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    Azafea III (1990), 103150

    Salvar a Fichte en Ortega

    Realmente, el ttulo no promete mucho. Acaso una variante ms, y sininters, dentro de la fnebre y aburrida liturgia acadmica que se oficia regularmente en el osario de los clsicos. Estamos, sin duda, ante un trabajoalimenticio, destinado a engrosar un expediente profesional que ha de sernutrido cada ao y que, conforme se acrecienta, se convierte tambin encementerio de mejores intenciones.

    Pero quiz la cosa no sea tan grave y esa primera impresin se deba,ms bien, a lo que Ferrter Mora ha sealado como la perversin sufrida hoyda por las palabras, que nos hace caer inevitablemente en aquellos espejismosque nosotros mismos hemos producido. Si algo intenta este artculo es contribuir a crear una atmsfera de estudios orteguianos menos trrida y reseca,ms aireada y refrescante. Parte de una creencia arraigada, como es que eltratamiento de la figura y la obra de Ortega no puede navegar ya entre lahagiografa discipular a la defensiva y la agresividad obtusa, resentida de susoponentes. El tiempo de esa polmica ha pasado ya. Persistir en una actitudmilitante, exclusivista y acaparadora significara cerrar un futuro por el quealguna vez tuvo sentido la lucha, ser, en definitiva, infieles a la memoria generosa del maestro. Ortega no necesita ser defendido; si acaso, tal vez, de unarecada en la indiferencia a la que somos tan proclives los espaoles, msdados a las efusiones espontneas y efmeras que brotan al abrigo de laslluvias benficas de los centenarios. Porque esa indiferencia nacional existe.Su ejemplo ms sangrante, pero obvio, es la ausencia de una edicin crtica desus obras. Sin ella no es posible un acercamiento fiable ni tampoco una comprensin suficiente de sus escritos. Falta tambin una biografa (slo tenemosel apunte esplndido de su hija Soledad), que fije para propios y recupere paraextraos la memoria, que no debera perderse, del maestro. Sin todo esto noes posible una exigencia de nivel, que debera plasmarse en unos estudios orteguianos rigurosamente entendidos. Exigencia que significa una documentacin exhaustiva en los fondos de su biblioteca personal y los materiales depositados en el archivo. No es aventurado suponer que de todo ello resultar unaimagen ms enriquecida, matizada y, por ello, distinta de Ortega, que eliminar recelos y desmontar viejos tpicos.

    Es cierto que todo esto puede parecer una recada en la erudicin, lanegacin de la filosofa y, en definitiva, una traicin al espritu de Ortega. Pero yo no creo que haya una antinomia entre querer prolongar lo que se estimevlido de su obra y conocer de un modo profundo, con las debidas garantas,aspectos de la misma. Ms bien todo lo contrario. En Espaa ha habido una

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    mitificacin del ensayo como forma de hacer filosofa y escribir sobrfos que mucho nos tememos haya servido en ocasiones como mpara remediavagos. Ahora bien, en Ortega, el ensayo no suprime, ssupone, aunque no expone, la prueba. Y, en todo caso, no es una fexcluyeme, sino que obedece a una situacin histrica y cultural espaterminada. Si, adems, lo que se quiere hacer no son comentarios ni ecannicas, sino filosofa, bueno sera alguna vez aadir la prueba ede lo que se dice. Porque lo afirmado por Ortega a propsito del endebe reducirse a una cuestin de citas, sino de estilo. Es decir, que node un acarreo de materiales artificiosamente dispuestos, sino de mesedimentos de vida, ejecutividad en suma.

    Y me atrevera a aadir algo ms: que es precisamente la palabrlo la que mejor resume en Ortega aquella ntima relacin que, segnhay entre filosofa y carcter. Porque, en definitiva, el estilo de Oes sino la creencia de que todo puede ser salvado, es decir, llevado nitud desde una distancia crtica. Con lo que la palabra no slo desmodo de hacer filosofa, sino tambin de interpretarla. Es, a la vez, creatividad y principio hermenutico. A ella quiere acogerse precisattulo de este trabajo.

    Es, sin duda, el estilo de Ortega expresado en la palabra salvlo ms fecundo de su filosofa, lo que permite continuarla ms allformas concretas en que l lo hizo. Y tambin lo que posibilita verldentro, en todos sus elementos integrantes. Uno de ellos, parte esenccircunstancia, son las relaciones mantenidas con otros filsofos. Se hque no se pueden entender el pensamiento de Ortega si no se recupfuentes, pero es igualmente cierto que esto no se puede llevar a canos colocamos en una actitud anloga a la suya para con ellas. La expdebe estar apoyada en un intento previo de comprensin. Ahora bien, liza la palabra fuente en un sentido restrictivo, dirigido a una obsequisa policial que rastrea en cada texto presunta copia de ideas, ent

    investigacin puede resultar estril, y ciertos hallazgos parciales pvalor al ser absolutizados desconociendo la totalidad en que se hallan La ceremonia de la confusin est garantizada si, adems, se emplemtodo la crtica literaria en vez de la filosfica.

    Una lectura atenta de la obra de Ortega muestra que, al igual otros pensadores y tanto ms cuanto mayores son sus protestas de odad y radicalidad, su pensamiento es la modificacin de otros. Lo quiere decir que sus libros hayan salido literalmente de otros l ibros, yte con seguir esa pista para encontrar la clave de todo. Sucede, ms bse ha producido lo que Heidegger llama acertadamente un dilogo entre pensadores; que slo es posible si hay una comunidad de interetemas y, tratndose de coetneos, de una similitud en el desarrollo demos. En fin, que cuando se buscan las influencias en la obra de Ortega

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    tambin que meditar sobre las refluencias, es decir, prestar atencin noslo a lo recibido, sino tambin a lo que se da, a lo puesto en el ejercicio desalvacin; que ste es filosofa viva y una invitacin a proseguirla, todo locontrario, pues, de una crtica filolgica entendida como interpretacin de lainterpretacin '.

