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    R U D OL F S T E I N E R

    EL NUEVO ORDEN SOCIAL

    LA CIENCIA ESPIRITUAL Y LA CUESTIN SOCIAL LOS PUNTOS ESENCIALESDE LA CUESTIN SOCIAL

    en la Vida del Presente y del Futuro

    Versin castellana deFrancisco Schneider

    Titulo original alemn:Dle Kempunkte Der Sozialen FrageGeisteswissenschaft und soziale Frage (1905/06)Die Kernpunkte der Sozialen Frage n denLebensnotwendigkeiten der Gegenwart und Zukunft (1919)

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    INTRODUCCIN

    En el ao 1894, Rudolf Steiner public su libro La Filosofa de la Libertadque, en cierto modo, puede considerarse como fundamento filosfico del

    ordenamiento de la vida terrenal humana. Pues slo como ser libre puede elhombre, como individuo y como miembro de la comunidad, contribuir su parte a laformacin de un sano organismo social.

    Pero la Filosofa de la Libertad igualmente da la justificacin filosfica de laciencia espiritual de orientacin antro-posfica, inaugurada por Rudolf Steiner aprincipios del siglo XX. Y la ciencia espiritual, a su vez, necesariamente tuvo y tieneque ocuparse, no solamente de las inquietudes anmico-espirituales de lahumanidad, sino tambin de la no menos importante "cuestin social", como loexplica Rudolf Steiner en su primer trabajo dedicado a este tema, publicado origina-riamente en 1905/06 en la revista Lucifer Gnosis (Berln), con el ttulo La CienciaEspiritual y la Cuestin Social. En el tercer captulo de este trabajo se enuncia,como conclusin de las respectivas contemplaciones, la ley social fundamental.

    Luego, este trabajo termina con la observacin de que "ser continuado". Sinembargo, como este primer llamado a la conciencia, no slo de los lectores de dicharevista, sino de la humanidad en general, no encontr, en aquel tiempo, la debidaacogida y comprensin, su autor tuvo que resignar y esperar que se presentase laoportunidad ms adecuada para hacer or su voz, o sea, hasta un determinadomomento de la Primera Guerra Mundial cuando, hacia fines de 1917, enconversaciones mantenidas con personalidades de las ms altas esferas polticas yculturales de la Europa Central, Rudolf Steiner expuso sus ideas como base, poruna parte, para resolver los profundos problemas de la convivencia social y, porotra parte, para encontrar un modo de entendimiento con las potencias adversariasde aquella guerra. Pero los acontecimientos polticos y militares no dejaron

    prosperar esta nueva tentativa. Despus de la guerra de 1914/18, durante elperodo de la gran incertidumbre, surgi un movimiento de mayor envergadura. Enel mes de Febrero de 1919 apareci en muchos de los ms importantes diarios deAlemania, Austria y Suiza el Llamado al Pueblo Alemn y al Mundo Civilizado, deRudolf Steiner, con ms de 250 otros firmantes, entre ellos muchas personalidadesprominentes de las esferas cultural y econmica. Inmediatamente se formentonces una asociacin para trabajar en pro de un nuevo ordenamiento de lasociedad humana. En muchsimas conferencias que contaron con mltiple yentusiasta audiencia, incluso de los trabajadores industriales, Rudolf Steinerexpuso las ideas de la necesaria reorganizacin sobre la base de la "estructuraternaria del organismo social", ordenamiento de la sociedad que tarde o tempranotendr que realizarse, si bien parece que la humanidad tendr que pasar por

    nuevas experiencias amargas, antes de alcanzar el debido grado de madurez. Atravs de aquel movimiento se obtuvieron algunos resultados significativos; entreellos, la fundacin de la pedagoga "Waldorf", como primer paso en direccin a lainstauracin de una vida cultural autnoma. Actualmente, esta nueva pedagogacuenta con centenares de establecimientos docentes en todo el mundo. Adems,como resultado de un curso de Rudolf Steiner sobre agricultura biolgico-dinmica,se form un crculo internacional de agricultores interesados en la materia, y secrearon en el curso de los aos posteriores modernos establecimientos ruralesen Europa, Amrica y otras partes del mundo, con cultivos y producciones exentosde tratamientos qumicos. En el campo de la medicina, un gran nmero decientficos acogi los impulsos y nuevos conceptos teraputicos, dados por Rudolf

    Steiner. Se fundaron laboratorios para la elaboracin de los respectivosmedicamentos que estn emplendose en la medicina antroposfica, incluso enclnicas y hospitales de nueva orientacin.

    Estos logros dan prueba de lo fructfero de los impulsos de Rudolf Steiner, si

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    bien se trata, por ahora, de resultados parciales. Pero la humanidad en generalsigui, por un lado, el camino tradicional con el capitalismo materialista, y, por otrolado, el de organizaciones estatales derivadas del marxismo.

    En realidad, con la publicacin, a principios de este siglo, de la ley socialfundamental, Rudolf Steiner se haba adelantado muchsimo a su poca; pues an

    en nuestros das, al hbito de pensar de la mayora de nuestros contemporneos, leresulta bastante difcil deshacerse del pensamiento materialista sobre el carcter yla significacin del trabajo humano, en su relacin con el bienestar general.

    Para comprenderlo correctamente, hay que tomar en consideracin la vida yla misin terrenales del ser humano, en sus tres aspectos esenciales:

    1. El hombre nace, no como alma indefinida, sino con bien determinadaspredisposiciones que cada individuo trae de vidas terrenales anteriores, dotes quepor educacin y experiencias nuevas le confieren las capacidades fsicas yespirituales con que cada uno contribuye a cumplir con la misin especfica de supueblo o comunidad. Estas capacidades son sinnimo del valor humano.

    2. Ante Dios y la Ley, todos los hombres son iguales, sin perjuicio de susdems cualidades y facultades individuales, y en esta igualdad ante la Ley y en

    consideracin de lo puramente humano, hablamos de la dignidad humana.3. La Tierra, como escenario de la vida, campo de trabajo y evolucin de la

    humanidad, pertenece originariamente a todos por igual; y todos por igualestn llamados a cooperar (fraternalmente) para crear, sobre la base de lo que laNaturaleza ofrece, los bienes, incluidos los espirituales, para satisfacer lasnecesidades vitales de todos. Esta misin en comn se cumple por el trabajohumano.

    A estas condiciones esenciales y aspectos afines se refiere Rudolf Steiner enlos primeros prrafos del tercer captulo de sus PUNTOS ESENCIALES, cuando allhabla de "las ideas primarias en que se basan todas las instituciones sociales". Yestas mismas reflexiones forman el fundamento de la estructura ternaria del

    organismo social, con sus organizaciones autnomas de las tres esferas de laexistencia terrenal del ser humano: a) la vida econmica que tiene su base en lo quela caracterstica y las riquezas de la tierra ofrecen al hombre para crear lascondiciones materiales de su existencia; b) la vida basada sobre el derecho, esferaespecfica estatal, que rige las relaciones de hombre a hombre; c) la vida espiritualque funciona en virtud de lo que de las capacidades y fuerzas de cada individuofluye en el organismo social. Todo de acuerdo con los pormenores descriptos en losPUNTOS ESENCIALES. Se trata de un orden social que responde a las condicionesdel actual momento evolutivo de la humanidad y que, como queda dicho, tarde otemprano tendr que realizarse.

    Se entiende que la realizacin de estos nuevos impulsos sociales requiere elfortalecimiento de las fuerzas morales humanas y la superacin del materialismo,

    poniendo en su lugar un genuino cristianismo. Como el punctum saliens de lacuestin social, Rudolf Steiner seal que debe desterrarse enteramente el sistemaactual de las remuneraciones por el trabajo que el individuo realiza. En la sociedadde nuestros tiempos el trabajo humano sigue teniendo el carcter de unamercanca. El empresario, al calcular el costo de produccin de lo que l intentafabricar, incluye en su clculo los "gastos personales" representados por sueldos,salarios, jornales, etc., juntamente con otros "gastos", aparte del costo de la materiaprima. Quiere decir que, en cuanto al total de los "gastos" no hace diferencia algunaentre lo material y el trabajo humano, y sin tener presente que ste forma parte dela esencia misma, o sea, de lo ms sagrado del hombre. A este respecto hay que verclaramente que con el enorme progreso tecnolgico, incluso la racionalizacin y

    automatizacin industrial, si bien condujeron a mejorar las exteriores condicionesde vida del trabajador, no se aminor, antes bien, se acrecent el problema socialen s, por el hecho de que la evolucin tcnica constantemente tiende a prescindirde mano de obra, o sea, de cierta parte de la capacidad de trabajo del hombre.

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    Dicho de otro modo: el signo de la poca mecnico-industrial consiste en que elprogreso tecnolgico no ha conducido a un progreso anlogo en cuanto al msprofundo problema social, que tiene que ver con el valor, la dignidad y el trabajohumanos.

    Las ideas de Rudolf Steiner sobre la estructuracin ternaria del organismo

    social contienen todas las indicaciones y sugerencias necesarias para encontrarsolucin a todos los problemas que en este campo existen o puedan presentarse. Yno hay duda de que habr cada vez ms. O la humanidad se decide a adoptar elordenamiento cristiano que consiste en la estructura ternaria del organismo social,con todas sus consecuencias, o nuestra civilizacin caer, ms y ms, en ladecadencia.

    * * *

    En el momento de escribirse esta introduccin a tan significativa obra deRudolf Steiner, aparece en Roma la importantsima encclica de Juan Pablo II, quese titula Laborem Exercens y que trata, entre otros aspectos, de la propiedad priva-da y de la verdad cristiana sobre el trabajo, agregando que en las relacioneslaborales actuales se considera al hombre "como instrumento de produccin,mientras l solo, independientemente del trabajo que realiza, debera ser tratadocomo sujeto eficiente y su verdadero artfice y creador".

    El lector atento, libre de prejuicios, de los pensamientos de Rudolf Steinerexpuestos en el presente libro, podr verificar que por su realizacin ser posiblealcanzar, en toda su amplitud, los objetivos de dicha encclica papal. El mundoentero espera que los hombres de buena voluntad pongan todo su esfuerzo para ircambiando las actuales condiciones insostenibles. Hablando, como lo hacemos,desde un lugar del "Cono Sur", tambin se puede tener la esperanza de que lospases hispano-americanos contribuyan a cumplir esta misin, aprovechando los

    importantes valores humanos de que felizmente disponen.

