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    Gerardo Reichel-Dolmatoff:la tradicin etnolgicaen Colombia y sus aportes

    L U I S H O R A C I O L P E Z D O M N G U E Z

    Fotografas de Gerardo Reichel-Dolmatoff y Alicia DussnColeccin Biblioteca Luis ngel Arango

    Nel siglo XX, los estudios sistemticos de la antropologa, la etnologa, la

    lingstica y la arqueologa en Colombia estn vinculados, sin duda, a lacreacin del Instituto Etnolgico Nacional, adscrito al Ministerio deEducacin Nacional por iniciativa del presidente de la repblica, Eduar-

    do Santos, y gracias al empeo del primer director del Servicio Arqueolgico Na-cional, don Gregorio Hernndez de Alba, en 1938. Con la primera generacin deprofesionales formados en antropologa se adelanta un trabajo de campo sosteni-do, a travs de misiones de reconocimiento de los pueblos indgenas de las diferen-tes regiones tnico-culturales del pas.

    Entre las misiones pioneras, se pueden mencionar las realizadas por el etnlogofrancs Paul Rivet a territorios de los chimilas y los yucos, que se financiaron con

    fondos que desde Londres hiciera llegar el jefe del gobierno provisional de Fran-cia, general Charles de Gaulle, como tambin se financi la expedicin cientfica aYurumangu encomendada a Ernesto Guhl y Alicia Dussn. Por otro lado, la Uni-versidad de Yale patrocin las misiones de Gregorio Hernndez de Alba al Caucay los primeros trabajos de Roberto Pineda Giraldo.

    En plena guerra mundial toda Europa se ve amenazada por el nazismo. Elpolitlogo francs Andr Siegfried aboga ante el presidente Santos por la suertede un grupo de jvenes cientficos que podran venir a Colombia, entre los cua-les se encuentra el austriaco Gerardo Reichel-Dolmatoff (Salzburgo, 1912-Bo-got, 1994), quien por entonces contaba veintisiete aos de edad. Para enero de1940ya est trabajando en Bogot, con la Texas Petroleum Company, en tareasde deslinde de tierras, utilizando cartografa area, y as continu hacindolohasta 1941.

    La Richmond Petroleum Company tambin desplegaba en ese tiempo un ambi-cioso trabajo investigativo sobre tradicin y tenencia de tierras con potencial dehidrocarburos en su subsuelo. Ms de medio centenar de abogados dirigidos por eleminente jurista Antonio Rocha revisaban archivos notariales y los librossacramentales de las parroquias de aquellos municipios donde se sospechaba pu-diese haber petrleo. Se fue formando as un catlogo de datos minuciosamente

    reseados, sobre tradicin de tierras, de partidas de matrimonio y de bautizo,mecanografiadas con cinta de algodn en papel mantequilla. Acopio que alcanzvarios centenares de volmenes.

    Pgina anterior:

    Alicia Dussn y su informanteMilciades Chaves sobre cimien-tos de una casa, en Pueblito,Sierra Nevada de Santa Marta,1946.

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    [4] b o l e t n c u l t u r a l y b i b l i o g r f i c o , v o l . 3 8 , n m . 5 7 , 2 0 0 1

    A finales del siglo pasado se descubri este fondo documental en un antiguo local,tapiado, del barrio bogotano de Santaf. Los volmenes estaban acompaados dedos atades de metal, de esos que se usaban para transportar a Estados Unidos a lospetroleros occisos, infartados o flechados por los indios en su resistencia al invasor.

    En 1942la Richmond Petroleum Co. contrat al joven Reichel-Dolmatoff comodibujante de microfsiles y material ltico que traan a Bogot los ingenieros de

    sus exploraciones de campo. Su trazofi

    no y minucioso dej una huella an nodescubierta de estos primeros trabajos, que se observar despus en los perfiles delos bordes de los tiestos de cermica, en las vasijas y objetos lticos que ms tardedibujar Gerardo Reichel para ilustrar los textos de sus publicaciones arqueolgi-cas. Sus registros fotogrficos, en blanco y negro, de sus estancias en terreno sernadems, en lo etnogrfico, un aporte singular, por la calidad de su trabajo.

    Eran tiempos aquellos de la posguerra mundial, en los que el espacio investigativoestaba ligado, casi exclusivamente, a faenas orientadas, por las compaas petrole-ras, a la exploracin geolgica. Al mismo tiempo, la devastadora actividad de laguaquera nutra el coleccionismo privado de hacendados, comerciantes, diplom-

    ticos, curas, maestros, con las piezas precolombinas de oro, tumbaga, cermica ytalla de piedra y acrecentaba las colecciones de los museos de Europa: BritishMuseum, Volkerkunde Museum, Museo del Hombre y otros ms.

    An Colombia, en su distribucin demogrfica era mayoritariamente rural y pre-ferentemente se asentaba su poblacin en las cordilleras andinas y en el litoralcaribe. A la periferia de las entonces denominadas fronteras de colonizacin, enforma desparramada por litorales, llanuras y selva amaznica, se asentaban comu-nidades de indios apenas mencionadas por ingenieros de las petroleras, misione-ros y aventureros; etnias de cazadores y recolectores en el noroeste del Amazonasy en las llanuras del Orinoco; de tribus semisedentarias de pescadores y cazadores,

    en un rgimen de autosubsistencia de selva tropical hmeda del Pacfico; en unespacio que la sociedad mayor denominaba tierras de misin.

    Mientras tanto otros indios o, mejor, campesinos indgenas, con contactos msintensos con la sociedad blanca, especficamente los del Cauca guambianos ypaeces, orientaban su economa hacia los centros de mercado de Silvia, Popayny Belalczar. Eran etnias que continuaban luchando por el dominio de la tierra desus ancestros y el reconocimiento por el gobierno central de su lengua, su cultura ysus tradiciones.

    Reichel, en sus andanzas por el Tolima, conoce en aquella poca de los aos cuaren-ta al lder indgena Manuel Quintn Lame, que luchaba por la recuperacin de tierrasde resguardo de los descendientes de los pijaos. Los antroplogos de entonces lespracticaban a los indios en sus intentos clasificatorios muestras de sangre y me-diciones antropomtricas, recolectaban vocabularios y transcripciones fonticas demitos, elementos de su cultura material, y trataban de tender vnculos entre las co-munidades indgenas y el gobierno central a modo de mediaciones, en sus rei-vindicaciones socioculturales. Como lo hacan Luis Duque Gmez, Antonio Garca,Juan Friede, entre otros colegas, dando impulso a un embrionario movimientoindigenista, ya fortalecido en Mxico bajo el gobierno de Lzaro Crdenas.

    De su paso por el Tolima, Reichel-Dolmatoff public en la revista del InstitutoEtnolgico Nacional, por el ao de 1946, un sugestivo repertorio de topnimos deTolima y Huila.

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    Entre su abundantsimo anecdotario sobre las relaciones con las etnias colombianas,haba una de sus primeros contactos con los guahbos de los Llanos, que dej unaimpronta en sus recuerdos. Especficamente con su gua indio y colaborador en laslabores de alimentacin, quien cubra nicamente con guayuco sus partes nobles.

    Pasadas varias semanas en terreno, el investigador Reichel-Dolmatoff se dio cuentadel deplorable estado de su pantaln de dril y opt por desecharlo y estrenar el dereserva. Al da siguiente su gua no apareca con el caf maanero; despus de soste-

    Chicho Arias (arribero), Atnquez, 1950.

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    nidos gritos de llamada, al fin lo localiza en una mata de monte, enfundado en elpantaln hecho un harapo. Al recriminarlo por su ausencia y demora en iniciar laslabores, responde displicente: Yo, indio fino... no trabajar ms....

    Las etnias entre las que el profesor Reichel-Dolmatoff tuvo ms largos perodos depermanencia fueron, sin duda, la de los koguis de la Sierra de Santa Marta, al co-mienzo de su actividad investigativa (all peridicamente reciba el reproche de losmamas: Hasta cundo, hermanito, vas a aprender?), y entre la de los tukanos delnoroeste amaznico, a cuyas estructuras de pensamiento y manejo ecolgico de sumedio dedic su atencin en los ltimos decenios de su existencia, desde mediadosde los aos sesenta, y donde aprendi a consumir yag con los chamanes amaznicos.

    A comienzos del siglo XX, el alemn K. Theodore Preuss haba publicado un mi-nucioso texto de observaciones, en alemn, de sus viajes patrocinados por el Mu-seo Etnolgico de Berln a los territorios de las comunidades koguis asentadas en

    Mujeres aguadoras en el ro Ranchera, Magdalena, 1953.

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    las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Decenios ms tarde el inves-tigador Reichel-Dolmatoff asciende a los antiguos territorios de los taironas y co-mienza con texto en mano a reubicar en la memoria de los mamas, o sacerdoteskoguis de la Sierra Nevada, las apreciaciones de su antecesor en las faenasinvestigativas, refrescando su memoria. All logra identificar al hijo del informantede Preuss, el mama Julin Nolavita, quien se convierte en uno de sus ms cercanosinterlocutores, ya en poca posterior a la segunda guerra mundial.