    En consonancia con todo esto, lo que yo pretendo poner de manifiestocon el presente trabajo se puede resumir en tres puntos: \)Mostrar un hecho:que el dilogo entre Fichte y Ortega tiene un carcter difcil y complejo, peroque, al mismo tiempo, es fundamental y decisivo para entender el ncleo y laevolucin del pensamiento ortegu iano. 2) Lo que permite demostrar, apuntalndola en uno de sus pilares bsicos, la tesis del idealismo de Ortega2. Y 3)

    Subrayar la necesidad de abordar el tema de las fuentes desde la ptica deuna hermenutica filosfica que comprenda, critique y contine la obra deJos Ortega y Gasset. Es decir, desde la ptica de la creatividad.

    Todas estas precisiones, convenientes para entender la relacin deOrtega con otros filsofos, me parecen especialmente necesarias en el caso deFichte. Porque da la impresin de que difcilmente se pueden encontrar doscaracteres, estilos y contenidos de filosofa tan distintos e, incluso, contrapuestos. En efecto, qu vnculo podra establecerse entre el talante pattico de Fichte y el deportivo de Ortega, entre una filosofa sistemtica ysumamente abstracta y profunda cuando no oscura, a juicio de oyentes y

    1 En esto coinciden ambos autores. Dice Fichte: Primeramente, lo que el autor ha dichono podem os decrselo a nuestro lector una vez ms, pues esto ya lo ha dicho aqul, y nuestro lector puede en todos los casos saberlo por l. Justamente aquello que el autor no dice, mas por locual viene a decir todas sus frases, es lo que tenemos que decirle. Lo que el autor mismo ntimamente, acaso de un modo escondido para sus ojos, es , y por lo que todo lo dicho resulta para lcomo para l resulta, eso es lo que tenemos que descubrir. El espritu es lo que tenemos que

    extraer de su letra. (Los caracteres de la Edad Contempornea, traduccin de Jos Gaos, Revistade Occidente, Madrid, 1976, p. 102).Las relaciones entre filosofa y filologa han sido ntidamente expuestas por Ortega en la car

    ta a Curtius, 4-3-38: Queramos o no, la filosofa precipita en filologa y la filologa se dilata enfilosofa. Ni puede ser de otra manera, puesto que ambas se ocupan de una misma realidad: lohumano. De paso sea dicho, esta nueva filologa realiza, por vez primera en serio, el ttulo deHumanidades (Epistolario, Revista de Occidente, M adrid, 1974, p. 112). Y, en cualquier ca so, esto no es escolasticismo: Llamo escolasticismo a toda filosofa recibida frente a la creada yllamo recibida a toda filosofa que pertenece a un crculo cultural distinto y distan te, en el espaciosocial o en el tiempo histr ico, de aquellos en que es aprendida y adoptada [...] En la recepcin deuna filosofa ajena, el esfuerzo mental invierte su direccin y trabaja no para entender los proble

    mas, lo que las cosas son, sino para llegar a entender lo que otro pens sobre ellos y expres enciertos trminos (Medio siglo de filosofa, Revista de Occidente, 1980, nm. 3 pp. 16 y 1.).

    2 Defendida en mi libro El idealismo de Ortega, Narcea, Madrid, 1984.

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    lectores y la literatura periodstica, superficial y dispersa sobreen queja de Ortega resbalaban incluso sus discpulos? Y, sin embms all de toda simplificacin, yo me atrevera a repetir la metforaDiscuros para caracterizar esta relacin, para sealar que Fichte escunstancia inseparable e ineludible del yo-Ortega.

    La escasez de citas textuales no debe llamar a engao. Formade un modo de expresarse no de trabajar ensaystico, en el que ldice es slo el breve prom ontorio del iceberg que esconde la solidez de su molebajo la lnea, engaosamente definitiva, de flotacin. Forma partemtodo de composicin en el que las numerosas fichas de lectura abandonadas para que el pensamiento corra ms fluido en la escriturestas existen y constituyen su soporte, hacen inteligible la lectura, obdisputas maniqueas de fuentes y, sobre todo, prueban que Ortegatrabaj directamente a los clsicos, que no se trataba slo de ocurrencias iniosas enhebradas al hilo de la consulta fugaz en la monografa de t

    Desde esta perspectiva pueden quedar ms matizados los tpicosque Ortega aplica a Fichte, y que, ciertamente, en algunos casos soncaracterizaciones de peor gusto que se han hecho del idealismo; tambsuavizados los imp roperios, que llegan a alcanzar los que dedica a Baroja;igualmente, algo ms difuminadas las contradicciones, que no expresan sinodistintos mom entos en la evolucin de su propia filosofa. Slo as, crde entenderse que Fichte haya sido para Ortega la encarnacin de lo pidealismo, el subjetivismo y activismo, y de lo mejor del mismo, el sagilidad. Lo cual indica que nunca ha sido una figura intermedia, entre Kant y Hegel; que Ortega supo ver algo que hoy empieza a serpero que no lo era en las lecturas de la filosofa moderna que se hacpoca: que Fichte fue el primer y ms genuino representante del idealimn, tal como lo anunciara en sus comienzos el lcido Jacobi. Por esextrao que, si la superacin del idealismo constituye la columna verttoda la filosofa de Ortega, el encuentro entre ambos filsofos fuera in

    Y, antes de pasar a exponer ms despacio ese dilogo, una clavela clave del mismo. Como es sabido, Ortega ha subrayado repetidas vel intelectualismo y el apasionamiento son las races de la desmgenialidad de Fichte, rasgos todos ellos dialcticos, que no se sabe men qu sntesis pueden desembocar. En una ficha conservada en su aclara: El intelectualismo inveterado no es sino la errnea idea quedel hecho justo de que el corazn am a la cabeza sobre todo sta es generosidad de esta viscera para con la otra3.

