, 3):Nosotros viviremos.

    Y para acabar, podemos acercarnos a la santa cena. Lasanta cena es simplemente el signo de lo que ahora acaba-mos de decir: que l, Jesucristo, est en medio de nosotros,el hombre en el que el mismo Dios ha ofrecido su vida pornosotros y en el que nuestra vida ha sido elevada a Dios.Y la santa cena es el signo de que nosotros podemos poner-nos en marcha de cara al futuro, al partir de l, como denuestro principio, el futuro en el que viviremos; para estamarcha, podemos dejarnos fortalecer, alimentar y refrescarpor l. Un pan y un cliz, como l mismo es uno: el nicopara todos nosotros. Queridos hermanos y hermanas: noquerra forzaros a ninguno de vosotros con lo que ahora voya aadir: No queris que vayamos todos juntos -todos losque ahora estamos aqu- a la santa cena? La santa cena espara todos. De la misma manera que el mismo Jesucristovivo y resucitado es para todos, as tambin nosotros en lno estamos separados, sino que estamos juntos, somos her-manos y hermanas: todos nosotros, pobres pecadores; todosnosotros, ricos por su gracia. Amn.

    33Yo vivo, y vosotros viviris

    Permitid que todava os explique algo ,de lo que a~oraviene a ser importante para nosotros despues de haber Old~:"Yo vivo", y lo que sigue a continuacin: "Y vosotros VI-viris" .

    Ahora es importante para nosotros mantenernos firmesen que l, Jesucristo, su vida, es nuestro presente. Nonuestro pasado, no la gran sombra que desde nuestro ayeroscurece nuestro hoy, ni tampoco todo aquello, que tantoa nosotros mismos como tambin a los otros hombres, po-dramos echar en cara con o sin razn; as pues, no elmundo con sus acusaciones y nosotros con nuestras con-traacusaciones, ni siquiera la merecida ira de Dios contranosotros, pasando por alto nuestra murmuracin .contra l,nuestro oculto pensamiento: "tal vez Dios no exista", C0!1otras palabras: no nosotros mismos, tal como es nuestra ~I-tuacin hoy da, o tal como nos creemos que e~. N~, .el,Jesucristo, su vida, hoy, es nuestro presente: su vIda.divinaentregada por nosotros, y su vida humana, nuestra vida hu-mana en l ensalzada. Esto es vlido, esto cuenta, esto esverdad. De aqu parte el camino, el viaje .que prosigue decara al futuro. Y el futuro de esta presencia actual es: vos-otros viviris.

    Pero lo que importa ahora es ql!e nos deje!ll.osobsequiar,equipar, alimentar y refrescar por el para el viaje. Herman?sy hermanas: solos, no podemos ayudarnos a. noso!ros mis-mos, por nosotros mismos no podemos producir la Vida, n.adapodemos tomar para nosotros. Lo que el hombre quieretomar y toma para s, ser siempre el pecado y la muerte.Pero tampoco necesitamos tomar nada para nosotros. Pode-mos v debemos dejar que todo lo que ya est preparado paranosotros nos sea dado. Todo est ya preparado para nos-otros tddo lo que estaba en desorden ha sido ordenado.Slo 'es necesario que consideremos simplemente vlido ydejemos en su sitio el orden que ya est ah, el ~rden que yaha sido establecido. Simplemente nos es nec~sano ver lo queest ante nuestros ojos y or lo que se nos dice claramente yen voz alta. No necesitamos sino abrir y extender nuestraspropias manos, en vez de esconde~las siempre el)..los bolsi-llos o cerrarlas en puo. No necesitamos SIlla abnr la bocapara comer y beber, en vez .dehacer. lo que hacamos cuandoramos nios, apretar los dientes, Slmplement~ nos ,es nece-sario correr hacia delante, en vez de correr hacia atras, comolos locos.

    Karl Barth32

  • Queridos hermanos y hermanas:Voy a leer un texto de la carta del apstol Pablo a los

    efesios (2, 5): Estis salvados por pura generosidad. Me pa-rece que es lo bastante corto para que todos vosotros podis

    Seor,Dios nuestro!Nos has hecho hijostuyosen tu Hijo, nues-tro Seor, Jesucristo.y ahora hemos odo tu llamaday hemos veni-do a reunirnos aqu, para alabarte juntos, or tu palabra, invocartey poner en tus manos lo que nos oprime y lo que necesitamos.Haztepresente entre nosotros e instryenos:para que todo aquello que en nosotros hay de timidez y desnimo,todo aquello que es frvolo y obstinado, as como tambin todanuestra falta de fe y nuestra supersticinempequeezcan;para que t puedas mostrarnos lo grande y lo bueno que eres;para que nuestros corazonesse abran tambin en todas direcciones;para que nos podamos comprender los unos a los otros, y as poda-mos ayudarnos un poco;para que esta hora sea un hora de luz, en la que veamos el cieloabierto, y un poco de claridad tambin en esta tierra oscura.

    Lo viejo ya ha pasado y todo se ha renovado. Esto es verdad, ytambin lo es para nosotros: cierto, t eres nuestro salvador, enJesucristo. Pero esto slo t nos lo puedes decir y mostrar correcta-mente. As pues, dnoslo y mustranoslo, a nosotros y a todos losque en esta maana de domingooran con nosotros. Ellos rezan pornosotros, y nosotros tambin lo hacemos por ellos. Escchalosyescchanos!Amn.

