Medina - Die Verneinung

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  • 7/25/2019 Medina - Die Verneinung

    1/7

    Chasqui: revista de literatura latinoamericanais collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Chasqui.

    http://www.jstor.org

    Chasqui revista de literatura latinoamericana

    "Die verneinung" de osvaldo lamborghiniAuthor(s): Enrique MedinaSource: Chasqui, Vol. 8, No. 3 (May, 1979), pp. 63-68Published by: Chasqui: revista de literatura latinoamericanaStable URL: http://www.jstor.org/stable/29739551

    Accessed: 25-10-2015 08:29 UTC

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    2/7

    die

    Verneinung

    de

    osvaldo

    lamborghini

    ENRIQUE

    EDINA

    QUIZAS

    pocas

    empresas

    en

    la literatura

    argentina

    sean

    tan

    dif?ciles

    como

    la

    de

    cometer

    el

    desatino de

    analizar

    la

    obra

    (o

    uno

    solo

    de

    los

    trabajos)

    de

    Osvaldo

    Lamborghini

    (1940).

    Totalmente

    desconocido

    para

    el

    gran

    p?blico,

    es

    ya

    una

    sombra

    fantasmal

    en

    suplementos,

    revistas,

    editoriales,

    c?rculos

    y

    todo

    otro

    medio

    que

    roce

    lo literario.

    Por

    supuesto

    su

    escritura

    no es

    complaciente,

    por

    lo

    tanto

    ostenta

    panegiris?

    tas

    y

    denostadores.

    Como

    un

    moderno

    Joyce,

    no

    acepta

    median?as

    y

    sereno

    y

    solitario

    ve

    extender

    su

    carga

    de

    poemas

    y

    relatos

    como

    un

    sat?lite

    mal?fico

    que

    perturba

    por

    su

    sola existencia.

    Ocurre

    que

    Lamborghini

    es

    dif?cil

    de ubicar

    en

    el

    tradicional

    rompecabezas

    de

    la

    literatura

    y

    por

    lo

    tanto

    de

    la misma

    forma

    en

    que

    act?an

    los

    chicos

    se

    lo

    deja

    de lado. Esta

    es

    la ?nica forma de entender

    el

    comportamiento

    del

    mundo

    literario

    argentino

    que

    impone

    la moda de

    tener

    que

    leer

    a

    Lamborghini

    en

    grises

    hojas

    sueltas

    fotocopiadas

    de

    publicaciones

    extran?

    jeras

    ,

    espec?ficamente

    EE.UU.

    de

    Norteam?rica.

    Ello sucede

    desde

    1976,

    a?o

    en

    el

    que

    publica,

    en

    la

    revista

    Pispos

    it i

    o

    de la Universidad

    de

    Michigan

    que

    dirige

    Walter

    Mignolo,

    Tadeis .x

    Este

    es

    un

    poema

    de

    596

    versos

    sin incluir dos

    textos

    que

    obran

    como

    pr?logo

    y

    ep?logo

    63

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  • 7/25/2019 Medina - Die Verneinung

    3/7

    del

    mismo

    trabajo.

    Ahora,

    en

    diciembre

    del

    78,

    la

    revista

    Escandalar

    de

    New

    York

    que

    dirige

    Octavio

    Armand,

    acaba

    de

    publicar

    Die

    Verneinung ,

    otro

    extenso

    poema

    de

    956

    versos

    que

    lo coloca definitivamente

    en

    el

    coraz?n

    de la

    literatura

    iberoamericana.

    Pero

    quiz?s,

    antes

    de

    proseguir,

    convendr?a

    hacer

    un

    breve

    recont?

    sobre Osvaldo

    Lamborghini

    para

    llegar

    a

    su

    ?ltima

    obra.

    En

    1969,

    Ediciones Chinatown

    (como

    tantas

    editoriales

    argentinas

    que empiezan de la nada y terminan

    en

    la nada) edita El fiord, que

    hab?a

    sido escrito dos

    a?os atr?s

    cuando

    su

    autor

    contaba

    con

    veinti?

    siete

    a?os.