    Francisco Schneider

    Buenos Aires, Septiembre de 1981

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    - Rudolf Steiner

    LA CIENCIA ESPIRITUAL Y LA CUESTIN SOCIAL

    Contemplaciones publicadasen la revista LUCIFER GNOSIS

    Berln, fines de 1905/principios de 1906

    Captulo I

    Quien actualmente observe con atencin al mundo en que vivimos, ver quepor doquier se presenta, poderosamente, lo que suele llamarse la "cuestin social".El que tome en serio lo que la vida exige, deber reflexionar sobre todo lo relacio-nado con este problema; y no cabe duda de que un pensar que se propone actuarsegn los ms sublimes ideales de la humanidad, tambin tenga que ocuparse delas exigencias sociales. Como la ciencia espiritual se identifica con semejante modode pensar, resulta lo ms natural que ella examine lo que con dicho problema se

    relaciona.A simple vista podra dar la impresin, que en este campo, nada puede

    esperarse de la ciencia espiritual. Pues, ante todo, se le reconocer como sucaracterstica sobresaliente, el reconcentrarse en la vida anmica y el despertar dela visin del mundo espiritual. La reconocern incluso quienes superficialmente, noms, hayan llegado a conocer las publicaciones de la ciencia espiritual. Empero, esms difcil comprender que el afn de dicha ciencia tambin pueda tener unsignificado prctico, y menos an se ver su relacin con la cuestin social. Podruna ciencia que se ocupa de la "reencarnacin", del "karma", del "mundosuprasensible" y del "origen de la humanidad", de modo alguno ser til para vencerla miseria social? Pareciera que semejante doctrina ms bien tienda a volar a las

    nubes, lejos de toda realidad de la vida, mientras que hara falta que cada unoconcentre todas sus fuerzas en dedicarse a las exigencias de la realidad terrena.Enumeremos solamente dos de las ms diversas opiniones que en la

    actualidad, con respecto a la ciencia espiritual, necesariamente han de aparecer.Una de ellas consiste en que se la considera como expresin de la ms

    desenfrenada fantasa. Para el adepto a la ciencia espiritual no debiera parecerextrao el que haya semejante opinin. Todo lo que sucede y se habla en torno del, lo que a la gente causa satisfaccin y alegra, le har ver que l mismo habla unidioma que muchos han de considerar como desatinado. A la comprensin delmundo que le rodea l debe, por el otro lado, sumar la absoluta certeza de hallarseen el camino correcto; pues, de otro modo, no podra mantenerse firme, frente a ladiscrepancia de sus propias ideas con las de los muchos que pertenecen a los

    instruidos y cultos. Basndose en la firme certeza, en la verdad y solidez de susideas, se dir a s mismo: ya s y tambin comprendo que en la actualidadfcilmente se me considere hombre iluso; sin embargo, por ms que la gente se ra

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    o se burle, la verdad se har valer, y su eficacia no depende del parecer que de ellase tenga sino de lo slido de su fundamento.

    La otra opinin a que la ciencia-espiritual est expuesta, considera que, sibien sus ideas son bellas y satisfactorias, no tienen valor para la lucha de la vidaprctica; e incluso quienes, para satisfacer sus inquietudes espirituales, buscan el

    nutrimiento cientfico espiritual, fcilmente se inclinan a decirse: est bien, peroestas ideas no pueden damos ninguna explicacin de cmo vencer la penuria social,la miseria material.

    Ahora bien, precisamente tal parecer se debe a un total desconocimiento delos verdaderos hechos de la vida y, ante todo, a un malentendido con respecto a losfrutos de la concepcin cientfico-espiritual. Es que casi exclusivamente sepregunta: qu es lo que la ciencia espiritual ensea, y cmo puede demostrarse laverdad de lo que ella sostiene? Luego se busca el fruto en la satisfaccin que por lasenseanzas recibidas se siente. Indudablemente, esto es lo ms natural, ya queante todo hay que sentir la verdad del contenido de esas enseanzas. Sin embargo,en ello no debe buscarse el verdadero fruto de la ciencia espiritual, sino que estefruto slo se pone de manifiesto cuando con las ideas de dicha ciencia se asumen

    las tareas de la vida prctica. Lo que importa es: saber si la ciencia espiritual nosconduce a asumir esas tareas, con clara visin, y a buscar con la debidacomprensin los medios y caminos para la solucin correspondiente. Quien deseeactuar en la vida, ante todo debe comprenderla. He aqu el meollo del asunto. Quiense limite a preguntar: qu es lo que la ciencia espiritual ensea?, podr decir quetal ciencia, es demasiado "alta" para la vida prctica. En cambio, si se dirige laatencin hacia el desarrollo del pensar y del sentir, que se obtiene por esta ciencia,se dejar de hacer semejante objecin. Por ms extrao que parezca al conceptosuperficial, hay que reconocer que el pensar de la ciencia espiritual, aparentementeiluso, crea la comprensin para la correcta conducta de la vida cotidiana. La cienciaespiritual agudiza la vista, para comprender las exigencias sociales; justamente a

    travs de la elevacin del espritu a las lucientes alturas de lo suprasensible. Porparadjico que parezca, no deja de ser verdad.Voy a citar un ejemplo para ilustrarlo. ltimamente apareci en Berln un

    libro sumamente interesante: "De obrero en Amrica". Durante algn tiempo suautor, el consejero gubernamental Kolb, vivi en Amrica, trabajando como

    jornalero. Esto le permiti formarse un juicio sobre los hombres y sobre la vida, deun modo que evidentemente no le hubiera sido posible durante su vida antes dellegar a la posicin de consejero gubernamental, ni tampoco por sus experienciascomo tal. Quiere decir, que durante aos haba ocupado un puesto de bastanteresponsabilidad, hasta que despus de haberlo dejado por poco tiempo paravivir lejos de su patria, lleg a conocer la vida de tal manera, que en dicho libropudo escribir la siguiente frase significativa: "Cuntas veces, en el pasado, al ver

    mendigar a un hombre sano, me pregunt con indignacin moral: por qu notrabaja este holgazn? Entonces lo supe. En la teora se lo ve distinto a lo que es laprctica; y en el gabinete de estudio se trabaja bastante bien, incluso con las msaborrecibles categoras de la economa poltica". Sin dar lugar a malentendidos, hayque tributar admiracin a este hombre, que no vacil en renunciar por un tiempo auna situacin cmoda, para trabajar duramente en una fbrica de cerveza y otra debicicletas. Adems, para no despertar la creencia de que nosotros tratamos decensurarle, hemos de destacar el respeto por este cometido. Pero para quien loobserve correctamente, resulta evidente que toda instruccin y toda ciencia queeste hombre haya recibido, no le han capacitado para juzgar la vida. Hay que verclaramente qu es lo que aqu se admite, a saber: actualmente puede aprenderse

    todo aquello que a uno le da capacidad para ocupar posiciones ms bien elevadas;no obstante, se est totalmente ajeno a la vida en que se debe actuar. No es estocomparable a haber estudiado, en la facultad de ingeniera, la construccin depuentes, y al verse realmente frente a esta tarea, resulta que no se comprende nada

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    al respecto? No, por cierto, no es exactamente lo mismo. Pues, quien est malpreparado, para la construccin de puentes, se dar cuenta de este defecto alencontrarse ante la tarea prctica: dar prueba de ser chapucero y ser rechazadopor doquier. Empero, no se manifestarn tan pronto los defectos de quien est malpreparado para actuar en la vida social. Puentes mal construidos se derrumban; y

    para el juicio ms parcial queda evidente que el constructor era chapucero. Encambio, lo que se "chapucea" en la actuacin social, slo repercute en hacer sufrir alos dems; y a la relacin de este sufrimiento con la chapucera, no se le da lamisma atencin como a la causalidad entre el derrumbe de un puente y laincapacidad del constructor. Se podr responder: Est bien, pero qu tiene que vertodo esto con la ciencia espiritual? Crese acaso que la ciencia espiritual con lasideas de reencarnacin y karma y de los mundos suprasensibles hubiera conferidoal consejero Kolb una mejor comprensin de la vida? Nadie podr sostener, que lasideas acerca de los sistemas planetarios y los mundos superiores, hubiesenayudado al seor Kolb para no tener que confesar, que con las ms aborreciblescategoras de la economa poltica se trabaja bastante bien en el gabinete deestudio. La ciencia espiritual realmente permite responder, como lo hizo Lessing en

    un determinado caso: yo soy aquel "nadie", e incluso lo sostengo. Naturalmente, nohay que tomarlo en el sentido como si alguien, con la doctrina de la reencarnacin,o el conocimiento del karma pudiese actuar socialmente en forma correcta. Seentiende que en cuanto a los futuros consejeros gubernamentales, no se trata deremitirlos a la "Doctrina Secreta" de Blavatski en vez de emprender un estudio uni-versitario con Schmoller, Wagner o Brentano.

    Lo que importa es que una teora de la economa poltica, basada en laciencia espiritual, no ser de tal naturaleza que con ella se trabajara bien en elgabinete de estudio, pero que resultara insuficiente frente a la vida real. Cundofracasa una teora frente a la vida? Esto ocurre cuando tal teora es producto de unpensar que no se haya formado para la vida. Pero las conclusiones de la ciencia

    espiritual son, precisamente, las verdaderas leyes de la vida, anlogamente a comola ciencia de la electricidad, da las leyes para una fbrica de artefactos elctricos.Quien quiera instalar tal fbrica, deber primero aprender electrotecnia. Y

    quien desee actuar en la vida, deber conocer las leyes de la vida. Por lejos de lavida que parezca estar la ciencia espiritual, la verdad es que la abarca muy decerca. Considerndola superficialmente, parece ser ajena a la vida; pero a laverdadera comprensin de sus verdades se abre la realidad de la vida. No se viveretirado en "crculos de la ciencia espiritual" para obtener all toda clase deinformaciones "interesantes" sobre mundos extraterrestres, sino que se ejercita elpensar, sentir y querer de acuerdo con las "leyes eternas de la existencia", con el finde actuar en la vida y de comprenderla con clara visin. Las verdades de la cienciaespiritual son, al mismo tiempo, el camino que conduce hacia el viviente pensar,

    juzgar y sentir.Cuando se llegue a comprenderlo plenamente, slo entonces el movimiento

    cientfico-espiritual habr entrado en su justo cauce. El recto obrar proviene delcorrecto pensar; y el errneo actuar tiene su origen en el equivocado pensar, o bienen la irreflexin. Quien realmente quiere tener fe en que en la esfera social se llega arealizar algo benfico, ha de consentir que semejante obrar depende de lasrespectivas facultades humanas. El trabajo de compenetrarse de las ideas de laciencia espiritual, significa acrecentar las facultades para el obrar social. A esterespecto no solamente es importante qu pensamientos se acojan por el estudio dedicha ciencia, sino, cmo a travs de ella, se transforma el pensar.