    3 Archivo de Jos Ortega y Gasset, rollo 3, caja 2, BU, carpetilla Pensam iento

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    1. U N SOCIALISMO PARA EL PUEBLO

    La primera referencia a Fichte aparece en la obra de Ortega despus desu segundo viaje a Alemania, en 1908. La falta de los escritos de Fichte, juntoa los de otros au tores alemanes, en las bibliotecas de Madrid le lleva a constatar que en Espaa no hay sombra de ciencia 4. La conclusin puede parecerexagerada y que, en todo caso, se trata de una sobrevaloracin de la obra deFichte, atendiendo quiz ms al ttulo de sus escritos que a un conocimientode su conten ido. P ero esta impresin se desvanece tan pronto como se sita lareferencia dentro de su contexto. Efectivamente, el encuentro con Fichte enAlemania es todo menos casual, ya que iba all con unos intereses muy determinados. Iba buscando educacin (mejor, educadores), disciplina, un caucepara las energas de un mozo de veinte aos, moralidad y jerarqua 5 , endefinitiva, ciencia e idealismo... Yo fui a Alemania para henchir de idealismo algunos tonelillos... 10, 24) Pues bien, de Fichte le interesa menos enesta poca el terico de la ciencia en s misma considerada, que en su relaciny aplicaciones al destino del hombre y la sociedad, es decir, que le interesa sobre todo su visin del destino del sabio. Fichte no es slo uno de los

    4 No parto de nada vago o discutible. Actualmente no existen en ninguna biblioteca pblica de Madrid casi pudiera aadir ni privada las obras de Fichte. Hasta hace pocos das noexistan tampoco las de Kant: hoy las ha adquirido el modesto M useo Pedaggico en una edicinpopular. No existen las obras de Harnack ni de Brugmann. E stos ltimos nombres no los he elegido: los cito como pudiera citar otros: vienen a mi pluma porque he necesitado consultarlos estosdas y he tenido que renunciar a ello. Este hecho ni vago ni discutible es lo que insisto enllamar diferencia especfica de Espaa con respecto a los dems pueblos de Europa. A poco que seconozca la economa interna de la ciencia hab ra de convenirse en que basta lo mencionado paraafirmar que en Espaa no hay sombra de ciencia (1 , 114). Las obras de y sobre Fichte que actualmente se encuentran en la biblioteca de Ortega son las siguientes: Reden an die deutsche Nation,Reclam, Leipzig; Die Bestimmung des Menschen, Reclam, Leipzig; Uber die Bestimmung des Ge-lehrten. Uber das Wesen des G elehrten und seine Erscheinungen im Gebiet der Freiheit, Reclam,Leipzig; Reden an die deutsche Nation, Meyer's Volksbcher. Bibliographisches Institut, Leipzigund Wien; Der geschlossene H andelstaat, Reclam, Leipzig; Die Grundziige des gegenwartigenZeitalters, Berlin, 1806; Johann Gottlieb Fichte. Werke. Auswahl in sech Bnden, Hrsg. u. ein-gel. von Fritz Medicus, Leipzig, 1908-1911; Johann Gottlieb F ichte's Leben und litterarischerBriefwechsel, 2 v. ed. Sulzbach, J.E. v. Seidel, 1830. Monografas sobre Fichte: W U N D T, Max:Johann Gottlieb Fichte, Stuttgart, 1927 y Fichte-Forschungen, Stuttgart, 1929; HEIMSOETH,Heinz: Fichte, Mnchen, 1923; GURWITSCH, Georg: Fichtes System der konkreten Ethik, Tubingen, 1924; GUEROULT, Ma rtial: L'volution et la structure de la doctrine de la science chez Fichte,Paris, 1930. No se encuentran traducciones al castellano anteriores a las de Jos Gaos.

    5 Significativamente define as la jerarqua: Por jerarqua entiendo unas palabras porcierto las nicas que me parecen contradictorias de lo que representa el que las (dice) de Don Quijote a Sancho: Considera, amigo Sancho, que nadie puede creerse mejor que otro mientras nohace ms que otro . (Carta a Navarro Ledesma, 30 de mayo de 1905, Epistolario, p. 41).

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    representantes de lo que ha sido la ciencia alemana, sino tambin eque hizo A lemania (Cfr. X, 194), y cuyas ideas ticas y polticas sigdo actuales a travs del socialismo nacional de Lassalle.

    No hay que olvidar que si Ortega fue a Alemania para empapciencia, esto tena como objetivo el adquirir una postura tica y unpoltica que le ayudara a resolver el problea de Espaa, su autntidadera preocupacin. En los grandes pensadores alemanes va a encosentido de la responsabilidad intelectual en los terrenos tico, social yque sintoniza perfectamente con aquellas inquietudes latentes en surefelxiones, cartas y escritos ms tempranos. Y es en ellos donde va trar tambin los impulsos para no convertirse en un Gelehrte (y mucho menosen un Akadem iker) a su vuelta a Espaa 6.

    Ms all de las diferencias especficas Ortega ve un paralelismo entre los rasgos de la poca que describe Fichte y la suya propia, eAlemania en crisis, conmocionada por las guerras napolenicas y queidentidad nacional, y una Espaa que ve agudizada su enfermedad epor el fracaso de la Restauracin y la catstrofe del 98. En ambos casos se trata de un proceso de reconstruccin nacional, porque Alemania y Esun proyecto, no una realidad , porque lo que hay no sirve y es precisocontar la historia al revs, desmontar los tpicos en el arduo camiautoconciencia. Fichte es, pues, rigurosamente un contemporneo ennstico de los males, la prescripcin de los remedios y el diseo de losque deben acometer esa tarea. Cmo no se reconocera retratada Elos rasgos de esa tercera poca, que, segn F ichte, es incapaz de ela ciencia y la moralidad por estar inclinada al goce y el capricho, laneidad y el egosmo de los individuos? Acaso no es tambin su animagen del hombre noble sujeto a ley, la moral del hroe, el sacrificpersona a la especie y la idea? No se resumira el destino del sabiozo Alemania y el del que quiere hacer Espaa en excitar la chivida superior? 7.

    6 De su lectura de Kuno Fischer saca la siguiente cita a props ito de Fichte: Dmismo. "Zu einem G elehrte von metier habe ich gar kein G eschick; ich mag nicht bloss denken,ich wil handeln", 126. A esto se aade lo que dice en los Discursos a la Nacin alemana: Pues,qu es lo que quiere el escritor sensato y qu es lo que puede querer? N inguna otra csea penetrar en la vida comunitaria y pblica y conformarla y transformarla de acuerpropia imagen; si no es esto lo que quiere, entonces todas sus palabras no son ms quvacos para placer de odos ociosos. Traduccin de Ma Jess Varela y Luis Acosta, EditoraNacional, Madrid, 1977, p. 291.

