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{\rtf1{\info{\title Grendel}{\author John Gardner}}\ansi\ansicpg1252\deff0\deflang1033{\fonttbl{\f0\froman\fprq2\fcharset128 Times New Roman;}{\f1\froman\fprq2\fcharset128 Times New Roman;}{\f2\fswiss\fprq2\fcharset128 Arial;}{\f3\fnil\fprq2\fcharset128 Arial;}{\f4\fnil\fprq2\fcharset128 MS Mincho;}{\f5\fnil\fprq2\fcharset128 Tahoma;}{\f6\fnil\fprq0\fcharset128 Tahoma;}}{\stylesheet{\ql \li0\ri0\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \af25\afs24\alang1033 \ltrch\fcs0 \fs24\lang1033\langfe255\cgrid\langnp1033\langfenp255 \snext0 Normal;}{\s1\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel0\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs32\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs32\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink21 heading 1;}{\s2\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel1\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\i\fs28\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink22 heading 2;}{\s3\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel2\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs28\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink23 heading 3;}{\s4\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel3\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0\b\i\fs23\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink24 heading 4;}{\s5\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel4\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs23\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink25 heading 5;}{\s6\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel5\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs21\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs21\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink26 heading 6;}}{{\ql{\bAnnotation}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{En Grendel, John Gardner nos propone un nuevo punto de vista sobre el cl\u225?sico de la literatura anglosajona Beowulf. Grendel es un monstruo que acosa el poblado de los scyldings, en la antigua Dinamarca, pero, a diferencia de lo que sucede en la obra original, los motivos que lo empujan no son la rabia y el instinto animal, sino otros de naturaleza m\u225?s sofisticada. En su guerra contra los hombres, Grendel busca explicaci\u243?n al sentido del universo y al papel que cada uno de nosotros desempe\u241?a en la vida.\par\pard\plain\hyphpar}\~{JOHN GARDNER\par\pard\plain\hyphpar}{Sinopsis\par\pard\plain\hyphpar}{Datos del Libro\par\pard\plain\hyphpar}{\par\pard\plain\hyphpar}{1\par\pard\plain\hyphpar}{2\par\pard\plain\hyphpar}{3\par\pard\plain\hyphpar}{4\par\pard\plain\hyphpar}{5\par\pard\plain\hyphpar}{6\par\pard\plain\hyphpar}{7\par\pard\plain\hyphpar}{8\par\pard\plain\hyphpar}{9\par\pard\plain\hyphpar}{10\par\pard\plain\hyphpar}{11\par\pard\plain\hyphpar}{12\par\pard\plain\hyphpar}{notes\par\pard\plain\hyphpar}{{\ql{\b JOHN GARDNER }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\line }{{\qc{\i{\bGrendel}}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\line }{{\qc{\i{\bTraducci\u243?n de Jon Bilbao}}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\line }{{\qc{\i{\bMeettok}}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{{\ql{\b Sinopsis }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }En Grendel, John Gardner nos propone un nuevo punto de vista sobre el cl\u225?sico de la literatura anglosajona Beowulf. Grendel es un monstruo que acosa el poblado de los scyldings, en la antigua Dinamarca, pero, a diferencia de lo que sucede en la obra original, los motivos que lo empujan no son la rabia y el instinto animal, sino otros de naturaleza m\u225?s sofisticada. En su guerra contra los hombres, Grendel busca explicaci\u243?n al sentido del universo y al papel que cada uno de nosotros desempe\u241?a en la vida.{{\ql{\b Datos del Libro }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{T\u237?tulo Original: {\iGrendel}\par\pard\plain\hyphpar}{Traductor: Bilbao, Jon\par\pard\plain\hyphpar}{\u169?1971, Gardner, John\par\pard\plain\hyphpar}{\u169?2009, Meettok\par\pard\plain\hyphpar}{ISBN: 9788493596460\par\pard\plain\hyphpar}{Generado con: QualityEbook v0.65\par\pard\plain\hyphpar}{{\ql{\b }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\line }{\iY si el beb\u233? nace var\u243?n}{\iEs entregado a una anciana,}{\iQue lo clava a una roca}{\iY recoge sus alaridos en copas de oro}{\bWILLIAM BLAKE}{\line }{{\ql{\b 1 }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{EL viejo carnero contempla la ladera rocosa desde la cima, est\u250?pidamente triunfante. Yo parpadeo. Lo miro horrorizado.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Fuera de aqu\u237?! \u8212?siseo\u8212?. Vuelve a tu cueva, a tu establo o adonde sea.\par\pard\plain\hyphpar}{\u201?l tuerce la cabeza como un rey viejo y torpe de mente, considera todos los \u225?ngulos de la cuesti\u243?n y decide ignorarme. Pateo el suelo. Lo aporreo con los pu\u241?os. Lanzo al carnero una piedra del tama\u241?o de un cr\u225?neo. Sigue sin moverse. Levanto mis peludos pu\u241?os y suelto un aullido tan atroz que los charcos a mis pies se congelan e incluso a m\u237? me invade la inquietud. Pero el carnero contin\u250?a inm\u243?vil; ya tenemos encima una nueva estaci\u243?n. Y de este modo comienza el duod\u233?cimo a\u241?o de mi absurda guerra.\par\pard\plain\hyphpar}{\u161?Qu\u233? dolorosa! \u161?Qu\u233? est\u250?pida!\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Como quieras \u8212?susurro, y encogi\u233?ndome de hombros regreso al bosque.\par\pard\plain\hyphpar}{No pens\u233?is que mis sesos est\u225?n aplastados, como los del carnero, por las ra\u237?ces de una cornamenta. Con las ijadas temblando y los ojos como piedras, \u233?l contempla el mundo hasta donde le alcanza la vista y lo siente penetrar en oleadas en su interior, llen\u225?ndole el pecho como el agua del deshielo inunda los cauces secos de los arroyos, produci\u233?ndole cosquilleos en sus gordos y asim\u233?tricos test\u237?culos, atormentando su mente con la misma picaz\u243?n que ya le hizo sufrir el a\u241?o pasado por estas mismas fechas, y tambi\u233?n el a\u241?o anterior, y el anterior. (Los ha olvidado todos.) Sus partes traseras se estremecen de gozo con el irracional impulso de montar cualquier cosa que haya cerca: la tormenta que levanta torres oscuras al oeste, alg\u250?n toc\u243?n podrido y d\u243?cil, alguna oveja abierta de patas. No puedo mirar.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Por qu\u233? estas criaturas son incapaces de cobrar un poco de dignidad? \u8212?interrogo al cielo.\par\pard\plain\hyphpar}{El cielo no dice nada, como era predecible. Hago una mueca, levanto un dedo desafiante y doy una patada al suelo. El cielo me ignora, siempre impert\u233?rrito. A \u233?l tambi\u233?n lo odio, igual que odio estos \u225?rboles que empiezan a brotar y a estos p\u225?jaros escandalosos.\par\pard\plain\hyphpar}{Por supuesto, no me enga\u241?o pensando que soy m\u225?s noble que ellos. Monstruo in\u250?til y rid\u237?culo, agazapado en la oscuridad, que apesta a cad\u225?veres de hombres, a ni\u241?os asesinados, a vacas torturadas. (No me siento orgulloso ni avergonzado, entendedme. S\u243?lo soy una criatura aburrida que ha vivido m\u225?s tiempo del que le corresponde.)\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Ah, triste, pobre y viejo monstruo! \u8212?grito, y me abrazo a m\u237? mismo y me r\u237?o y se me saltan las l\u225?grimas, je, je, hasta que me derrumbo jadeando y sollozando. (En gran medida, una farsa.)\par\pard\plain\hyphpar}{El sol recorre el cielo, las sombras se alargan y acortan como ateni\u233?ndose a un plan. Los pajarillos trinan y ponen sus huevos. Tiernas hojas de hierba, de un inocente color amarillo, brotan del suelo: los hijos de los muertos. (Fue precisamente aqu\u237?, en el centro de este impresionante verdor, donde una vez, mientras la luna estaba oculta tras las nubes, arranqu\u233? la cabeza al viejo y astuto Athelgard. Aqu\u237?, donde las diminutas y alarmantes fauces del azafr\u225?n chasquean al sol del final del invierno como cabezas de peque\u241?as serpientes acu\u225?ticas, aqu\u237? mat\u233? a la anciana de cabellos grises. Sab\u237?a a orina y bilis, y eso me hizo escupir. Dulce abono para las flores. \u201?stos son los recuerdos del que ataca en la oscuridad, del que vaga por el borde de la Tierra, del que recorre los m\u225?s extra\u241?os confines del mundo.)\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Waaah! \u8212?chillo al cielo, y hago una mueca observando tristemente c\u243?mo est\u225?n las cosas, recordando con amargura c\u243?mo estaban antes y est\u250?pidamente imaginando c\u243?mo estar\u225?n ma\u241?ana\u8212?. \u161?Aargh! \u161?Yaaaah!\par\pard\plain\hyphpar}{Sacudo los \u225?rboles, los hago pedazos. Desfigurado hijo de lun\u225?ticos. Gruesos robles, amarillos a la luz de la ma\u241?ana, me contemplan desde su altura, ajenos a toda complejidad.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Est\u225?is disculpados \u8212?digo con sonrisa aduladora, y alzo un sombrero imaginario.\par\pard\plain\hyphpar}{No siempre ha sido as\u237?, por supuesto. A veces ha sido peor.\par\pard\plain\hyphpar}{No pasa nada. No pasa nada.\par\pard\plain\hyphpar}{La cierva en el claro se queda petrificada ante mi horrible aspecto, despu\u233?s recuerda que tiene patas y huye. Esto me fastidia.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Prejuicios ciegos! \u8212?grito a los astillados rayos de sol donde hace un instante estaba el animal.\par\pard\plain\hyphpar}{Me retuerzo los dedos. Pongo cara larga.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Ah, todo es tan injusto! \u8212?digo, y meneo la cabeza.\par\pard\plain\hyphpar}{Es un hecho que no he matado un ciervo en mi vida, y que nunca lo har\u233?. Las vacas tienen m\u225?s carne y, encerradas en sus corrales, son m\u225?s f\u225?ciles de capturar. Es cierto, sin embargo, que siento una fr\u237?vola antipat\u237?a hacia los ciervos, pero no mayor de la que siento por otros seres, al margen de los hombres. Pero los ciervos, como los conejos, los osos e incluso los hombres, no son capaces de hacer distinciones sutiles en cuanto a mi raza. \u201?sa es su felicidad: miran la vida sin verla de veras. Permanecen enterrados en ella igual que cangrejos en el barro. Salvo los hombres, por supuesto. Pero no estoy de humor, todav\u237?a, para hablar de los hombres.\par\pard\plain\hyphpar}{As\u237? son las cosas para m\u237?, d\u237?a tras d\u237?a, \u233?poca tras \u233?poca. Encerrado en la mort\u237?fera progresi\u243?n de la luna y las estrellas. Meneo la cabeza mientras murmuro por senderos oscuros, conversando con el \u250?nico amigo y consuelo que este mundo me concede: mi sombra. Los cerdos salvajes arman estr\u233?pito entre la maleza. Un polluelo cae patas arriba en mi camino, chillando. Con una risa hosca, lo dejo donde est\u225?, piadosa recompensa del cielo para alg\u250?n zorro enfermo. As\u237? son las cosas para m\u237?, \u233?poca tras \u233?poca. (Hablando, hablando. Tejiendo una mara\u241?a de palabras, p\u225?lidos muros de sue\u241?os entre mi persona y todo lo que veo.)