    Ahora retrocedamos un decenio, para ubicarnos en la forma cmo, en nuestromedio, se desenvolva aquella confrontacin blica.

    R E I C H E L Y L A R E S I S T E N C I A F R A N C E S AE N B O G O T

    Instalado en Bogot, en 1940, Gerardo Reichel-Dolmatoff se pone en contactocon los inmigrantes europeos residentes en la capital y se incorpora al movimientode resistencia contra el nacionalsocialismo.

    Forma entonces Reichel-Dolmatoff parte del Comit Nacional Francs de Co-lombia. Recibe el carn nmero 93del Comit Adherente y del Comit De Gaulle.

    Reichel participa activamente en las reuniones y se le designa para el cargo desecretario del delegado del Comit Nacional Francs. En Bogot se iba consoli-dando un grupo de refugiados europeos (suizos, alemanes, polacos, espaoles, fran-ceses) que haban emigrado a Colombia.

    En octubre de 1942el delegado era Lionel Vasse, al frente del grupo de la Resisten-cia que abarcaba espacialmente los movimientos de refugiados en Colombia, Vene-

    zuela y Trinidad, y Gerardo Reichel colaboraba con l en calidad de secretario.

    Resultan prejuiciados, entonces, aquellos comentarios sobre la vinculacin, en Bo-got, de Reichel-Dolmatoff a los movimientos pronazis, que en un desafortunadotexto registra Eduardo Rueda Enciso. Texto que fue duramente comentado por elantroplogo Santiago Londoo Vlez al sealar que es aprovechado por el autorpara descalificar injustamente a Gerardo Reichel-Dolmatoff, en trminos impro-pios para un debate acadmico (Boletn Cultural y Bibliogrfico, vol. 30, nm. 33,1993, pg. 126).

    Quiz si Eduardo Rueda hubiese confrontado sus fuentes directamente con Reichel-Dolmatoff, en vez de invocarlas como ciertas, tal vez hubiese visto los documentosque registraban lo antes dicho y que hace aos yo pude ojear en su biblioteca. Oquiz si hubiese indagado entre los alumnos de jurisprudencia de aquella poca dela Universidad Nacional, como Pedro Gmez Valderrama o Carlos RestrepoPiedrahta, habra identificado los nombres de aquellas estudiantes que s simpati-zaban con el nacionalsocialismo en el campus universitario y hacan explcita suadmiracin por Adolfo Hitler. Hasta habra podido identificar los lderes de ori-gen caldense o llanero de las marchas de las juventudes profascistas, o camisasnegras, por las calles bogotanas, o simplemente revisando las publicaciones seriadasde la poca habra podido documentarse seriamente.

    En aquel ao, 1942, Gerardo Reichel decide obtener la carta de naturalizacincomo colombiano, nacionalidad que mantiene hasta su muerte. Para entonces ha-

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    ba comenzado amores con Alicia Dussn, alumna del Instituto Etnolgico Nacio-nal, en la Normal Superior de Bogot, y coincidencialmente, dentro de los cuposde emigracin a Estados Unidos, Reichel recibe la notificacin del suyo, pero yaha decidido quedarse a vivir en Colombia.

    Alicia Dussn Campuzano quien se convertir en su esposa, era bachiller del Gim-nasio Femenino y haba ingresado a la Universidad Nacional de Colombia, donde

    curs sociologa y jurisprudencia en la facultad de derecho. Previamente habatenido unstageen Alemania, en el Instituto Friedrich Wilheim, de la Universidadde Berln. A la facultad de jurisprudencia tambin asistan la antioquea BlancaOchoa y la hija del diplomtico Joaqun Quijano Caballero, Cecilia; ambas habanestudiado en Alemania. La primera casa con el poltico liberal Gerardo Molina, ysu compaera Cecilia Quijano ser la esposa de Gilberto Vieira, secretario gene-ral del Partido Comunista Colombiano.

    La antroploga Alicia Dussn se une en matrimonio con Reichel-Dolmatoff porel ao de 1942, en la capilla de Santa Mara de los ngeles de Bogot. De su uninle sobreviven su hijo mayor, Ren, dedicado a las artes plsticas; sus hijas

    antroplogas Ins y Elizabeth, quien le dio sus primeros nietos, en matrimoniocon el tambin antroplogo Martn von Hildebrand, y Helena, la menor, bilogaespecializada en patologa vegetal.

    La antroploga Alicia Dussn Campuzano, de estirpes huilense, santandereana ycundinamarquesa, con su patrimonio logra equilibrar el sostenimiento familiar yapoyar el desarrollo de las investigaciones de campo, subvencionadas parcialmentecon los fondos de fundaciones y gobiernos de pases amigos. Estos fondos les permi-tieron disponer de alguna seguridad econmica, a diferencia de los dems colegasantroplogos, quienes en buena medida se vieron restringidos en sus ingresos, porsu vinculacin exclusiva a la nmina oficial del Ministerio de Educacin, al limitado

    acceso a los magros presupuestos de investigacin del Instituto Etnolgico Nacio-nal, hoy Instituto Colombiano de Antropologa e Historia. La madre de doa Aliciacolabora en las faenas cotidianas de la crianza de los nios Reichel Dussn.

    Doa Alicia, coautora, con su esposo Gerardo, de mltiples publicaciones, hoy dis-persas en libros y revistas, comparte en el terreno las faenas de recoleccin y marca-cin de los hallazgos arqueolgicos, colabora en las labores de docencia, le acompa-a en los viajes a congresos internacionales y en el recibimiento a sus colegas visitan-tes a Barranquilla, Cartagena y Bogot. De por vida ser su permanente auxiliar enlas actividades investigativas y acadmicas. Todo esto contribuye a que el investiga-dor Reichel-Dolmatoff no tenga que distraerse en las faenas domsticas o burocr-ticas y explica en parte la fecunda produccin intelectual y el voluminoso trabajo deterreno, en un perodo de la vida nacional en que an se mantenan ms o menosntegros los sistemas culturales tradicionales de las etnias indgenas colombinas.

    Pasados treinta y cinco aos de sus primeras incursiones a los territorios indgenas,con ocasin de recibir el doctorado honoris causa otorgado por la UniversidadNacional de Colombia, por entonces bajo la rectora de Marco Palacios, manifes-taba a su auditorio: Mi deuda con Colombia es grande, pues, fuera de habermedado un hogar, me ha abierto un inmenso mundo de su pasado y su presente ind-gena, un cosmos tan rico y tan apasionante como difcilmente lo hubiera encontra-

    do en otra parte. Al haber hecho conocer, dentro y fuera del pas, este mundoaborigen, he tratado de retribuir aunque fuese una mnima parte de lo mucho quele debo a Colombia.

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    A la par que Reichel investigaba en el Tolima y luego en el litoral caribe, en laSierra Nevada de Santa Marta, Roberto Pineda y Milcades Chaves realizan lasprimeras expediciones a territorios de los pijaos, que fueron sufragadas con comi-siones del Ministerio de Educacin. Despus vendr la misin a territorio de losyucos realizada por la antroploga sangilea Virginia Gutirrez y futura esposa deRoberto Pineda Giraldo. En Popayn, con el apoyo de la Universidad de Yale,investiga Roberto Pineda Giraldo con Rowe, Foster y Whiteford. Esto para desta-car apenas enumerativamente el impulso investigativo inicial de ese puado deantroplogos enfrentados a la complejidad sin lmites de la sociedad y las subculturasregionales de Colombia.

    PA U L R I V E T, M A E S T R O D E R E I C H E LE I M P U L S O R D E L A E T N O G R A F A C O L O M B I A N A

    Es innegable que fue el cientfico francs Paul Rivet el impulsor de la etnologa

    sistemtica en Colombia. Rivet, polticamente, mantuvo siempre una actitud con-testataria y un debate de ideas entre sus discpulos y contertulios, en una larga yagitada vida de investigador.

    El baile de tigre, Morroa (Sucre), 1956.

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    Las ideas positivistas y la ideologa liberal de Rivet encajaban adecuadamente conel pensamiento amplio y la formacin humanstica del doctor Eduardo Santos,impulsor, sin duda, en el pas del movimiento de renovacin educativa y deldesarrollo de la investigacin y la formacin profesional en la Escuela NormalSuperior de Bogot. Es as como logra el presidente Santos incorporar como orien-tador de los estudios de formacin de antroplogos al eminente etnlogo PaulRivet, a quien conoca de antes y con quien cultivaba una amable amistad en sus

    estacionales viajes a Pars y sus visitas a Trocadero, al Museo del Hombre, en cuyadireccin Rivet haba sucedido al etnlogo Verneau, a la muerte de ste.

    El mdico psiquiatra Jos Francisco Socarrs diriga en Bogot, con sin igual dili-gencia y acierto, para entonces, la Normal Superior, a la que se adscribe el Institu-to Etnolgico Nacional, impulsado por Rivet.