    Estis salvados por pura generosidadEfesios 2,5

    14 de agosto de 1955, crcel de Basilea

    Seor,Dios nuestro, Padre nuestro en Jesucristo, tu Hijo, nues-tro hermano!Te damosgraciasporque todo es tal comohemosinten-tado decirlo y escucharloahora de nuevo. Nos apena haber sido tanciegosy tan sordos a la luz de tu Palabra. Y nos apena todo lo err-neo que esto ha tenido comoconsecuenciaen nuestras vidas. y por-que sabemosmuy bien que sin ti nos encaminaramossiemprehaciael error, te suplicamosque nuncadejes de sacudirnospor tu Espritu,de despertarnos, de hacernos vigilantes,humildesy audaces.

    Esto no lo pedimoscada uno de nosotros para s mismo, sinoquecada uno lo pide para los otros, para todos los que estn en estacasa, para todos los presos del mundo, tambin para los que sufreny estn enfermos de cuerpo y alma, para los que no poseen nada ylos desterrados, tambin para todos aquellos que nos esconden sutribulacin y su necesidad, patentes para ti. Te lo pedimos tambinpara nuestros parientes, para todos los padres, maestros y nios,para los hombres que ejercen un cargo en el estado, en la adminis-tracin, en el juzgado, y que tienen una responsabilidad, para lospredicadores y misioneros de tu evangelio.

    Aydanos a soportar lo que se ha de soportar, pero tambin apensar, decir y hacer lo que es justo y, por encima de todo, a creer,a amar y a esperar en el poder que para realizarlo nos quieres dar aellos y a nosotros. Padre nuestro... !

    Karl Banh34

  • nicar ahora los unos a los otros, es necesario que nos reuna-mos aqu todos juntos como cristianos. Y ahora esto s quees algo realmente nuevo y, en verdad, algo que no deja deser nunca totalmente nuevo y particular: no slo lo ms inte-resante que pueda darse y la ayuda ms poderosa, sino lonico que, en resumidas cuentas, puede ayudar al hombre.

    "Estis salvados por pura generosidad". [Qu bien queesto pueda decrsenos y que se nos permita a nosotros escu-charlo! Pero, quines son este "nosotros"? Permitid que loexprese abiertamente: todos somos grandes pecadores. En-tendedme bien: esto lo digo exactamente igual tanto de mcomo de vosotros. Con gusto me reconocer como el msgrande pecador entre todos vosotros, pero vosotros, realmen-te, no podis excluiros. Pecadores: hombres que por la sen-tencia de Dios, y tal vez de la propia conciencia, han perdidoyhan errado bsicamente su camino, que no son solamente unpoco culpables, sino totalmente culpables, completamenteculpables y perdidos - no slo en el tiempo, sino definitiva-mente, eternamente perdidos. Nosotros somos estos pecado-res. y estamos encarcelados. Creedme: existe una cautividadque es peor que la de esta casa, muros mucho ms anchos ypuertas mucho ms slidas que estas tras las que estis reclui-dos. Todos nosotros -los que estn afuera y vosotros aqu-somos prisioneros de nuestra propia obstinacin, de nuestrasdiversas concupiscencias, de nuestros variados temores, denuestra desconfianza y, en lo ms profundo: prisioneros denuestra falta de fe. Y tambin somos todos hombres que su-fren. Y sobre todo, sufrimospor nosotros mismos, por nuestravida, a la que cada uno de nosotros la hacemos difcil tantopara s como para los dems. Sufrimospor su falta de sentido.Sufrimos a la sombra de la muerte y del juicio eterno hacia elque nos dirigimos.y es todo un mundo de pecado, de cautivi-dad y de sufrimiento, en medio del cual pasamos nuestra vida.

    y ahora, escuchadme: en medio de todo esto viene comodesde arriba la palabra: "Estis salvados por pura generosi-dad". Salvados, esto no significasolamente un poquitn ani-mados, consolados y aligerados, sino que quiere decir: comoun tizn sacado del incendio (cf. Am 4, 11). [Estis salvados!No significa solamente: tal vez seris salvados, al menos enparte; no, estis salvados, totalmente y definitivamente.Nosotros? [S, nosotros! No solamente otro hombre cual-quiera ms piadoso y mejor que nosotros, no, nosotros, cadauno, cada uno de nosotros.

    37Estis salvados por pura generosidad

    retenerlo, se os quede en la memoria y, Dios lo quiera, po-dis tambin comprenderlo.

    Mirad, esta maana de domingo estamos aqu juntospara escucharlo: "Estis salvados por pura generosidad".Todo lo dems que hacemos aqu juntos, nuestros rezos ynuestros cantos, solamente puede ser una respuesta a estapalabra que nos dirige Dios. Para atestiguar esto a la huma-nidad: "Estis salvados por pura generosidad", los profetasy los apstoles escribieron ese libro singular que llamamosBiblia. Pues bien, esto se encuentra precisamente en estelibro, slo en la Biblia, no en Kant ni en Schopenhauer, nien ninguna historia natural o universal, y menos an en algu-na novela, sino solamente en la Biblia. Para or esto, se ne-cesita lo que llamamos la iglesia: la comunidad de los cristia-nos, es decir, de los hombres que juntos escuchan la Bibliay, a partir de ella, les es permitido y quieren or la palabrade Dios. Y sta es la palabra de Dios: "Estis salvados porpura generosidad".