\par\pard\plain\hyphpar}{Las primeras e implacables se\u241?ales de la primavera ya est\u225?n aqu\u237? (como supe al ver al carnero), e incluso donde vivo, bajo tierra, donde no hay m\u225?s luz que el rojo resplandor de mis hogueras y nada se mueve salvo las sombras temblorosas en las h\u250?medas paredes de piedra, o las ratas que se escabullen de los montones de huesos, o la gorda y f\u233?tida corpulencia de mi madre, que se revuelve, inquieta de nuevo \u8212?perturbada por pesadillas y viejos recuerdos\u8212?, soy consciente de los tub\u233?rculos que brotan en la oscura y dulce tierra del bosque, sobre mi cabeza. Siento entonces que vuelve la ira, que crece como un fuego invisible, y por fin, cuando mi alma ya no puede soportarlo, me alzo \u8212?tan mec\u225?nicamente como todo lo dem\u225?s\u8212? apretando los pu\u241?os por mi falta de voluntad, con el est\u243?mago rugiendo, tan irracional como el viento, en busca de sangre. Nado a trav\u233?s de las serpientes, oscuras y calientes pollas de ballena que merodean por el luminoso verdor del lago, y emerjo atragantado entre una agitaci\u243?n de olas y humo. Trepo a la orilla y recupero el aliento.\par\pard\plain\hyphpar}{En un primer momento es agradable salir de noche, desnudo bajo la fr\u237?a mec\u225?nica de las estrellas. El cielo parece expandirse, r\u225?pido como un halc\u243?n, desarroll\u225?ndose como una injusticia irreversible, como una enfermedad terminal. El fr\u237?o aire de la noche se vuelve real por fin, mostrando tanta indiferencia hacia m\u237? como una cara esculpida en un risco mostrar\u237?a por el fin del mundo. De igual forma los ni\u241?os se sienten satisfechos al principio, hasta que descubren la terrible monoton\u237?a, edad tras edad. Descanso tumbado en la hierba humeante, con el viejo lago siseando y burbujeando detr\u225?s de m\u237?, susurrando secuencias de palabras a las que mi cordura se resiste. Por fin, pesado como una monta\u241?a nevada, me levanto y emprendo el camino hacia el acantilado, all\u237? donde comienzan las sendas de los lobos, el l\u237?mite de mi reino. Soporto el viento de las alturas, oscurezco la noche con mi fetidez, oteo desde lo alto de simas que descienden hacia nuevas simas, y una vez m\u225?s soy consciente de mis limitaciones: podr\u237?a morir. Me r\u237?o con rabia antes de tomar aliento.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Abismos oscuros \u8212?grito desde el filo del acantilado\u8212?, atrapadme! \u161?Atrapadme en vuestras oscuras entra\u241?as y machacad mis huesos!\par\pard\plain\hyphpar}{Me asusta el sonido de mi voz en la oscuridad. Tiemblo de la cabeza a los pies, conmocionado hasta las profundidades abisales de mi ser, como una criatura que, acompa\u241?ada de un trueno, se presentara ante un auditorio.\par\pard\plain\hyphpar}{Pero al mismo tiempo, me siento decepcionado. Al fin y al cabo no ha sido m\u225?s que mi propio grito, y los abismos son, como todo lo inmenso, inanimados. No podr\u237?an atraparme ni en un millar de a\u241?os, a menos que, en un arrebato religioso, yo saltase.\par\pard\plain\hyphpar}{Suspiro, deprimido, y hago rechinar los dientes.\par\pard\plain\hyphpar}{Jugueteo con la idea de soltar alguna genialidad m\u225?s alguna amenaza terrible e impensable, alguna oscura y enigm\u225?tica maldici\u243?n\u8212? pero lo har\u237?a sin motivaci\u243?n verdadera.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Olvidadme! \u8212?digo con mirada ladina, en un intento por conservar el buen humor, y soltando un suspiro, m\u225?s bien una especie de gemido, empiezo a descender con cuidado el acantilado, que lleva a los pantanos y los p\u225?ramos y al palacio de Hrothgar.\par\pard\plain\hyphpar}{Los b\u250?hos se cruzan en mi camino, tan silenciosos como nav\u237?os de guerra, y el sonido de mis pasos hace que los lobos se levanten, me miren inc\u243?modos y se escabullan como lagartos. Antes esto me hac\u237?a sentir orgulloso: la cautela de los b\u250?hos cuando notaban mi presencia, la alarma que produzco en estos grandes lobos norte\u241?os. Yo era joven entonces. Todav\u237?a jugaba al gato y al rat\u243?n con el universo.\par\pard\plain\hyphpar}{Cruzo la oscuridad ardiendo de furia asesina, con mi cerebro burl\u225?ndose de mis instintos primitivos. Las estrellas, esparcidas de extremo a extremo de la noche como joyas sobre la tumba de un rey, me atormentan, tientan mi sentido com\u250?n hacia significados inexistentes. Desde lo alto de estas paredes rocosas puedo ver a millas de distancia: densos bosques paralizados de pronto por mi llegada \u8212?ciervos encogidos de terror, lobos, erizos, jabal\u237?es, inmersos en su miedo angustioso e indigno; p\u225?jaros mudos, arcilla palpitante e irracional entre las ra\u237?ces de \u225?rboles viejos y silenciosos, gruesas ramas entrelazadas que protegen aburridos secretos.\par\pard\plain\hyphpar}{Suspiro, me hundo en el silencio y lo atravieso como el viento. A mi espalda, en el fin del mundo, duerme mi madre, gorda, p\u225?lida y tenuemente brillante, vieja y deprimida, en nuestra sucia habitaci\u243?n subterr\u225?nea. Hinchada, desconcertada y sufriente bruja. Culpable, piensa ella, de alg\u250?n crimen olvidado, quiz\u225?s ancestral. (Debe de haber algo de humano en su interior.) No es que piense. No es que ella diseccione y pondere los polvorientos y rutinarios fragmentos de la maldici\u243?n que es su miserable vida. En sue\u241?os, me aferra como si quisiera aplastarme. Yo, entonces, estallo.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Por qu\u233? estamos aqu\u237?? \u8212?sol\u237?a preguntarle antes\u8212?. \u191?Por qu\u233? nos quedamos en este agujero podrido y apestoso?\par\pard\plain\hyphpar}{Mis palabras la hac\u237?an estremecerse. Sus gordos labios temblaban. Las curvadas garras imploraban: \u171?\u161?No preguntes!\u187?. (Ella nunca habla.) \u171?\u161?No preguntes!\u187?\par\pard\plain\hyphpar}{Yo pensaba que deb\u237?a de existir un secreto terrible. La miraba de reojo. Cre\u237?a que me lo dir\u237?a llegado el momento. Pero no lo hizo. Segu\u237? esperando. Eso fue antes de que el drag\u243?n, fr\u237?o como el invierno, me desvelara la verdad. Su comportamiento no fue el de un amigo.\par\pard\plain\hyphpar}{Y as\u237?, a trav\u233?s de bosques y poblados, alcanzo las luces del palacio de Hrothgar. Aqu\u237? soy bien conocido. Un invitado respetado. Hace once a\u241?os, casi doce, que remont\u233? por vez primera esta colina, sombra surgida de los \u225?rboles cercanos, y llam\u233? educadamente a la puerta de roble, reventando los goznes y proyectando mi saludo como una r\u225?faga helada que saliera de una cueva.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Grendel! \u8212?gritan esta vez, y yo sonr\u237?o con toda la fuerza de la primavera.\par\pard\plain\hyphpar}{El viejo Creador, al que no puedo menos que admirar, salta \u225?gilmente por la ventana trasera con su arpa, a pesar de ser ciego como un murci\u233?lago. Tambale\u225?ndose y vociferando, los m\u225?s borrachos entre los guerreros de Hrothgar salen de sus camas\u8212?I ros, me lanzan bravatas y agitan sus espadones como si fueran las alas de un \u225?guila.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Ay de nosotros! \u8212?grita Hrothgar, con los ojos como platos y el cabello encanecido por la edad, desde la puerta de su alcoba. Su mujer, escondida tras \u233?l, monta una escena.\par\pard\plain\hyphpar}{Los guerreros apagan las antorchas y cubren el gran hogar de piedra con escudos. Yo me doblo de risa. En la oscuridad veo tan bien como a la luz del d\u237?a. Mientras ellos gritan y chocan entre s\u237? y se quejan, yo, sigilosamente, me hago con un buen mont\u243?n de cad\u225?veres y vuelvo al bosque. Me alimento y r\u237?o y sigo aliment\u225?ndome hasta que apenas puedo dar un paso, el pelo del pecho empapado de sangre, y entonces los gallos cantan en la colina y el amanecer asoma sobre los tejados, y una vez m\u225?s me invade la tristeza.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Es un castigo que nos ha sido enviado \u8212?los oigo lamentarse en la colina.\par\pard\plain\hyphpar}{Me duele la cabeza. La ma\u241?ana se me clava en los ojos.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Alg\u250?n dios est\u225? enfadado \u8212?exclama una mujer fervorosa\u8212?. \u161?Los pueblos de Scyld y Herogar y Hrothgar viven sumidos en el pecado!\par\pard\plain\hyphpar}{Mi est\u243?mago se queja por tanta carne cruda. Gateo entre hojas manchadas de sangre hasta la linde del bosque y echo un vistazo. Los perros enmudecen ante mi presencia, y all\u237? donde el palacio del rey corona el poblado, el viejo Creador ciego, con el arpa apretada contra su fr\u225?gil pecho, mira in\u250?tilmente hacia m\u237?. Aparte de \u233?l, nadie nota mi presencia. Los cerdos hozan la tierra, aburridos, tras una cerca. Un buey de cuernos torcidos rumia a la sombra. Unos pocos hombres, flacos y vestidos con pieles de animales, contemplan el tejado del palacio o los buitres que m\u225?s all\u225? trazan c\u237?rculos despreocupados. Hrothgar guarda silencio, su barba te\u241?ida de canas, sus rasgos cuarteados y dementes. En el palacio, la gente reza \u8212?gimiendo, quej\u225?ndose, mascullando, suplicando\u8212? a los numerosos \u237?dolos de madera y piedra. El rey no se une a ellos. Tiene sus propias y elevadas teor\u237?as.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Teor\u237?as \u8212?susurro al suelo manchado de sangre. Eso es lo que dijo el drag\u243?n. (\u171?Ellos trazar\u237?an calzadas a trav\u233?s del infierno con sus exc\u233?ntricas teor\u237?as.\u187? Recuerdo bien el modo como se ri\u243?.)\par\pard\plain\hyphpar}{Los lamentos y oraciones finalizan y a un lado de la colina comienza el f\u250?nebre y pausado trabajo con las palas. Levantan un mont\u237?culo para la pira funeraria, para los brazos, piernas y cabezas que he dejado atr\u225?s con las prisas. Mientras tanto, en el destrozado palacio, los constructores martillean, sustituyendo la puerta por quincuag\u233?sima o sexag\u233?sima vez (calculo yo), laboriosos y est\u250?pidos como hormigas, pero esta a\u241?adiendo algunas peque\u241?as e in\u250?tiles modificaciones, m\u225?s clavos y planchas de hierro, con incansable dogmatismo.\par\pard\plain\hyphpar}{Ahora el fuego. Primero unas pocas lenguas de lagarto y despu\u233?s vigorosas llamas que se abren paso por la enmara\u241?ada pila de le\u241?a. (Un cuervo est\u250?pido habr\u237?a construido un nido m\u225?s pulcro.) Una pierna arrancada se hincha y arde, y despu\u233?s un brazo, y luego otro, y el fuego ennegrece la carne y la hace chisporrotear, y las llamas se alzan mezcladas con el humo grasiento, y giran, giran como halcones sobre un campo de batalla, y se abalanzan como una horda de lobos hacia el insaciable e indiferente cielo. Y ahora, de acuerdo a alguna lun\u225?tica creencia, arrojan al fuego anillos de oro, viejas espadas y yelmos enjoyados. La multitud gime una especie de canci\u243?n, mujeres y hombres, todos con una \u250?nica voz temblorosa. El canto se enrosca como la grasienta humareda y sus caras brillan de sudor y de algo que parece alegr\u237?a. El canto se esparce en oleadas, penetra en el bosque y en el cielo, y ahora cantan como si, en virtud de una teor\u237?a absurda, ellos hubieran sido los vencedores. Tiemblo de rabia. El rojizo sol me ciega, me revuelve el est\u243?mago hasta la nausea, y el calor de la hoguera me quema la piel. Me encojo, ara\u241?ando mi propia carne, y huyo a mi cueva.