    Paul Rivet (Wasigny [Ardenas], 1876-Pars, 1958), mdico militar y de sanidad,graduado a la edad de veintin aos en Lyon, permanece en Ecuador de 1901a1907, a donde vino en la misin de medicin del meridiano ecuatorial. All cas

    La hoja de palma utilizada como vela, en la costa baja de Cartagena, 1954.

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    con Mercedes Andrade Chiriboga, quien ser su compaera de por vida. Susexperiencias botnicas y de coleccionismo, as como el contacto con las etniasnativas del Ecuador, especialmente de Riobamba, le llevan a dar un giro a suvida. A su regreso a Europa abandona la medicina y se dedica a trabajar en elMuseo Nacional de Historia Natural. Un ao despus es designado secretario dela Sociedad de Americanistas.

    Durante la primera guerra mundial particip como mdico en las batallas de Verdny Marne, y su esposa fue herida en un episodio cuando evacuaba en ambulanciasoldados heridos en el frente de batalla.

    Un conocimiento previo de los pueblos del Pacfico y su recorrido por las colonias

    francesas de Guinea y Costa de Marfi

    l, y por la inglesa de Nigeria, as como susviajes a Indochina, permitieron a Rivet establecer comparaciones con las etniasdel litoral pacfico americano y aventurarse a formular contactos transcontinentales,

    Viejo de Turbo, en el Golfo de Urab, 1958.

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    apoyado en elementos de navegacin favorecida por las corrientes del Pacfico, devoces lingsticas (alguna vez en Basilea un diplomtico malayo me reclamaba elorigen asitico del vocablo que yo consideraba tan nuestro, tumbaga, quedesigna la aleacin de oro y cobre); tambin de testimonios arqueolgicos, en losque se apoy para escribir ms tarde el celebre libro Orgenes del hombre america-no, publicado en espaol por el Fondo de Cultura Econmica de Mxico, conmltiples reimpresiones. Obra que fomentara la apertura mental a varias genera-

    ciones de latinoamericanos, muchos de los cuales, antes de su lectura, estaban con-vencidos de que el mundo americano haba iniciado su vida cultural en 1492, conel arribo de Coln y sus tres carabelas.

    Aprovechando la agitacin e impulso urbanstico en Francia, al ser declaradaPars sede de la Exposicin Internacional de 1937, se construye en los terrenosdel palacio de Trocadero un ala dedicada al Museo del Hombre, la otra al Mu-seo Naval. All confluyen las colecciones etnogrficas y arqueolgicas y las pu-blicaciones etnogrficas de diferentes pueblos grafos del planeta, muchos deellos colonizados por Francia en frica. As se fue organizando cada una de lascolecciones etnogrficas por salas y culturas, al estilo de instalaciones, en am-

    plsimas vitrinas independientes, de las sociedades arcaicas, en un intento detraer al visitante la visin ms prxima a la cotidianidad de aquellas etnias, paramuchos exticas. Ese renovador esfuerzo de Georges-Henri Rivire, elsubdirector, nos lo aclara as Andr Leroi-Gourhan: Cuando tuve que organi-zar la seccin rtico, fuimos con Rivire a estudiar formas de presentacin ins-pirndonos en los escaparates de los grandes almacenes parisinos (Las racesdel mundo, 1986, pg. 33).

    Pero ms all del coleccionismo son los grandes problemas del poblamiento y de laevolucin humana lo que interesa a los etnlogos franceses. Con Paul Rivet trabajaen la docencia el sobrino de Emile Durkheim, el etnlogo Marcel Mauss, con quien

    tomaban clases en Pars el joven Reichel y otros estudiantes: Griaule, Dense Pauline,la bibliotecaria del museo; Pei, paleontlogo chino. Lvi-Strauss y Francastel llega-ron un poco despus, anota Leroi-Gourhan. Estudiantes que para entonces se inte-resaban por los denominados pueblos primitivos, en un momento en que se estimu-lan misiones de recoleccin cultural y lingstica en distintos continentes. La etno-grafa comparada francesa y el conocimiento de los sistemas de vida de los pueblospreindustriales orientaban sus observaciones y registros.

    As recordaba Reichel-Dolmatoff sus aos de estudiante en Pars: O muchas con-ferencias de Marcel Mauss y, ante todo, de Georges Gurvitch, pero debo admitir queen aquel tiempo no me di cuenta de que me encontraba con la presencia de grandesmaestros. Yo viva en la Cit Universitaire, y as tuve amigos de todas partes delmundo; incluso conoc algunos latinoamericanos, entre ellos lvaro Ortega, colom-biano estudiante de arquitectura. Los estudiantes leamos La nausede Sartre, vea-mos las grandes pelculas de aquellos aos; vi a Sergui Lifar, a Louis Jouvet, descu-br los versos alejandrinos de Racine; pero al mismo tiempo algn amigo me intro-dujo al saln de Gertrude Stein, y all estaba Picasso y un grupo de vanguardia, o talvez, de retaguardia de algo que estaba en movimiento....

    Haba nacido Reichel-Dolmatoff en Salzburgo, en poca en que an se mante-na el Imperio Austro-Hngaro, el 6de marzo de 1912, bajo el signo astrolgico

    Piscis. De su infancia reconoca, en las tiendas de los anticuarios de Londres quevisitaba en su ancianidad, sus preferencias por los juguetes y objetos prusianosque le fueran familiares.

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    Por nueve aos se le intern en un colegio regentado por los monjes de la regla desan Benito, en el monasterio de Kremsmnster, y luego continu su formacin enViena, hasta 1933.

    En sus primeros aos de vida en familia le haba favorecido ese ambiente de campo,unido a un clima acadmico de sus parientes sanguneos paternos, que le orientan enlas lecturas, le acogen en sus charlas de adultos y le abren interrogantes sin tregua.

    En las aulas benedictinas se familiarizar con las lenguas clsicas: el latn y el grie-go, y los textos de los filsofos, gegrafos, polticos y naturalistas griegos y roma-nos, as como con el pensamiento occidental cristiano aristotlico; as mismo, conla literatura de viajes, crnicas y aquellos textos descriptivos de tierras y etniaslejanas que animan y devoran su imaginacin.

    Mi educacin estuvo en manos de personas que pertenecan al sigloXIX, era la poca imperial, y eso naturalmente se expres en laorientacin que se dio a mi formacin. Me educaron para su poca,sin tener en cuenta los grandes cambios que se iban produciendo. Nunca

    pens hacer de mis intereses intelectuales una profesin. An, enaquellos aos, uno no iba a la universidad para sacar un diploma sinopara adquirir conocimientos, para absorber lo mejor que la tradicinclsica, humanstica, poda dar a una persona joven. Temo que hoy enda es difcil entender eso, pero soy un producto de aquella poca y nopretendo ser otro.

    No obstante, advierte que, a pesar de la cultura demoden la que se le socializa, ydados los cambios geopolticos en el mundo posteriores a la primera guerra mun-dial, afortunadamente tambin me ensearon a adaptarme y a mirar los aconteci-mientos con ecuanimidad, aunque nunca con indiferencia. Podra, entonces, re-

    petir con Ortega y Gasset, a quien admiraba: Soy yo y mis circunstancias.

    En plena juventud viaja a Berln y Pars. En Alemania su estancia alcanza tresaos, en la Akademie der Bildenden Knste, de Mnich. Sus estudios son bsi-camente de orientacin artstica, de talleres, lecturas y de inmersin en elgratificante mundo de los museos, las galeras y la vida cultural de la poca. Deah la insistencia en su formacin ms que en el perfil de una profesin liberalcomo se entiende hoy.

    Sale en 1937de Alemania y contina su orientacin hacia las bellas artes y lasletras, en la Universidad de Pars (Sorbona), en la facultad de letras, hasta 1939.Paralelamente asiste a la escuela del Louvre, donde tiene ocasin de alternar conlos curadores, estudiar los testimonios artsticos y materiales de las civilizacionesde Oriente, consolidando lo que l llamaba una cultura humanstica.

    En 1938Bogot cumple cuatrocientos aos de su fundacin hispnica, y el go-bierno nacional promueve una gran exposicin etnolgica y arqueolgica,confiando su organizacin a Gregorio Hernndez de Alba. Colaboran con lMarcelino Castelv, acucioso lingista capuchino, y otros misioneros que se tras-ladan desde el Putumayo, en delegaciones con indgenas de Sibundoy y de lapennsula de la Guajira. Se concentra as una muestra tnica en la fra Bogot,

    fundada por don Gonzalo Jimnez, similar a la que ofreciera el navegante Co-ln a la reina Isabel con indios trados del Caribe, al retorno de sus viajes deultramar.

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    a terreno. El resultado de las misiones y estudios de esta generacin pionera seregistr parcialmente en los rganos de difusin del Instituto Etnolgico Nacionaly posteriormente en la Revista Colombiana de Antropologa.