    Alguien me dijo una vez: yo no necesito ir a la iglesia, nitampoco necesito leer la Biblia, ya s lo que dirn en laiglesia y lo que est escrito en la Biblia: "Obra bien, y notemas a nadie!". Respecto a esto, permitidme decir lo si-guiente: si se tratara de predicar esto, con toda seguridad nohubiera venido yo aqu, porque para m sera perder el tiem-po, y podra serlo tambin para vosotros. "Obra bien, y notemas a nadie!", para decir esto no hacen falta profetas, niapstoles, ni Biblia, ni Jesucristo, ni siquiera Dios. Esto selo puede decir cada uno a s mismo. Y en ello no hay, deverdad, nada nuevo, particular e interesante, nada, que ayu-de o pudiera ayudar a cualquier hombre. No he encontradotodava a nadie que al decir esta corta sentencia se hayapuesto a rer; la gente que dice esto pone ms bien unacara poco risuea, en la que se ve bien que esta palabra noles ayuda, no les consuela, y en absoluto les causa alegraalguna.

    Oigamos ahora lo que est escrito en la Biblia y lo que anosotros, como cristianos, se nos permite escuchar juntos:"Estis salvados por pura generosidad". Mirad, esto no se lopuede decir uno a s mismo. Ningn hombre puede deciresto a otro. Esto solamente puede decrnoslo Dios a todosnosotros. Necesitamos a Jesucristo para saber que esto esverdad, y a los profetas y a los apstoles para que lo vayantransmitiendo. y para que nosotros nos lo podamos comu-

    Karl Barth36

  • nosotros podamos decir: sobre aquel abismo, en aquel peli-gro mortal me encontraba yo, y ahora ya no estoy all. Yohe hecho cosas terribles, pero estas cosas ya no puedo niquiero hacerlas, ni las volver a hacer nunca ms. As estabayo metido en todo esto, pero no debo meterme ni me meternunca ms. Mis pecados, mi cautividad y todo mi sufrimien-to son cosas de ayer, no de hoy, son mi pasado, no mi pre-sente y mi futuro. [Estoy salvado! Es realmente as? esverdad? Mira una vez ms a Jesucristo muriendo en la cruz.Mira y comprende que lo que l ha hecho y ha sufrido all,lo ha hecho por ti, por m y por todos nosotros. Ha cargadocon nuestros pecados, nuestra cautividad y nuestro sufri-miento, y no en vano. Ha alejado todas estas cosas de nos-otros cargndoselas l. Ha actuado all como nuestro capi-tn, ha penetrado en las filas del enemigo y ya ha alcanzadola victoria, nuestra victoria. Simplemente lo que hemos dehacer es seguirle, para vencer con l. Hemos sido salvadospor l, en l, de tal manera que nuestros pecados ya no nospueden hacer nada, que nuestra crcel se ha abierto, quenuestros sufrimientos ya han pasado. S, sta es una granpalabra. La palabra de Dios es precisamente una gran pala-bra. Y si alguien quisiera negar esto, tendra que negarlo al, a nuestro Seor Jesucristo. El nos da la libertad, y cuan-do l, el Hijo de Dios, nos da la libertad, somos realmentelibres (cf. Jn 8, 36).

    Pero precisamente porque somos salvados en Jesucristoy no de otra manera, somos salvados por pura generosidad.Esto significa que nosotros no nos hemos merecido ser salva-dos; lo que nos hubiramos merecido era algo totalmentedistinto. Nosotros no nos lo podemos procurar por nosotrosmismos. Estos das se ha podido leer en la prensa que dentrode poco hasta se llegar a hacer una luna artificial. Pero elque estemos salvados, no podemos procurrnoslo nosotros.y por el hecho de estar salvado, ninguno de nosotros puedeenorgullecerse; lo nico que puede hacer es juntar las manoscon mucha humildad y estar agradecido como un nio. Y elhaber sido salvados, no ser nunca una cosa que nosotrosposeamos, sino que la hemos de recibir siempre de nuevo, yhacia la que siempre hemos de extender nuestras manos va-cas. "Estis salvados por pura generosidad", es decir, aquse trata de apartar siempre de nuevo la vista de nosotrospara dirigirla all donde esto es verdad: a Dios y al crucifica-do. Esto se ha de creer siempre de nuevo y ha de ser captado

    39Estis salvados por pura generosidad

    1. Cf. la balada Der Reiter und der Bodensee (1862) de G. Schwab.

    Esto es as, porque Jesucristo nuestro hermano, por suvida y su muerte se ha constituido nuestro Salvador, hallevado a cabo nuestra salvacin. El es la palabra de Diosdirigida a nosotros. Y esta palabra dice: "Estis salvados porpura generosidad".