\par\pard\plain\hyphpar}{{\ql{\b 2 }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{HABLANDO, hablando, tejiendo un hechizo, una descolorida piel de palabras que me encierra como un ata\u250?d. Mi lenguaje no es de un tipo incomprensible. All\u237? por donde me muevo proyecto ante m\u237? un murmullo torrencial y depravado, al igual que un drag\u243?n se abre paso entre las vides y la niebla con su aliento ardiente.\par\pard\plain\hyphpar}{Cuando era joven me gustaba jugar \u8212?parece que haga mil a\u241?os de aquello\u8212?. Exploraba nuestro vasto mundo subterr\u225?neo en un interminable juego consistente en saltos al vac\u237?o, ingenuos avances hacia la libertad o nuevos interrogantes, planes susurrados a amigos invisibles y salvajes carcajadas cuando la venganza era m\u237?a. A lo largo de esos juegos infantiles, husme\u233? hasta la \u250?ltima c\u225?mara erizada de estalactitas de la caverna de mi madre, hasta el \u250?ltimo corredor, cada uno de sus oscuros tent\u225?culos, y as\u237? llegu\u233? por fin, aventura tras aventura, al estanque de las serpientes. Las contempl\u233? boquiabierto. Eran grises como las cenizas viejas; sin cara, sin ojos. Cubr\u237?an la superficie de destellos verdes. Supe \u8212?sent\u237? que lo sab\u237?a desde siempre\u8212? que estaban all\u237? para proteger algo. Por supuesto, despu\u233?s de echar vistazos a mi espalda durante un rato, atento a los pasos de mi madre, hice acopio de valor y me zambull\u237?. Las serpientes se apartaron como si mi carne estuviera maldita. Y as\u237? descubr\u237? la puerta sumergida, y sal\u237? por vez primera a la luz de la luna.\par\pard\plain\hyphpar}{Esa noche no fui m\u225?s all\u225?. Pero, inevitablemente, volv\u237? a salir. Me abr\u237? camino cada vez m\u225?s lejos en el mundo, la gran caverna sobre el suelo, desliz\u225?ndome de \u225?rbol en \u225?rbol, desafiando de puntillas las terribles fuerzas de la noche. Al amanecer me apresuraba a regresar.\par\pard\plain\hyphpar}{Viv\u237? aquellos a\u241?os \u8212?al igual que toda criatura joven\u8212? presa de un hechizo. Como un cachorro que lanza sus primeros mordiscos y gru\u241?e juguetonamente, prepar\u225?ndose para combatir con los lobos. De vez en cuando, el hechizo se romp\u237?a de pronto. Encaramadas a salientes o sentadas en los corredores de la caverna, unas figuras enormes y antiguas me observaban con ojos ardientes. Un quejido interminable manaba de sus bocas y sus espaldas estaban encorvadas. M\u225?s tarde, poco a poco, me di cuenta de que los ojos que cre\u237?a clavados en m\u237? miraban en realidad m\u225?s all\u225?, indiferentes a la breve alteraci\u243?n de la oscuridad que yo representaba. De todas las criaturas que conoc\u237? en aquellos d\u237?as, la \u250?nica que de veras me miraba era mi madre. Me miraba tan fijamente como si quisiera devorarme, del mismo modo que har\u237?a un Trol. Ella me quer\u237?a. De alg\u250?n extra\u241?o modo lo supe, la necesidad de que me lo dijera. Yo era su creaci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar}{\u201?ramos una \u250?nica cosa, como el muro y la piedra que asoma de \u233?l. O al menos eso era lo que, con ardor y desesperaci\u243?n, yo me dec\u237?a a m\u237? mismo. Cuando ella me atravesaba con su mirada, ya no estaba tan seguro. Entonces me volv\u237?a intensamente consciente del espacio que ocupaba mi cuerpo, del volumen de oscuridad que desplazaba, del liso y brillante trecho de tierra pisoteada que mediaba entre ella y yo, y del asombroso distanciamiento que mostraban los ojos de mi madre. De pronto me sent\u237?a solo y horrible, casi obsceno, como si me hubiera ensuciado encima. El r\u237?o de la cueva murmuraba muy por debajo de nosotros. .Joven como era, e incapaz de comprender, romp\u237?a a berrear y me lanzaba a los brazos de mi madre, y ella abr\u237?a sus zarpas y me abrazaba, aunque yo notaba su inquietud (mi dentadura era como una sierra), y me estrujaba contra su gordo y fl\u225?ccido pecho como si quisiera convertirme de nuevo en parte de su propia carne. Despu\u233?s, ya calmado, volv\u237?a a mis juegos. Astuto y perverso como un lobo viejo, intrigaba con mis amigos imaginarios o los acechaba, proyectando en cada rinc\u243?n de la cueva y de los bosques la imagen de aquello en lo que aspiraba a convertirme.\par\pard\plain\hyphpar}{Entonces volv\u237?an, por sorpresa, los ojos impasibles y ardientes de las extra\u241?as formas. O los de mi madre. Repentinamente, todo se transformaba una vez m\u225?s. Me quedaba inm\u243?vil, como una rosa atravesada por un clavo, mientras el mundo se apartaba de m\u237?, fr\u237?amente, alej\u225?ndose en todas direcciones. Yo no entend\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar}{Una ma\u241?ana, un pie se me qued\u243? atrapado en la grieta donde se un\u237?an los troncos de dos viejos \u225?rboles.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Aaaah! \u8212?grit\u233?\u8212?. \u161?Madre! \u161?Aaaah!\par\pard\plain\hyphpar}{Me hab\u237?a quedado fuera hasta mucho m\u225?s tarde de lo acostumbrado. Como norma, estaba de regreso en la cueva al amanecer, pero aquel d\u237?a el aroma de un ternero reci\u233?n nacido \u8212?\u161?ah!, m\u225?s dulce que las flores, tan dulce como la leche de mi madre\u8212? me hab\u237?a hecho retrasarme. Enfadado e incr\u233?dulo, me mir\u233? el pie. Estaba profundamente encajado, como si la pareja de robles lo estuviera devorando. Ten\u237?a la pierna cubierta de serr\u237?n producido por las ardillas. No estoy seguro de c\u243?mo se produjo el accidente. Deb\u237? de apartar los troncos cuando me alc\u233? al punto donde se un\u237?an, y cuando est\u250?pidamente los solt\u233?, se cerraron sobre mi pie como un cepo. Me brotaba sangre del tobillo y de la espinilla y el dolor me sub\u237?a por la pierna igual que un incendio remonta un ca\u241?\u243?n en una monta\u241?a. Perd\u237? la cabeza. Grit\u233? pidiendo ayuda, con tanta fuerza que la tierra tembl\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Madre! \u161?Aaaah! \u161?Aaaah!\par\pard\plain\hyphpar}{Grit\u233? al cielo, al bosque, a los acantilados, hasta que la p\u233?rdida de sangre me debilit\u243? tanto que apenas pude moverme.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Voy a morir \u8212?me lament\u233?\u8212?. \u161?Pobre Grendel! \u161?Pobre mam\u225?! \u8212?exclam\u233? entre sollozos.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?El pobre Grendel se quedar\u225? aqu\u237? hasta que se muera de hambre \u8212?me dije\u8212?, \u161?y nadie lo echar\u225? de menos!\par\pard\plain\hyphpar}{Este pensamiento me enfureci\u243?. Aull\u233?. Pens\u233? en los desconcertantes ojos de mi madre, observ\u225?ndome desde el otro extremo de la cueva. Pens\u233? en los ojos fr\u237?os e indiferentes de los otros. Chill\u233? de miedo; aun as\u237? nadie acudi\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{El sol estaba alto, e incluso filtrado por el encaje de tiernas hojas hac\u237?a que me doliera la cabeza. Me estir\u233? todo lo que pude, buscando enloquecido la silueta de mi madre en los acantilados, pero all\u237? no hab\u237?a nada, o m\u225?s bien hab\u237?a de todo. Ir\u243?nicas y crueles, unas formas tras otras adoptaban la apariencia de mi madre \u8212?una roca en equilibrio al filo de un risco, un \u225?rbol seco que proyectaba una sombra de brazos alargados, un gamo a la carrera, la boca de una cueva\u8212? cada cosa tratando de alzarse, de diferenciarse del amasijo de objetos sin significado, pero fracasando, fundi\u233?ndose de nuevo con el desorden f\u250?til y exasperante de todo lo que no era mi madre. Se me aceler\u243? el coraz\u243?n. Cre\u237? ver el conjunto del universo, sol y cielo incluidos, derrumbarse y descomponerse. Todo era ruina y putrefacci\u243?n. Si ella hubiera estado all\u237?, los acantilados, el brillante cielo, los \u225?rboles, el gamo, la cascada se habr\u237?an cuadrado a su alrededor, habr\u237?an regresado cada uno a su lugar; pero ella no estaba all\u237? y la ma\u241?ana era una locura. El brillo verde se me clavaba como agujas vivientes.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Por favor, madre! \u8212?solloc\u233? lleno de dolor.\par\pard\plain\hyphpar}{Entonces, a unos treinta pies de distancia, apareci\u243? un toro. Se me qued\u243? mirando con la cabeza gacha, y el mundo se cuadr\u243? a su alrededor, como si estuviera confabulado con \u233?l. Deb\u237?a de haberme acercado al ternero m\u225?s de lo que pensaba, porque el toro hab\u237?a acudido para protegerlo. Los toros hacen eso, aunque no sepan si los terneros que protegen son los suyos. Sacudi\u243? los cuernos, desde\u241?oso. Tembl\u233?. Si hubiera estado en el suelo podr\u237?a haberle plantado cara, o al menos huir. Pero estaba atrapado a cuatro o cinco pies de altura, y adem\u225?s d\u233?bil. A \u233?l le bastar\u237?a una sola embestida de aquella cabeza cuadrada y huesuda para sacarme del \u225?rbol, arranc\u225?ndome el pie. Despu\u233?s podr\u237?a cornearme a placer hasta acabar conmigo. Pate\u243? el suelo con mirada asesina.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Largo! \u8212?dije\u8212?. \u161?Sssssh!\par\pard\plain\hyphpar}{No sirvi\u243? de nada. Lanc\u233? un rugido. \u201?l mene\u243? la cabeza como si le hubiera tirado un pedrusco, pero luego, simplemente, se qued\u243? pensando qu\u233? hacer, y un minuto despu\u233?s volv\u237?a a patear el suelo. Rug\u237? otra vez. En esta ocasi\u243?n apenas se percat\u243? de ello. Resopl\u243? y ara\u241?\u243? el suelo m\u225?s profundamente con los afilados cascos traseros, levantando hierba y tierra oscura. Como si el tiempo se hubiera ralentizado, tal como les sucede a los moribundos, lo vi proyectar su peso hacia delante, iniciando un trote suave con la cabeza inclinada, de forma casi indolente. Tom\u243? velocidad, carg\u243? todo el peso sobre sus enormes cuartos delanteros, con el rabo alzado como el asta de una bandera. Gritar no me sirvi\u243? de nada, cargaba hacia m\u237? como una avalancha. El estampido de los cascos rebotaba contra los acantilados. En el instante en que golpe\u243? el \u225?rbol, una llamarada me subi\u243? por la pierna. La punta de un cuerno me hab\u237?a desgarrado la rodilla.\par\pard\plain\hyphpar}{Pero eso fue todo. El \u225?rbol se estremeci\u243? con el impacto y el toro trastabill\u243?. Sacudi\u243? la cabeza como si quisiera aclararse la mente y trot\u243? de regreso al punto desde donde hab\u237?a iniciado la embestida. Hab\u237?a golpeado demasiado bajo, y a pesar del miedo que sent\u237?a me di cuenta de que siempre lo har\u237?a as\u237?. Marchaba guiado por el instinto, un mecanismo antiguo y ciego. Se habr\u237?a enfrentado del mismo modo a un terremoto o un \u225?guila. Yo no ten\u237?a nada que temer de su furia, salvo aquel cuerno. La siguiente vez que embisti\u243?, no lo perd\u237? de vista, observ\u233? el cuerno con la concentraci\u243?n que habr\u237?a dedicado a los bordes de una grieta sobre la que me dispusiera a saltar, y en el instante preciso me apart\u233?. Lo \u250?nico que me alcanz\u243? fue su estela.