    7 Los caracteres..., o.c, p. 42.

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    Fichte inspira, adems, el proyecto poltico socialista de Ortega a travs de uno de sus discpulos en Alemania. Se ha recalcado y convertido ya entpico, sin estudiarla, al detalle, la influencia de la pedagoga social deNatorp; lo mismo ocurre con el pouvoir espirituel de Saint-Simon, dejando delado o en la sombra influencias tan decisivas como las de Renan y Comte, oaquella que ahora me propongo subrayar, la de Lasalle 8.

    Lo que Ortega toma de Lassalle, pero con importantes matizaciones,aparece claramente expuesto en la conferencia que sobre el mismo da el 23 demayo de 1912 a los socialistas en la Casa del Pueblo. El Pas del da siguienterecoge en su resea las siguientes palabras: Yo creo acaba diciendo elorador en el socialismo nacional de Lassalle. Y del manuscrito borrador

    de la conferencia entresaco el siguiente prrafo que precisa lo anterior:Yo creo en el socialismo de Lasalle, aparte de sus doctrinas econmicas particulares, que como sabis han sido refutadas. Creo en la posibilidad y en lanecesidad de un socialismo constructor de naciones, verdaderamente interna-cionalizador de naciones. Pero no sean estas frases sino como una anticipacin de ideas ms complejas que yo resumira bajo el nombre de socialismonacional, nico capaz de combatir las doctrinas inmorales y de privilegio quese llaman nacionalismos 9.

    Esta expresin de socialismo nacional resumen perfectamente el proyecto poltico de Ortega a partir de 1908. Y no slo esto, sino que, depuradasu idea de coyunturas polticas concretas, que tan pronto hacen vislumbrar suposible realizacin como propician su fracaso, creo sigue siendo el proyectopoltico de Ortega hasta el final. Esta afirmacin tan rotunda no puede seraqu desarrollada, pero s quede apuntado que la palabra poltica en Ortegavara sustancialmente de significado segn se escriba con mayscula o minscula. Un anlisis detallado del texto que acabo antes de citar permite avanzaresa suposicin.

    El punto de partida puede establecerse en el comentario que hace Ortega al Nietzsche de Simmel (1 , 93), donde constata que a partir del siglo XIX ha

    8 Las citas de Fichte abundan en su obra , pero adems le ha dedicado dos escritos monogrficos: Fichtes politisches Verma chtnis und die neueste Gegen wart (1860), y el que conm emo rael centenario de su m uerte, Die Philosophie Fichtes und die Bedeutung des deutschen Volkgeistes(1862). La edicin que presumiblemente ha utilizado Ortega es la de BERNSTEIN, Ferdinand Lassa-lle's Reden und Schriften, 3 v., Berln, 1892. Tambin ha utilizado la correspondencia entre Las-salle y Ocken, jun to con las monografas de BEBEL, August, Aus meimen Leben, 2a ed. Stuttgart,

    911, y la de BRANDES, Georg, Ferdinand Lassalle, Leipzig und Berlin, 1900. Adems de sta,explcitamente utilizada, Ortega tiene recogida en fichas una bibliografa mucho ms ampliasobre el socialismo.

    9 Archivo de Jos Ortega y Gasset, bandeja A .

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    aparecido una nueva nocin de hum anidad que no est ya centrada eviduo, sino en la sociedad, entendida esta cualitativamente, no en el spueblo. Pues bien, concluye, el producto poltico de esta nocin dedad es el socialismo {Ibidem).

    Pocos aos antes, Max Weber haba escrito sobre el socialisFichte 10; Lassalle basa en el mismo su socialismo nacional; y Orttiempo que recoge esa nueva nocin de humanidad, la encuentra plaen Fichte como uno de los logros fundamentales de su filosofa: Segte, el destino del hombre es la sustitucin de su yo individual por el yo superior. No asuste esta frmula metafsica: ese yo superior no es cosa vaga eindescriptible; es meram ente el conjunto de las norm as: el cdigo d

    sociedad, la ley lgica, la regla m oral, el ideal esttico. Es, tam bin, educacin. Cada acto que realizamos nos propone el dilema conocidseguir nuestro gusto o ajustar nuestra voluntad a la ley superior n .

    Puntualiza Lassalle que construir una nacin significa para Fitomar ya como punto de partida el sich mit Bewusstein machen 12, la formacin de un espritu nacional13, la conciliacin y posterior dominio del munreal por el espritu, el emprender, en definitiva, la tarea de una educacinnacional. En qu consistira s ta?: Se deduce, pues, que el medio decin que he prom etido m anifestar consiste en la formacin de un yo cmente nuevo que puede que haya existido ya antes y de manera excepindividuos aislados, pero que nunca como un yo nacional y generali 14.E sdecir, que esa educacin nacional no pretende ser una educacin erupara eruditos, ni para elevar al pueblo a ese nivel) sin relacin algunsociedad 15. Es ms bien una educacin tica y social, cuyo objeto cons

    10 WEBER, Max, Fichtes Sozialismus undsein Berh altniszurMarschen, Doktrin; Freiburg,1900.

    11 Renan, abril de 1909 (I, 461). Para entender la idea de humanidad en Ortega me interesante destacar su lectura por esta poca del libro de SPRANGER, Eduard, Wilhelm von Humboldt und die Humanitatsidee, Berlin, 1909. En una ficha correspondiente a la p . 184 anoFichtianismo: 1794 debi or las lecciones sobre el destino del sabio. Ah debi icuando dice: "Jeder individuelle Mensch ... tragi, der Anlage und Best immu ng nach, einen reinenidealischen in sich mit dessen unverande rlicher Einheit in alien seinen Abwechselungen berein-zustimmen die grosse Aufgabe seines Daseins ist".

    12 Die Philosophie Fichtes...; Ed. Bernstein, 1919, t. VI, p. 150.13 Ibidem, p. 13514 Discursos... o .c p . 77.

    15 En Die Wissenschaft und die Arbeit Lassalle recuerda al hijo de Schelling (abogado fiscal ocasional en ausencia de su titu lar), con citas de su padre y de Fichte sobre la neceludible de que la filosofa juegue un papel en la sociedad. Cfr., t. II, d. Bernstein, 1919245. La opinion de H ans-Christian Lucas, introductor a la traduccin castellana de los Discursos,queda descalificada con slo la lectura de los primeros escritos de Fichte , en particu lar de Algunas

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    la construccin de un yo completamente nuevo tras una salida de la minorade edad, entendida sta en sentido kantiano: Unicamente en lo tico es dondese debe mostrar a este instinto su campo de accin; ahora bien, la raz de todatica est en el dominio de s mismo, la autosuperacin, la sumisin de los instintos egostas a la idea del todo 16.