    Cierto que todos sabis la historia del caballero que, denoche y con niebla, sin saberlo, cabalg por encima del hela-do lago de Constanza y cuando, en la otra orilla, le dijeronlo que haba hecho, cay desplomado por el sustol. Mirad,esta es la situacin del hombre cuando se abre el cielo y latierra se ilumina, y nos es dado or: "Estis salvados porpura generosidad". Nos parecemos de verdad a aquel caba-llero tan profundamente sacudido por el miedo. Porque laverdad es que al or esto, miramos sin querer atrs y nospreguntamos: dnde estaba yo exactamente? Sobre un pre-cipicio, en un grandsimo peligro de muerte. Qu habahecho? Lo ms absurdo que hubiera podido hacer. Cmome encontraba yo en esta situacin? Como uno con el queno hay nada a hacer y que slo ahora, de una manera incom-prensible, ha sido salvado y ha escapado del peligro. Mepreguntaris: es que realmente nos encontramos en unasituacin tan peligrosa? S, exactamente as: realmente enpeligro de muerte. Estamos salvados. Pero ahora, miradnuestra salvacin y a Jesucristo en la cruz, clavado en lugarnuestro, juzgado y castigado. Sabis por quin cuelga lall? Por nosotros: a causa de nuestros pecados, en nuestracautividad, cargado con nuestro sufrimiento. La situacin enque lo vemos era nuestra propia situacin. De esta manerapoda y deba Dios tratarnos. De esta tiniebla nos ha salva-do. El que ahora, despus de esto, no se sintiera conmovidohasta morir, cierto que todava no habra odo la palabra deDios: "Estis salvados por pura generosidad".

    Pero lo ms importante ahora es la realidad que a nos-otros nos es dado or: "estis salvados por pura generosi-dad". As pues, estamos en la orilla, el lago de Constanzaqueda a nuestra espalda, podemos respirar, aunque el espan-to pueda y deba perdurar an en todos nuestros miembros.Pero es un espanto que slo puede darse despus del hecho.En la fuerza de la buena nueva se abre realmente el cielo, yrealmente amanece sobre la tierra oscura. Es magnfico que

    Karl Barth38

  • Seor, Dios nuestro! T nos ves y nos escuchas. T nos conoces,a cada uno y a cada una, mejor que nosotros mismos. T nos quieresa nosotros que, de verdad, no lo hemos merecido. T nos has ayuda-do y nos ayudas todava una y otra vez, siempre que estamos apunto de echarlo todo a perder al querer salvarnos a nosotros mis-mos. T eres el juez, pero tambin el salvador de todos los pobresy extraviados. Por esto te damos gracias. Por esto te alabamos.y nos alegramos de poder ver en tu gran da aquello que, cuando tnos haces libres, podemos creer ya ahora.

    Haznos libres para creer! Danos una fe rect~, sincera y eficaz enti, en tu verdad. Dsela a muchos, dsela a todos los hombres.iDse-la a los pueblos y a los gobiernos, a los ricos y a los pobres, a lossanos y a los enfermos, a los presos y los que se consideran libres,

    bien: no necesitamos rezar para que Dios sea Dios, no sloomnipotente, sino tambin misericordioso, un Dios. amable,para que piense bien a favor nuestro y nos haga .blen, paraque Jesucristo muera por ~osotros para hacern_oslibres, paraque seamos salvados en el por pura gen_er.osIdad;por estono necesitamos rezar, porque esto es asr sin que tengamosque aadir nada nosotros, tambin sin nuestra oracin. Peropara creer esto, aceptarlo, admitirlo, para que empecemos avivir de acuerdo con esto, para que esto sea tambin verdadpara nosotros, y para que creamos esto no slo con nuestracabeza y nuestros labios, sino tambin con nuestro corazny con toda nuestra vida, de tal manera que hasta los demslleguen a darse cuenta, y para que, finalmente y en Jt!molugar, todo nuestro ser se sumerja el! la ~ran verdad divina:"Estis salvados por pura generodidad", para todo esto,digo, se requiere la oracin. Nunca hombre alguno ha oradoen valde para obtener esto. Porque cuando uno ora por e.sto,su oracin est ya atendida, y precisamente aqu empiezaya la fe. Pero aunque nadie haya orado en valde para ob-tener la fe, no por eso puede ni debe nadie dejar de or~rpara pedir como un nio: poder creer, qu~ la verdad d!-vina -s, esa terrible, o ms bien, esa magnfica verdad- bri-lle como una luz que si bien hoyes pequea, se ir haciendocada vez mayor: "Estis salvados por pura generosidad".Pedid para poder creer esto, y os ser concedido. Busc~d:lo y lo encontraris, llamad a esta puerta, y se os abnra(cf. Mt 7, 7).

    As, pues, mis queridos amigos, esto es lo que hoyos hepodido y se me ha permitido decir de la buena nueva comopalabra de Dios. Amn.