\par\pard\plain\hyphpar}{Me re\u237?. Ten\u237?a el tobillo entumecido y la pierna me ard\u237?a hasta la cadera. Me volv\u237? para inspeccionar otra vez los acantilados, pero mi madre segu\u237?a sin aparecer, y mi risa gan\u243? en fiereza. De pronto, como si hubiera experimentado una visi\u243?n, comprend\u237? las miradas vac\u237?as de aquellas formas jorobadas de la cueva. (\u191?Acaso aquellas criaturas de ojos de color azufre, que se arrastraban de estancia en estancia o permanec\u237?an aisladas, apartadas de las dem\u225?s, emitiendo un continuo murmullo, como el de los r\u237?os subterr\u225?neos, inmersas en su tristeza privada e inviolable, eran mis hermanos y t\u237?os?)\par\pard\plain\hyphpar}{Comprend\u237? que el mundo no era nada, tan s\u243?lo un caos mec\u225?nico de hechos violentos y azarosos al que est\u250?pidamente imponemos nuestras esperanzas y miedos. Comprend\u237? \u8212?de forma absoluta y definitiva\u8212? que yo soy lo \u250?nico que importa. Todo lo dem\u225?s, supe, s\u243?lo es lo que me empuja a actuar, o contra lo que yo reacciono ciegamente, de la misma forma como el mundo reacciona contra m\u237?. Yo creo el universo, parpadeo a parpadeo. \u161?Yo, un horrible dios que agonizaba tristemente en un \u225?rbol!\par\pard\plain\hyphpar}{El toro arremeti\u243? de nuevo. Esquiv\u233? el cuerno y rug\u237? de rabia y dolor. Las ramas que hab\u237?a sobre m\u237?, extendi\u233?ndose por encima del claro como serpientes hambrientas que asomaran de su nido, habr\u237?an sido garrotes si las hubiera tenido en las manos, o barricadas, si hubieran estado apiladas delante de mi cueva, o habr\u237?an servido como le\u241?a si hubieran estado en la estancia donde mi madre y yo dorm\u237?amos. Pero all\u237? donde se encontraban eran... \u191?qu\u233?? \u191?Una especie de amable parasol? Me re\u237?. Un aullido lloroso.\par\pard\plain\hyphpar}{El toro sigui\u243? embistiendo. Despu\u233?s de un golpe, a veces se desplomaba jadeando. Yo me re\u237?a de forma an\u225?rquica, casi sin fuerzas. No volv\u237? a preocuparme por apartar la pierna. Unas veces el cuerno me la desgarraba, otras no. Me abrac\u233? al tronco que ten\u237?a a mi derecha y casi me qued\u233? dormido. Puede que durmiera, no lo s\u233?. Creo que s\u237?. Nada me importaba. En alg\u250?n momento de la tarde, abr\u237? los ojos y descubr\u237? que el toro se hab\u237?a ido.\par\pard\plain\hyphpar}{Creo que volv\u237? a dormirme. Cuando me despert\u233? de nuevo y mir\u233? a trav\u233?s de las ramas, vi buitres. Suspir\u233? con indiferencia. O bien me estaba acostumbrando al dolor, o bien \u233?ste hab\u237?a menguado. No importaba. Intent\u233? imaginarme desde el punto de vista de los buitres. Me vi, sin embargo, a trav\u233?s de los ojos de mi madre. Devoradores. Para ella era el centro del mundo; no porque yo hubiera luchado para conseguirlo, ni gracias a alguna cualidad de mi enorme y gre\u241?udo cuerpo o de mi ladina y antinatural mente. Yo pose\u237?a, a sus ojos, un significado que yo mismo nunca ser\u237?a capaz de apreciar y que tampoco me preocupar\u237?a por descubrir: era un extra\u241?o, la piedra que se desgaja del muro. Volv\u237? a dormir.\par\pard\plain\hyphpar}{Esa noche vi por primera vez a los hombres.\par\pard\plain\hyphpar}{Estaba oscuro cuando despert\u233? \u8212?o cuando recuper\u233? el sentido\u8212?. De inmediato supe que algo iba mal. No se o\u237?a ning\u250?n sonido, ni el croar de una rana ni el canto de un grillo. En el aire flotaba un olor muy diferente al de mi madre y al m\u237?o, \u225?spero y picante, parecido al de los cardos. Abr\u237? los ojos y lo vi todo borroso, como si estuviera debajo del agua. A mi alrededor hab\u237?a luces, como los ojos de una extra\u241?a criatura. Retrocedieron cuando las mir\u233?. Entonces o\u237? voces, palabras. Los sonidos me parecieron extra\u241?os al principio, pero cuando me calm\u233? y me concentr\u233? en ellos descubr\u237? que pod\u237?a comprenderlos: era nuestro propio lenguaje, pero hablado de forma extra\u241?a, como si los sonidos los produjeran ramas quebradizas, pinaza reseca o esquisto desmenuzado. La vista se me aclar\u243? y los vi, montados a caballo, sosteniendo antorchas. Algunos se cubr\u237?an la cabeza con una especie de c\u250?pulas brillantes (as\u237? me lo pareci\u243? entonces) de las que sal\u237?an cuernos como los del toro. Aquellas criaturas eran peque\u241?as, con ojos sin vida y caras gris\u225?ceas, y en cierto sentido se parec\u237?an a nosotros, aunque resultaban rid\u237?culas y misteriosamente irritantes, como las ratas. Sus gestos eran r\u237?gidos y repetitivos, como si respondieran a alguna l\u243?gica preestablecida. Ten\u237?an las manos desnudas y delgadas, y las mov\u237?an nerviosamente. Cuando me di cuenta de su presencia estaban todos hablando a la vez. Intent\u233? cambiar de postura pero ten\u237?a el cuerpo agarrotado, lo \u250?nico que consegu\u237? fue mover un poco una mano. Dejaron de hablar al instante, todos a la vez, como gorriones. Me miraron y yo los mir\u233?.\par\pard\plain\hyphpar}{Uno de ellos \u8212?uno alto, con una larga barba negra\u8212? dijo:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?No es parte del \u225?rbol. Se mueve de forma independiente.\par\pard\plain\hyphpar}{Los dem\u225?s asintieron.\par\pard\plain\hyphpar}{El alto dijo:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Es alg\u250?n tipo de excrecencia, \u233?sa es mi opini\u243?n. Un hongo monstruoso.\par\pard\plain\hyphpar}{Todos contemplaban las ramas.\par\pard\plain\hyphpar}{Uno bajo y gordo, con una barba blanca y enmara\u241?ada, se\u241?al\u243? el \u225?rbol con un hacha.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Las ramas del lado norte est\u225?n muertas. Para el solsticio de verano habr\u225? muerto todo el \u225?rbol. El lado norte es siempre el primero en secarse cuando no hay savia suficiente.\par\pard\plain\hyphpar}{Asintieron, y otro dijo:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Veis all\u237?, donde eso crece del tronco? Hay savia alrededor.\par\pard\plain\hyphpar}{Se inclinaron sobre los caballos para comprobarlo, acerc\u225?ndome las antorchas. Los ojos de sus monturas relucieron.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Tenemos que solucionarlo si queremos salvar el \u225?rbol \u8212?dijo el alto.\par\pard\plain\hyphpar}{Los dem\u225?s gru\u241?eron y el alto me mir\u243? a los ojos, inquieto. Yo no pod\u237?a moverme. Desmont\u243? y se me acerc\u243?, tanto que podr\u237?a haberle aplastado la cabeza de un pu\u241?etazo, si hubiera sido capaz de mover los m\u250?sculos.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Parece sangre \u8212?dijo, e hizo una mueca.\par\pard\plain\hyphpar}{Otros dos desmontaron y se acercaron a husmear.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Yo dir\u237?a que este \u225?rbol est\u225? acabado \u8212?dijo uno.\par\pard\plain\hyphpar}{Todos los dem\u225?s asintieron, menos el alto.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?No podemos permitir que se pudra \u8212?dijo\u8212?. Dejad que el sitio empiece a arruinarse y ver\u233?is cu\u225?l es el resultado.\par\pard\plain\hyphpar}{Asintieron. Todos los dem\u225?s desmontaron y se acercaron tambi\u233?n. El de la barba blanca y enmara\u241?ada dijo:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?A lo mejor podemos cortar el hongo.\par\pard\plain\hyphpar}{Dieron vueltas a la idea. Despu\u233?s de un rato, el alto mene\u243? la cabeza.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?No s\u233?. Podr\u237?a ser un esp\u237?ritu de los robles. Es mejor no meterse con \u233?l.\par\pard\plain\hyphpar}{Los dem\u225?s parecieron inc\u243?modos. Hab\u237?a uno calvo y flaco, con ojos como agujeros. Abri\u243? los brazos igual que un p\u225?jaro desafiante y empez\u243? a moverse en c\u237?rculos, con la cabeza gacha, escudri\u241?\u225?ndolo todo: el \u225?rbol, el bosque, mis ojos. De pronto asinti\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Eso es! \u161?El rey tiene raz\u243?n! \u161?Es un esp\u237?ritu!\par\pard\plain\hyphpar}{Los dem\u225?s dieron un respingo y preguntaron:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Eso crees?\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Te parece que es amistoso? \u8212?pregunt\u243? el rey.\par\pard\plain\hyphpar}{El calvo se acarici\u243? los labios, escudri\u241?\u225?ndome. Su codo apuntaba hacia abajo, como apoyado en una mesa invisible, mientras sopesaba la cuesti\u243?n. Sus peque\u241?os y negros ojos me miraban fijamente, esperando quiz\u225? que yo dijera algo. Intent\u233? hablar. Mi boca se abri\u243?, pero ning\u250?n sonido sali\u243? de ella. El hombrecillo retrocedi\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Est\u225? hambriento! \u8212?dijo.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Hambriento? \u8212?dijeron todos\u8212?. \u191?Qu\u233? es lo que come?\par\pard\plain\hyphpar}{El calvo volvi\u243? a mirarme. Sus diminutos ojos me taladraban y \u233?l permanec\u237?a encogido como si pretendiera colarse en mi cerebro de un salto. Mi coraz\u243?n emit\u237?a un golpeteo sordo. Estaba tan hambriento que podr\u237?a haberme comido una piedra. \u201?l sonri\u243? de pronto, como si hubiera tenido una visi\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Come cerdo \u8212?dijo\u8212?. O quiz\u225? cerdo ahumado \u8212?corrigi\u243?\u8212?. Est\u225? en periodo de transici\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar}{Todos me miraron, pensaron en ello y asintieron.\par\pard\plain\hyphpar}{El rey se\u241?al\u243? a seis de sus hombres:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Traed unos cerdos a esa cosa \u8212?dijo.\par\pard\plain\hyphpar}{Los seis respondieron:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?S\u237?, se\u241?or.\par\pard\plain\hyphpar}{Montaron y partieron al galope.\par\pard\plain\hyphpar}{Eso me alegr\u243?, aunque todo era una locura, y antes de darme cuenta me estaba riendo. Ellos retrocedieron y me miraron temblorosos.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?El esp\u237?ritu est\u225? enfadado \u8212?susurr\u243? uno.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Lo ha estado siempre \u8212?dijo otro\u8212?. Por eso est\u225? matando el \u225?rbol.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?No. Os equivoc\u225?is \u8212?dijo el calvo\u8212?. Est\u225? pidiendo cerdo.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Cerdo! \u8212?intent\u233? gritar.\par\pard\plain\hyphpar}{Eso los asust\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{Empezaron a gritarse unos a otros. Un caballo relinch\u243? y se encabrit\u243?, y por alg\u250?n loco motivo ellos lo interpretaron como una se\u241?al. El rey le arrebat\u243? el hacha al hombre que ten\u237?a a su lado y, sin previo aviso, me la lanz\u243?. Yo me apart\u233? soltando un aullido, y el hacha pas\u243? roz\u225?ndome el hombro, tocando apenas la carne. Brot\u243? un hilo de sangre.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Est\u225?is locos! \u8212?intent\u233? gritar, pero s\u243?lo me sali\u243? un gemido.\par\pard\plain\hyphpar}{Chill\u233? llamando a mi madre.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Rodeadlo! \u8212?grit\u243? el rey\u8212?. \u161?Poned a salvo los caballos!