    Ciertamente, no se puede negar, que an no se percibe que dentro de los

    crculos cientfico-espirituales mismos, se haya realizado mucho trabajo en esesentido, y que precisamente por tal causa, los extraos a la ciencia espiritualtengan, por ahora, suficiente motivo para dudar de lo expuesto. Por otra parte hayque tener en cuenta que nuestro movimiento cientfico espiritual an se halla al

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    comienzo de sus actividades, y que su ulterior progreso ha de buscarse en que se

    introduzca en todos los mbitos de la vida prctica *. En cuanto a la "cuestinsocial" se pondr entonces de manifiesto, que en lugar de las teoras "con las cualesen el gabinete de estudio se trabaja bastante bien", habr otras que darn lacapacidad para juzgar la vida, sin prejuicios, encauzando la voluntad hacia un

    actuar que dar a la humanidad bienestar y fecundo desarrollo. Alguno que otroresponder que justamente el caso del seor Kolb hace evidente que es superfluoapelar a la ciencia espiritual, y que slo hara falta que aquel que se prepara parauna carrera o profesin, no se limite a aprender sus teoras en el gabinete deestudio, sino que, aparte de la instruccin terica, debiera conocer la vida a travsde un aprendizaje prctico; ya que para Kolb, al tener contacto con la vida, le bastlo que haba aprendido, para llegar a una opinin distinta a la que anteriormentehaba tenido. Sin embargo, no es suficiente, pues el defecto tiene races ms pro-fundas.

    El percatarse de que una instruccin preparatoria deficiente slo capacitapara construir puentes que se derrumban, todava no confiere la capacidad, nimucho menos, para construirlos mejor, sino que primero habr que adquirir losconocimientos pertinentes. Indudablemente, no hace falta sino observar lascondiciones sociales, y aunque se tenga una teora de las leyes fundamentales de lavida del todo insuficiente, no se dir, frente a cada uno que no trabaja: "Por qu notrabaja este holgazn?". Es que la misma situacin social har comprender por qutal hombre no trabaja. Pero con ello no se ha aprendido cmo deben organizarse lascondiciones para el bienestar de la humanidad. No cabe duda de que todos loshombres de buena voluntad que hayan presentado sus proyectos para elmejoramiento del destino humano, no juzgaron del mismo modo que el consejerogubernamental Kolb antes de su viaje a Amrica. Es de suponer que todos estabanconvencidos de que no corresponde reprender mediante la frase: por qu notrabaja este holgazn?, a cada individuo al que en la vida le va mal. Pero esto no

    quiere decir que las propuestas de reforma social, divergentes entre s, hayan sidofecundas. Por la misma razn, se justifica decir que planes reformistas delconsejero Kolb, despus de su cambio de opinin, tampoco podran ser de granefecto positivo. En este campo, el error de nuestro tiempo consiste, precisamente,en que cualquiera se cree capaz de comprender la vida, aunque no se hayainteresado por sus leyes fundamentales, y sin haber desarrollado la propiacapacidad de pensar para percibir las verdaderas fuerzas de la vida. La cienciaespiritual equivale al desarrollo hacia un sano criterio de la vida, porque ella pe-netra hasta el fondo de la misma. A nada conduce el darse cuenta de que lascondiciones sociales hacen que los hombres sean llevados a situaciones dedegeneracin: hace falta conocer las fuerzas que generan condiciones msfavorables. Nuestros eruditos de la economa poltica no poseen tal capacidad, porun motivo parecido a que no saben hacer clculos quienes no conocen la tabla demultiplicar, y por ms que se les presenten series numerales, todo resultar intil.Anlogamente, aquel que no entiende nada de las fuerzas fundamentales de la vidasocial, tampoco llegar a saber cmo se concatenan las fuerzas sociales para el bieno para el mal de la humanidad.

    En nuestro tiempo hace falta un concepto de la vida que conduzca a susverdaderas fuentes. La ciencia espiritual nos da tal concepto. Ella podraconducirnos a resultados positivos, si todos aquellos que deseen formarse una ideade lo que "a la sociedad hace falta", se compenetrasen primero de lo que la cienciaespiritual ensea concerniente a la vida. No es admisible el argumento de que laciencia espiritual en vez de "actuar" solamente "habla", ni tampoco aqul de que sus

    ideas an no han sido ensayadas, y que por lo tanto, podran evidenciarse como* N. d. Tr.: El lector se dar cuenta de que esto se refiere a las condiciones imperantes al comienzo del sigloXX, muy diferentes de las de las dcadas posteriores, en que surgieron las actividades antroposficas entodas las esferas de la vida humana.

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    plida teora, al igual que la economa poltica del seor Kolb.El primer argumento no es vlido, puesto que no es posible "actuar" en tanto

    que los caminos para efectuarlo se encuentren cerrados. Por ms que un pedagogosepa lo que un padre debiera hacer para educar a sus hijos, no podr "actuar" si

    ese padre no le llama para hacerse cargo de ello. Hay que tener paciencia y esperarhasta que el "hablar" de la ciencia espiritual haya despertado el entendimiento delos que tienen el poder de "actuar". Y esto suceder. El otro argumento tampocoreviste significancia, y no ser hecho, sino por quienes desconocen las verdadesfundamentales de la ciencia espiritual. Quienes las conocen, saben que no son algoque se busca por el "ensayo" o experimento, sino que las leyes del bienestar de lahumanidad integran el principio bsico del alma humana con la mismacertidumbre con que rige la tabla de multiplicar. Slo hace falta penetrar en loprofundo de este principio bsico del alma humana. Ciertamente, es posibleevidenciar lo que, en este sentido, se halla impregnado en el alma, como tambinpuede evidenciarse que dos por dos son cuatro. Pero nadie pretender que laverdad de que "dos por dos son cuatro" debe "probarse", por ejemplo, mediante

    cuatro porotos que se colocan en dos grupos de dos porotos cada uno. Lo cierto esque dudar de la verdad de la ciencia espiritual, significa no haberla comprendido,del mismo modo que slo puede dudar de que "dos por dos son cuatro", quien no lohaya comprendido. Por ms que las dos cosas se distingan entre s, ya que sta estan simple y aqulla tan complicada: tienen, sin embargo, semejanza. Por otraparte, no se llegar a reconocerlo, en tanto no se penetre en la ciencia espiritualmisma. Por esta razn, al que no la conozca no se le puede dar "prueba" de ello;slo puede decirse: aprended a conocer la ciencia espiritual, y llegaris a laclaridad.

    La importante misin de la ciencia espiritual para nuestro tiempo seevidenciar cuando ella se halle convertida en fermento de la vida humana en

    general, y slo quedar al comienzo de su actuar, mientras no haya tomado estecamino en toda la extensin de la palabra. Hasta no alcanzarlo, dicha ciencia sertachada de ajena a la vida. Ciertamente, lo es en el mismo sentido en que elferrocarril era ajeno a la civilizacin que slo conoca la realidad de la diligencia. Loque la ciencia espiritual ensea es algo tan ajeno como el porvenir es ajeno alpasado.

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    CAPITULO II

    Con respecto a la "cuestin social" existen dos criterios fundamentales: eluno considera que las causas de lo bueno y de lo malo que se producen en la vida

    social, deben buscarse en el hombre; el otro dice que principalmente hay quebuscarlas en las condiciones de su vida. Los que sostienen lo primero tratarn defomentar el progreso a travs de la elevacin de las capacidades espirituales yfsicas, como asimismo la moralidad de los hombres. En cambio, los del segundocriterio, ante todo pondrn su atencin en mejorar las condiciones de vida, puespiensan que sobre la base de suficiente desahogo y comodidad del existir, seelevarn de por s las capacidades y la moralidad del hombre. Poca gente habr queno concuerde en que esta segunda opinin se arraiga cada vez ms; y muchosconsideran al primer criterio como expresin de un pensar anticuado. Al respecto searguye: a quien, desde las primeras hasta las ltimas horas del da, le toca lucharcontra la extrema necesidad, no le ser posible desarrollar sus fuerzas espirituales

    y morales. Ante todo hay que darle pan, antes de hablarle de asuntos espirituales.

    Principalmente, frente al afn de la ciencia espiritual, este ltimo argumentofcilmente llega a formularse con carcter de reproche. No son, precisamente, lospeores quienes asumen tal actitud; y se les ocurre decir: "De los niveles del devacn

    y del kami el tpico tesofo difcilmente bajar a la tierra. Antes bien busca elconocimiento de diez palabras del snscrito, en vez de informarse acerca deconceptos econmicos". As se lee en un interesante libro que recientementeapareci: "La cultura europea al reaparecer el ocultismo moderno" de G. L.Dankmar.

    El reproche suele formularse como sigue: se afirma que a veces hay familiasde hasta ocho personas obligadas a vivir en una sola habitacin, donde les falta aire

    y luz; y que los chicos van a la escuela en un extremo estado de hambre y debi-

    lidad. Y se agrega: los que abogan por el progreso general de la humanidad, antetodo deberan con todas sus fuerzas tratar de subsanar semejantes condiciones. Envez de orientar sus pensamientos hacia los mundos superiores, deberan ocuparsedel problema: cmo puede aliviarse la miseria social? El referido libro siguediciendo: "Hace falta que la ciencia espiritual, de su fro aislamiento descienda avivir con la gente del pueblo; que en su programa verdaderamente d prioridad a lanecesidad tica de fraternidad general, y que sin tomar en cuenta las respectivasconsecuencias, acte en tal sentido; que convierta en realidad social la palabra deCristo sobre el amor al prjimo, para que esto llegue a ser un precioso e imperdiblebien de la humanidad".

    Quienes de esta manera arguyen contra la ciencia espiritual, tienen lasmejores intenciones, e incluso hay que admitir que tienen razn frente a muchos

    que simpatizan con las ideas de dicha ciencia. Pues, no cabe duda de que entreestos ltimos hay quienes slo quieren satisfacer sus propios deseos de saber algosobre la "vida superior", sobre el destino del alma despus de la muerte, etc.

    Tambin se justifica decir que en nuestro tiempo parece necesario actuar ensentido social y desarrollar las virtudes de amor al prjimo y del bienestar general,en vez de cultivar, aislado del mundo, ciertas facultades latentes del alma. Quienesse entregan a esto, podran ser considerados como hombres de un refinadoegosmo, ms interesados en el propio bienestar anmico que en el cultivo de lasvirtudes humanas en general.

    Tambin se sostiene que dedicarse a pensamientos como los de la cienciaespiritual, nicamente pueden hacerlo personas de "cmoda situacin", las que

    pueden usar sus "horas de ocio" para semejante estudio. En cambio, quien tieneque trabajar el da entero por un miserable salario, no se conformar con palabrassobre comunidad humana general, sobre "vida superior" y cosas parecidas.