    41Estis salvados por pura generosidad

    en la fe. Creer significa mirar a Dios y a Jesucristo, y confiarque ah, ah est la verdad para nosotros, para nuestra vida,para la vida de todos los hombres.

    y sin embargo, no es una lstima que tengamos ennuestro corazn una profunda rebelda? S, no nos gusta quese nos diga: por pura generosidad, solamente por pura gene-rosidad habis sido salvados. No nos gusta que el buen Diosno nos tenga que deber nada, que nosotros no podamos vivirsino slo y absolutamente por su bondad, que para nosotrosnos quede slo la gran humildad, slo el agradecimiento deun nio que ha recibido un regalo. No nos gusta dejarde mirarnos, nos gustara mucho ms retirarnos (como elcaracol en su propia casa) y quedarnos con nosotros mismos.En una palabra: no nos gusta creer. Y precisamente es ah,por pura generosidad y desde la fe, tal como acabo de descri-birla brevemente, como empezara la vida, la verdaderavida: la libertad, un corazn aliviado de inquietudes, la ale-gra interior y profunda, tambin el amor a Dios y al prjimoy una firme esperanza. Y precisamente ah, por pura genero-sidad, precisamente con la fe, podra ser todo tan simple ennuestra vida.

    Queridos hermanos y hermanas, en qu situacin nosencontramos ahora? No se ha de cambiar nada: el da lumi-noso ha comenzado. El sol de Dios brilla en el interior detodas nuestras oscuras vidas, aunque nosotros mantenga-mos los ojos cerrados. Suena su voz desde el cielo, aunquenosotros nos tapemos los odos. El pan de la vida est ah(cf. Jn 6, 35), aunque nos obstinemos en cerrar los puos,en vez de abrir las manos para tomar y comer el pan. Lapuerta de nuestra crcel est abierta, aunque nosotros, cosaextraa, no salgamos. Por parte de Dios todo est en orden,aunque por nuestra parte surjan desrdenes una y otra vez."Estis salvados por pura generosidad", esto es verdad aun-que no lo creamos, aunque no permitamos que sea verdadpara nosotros y no percibamos, por desgracia, nada de ello.Pero por qu no hemos de percibir nada? por qu no cree-mos? por qu no salimos por la puerta abierta? por quno abrimos nuestras manos cerradas? por qu nos tapamoslos odos? por qu mantenemos nuestros ojos cerrados?Exactamente por qu?

    Respecto a esto voy a decir todava una cosa: esto nospasa porque no hemos orado nunca correctamente para quepor nuestra parte, las cosas nos fueran de otro modo. Fijaos

    Karl Barth40

  • 1. Clnica universitaria siquitrica en Basilea.

    Seor, Dios nuestro! Padre nuestro, por medio de tu Hijo, quese hizo nuestro hermano!

    T nos invitas: Repetidlo, hijos de los hombres! Arriba loscorazones! Buscad las cosas de arriba! De esta manera nos has con-vocado tambin esta maana. Aqu estamos: cada uno con su vida,que no le pertenece a l sino a ti y est totalmente en tus manos;cada uno con sus grandes y sus pequeos pecados, para los que nohay perdn sino en ti; cada uno con su pena, pues t eres el nicoque puede transformarla en alegra; pero tambin cada uno con supropia y secreta esperanza: t querras tambin manifestarte comosu Dios omnipotente, bueno y clemente.

    Nosotros sabemos bien que slo una cosa puede honrarte y ale-grarte: una seria splica para pedir tu Espritu, una seria bsquedade tu verdad, un serio deseo de tu auxilio y tu gua. Pero sabemostambin que esto slo puede ser el resultado de tu obra en nosotros.Seor, despirtanos y as estaremos vigilantes!

    Concdenos tambin que, en esta hora, todo se desarrolle co-rrectamente: nuestra oracin y nuestro canto, nuestra lectura y nues-tra escucha, nuestra celebracin y la cena del Seor. Concede todoesto a los que hoy van a celebrar juntos el da de la Ascensin denuestro Seor Jesucristo, tambin a los enfermos en los hospitales,a los perturbados mentales en la clnica psiquitrica de Friedmatt 1 ,Ytambin a tantos y tantos hombres que todava no saben que tam-bin ellos estn de verdad presos, enfermos, perturbados mentales,

    ContempladloSalmo 34 (33), 6

    10 de mayo de 1956 (Ascensin), crcel de Basilea

    . a los ancianos y a los jvenes, a los que estn alegres y a los queestn tristes, a los melanclicos y a los frvolos. No hay nadie que notenga necesidad de creer, ni nadie a quien no se le haya prometidopoder creer. Dselo a los hombres y dnoslo tambin a nosotros quet eres su Dios y su Padre clemente, y tambin el nuestro. Esto eslo que te pedimos en nombre de nuestro Seor Jesucristo, y segnsu enseanza te invocamos ahora: Padre nuestro ...

    Karl Barth42

  • reflejada como en un espejo la enorme y dura imagen detoda nuestra miseria humana: la injusticia que nos puedenhaber hecho los hombres y la injusticia que nosotros hemoshecho a los dems; y todo agrandado sin lmites, yen ciertamanera eternizado, nuestra gran culpa y nuestra vida misera-ble, tanto interior como exterior, que se ha dado por llamarel "destino", y finalmente la muerte. Todo esto podra ser elmisterio que est all arriba, el cielo. Esto sera algo ascomo un tenebroso muro de nubes, o tal vez como una deaquellas bvedas de calabozo en las que en siglos pasados seacostumbraba a guardar a los presos, o acaso como la tapade un fretro, bajo la que nosotros estuviramos enterradosvivos. No, esto es mejor no contemplarlo verdad? No, esmejor no pensar que "por encima de nosotros" pueda haberalgo semejante. Pero de qu nos ayudara no pensar, si apesar de todo fuera as? y podra ser todo mucho peor si elmismo Dios fuera como este cielo: un ser santo que, pornuestra culpa, est enfadado con nosotros, o un tirano som-bro, que como tal es enemigo del hombre, o tambin qui-zs, un Dios indiferente, que sin saber por qu, nos hubiesepuesto bajo este muro de nubes, esta bveda de calabozo ola tapa de este fretro. Muchos hombres -tambin nosotrosen ciertos momentos oscuros y durante aos- piensan asdel cielo y tambin de Dios. No, slo el "contemplar" comotal, no da realmente nada.