    Fichte destaca dos modos de someter el yo personal al todo: o por laobediencia a la ley establecida o sacrificando el propio bienestar. El segundomodo es el eje en el que giran Los caracteres, lo que permitir salir de esatercera edad enferma en la que estamos. La obra descansa en un supuesto yadesarrollado en otros escritos: que en realidad slo existe y vive la razn,mientras que las personas individuales slo son apariencias suyas. En rigor los

    individuos no viven, ni existen, ni piensan por s mism os, sino que son un pensar del pensamiento universal (36-37). Por eso, advierte Fichte, en todo ellibro no se habla realmente de individuos sino de la especie, de la humanidad(23-24). Esta razn tiene un plan que ha de cumplirse necesariamente en laespecie humana (32), los individuos no pueden sustraerse a l, y lo nico queles cabe es realizarlo con conocimiento o seguirlo con ciega necesidad animal(67). El fin de ese plan, y, por tan to , de la especie, de la hum anidad; es el deorganizar en esta vida todas las relaciones humanas con libertad segn larazn (24). Plan que entra en la conciencia e impulsa la vida de los individuosen forma de idea (71). Y es precisamente el hroe de noble alma el modelo deesa vida acional, quien, olvidndose de s mismo en el todo, comprende quela vida personal debe ser sacrificada a la idea (73). Por el contrario, eseponer la vida en la idea (47), por su caracter gratuito y desinteresado, parecer siempre a los filisteos sueos, locura y fanatismo (64). En definitiva,la finalidad del individuo aislado es el goce egosta, y el individuo usa todassus fuerzas como medio de conseguirlo. La finalidad de la especie es la culturay, condicin de sta, una subsistencia digna. En el Estado nadie usa directamente sus fuerzas para lograr el goce egosta, sino para lograr la finalidad dela especie, y obtiene en cambio el tota l estado de cultura de sta, ntegramente,

    lecciones sobre el destino del sabio: En la obra misma de Fichte encontramos varias causas quedificultan su comprensin y explican el hecho de que se le haya prete rido. En primer lugar, Fichtees uno de los pensadores ms abstractos y difciles en la historia de la filosofa. En segundo lugar,Fichte es uno de esos filsofos que afirman una y otra vez que slo les interesa recluirse en la tranquilidad de la reflexin y que, po r otra p arte, muestran u n inters incontenible por inmiscuirse enlos asuntos polticos de cada da. Por ltimo, Fichte, filsofo que depara tantos quebraderos decabeza, aparece de otra parte como un pensador y un orador poltico que se debe al pueblo ycuyas ltimas opiniones polticas difcilmente se concilian con las anteriores, o.c, pp. 10 y 11.

    16 Discursos, pp. 249-250.

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    y adems su propia subsistencia digna (131)17. La moral entronca as con lalegalidad, y se enraiza fuertemente en una religin interior que es su

    Para Ortega el socialismo debe ser quien construya y encarne ede humanidad a travs de la cultura. Ideal que sustituye, o mejr, exconcreta, el papel jugado por la religin y Dios en otras pocas. Citantalozi (cuya pedagoga sigue Fichte), y muy en la lnea de Kant, Ortesar que Dios es slo la emocin de la humana moralidad, no un semero sentimiento de relacin tica entre los hombres (10, 137). Pe rode que su fervor socialista se expansione a veces en trmolos de emogiosa 18, se diferencia de Fichte en que para l la religin no es ni el motculminacin del socialismo, sino la moralidad, el establecimiento

    moral laica y social (10, 77). Aunque habra que matizar que con ellorencia ms del segundo Fichte que del primero, o de ciertos neokantimo Natorp en Religin y Hum anidad.

    Pero si, en consecuencia, la misin del socialismo es hacer laictud (10, 126), eso significa tambin que sus objetivos y el campo de no es primariamente el econmico. Y no se trata ya de discrepancias ras econmicas concretas (como la ley de bronce de Lassalle), siconviccin de que El socialismo, antes y ms que una necesidad eces un deber, una virtud, una moral: es la veracidad cientfica, es la j{Ibidem). O que, Resumiendo: no nos han faltado los elementos fsicser felices, sino los elementos espirituales. Nuestra reforma no ha denmica, sino que primero necesitamos la reforma intelectual y mor78). Ciencia, tica, esttica y poltica son los ingredientes de esta reforo su dosis es desigual, siendo la poltica quien debe ser empleada e

    17 Lassalle, en la pgina 136 de Die Philosophie Fichtes..., subraya que el principio de latica de Fichte es la entrega del individuo al yo puro o a la especie, la vida en y para lA propsito de este texto es interesante recordar el paralelismo entre Fichte y Goethe ede Ortega. En una leccin de la Escuela Superior de magisterio [Archivo Jos Ortegafecha 15 de diciembre de 1909 (?)] se lee: Por eso Fichte ha dicho: el fin del individuoel fin de la humanidad del yo humano la cultura. En o tra ficha de Fragm entos de cuindividuo persigue su goce, el hom bre genrico la cultura. De Goethe cita en el Rversos repetidos en otras ocasiones: Vivir segn capricho es de plebeyo; / el noble aspnacin y a ley (1, 146)y. No obstante, hay diferencias, como sealar ms adelante.

    18 Perdonad si entro en fervor excesivo, pero es que el socialismo no es para mblo aprendido, como suelen serlo los trminos cientficos, no es algo externo a m y quponer o quitar de mi espritu. Para m socialismo es la palabra nueva, la palabra de co

    comunidad, la palabra eucarstica que simboliza todas las virtudes novsimas y fecunlas afirmaciones y todas las construcciones. P ara m, socialismo y hum anidad son dos nimas, son dos gritos varios para una misma y suprema idea, y cuando se pronuncian cconviccin, el Dios se hace carne y habita entre los hombres (10, 120).