\par\pard\plain\hyphpar}{Y de pronto supe que no me enfrentaba a un est\u250?pido toro sino a criaturas pensantes, capaces de trazar planes, los seres m\u225?s peligrosos de cuantos hab\u237?a conocido. Les grit\u233? en un intento por espantarlos, pero se refugiaron tras la maleza y de las sillas de sus caballos cogieron unos palos largos: arcos y lanzas.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Est\u225?is locos! \u8212?grit\u233?\u8212?. \u161?Enfermos!\par\pard\plain\hyphpar}{Nunca hab\u237?a gritado m\u225?s alto en mi vida. Flechas como carbones al rojo me atravesaron brazos y piernas, y grit\u233? m\u225?s alto a\u250?n. Y entonces, cuando estaba convencido de que era mi fin, un grito diez veces m\u225?s poderoso que el m\u237?o lleg\u243? desde el acantilado. \u161?Era mi madre! Baj\u243? rugiendo como un trueno, aullando como cien huracanes, con los ojos brillando igual que el fuego de un drag\u243?n, y antes de que estuviera a una milla de nosotros, las criaturas ya hab\u237?an saltado a sus caballos y huido al galope. \u193?rboles enormes se derrumbaban al paso de mi madre; la tierra temblaba. Su olor llen\u243? el claro del bosque como sangre vertida en un c\u225?liz de plata, y sent\u237? separarse los \u225?rboles que me aprisionaban y ca\u237? a la hierba, libre.\par\pard\plain\hyphpar}{Despert\u233? en la caverna. El agradable parpadeo de una hoguera iluminaba los muros. Mi madre hurgaba en la pila de huesos. Cuando me oy\u243? moverme, me mir\u243? frunciendo el ce\u241?o. Las extra\u241?as figuras no estaban all\u237?. Intu\u237? que se hab\u237?an adentrado a\u250?n m\u225?s en la oscuridad, alej\u225?ndose de los hombres. Intent\u233? contar a mi madre lo que hab\u237?a pasado, y lo que hab\u237?a aprendido: la ausencia de significado del mundo, la universal brutalidad. Se limit\u243? a mirarme, alarmada por los sonidos que sal\u237?an de mi boca. Hac\u237?a mucho tiempo que ella hab\u237?a olvidado todo lenguaje, o quiz\u225? nunca hab\u237?a conocido ninguno. Nunca la hab\u237?a o\u237?do hablar con las figuras. (C\u243?mo aprend\u237? yo a hablar es algo que no recuerdo; sucedi\u243? hace mucho, mucho tiempo.) Pero segu\u237? hablando, intentando derribar las barreras de su irracionalidad.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?El mundo se opone a m\u237? y yo me opongo al mundo \u8212?dije\u8212?. No hay nada m\u225?s que eso. Las monta\u241?as son tal como yo las defino.\par\pard\plain\hyphpar}{\u161?Ah, monstruosa estupidez infantil, esperanza irrazonable! El remordimiento por aquella escena me asalta una y otra vez (en la caverna, cuando vago por el exterior o mientras estoy sentado a la orilla del lago), como si me persiguiera.\par\pard\plain\hyphpar}{Los ojos de mi madre lanzan un destello y retrocede como si una corriente nos separara.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?El mundo no es m\u225?s que un accidente sin sentido \u8212?digo con los pu\u241?os apretados\u8212?. S\u243?lo yo existo, eso es todo.\par\pard\plain\hyphpar}{Su expresi\u243?n se contrae. Se pone a cuatro patas, aparta unas esquirlas de hueso de delante de ella y, con una mirada de terror, como si la impulsara una fuerza antinatural, se lanza sobre m\u237? y me entierra entre su pelo erizado y su carne fofa. Tiemblo de miedo. \u171?El pelo de mi madre es erizado\u187?, me digo. \u171?Su carne es fofa.\u187? No puedo ver nada. Huele a cerdo salvaje y pescado.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Mi madre huele a cerdo salvaje y pescado.\par\pard\plain\hyphpar}{A todo lo que veo le asigno una utilidad, pienso mientras lucho en busca de aire, y todo lo que no veo resulta in\u250?til. Me veo a m\u237? mismo viendo lo que veo. La idea me sobresalta. \u171?Entonces yo no soy \u233?se que me mira.\u187? No lo entiendo. \u161?Ay de m\u237?! \u161?Ni el grosor de un hilo, ni el del m\u225?s fino de los cabellos, me separa del desorden universal! Escucho el r\u237?o subterr\u225?neo. Nunca lo he visto.\par\pard\plain\hyphpar}{Hablando, hablando, tejiendo una piel, una piel... No puedo respirar. Intento liberarme a zarpazos. Ella lucha. Huelo la sangre de mi madre y, alarmado, oigo el \u161?Bum! \u161?Bum! de su coraz\u243?n, que rebota contra el suelo y los muros de la cueva.\par\pard\plain\hyphpar}{{\ql{\b 3 }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{NO fue por lanzarme el hacha por lo que me enemist\u233? con Hrothgar. Aquello s\u243?lo fue una tonter\u237?a. No le di importancia. Lo recordaba como se recuerda un \u225?rbol que se desploma sobre ti o una v\u237?bora que pisas por accidente, salvo que, por supuesto, Hrothgar era m\u225?s temible que un \u225?rbol o una v\u237?bora. Fue m\u225?s adelante, cuando me hice adulto y Hrothgar era ya un hombre muy, muy viejo, cuando me propuse destruirlo lenta y cruelmente. De no haber sido por las historias sobre huellas m\u237?as que los guerreros le contaban de cuando en cuando, para entonces ya se habr\u237?a olvidado de mi existencia.\par\pard\plain\hyphpar}{Hrothgar hab\u237?a estado ocupado. Yo lo hab\u237?a visto todo desde el l\u237?mite del bosque, casi siempre encaramado a los \u225?rboles.\par\pard\plain\hyphpar}{Al principio hab\u237?a varios grupos: bandas peque\u241?as y andrajosas que rondaban por el bosque a pie o a caballo, h\u225?biles asesinos que actuaban en equipo, cazando en verano, tiritando en cuevas o peque\u241?as chozas durante el invierno, y en ocasiones abri\u233?ndose\par\pard\plain\hyphpar}{paso a trav\u233?s de la nieve, lenta y torpemente, en busca de caza. Les colgaban car\u225?mbanos de las cejas y la barba y las pesta\u241?as, y yo los o\u237?a gru\u241?ir y rezongar. Cuando dos cazadores de bandas diferentes se encontraban en el bosque, luchaban hasta que la nieve quedaba te\u241?ida de sangre, despu\u233?s se separaban, gritando y jadeando, y regresaban a sus campamentos para contar historias delirantes sobre lo ocurrido.\par\pard\plain\hyphpar}{Si una banda crec\u237?a hasta alcanzar un buen n\u250?mero de integrantes, se apropiaba de una colina y la limpiaba, y con los \u225?rboles talados levantaba caba\u241?as, y en la cumbre un enorme y desgarbado palacio con un angosto tejado a dos aguas y un amplio hogar de piedra, adonde todos acud\u237?an por las noches para refugiarse de las otras bandas. Las paredes interiores estaban bellamente pintadas y de ellas colgaban tapices, y cada viga y percha para los halcones estaba adornada con tallas de sapos, serpientes, dragones, ciervos, vacas, cerdos, \u225?rboles y trols. Con los primeros indicios de la primavera, los hombres levantaban sus altares, esparc\u237?an semillas en la falda de la colina, por debajo del nivel de las caba\u241?as, y levantaban cercados de madera para sus vacas y cerdos. Las mujeres trabajaban la tierra y orde\u241?aban y alimentaban al ganado mientras los hombres cazaban, y cuando al caer la noche \u233?stos regresaban de los parajes frecuentados por los lobos, las mujeres cocinaban las capturas mientras ellos aguardaban en el palacio bebiendo hidromiel. Despu\u233?s todos com\u237?an; los hombres en primer lugar, las mujeres y los ni\u241?os despu\u233?s, y a continuaci\u243?n los hombres segu\u237?an bebiendo, volvi\u233?ndose cada vez m\u225?s ruidosos y pendencieros, alardeando sobre lo que planeaban hacer a las bandas de las otras colinas. Yo me acurrucaba en la oscuridad y escuchaba su vocer\u237?o con las cejas alzadas, los labios fruncidos y el pelo de la nuca erizado como el de un cerdo. Todas las bandas hac\u237?an lo mismo. Con el tiempo sus bravatas, m\u225?s que molestarme, llegaron a divertirme. No era asunto m\u237?o lo que se hicieran unos a otros. Su actitud resultaba inquietante \u8212?ning\u250?n lobo era tan despiadado con los dem\u225?s lobos\u8212?, pero yo no acababa de creer que hablaran en serio.\par\pard\plain\hyphpar}{Se escuchaban mutuamente, sentados a las mesas del palacio, los escu\u225?lidos y ratoniles rostros atentos a las palabras del fanfarr\u243?n de turno, bajo la mirada de los halcones encaramados a las vigas, y cuando uno conclu\u237?a sus dementes amenazas, otro se pon\u237?a en pie y hac\u237?a sonar su cuerno de caza o agitaba su espada, o ambas cosas si estaba muy borracho, y les contaba lo que {\i\u233?l} pensaba hacer. De vez en cuando, una discusi\u243?n sin importancia pasaba a mayores y alguno mataba a otro. Entonces los dem\u225?s aislaban al asesino y estudiaban el caso, y bien, por alg\u250?n motivo, lo perdonaban, o bien lo desterraban al bosque, donde deb\u237?a sobrevivir robando de los corrales como un zorro lisiado. En alguna ocasi\u243?n intent\u233? hacerme amigo del exiliado, otras prefer\u237? ignorarlo, pero ellos eran traicioneros. Al final siempre ten\u237?a que devorarlos. Sin embargo, no era as\u237? como habitualmente acababan los banquetes. Lo normal era que los hombres aullaran sus bravatas y la velada marchara bien, cada vez m\u225?s ruidosa, con el rey alabando a uno, censurando a otro, sin que nadie resultara herido, salvo alguna mujer que se lo hab\u237?a buscado, y al final se dorm\u237?an unos encima de otros, amontonados como lagartos, y yo robaba una vaca.\par\pard\plain\hyphpar}{Pero las amenazas iban en serio. Desliz\u225?ndome a hurtadillas de un campamento a otro, pude apreciar un cambio en sus alcoholizados desaf\u237?os. Ocurri\u243? al final de la primavera. Hab\u237?a comida en abundancia. Cada cabra y cada oveja ten\u237?an un par de temblorosas cr\u237?as, el bosque estaba exuberante y las primeras cosechas echaban fruto.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Robar\u233? su oro y quemar\u233? su palacio! \u8212?rugi\u243? uno de los hombres agitando su espada como si \u233?sta estuviera en llamas.\par\pard\plain\hyphpar}{Y otro, con ojos como puntas de alfiler, contest\u243?:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Hazlo ahora mismo, cara de vaca! \u161?No eres ni la mitad de hombre de lo que tu padre fue!\par\pard\plain\hyphpar}{La gente se ri\u243?. Yo retroced\u237? en la oscuridad, furioso conmigo mismo por la est\u250?pida necesidad que sent\u237?a de espiarlos, y me deslic\u233? hasta el siguiente campamento, donde escuch\u233? lo mismo.\par\pard\plain\hyphpar}{Entonces, una medianoche, encontr\u233? un palacio en ruinas. Las vacas yac\u237?an en sus cercados con agujeros de lanza en el cuello y burbujas de sangre brotando del hocico. Ninguna hab\u237?a sido devorada. Los perros guardianes yac\u237?an en el suelo como piedras mojadas, con las cabezas separadas de los cuerpos y mostrando todav\u237?a las fauces. El palacio derruido era un cuadrado de llamas y humo acre, y las gentes de su interior (ninguna de ellas hab\u237?a sido devorada tampoco) se hab\u237?an consumido hasta parecer unos enanos negros y crujientes. El cielo se asomaba por donde antes se hab\u237?a alzado el tejado, y los bancos, las mesas y los camastros eran ascuas relucientes esparcidas por el borde del bosque. No quedaba rastro del oro que hab\u237?an pose\u237?do, ni una sola empu\u241?adura de espada derretida.\par\pard\plain\hyphpar}{A continuaci\u243?n dieron inicio las guerras, y los himnos, y la fabricaci\u243?n de armas. Si los himnos dec\u237?an la verdad, y supongo que al menos uno o dos la dec\u237?an, siempre hab\u237?a habido guerras, y lo que yo hab\u237?a presenciado hasta entonces no hab\u237?a sido m\u225?s que un periodo de tregua general.