    La obra

    cubr?a

    apenas

    23

    p?ginas

    de

    prosa

    desaforada

    e

    iba

    acompa?ada

    de

    un

    trabajo

    explicativo

    que

    firmaba

    Leopoldo

    Fern?ndez

    (seud?nimo

    de

    Germ?n

    L.

    Garc?a).

    De

    esta

    manera

    el

    libro

    alcanzaba

    a

    tener

    48

    p?ginas

    (por

    lo

    tanto

    se

    pod?a

    intentar

    venderlo

    en

    librer?as).

    Esas

    23

    p?ginas

    tuvieron

    las

    m?s

    diversas

    respuestas,

    pero

    de

    ninguna

    manera

    pasaron

    desapercibidas.

    Hubo

    incluso

    algunas

    personalidades

    de la

    literatura

    que

    aceptaban

    el

    texto

    pero

    entre

    dientes

    dec?an

    que

    no

    hab?a

    por

    qu?

    ensuciar la

    pol?tica

    (como

    si

    alguna

    vez

    la

    pol?tica

    argentina

    hubiese

    sido

    limpia).

    Desde

    entonces,

    Lamborghini,

    que

    fue

    uno

    de

    los

    primeros

    que

    estuvo

    en

    la

    investigaci?n

    de la

    ling??stica

    estructural

    y

    en

    la

    escuela

    francesa de

    psicoan?lisis

    (Jacques

    Lacan)

    tuvo su identidad literaria y a pesar de que las 23 p?ginas de El fiord

    estremecieron

    a

    los

    iniciados,

    no

    fueron

    suficientes

    para

    que

    la SADE

    (Sociedad

    Argentina

    de

    Escritores)

    lo

    albergara

    entre

    sus

    socios:

    para

    lograrlo hay

    que

    tener

    publicado

    un

    libro

    con

    un

    m?nimo

    de cuarenta

    p?ginas

    . . .

    As?,

    El fiord

    acusa

    recibo

    de maldito

    y

    por

    extensi?n

    su

    autor;

    ambos

    son

    la

    piedra

    del esc?ndalo

    en

    toda discusi?n

    literaria.

    Reci?n

    cuatro

    a?os

    despu?s

    de

    publicado

    y

    acosado,

    El fiord

    alcanza,

    incre?blemente,

    la

    aceptaci?n

    formal

    de

    un

    diario

    de

    prestigio:

    Clar?n

    (26-IV-73)

    comenta

    el

    libro

    y

    le

    asigna

    la

    m?xima

    calificaci?n,

    cuatro

    estrellas

    (igual

    que

    los

    hoteles), que

    se

    traduce

    como

    obra

    excelente.

    Este

    inesperado

    sacud?n

    posibilita

    que

    otra

    editorial

    menor

    se

    anime

    a

    publicar

    el

    segundo

    trabajo

    de

    Lamborghini:

    Sebregondi

    retrocede;

    aqu?

    el

    autor

    se

    proyecta

    hasta

    las

    90

    p?ginas

    con

    una

    prosa

    notablemente

    refinada

    que

    de

    ninguna

    manera

    debilita

    el dedo

    en

    el

    gatillo.

    Si

    El fiord

    era

    un

    delirio

    revulsivo

    que

    irrump?a

    prepotentemente

    en

    el

    anquilosado,

    respetuoso,

    cansado

    y

    exquisito

    terreno

    intelectual,

    abriendo

    nuevos

    caminos

    a

    la

    exploraci?n

    humana

    y

    marcando

    nuevos rumbos

    a

    un

    repetido

    ejercicio

    literario

    que

    s?lo

    produc?a

    buenos

    modales,

    Sebregondi

    retrocede

    era

    la

    concreci?n

    de

    una

    obra

    pactada

    por

    su mismo autor

    y

    la afirmaci?n

    de

    intentar lo

    nuevo

    en

    una

    zona

    en

    la

    que

    se

    publicaban

    muchos

    libros

    con

    distintas

    tapas

    pero

    con

    el mismo inocuo

    contenido.