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    grado y con singular prudencia I9, completando la tarea de la ciencia y desarrollando la tica, sin entrar nunca en conflicto con ellas, cediendo siempre encaso de que ste se produzca, tal como seal Kant en La paz perpetua. Deeste modo, la Politica (con mayscula), la gran Poltica de que habla Ortega, engloba todo lo dems y precisamente por eso es distinta, cuando no contraria, a la de los partidos polticos. A los miembros del Partido Socialista lesrecuerda que la economa y la poltica son slo medios para que la cultura, esenuevo poder espiritual, construya una sociedad y hombres nuevos, lahum anidad en definitiva: Hombre no es el que come mejor; hombre es el quepiensa y se comporta con rgida moralidad. El comer, el vestir, todo lo econmico no es ms que un medio para la cultura (10, 125).

    La cultura es ciencia en la medida en que es un incansable e inacabableacercamiento a la solucin del problema, del enigma que es el mundo (1, 436);es tambin una actitud tica, ya que de lo contrario sera, en palabras de Las-salle, una gran mentira20: es, finalmente, una labor educativa, una tarea deeducacin nacional. Adems del componente tico, anteriormente sealado,hay que subrayar ahora el elemento social. Fichte haba observado que, si noexisten individuos aislados, tampoco tiene sentido una educacin dirigidaexclusivamente a ellos, y Ortega incorporar estas ideas despus de haberseguido atentamente la polmica Herbart-Naporp. Pero en Fichte hay una dualidad cuando no ambigedad, presente tambin en Ortega cuando se anali

    za qu entiende por educacin social. Cuando Fichte habla de sta, seest refiriendo muy explcitamente a la educacin del pueblo, y no a la de lasclases superiores. Tiene un verdadero recelo ante la nobleza de sangre, cuyocomportamiento en las guerras napolenicas ha puesto de manifiesto que antepone su egosmo de clase a los intereses de la nacin, llegando a afirmar que,segn se sube de clase social, as tambin aumenta la inmoralidad. Cuando habla, en trminos orteguianos, de una aristocracia de la inteligencia, no est,pues, pensando en ellos, pero, al mismo tiempo, es a ellos a quienes se dirige,

    19 En una carta: Politik heisst aktuelle, mom entan Wirksam keit, Alies andere kann manauch von der Wissenschaft aus besorgen. Ahora que claro, poltico no quiere decir anticientfico(Archivo Jos Ortega y Gasset, rollo 3, caja 10, cuaderno de notas Lassalle, octubre 1911). El justo medio: En frmula dogmtica dira yo as: el que no se ocupa de poltica es un hombre inmoral;pero el que slo se ocupa de poltica y todo lo ve polticamente, es un majadero (10, 209).

    20 Was ist denn zuletzt and d er Wissenscha ft, wenn sie nicht notwendig eine ethische Rich-tung des G eistes erzeugte? W as an der Sittlichkeit, wenn sie nicht ein notwendiger Ausfluss wahrerWissenscha ft ware? Die ganze K ultur ware nichts ais eine grosse Lge und fortgefallen

    jedes Band welches die zivilisierte Wet im Innersten zusammenhalt, wenn die Annahme, zu der manIhnen rat, auch nur denkbar ware Das also kann ich nicht wollen . Die indirekte Steuer und dieLage der arbeitenden Klassen. Ed. Bernstein, 1919, II, p. 484.

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    que son los nicos capaces de entenderle y tambin de promover las rsociales y polticas necesarias para alcanzar el estado tico de humaniacabe nivelando a todos. Es una de las consecuencias de cmo se entela Ilustracin las relaciones entre filsofos y despotismo ilustrado. Eno es para Fichte la plebe o la masa. Es el depositario de la opinin pblica,reflejo del verdadero ser de la nacin en cada momento. La misin dco, y su acierto, est precisamente en sacarla a la luz, en manifestares 21. El romanticismo del Volksgeist entra en colisin con el cosmopolitismilustrado porque, en realidad, no se est diciendo lo que el pueblo es, sino loque debe ser.

    Este planteamiento aparece reproducido, y tambin corregido

    manera como entiende Ortega la educacin social y el socialismo. Lcin tiene por objeto separar, sacar y potenciar lo especficamente hya que, en palabras que recuerdan a Fichte, a la vera de ese mundo stro, de ese j o individual y caprichoso, hay otro jo que piensa la verdad a todos, la bondad general, la universal belleza 2 2. Se trata de construir elindividuo de la humanidad, y la pedagoga social que exige la educay para la sociedad, exige tambin la socializacin de la educacin {Ibidem,518). O , en palabras de Pestalozzi, educacin para el trabajo y educacel trabajo {Ibidem, 517), que es quien nos integra en la sociedad y nos miembros de la comunidad, el elemento socializado por excelencia.

    Ahora bien, una vez establecida esta poltica ideal, cmo llecabo en una poltica de accin, por utilizar las mismas expresioemplea Ortega? El arco de posibilidades se abre en su artculo Refocarcter, no reforma de las costumbres con la propuesta de un libesocialista que tenga como norte el pueblo, verdadero substrato de la sy compendio de todas sus virtudes 23. Su rgano de expresin es la opinin

    21 Para la opinin de Fichte en el sentido de que Napolen acierta a manifestar

    hay creando la federacin del Rin, Cfr. ed. Bernstein, 1919, Fientes politische Verma chtnis, p .93; respecto a que la poltica sea el arte de expresar lo que es: ed. Bernstein, 1892, t. I, grafa de Lassalle por Bernstein, p. Ill, y en Was nun?, I, 527, ed. Bernstein, 1919.

    22 La pedagoga social como program a poltico, (I, 510).23 El entusiasmo de Ortega llega a expresiones luego reconocidas como casticism

    lares al Volksgeist. Se indigna: Reforma de las costumbres del pueblo? Bendito sea DiosPero,no sabe el seor La Cierva que el pueblo es la porcin de una sociedad sujeta a la modsagrada milenaria a quien han cortejado tan castamente todos los grandes polticossaban que nunca pierde del todo su virginidad? No sabe que es el pueblo justamente bre de tener las mismas costumbres, en oposicin a las aristocracias, masas perifricazas, que van y vienen sobre los mares tnicos segn el viento caprichoso que sopla? Yo re

    al seor La Cierva la adquisicin del sexto sentido, sin el cual no son posibles fillogos nrepito que es este sentido el histrico tentculo respetuoso con que hemos de llegarnos a a lo castizo en cada casta, quien como la madre de los vinos nobles en el fondo de los tondo en el fondo de las razas, les da sabor, dignidad y equilibrio (10, 19).