    Pero contemplar a Jesucristo, esto s que da! El estall arriba. El est en medio de aquel elevado misterio. Elest en el cielo. Quin es Jesucristo? Es el hombre en elque Dios no slo ha expresado su amor, no slo lo ha pin-tado en la pared, sino que lo ha puesto por obra. Es elhroe que ha tomado sobre s, superndola por el poder di-vino, nuestra miseria, nuestra injusticia y la de todos loshombres, nuestra culpa y nuestra vida miserable, nuestrodestino y, por ltimo, nuestra muerte, de tal manera quetodo esto ya no pesa ms sobre nosotros, sino que ha que-dado bajo nosotros, realmente a nuestros pies. El es el Hijode Dios, que se hizo un hombre como nosotros, nuestrohermano, para que nosotros pudiramos estar unidos aDios y participar de todo aquello que le pertenece: parti-cipar de la poderosa bondad y del poder bondadoso de estePadre, participar finalmente de la vida eterna para la quel ha dispuesto a sus hijos y a la que l los ha destinado.Este Jesucristo, este hombre, este hroe, este Hijo de Dios,

    45Contempladlo

    Contempladlo y quedaris radiantes,vuestro rostro no se sonrojar!

    Queridos hermanos y hermanas:Contempladlo! Esto es lo que nos recuerda el da de la

    Ascensin. Se nos invita y se nos exige, se nos permite y senos pide, a nosotros que como cristianos tenemos la libertadpara hacerlo, y con la obediencia que se espera de nosotros:que contemplemos a Jesucristo, que ha vivido por nosotros,ha muerto y ha resucitado, que, como Salvador, abog portodos nosotros, como el hermano mayor por sus hermanosmucho ms jvenes y que, como tal, es tambin su modeloy su maestro.

    El est arriba, en el cielo, nosotros abajo, en la tierra.Cuando omos decir la palabra "cielo", todos pensamos enla inmensidad azulo tambin gris que se extiende sobre nos-otros con su sol radiante, sus nubes y su lluvia, y todavams arriba: en el mundo sin lmites de las estrellas. Tambinnosotros podemos ahora pensar en esto. Pero mirad, ene.l lenguaje de la Biblia, este "cielo" propiamente es slo elsigno de uno todava mucho ms alto. Existe un mbito delmundo, que est arriba, por encima de la tierra y de nos-otros, los hombres, que no podemos penetrar con la mirada,ni podemos comprenderlo, ni poner los pies en l, ni muchomenos dominarlo, porque est muy por encima de nosotros.El cielo, en el lenguaje de la Biblia es el lugar, la residencia,el trono de Dios. y por esto es el misterio que a nosotros,hombres que estamos en la tierra, nos rodea por todas par-tes. El, Jesucristo, est all. El est en medio de este miste-rio que se encuentra por encima de nosotros. De entre todoslos hombres, l ha ido all completamente solo, para ser pre-cisamente all y desde all -as pues, desde el trono de Dios-nuestro Salvador y Seor y el de todos los hombres. Por lotanto: Contempladlo!

    "Alzar la mirada" solamente no bastara. "Levantar lacabeza" se acostumbra decir a un hombre triste. Vosotrospodis muy bien haber odo ya este "levanta la cabeza".Pero al hacerlo podra sucederos una cosa. Que all arriba,por encima de nosotros, a la manera de cielo, nos apareciese

    y que quizs nunca pudieron or decir que t eres su consuelo, suconfianza, su Salvador. Haz brillar tu luz sobre ellos y sobre nos-otros: por Jesucristo, nuestro Seor. Amn.

    Karl Barth44

  • empuja con fuerza hacia afuera. Para l surge una gran luz,el.ara y duradera. y esta luz se refleja en su rostro, en susojos, en su comportamiento, en sus palabras, en su conduc-ta. Para un hombre as, aun en medio de su afliccin y de supena, hay _una alegra que se eleva frente a todos sus suspirosy sus quejas: no una alegra barata y superficial, sino unaalegra profunda, no transitoria sino permanente. Y precisa-m.ente hace de l un hombre, en el que, aunque an esttnste y pueda seguir estndolo, se nota que en el fondo esun hombre alegre. Digmoslo con toda tranquilidad. Se leha ~a~o algo que le induc~ a rer, y este rer no lo puederepnrmr del todo aun en circunstancias que en absoluto seprestan a la risa: no es una risa mala, sino buena' no es unarisa burlona, sino un rer amable y consolador; n~ es tampo-co un sonrer diplomtico, como el que recientemente se hahecho c
  • Seor, Dios nuestro! Te damos gracias, porque esto es as talcomo hemos intentado decirlo ahora con nuestras pobres palabras yhemos intentado escucharlo con nuestros dbiles odos. Por esto, laalabanza de tu nombre no puede tener fin, porque tu gracia y tu ver-dad no tienen lmites, y cada vez son ms grandes y magnficas de loque nosotros podemos expresar y concebir. Haz t mismo que tu Es-pritu d fruto en nuestros corazones y en nuestras vidas: en todo loque hoy ymaana pensemos, digamos y hagamos. Concdenos t mis-mo tratar con fidelidad lo que de ti hemos recibido, y de esta manerautilicemos nuestro tiempo, mientras nos es dado tenerlo, para su cum-plimiento, para tu gloria y para nuestra salvacin.