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    Ciertamente, no faltan adeptos a la ciencia espiritual quienes en este sentidotambin pecan; pero igualmente es cierto que la bien comprendida vida en sentidode la ciencia espiritual, conducir al individuo a las virtudes del trabajo abnegado ydel obrar por el bien general. De todos modos, la ciencia espiritual no ser ningnimpedimento a que uno se convierta en hombre tan bueno como los que no la

    conocen o la rechazan.Empero, todo lo expuesto no toca realmente el aspecto principal de la"cuestin social"; y para comprender este punto principal, se requiere mucho msde lo que los adversarios de la ciencia espiritual se inclinan a reconocer. No cabeduda de que mucho puede alcanzarse con los medios que ciertos grupos proponenpara mejorar las condiciones sociales. Hay partidos polticos que intentan realizaresto o aquello. A un pensar lgico, muchos de semejantes postulados partidistasresultan ilusorios; sin embargo, hay otros que, en su esencia, son muy buenos.Roberto Owen (1771-1858), uno de los ms nobles reformadores sociales, sostuvo einsisti en que el hombre es producto del ambiente en que vive y se forma, que noes el hombre mismo quien plasma su carcter, sino que ste se forma a travs delas condiciones de vida en que l se desarrolla. No negamos, de modo alguno, lo

    acertado de semejante afirmacin, ni tampoco la juzgamos con desprecio, si bienella es algo de lo ms natural.

    Estamos de acuerdo con que en la vida pblica andara mucho mejor si esasverdades se tomaran en cuenta, y por la misma razn, la ciencia espiritual deningn modo se opondr a que se lleven a cabo las obras del progreso humano queen sentido de esos principios tratan de mejorar las condiciones de vida de losoprimidos y necesitados.

    Pero la ciencia espiritual tiene que ahondar mucho ms en la cuestin,puesto que de la referida manera no es posible alcanzar un progreso fundamental yverdadero. Quien no lo reconozca, jams ha reflexionado sobre las causas de lascondiciones de vida en que la humanidad se halla. Pues, en cuanto la vida humana

    depende de dichas condiciones, hay que tener presente que ha sido el hombre quienlas ha creado. No es cierto que tambin fueron hombres quienes crearon las con-diciones e instituciones por las cuales resulta que uno es pobre, y el otro es rico? Alrespecto, no tiene importancia el que aquellos "otros hombres" hayan vivido antesque los que con las condiciones creadas prosperan o no prosperan. El sufrimientoque la Naturaleza misma impone al hombre, nada tiene que ver con la situacinsocial, sino indirectamente. Este sufrimiento ha de atenuarse o eliminarsetotalmente por la accin humana. Si no se realiza lo que en tal direccin resultanecesario, ser simplemente por falta de disposiciones e instituciones humanas.

    La exacta comprensin de estas cosas nos ensea que todo el mal que conrazn puede llamarse de carcter social, tiene su origen en la accin humana. Eneste sentido no es, por cierto, el hombre como individuo, sino toda la humanidad el

    "forjador de su propia suerte".Pero tambin es cierto que, en gran envergadura, ninguna parte, ninguna

    casta o clase de la humanidad provoca, de mala intencin, el sufrimiento de otraparte. Todo cuanto en tal sentido se afirma, simplemente se debe a la falta deentendimiento. Si bien esto es otra verdad que no se pone en duda, es necesariomencionarla. Pues, aunque intelectualmente semejantes hechos son biencomprensibles, en la vida prctica el hombre no procede de acuerdo con ellos.

    Naturalmente, cada explotador de sus semejantes preferira que porconsecuencia de ello, stos no tuviesen que sufrir. Ya sera mucho si esto nosolamente quedara entendido, sino que cada uno ajustase sus sentimientos enconcordancia con ello.

    Aquellos que poseen un "pensamiento social" seguramente preguntarn:Para qu sirven semejantes conceptos? Esperase que el explotado tenga para conel explotador sentimientos benvolos? No es lo ms natural que aqul tenga odio aste y que el odio le conduzca a su posicin partidista? Y se aadir: ciertamente

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    sera un mal consejo, exigir al oprimido que para con el opresor tenga amor alprjimo, en sentido de las palabras del gran Buda: "Al odio no se lo vence con odio,sino nicamente con el amor".

    A pesar de todo, es verdad que nicamente partiendo de este punto sellegar, en nuestro tiempo, al verdadero "pensamiento social"; y es, precisamente,

    aqu donde entra en consideracin el modo de pensar cientfico-espiritual, el que,en vez de un entendimiento superficial, ha 'de penetrar en lo hondo de la cuestin.Es por esta razn que la ciencia espiritual no se limita a exponer que estas o

    aquellas condiciones de vida producen la miseria, sino que como nico examenfecundo debe llegar a explicar las causas por las cuales esas condiciones fueroncreadas y continan crendose. Frente a lo profundo de estos problemas, lamayora de las teoras sociales resultan ser vanas especulaciones, cuando no merafraseologa.

    En tanto que el pensar se limite a consideraciones superficiales, se atribuira las condiciones exteriores un poder que stas no poseen, ya que ellas no son sinola expresin de una vida interior. As como no comprender al cuerpo humano, sinoel que sabe que ste es la expresin del alma, as nadie ser capaz de juzgar

    correctamente las condiciones e instituciones de la vida exterior, sino nicamente elque tenga presente que se trata de lo creado por los sentimientos y pensamientosdel alma humana. Los hombres mismos crean las condiciones en que ellos viven; ynicamente ser posible crear condiciones mejores, si se parte de un modo depensar y de sentimientos distintos de los que posean quienes crearon aquellascondiciones de vida.

    Hay que reflexionar sobre estas cosas en lo particular. Considerndoloexteriormente, parecer que opresor es aquel que vive con mucho lujo, quien gastaen grandes viajes, etc.; y como oprimido podra considerarse al que no puede vestirbien, ni permitirse otro lujo. Sin embargo, quien no sea inhumano o reaccionario,sino que sepa pensar con claridad comprender lo que sigue. A nadie se le oprime o

    se le explota porque yo est bien vestido, sino nicamente por el hecho de que yopague mal al trabajador que me hizo la ropa. En este sentido no hay diferenciaalguna entre el rico bien vestido y el pobre con poco dinero para vestirse. Noimporta que yo sea pobre o rico: exploto al prjimo, si adquiero cosas por las que nopago lo suficiente. En realidad, nadie debera, hoy da, llamar opresor a otro, sinantes observarse a s mismo. Si lo hace de la justa manera, descubrir al "opresor"en s mismo. Es que nicamente para el rico se trabaja o se le provee algo malremunerado? Ciertamente no es as, ya que la persona que al igual que t mismo sequeja de la opresin, se provee del resultado de tu trabajo exactamente en lasmismas condiciones que el rico contra quien vosotros dos dirigs vuestro ataque. Elque lo piense debidamente, llegar a puntos de vista, distintos de los habituales,acerca del "pensar en sentido social".

    Quien reflexione en esta direccin, comprender ante todo, que entre losconceptos "rico" y "opresor" corresponde hacer distincin absoluta. Ser rico o serpobre depende de la capacidad personal o de los antepasados o bien de otras cosas.

    Con estos hechos nada tiene que ver el que uno explote la capacidad detrabajo de los dems; al menos, no directamente. Pero mucho tiene que ver con otroaspecto, a saber: con que las instituciones existentes, o las condiciones en quevivimos, funcionan con arreglo al lucro personal. Hay que tenerlo claramentepresente, pues, de otro modo, se llegar a un total malentendido de lo que seexpone. Si hoy me compro un traje, parece lo ms natural, segn las condiciones enque vivimos, adquirirlo lo ms barato posible. Quiere decir: slo tengo en cuenta loque para m tiene importancia. Con esto se alude, precisamente, a lo que rige toda

    nuestra vida. Fcilmente se opondr: No es que las personas y los partidos deorientacin social tratan de subsanar este defecto, esforzndose en proteger el"trabajo" y que la clase trabajadora y sus representantes reclaman mejoresremuneraciones y reduccin de las horas de trabajo? Ya se ha dicho que desde el

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    punto de vista del tiempo presente no hay nada que objetar contra semejantesexigencias y medidas que se tomen. Pero tampoco se trata de hablar en favor decualesquiera de las exigencias partidistas, ni de tomar partido "pro" o "contra", ensentido alguno. Tal actitud queda totalmente exenta de las consideraciones de laciencia espiritual.

    Por ms reformas que se establezcan para proteger a la clase trabajadora, loque, sin duda contribuir mucho a elevar las correspondientes condiciones de vida:con ello no se atenuar lo esencial de la explotacin, puesto que sta se debe a quecada uno adquiere, con arreglo al lucro personal, lo producido por el trabajo deotro. No importa que yo posea mucho o poco: si lo empleo para satisfacer mi interspersonal, en sentido egosta, esto significa, necesariamente, la explotacin delprjimo. No importa que yo, persistiendo en dicho punto de vista, contribuya aproteger el trabajo del otro: con ello tan slo aparentemente hacemos algo. Si yopago ms por el producto del trabajo de otro, l tambin pagar ms por el mo,pues, de otro modo, la mejor situacin del uno, repercutir en empeorar la del otro.

    Para ilustrarlo, daremos otro ejemplo: uno compra una fbrica con la idea deobtener para s mismo el mejor beneficio, y por consiguiente, tratar de pagar a los

    trabajadores lo menos posible, o sea todo se har desde el punto de vista del lucropersonal. En cambio, si se compra la fbrica con la idea de procurar el mejor sostnposible para 200 personas, todas las medidas a tomar adquieren un matiz distinto.Ciertamente, en la prctica de nuestro tiempo, el segundo caso no se diferenciarmucho del primero. Pero esto simplemente se debe a que dentro de una sociedadque, por lo dems, funciona con arreglo al lucro personal, el hombre desinteresado

    y abnegado, como individuo, no puede hacer mucho. Pero todo se presentara muydistinto, si el trabajo desinteresado fuese general.

    Naturalmente, el que piensa en sentido "prctico", dir que meramente por"noble espritu" a nadie le ser posible establecer, para sus propios operarios,mejores condiciones remunerativas, puesto que con la benevolencia no se aumen-

    tar el producto de venta de las mercancas, condicin indefectible para crearmejores condiciones, incluso para el operario.No obstante, lo que importa es llegar a comprender que esa objecin es

    totalmente errnea. Todos los intereses y con ello todas las condiciones de vidacambiarn cuando, al adquirir esto o aquello, se considera, ante todo, no el intersde s mismo, sino el de los dems. El que slo trate de servir a su propio bienestar,se empear en adquirir todo cuanto pueda, sin tomar en consideracin cuntotrabajo de los dems es necesario para satisfacer sus necesidades. Y esto leconducir a utilizar sus fuerzas en la lucha por la existencia. Al fundar unaempresa con fines de lucro para m, no tomo en consideracin de qu manera semovilizan quienes para m han de trabajar. Pero todo cambia si mi persona no entraen consideracin, sino nicamente el punto de vista de cmo con mi trabajo sirvo a

    los dems. No me ver obligado a emprender nada que resultara en perjuicio deotros. Pues pondr mis fuerzas al servicio, no de mi persona, sino de los dems; yesto conducir a un muy distinto desarrollo de las fuerzas y capacidades humanas.