\par\pard\plain\hyphpar}{Yo espiaba un palacio desde lo alto de un \u225?rbol, las aves nocturnas cantaban en las ramas, la luna oculta por una torre de nubes, y nada se mov\u237?a, salvo las hojas empujadas por la brisa primaveral y, junto a las porquerizas, dos centinelas que patrullaban con sus hachas de guerra y sus perros. O\u237?a al Creador cantar en el palacio sobre los hechos de reyes muertos \u8212?c\u243?mo hab\u237?an cortado cabezas y se hab\u237?an apropiado de preciadas espadas y collares\u8212?, su arpa imitando el estr\u233?pito de las espadas, resonando en\u233?rgicamente con los nobles discursos, suspirando con las \u250?ltimas palabras de los h\u233?roes moribundos. Cada vez que se deten\u237?a para pensar en c\u243?mo continuar, todos vociferaban y se palmeaban las espaldas y brindaban por una larga vida para el Creador. Junto al palacio y los edificios exteriores algunos hombres silbaban y murmuraban mientras reparaban las armas: recubriendo viejas puntas de lanza con l\u225?minas de bronce, aplicando veneno de serpiente al filo de las espadas, prestando atenci\u243?n a c\u243?mo el orfebre decoraba las empu\u241?aduras de las hachas de guerra. (Los orfebres ocupaban un puesto privilegiado. Me acuerdo especialmente de uno, un hombre delgado, distante y altivo, de edad mediana. Nunca se dirig\u237?a a los dem\u225?s, salvo para re\u237?rse de ellos con una risa extra\u241?a \u171?Nyeh, he, he\u187?.)\par\pard\plain\hyphpar}{De pronto los p\u225?jaros enmudec\u237?an y m\u225?s all\u225? del claro del palacio se o\u237?a un crujido de arneses de cuero. Los vigilantes y sus perros se quedaban paralizados, como alcanzados por un rayo; despu\u233?s los perros romp\u237?an a ladrar, y al instante la puerta del palacio se abr\u237?a de golpe y los hombres sal\u237?an tropezando unos con otros. Los caballos de los enemigos irrump\u237?an en el claro, derribaban los cercados, dispersaban las vacas y los cerdos, que se alejaban mugiendo y ga\u241?endo, y los dos bandos se lanzaban uno contra el otro. Se deten\u237?an cuando mediaban veinte pies de distancia entre ellos, y entonces comenzaban a gritarse con las espadas en alto. Los jefes de cada bando empu\u241?aban sus lanzas y aullaban hasta casi escupir los pulmones. Terribles amenazas, a juzgar por las escasas palabras que llegaba a comprender. Cosas sobre sus padres y los padres de sus padres, cosas sobre justicia y honor y leg\u237?tima venganza. Las gargantas tensas, los ojos girando en las cuencas como los de un potro reci\u233?n nacido, el sudor chorreando de los hombros. A continuaci\u243?n luchaban. Lanzas volando, espadas entrechocando, flechas lloviendo desde las puertas y ventanas del palacio y desde la linde del bosque. Los caballos se encabritaban y derrumbaban, los cuervos volaban enloquecidos, como murci\u233?lagos en un incendio, hab\u237?a hombres aturdidos, otros que gesticulaban salvajemente, otros que pronunciaban discursos, otros que mor\u237?an o, en algunos casos, que simulaban morir para luego escabullirse. Algunas veces los atacantes eran rechazados; otras, venc\u237?an y arrasaban el palacio; otras, apresaban al rey y obligaban a su pueblo a entregarles armas, anillos de oro y ganado.\par\pard\plain\hyphpar}{Todo resultaba confuso y escalofriante, de un modo que yo era incapaz de interpretar. Estaba a salvo en mi \u225?rbol, y los hombres que combat\u237?an no significaban nada para m\u237?, con la excepci\u243?n, por supuesto, de que hablaban una lengua similar a la m\u237?a, lo que significaba que, incre\u237?blemente, est\u225?bamos emparentados. Me sent\u237?a enfermo, pero s\u243?lo por todo aquel desperdicio: todo lo que mataban \u8212?vacas, caballos, personas\u8212? era abandonado para que se pudriera o ardiera. Yo recolectaba cuanto pod\u237?a e intentaba almacenarlo, pero mi madre gru\u241?\u237?a y hac\u237?a muecas por el hedor.\par\pard\plain\hyphpar}{Las luchas continuaron durante todo aquel verano y se reiniciaron al siguiente y tambi\u233?n al siguiente. En ocasiones, cuando un palacio ard\u237?a, los supervivientes acud\u237?an a otro y, con las manos extendidas, sub\u237?an la colina desarmados y suplicaban que los aceptaran. Entregaban las escasas armas o el ganado que hubieran salvado de la destrucci\u243?n y sus nuevos vecinos les conced\u237?an una de las dependencias exteriores, las sobras de su comida y un poco de paja. A partir de entonces los dos grupos luchaban como aliados, salvo cuando se traicionaban entre s\u237?, apu\u241?al\u225?ndose por la espalda, robando el oro de los otros al amparo de la noche, o acost\u225?ndose con sus esposas e hijas.\par\pard\plain\hyphpar}{Estudi\u233? a los hombres estaci\u243?n tras estaci\u243?n. A veces los vigilaba encaramado a un acantilado, desde donde ve\u237?a las colinas desperdigadas por los campos y las luces de los palacios brillar como velas, como reflejos de las estrellas. Con un poco de suerte, en una noche clara de verano pod\u237?a ver hasta tres palacios ardiendo a la vez. Por supuesto, eso no era lo habitual.\par\pard\plain\hyphpar}{Y se volvi\u243? cada vez menos frecuente a medida que sus estrategias de lucha fueron cambiando. Hrothgar, que al principio apenas hab\u237?a sido m\u225?s poderoso que los dem\u225?s, comenz\u243? a aventajarlos. Elabor\u243? una teor\u237?a sobre la finalidad de la lucha, y ya nunca m\u225?s combati\u243? contra sus seis vecinos m\u225?s pr\u243?ximos. Les demostr\u243? el poder de su organizaci\u243?n y a partir de entonces, en lugar de guerrear contra ellos, cada tres meses m\u225?s o menos les enviaba un grupo de hombres provistos de grandes carros y morrales, para recaudar el tributo a su grandeza. Los vecinos cargaban los carros con oro, pieles y armas, y se arrodillaban ante los recaudadores y les dedicaban largos discursos y promet\u237?an defender a Hrothgar contra cualquier enemigo que se atreviera a plantarle cara. Los recaudadores respond\u237?an con palabras amistosas y bendiciones a los hombres a los que acababan de despojar, como si todo hubiera sido idea de \u233?stos, despu\u233?s se cargaban los morrales, arreaban a los bueyes y volv\u237?an a casa. El viaje era duro. La hierba alta y sedosa de las praderas se enredaba en los radios de los carros. Las pezu\u241?as de los bueyes se hund\u237?an en el barro de los senderos. Las ruedas quedaban atascadas en la oscura y f\u233?rtil tierra, sembrada y cosechada tan s\u243?lo por el viento. Los bueyes pon\u237?an los ojos en blanco, debati\u233?ndose, y mug\u237?an. Los hombres juraban. Empujaban las ruedas con largas palancas de roble y azotaban a las bestias hasta que sus espaldas quedaban en carne viva y de sus hocicos brotaba espuma de color rosa. De vez en cuando, con un terrible tir\u243?n, un buey se zafaba de su arn\u233?s y desaparec\u237?a en la espesura. Uno de los hombres lo persegu\u237?a a caballo abri\u233?ndose paso entre la mara\u241?a de casta\u241?os y espinos, azotado por las ramas, con su montura rebel\u225?ndose por la agon\u237?a de los pinchazos, y a veces, cuando el hombre daba con el buey, lo acribillaba a flechazos y lo abandonaba a los lobos. Otras veces se limitaba a desplomarse en el suelo, contemplaba los tristes y est\u250?pidos ojos del animal, y romp\u237?a a llorar. En otras ocasiones, uno de los caballos, reventado por el esfuerzo, se plantaba con la cabeza colgando, a la espera de la muerte, y los hombres le gritaban, o lo azotaban, o le arrojaban piedras, o lo aporreaban con palos hasta que uno recuperaba la raz\u243?n y tranquilizaba a los dem\u225?s, y entonces ataban el caballo a un carro y lo remolcaban, si es que pod\u237?an hacerlo, o si no lo abandonaban o lo mataban, pero no sin antes haberlo despojado de la silla, la brida y el ornamentado arn\u233?s. En ocasiones, cuando uno de los carros quedaba atascado sin remedio, los hombres iban a pie al poblado de Hrothgar. Cuando regresaban con ayuda, el carro era vaciado de su carga de oro y quemado, a veces por gente de la tribu de Hrothgar, pero habitualmente por otros, y a los bueyes y los caballos los sacrificaban.\par\pard\plain\hyphpar}{Hrothgar se reuni\u243? con su consejo durante numerosos d\u237?as y noches, y bebieron y hablaron y rezaron a sus extra\u241?os \u237?dolos tallados y finalmente tomaron una decisi\u243?n. Construir\u237?an calzadas. A los reyes a los que hasta entonces hab\u237?an exigido tributos en forma de riquezas, ahora les exigieron hombres. Y as\u237? Hrothgar y sus vecinos, cargados como hormigas en una larga marcha, recorrieron marismas, p\u225?ramos y bosques colocando losas de piedra sobre el blando suelo y rellenando los huecos con piedras m\u225?s peque\u241?as, hasta que, visto desde mi puesto de vig\u237?a en el acantilado, el reino de Hrothgar pareci\u243? una fl\u225?ccida rueda de carro con radios de piedra.\par\pard\plain\hyphpar}{Y entonces, cuando alg\u250?n enemigo proveniente de tierras lejanas atacaba a los reyes que se llamaban a s\u237? mismos amigos de Hrothgar, un mensajero cabalgaba a trav\u233?s de la noche, y en media hora, cuando los bandos todav\u237?a estaban grit\u225?ndose, agitando sus ramas de fresno y anunciando las cosas terribles que I\u187? usaban hacerse unos a otros, el bosque retumbaba con el galope de los jinetes de Hrothgar. \u201?ste siempre sal\u237?a victorioso. Su pueblo hab\u237?a crecido, y a cambio de las riquezas que les entregaba en muestra de agradecimiento, los guerreros volaban como avispones. Se construyeron m\u225?s calzadas. Nuevos palacios ofrec\u237?an tributo a Hrothgar. Su fortuna aument\u243? tanto que en mi palacio hab\u237?a escudos pintados, espadas enjoyadas, yelmos adornados con cabezas de jabal\u237? y objetos de oro apilados hasta las vigas del techo, y ellos tuvieron que abandonar el palacio y dormir en las dependencias exteriores. Mientras tanto, los que ofrec\u237?an tributo a Hrothgar deb\u237?an atacar poblados cada vez m\u225?s distantes para recaudar el oro que le pagaban \u8212?y tambi\u233?n un poco para ellos\u8212?. El poder de los hombres se extendi\u243? por el mundo, desde la base de mi acantilado hasta el mar del norte y los bosques impenetrables del sur y el este. Talaron \u225?rboles en c\u237?rculos cada vez m\u225?s amplios alrededor de sus palacios y salpicaron la tierra de caba\u241?as y porquerizas, hasta que el bosque pareci\u243? un perro viejo que agonizara de sarna. Hicieron mermar la caza, mataban aves por deporte, provocaban incendios que ard\u237?an durante d\u237?as. Sus ovejas acababan con los arbustos, arrasaban los valles basta dejarlos desnudos, y los cerdos arrancaban las ra\u237?ces de cualquier cosa que creciera. La tribu de Hrothgar construy\u243? barcos para llegar m\u225?s lejos hacia el norte y el oeste. Nada pod\u237?a detener el avance del hombre. Jabal\u237?es enormes hu\u237?an con s\u243?lo o\u237?r el crujido de un arn\u233?s. Los lobos se encog\u237?an de miedo en las ca\u241?adas cuando captaban su olor. A m\u237? me invad\u237?a una inquietud muda, oscuramente asesina.