    Sus compaeros colombianos ocuparon la direccin del instituto despus de PaulRivet, y de su sucesor, el arquitecto cataln Jos de Recasens y Tousset. As elantroplogo Luis Duque Gmez fue postulado como primer colombiano para di-

    rigir el instituto.

    Para Luis Duque Gmez fueron mltiples las reas de inters investigativo: antro-pologa fsica, etnohistoria, arqueologa, museografa, etnolingstica, en una ampli-tud de sitios, proyectos y temas. En lo arqueolgico San Agustn, y los quimbayas enlo etnohistrico. Duque Gmez es, pues, de su generacin, la cabeza gerencial delmovimiento que busca institucionalizar un espacio de trabajo y de formacinantropolgica y arqueolgica en Colombia: al comienzo en la direccin del InstitutoEtnolgico Nacional, y despus en las instituciones en que con toda la vitalidad yentusiasmo ayud a consolidar en el pas el Museo del Oro y la Fundacin de Inves-tigaciones Arqueolgicas del Banco de la Repblica. Fueron estratgicas sus contri-

    buciones como editor y colaborador en la Academia Colombiana de Ciencias Exac-tas, Fsicas y Naturales, en la Academia de la Lengua y en la Academia Colombianade Historia, cuya presidencia ocup en dos ocasiones, en la ltima casi hasta su muerte.

    Bajo el tan debatido gobierno del presidente Misael Pastrana Borrero, dirigi conenerga y decisin la Universidad Nacional. Porque Duque Gmez trabajaba en laburocracia en Bogot e incursionaba en el espacio cordillerano de San Agustn yTierradentro en sus investigaciones arqueolgicas. Entre tanto Reichel-Dolmatoffy Carlos Angulo Valds se movan investigando entre Barranquilla, Cartagena ySanta Marta, en la estacin etnolgica del Magdalena, y contaban con el apoyo dela Universidad del Atlntico y de la gobernacin del departamento y disponan de

    un rgano de difusin: el Boletn del Instituto Etnolgico del Magdalena.

    En la Universidad del Cauca investigaban Henri Lehman y Julio Csar Cubillos.Y en Cali, junto con Vctor Manuel Patio, se dedicaban a la formacin de museosde historia natural, a formar colecciones de arqueologa y a estudios etnogrficosentre los indios de la regin.

    Cada uno de aquellos pioneros de la antropologa fue cubriendo reas y fenme-nos apenas explorados: violencia, sistemas familiares, regionalizacin de las es-tructuras espaciales del territorio colombiano, estudios antropomtricos, antropo-loga mdica, lingstica, arqueologa.

    Cada nuevo antroplogo incorporado a este movimiento etnogrfico cont para ladifusin de sus trabajos con las pginas de las revistas acadmicas: Boletn de His-toria y Antigedades, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas,Fsicas y Naturales, Revista Colombiana de Folclor y otros rganos de difusincultural del pas y del exterior.

    Si retrocedemos ahora medio siglo, nos encontraremos con los primerosantroplogos colombianos formados en el pas, estudiantes de la Normal Supe-rior: Luis Duque Gmez, Gabriel Giraldo Jaramillo, Edith Jimnez, Blanca Ochoa,

    Graciliano Arcila Vlez, Elicer Silva Celis y Alicia Dussn. Cursan un plan deestudios de antropologa, con entrenamiento en recoleccin de datos de terreno,investigaciones antropomtricas y clasificacin sangunea, registros fonticos de

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    lenguas nativas, anlisis de contenido de las lecturas, tcnicas de fichaje de datosculturales, registro de citas y referencias bibliogrficas, tcnicas de excavacin ar-queolgica, laboratorio cermico, museografa, enfoques de sntesis y de registrodescriptivo de elementos culturales, lingsticos y arqueolgicos, de etnografaantigua o contempornea. Con un perfil profesional distinto de las cuatro profe-siones clsicas del medio: derecho, ingeniera, medicina o teologa.

    Aquel grupo pionero de antroplogos, que recibieron su diploma de manos delpresidente Santos, iniciarn un relevamiento de las manifestaciones etnolgicasdel territorio colombiano desde la dcada de los cuarenta, con un significativo yvariado caudal de aportes etnogrficos, arqueolgicos, cuando esta sociedad frag-mentada se aproximaba a un profundo proceso de descomposicin de sus formas

    tradicionales de vida, se inverta la relacin poblacional campo-ciudad que seenrutaba a la descomposicin de las formas de supervivencia tradicionales de lavida rural, envuelta en un torbellino de iniquidades, violencia y muerte sin tregua.

    Camino en las cercanas de San Miguel de los indios kogui, Sierra Nevada de Santa Marta, 1947.

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    Pero en los nacientes desarrollos como disciplina acadmica de las ciencias delhombre en Colombia, no dejaban de intervenir en un contexto ms amplio, de lasegunda guerra mundial, las posiciones ideolgicas frente a las fuerzas en conflictode docentes y alumnos del Instituto Etnolgico Nacional...

    P O S I C I O N E S P O L T I C A S E N C O N T R A D A SE N T I E M P O S D E G U E R R A

    Los alinderamientos ideolgicos y las posiciones polticas derivadas de la adhesina los Aliados o a los pases del Eje entre inmigrantes europeos y los estudiantescolombianos produjeron fisuras irreparables dentro de la comunidad de la Escue-

    la Normal y el Instituto Etnolgico Nacional. Porque Rivet, su director, no conce-ba que entre algunos de sus amigos y colaboradores se dieran preferencias haciael nazismo. Ese Rivet que logra salvarse de la Gestapo en 1940, que viaja fugitivo

    Ancla de madera y piedras, Orpa (Choc), 1960.

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    en trenes y automviles por Francia, hasta llegar a Espaa. Perseguido por suposicin poltica como miembro del Comit de Vigilancia de IntelectualesAntifascistas y uno de sus fundadores en 1934.

    Como director del Museo del Hombre de Pars, en sus planteamientosmuseogrficos insista en la diversidad de las sociedades y las culturas humanas,con una concepcin plurirracial y etnocultural frente a los esquemas piramidales

    de las desigualdades raciales entre arios y el resto de la humanidad que pregonabael nacionalsocialismo.

    Doa Alicia Dussn, tambin alumna de Rivet, en su discurso para ingresar comoMiembro de Nmero de la Academia Colombiana de Ciencias, nos ofrece unasemblanza biogrfica inigualable de la vida del ilustre etnlogo y que ha nutridoaqu este perfil, por lo que le ofrecemos nuestro agradecimiento.

    As narra Alicia Dussn la posicin ideolgica de Rivet como director del Museodel Hombre ante las fuerzas de Adolfo Hitler:

    El da que las tropas alemanas invadieron a Pars, en 1940, [Rivet] comodirector del Museo, a pesar de su odio por los nazis, orden abrir comosiempre las puertas del museo, pero hizo colocar en ellas el famosopoema de Kipling titulado If, como desafo a la adversidad delmomento. Este poema fue siempre un credo para la vida de Rivet. En elmismo museo, pronto se organiz clandestinamente un ncleo deresistencia francesa. Cuando la Gestapo iba a apresar a Rivet, en elltimo instante l escap, pero encarcelaron [a miembros del] personalcientfico y administrativo de esta institucin, algunos de los cualesfueron ejecutados...

    Fue, pues, para Rivet un golpe de la fatalidad encontrar en los registros periodsti-cos de Bogot reseas de actos sociales donde aparecan como asistentes a recep-ciones de iniciativa pronazi algunos de sus colaboradores. Se llen de desencantoy nunca acept tales actitudes. Prefiri continuar su recorrido por Amrica.

    Con su primera cosecha acadmica, despus de graduar a sus alumnos, traspasa aJos de Recasens y Tousset la direccin del instituto. Cataln, de formacin enarquitectura, Recasens y Tousset haba trabajado en Burdeos como asistente delabate Henri Bruhl, y tena excelente formacin humanstica y una fcil y sorpren-dente capacidad de transmisin con su asombrosa habilidad para graficar en es-quemas sus ideas. El instituto tena buen timonel.

    Entonces Rivet viaja a Mxico, donde se vincula a la embajada de Francia comoagregado cultural. Vuelve a Pars y colabora con la Unesco. Reasume la direccindel Museo del Hombre. Preside el consejo directivo de la radio y la televisinfrancesas. Al final de su vida, sigue produciendo y viajando. Veinte aos despusde su estancia en Bogot y de haber sembrado el movimiento investigativoetnogrfico y arqueolgico en Colombia, muere en Pars en 1958.

    Es as como puede entenderse la presencia de Reichel en Colombia y sus vnculoscon Paul Rivet, su maestro, su padrino de boda y su mentor. Bajo su orientacin y

    derroteros es como se inicia la labor docente e investigativa de Reichel. Como sehace antroplogo. Que sea el doctor Eduardo Santos quien recoja este sentimien-to, en carta de 1969, al comentar la aparicin de la obra Desana:

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    Su lectura ha revivido el recuerdo de mi gran amigo el profesor PaulRivet, quien senta por usted y por Alicia gran simpata y sinceraadmiracin, plenamente justificada, pues la labor que ustedes hanrealizado, no slo en el campo de la arqueologa y la antropologa sinoen el de la cultura general, sobrepasa los lmites de la Patria...