    Esta

    vez,

    Sebregondi

    retrocede

    no tuvo

    que

    esperar

    cuatro

    a?os

    para

    que

    lo

    juzgaran

    en

    un

    plano

    elevado:

    el

    mismo

    diario

    Clar?n

    (25-X

    73)

    publica

    un

    profundo

    an?lisis

    firmado

    por

    Josefina

    Ludmer

    que

    hiere

    ciertas sensibilidades.

    Luego

    en

    mayo

    del 75

    en

    la

    especializada

    revista

    Literal Germ?n L. Garc?a se ocupa extensamente del libro desde

    un

    punto

    de

    vista

    psicoanal?tico.

    ^

    De

    ah?

    en

    m?s

    Osvaldo

    Lamborghini

    ocupa,

    con

    total

    autoridad,

    el

    urticante

    terreno

    de

    la

    vanguardia,

    siendo

    considerado

    (pese

    a su

    juventud)

    como

    el

    puntal

    de

    toda

    una nueva

    genera?

    ci?n

    de

    j?venes

    escritores

    que

    retoman las desechadas

    banderas

    de Eduardo

    Guti?rrez,

    Hilario

    Ascasubi,

    Roberto

    Arlt,

    Macedonio

    Fern?ndez,

    Eugenio

    Cambaceres

    y

    otros

    molestos

    e

    irrespetuosos

    escritores

    que

    abrieron

    64

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    4/7

    brechas

    para superar

    pautas

    establecidas.

    Retoma

    la

    poes?a,

    que

    fuera

    su

    primera

    expresi?n

    y

    medio de

    participaci?n

    en

    un

    excelente

    cortometraje

    cinematogr?fico

    (Un

    amigo

    se

    va,

    de

    Marcelo

    Uzal),

    e

    inexplicablemente

    no encuentra

    ni

    halla ni

    tropieza

    ninguna

    editorial

    con

    el

    sombrero

    bien

    encasquetado

    que

    transforme

    Tadeis

    en

    libro.

    Misteriosamente,

    la

    mano

    se

    extiende desde

    el

    exterior

    y

    es

    as?

    como

    esta

    obra

    ve

    la

    luz m?s all?

    y

    a

    lo

    lejos.

    Tadeis , de la misma manera que El fiord y Sebregondi retrocede,

    agrede

    por

    todas las

    esquinas,

    es

    imposible

    asirlo

    con

    alguna seguridad,

    es

    viscoso

    y

    asesta

    el

    golpe

    donde

    uno menos

    se

    lo

    espera.

    Permanente?

    mente

    est?

    la

    iron?a;

    valdr?a

    m?s

    decir la

    burla

    ya

    que

    la

    postura

    sobradora

    es

    muy

    marcada:

    Hoy

    es

    la

    advomitable,

    arcada fiesta.

    Llamo...a

    mi

    florido

    criado

    con

    dos manitas de

    bronce

    dadas

    a

    aplaudir

    cada

    vez

    que

    oprimo

    el

    ingenioso

    resorte

    bot?n,

    una

    especie

    de

    gong.

    Lo

    venden:

    en

    todos

    los bazares.

    Apresurarse

    en

    el

    juicio

    es

    equivocarse.

    Osvaldo

    Lamborghini

    escribe

    con

    una

    m?scara

    y

    especula

    con

    que

    uno

    acepte

    el

    reto

    y

    juegue

    con

    ?l

    a

    descubrirla:

    Ahora

    todo

    es

    muy

    sencillo

    de

    explicar.

    (Ahora

    tengo

    a?os

    de

    notas

    tejer

    sin

    iron?a

    y

    en

    pliegue

    c?mico meditando

    la

    dimensi?n

    de

    este

    fracaso).

    Pero

    aquel

    d?a.

    Como

    una manera

    de decir

    ella

    hizo

    un

    blanco

    en

    mi

    lugar

    me

    salte?

    con

    la

    mirada

    precisamente

    por

    decirlo.

    Me

    tiraron

    un

    poco

    de barro

    (a

    la

    cara),

    un

    poco

    de

    esti?rcol.

    Ganglios

    de

    tadeos

    y

    sus

    diminutas

    partes

    sexuales

    -rozamientos de

    pubis

    rozamientos

    de

    esf?nteres

    se

    estamparon

    a

    la fuerza

    contra

    mi

    mueca

    de

    asco.