\par\pard\plain\hyphpar}{Una noche, inevitablemente, un ciego apareci\u243? en el palacio de Hrothgar. Llevaba consigo un arpa. Yo vigilaba desde la sombra de un establo porque en aquella colina ya no hab\u237?a \u225?rboles. Los centinelas de la puerta cruzaron sus hachas ante \u233?l. El ciego esper\u243? con una sonrisa tonta mientras un mensajero iba adentro. \u201?ste volvi\u243? minutos despu\u233?s, le dedic\u243? un gru\u241?ido y \u8212?cautelosamente, tanteando el suelo con los desnudos y retorcidos dedos de sus pies, como un hombre entregado a una extra\u241?a danza religiosa, luciendo todav\u237?a su tonta sonrisa\u8212? el ciego entr\u243?. Un ni\u241?o sali\u243? de la maleza al pie de la colina y corri\u243? hacia el palacio, el acompa\u241?ante del arpista. Tambi\u233?n fue hecho pasar.\par\pard\plain\hyphpar}{Los presentes guardaron silencio, y un momento despu\u233?s Hrothgar habl\u243? con voz suave y comedida \u8212?por fuerza, despu\u233?s de desga\u241?itarse en sus incursiones nocturnas\u8212?. El arpista respondi\u243? y Hrothgar habl\u243? de nuevo. Yo ech\u233? un vistazo a los perros guardianes. Segu\u237?an tan silenciosos como tocones, enmudecidos por mi hechizo. Me acerqu\u233? a rastras al palacio para escuchar mejor. La gente volv\u237?a a hablar ruidosamente, gritaba al arpista, le ofrec\u237?a hidromiel, le gastaba bromas, y entonces habl\u243? el rey Hrothgar, el de la barba canosa. Todo el sal\u243?n enmudeci\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{Pareci\u243? que el silencio fuera a durar para siempre. Algunos carraspearon. Como por s\u237? sola, el arpa produjo una extra\u241?a secuencia de sonidos, casi palabras, y un momento despu\u233?s, con una voz tan fascinante como si proviniera de un \u225?rbol hueco, el arpista se puso a cantar.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\iEscuchad las haza\u241?as de los daneses, reyes de naciones en d\u237?as pasados, c\u243?mo aquellos se\u241?ores de la guerra alcanzaron la gloria.}{\iRepetidas veces Scyld Shefing aplast\u243? a sus enemigos,}{\iarras\u243? sus palacios y ense\u241?\u243? a todos a temerle. Eso sucedi\u243? despu\u233?s de que los primeros hombres lo descubrieran}{\iflotando en el mar. (\u161?Grandes compensaciones obtuvo de su inicial desgracia!)}{\iSu fama se extendi\u243? por la tierra, sembrando la admiraci\u243?n entre los hombres,}{\illegando m\u225?s all\u225? de los caminos recorridos por las ballenas,}{\ihasta sus m\u225?s lejanos enemigos, quienes tambi\u233?n le ofrecieron tributo.}{\i\u161?Aqu\u233?l fue un buen rey!{\super1}}{\line }{As\u237? cant\u243? con ayuda de su arpa, trenzando como nudos marineros fragmentos de canciones antiguas.\par\pard\plain\hyphpar}{La gente guardaba silencio. Incluso las colinas que nos rodeaban guardaban silencio, acalladas por el poder del lenguaje. El arpista dominaba su arte. Era el rey de los creadores, rasgadores de arpas (capaz de extraer inspiraci\u243?n del viento, con una barba como el musgo que brota de los robles). Aquello fue lo que lo trajo a trav\u233?s de los p\u225?ramos, por oscuros senderos a trav\u233?s del tiempo y el espacio, hasta el famoso palacio de Hrothgar. Cantar\u237?a la gloria del linaje del rey y ensalzar\u237?a su sabidur\u237?a e incitar\u237?a a sus guerreros a emprender haza\u241?as cada vez mayores, a cambio de un precio.\par\pard\plain\hyphpar}{Narr\u243? c\u243?mo Scyld, mediante el uso de las armas, hab\u237?a levantado de sus cenizas el antiguo reino de los daneses, largo tiempo desgobernado hasta su llegada y saqueado por las bandas que por all\u237? transitaban, y c\u243?mo el hijo de Scyld, gracias a su ingenio, lo hizo a\u250?n m\u225?s poderoso, un hombre que conoc\u237?a perfectamente las necesidades de los hombres, desde la lujuria hasta el amor, y sab\u237?a servirse de ellas para darles la forma de un pu\u241?o o de una cadena. Cant\u243? sobre batallas y bodas, sobre funerales y ahorcamientos, sobre los lamentos de los enemigos heridos, sobre espl\u233?ndidas cacer\u237?as y cosechas. Cant\u243? sobre Hrothgar, el de la barba escarchada, el de magn\u237?fico ingenio.\par\pard\plain\hyphpar}{Cuando finaliz\u243?, el sal\u243?n estaba silencioso como un t\u250?mulo. Yo tambi\u233?n guardaba silencio, con la oreja pegada al muro del palacio. Incre\u237?blemente, el arpista hab\u237?a hecho que incluso a m\u237? todo me pareciera bello y verdadero. Poco a poco, fue creciendo un murmullo, una exhalaci\u243?n general de aliento que creci\u243? hasta convertirse en un clamor de voces y aullidos y aplausos y pataleos de hombres enloquecidos por el arte. \u161?Llegar\u237?an hasta el \u250?ltimo conf\u237?n de los oc\u233?anos, hasta las estrellas m\u225?s lejanas, hasta los r\u237?os m\u225?s secretos, en nombre de Hrothgar! Los hombres lloraban como ni\u241?os y los ni\u241?os los miraban pasmados. El clamor creci\u243? y creci\u243?, un fuego m\u225?s pavoroso que el de cualquier incendio.\par\pard\plain\hyphpar}{Tan s\u243?lo un hombre en todo el reino parec\u237?a desanimado: el que hab\u237?a sido el arpista de Hrothgar hasta que apareci\u243? el ciego. Se fue sin que nadie se diera cuenta. Se escabull\u243? por los campos y los bosques, con su antiguo y preciado instrumento bajo el brazo, en busca de refugio en el palacio de alg\u250?n rey de menor categor\u237?a. Yo tambi\u233?n me alej\u233?, con la cabeza repleta de frases que se enroscaban, magn\u237?ficas, doradas, y todas ellas, de forma incre\u237?ble, falsas.\par\pard\plain\hyphpar}{\u191?Qu\u233? era \u233?l? Aquel hombre hab\u237?a cambiado el mundo, hab\u237?a arrancado el pasado de ra\u237?z y lo hab\u237?a cambiado por otro diferente, y ellos, aun sabiendo la verdad, ahora lo recordaban todo de esta nueva forma, y yo tambi\u233?n.\par\pard\plain\hyphpar}{Atraves\u233? los p\u225?ramos presa de un extra\u241?o p\u225?nico, como una criatura medio loca. Yo sab\u237?a la verdad. {\iOcurri\u243? al final de la primavera. Cada cabra y cada oveja ten\u237?an un par de temblorosas cr\u237?as. Un hombre dijo: \u171?\u161?Robar\u233? su oro y quemar\u233? su palacio!\u187?, y otro contest\u243?: \u171?\u161?Hazlo ahora mismo!}\u187?. Yo recordaba el modo como hombres andrajosos luchaban entre s\u237? hasta que la nieve quedaba te\u241?ida de sangre, y c\u243?mo tiritaban en invierno, los aullidos de animales y personas al abrasarse, los bueyes hundidos en el fango y sus espaldas surcadas por marcas de latigazos, los restos esparcidos de la batalla, los cad\u225?veres descuartizados por los lobos, los halcones ah\u237?tos de sangre. Pero tambi\u233?n recordaba, como si lo hubiera visto, al gran Scyld, de cuyo reino no quedaba ya rastro alguno, y a su clarividente hijo, cuyo reino a\u250?n mayor tambi\u233?n hab\u237?a desaparecido. Y las estrellas en el cielo brillaban con la promesa del vasto poder de Hrothgar y su paz universal. Los p\u225?ramos que sus hachas hab\u237?an desnudado de \u225?rboles reluc\u237?an plateados bajo la luna, y las luces de las caba\u241?as parec\u237?an joyas engastadas en el manto, negro como ala de cuervo, de un rey. \u161?Estaba tan lleno de dolor y ternura que no tuve \u225?nimos ni para atrapar un cerdo!\par\pard\plain\hyphpar}{As\u237? que corr\u237?, rid\u237?cula criatura peluda desgarrada por la poes\u237?a \u8212?arrastr\u225?ndome, lloriqueando, soltando lagrimones como una bestia de dos cabezas, una aberraci\u243?n, mezcla de cordero y cabrito, parida por una indiferente oveja\u8212? y rechin\u233? los dientes y apret\u233? la cabeza con las manos para cerrar la herida, pero no pude.\par\pard\plain\hyphpar}{Existi\u243? una vez un tal Scyld que gobern\u243? a los daneses; y otro hombre gobern\u243? a continuaci\u243?n, eso era cierto. Pero \u191?y el resto? En lo alto de un risco me volv\u237? y mir\u233? hacia abajo y vi las luces del reino de Hrothgar y las de otros reinos m\u225?s lejanos, que pronto le pertenecer\u237?an, y para aclararme la mente, tom\u233? aliento y grit\u233?. El sonido se propag\u243? hasta el borde del\par\pard\plain\hyphpar}{mundo, y un momento despu\u233?s rebot\u243? hacia m\u237? \u225?spero y terrible, comparado con el susurro del arpa\u8212? como las voces torturadas de un centenar de ratas que chillaran al un\u237?sono: {\i\u161?Estoy perdido!}\par\pard\plain\hyphpar}{Me cubr\u237? las orejas con las manos y desplegu\u233? las lances y grit\u233? de nuevo: una pu\u241?alada a la verdad, un zarpazo a la apocal\u237?ptica felicidad. Despu\u233?s corr\u237? a cuatro patas, con el coraz\u243?n desbocado, hacia el lago.\par\pard\plain\hyphpar}{{\ql{\b 4 }{\line }{\b }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{AHORA el Creador, experto agitador de recuerdos y corazones, entona una pieza l\u250?gubre. Canta sobre el dolor del m\u225?s poderoso de los reyes cuando ve esparcidos los huesos de sus guerreros. Hacia el final de la tarde la pira se consume y la columna de humo ya no es grasienta sino blanca. Saben que este a\u241?o caer\u225?n m\u225?s hombres; pero no desfallecer\u225?n. El sol retrocede como un cangrejo y los d\u237?as se acortan, las noches son cada vez m\u225?s oscuras y peligrosas. Yo sonr\u237?o, furioso entre las tinieblas crecientes, y deleito mis ojos con el espect\u225?culo del m\u225?s grandioso de los palacios.\par\pard\plain\hyphpar}{Su orgullo. La luz de todos los reinos. Hart.{\super2}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El Creador decidi\u243? quedarse y aqu\u237? contin\u250?a, aunque ahora haya palacios m\u225?s refinados donde podr\u237?a ejercer su arte. La satisfacci\u243?n producida por su labor. Levant\u243? este palacio con el poder de sus canciones. Dio forma a su estricta moral mediante palabras, las mismas que han provocado gran cantidad de muertes. El chico lo observa, alto y solemne, doce a\u241?os mayor que la noche en que lleg\u243? con su ciego maestro. \u201?ste no conoce otro arte aparte del de la tragedia. Es un cantante conmovedor. Todo el m\u233?rito me corresponde.\par\pard\plain\hyphpar}{Inspirado por los vientos (o por lo que vosotros prefir\u225?is), el viejo sol\u237?a cantar sobre un glorioso palacio cuyo esplendor alcanzar\u237?a los confines de este ca\u243?tico mundo. La idea arraig\u243? en la mente de Hrothgar. Creci\u243?. El rey convoc\u243? a su gente y le expuso su audaz plan. Construir\u237?a un nuevo y magn\u237?fico palacio en lo alto de la colina, un monumento a sus victorias, con vistas sobre el mar occidental y situado junto a la obra de los gigantes,{\super3} antigua y ruinosa fortaleza levantada durante la primera guerra del mundo, un palacio que se alzar\u237?a para siempre como s\u237?mbolo de la gloria y justicia de los daneses de Hrothgar. All\u237? tomar\u237?a asiento y regalar\u237?a toda clase de riquezas, salvo la vida de los hombres y las tierras de su pueblo.\par\pard\plain\hyphpar}{Y despu\u233?s de \u233?l, sus hijos har\u237?an lo mismo, y los hijos de sus hijos, hasta la generaci\u243?n \u250?ltima.