    Desde su vinculacin, como miembro, al Instituto de Geografa e Historia de laUnin Panamericana, vienen sus estudios de las obras de Boas, Murdock,

    Morgan, Mead, Linton, Benedict y Kardiner. Otro tanto de la antropologa so-cial britnica. Conoce sus libros al detalle, al igual que los de autores ms con-temporneos, como el estadounidense Service, en quien se inspira para el dise-

    Nicho con ofrendas de promeseros en La Popa, Cartagena, 1957(cultura criolla de Bolvar).

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    lgico conocido como Ciudad Perdida, y su apreciacin le hizo decir que, en ver-dad, era una ciudad perdida para la ciencia, por la intervencin en una pretendidarestauracin de obras de arquitectura de ruinas de obras de piedra, como terrazasy caminos enlosados, devoradas por la vegetacin de la sierra.

    En lo que respecta a su relacin con los samarios, sea del caso mencionar, en lomusical, la amistad con Carlos Vives, quien dedica su disco La tierra del olvidoa

    los esposos Reichel-Dolmatoff: Este breve homenaje a las personas que handedicado su vida, a luchar por el respeto, la dignidad y el derecho a la no inte-gracin de los primeros habitantes de nuestras maravillosas, pero olvidadastierras. A Gerardo y Alicia Reichel y por supuesto a las nuevas generaciones.1995. Sonolux.

    Dos libros de Reichel, de carcter etnohistrico y etnolgico, se convierten enclsicos de la antropologa del caribe colombiano, legado de su actividadinvestigativa: People of Aritama,estudio monogrfico del poblado mestizoAtnquezen las estribaciones de la Sierra, con su esposa como coautora, quien public tam-bin una descripcin del trabajo de tejido de mochilas y diversos sistemas de inter-

    cambio entre los moradores. Y Los Kogi, en dos tomos, donde Reichel-Dolmatoffnos muestra en profundidad una visin temporal, desde los taironas hasta sus des-cendientes, los koguis de la dcada de los cincuenta, en un enfoque integrado deetnografa antigua, etnolingstica, arqueologa y compilacin de tradiciones cul-turales y concepciones de su mitologa.

    De 1941 a 1963, su labor investigativa se halla vinculada, primero, al InstitutoEtnolgico Nacional y, luego, al Instituto Colombiano de Antropologa. As ocu-pa sucesivamente la direccin de varias secciones de esta ltima entidad y colabo-ra, casi religiosamente, con su revista, entregando cuatro textos suyos al ao, yadicionalmente redacta reseas bibliogrficas de obras recientemente editadas, de

    cientficos colombianos y del exterior.

    Su estancia en la Estacin Etnolgica del Magdalena, como fundador e impulsor,junto con Angulo Valds, dura de 1954a 1960.

    Para sus investigaciones cuenta con becas ygrantsde universidades y fundacionesestadounidenses: el Smithsonian Institute, de 1950a 1963; Guggenheim Fund, de1973 a 1977, y muy al comienzo de su labor, de 1951 a 1953, la Werner GreenFoundation.

    Al cumplir Reichel 46aos de edad, la Universidad del Atlntico le otorga undoctorado honoris causa, que siempre estim con especial orgullo, as como laclida e intensa amistad con Carlos Angulo Valds y Aquiles Escalante.

    Al trabajo de campo en el litoral caribe le suceder un reconocimiento arqueolgi-co y etnogrfico del litoral pacfico, en el marco del Proyecto del rea Intermedia,auspiciada por el Institute Andean Research, desde Punta Ardita hasta Buena-ventura, que comprenda recoleccin y prospeccin arqueolgica y textos sobrelas etnias del Choc.

    De su trabajo de campo en el litoral pacfico nos dej una curiosa descripcin del

    movimiento apocalptico liderado por un mestizo de larga cabellera conocido comoEl Hermanito, quien perece ahogado al creerse capaz de caminar sobre las aguasdel ocano no tan Pacfico.

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    F O R M A C I N U N I V E R S I TA R I AD E A N T R O P L O G O S E N L O S A O S S E S E N T A

    En la dcada de los sesenta se producen mltiples cambios en la fisonoma del pasy el continente: la reforma y modernizacin del Estado, la agitacin estudiantil, elmovimiento guerrillero colombiano, la Revolucin Cubana, la exploracin del usode psicotrpicos (marihuana y hongos alucingenos) y la expansin de lacontracultura hippiea travs del Cuerpo de Paz, y que envolvieron a los jvenesen aquellos vientos de cambio que agitaron los espacios universitarios. Fue ascomo tambin se despert un inusitado inters por los estudios sociales y por laformacin en las disciplinas antropolgicas, en los nacientes departamentos deantropologa.

    Gerardo y Alicia Reichel orientaban en la Universidad de los Andes los progra-mas, pioneros en el pas, de formacin de antroplogos, el cmo, ya lo veremos.En la facultad de ciencias humanas de la Universidad Nacional de Colombia, LuisDuque Gmez. En Medelln, Graciliano Arcila Vlez, en la Universidad deAntioquia. En la Universidad del Cauca, el Instituto Etnolgico del Cauca, enPopayn, dio paso a la organizacin del departamento de antropologa de la facul-tad de humanidades, bajo la orientacin de Hernn Torres. Le sucede en la etapa

    de aprobacin de sus planes de estudio, en la decanatura, Luis Horacio Lpez,acompaado de un grupo de colegas de las nuevas generaciones de antroplogos:Edgardo Cayn, Eugenia Villa Posse, Marta Villamizar, Fernando Livano, disc-

    Indgena pintando la casa, Vaups, s.f.

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    pulos de los esposos Reichel, Roberto Pineda Camacho y profesores y egresadosde la Universidad del Valle, entre ellos el arquelogo Julio Csar Cubillos y ellingista egipcio Norman Aljash. Aos ms tarde, los egresados de antropologade la Universidad del Cauca vendrn a liderar el trabajo docente en antropologaen la Universidad de Antioquia.

    En estos cuatro centros universitarios, se han graduado casi un millar deantroplogos, a ms de los miles de profesionales de otras disciplinas que hanrecibido instruccin en antropologa, en los ltimos treinta aos de actividad aca-dmica. En el ejercicio profesional propiamente de los antroplogos y arquelogos,las reas de actividad y/o subsistencia muestran una muy marcada dispersin te-mtica, en una sociedad donde el estatus de este profesional no tiene el del mdi-co, del abogado, del ingeniero civil o elctrico, o del arquitecto. Entre los camposde trabajo se cuentan la docencia universitaria o la investigacin en el medio edu-

    cativo, de la salud, de la criminalstica, los programas de antropologa aplicada, laslabores de investigacin patrocinados por entidades gubernamentales, como elIcanh, los centros universitarios, las organizaciones no gubernamentales (ONG),

    El cepo, an funciona en varias regiones de Colombia, en Las Piedras, Toluviejo (Magdalena), 1954.

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    las fundaciones nacionales o de patrocinio internacional. Otros logran realizar untrabajo independiente, en las ms dismiles actividades y campos de accin. Por-que nada le es ajeno a la antropologa o a la inventiva para la supervivencia profe-sional de aquellos para quienes no ha sido viable an consolidar un trabajo corpo-rativo profesional.

    S U H U E L L A A C A D M I C AE N L A U N I V E R S I D A D D E L O S A N D E S

    Con una amplia experiencia acumulada de investigaciones en los campos de laetnografa, la lingstica, la etnohistoria y la arqueologa, y tambin con su trayec-toria en la docencia en la Universidad del Atlntico, la vinculacin a la Universi-

    Nuchus del chamn Rufino, Arqua (Choc), 1958.

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    [26] b o l e t n c u l t u r a l y b i b l i o g r f i c o , v o l . 3 8 , n m . 5 7 , 2 0 0 1

    dad de los Andes marcar, en el ciclo vital del profesor Reichel, una improntaimborrable, hacia 1962, cuando est llegando a su medio siglo de existencia. Ter-mina aceptndoles a su rector, don Ramn de Zubira, y al vicerrector, doctorHernando Groot, la invitacin a organizar un programa de formacin acadmicaen antropologa.

    El mdico Groot conoca a Reichel a travs de los encuentros en la Sociedad de

    Biologa de Bogot, de la que ambos eran miembros, y en sus viajes a Cartagena.La Universidad de los Andes estaba diseando la estructura curricular para susprogramas de pregrado, y se trataba de organizar un colegio de estudios superio-res, el cual termina por denominarse Facultad de Artes y Ciencias.