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    CAPITULO III

    Robert Owen posea dos virtudes, las que, en cierto sentido, justificanllamarle un genio del actuar social prctico: la certera visin respecto de benficas

    instituciones sociales y su noble amor a la humanidad. Para apreciar en todo sualcance la significacin de estas cualidades, considrese lo que con ellas Owenrealiz. Cre en New Lennark industrias ejemplares en las cuales los operariostrabajaban en condiciones de una existencia humanamente digna y moralmentesatisfactoria. Haba entre ellos hombres depravados y alcohlicos, pero tambinotros, moral-mente mejores, que ejercan por su ejemplo una influencia favorablesobre aquellos, lo que finalmente conduca a los resultados ms propicios. En vistade tal xito, no corresponde equiparar la obra de Owen con los ms o menosfantasiosos "reformadores del mundo", los as llamados utopistas; l no sali delmarco de realizaciones prcticas, con respecto a las cuales todo aquel que no seincline a quimeras puede esperar que mediante ellas se logre desterrar, por lomenos en determinados dominios, la miseria humana. Tampoco es ilusorio creer

    qu semejante realizacin delimitada puede servir de ejemplo para estimular unprogresivo desarrollo favorable de las condiciones sociales humanas.

    As habr pensado Owen, y por ello no vacil en dar un paso ms en taldireccin. En el ao 1824 se puso a crear en Indiana, Estados Unidos, una especiede pequeo Estado modelo: adquiri un territorio con la intencin de fundar alluna comunidad humana sobre la base de libertad e igualdad. Todo se organiz detal manera que no haba posibilidad de explotacin ni de sujecin. Quien sepropone semejante tarea debe estar dotado de las ms nobles virtudes sociales: elanhelo de dar felicidad a sus semejantes, y la fe en la bondad de la naturalezahumana. Tiene que estar convencido de que en el hombre espontneamente ha desurgir la inclinacin al trabajo, cuando por medio de las disposiciones

    correspondientes, el beneficio del trabajo se presenta asegurado. Owen estabacompenetrado de esta fe, a tal punto que debieron sobrevenir experiencias muygraves para hacerle perder esta fe.

    Estas graves experiencias efectivamente se produjeron. Despus de largos ynobles esfuerzos, Owen tuvo que convencerse de que "la realizacin de semejantescolonias infaliblemente ha de conducir al fracaso, si previamente no se logra latransformacin de las costumbres y de la moral en general; y que da mejorresultado ejercer influencia sobre la humanidad por la va terica que por la de laprctica". A tal convencimiento fue conducido este reformador social por el hechode que no faltaron los que rehuan el trabajo, tratando de traspasarlo a -los dems,

    y debido a ello surgieron enemistades, peleas y finalmente la bancarrota de lacolonia.

    Lo experimentado por Owen es til para todos aquellos que realmentequieren aprender; pues, de toda clase de organizaciones, que para el bien de lahumanidad son ideadas y creadas artificialmente, puede conducirnos a crear elfecundo trabajo social, que verdaderamente cuenta con la realidad de la vida.

    Por sus experiencias, Owen tuvo que desilusionarse radicalmente de sucreencia que la causa de toda miseria humana provenga de las "malas condicionese instituciones" en que la humanidad vive, y que lo positivo y bueno de lanaturaleza humana espontneamente se suscitar, al mejorarse dichas con-diciones. Owen tuvo que convencerse de que no es posible mantener las buenasestructuras, a menos que los hombres, por su ntima naturaleza y sincero afecto alas mismas, se inclinen a preservarlas.

    Ahora bien, podra pensarse que, antes de crear semejantes estructuras,sera necesario dar a los hombres la debida preparacin terica, hacindolescomprender, tal caso, lo justo y la utilidad prctica de las medidas a tomar; y es desuponer que Owen, segn sus propias declaraciones, tambin lo haya pensado. Sin

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    general de ndole moral, o que ella simplemente se convierta en el sentimiento deque cada uno debiera trabajar al servicio de sus semejantes. En la realidad de lavida, dicha ley rige como debe regir, nicamente si una comunidad humana llega acrear una estructura social en la que jams nadie puede disponer para s mismo delfruto de su propio trabajo, sino que en lo posible, el total de este fruto redunde en

    provecho de la comunidad como un todo. Cada uno, a su vez, deber recibir susostn por el trabajo de sus semejantes. Lo que importa, pues, reside en que eltrabajo para los dems, y el adquirir un determinado ingreso, sean dos cosasdistintas, separadas totalmente la una de la otra. Naturalmente, el representante dela ciencia espiritual sabe que los que a s mismos se tienen por "hombresprcticos", tienden a ridiculizar tal "monstruoso idealismo". No obstante, es ciertoque la referida ley es ms prctica, que ley alguna que jams haya sido ideada porlos "prcticos", o establecida en la realidad. Quien verdaderamente examine la vida,encontrar que toda comunidad humana existente, o que jams haya existido,posee o posea dos clases de instituciones. Una parte de ellas concuerda con esaley, la otra est en contraste con ella. Indefectiblemente llega a ser as, no importaque los hombres lo quieran o no. Pues, toda comunidad se desmoronara

    inmediatamente, si el trabajo del individuo no fluyese a la sociedad como un todo.Pero desde tiempo atrs, el egosmo humano desbarat dicha ley, puesto

    que trat de sacar para el individuo el mayor provecho posible. Y precisamente loque de esta manera result del egosmo, en todos los tiempos ha conducido aindigencia, pobreza y miseria. Esto realmente significa que siempre resultarcontraria a lo prctico aquella parte de las instituciones humanas que los prcticosllevan a cabo de modo tal que se toma en cuenta o el egosmo propio, o el de losdems.

    Naturalmente, no basta con que semejante ley se comprenda, sino que larealidad prctica comienza con la pregunta: cmo puede realizarse lo que ellaexpresa? Se entiende que esta ley no dice nada menos que lo siguiente: el bienestar

    humano es tanto mayor cuanto menos rige el egosmo. Quiere decir que paratraducir esa ley en realidad, es preciso que haya hombres que logren superar elegosmo, lo que prcticamente no es posible, si la medida de bienestar del individuose determina por su trabajo. Quien trabaja para s mismo, necesariamente llegar arecaer en el egosmo. Slo podr convertirse en trabajador sin egosmo, el queenteramente trabaje para los dems.

    Pero para realizarlo, existe una condicin previa: cuando uno ha de trabajarpara otro, es preciso decirse que en este otro haya un motivo para tal trabajo; y siha de trabajar para la comunidad, debe tener idea del valor, la naturaleza y laimportancia de ella. Esto slo ser posible si la comunidad es algo bien distinto deuna cierta suma de individuos. Debe de haber un espritu que la compenetre y conel cual cada uno se sienta identificado. Esta comunidad tiene que ser de tal ndole

    que cada uno se diga: todo est bien, y yo quiero que as sea. Es preciso que lacomunidad tenga una misin espiritual, y que cada uno tenga la voluntad decontribuir a que esta misin se cumpla. Pero semejante misin no puede consistiren ideas progresistas, ms o menos abstractas, como comnmente se formulan:donde stas rigen, existir el trabajo del individuo o de grupos de personas, cadaparte en su lugar, sin alcanzar de ver lo til de su trabajo, fuera del inters propio,o de lo vinculado con ste. Lo que hace falta es que el espritu que rige lacomunidad viva en cada individuo.

    En todos los tiempos, nicamente hubo prosperidad donde de algunamanera se realiz semejante vida de espritu de comunidad. Cada ciudadano de lasciudades de la antigua Grecia, como asimismo l de la Ciudad Libre del Medioevo,

    tenan siquiera un vago sentimiento de tal espritu de la comunidad. Nocorresponde objetar que, por ejemplo, la organizacin de la antigua Grecia slopudo hacerse porque se dispona de una legin de esclavos que hacan el trabajopara el "ciudadano libre", incitados por la superioridad del amo, no por el espritu

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    de la comunidad. Este ejemplo slo nos ensea que la vida humana obedece a lasleyes de la evolucin. En nuestro tiempo, la humanidad ha llegado a un nivelevolutivo en que ya no es posible resolver del mismo modo que en la antigua Greciala organizacin de la sociedad. Incluso el griego ms noble consideraba laesclavitud, no como una injusticia sino como necesidad de la vida humana. Por la

    misma razn, el gran Platn pudo sentar el ideal de un Estado en que el espritu dela comunidad llega a realizarse por el hecho de que los pocos entendidos obliguen aefectuar el trabajo, a los que forman la mayora. En cambio, la misin del presenteconsiste en crear condiciones de la vida humana, en que cada uno, guiado por elimpulso ms ntimo de su ser, llegue a trabajar para la comunidad.

    De lo expuesto se infiere que no hay que pensar en una solucin definitivadel problema social, sino nicamente en orientar los pensamientos y el actuar,tomando en consideracin las necesidades inmediatas del presente. Nadie podr,como individuo, formarse o llevar a la realidad una teora que resuelva el problemasocial. Pues, para hacerlo, debera tener el poder de obligar a una cantidad depersonas, a trabajar dentro de las condiciones por l creadas. No cabe duda: siOwen hubiera tenido el poder o la voluntad de obligar, compulsivamente, a todas

    las personas de su colonia a hacer el trabajo que a cada uno corresponda, habrallegado a un buen fin. Pero en nuestro tiempo no puede tratarse, de modo alguno,de semejante coercin, antes bien, debe hacerse posible que cada uno hagavoluntariamente el trabajo para el cual tiene vocacin, de acuerdo con sus fuerzas ycapacidades. Por consiguiente, de ningn modo puede tratarse de que, en sentidode los citados pensamientos de Owen, se influya sobre los hombres "en sentidoterico", proporcionndoles meramente una idea acerca de qu condicioneseconmicas habra que establecer para el bien de todos.

    Una teora econmica abstracta, jams puede ejercer fuerza alguna contralas potencias del egosmo. Por cierto tiempo, semejante teora podr provocar elentusiasmo de las masas, con apariencia de idealismo, el que, sin embargo, no

    puede conducir a resultado definitivo. Pues, quien impregna tal teora al pensar dela gente, sin darle, a la vez, valores realmente espirituales, acta en contra delverdadero sentido de la evolucin humana.