    aire se oscurece, y la tierra que Dios ha creado tan hermosa,se convierte en una tierra oscura. Nosotros deberamos pro-piamente sonrojarnos.

    Pero ahora omos precisamente lo contrario: vuestro ros-tro no se sonrojar. Me gustara, queridos hermanos y her-manas, invitaros ahora a levantarnos todos juntos y a deciren coro junto conmigo: nuestro rostro no se sonrojar}, ycada uno debera decirlo por separado, y al final acabarayo dicindolo: mi rostro no se sonrojar! Se trata de quenuestro rostro, de que mi rostro realmente no se sonroje,contemplndolo a l. Cierto, no por haberlo merecido. Y noporque nuestros rostros, cuando lo contemplamos a l, sevuelvan radiantes. Pero esto debe ser y ser para nosotrosuna seal de que nuestro rostro no tiene por qu sonrojarse:porque en ello se har patente que se ha restablecido launin entre Dios y nosotros. Y la fuerza de esta unin esesta: que lo que en el cielo es cierto y vlido para l, lo queJesucristo ha hecho por nosotros, lo que por medio de l hasucedido: la salvacin, la justificacin y la conservacin decada uno de los hombres, tambin aqu abajo y ahora escierto y es vlido precisamente para nosotros que lo contem-plamos. Y esto quiere decir que el Padre no permite que sesonroje el rostro de sus hijos. Y as es imposible que a sushijos les pueda ocurrir que su rostro se sonroje. Nos es dadosaber esto, nos es dado permanecer en esto, nos es dado vi-vir as: contemplndolo sin miedo con rostros radiantes.y que ahora cada uno diga en su corazn: "Bendice almama al Seor, y no olvides sus beneficios. El perdona todastus culpas y cura todas tus enfermedades; l rescata tu vidade la fosa y te rodea con su misericordia y su cario" (Sal103 [102], 2-4). Mientras decimos esto iremos juntos a lasanta cena. Amn.

    49Contempladloa los dems. Pero, bsicamente, con lo nico con lo quepodremos hacer bien a los dems hombres es precisamenteesto: que les permitamos ver un reflejo luminoso del cielo,del Seor Jesucristo, del mismo Dios ofrecindoles un rostroradiante. Por qu no lo hacemos? Por qu quedamos endeuda con ellos, precisamente en aquello que es lo nicocon lo que nos podemos ayudar mutuamente? Por qu mos-tramos rostros, que en el mejor de los casos son rostros pen-sativos, serios, inquisitivos, sumamente preocupados, conaires de reproche, yen casos menos afortunados son muecaso mscaras muertas, autnticas mscaras nocturnas del car-naval de Basilea? Por qu no irradia nuestro rostro?

    A esto dir slo una cosa: podra ser muy bien de otramanera. Podramos ser absolutamente aquellas personas quetienen un rostro radiante. Podramos ser absolutamenteaquellas personas que de veras hacen el bien: [nosotros aquhoy! All donde est el Espritu del Seor all est la libertad(cf. 2 Cor 3, 17) para que cada uno pueda hacer el bien alotro. "Quien crea en m (se dice en otro lugar de la Escritu-ra, el mismo Jesucristo lo dice all), de su entraa manarnros de agua viva" (Jn 7, 38). Y esto sucede cuando se lecontempla. Nadie lo ha contemplado sin que haya sucedidoesto. Y no hay nadie que se haya acostumbrado un poquitna hacer esto, y que a su alrededor no se haya hecho todo unpoquitn ms claro. La tierra oscura en que vivimos siemprese ha hecho clara una y otra vez, donde uno, varios o mu-chos han hecho esto tan sencillo: lo han contemplado y hancredo en l.

    Contempladlo y quedaris radiantes, vuestro rostro no sesonrojar. Acabo de hablar de la tierra "oscura". Si uno leeel peridico, si uno mira a su alrededor y, sobre todo, si unodirige la mirada al interior de su propio corazn y de supropia vida, se ve bien que se trata realmente de una tierraoscura, de un mundo ante el que y en el que uno llega atener miedo (cf. Jn 16, 33). Miedo por qu? Porque todosnosotros estamos bajo la amenaza de que podramos, s, deque deberamos sonrojarnos, y esto no querra decir sola-mente que nos hemos equivocado en esto o que hemos per-dido esto otro, sino que toda nuestra vida, con todo lo quepensamos, queremos y ejecutamos, en verdad, es decir, enel juicio y en la sentencia de Dios, podra ser una vida fraca-sada, sin honra, perdida. Esta es la gran amenaza. Y bajoesta amenaza, el suelo se tambalea bajo nuestros pies, el

    Karl Barth48

  • Y ahora, Seor, qu aguardo? Mi esperanza eres tQueridos hermanos y hermanas:Es una gran cosa que a todos nosotros se nos invite ahora

    a poner estas palabras en nuestros labios y decirlas, a gritarunnimemente: mi esperanza eres t!