    Se abren matrculas para los programas de estudios de antropologa. La nminade docentes se va acrecentando con Alicia Dussn, quien estaba vinculada al Cen-tro Interamericano de Vivienda, Jos de Recasens, Segundo Bernal, Stanley Long(norteamericano quien perece ahogado en el Vaups, semestres ms tarde de ha-berse vinculado a la Universidad de los Andes), Juan Villamarn, de la Universi-dad de Brandais; Egon Schaden, antiguo profesor de la Universidad de So Paulo

    y experto en etnias amaznicas, para los cursos de antropologa. Las dems asig-naturas: idiomas, historia, biologa antropolgica y humanidades, los cursos com-plementarios y de electivas los imparten los otros departamentos de la facultad deartes y ciencias u otras facultades. En los inicios busca motivar a futuros alumnos.

    En una de sus primersimas charlas a los estudiantes de la Universidad de los Andes,por el ao 1962, generar una inslita situacin que recordaba con especial sentidodel humor negro: An antes de fundarse el departamento de antropologa, yo iba adar una conferencia para motivar a los estudiantes que eventualmente fueran a inte-resarse en estudiar antropologa, e iba a hablarles del panorama antropolgico delpas. Para eso necesitaba un mapa de Colombia e hice llamar a una oficina donde

    hubiera material didctico para conseguirlo. Pero no haba un mapa de Colombia.Ped un mapa de Suramrica, pero tampoco lo haba. Se acercaba la hora de la con-ferencia, y entonces ped un mapamundi, y nada. Por telfono una seorita deca:Mire, profesor, en esta universidad no se ensea nada que tenga que ver con ma-pas de Colombia; eso es de bachillerato. Cuando nos recre el episodio, en el cursode etnologa de Colombia, aada a modo de conclusin Con razn en esta univer-sidad no saben dnde estn parados. Y as lo haba confirmado a travs de un rpi-do test que les practicaba a sus interlocutores uniandinos, cuando sorpresivamentepreguntaba: Qu hay detrs de los cerros de Monserrate y de Guadalupe? Memiraban con ojos atnitos dice Reichel y nadie saba. Preguntaba: Qu pue-blos, qu valles, que ros? No hubo contestacin. Cuantas veces no me preguntentonces: Cmo hago para motivarlos a conocer Colombia? Cmo har para quese den cuenta de la maravilla de su diversidad tnica, cultural y ambiental, de lasriquezas de las culturas indgenas pasadas y presentes, de la gama de posibilidadesde adaptacin, de nuevos horizontes?. Ambas ancdotas las consign en un textopublicado con ocasin del homenaje que le rindi la Universidad de los Andes alconcederle el doctorado honoris causa. Y conclua: No s si he tenido xito. S queahora hay mapas en la universidad y que los estudiantes saben que hay detrs deMonserrate, pero eso no es mrito mo.

    Imparti tres asignaturas a su paso por los Andes: arqueologa de Amrica; ar-

    queologa de Colombia y etnologa de Colombia, las que alternaba de semestre asemestre. En ellas desplegaba, en un recorrido espaciotemporal, una visin pano-rmica, comparativa y detallada de los sitios selectivos del pasado y las etnias del

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    presente, adobada por ancdotas, por comentarios agudos sobre la situacin oestado de las investigaciones, por crticas tericas y los aportes de otros estudio-sos. Eran cursos con una intensidad de cinco horas semanales. El profesor Reichelhablaba tres, y sus alumnos exponan en dos las lecturas, sobre los temas investiga-dos en la biblioteca, y se comentaban en una mesa redonda, semanal. Al comienzode la sesin, indicaba quin expondra y luego quienes comentaran la exposicin,y as nos entrenaba para aprender a dominar el miedo de hablar, a pensar con

    autonoma y criterio y, sobre todo, a evitar la improvisacin, en este pas del mso menos o de la mediocridad exaltada.

    Puntualidad a la hora de iniciar clase, claridad en las ideas en la exposicin, curio-sidad y rigurosidad en la revisin de la bibliografa alrededor del tema, y una reco-mendacin ms contundente: siempre desconfiar de los otros. Paciencia en el tra-bajo de terreno con informantes y no desesperarse, as se nos repitiera la mismaancdota o acontecimiento veinte veces. Porque quiz a la veintiuna versin hu-biese una variante significativa o un dato nuevo. Peridicamente distribua temaspara los escritos individuales y no faltaban las pruebas parciales.

    Invitaba a sus clases de etnologa colombiana a sus antiguos colegas del InstitutoEtnolgico Nacional o del Ican: Luis Duque Gmez, para que hablara de sus ha-llazgos en San Agustn o de los antiguos quimbayas; a Juan Friede, sobre sus tra-bajos en el Archivo de Indias y sus trabajos de etnohistoria acerca de la conquistade los muiscas. Cuando recibamos a los maestros invitados, ya nosotros habamosledo y digerido sus textos.

    En el ejercicio de repasar las amarillentas hojas de apuntes de sus clases de etno-grafa, veo la recurrencia en sus ideas fuerza. En los motivos gestores de su posi-cin ideolgica frente al indio y el sentido de la dignidad. En una poca en que anno se reconoca constitucionalmente que Colombia era pluritnico y otro tanto

    pluricultural, y la ley 080de 1890trazaba la normatividad para ir sometiendo lascomunidades salvajes a la civilizacin cristiana, Reichel-Dolmatoff iba denuncian-do la negacin de nuestra sociedad al indgena de disponer de la capacidad mentalde un contenido abstracto, insistiendo en que haba asociaciones y correlacioneslgicas que nosotros no tenamos en nuestra cultura.

    Pues, segn el profesor, el indgena dispona de un universo simblico diferente,de una manera de abordar los grandes interrogantes de la familia humana: dednde venimos, para dnde vamos, qu hacemos aqu en este planeta? Incgnitasabordadas de modo diverso. O aquellas que nos repeta en el saln de clase: Porqu sale el sol?, por qu hay gente buena y gente mala?, qu es la vida?, porqu estamos en este mundo?, insistiendo en que nos bajramos de la nube deletnocentrismo, subrayando cmo nuestras soluciones no siempre son las mejores,sealando las ambivalencias de nuestra cultura. Y concluyendo cmo la aculturacindestrua el esfuerzo milenario de formas de pensamiento humano, en algunos ca-sos con ms armona y equilibrio en sus respuestas y soluciones a aquellos proble-mas universales: una armona ms cercana a la naturaleza. Para concluir que quizel etnlogo se contagiaba de lo que denominaba la nostalgia del neoltico y con-sideraba la escritura como el pecado original de la especie.

    En el desarrollo de cada sesin de la asignatura mediaba una elaborada liturgia

    acadmica, en la que lasfi

    chas de sus datos o apuntes para su clase, en su manoizquierda, se cruzaban con la cigarrillera de oro o el cigarrillo rubio siempre en-cendido y sus anteojos.

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    una persona con intereses histrico-culturales, artsticos, en finhumansticos, es difcil decidirse a un estrecho campo de especializacin:las tentaciones y posibilidades son tantas.

    Eran pocas de cambio, de agitacin estudiantil, de intrigas e intereses en el espa-cio de las directivas. Los estudiantes cuestionaban las lneas de investigacin. Parael profesor Reichel era la urgencia de la investigacin etnogrfica. El estudiante

    aspiraba a un ms amplio espectro terico, metodolgico, a la antropologa de lassociedades complejas. En fin, todos estos elementos precipitaron la renuncia delprofesor Reichel en 1968, y luego de otros docentes e investigadores. A quienessucedern Ann Osborn, Vera Dagny-Stael, Remy Bastien, lvaro Chvez, Ernes-to Guhl, Gregorio Hernndez de Alba, bajo la direccin de Egon Schaden.

    Reichel-Dolmatoff retornar en 1990al campus uniandino a recibir el reconoci-miento acadmico a su vida y obra, a recibir el diploma honoris causa. La Uni-versidad Nacional de Colombia, en 1987, le haba otorgado un doctorado. Hoyson sus alumnos de los 60quienes orientan los cursos del programa de antropo-loga de la Universidad de los Andes: Jorge Morales, Fabricio Cabrera, Helena

    Uprimmy y los alumnos de sus alumnos, y as contina esta tradicin desde hacetreinta y cinco aos.

    An antes de su retiro de la Universidad de los Andes se mantendr vinculado a laUniversidad de California, y su atencin investigativa se orientar a fondear en losprocesos neuropsquicos, en las estructuras de pensamiento, en los fundamentoslgicos del universo mental de sus amigos los indios tukanos, los chamanes en sustrances y estados alterados de conciencia; una de las ms fascinantes facetas de suproduccin antropolgica, en la madurez de su creacin y reflexin cientfica, entorno a las etnias y sistemas simblicos del noroeste amaznico. Como profesorvisitante, imparte conferencias en diversas universidades de Amrica, Europa y

    Asia, pero su actividad en sus ltimos aos ser bsicamente de gabinete, en unafaena cotidiana sin tregua ni vacaciones.

    No se trata, entonces, de las andanzas de un aventurero que recorre a Amricacon intereses comerciales de coleccionista o reportero cientfico. Tampoco tiene elespritu empresarial de exportador de materias primas o de representante de inte-reses comerciales ni de agente de firmas extranjeras o de aventuras de carcteragrcola o de minera, que identifica a tantos inmigrantes y viajeros del siglo XIX yde la primera mitad del siglo XX.