    No ser posible resolver el problema, sino por una concepcin del mundo decarcter espiritual, una concepcin que por su propia caracterstica penetre en elpensar, el sentir, la voluntad, o sea, en toda el alma del hombre.. La fe de Owen enla fuerza de las virtudes humanas no es acertada, sino parcialmente; por otra parte,es una de las peores ilusiones. Tiene razn en cuanto que en todo hombreocultamente existe un "yo superior" al que se puede despertar. Pero de su estadolatente, este "yo superior" no puede despertarse, sino por una concepcin delmundo que posea las citadas virtudes. Con hombres de tal concepcin, lacomunidad prosperar favorablemente dentro de las condiciones como Owen las

    haba concebido. En cambio, con hombres que no posean esta concepcin sucederque tarde o temprano, lo benfico de las instituciones necesariamente ha deconvertirse en perjudicial; puesto que donde no existe una concepcin del mundode orientacin espiritual, resultar que precisamente las instituciones que hacenprosperar el bienestar material, tambin han de conducir a acrecentar el egosmo y,por consiguiente, a producir indigencia, miseria y pobreza.

    En el sentido propio de la palabra es correcto decir que, si bien se beneficiaal individuo, dndole meramente lo que necesita para vivir: slo ser posible darlo ala comunidad, si se procura proporcionarle una concepcin del mundo. Tampococonducira a buen fin se dentro de la comunidad se diera pan a cada uno,individualmente; ya que despus de algn tiempo lo mismo se llegara a que

    muchos quedaran sin pan.Ciertamente, reconocer estos principios hace perder sus ilusiones a ciertagente que quisiera considerarse bienhechora social. Pues en tal caso se tornabastante difcil trabajar para el bien general, tanto ms cuanto ciertas condiciones

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    obligarn a contentarse, paso a paso, con pequeos resultados parciales. La mayorparte de lo que actualmente los partidos polticos presentan como solucin delproblema social, pierde su valor, se reduce a ilusin y palabras vacas, falto deverdadero conocimiento de la vida humana. Ningn parlamento, ni sistema de-mocrtico, ni accin poltica, tendrn, juzgndolo profundamente, importancia

    alguna, a menos que consideren la ley especificada ms arriba. Es absolutamenteilusorio pensar que, por ejemplo, diputados de algn parlamento puedan contribuiren algo para el bienestar de la humanidad, si su accin no se organiza en sentidode la ley social fundamental.

    Dondequiera que se tome en consideracin, o que alguien acte en sentidode esta ley, en la medida que le sea posible en el lugar donde dentro de lacomunidad humana le toque desempearse, se obtendr buen resultado, aunque,en cada caso, sea en mnimo grado: el benfico progreso social necesariamente secompone de la suma de los distintos logros que de tal manera se alcancen. Perotambin puede haber casos aislados de grupos mayores de personas que poseen laidoneidad que les permite alcanzar resultados de cierta importancia. Efectivamente,

    ya existen determinadas comunidades humanas con predisposicin de tal

    caracterstica, comunidades con cuya ayuda ser posible que la humanidad lleguea dar un primer paso en el desarrollo social. La ciencia espiritual tieneconocimiento de que semejantes comunidades existen; pero considera que no sedebe hablar pblicamente de tal asunto.

    Tambin habra posibilidades para ir preparando a mayor cantidad dehombres para dar, dentro de un tiempo no muy lejano, semejante paso dedesarrollo social. Aparte de todo lo expuesto, cada uno, individualmente, puedeactuar dentro de sus propias esferas en sentido de dicha ley. En el mundo no existeposicin social alguna por insignificante o prestigiosa que pueda parecer dentro dela cual no fuese posible hacerlo. Con todo, lo ms importante reside en que cadauno busque los caminos para formarse una concepcin del mundo sobre la base del

    verdadero conocimiento espiritual. La ciencia espiritual de orientacinantroposfica conducir a tal concepcin, para todos los hombres, si realmentellega a desenvolverse de acuerdo a su contenido y sus posibilidades. Ella nos hacesaber que no es por casualidad que una persona haya nacido en un determinadolugar y en su tiempo, sino que esto ha sido por necesidad resultante de la ley decausalidad espiritual (el karma). Tal persona comprender que un bien fundadodestino le ha colocado dentro de la comunidad humana en que le incumbe obrar.

    Asimismo podr percatarse de que sus facultades no las posee debido acircunstancias casuales, sino que esto tambin est en concordancia con dicha ley.Lo comprender no simplemente como concepto lgico sino de tal manera que esteentendimiento llega a adquirir ntima vida del alma: el hombre comenzar a sentirque est cumpliendo un designio superior si l trabaja de acuerdo con su posicin

    en el mundo y en el sentido de sus propias facultades. De su entendimiento noresultar un vago idealismo, sino un fuerte impulso de todas sus fuerzas; y elactuar de tal manera le ser tan natural como lo es, en otro sentido, el alimentarse.

    Adems, comprender el porqu de la existencia de la comunidad humana aque l pertenece, y cmo sta -se relaciona con otras comunidades. Lasindividualidades de las distintas comunidades en su conjunto representarn la biendefinida imagen espiritual de la misin comn a todo el gnero humano, e inclusollegar a comprender el sentido de la evolucin de toda la existencia terrenal. Slopodran dudar de lo eficiente de la referida concepcin del mundo quienes seresistan a tomarla en consideracin. Es cierto que actualmente son pocos los que seinclinan hacia ella. No obstante, llegar el tiempo en que la genuina concepcin

    cientfico-espiritual se extender ampliamente. Esto conducir a que los hombreslleguen a tomar las medidas adecuadas para realizar el progreso social. El hecho deque hasta el presente ninguna concepcin del mundo haya conducido al bienestarde la humanidad, no puede ser motivo para dudar de lo expresado; pues, de

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    acuerdo con las leyes de la evolucin de la humanidad, no pudo, en ningnmomento del pasado, producirse lo que a partir de ahora se har posible: hacerllegar a, todos los hombres una concepcin del mundo con vista al aludidoresultado prctico. Hasta ahora, las distintas concepciones del mundo sloestuvieron al alcance de grupos aislados. No obstante, lo benfico que hasta el

    presente pudo realizarse, se debe a las distintas concepciones del mundo; pero albienestar general slo conducir aquella que abarque todas las almas humanas yque en ellas encienda la vida interior. Esto lo lograr el modo de pensar de laciencia espiritual en cuanto realmente responda a sus principios.

    Naturalmente, no basta mirar la configuracin a que este modo de pensar hallegado hasta el presente; sino que, para reconocer lo correcto de lo expresado, espreciso ver que en adelante la ciencia espiritual deber desarrollarse hacia su altamisin cultural. Por distintas razones, an no presenta la caracterstica a que, a sutiempo, ha de llegar. En primer lugar debe echar races en algn lugar: debedirigirse a un determinado ncleo de personas, ncleo que est constituido por loshombres que por lo especfico de su desarrollo buscan la solucin de los profundosproblemas del mundo, y que, por su preformacin cultural ofrecen las condiciones

    para la debida comprensin y colaboracin. Tambin se entiende que al principio, laciencia espiritual tenga que servirse de un lenguaje que se adapta al carcter dedicho ncleo, pero con el tiempo encontrar la forma adecuada de expresarse paradirigirse a otros crculos. nicamente quien insista en que todo debe darse enforma rgida e inalterable, ha de creer que la actual forma de expresarse fuesedefinitiva, e incluso la nica posible. La ciencia espiritual tiene que desenvolverselentamente, precisamente porque no puede limitarse a la exposicin terica, o asatisfacer la mera curiosidad. El aspecto prctico del progreso de la humanidadforma parte de sus designios; pero para lograr tal progreso, deber, ante todo, crearlas condiciones pertinentes. Y esto no ser posible sino por la paulatina conquistade las almas humanas. nicamente si los hombres lo quieren, el mundo

    progresar. Y el prerrequisito para despertar tal voluntad, consiste en el ntimotrabajo espiritual-anmico de cada uno, trabajo que no podr realizarse sino paso apaso. De otro modo, incluso la ciencia espiritual llegara a nada positivo en elcampo social, sino nicamente a lo utpico. Prximamente expondremos otrospormenores. *

    * N. del Tr.: Por los motivos expresados en la "Introduccin", Rudolf Steiner tuvo que desistir, en aquel

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    momento, de proseguir estas contemplaciones.RUDOLF STEINER

    LOS PUNTOS ESENCIALES DE LA CUESTIN SOCIALen la vida del presente y del futuro

    Obra aparecida en Stuttgart (Alemania)1a. edicin: abril de 1919

    PREFACIO E INTRODUCCIN A LA CUARTA EDICIN (1920)

    No aprecia en lo justo lo que actualmente la vida social exige, quien pienseen soluciones basadas en alguna utopa. Partiendo de determinados conceptos ysentimientos se podr creer que stas o aquellas instituciones u organizaciones,previamente concebidas, necesariamente tuviesen que conducir al bienestar de lahumanidad. Por ms fuerza persuasiva que semejante creencia pueda tener,resultar totalmente inadecuada a lo que la "cuestin social" actualmente exige.

    Esta afirmacin ha de evidenciarse como acertada, aun en el caso en que sela lleve a un extremo que parezca insensato. Supongamos que alguien hayaelaborado una perfecta "solucin" terica del problema social, y sin embargopensara en algo totalmente impracticable, si quisiera ofrecer a la humanidad tal"solucin". Pues ya no vivimos en tiempos apropiados al actuar de esta manera enla sociedad humana. Los hombres ya no poseen el estado de alma como para decir,con respecto a la vida social: he aqu, uno que sabe qu organizacin social noshace falta, hagmoslo como l opina.

    Los hombres ya no quieren que las ideas concernientes a la vida socialvengan a presentarse de esta manera. Este libro, ya bastante difundido, cuenta con

    este hecho; y los que le atribuyen un carcter utpico, no comprenden en quintenciones se basa. Lo juzgaron as, los que no quieren pensar sino de una manerautpica; ven en el otro lo que constituye su propio modo de pensar.

    Para el que piensa en forma prctica, ya constituye una experiencia generalque, por convincentes que parezcan, a nada se llega con las ideas utpicas. A pesarde ello, hay muchos que piensan que en la esfera econmica, por ejemplo,convendra dar pasos en ese sentido; pero tendrn que convencerse de que es intilpensarlo, porque a nada conduce lo que ellos proponen.

    Habra que tomarlo en cuenta como una experiencia efectiva, la que tieneque ver con un hecho importante de la actual vida social: la falta de sentido realistaen cuanto a lo que se piensa frente a las exigencias de la realidad econmica. Pue-de creerse que mediante un pensar ajeno a la realidad de la vida se logre superarlas caticas condiciones de la vida social?