    Tadeis contin?a

    con

    la

    iron?a

    y

    el leitmotif de

    los

    rozamientos

    hasta

    que

    ?ste

    se

    integra

    en

    el

    canto

    ( letan?a

    o

    canci?n

    masoquista

    escribe).

    La

    burla

    vuelve

    con

    el

    empleo

    inesperado

    de

    un

    folkl?rico

    naides

    como

    para

    que

    el lector

    no se

    deje

    enredar

    por

    los

    fugaces

    desnudamientos del alma que expone el autor. Por momentos se hace

    simple

    y

    directo

    sin

    dejar

    de

    jugar

    hasta

    que

    alcanza

    un

    ritmo

    alucinante

    al

    final,

    rematando

    con

    el

    ep?logo,

    un

    rabioso

    sarcasmo

    nihilista.

    Salvo

    la lectura

    clandestina

    (no

    buscada

    ni

    deseada)

    en

    fotocopias,

    ning?n

    otro

    intento

    tuvo

    repercusi?n

    para

    valorar

    la obra

    de

    Osvaldo

    Lamborghini.

    Hasta

    que

    en

    setiembre

    del

    77,

    Monte

    ?vila

    Editores

    publica

    un

    inteligent?simo

    ensayo

    de H?ctor

    Libertella,

    en

    el

    que

    se

    analizan

    65

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    5/7

    seis

    libros

    claves

    pertenecientes

    a

    Salvador

    Elizondo,

    Severo

    Sarduy,

    Manuel

    Puig,

    Reynaldo

    Arenas,

    enrique

    Lihn,

    y

    Osvaldo

    Lamborghini

    con

    Sebregondi

    retrocede.

    ^

    Este

    aporte

    valorativo

    termina de

    convencer

    a

    aquellos

    que

    todav?a

    torc?an

    sus

    ojos

    cuando

    se

    hablaba

    de

    Lamborghini

    en

    los

    corrillos

    literarios;

    pero

    nada m?s.

    Su

    ?ltima

    obra acaba

    de

    editarse

    en

    New

    York

    y

    en

    estos momentos

    circulan sudadas

    y

    borroneadas

    fotocopias

    entre

    quienes quieren

    leerlo

    en

    Buenos

    Aires.

    Die Verneinung ?por qu? la negaci?n en alem?n?... S?lo el autor

    puede

    dar la

    respuesta.

    En

    este

    caso

    la

    obra.

    ?Aun

    con

    su

    sarcasmo?

    No.

    Esta

    vez,

    el autor

    deja

    de

    lado

    la

    postura

    y

    se

    observa

    severamente

    en

    el

    espejo.

    Es

    un

    decir. No

    basta

    una

    lectura.

    Por

    instantes des?

    orienta

    y

    en

    otros

    patea

    como

    percheron

    ecolerizado.

    Ahora

    no

    hay

    m?scaras,

    a

    trav?s de las

    palabras

    el lector

    penetra

    en

    la

    historia,

    en

    la novela

    con

    forma de

    poema,

    tal

    la

    envergadura

    de

    esta

    extra?a

    negaci?n.

    A diferencia de

    Tadeis

    donde

    la

    incomunicaci?n

    molesta

    al

    lector,

    en

    Die

    Verneinung

    la

    comunicaci?n

    directa

    es

    la

    caracter?s?

    tica

    principal.

    El

    poeta,

    sin

    dejar

    de lado los

    juegos

    verbales

    que

    le sirven

    para

    disimular

    o

    disfrazar

    la

    desesperada

    b?squeda

    de

    un

    destino,

    se

    vuelve

    sencillo

    y

    profundo,

    como

    la

    aguja

    que penetra

    en

    un

    ojo

    muerto:

    Nac?

    en una

    generaci?n.

    Es

    preciso

    un

    m?todo.

    El

    aburrimiento

    de

    la vida

    de

    hotel

    Como

    simple

    recodo del camino.

    Es

    de

    tarde

    en

    este

    manuscrito,

    Las horas

    se

    pasan

    volando.