    Seor, Dios nuestro! Aqu estamos reunidos, porque hoyes elda que llamamosdomingo (Sonntag = da del sol): en recuerdo delsol de justicia que has hecho salir para todos los hombres en la resu-rreccin de tu querido Hijo Jesucristo, y en espera del ltimo da,en el que todos estos soles te temern y se alegrarn de ti.

    Ninguno de nosotros puede alegar nada que lo haga digno decomparecer ante ti, ni uno siquiera. Nosotros sabemos, y t lo sabestodava mejor, lo lejos que de ti nos hemos apartado en todo lo quehasta esta hora presente hemos sido, hemos pensado, hemos habla-do y hemos hecho.

    Aqu estamos, completamente solos ante ti, porque t mismohas venido a este mundo oscuro de los hombres, y tambin ahoraquieres andar en medio de nosotros, completamente solos, porquet con el amistoso poder de tu Palabra y de tu Espritu quiereshablarnos como a tu comunidad y aceptar nuestra pobre alabanza.

    Concdenos,pues, que lo que vamosa hacer aqu juntos, lo haga-mos con la humildad y la alegra de personas que no pueden ser sinoagradecidas. Concdelo tambin a aquellos que en esta ciudad y enotros lugares se renen hoy ante ti: por Jesucristo nuestro Seor,en cuyo nombre te invocamosdiciendo:Padre nuestro... Amn.

    Mi esperanza eres tSalmo 39 (38), 8

    5 de agosto de 1956, crcel de Basilea

    Ten piedad de nosotros tambin en lo sucesivo,de nosotros y detodos los hombres: de nuestros parientes, de todos los que sufren,de todos los que son combatidos, probados, de las autoridades deesta ciudad y de nuestro pas y de sus funcionarios, de los maestrosy de sus discpulos, de los jueces, de los acusados, de los condena-dos, de los prrocos y de sus comunidades, de los misioneros y deaquellos a los que les es dado anunciar tu verdad, de los evanglicosde Espaa y de Amrica del Sur, oprimidos por incomprensin.Donde t no edificas por medio de tu palabra, tanto en la iglesiacomo en el mundo, se edificaen vano. As pues, haz que corra libretu palabra y llegue a muchos, a todos los hombres, en la fuerzaluminosa, salvadora y vencedora que tiene, all donde con el poderde tu Espritu ser percibida y puesta en prctica. Padre nuesto...

    'Karl Barth50

  • ante .el juez, no tiene que cumplir ningn castigo, puede ircon libertad por todas partes, y adems de todo esto es tam-bin profesor de teologa y, probablemente, un cristianoconyenci.do y quizs medio santo, para l es fcil pensar ydecir: rru esperanza eres t". Pues no, eso no. Sabis ques un cristiano convencido? Un cristiano convencido es unhombre que sabe, un poco mejor que los dems, que todosnosotros sin excepcin hemos hecho muchas cosas: tantasque no slo una vez, sino a lo largo de toda nuestra vida nosheI!10sde presentar ante el juez, ante el ms elevado y estric-to Juez, y de una manera u otra, hemos de hacer penitenciapor lo que somos y por lo que hemos pensado, dicho o he-cho. Un cristiano convencido sabe que, de verdad, nadiepuede andar libremente por todas partes. Para ilustrar estovoy a leer todava una cita del salmo 39: "Escarmientas alhombre castigando su culpa; como una polilla roes sus teso-ros, el hombre no es ms que un soplo" (v. 12). El hombreno es ms que un soplo; esto lo sabe un cristiano convenci-do. Y slo entonces y a partir de aqu le es permitido y tienela obligacin de decir: "Mi esperanza eres t"; y tambin lees permitido y tiene la obligacin de atestiguar a los dems,que tambin ellos tienen la libertad de poner en Dios suesperanza.

    Por de pronto, vamos a reflexionar sobre la pregunta queprecede a esta palabra: Qu aguardo? (Qu consuelo mequedary.

    Cuando un hombre "se consuela", quiere decir que enlas peque~s y grandes inquietudes, preocupaciones y temo-res de su VIda, busca, encuentra y aplica algn argumento ya~gnmedio para apaciguarse, para tranquilizarse, para ali-v~',lrse.Oc~rr~ como a un enfermo que se le da una inyec-non, qu~ SI bien no cura la enfermedad, mitiga sin embargopor un tiempo sus dolores, de manera que puede olvidarsede su enfe!medad. Hay inyecciones que hacen que el en-termo se SIenta por de pronto tan sano como el ms sanode los hombres. Y as, existen remedios por cuyo uso elhombre puede tener la impresin de que de veras le va enor-mcrnente bien.

    Pero, "consolarse" no es lo mismo que esperar en Dios.Ms bien uno se consuela, mientras no se ha dado cuentaque es en Dios en quien debera esperar. Consolarse es sub-sistir, y una vida a base de consuelos es una vida falsificadapor sustituc