    Esta pregunta ha de conducirnos a confesar que se est pensando de unmodo irreal; y quien no lo confiese quedar ajeno a la "cuestin social". Pues

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    nicamente si esa pregunta es considerada como un serio problema de toda lacivilizacin actual, se llegar a ver claramente cules son las exigencias de la vidasocial.

    Esa pregunta nos conduce a considerar la configuracin de la actual vidacultural. La humanidad moderna desarroll una vida espiritual que en alto grado

    depende de instituciones estatales y de fuerzas econmicas. Desde su infancia sesomete al hombre a la educacin e instruccin estatal y su educacin depende,adems, de las condiciones econmicas dentro de las cuales se desarrolla su vida.

    Podra creerse que precisamente de esa manera el hombre llegar aadaptarse a las actuales condiciones de vida, ya que el Estado ha de tener laposibilidad de organizar de la mejor manera, y en beneficio de la sociedad humana,la educacin e instruccin, y con ello la parte esencial de la vida cultural. Tambinpodra creerse que el hombre ser el mejor miembro de la comunidad humana, si eseducado de acuerdo con las posibilidades econmicas dentro de las cuales vive, y sia travs de esta educacin se le coloca en la posicin en que esas mismasposibilidades econmicas le llevan.

    Este libro asume la tarea que actualmente se mira con poca simpata de

    mostrar que lo catico de nuestra vida pblica tiene su origen en que la esferacultural se desarrolla en dependencia del Estado y de la economa; y de mostrarque una parte del palpitante problema social consiste en librar de esta dependenciala vida cultural.

    Con ello se llama la atencin hacia errores profundamente arraigados. Pues,desde hace mucho tiempo, se considera que es en beneficio del progreso de lahumanidad el que el Estado se encargue de lo relacionado con la educacin. Y elpensamiento socialista no puede sino formarse la idea de que para servir a lasociedad ella haya de educar, segn sus mtodos, al individuo.

    No se llega a la comprensin de lo que hoy, en esta esfera, es absolutamentenecesario reconocer: el que dentro de la evolucin histrica de la humanidad, lo

    adecuado a un tiempo anterior, en otra poca puede convertirse en error. El adveni-miento de las condiciones modernas de la sociedad humana haca necesario que laeducacin, y con ella la vida cultural pblica, fuesen quitadas a los crculos que enla Edad Media las haban administrado, y que ellas fuesen puestas en manos delEstado. Empero, representa un grave error social, seguir manteniendo estascondiciones.

    Esto ha de mostrarse en las primera parte de este libro. Dentro de laorganizacin estatal, la vida cultural se desarroll hacia su libertad; pero estalibertad no puede desenvolverse de la justa manera si no se le concede la plenaauto-administracin. Por su propia naturaleza, la vida espiritual debe de existircomo una esfera del organismo social, enteramente independiente. La educacin yla enseanza de las que realmente proviene toda la vida cultural, deben entregarse

    a la administracin de los que educan y ensean; y en ellas no deben intervenir nigobernar las organizaciones estatales y las econmicas. La persona que ensea hade emplear para la enseanza solamente el tiempo que la deje libre para actuar,adems, dentro de la administracin correspondiente. Esto le permitir atender laadministracin de manera igual a como procede en la educacin y la enseanza; yno darn instrucciones quienes no acten, al mismo tiempo, dentro de lo vivientede la enseanza y la educacin. No interviene ningn parlamento, ni tampocopersona alguna que una vez haya enseado, pero que ya no lo hace. Loexperimentado en la enseanza misma, fluye tambin en la administracin. Es loms natural que dentro de semejante organizacin imperen, al mximo grado,sentido prctico e idoneidad.

    Naturalmente, se podr objetar que incluso en semejante auto-administracin de la vida cultural no todo ser perfecto. Mas esto es algo que en lavida real tampoco se puede exigir, sino que solamente podr aspirarse a realizar lomejor posible. Las facultades que en el nio se desenvuelven, realmente se

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    transmitirn a la comunidad, si por su formacin slo han de velar quienes,conforme a fundamentos espirituales, puedan emitir su opinin competente. Sloen una corporacin espiritual autnoma podr formarse un juicio acerca del gradode desarrollo que para un nio es posible lograr; y slo semejante gremio podrdeterminar lo que debe hacerse para que tal juicio se haga vlido. Tanto la esfera

    estatal como la econmica recibirn de esa fuente las fuerzas que ellas mismas nopueden darse si organizan la vida cultural desde sus propios puntos de vista.De lo expuesto en este libro resulta que la organizacin y la enseanza

    misma de aquellos establecimientos que sirven al Estado y a la economa, tambinhan de ejecutarse por los que administran la vida espiritual libre: escuelas

    jurdicas, comerciales, agrcolas e industriales sern organizadas por la esferaespiritual autnoma. Esta conclusin, que es correcta, despertar necesariamentemuchos prejuicios. Sin embargo, de qu se derivan tales prejuicios? Se llegar areconocer su espritu antisocial si se tiene presente que, en el fondo, se deben a lasuposicin inconsciente que los educadores han de ser hombres poco prcticos,ajenos a la realidad de la vida, personas de quienes no se puede esperar que por smismas puedan crear instituciones que de la justa manera respondan a los

    distintos campos de la vida prctica. Se piensa que tales instituciones debencrearse por los que actan en la vida prctica y que los educadores deben obrarsegn las normas que les sean dadas.

    Quienes piensan de este modo no ven que los que educan se tornan ajenos ala prctica de la vida precisamente cuando ellos no pueden darse a s mismos laorientacin que ha de guiarlos en lo ms pequeo hasta en lo ms grande. Por msque se les den principios provenientes de hombres que parecen ser sumamenteprcticos: de su trabajo educativo no saldrn hombres realmente prcticos para lavida. Las condiciones antisociales se deben a que en la vida social no llegan a colo-carse hombres que por su educacin hayan adquirido el sentimiento social. Y slohabr hombres de sentido social por resultado de un sistema de educacin dirigido

    y administrado por personas que posean tal sentido. Jams se podr resolver elproblema social si no se considera la cuestin educativa y espiritual como uno desus aspectos esenciales. Se crean condiciones antisociales no solamente por lo quese dispone en la esfera econmica, sino tambin porque dentro de esta organizacineconmica el hombre observa una conducta antisocial. Y resulta antisocial si la

    juventud es educada y enseada por hombres ajenos a la realidad de la vida,porque se les impone desde afuera la direccin y el contenido de su actuar.

    El Estado crea establecimientos de enseanza jurdica y exige que all seensee la jurisprudencia sentada en su constitucin y administracin, segn suspropios puntos de vista. En cambio, establecimientos surgidos de una vidaespiritual autnoma concebirn de esta vida espiritual misma el contenido de la

    jurisprudencia; y el Estado deber aguardar lo que la vida espiritual libre le

    transmitir. As ser fecundado por las ideas vivientes que slo pueden surgir de talvida espiritual.

    En esta vida espiritual estarn los hombres quienes, partiendo de sus puntosde vista, se incorporarn a la vida prctica. La vida prctica no puede tener suorigen en la educacin organizada por hombres meramente "prcticos", y dondeensean personas ajenas a la realidad de la vida, sino en pedagogos que desde suspuntos de vista comprenden la vida y la prctica. En este libro se explica, al menosen forma alusiva, cmo ha de realizarse la administracin de la vida espiritualautnoma.

    Los que piensan en forma utpica pondrn ciertos reparos al contenido deeste libro. Artistas y otros trabajadores espirituales preguntarn: en la vida

    espiritual libre, la idoneidad ha de prosperar mejor que en la actual por la que velanel Estado y las potencias, econmicas? Los que as preguntan debieran tenerpresente que el contenido de este libro no se basa en pensamientos utpicos, y que,por lo tanto, no estipula tericamente: esto tiene que ser de esta o de aquella

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    manera. Antes bien, la atencin es dirigida hacia comunidades humanas que porsu actuar de consuno puedan crear lo que en el campo social resulte provechoso.Quien juzgue la vida, no segn prejuicios tericos sino en base a las experiencias,arribar a la conclusin: el que produce por su libre idoneidad, podr esperar la

    justa apreciacin de su trabajo, si existe una comunidad espiritual autnoma que

    acta enteramente desde sus puntos de vista.La "cuestin social" no es algo que en nuestro tiempo haya surgido y que porunos pocos o por parlamentos pueda resolverse ahora y para siempre. Antes bien,es una parte integrante de toda la moderna civilizacin y que, despus de haberaparecido, perdurar como tal. Es un problema que para cada momento de laevolucin histrica universal, y cada vez de nuevo, deber resolverse, puesto que,con el tiempo moderno, la vida humana ha entrado en un estado que de lo orga-nizado en forma social, hace surgir, siempre de nuevo, lo antisocial; y esto, hay quevolver a superarlo cada vez de nuevo. Como un organismo, algn tiempo despusde la saciedad, entra siempre de nuevo en el estado del hambre, as tambin elorganismo social, de las condiciones ordenadas, en desorden. No existe un remediouniversal para el ordenamiento de las condiciones sociales, como tampoco hay un

    nutrimento que saciase para siempre. Pero los hombres pueden formarcomunidades de tal naturaleza que, por su viviente actuar de consuno, se le da a laexistencia la direccin hacia lo social. Dentro del organismo social, la esferaespiritual de administracin autnoma constituye semejante comunidad.Como de las experiencias del presente resulta, como exigencia social, laadministracin libre y autnoma de la vida cultural, as tambin para la esferaeconmica, el trabajo asociativo. En la vida humana moderna, la economa es latotalidad de produccin, circulacin y consumo de mercancas. Por medio de estosprocesos se satisfacen las necesidades humanas. Dentro de ellos los hombresejecutan sus actividades. Cada uno, con sus intereses particulares, tiene quecontribuir mediante su parte de actividad. Slo el individuo mismo puede saber y

    sentir lo que realmente son sus necesidades; y, segn su estimacin del todo de lascondiciones de vida, quiere formarse un juicio sobre lo que l mismo ha de ejecutar.No siempre ha sido as, ni tampoco es as, en nuestro tiempo, en todas

    partes de la tierra; pero en lo esencial es actualmente as dentro de la partecivilizada de la poblacin del orbe.

    En el curso de la evolucin de la humanidad, la esfera econmica ha idoamplindose. Partiendo de la economa domstica, se ha desarrollado la economade la ciudad, y de ella la economa nacional. Ahora comienza a formarse la eco-noma mundial. Gran parte de lo pasado se conserva en lo nuevo, as como muchode lo nuevo viva, preanuncindose, en lo anterior. Empero, el destino de lahumanidad est sujeto a que, dentro de ciertas condiciones de vida, la citada lneaevolutiva est ejerciendo su influencia en forma predominante.