    Despu?s

    del

    mate vino

    el

    almuerzo,

    El caf?

    en

    un

    bar,

    un

    corto

    Paseo

    por

    el

    centro,

    y

    de

    vuelta,

    De vuelta al

    escondrijo.

    Ahora

    es

    de

    tarde,

    un

    poco

    M?s

    de

    tarde

    en

    este

    l?piz,

    Y

    contin?o

    por

    el

    simple

    gusto

    de

    andar

    Como

    quien

    anda

    en

    su

    pieza

    trina

    Y

    contra

    la

    ventana...

    Y

    contra

    la

    ventana

    fuma.

    Humo

    azul,

    humo

    verde,

    humo

    negro,

    humo

    colorado:

    No

    devolv?

    el libro

    que

    me

    hab?an

    prestado

    Y

    hasta

    me

    gustar?a

    robarlo,

    Qued?rmelo

    para siempre,

    adverbio

    que

    se

    esfuma.

    Aseguro

    que

    estos

    pensamientos

    no

    asaltan.

    Nac?

    en una

    generaci?n,

    era

    de

    esperar.

    Golpean

    con

    suavidad

    la

    puerta.

    Aqu? est?n rid?culos. Nac?

    En

    una

    generaci?n.

    Este

    fragmento

    pertenece

    a

    Prosa

    cortada .

    La obra

    se

    divide

    en

    cuatro

    partes

    tituladas

    que

    a su

    vez se

    subdividen

    num?ricamente:

    Pr?logo

    o

    conclusi?n ,

    Prosa

    cortada ,

    La

    Madre

    Hogarth

    y

    La

    frontera .

    El

    poema

    tiene

    todas

    las

    caracter?sticas

    de obra

    total,

    de

    summa,

    de catedral

    del

    infierno,

    recorriendo

    los

    distintos

    estadios

    66

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  • 7/25/2019 Medina - Die Verneinung

    6/7

    del alma

    con una

    mirada

    filosa

    y

    pat?tica

    que

    eleva el

    poema

    a

    una

    categor?a

    superior.

    Yo

    soy

    tu

    proveedora

    de

    droga

    A la madre

    Hogarth

    la

    encadenaron

    a

    un

    min?sculo

    obelisco de

    piedra

    carmes?.

    La

    ubicaron

    para

    el

    cachetazo.

    Cualquiera puede infligirle

    una

    herida

    cortante

    de

    arma

    [blanca

    o

    propinarle

    un

    golpe

    contundente.

    Cualquiera puede

    divertirse

    con

    ella,

    que

    sangra

    y

    brilla

    en

    hematomas

    espl?ndidos.

    El

    semen

    le

    chorrea

    por

    las

    piedras

    y

    ha

    perdido

    un

    ojo,

    consecuencias del

    l?tigo.

    Le

    arrancaron

    tambi?n

    todos

    los

    dientes

    para

    verla

    florearse

    con

    m?s

    clase

    en

    su

    habilidad de

    mamavergas.

    Pero.

    Yo

    soy

    tu

    proveedora

    de

    droga .

    No

    es

    un

    consuelo,

    es una

    profes?a de universales

    [esperanzas.

    Y

    cuando la

    canturrea

    en

    forma

    de

    canci?n

    no

    hay quien

    deje

    de

    escucharla.

    Yo

    soy

    tu

    proveedora

    de

    droga

    En

    los

    alrededores de

    Once,

    en

    mi

    recorrida,

    hice

    negocio

    con un

    renguito

    y

    nos

    fuimos

    juntos.

    Con cuidado.

    Hab?a

    que

    rehuir

    los

    patrulleros.

    Para

    alg?n

    desprevenido

    no

    hay

    que

    dejar

    de advertir

    que

    Osvaldo

    Lamborghini

    inscribe

    su

    obra

    en

    Buenos Aires

    y

    en

    el

    dif?cil

    y

    problem??

    tico

    entorno

    que

    agobia

    a

    todos

    los

    argentinos.

    La

    crueldad,

    el

    odio,

    el

    amor,

    la

    paz

    y

    la

    guerra,

    adem?s de

    universales,

    marcan momentos

    picos

    en

    determinadas

    zonas

    de

    nuestra

    geograf?a.