\par\pard\plain\hyphpar}{Yo escuchaba en la oscuridad, desconfiado. Los conoc\u237?a, los hab\u237?a visto actuar; aun as\u237?, lo que dec\u237?a me parec\u237?a sincero. Desde reinos lejanos, Hrothgar trajo le\u241?adores, carpinteros, herreros y orfebres, y tambi\u233?n carreteros, sastres y proveedores diversos para prestar servicio a los trabajadores, y durante semanas su estr\u233?pito llen\u243? los d\u237?as y las noches. Yo vigilaba, oculto entre las vides y los cascotes que hab\u237?a ;al pie de las ruinas de los gigantes, a dos millas de distancia. Despu\u233?s, la noticia de que el palacio de Hrothgar estaba terminado lleg\u243? hasta el \u250?ltimo de los poblados. \u201?l lo bautiz\u243?. De los reinos vecinos y del otro lado del mar acudieron hombres a la gran celebraci\u243?n. El arpista cant\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{Yo me dej\u233? seducir. Sab\u237?a que todo lo que \u233?l dec\u237?a era absurdo; no representaba ninguna luz en la oscuridad, sino mera ilusi\u243?n, dulces palabras, una vor\u225?gine que encend\u237?a a los hombres y era capaz de empujarlos a la muerte. Pero aun as\u237? me dej\u233? seducir. \u8212?\u161?Absurdo! \u8212?sise\u233? en la oscuridad del bosque. Atrap\u233? a una serpiente que se arrastraba junto a m\u237? y le susurr\u233?:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Yo los conozco de antes! Pero no fui capaz de soltar la risotada perversa que pretend\u237?a. Mi coraz\u243?n se hab\u237?a ablandado con la bondad de Hrothgar, y al mismo tiempo cargado de dolor por lo sanguinario de mi comportamiento. Retroced\u237?, adentr\u225?ndome cada vez m\u225?s en la oscuridad, como un cangrejo que se oculta cuando entrechocas dos piedras frente a su guarida sumergida. Me retir\u233? hasta donde la almibarada seducci\u243?n del arpa no pod\u237?a alcanzarme. E incluso all\u237? mi cabeza segu\u237?a atormentada por im\u225?genes. Los guerreros llenaban el sal\u243?n y una multitud silenciosa se distribu\u237?a por la colina. Todos sonre\u237?an, amistosos, y escuchaban al arpista como si ninguno hubiera hundido nunca un pu\u241?al en el pecho de su vecino.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Ser\u225? que el Creador los ha hecho cambiar. \u191?Por qu\u233? no? \u8212?dije, y entonces tropec\u233? con una ra\u237?z y ca\u237? al suelo.\par\pard\plain\hyphpar}{{\i\u191?Por qu\u233? no?}, me respondi\u243? el bosque con un susurro. Pero no era el bosque, sino algo m\u225?s lejano. Aquellas palabras eran fruto de otra mente, de un ser vivo, antiguo y terrible.\par\pard\plain\hyphpar}{Escuch\u233? en tensi\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar}{Ni un murmullo.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u201?l crea el mundo \u8212?susurr\u233? desafiante\u8212?, como su nombre indica. Estudia la irracionalidad que lo rodea y transforma la escoria en oro.\par\pard\plain\hyphpar}{Un tanto po\u233?tico, tuve que admitir. Se me estaba contagiando su forma de expresarse, volvi\u233?ndome pomposo.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?Sin embargo... \u8212?suspir\u233? con enfado.\par\pard\plain\hyphpar}{Pero no pude seguir. De pronto era demasiado consciente de mis susurros, de mi eterna pose, siempre intentando cambiar el mundo mediante las palabras, pero sin conseguir nada. Todav\u237?a llevaba la serpiente en el pu\u241?o. La solt\u233?. Desapareci\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u201?l toma lo que encuentra \u8212?prosegu\u237? tozudamente, intent\u225?ndolo de nuevo\u8212? y al cambiar las opiniones de la gente, convierte eso que ha encontrado en algo mejor. \u191?Por qu\u233? no?\par\pard\plain\hyphpar}{Pero sonaba petulante, y no era cierto, yo lo sab\u237?a. \u201?l cantaba por dinero, por la admiraci\u243?n de las mujeres \u8212?de una de ellas en particular\u8212? y por el honor de que un famoso rey lo tomara del brazo. Si el arte era bello, lo era s\u243?lo por el arte en s\u237?, y no gracias el Creador. \u201?l escog\u237?a a ciegas lo que cantaba, de forma casi inconsciente, como un p\u225?jaro. \u191?Se matan lo hombres m\u225?s amablemente cuando unos dulces trinos suenan en el bosque?\par\pard\plain\hyphpar}{Aun as\u237? yo no estaba satisfecho. Sus dedos pinzal\u237?an infaliblemente las cuerdas, como impulsados por un poder superior; y las palabras extra\u237?das de antiguas canciones y las escenas de melanc\u243?licos relatos formaban una ilusi\u243?n sin fisuras, proyectaban una imagen del propio Creador, aunque sin ser \u233?l mismo, lisa imagen, la proyecci\u243?n de todo lo que \u233?l podr\u237?a ser, era m\u225?s valiosa que cualquier pago otorgado por un palurdo enriquecido.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Por qu\u233? no? \u8212?susurr\u233? abri\u233?ndome paso entre los oscuros troncos y las vides silvestres.\par\pard\plain\hyphpar}{Pod\u237?a sentir a mi alrededor aquella presencia invisible, g\u233?lida como el primer contacto de la muerte, como la mirada oscura, sin parpadeo, de un millar de serpientes. No se o\u237?a ni el menor ruido, lo qu\u233? el carnoso rizo de una vid y, horrorizado, di un brinco, pero no era m\u225?s que una vid. Y segu\u237?a sin o\u237?rse nada, sin que hubiera ning\u250?n movimiento. Encorvado y bizqueando deshice el camino a trav\u233?s del bosque, de regreso hacia el poblado. Aquello, fuera lo que fuera, me sigui\u243?. Yo estaba tan seguro como no lo hab\u237?a estado de ninguna otra cosa en mi vida. Y entonces, en un instante, como si todo hubiera sido fruto de mi imaginaci\u243?n, desapareci\u243?. En el poblado hab\u237?a risas.\par\pard\plain\hyphpar}{Hombres y mujeres charlaban ante las puertas del palacio y en las estrechas calles; en la parte baja de la colina, los ni\u241?os y las ni\u241?as se divert\u237?an junto a los rediles de las ovejas tom\u225?ndose de las manos con timidez. Unos pocos estaban tumbados donde comenzaba el bosque, acarici\u225?ndose. Imagin\u233? c\u243?mo gritar\u237?an si me dejara ver de repente, y eso me hizo sonre\u237?r, pero me mantuve a cubierto. No hablaban de nada en particular, de estupideces, sus suaves voces parec\u237?an manos que tantearan en la oscuridad. Me sent\u237?a tenso, extra\u241?o y cada vez m\u225?s inquieto por ninguna raz\u243?n discernible, y me forc\u233? a moverme m\u225?s despacio. Entonces, al rodear el claro, pis\u233? algo blando y di un brinco. Era un hombre. Le hab\u237?an cortado el cuello. Hab\u237?an robado sus ropas. Desconcertado, mir\u233? hacia el palacio y me puse a temblar. Ellos segu\u237?an hablando, tom\u225?ndose de la mano. Alc\u233? el cuerpo y me lo cargu\u233? al hombro.\par\pard\plain\hyphpar}{El arpa empez\u243? a sonar. La multitud enmudeci\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{El arpa susurraba. La voz del anciano era tan dulce como la de un ni\u241?o.\par\pard\plain\hyphpar}{Narr\u243? c\u243?mo fue creada la tierra largo tiempo atr\u225?s. Dijo que el m\u225?s grande entre los dioses cre\u243? el mundo, cada una de sus espl\u233?ndidas llanuras y sus ondulantes mares, y dispuesto como s\u237?mbolos de su \u233?xito el sol y la luna, l\u225?mparas que iluminar\u237?an a los moradores de la tierra, faros para los reinos, y adorn\u243? los campos con todos los colores y formas posibles, cro\u243? las ramas y las hojas de los \u225?rboles e insufl\u243? vida a cada criatura que se mueve.\par\pard\plain\hyphpar}{El sonido del arpa se volvi\u243? solemne. El anciano habl\u243? sobre una antigua enemistad entre dos hermanos que dividi\u243? el mundo en luz y oscuridad. Y dijo que yo, Grendel, era la oscuridad. La terrible raza maldita por Dios.\par\pard\plain\hyphpar}{Lo cre\u237?. \u161?Tal era el poder del arpa del Creador! Arrugando el rostro, dejando que las l\u225?grimas se me escurrieran nariz abajo, restreg\u225?ndome los llorosos ojos, a pesar de que al hacerlo estrujaba con el codo el cuerpo que probaba que tanto los hombres como yo est\u225?bamos malditos, o bien ninguno, y que los dos hermanos nunca hab\u237?an existido, y tampoco el dios que los juzg\u243?.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Haaa! \u8212?chill\u233?.\par\pard\plain\hyphpar}{\u161?Oh, qu\u233? conversi\u243?n!\par\pard\plain\hyphpar}{Sal\u237? tambale\u225?ndome a campo abierto y sub\u237? la colina con mi carga, gimiendo:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Por piedad! \u161?Paz!\par\pard\plain\hyphpar}{El arpista dej\u243? de cantar, la gente grit\u243?. (Ellos cuentan sus propias versiones, pero \u233?sta es la verdadera.) Hombres borrachos se lanzaron sobre m\u237? empu\u241?ando hachas de guerra. Me hinqu\u233? de rodillas gritando:\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Soy un amigo! \u161?Soy un amigo!\par\pard\plain\hyphpar}{Me hirieron, aullando como perros. Me proteg\u237? con el cad\u225?ver. Las lanzas lo atravesaron y una me alcanz\u243?, un diminuto ara\u241?azo en el lado izquierdo de mi pecho, pero por el modo en que escoc\u237?a supe que la lanza estaba envenenada y comprend\u237?, tan sorprendido como lo hab\u237?a estado cuando los vi por primera vez, que los hombres pod\u237?an matarme. De hecho, {\ilo har\u237?an} si les daba la oportunidad. Ataqu\u233? empleando el cad\u225?ver como escudo, y en el primer encontronazo dos de ellos se derrumbaron sangrando, v\u237?ctimas de mis garras. Los dem\u225?s retrocedieron. Hice trizas lo que quedaba del cad\u225?ver y se lo arroj\u233? a la cara, despu\u233?s di media vuelta y desaparec\u237?. No me siguieron.\par\pard\plain\hyphpar}{Corr\u237? hasta lo m\u225?s profundo del bosque, donde me desplom\u233? jadeando. La cabeza me daba vueltas.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Piedad, piedad! \u8212?gem\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar}{Llor\u233? \u8212?el poderoso monstruo con dientes de tibur\u243?n\u8212? y aporre\u233? el suelo con tanta violencia que se abri\u243? una grieta de doce pies de largo.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?Bastardos! \u8212?rug\u237?\u8212?. \u161?Hijos de perra! \u161?Cabrones!\par\pard\plain\hyphpar}{Palabras que hab\u237?a aprendido de los hombres durante sus ataques de ira. Ni siquiera estaba seguro de lo que significaban, aunque ten\u237?a una vaga idea: desaf\u237?o, renuncia a los dioses, de los que, por mi parte, siempre supe que no eran m\u225?s que trozos de madera sin vida. Rug\u237? de risa, sin dejar de llorar. Nosotros, los malditos, ni siquiera disponemos de palabras para lanzar juramentos.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u161?AAAARGH! \u8212?rug\u237?, y despu\u233?s me cubr\u237? las orejas y guard\u233? silencio.\par\pard\plain\hyphpar}{Fue rid\u237?culo.\par\pard\plain\hyphpar}{La s\u250?bita conciencia de mi estupidez hizo que me calmara. Mir\u233? entre las copas de los \u225?rboles, neciamente esperanzado. Creo que, en mi sombr\u237?o y demente estado, casi estaba preparado para ver a Dios, con su larga barba, tan estricto como la geometr\u237?a, mir\u225?ndome ce\u241?udo y agitando su exang\u252?e \u237?ndice.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?\u191?Por qu\u233? no puedo tener a alguien con quien hablar? \u8212?pregunt\u233?.\par\pard\plain\hyphpar}{Las estrellas no me respondieron, pero simul\u233? no darme cuenta de su groser\u237?a.\par\pard\plain\hyphpar}{\u8212?El Creador tiene gente con quien hablar \u8212?dije estruj\u225?ndome las manos\u8212?. Y Hrothgar tambi\u233?n.\par\pard\plain\hyphpar}{Pens\u233? en ello.\par\pard\plain\hyphpar}{Quiz\u225? no fuera cierto.\par\pard\plain\hyphpar}{De hecho, si la idea que ten\u237?a el Creador de la paz y la bondad era sincera, y no vanas rimas, entonces nadie era capaz de comprenderle, ni siquiera Hrothgar.\par\pard\plain\hyphpar}{Y por lo que respecta a \u233?ste, s