    Es irreal querer organizar, en forma abstracta, las fuerzas econmicas en elmarco de una comunidad mundial. En el curso de la evolucin, las distintaseconomas en gran parte han ido integrndose en las economas nacionales. Perolas comunidades estatales han tenido su origen en fuerzas distintas a lasmeramente econmicas. La tendencia de transformarlas en comunidadeseconmicas, ha conducido al caos social de nuestro tiempo. La esfera econmicatiende a organizarse por sus propias fuerzas, libre de instituciones estatales, perotambin libre del modo de pensar estatal-poltico. Slo lo alcanzar si, segnpuntos de vista puramente econmicos, se forman asociaciones integradas porconsumidores, comerciantes y producentes. La amplitud de semejantesasociaciones depender de las condiciones respectivas. Muy pequeas, resultaran

    demasiado costosas; muy grandes, trabajaran sin la debida orientacin. Unaasociacin entrar en comunicacin con otra de acuerdo con las necesidades de lavida. No hay que temer que tales asociaciones pudiesen causar restricciones paraquien frecuentemente tenga que cambiar de lugar. Tal persona pasar fcilmente de

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    una asociacin a otra, si para ello no interviene la organizacin estatal sino losintereses econmicos. Dentro de la organizacin asociativa ser posible crearsistemas que funcionen con la agilidad de la circulacin monetaria.En el marco de la asociacin puede reinar una extensa armona de los distintosintereses, promovida por conocimientos especficos y objetividad. Produccin,

    circulacin y consuncin de los bienes se ordenan no por leyes, sino por loshombres, segn su juicio espontneo y sus intereses. Sus contactos dentro de lavida asociativa les permitirn formarse tal juicio; y por el hecho de que los distintosintereses deben equilibrarse en forma contractual, los bienes circularn de acuerdocon sus valores respectivos. Semejante modo de asociarse segn puntos de vistaeconmicos, es algo bien distinto de, por ejemplo, la moderna organizacinsindicalista. En los sindicatos se discute de un modo parlamentario; y el acuerdono se busca partiendo de puntos de vista econmicos, o sea, con respecto a lo que,recprocamente, cada uno debe cumplir para con el otro. Miembros de las aso-ciaciones no sern "obreros asalariados" que a travs de su poder exijan delempresario el salario ms alto posible, sino que los obreros (o trabajadoresmanuales), los dirigentes espirituales de la produccin y los interesados en

    consumir lo producido, procedern de comn acuerdo con el fin de crear, sobre labase de precios compensativos, la justa relacin entre trabajo realizado y larespectiva retribucin. No es posible hacerlo en asambleas, por discusinparlamentaria; esto dara motivo para preocuparse, pues quin hara el trabajo, siun sinnmero de personas tuviera que gastar su tiempo en discusiones sobre esemismo trabajo? Todo se llevar a cabo por arreglos de hombre a hombre, deasociacin a asociacin, sin interrumpir el trabajo. Slo hace falta que el asociarseest en concordancia con el entendimiento de los trabajadores y los intereses de losconsumidores.

    Con lo que antecede no se da ninguna utopa. Pues no se dice: esto hay queestablecerlo de esta o aquella manera, sino que se alude a cmo los hombres

    mismos organizarn las cosas si se proponen actuar en concordancia con su propioentendimiento y sus intereses.El motivo para asociarse de la referida manera (siempre que no lo impida la

    intromisin estatal) reside, por un lado, en la naturaleza humana, pues lanaturaleza produce las necesidades. Por otro lado, puede patrocinarlo la vidaespiritual autnoma, puesto que ella conduce a los conocimientos necesarios enque debe basarse la comunidad. Quien piense de acuerdo con la experiencia, ha deconsentir en que semejantes comunidades asociativas pueden formarse encualquier momento y que no encierran nada de utpico. Nada impide su formacinsino el hecho de que el hombre de nuestro tiempo quiere "organizar" desde afuera lavida econmica en el sentido en que para l la idea de la "organizacin" se haconvertido en una sugestin. En cambio, la organizacin econmica que se basa en

    el asociarse libremente, es la contraimagen de aquella propensin a quererorganizar desde afuera para que los hombres cooperen en la produccin. Por elasociarse, los hombres se unen unos con otros, y la razn del individuo engendra lometdico del todo. Se podra objetar: para qu sirve que el pobre (el obrero) seasocie con el que posee los medios de produccin, ya que sera mejor que laproduccin y el consumo se regularicen desde afuera, en forma "equitativa"? Perotal ordenamiento organizador suprime la fuerza individual de libre creacin y dejala economa sin aquello que nicamente se origina en dicha fuerza. Si a pesar detodos los prejuicios se hiciera la prueba, incluso con una asociacin del obrero conel dueo de los medios de produccin: ste necesariamente tendr que retribuir aaqul si no intervienen otras fuerzas que las econmicas lo que compense el

    trabajo realizado. Actualmente se habla de estos problemas, no por los instintosque tienen su origen en las experiencias de la vida, sino segn el estado de nimoque no se basa en pensamientos econmicos sino que se ha producido por interesesrelacionados con la conciencia de clase y de otra ndole. Esto se debe a que en los

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    samente, semejantes pensadores abstractos, pues no tienen en cuenta que lavida tiende a tomar las ms diversas configuraciones. Mas la vida es un elementofluyente, y quien a l desee adaptarse, deber ajustar a este elemento fundamentalsu pensamiento y sentimiento, pues slo con semejante modo de pensar serposible realizar lo que exige la vida social. Las ideas de este libro se concibieron por

    las experiencias y el estudio de la vida, y de acuerdo con ello debieran com-prenderse.

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    NOTA PRELIMINAR SOBRE EL OBJETO DE ESTE LIBRO

    En la vida social de nuestro tiempo se presentan graves y vastos problemas.La exigencia de nuevas condiciones y organizaciones hace evidente que para

    solucionar esos problemas es preciso buscar caminos no previstos hasta ahora. Esde esperar que, debido a lo que la situacin actual exige, ser escuchado quien, porsu experiencia de la vida, no puede sino opinar que el no haber pensado en nuevoscaminos, ha conducido a la actual desorientacin social. En esta conviccin seapoya lo expuesto en el presente libro; su objeto es sealar las medidas paraencauzar hacia una bien definida voluntad las reivindicaciones sociales de una granparte de la humanidad.

    Para formarse esa voluntad, poco debiera tomarse en consideracin el quedichas reivindicaciones nos sean simpticas o no: existen, y hay que contar conellas como hechos de la vida social. Sobre esto deberan reflexionar quienes, por suposicin personal, estimen que el autor se refiere a las exigencias proletarias de unamanera que ellos desaprueban porque consideran que el asignar a este problema

    tal importancia se debe a un criterio unilateral. Empero, en la medida en que suconocimiento de la vida se lo permite, el autor quiere hablar con fundamento en larealidad de las actuales condiciones de vida. Tiene ante sus ojos las consecuenciasfunestas que han de producirse si se desestiman los hechos que surgieron de lascondiciones de vida de nuestra poca, y si no se toman en cuenta las respectivasexigencias sociales.

    Lo que el autor expone tampoco satisfar a quienes se consideran hombresde experiencia prctica tal como actualmente, bajo la influencia de hbitosarraigados, se la entiende. A ellos les parecer que el autor no conoce la vidaprctica, mientras que precisamente ellos deberan reorientarse. Pues su conceptode lo "prctico" se presenta como algo que por los hechos que la humanidad acaba

    de experimentar, se evidencia como error, ms an, como error que nos haconducido al desastre sin lmites. Debern comprender que habr que reconocercomo prctico mucho que ellos hasta ahora, haban considerado como idealismoinsensato. Puede ser que ellos consideren desacertado el punto de partida de esteescrito, por el hecho de que en su primera parte muy poco se habla de la vidaeconmica, y mucho ms de la vida cultural. Sin embargo, por su conocimiento dela vida, el autor se ve precisado a pensar que innumerables nuevos errores van asumarse a los desaciertos ya cometidos, si no se presta la debida atencin a la vidacultural de nuestro tiempo.

    Pero tampoco estarn de acuerdo con lo expuesto en este libro, los que, enlas formas ms diversas y siempre de nuevo, repiten la fraseologa de que lahumanidad debiera dejar de consagrarse a los intereses puramente materiales, yque debiera dirigirse hacia el "espritu", hacia el idealismo. Pero el autor no tiene enmucho la mera referencia al "espritu", ni el extenderse sobre un mundo espiritualnebuloso; nicamente reconoce la espiritualidad que se convierte en contenidopropio de la vida humana, contenido cuya virtud se evidencia lo mismo en elcumplimiento de las tareas prcticas de la vida como en la formacin de unaconcepcin del mundo y de la vida humana que satisface las inquietudes del alma.

    Lo que importa no radica en reconocer o creer reconocer lo espiritual, sinoque la espiritualidad se manifieste incluso en la comprensin de la realidad de lavida prctica. Tal espritu no se limita a exteriorizarse como corriente secundariareservada a la intimidad del ser anmico.

    De modo que lo expuesto en este libro les parecer poco espiritual a los

    "espiritualistas", e irreal, a los "prcticos". El autor cree que de su manera podrcontribuir algo a la vida del presente, precisamente porque no se inclina hacia loirreal de los que se consideran "prcticos", ni tampoco estima justificado el mero

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    I. EL VERDADERO ASPECTO DE LA CUESTIN SOCIAL,COMO ELLA SE PRESENTA EN LA VIDA DE LA HUMANIDAD

    MODERNA

    Despus de la catstrofe de la Guerra Mundial (1914-1918) no se presentael moderno movimiento social a travs de hechos que demuestran lo inadecuado delas ideas con que durante decenios, se haba credo comprender la aspiracinproletaria?

    Lo que actualmente aflora a la superficie de la vida como exigencias delproletariado, antes reprimidas, y como problemas relacionados con ellas, obliga aformular dicha pregunta. Gran parte de las potencias responsables de aquellarepresin ha sido aniquilada; y slo podra desear que perduren las condiciones quehaban caracterizado la actitud de esas potencias frente a los impulsos sociales degran parte de la humanidad, quien ignore en absoluto cun indestructibles sonestos impulsos de la naturaleza humana.

    Muchas personalidades cuya posicin en la vida les haba permitido ejercer,por su palabra o su consejo, una influencia favorable o desfavorable, sobre lasfuerzas de la vida europea que en 1914 condujeron a la guerra, se haban entregadoa las ms graves ilusiones con respecto a aquellos impulsos. Haban pensado queuna victoria militar de su pas, calmara la tormenta social, pero tuvieron quepercatarse de que, como con-secuencia de su propia actitud tanto ms se pusieronde manifiesto los instintos sociales. Es ms: la actual catstrofe de la humanidadlleg a ser el acontecimiento histrico por el cual dichos instintos recibieron supleno empuje. En estos graves aos de l