    Die

    Verneinung

    se?ala

    a

    un

    creador inconmensurable

    al

    que

    nada

    de lo

    sublime

    y

    lo

    podrido

    que

    nos

    rodea

    le

    es

    ajeno,

    se

    da

    en

    ?l

    la

    s?ntesis

    de los

    m?ximos

    creadores: la

    confluencia

    de

    lo

    maldito

    y

    lo

    exquisito.

    El

    tiempo

    dir?.

    Como

    conclusi?n,

    nada

    m?s

    indicado, para

    filtrarnos

    en

    la m?dula

    del

    autor,

    que

    extraer

    unas

    reflexiones

    de

    un

    reportaje

    aparecido

    en

    el

    diario

    La Prensa

    (21-111-76):

    Siempre

    pens?

    en

    una

    especie

    de

    divisi?n

    del

    trabajo.

    Por

    un

    lado,

    la

    realizaci?n

    de

    obras,

    por

    el

    otro,

    la

    actividad de

    programarlas.

    Incluso

    lo

    que

    publiqu?

    (dos

    libritos:

    El

    fiord

    y

    Sebregondi

    Retrocede )

    se

    constituye

    como

    producci?n

    virtual.

    El

    proyecto,

    m?s

    all?

    de

    los

    resultados.

    No

    me

    importan

    mucho los

    resultados.

    Proyecto

    que

    algunos

    escritores

    trataron

    de

    convertir

    en

    literatura

    efectiva

    o

    presente ,

    visible

    incluso

    en

    el

    teatro

    del

    mercado:

    y

    bien,

    el

    67

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  • 7/25/2019 Medina - Die Verneinung

    7/7

    ?xito

    o

    fracaso

    de

    esos

    intentos

    tampoco

    me

    incumbe.

    Me

    gustan

    los

    escritores

    que

    aspiran

    a

    la

    literatura,

    que

    dibujan

    sus

    sombras

    y

    la

    erigen

    en

    polo

    de

    todo

    el

    deseo

    que

    circula

    por

    la

    hueca

    espiral

    del

    lenguaje.

    Sofrenar

    la

    algarab?a

    de los

    textos

    con

    el

    bozal

    del

    libro

    me

    sigue

    pareciendo

    un

    gesto

    que

    reclama

    la

    pasi?n

    de la

    cr?tica:

    no

    el

    indolente

    desd?n

    ni

    el

    asentimiento

    obvio.

    Toda

    palabra

    marca

    porque

    crea

    la

    ilusi?n

    de

    fin

    cuando

    ninguna

    palabra

    es

    inteligible

    sin

    el redoble

    de

    otra

    palabra.

    Soportar

    definiciones

    como

    vanguardia

    o

    elitismo , por

    lo

    tanto,

    me

    pone

    en

    situaci?n

    de

    exhibir

    algunos

    procedimientos.

    La

    vanguardia

    es

    la

    parodia

    cr?tica

    de la

    tradici?n.

    En

    Sebregondi

    y

    en

    Fiord

    se

    juega

    a

    inventar

    una

    relaci?n

    de necesidad

    entre

    (por

    ejemplo),

    La

    refalosa

    (Ascasubi),

    y

    En

    la

    masm?dula

    (Oliverio

    Girondo).

    Los

    tiempos

    de la

    literatura

    riman,

    pero

    como

    asonantes.

    En

    ?ltima

    instancia,

    habr?a

    que

    optar

    por

    el

    juego.

    Es

    tan ingenua la tarea de querer reflejar la realidad

    como

    la

    b?squeda ut?pica

    de

    un

    texto libre

    de

    alucinaci?n

    anal?gica.

    Recordemos el conocido

    ejemplo:

    el cuadro

    enjaulado,

    el cuadro

    en

    el

    interior

    de

    una

    jaula.

    ?Qu?

    representa

    el

    cuadro?

    Est?lidamente:

    un

    p?jaro.

    NOTAS

    Dispositio,

    No.

    1

    (febrero

    1976),

    82-98.

    2

    Literal,

    Nos.

    2-3

    (mayo

    1975).

    ibid.

    68

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