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    pblica, algo en estado siempre latente, ya que ...no se la ve, hay que descu

    brirla a travs de sus efectos (10, 194). La genialidad del Poltico con m ayscula consiste precisamente en descubrirla, expresarla y hacer que triunfe 24.Sin embargo, la tarea no parece fcil a juzgar por la condicin enigmtica yhasta escurridiza de aquello que hay que sacar a la luz. En De re politica (31de julio de 1908), junto a los arrebatos lricos ante esa divinidad modernaque es el pueblo, se encuentran tambin importantes precisiones: por ser divinidad slo puede definirse negativamente, en trminos de lo que no es, o siacaso decir que es lo inconsciente en cada nacin (10, 64). El pueblo es loque no piensa y tampoco sabe lo que quiere, su cerebro son las lites que noforman parte de l, y su opinin una serie de opiniones que le han sido incul

    cadas por las minoras selectas 2 5

    . En rigor no hay, pues, opinin pblica,entendida como algo nico que est ah, o como suma total de opiniones queexpresen lo que el pueblo piensa. Al no ser tampoco la opinin de la mayoramanifestada en las urnas (10, 189), sino algo paralelo y distinto, se convierte

    24 Oiga usted, y se le ha ocurrido a usted solo esto? H ombre, yo no soy Robinson niAdn: he tenido algunos precursores. Po r ejemplo, un tal Fichte que deca: el secreto de la poltica de Napolen fue el "expresa r en cada mom ento lo que es en ve rda d" . Y luego, por ejemplo, untal Fernando Lassalle, que dice: "Tiene razn Fic hte ". Se trat a, pues, de tres triunfado res: el unohizo un Imperio, el otro una Alemania, el tercero el partido socialista. Busque usted en el sigloXIX tres casos de mayor calibre (10, 194). La frase de Fichte es repetida con algunas variantes endiversas ocasiones: 1, 269; 1, 270; 10, 337; 2, 503-504; 6, 102. El contexto hace que tome maticesdistintos y provoque reacciones extremas. As, Patricio C anto en su amargo libro El caso Ortega yGasset, al ver comentada esta frase de Fichte en Vieja y nueva poltica, concluye que se trata deuna tergiversacin del pensamiento de Fichte y que, por la llamada al confusionismo decisionista,han sido plantadas las bases psicolgicas del fascismo (el subrayado es suyo); Ed . Lev iatn,Buenos Aires, 1958, pp . 120-121. La ambigedad de la frase viene dada por la diversidad de contextos (como, por ejemplo, cuando se cita a propsito de Mussolini y el fascismo, 2, 503-504), porla mezcla de elementos ilustrados y romnticos y, sobre todo, porque no se sabe muy bien si seest describiendo un hecho o prescribiendo una conducta, p orque se mueve entre el es y el deberser.

    25 Con esto queda dicho que el pueblo no puede tener opinin; es, antes bien, mar infinitodonde ruedan los contrarios to rrentes sin confundirse. El pueblo no piensa: aquella porcin suyaque pod ra servirle de cerebro es precisamente lo que llamam os lite, aristocracia, los pocos, y quecon tanto cuidado solemos aislar frente a los muchos, al vulgo, al demos. La opinin pblica es,en consecuencia, una mentirilla del viejo liberalismo, que ser perdonada porque ha amado mucho ...Co mo del pueblo tiene que salir tod o, es menester que salga tambin lo que no es pueblo :los escogidos. Del tesoro de su inconsciencia saca unas cuantas conciencias a quienes encarga detener opiniones determ inadas, nicas, particulares, ya que l es el conjunto de las opiniones reales

    y posibles, la opinin total, o lo que es lo mismo, la no-opinin. Porque opinar es tener una opinin; quien tiene todas las opiniones es que no tiene ninguna. Toda opinin, pues, es siempre deorigen privado y la nica significacin justa que puede tener esto de opinin pblica ser la deopinin privada que se ha expandido, que ha sido proyectada en gran nmero de individuos (10,64-65).

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    en el ideal, que hay que descubrir cientficamente (10, 74), meta de uinfinita, en la que, por utilizar la imagen kantiana a la que creo se refiga implcitamente, slo se encuentra lo que previamente se ha puesdas ms tarde, el 10 de agosto de 1908, insista en el mismo tem a: Ela inconsciencia conclua yo el "lunes" pasado; es decir, en Eshay ms que pueblo. Esta es, probablemente, nuestra desdicha (1, que viene a corroborar la evidente polisemia de las palabras pueblonin pblica tal como las maneja Ortega. En su contexto valorativque tener en cuenta, entre otros factores, el comportamiento agitado blo espaol por esos aos, que empaa la imagen ideal antes descrita,bios de los partidos polticos, tanto de los que se critican como de aq

    que haba depositado algunas esperanzas, y, finalmente, la difcil artien orden a la eficacia de la poltica ideal y la poltica en accin. Una mtenemos en el artculo que con el ttulo Observaciones escribe el 25zo de 1911: la regeneracin de Costa, en la medida en que hace espontneo del pueblo frente a la reflexividad de sus mentores, es el run Volksgeist romntico trasnochado, que desprecia las conquistas ilusty, en este sentido, se opone a la europeizacin 26.

    Esta dialctica pluralmente resuelta, que tensa los contenidos palabras pueblo y opinin pblica, permite entender tambin laridad del socialismo orteguiano. El ha distinguido entre el socialismpar tido , como teora socialista, es decir, proyecto ideal de reform a h(10, 238), y como medio del que se sirve la historia para conseguirmaravillosos acaso no previstos hoy por los proletarios militantes (La raigambre kantiano-hegeliana de esta ltima idea tiene su punto los textos de Los caracteres de Fichte ya comentados.