    Es un joven austriaco que llega a Amrica y se hace colombiano, forma hogar y sededica exclusivamente a la investigacin, sin descanso hasta su muerte, con unoscortos perodos dedicados a la docencia, a hablar en pblico con ese respeto ytemor que le causaba dirigirse a un auditorio, siempre apoyado en un texto escritoy midiendo cada frase, cada adjetivo. Ajeno al oficio del palabrero tropical.

    Su alejamiento de la vida universitaria lo compensa con la intensificacin de susdilogos epistolares y el procesamiento lento y complejo de la decodificacincultural de las grabaciones y apuntes de sus viajes al Vaups. Contina publican-do y viajando.

    La produccin etnogrfi

    ca posterior a Desana(1967), estar entreverada con lapublicacin de resultados de investigaciones arqueolgicas como Mons y SanAgustn, y de la reescritura de su primer libro panormico sobre el pasado abori-

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    gen: Colombia Ancient sites and People,en versin al espaol por encargo de laSegunda Expedicin Botnica y que se publica con el ttuloIntroduccin a la ar-queologa de Colombia, preparada en su refugio de Villa de Leiva. Una segundaedicin aparecer en la Biblioteca Familiar de la Presidencia de la Republica.

    A diez aos de publicarse Desana,se pone en circulacin, en la coleccin editorial

    de Ucla, de la Universidad de California, un lbum de testimonios visuales deindgenas amaznicos bajo el influjo del alucingeno yag: Beyond the Milky Way:Hallucinatory Imagery of the Tukano Indians, Los Angeles, 1978. Le apasionan los

    Hijo de Manuel Quintn Lame, Ortega (Tolima), 1942.

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    fenmenos desencadenados por la ingesta de psicotrpicos en las actividades delfuncionamiento del cerebro de chamanes en trance o estados alterados de con-ciencia y que han generado un caudal de publicaciones en ingls de sorprendenteinters cientfico y acadmico. Estos escritos suyos sobre el tema, publicados origi-nalmente en diversas publicaciones seriadas y recientemente vertidos al espaol:Chamanes de la selva. Ensayos sobre los indios tukano del noroeste amaznico,1997, son quiz los ms elaborados y tal vez los menos conocidos en el medio

    acadmico colombiano.

    La comunidad cientfica nacional, los centros universitarios, as como las entida-des acadmicas y cientficas del exterior, buscaban con afn hacer un reconoci-miento a su dedicacin de una vida al estudio de la cultura colombiana en losindios como portadores de ese patrimonio vivo tan frgil y complejo, ms all de lacultura coagulada del patrimonio histrico.

    Los gobiernos a escala nacional, departamental y local le han otorgado sus mxi-mas condecoraciones. Recibe premios y distinciones acadmicas de entidadescientficas y ofertas para reeditar sus publicaciones, y es invitado como profesor

    visitante a diversas universidades.

    Es la poca en que vuelve a aorar la Europa de sus aos mozos. En el marco de sularga amistad con el historiador Malcolm Deas, ste, en sus ires y venires, lograsincronizar sus viajes con las estancias de Reichel en su casa-biblioteca de Oxford.

    Ser Malcolm su gua en la preparacin de su ingreso como profesor visitante alcampus de la Universidad de Cambridge, respondiendo a la minuciosa lista depreguntas rigurosamente consignadas en papel: hora de llegar a Cambridge, pri-meros contactos, indumentaria, forma de saludo, temas que han de tratarse y cu-les son los vedados. Reichel le indaga hasta por la decoracin de su cuarto de

    husped; Malcolm aconseja que lo haga con la policroma de un tigre, que el felinole ambiente y le d toque personal al espacio del antroplogo visitante. Todo pare-ci salir a la perfeccin segn el libretista y el ejecutante, en una simbiosis entre elscholar ingls y el antroplogo suramericano de visita al campus por excelencia.

    Ms tarde volvera a Inglaterra a recibir la medalla Huxley, en un escenario que lepermite hacer una de sus ms brillantes y lcidas exposiciones sobre el mobiliariomental del indio amaznico y sus relaciones con su medio ambiente csmico y fsico.

    Viaja por Europa: Francia, Espaa, Italia. Va a Venecia y visita la sacrista de lacatedral de San Marcos, donde se conserva la silla arzobispal y en su espaldar latalla del rbol de la vida, uno de los ms extraos simbolismos de Occidente.

    Vuelve a Asia, visita ciudades y universidades japonesas y se embelesa con el cere-monial universitario de Oriente. Pero su monoltica salud de hombre de campocomienza a quebrantarse. Nunca se haba cuidado ni en el comer ni en el fumar.Buen cazador y pescador, no dej de preferir las carnes a los vegetales. Frugal enel licor, era consumidor desaforado de caf colombiano y de tabaco rubio fuerte;su cigarrillo preferido era el Lucky Strike. Disfunciones de carcter cancergeno yuna tarda afeccin en el metabolismo glucosa-insulina le exigieron someterse aciertas dietas; entonces busc alivio en terapias alternativas, se inici como pa-

    ciente de la acupuntura china, bajo los cuidados de sus jvenes amigos mdicosPearanda y otros colegas. Prximo a viajar a Espaa como invitado a un simposiointernacional, daba los ltimos retoques al texto de su ponencia y, mientras se

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    ocupaba de su rutinario ritual matutino de la afeitada, se le atraves la muertedeteniendo su corazn.

    U N L E G A D O P E R D U R A B L E

    Aunque no fue un ferviente y celoso practicante de los preceptos catlicos, la for-macin rgida de la liturgia benedictina de su niez le haca difcil aceptar la aper-tura a las lenguas y ceremonias de las culturas vernculas que agenci el Concilio

    Bailarn pijao con tiple, Alto de Ortega (Tolima), 1943.

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    Vaticano Segundo. Consideraba incomparables los elementos y la parafernalia dela liturgia en latn en las misas solemnes con incienso, cirios, venias, rgano detubos y canto gregoriano. Alguna vez me sealaba que no pasaban de ser misasnegras las del posconcilio, desteidas de la ritualidad y faltas de sacralidad.

    Siempre cuestion desde la ctedra y en sus escritos el influjo del misionerocomo agente de deculturacin, al igual que los procesos de evangelizacin cris-tiana en las etnias americanas, as como cuestionaba el efecto integrador (lanegacin del otro) de la civilizacin. Pero de cul civilizacin estamos ha-blando? Los llamados civilizados que viven en los territorios indgenas, cercade las misiones, no son siempre los mejores representantes ni modelos edifican-tes de nuestra cultura. Todos conocemos la codicia del pequeo comerciante,del colono, del cauchero, del dueo de tienda, todos los cuales se aprovechandel indio, tratando de endeudarlo, de obtener sus servicios por el precio ms

    bajo, de quitarle sus tierras y sus mujeres. Pero ellos son la civilizacin y almismo tiempo representan el poder y la justicia. Esta constelacin de misione-ros, de civilizadores de indios, recuerda a veces ms bien la encomienda del

    Cacique chimila Tangrutaya Mutsu con macana en el ro Ariguan, regin de Peric, 1944.

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    cultura colombiana. El imaginario social de las elites se nutra de cliss yestereotipados juicios peyorativos hacia todo lo que les pareciera indio y negro,mestizo o popular.

    El desarrollo de las ciencias del hombre, en su intento de generar una lnea bsicade investigacin, ha avanzado considerablemente en los ltimos decenios. Mas,retomando los aportes de aquella generacin pionera de etnlogos y antroplogosen la que el profesor Gerardo Reichel-Dolmatoff se destaca por el volumen y elrigor de sus estudios, debe sealarse en sus propias palabras en qu consisti suaporte al desarrollo cientfico de la antropologa:

    En el campo de la arqueologa, mi esposa y yo fuimos los primeros endesarrollar un plan regional de investigaciones de campo, dedicndonosdurante dcadas al norte del pas. Dejando de lado por completo latradicional arqueologa monumental y espectacular de entierros,estatuas y objetos dignos de vitrinas de exhibicin, nos dedicamos a laestratigrafa para trazar un primer esquema cronolgico que mostrarauna secuencia de etapas de desarrollos culturales prehistricos. Fuimoslos primeros en descubrir y definir la Etapa Formativa en Colombia, unhecho evidentemente de importancia interamericana, pues as sacamos laarqueologa colombiana de su insularidad y la incorporamos a unmarco continental. Tambin fuimos los primeros en poner en duda elritualismo penetrante de San Agustn y de comprobar que se trata antetodo de una zona densamente poblada y no de una necrpolismisteriosa.

    De modo concluyente trata de contextualizar objetivamente su contribucin alavance del conocimiento prehispnico de nuestros territorios:

    Matrimonio en un poblado del alto ro San Juan; los hombres usando corbata y traje entero. Choc, 1961.

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    Por importantes que sean [estos hallazgos arqueolgicos], se hubieranefectuado tarde o temprano. Otros hubieran encontrado la EtapaFormativa, hubieran hecho estratigrafa y establecido secuencias

    cronolgicas, hubieran hecho proyectos regionales, como lo hicieroneventualmente en el valle de la Plata y en la regin Calima. De modoque el aporte nuestro consisti ms bien en un estmulo, en haberabierto a la arqueologa colombina una serie de nuevas perspectivas,sobre todo en lo que se refiere a la importancia del territoriocolombiano como un foco cultural, una zona de despegue y deirradiacin hacia Mesoamrica, los Andes centrales y el orientesuramericano.

    E L C O M I E N Z O D E U N F I N A L

    Fiel a los valores cristianos en que creci, al final de sus das hizo amistad con unmonje benedictino, de la provincia de Antioquia, y vino a dar rienda suelta a losperennes interrogantes del hombre en su devenir, a los elementos comparativos, ala unidad y diversidad cultural del gnero humano.

    La fecha de sus exequias fue el 17de mayo de 1994. Correspondi a su amigo elmonje benedictino antioqueo, en compaa del sacerdote jesuita y matemticoCarlos Vasco, celebrar sus honras fnebres en la capillita de Santa Mara de losngeles, su parroquia de siempre. All lleg quiz por primera vez tarde a la cita

    de sus exequias; por efecto de los trancones del trfi

    co capitalino de ese da grisy lluvioso que, como siempre, identific a Bogot. l, quien siempre fue un celoso,un estricto observante de horarios, fechas y compromisos.

    Gerardo Reichel-Dolmatoff durante una temporada de campo en la costa Pacfica, Choc, 1961.

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    Tuvo el privilegio de que los oficios litrgicos de difuntos, de los que era ese daprotagonista, se realizaran en latn y se le entonaran cantos gregorianos, y quelas reflexiones de los oficiantes, sobre las insondables dimensiones del infinito,del misterio y ese ms all que en tantos grupos y culturas indag, se entremez-claran en la homila con los textos bblicos que citan la trascendencia ultraterrenade la vida.

    Sin embargo, en el plano cientfico, el profesor Reichel siempre tuvo claro que laperpetuidad de las mentes y el trabajo intelectual se daba a travs de las publica-ciones, as como la inmortalidad biolgica se intentaba a travs de los genes. Pues,al fin y al cabo, era el hombre un atpico caso de la filogenia de la vida. As recuer-do cmo, al calor de la chimenea de su casa nos confesara, en alguna noche detertulia, su amigo el genetista Theodosius Dobzhansky: La humana es la nicaespecie con conciencia de la muerte.

    Le sobrevive una esposa que contina con Antonio Guzmn, su asistente desano,avanzando en el trabajo inconcluso de traducir las mitologas amaznicas. En los

    talleres editoriales de Europa y Amrica se continan publicando textos y librosque su conocimiento de experto biblimano no pudo degustar antes de su muerte.Y en bibliotecas pblicas, universitarias y privadas se releen las pginas, en disper-

    Entierro secundario: la viuda limpia las rbitas del cadver, indios yuko, Perij, 1944.

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    sas publicaciones, que dan cuenta de sus hallazgos, de sus interrogantes, de suspreocupaciones y de sus denuncias. Porque no le fue difcil identificar los factoresque fueron contaminando los sistemas tradicionales de vida de los indios de Co-lombia, instaurndose una narcocultura en un ciclo extractivo de caucho, made-ras, especies nativas, desde antao.

    Sus escritos no han perdido vigencia, y continan sealando derroteros a las nue-

    vas generaciones de arquelogos, antroplogos y cientfi

    cos de la neurofi

    siologa,la semitica y la lingstica. Testimonios sobre aquellas amenazas que avizorarcomo efectos de la globalizacin de las comunicaciones que ha ido unificando yborrando los caracteres particulares de la cultura, producto de cientos de genera-ciones en la diversidad de la especie, y que han dado sentido al oficio delantroplogo.

    En sntesis, se puede afirmar que, en la literatura etnolgica y arqueolgica delrea intermedia (Ecuador y Colombia) de los ltimos treinta aos, la obra delprofesor Reichel-Dolmatoff es referencia obligada en los estudios comparati-vos. Reconocidos son sus aportes tericos y metodolgicos en la elaboracin de

    modelos de interpretacin sobre el periodo formativo en Colombia, el desarro-llo de los cacicazgos subandinos, las dataciones de carbono catorce de los hallaz-gos orgnicos de sus excavaciones, la trayectoria cultural y la periodizacin delas culturas regionales del pas, as como los estudios multidisciplinarios sobrelas etnias y cosmogonas del noroeste amaznico. En resumen, se le reconoce elhaber dado profundidad y coherencia interpretativa a las formaciones culturalesdel pas.

    Sus artculos aparecern en diversas revistas y compilaciones norteamericanas,inglesas, francesas y brasileas, a la par que acoge la necesidad de redactar y tra-ducir textos de divulgacin de la ciencia arqueolgica, revisando y replanteando

    sus interpretaciones y acogiendo los aportes de las nuevas investigaciones de cole-gas y alumnos. Pero no es propsito de este artculo pasar revista a la extensa obrabibliogrfica de Reichel, que registramos actualizada a 2002en las pginas 128a139de este nmero del Boletn Cultural y Bibliogrfico.

    En el caso del legado de Reichel-Dolmatoff, podramos repetir con Karl Popperque la ciencia ser siempre una bsqueda, jams un descubrimiento real. Es unviaje, nunca una llegada..., y por eso el timn no puede dejrseles a los burcratasdel rgimen de turno, sino que los problemas del mundo contemporneo deman-dan el compromiso de todos los cientficos. As, dirigindose a la comunidad cientfi-ca colombiana en la ceremonia en la que reciba el premio conferido por la Aso-ciacin Colombiana para el Avance de la Ciencia, citaba un informe del Fondo dePoblacin de Naciones Unidas que denunciaba que los males de la contaminacin,de la deforestacin, de las malas prcticas agrcolas y de la pobreza tenan unacausa comn: La gente est arruinando el lugar y por tanto el futuro no se mues-tra halageo. Para concluir con un llamado que casi puede definirse como sulegado espiritual a la comunidad acadmica del pas:

    Seoras y seores: estos problemas causados por la conducta humana, sondemasiado serios para dejarlos en manos de una u otra rama de lasciencias. Los cientficos, todos los cientficos, deben hacer or sus voces, la

    voz de la razn, de la lgica, del conocimiento. El tercer mundoamericano, con sus enormes recursos materiales y humanos podraconstituir un factor salvador determinante, decisivo, ante esta situacin.

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    Pero debemos acelerar al mximo el avance de la conciencia cientfica, enconjunto con una visin humanstica de los problemas a que estamosabocados. Se deben evaluar con toda claridad los desastres ecolgicos,econmicos y sociales, y esta apreciacin no se puede dejar en manos de laburocracia. Porque tenemos, entonces, que insistir en todas partes del tercermundo que los gobiernos estn asistidos en sus acciones por masivosgrupos de cientficos altamente calificados; que los gobiernos dediquen unpresupuesto adecuado a la enseanza y al avance de la ciencia.

    sta fue su constante preocupacin: alcanzar un estatus reconocido por la socie-dad para el cientfico social, ms all de la caricatura de seres extraterrenales aespaldas de la realidad, encapsulados en sus gabinetes.

    R E C O N O C I M I E N T O S

    El texto tiene la pretensin de hacer un trazo selectivo de algunas facetas de lavida del profesor Gerardo Reichel-Dolmatoff, ms que una biobibliografa anal-tica de los logros, vigencia o limitantes terico-metodolgicos de sus estudioslingsticos, arqueolgicos y etnolgicos.

    Aqu no se incursiona en los contenidos de sus publicaciones, pues ste es un as-pecto ajeno a este boceto biogrfico, y sera pretencioso abocarlo con ligereza.

    Baile de gallinazo de los indios chami, Corozal (Valle), 1945.

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    El autor tuvo el privilegio de ser su asistente administrativo, cuando ejerca ladireccin de la carrera de antropologa en la Universidad de los Andes (1967-1968), y su alumno en los cursos de arqueologa y de etnologa de Colombia, y dearqueologa de Amrica, y de colaborar con doa Alicia Dussn de Reichel comosu monitor de los cursos de antropologa cultural y en la elaboracin del ndicetemtico de Desana: Simbolismo de los indios tukana del Vaups,Universidad delos Andes (1968), mi rito de iniciacin en el oficio de editor.

    El autor agradece a doa Alicia su apoyo en la ilustracin del texto, al abrir suarchivo fotogrfico familiar, y tambin por precisar algunos datos de la vida terrenadel profesor Reichel. Al profesor Malcolm Deas, su interlocutor ingls, graciaspor sus provocativos recuerdos y trazar rasgos de la personalidad del profesorReichel. Al doctor Hernando Groot, por su versin del ingreso y salida del profe-sor de la Universidad de los Andes, matizada de ancdotas.