    La distincin es especialmente necesaria en el caso de Espaa, Ortega se encuentra ante el hecho incontestable de que falta una cultural tanto en el partido Socialista como en la nacin, que el soespaol ha sido creado por obreros y no por intelectuales como en elEuropa. Hablar, en consecuencia, de la existencia de un socialismopara el pueblo, que poco a poco ha ido ganando la conciencia nacion

    26 La decadencia espaola es, pues, el resultado de la inadecuacin entre la espontanede la masa y la reflexin de la minora gobernante. Lbrese a aqulla de estas pegadcias, vulvase a la espontaneidad tnica, reconstituyase la unidad espontnea de las reacciocastizas y Espaa volver a la ruta que un destino previo le ha designado. Siempraquel programa, me parece Costa el smbolo del pensador romntico, una profticque ungida de fervor histrico mstico conjura sobre la ancha tierra patria el espritu popular elVolksgeist que pensaron Schelling y Hegel, el alma de la raza sumida en un sopor, ccentenario. Y claro est, no acudi, porque el espritu popular no existe ms que enuna filosofa superada, supuesto que fuera alguna vez bien entendido (1, 168-169

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    convertirse en partido en el que conviven todas las clases sociales, y un socialismo espaol de obreros, sin intelectuales, que pretende reducir toda posiblevisin del mundo a la propia del partido , y en el que proletaria es la organizacin y son proletarias asimismo las ideas (10, 80)27.

    Lo que propugna Ortega es, pues, un socialismo aristocrtico: Yo soysocialista por amor a la aristocracia (10, 239). Pero ante posibles malentendidos se apresura a matizar que no se trata de la aristocracia de sangre, sino quela misin del socialismo es formar hombres sabios, justos y de sentimientosdelicados {ibidem), construir un estado scial donde influyan (no necesariamente gobiernen) los mejores. De este modo se resuelve por integracin el falso dilema planteado por Maeztu, hombres o ideas, en el sentido de ideas

    encarnadas en hombres heroicos. Aunque a este respecto habra que hacer unareflexin que estimo importante tanto en el caso de Fichte como en el de Ortega. Y es que, si bien el hroe encarna la actitud tica por excelencia, no es precisamente ste el modelo final de hombre que aspira a producir el socialismo.Lo que O rtega ve de ms positivo en ste, su visin histrica, apunta a que lahistoria es la realizacin progresiva de la moralidad y que su meta no es lade formar hroes sino ciudadanos. El Poltico ideal, que es un hroe, es tambin slo un medio, y, en cierto modo una desgracia, ya que se da y es necesario en pases en los que no hay ni organizacin ni ciudadanos 2 8. Al hacer, en

    27 Qu pueden exigir los peridicos citados ms arriba al partido obrero espaol? Pidena Pablo Iglesias la filosofa de Lassalle? Quieren que el modesto cajista escriba como aqul untratado sobre Heraclito de Efeso o que el compaero largo Caballero formule, a modo de Bernstein, la revisin de la economa marxista o que el cantero de Galicia que habl el viernes pasad o,presente, siguiendo las huellas de Jaurs, una Memoria Deprimis linneamentis socialismi germa-nici apud Luttero, Kant et Fichte? Todo esto me parece poco piadoso. No creo que haya derechoa acusar de ininteligencia a un grupo de obreros en tierra como la nuestra, donde hasta en losclaustros de las universidades se encuentran analfabetos (10, 80).

    28 En La cuestin moral comenta: Desde su noble orgullo de teutn virtuoso mirab aFichte a los pueblos romnticos ir perdiendo las energas morales y le parecan razas muertas,incapaces de resurgimiento y fecundidad, como cisternas evaporadas de un inmenso desierto arenisco. La cultura es un acto de bondad ms que de genio, y slo hay riqueza en los pases dondetres cuartas partes de los ciudadanos cumplen con su obligacin (10, 77). En una conferenciadada en la Residencia de Estudiantes el 28-3-1912 precisa todava ms: Cuando un pas no estorganizad o, cada u no de sus habitantes tiene que ocuparse de todas las cuestiones... Por eso la situacin del espaol es la del herosmo, qu significa ser hroe sino sacrificar su persona por lacom unida d, por el bien de todos? ...De aqu que cuan do un pueblo exija de sus individuos esa posicin heroica signifique que la comunidad no tiene rganos para resolver los problemas y el indi

    viduo tiene que resumir y salvar en s mismo y por s mismo la comunidad. Este es el herosmo . Elhom bre que deja de ser lo que la conciencia le dicta, que renuncia a sus obligaciones y las trasladaa otro, comete una inmoralidad (Archivo de Jos Ortega y Gasset. Hay que anotar que la letradel manuscrito no es de Ortega).

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    este punto , la recomendacin de las virtudes cvicas frente a las heroicga tiene sin duda presente la tradicin de la gran filosofa idealista aletambin la crtica de Lassalle al liberalismo individualista, junto al recanarquismo egocntrico de Stirner (10, 113), por no hablar de los elindgenas.

    Ese ciudadano ideal que se busca es, como se habr podido dedtrabajador. Pero no en el sentido primario de obrero, tampoco de intsino como resultado de lo que Lassalle denomina la alianza entre la los trabajadores29. Este es el objetivo ltimo de todo socialismo, incluide Marx 30: la produccin de la cultura, de lo que constituye al hombretal. De este modo, se puede entender que Ortega, siguiendo a Lassalle

    que el movimiento obrero es quien sita al hombre dentro de la naccomunidad de naciones, el elemento internacionalizador por excelences capaz de sumar a los problemas generales y abstractos de su clase cretos que se plantean en cada nacin, y viceversa31. Y con ello se da la clavedel otro componente del socialismo en Ortega, el de nacional. No es un trmino desprovisto de equvocos, y Ortega recuerda que cuando lo pronusu conferencia sobre Lassalle los semblantes se torcieron (10, 203bien, para l, nacional no es sinnimo de nacionalismo, sino quecontrario, es lo nico que puede librarnos de ste.

    Socialismo nacional significa socialismo constructor de nacionMeditacin de Europa perfilar ms la idea de nacin, aunque las lneas m

    29 Cfr. Die Wissenschaft und die Arbeiter, ed. Bernstein, 1919, II, p. 248. All afirma quno es nueva esa teora y cita extensos prrafos de las Reden de Fichte, en particular VII, 278 de laedicin del hijo de Fichte.

    30 El socialismo de Marx es, como veis, slo el medio para conqu istar el socialisral. La socializacin de los instrumentos de produccin es el medio para socializar la cvirtud. La cultura viene a sustituir la idea mitolgica de Dios en su funcin de socializ125). En una nota recoge lo siguiente: Marx escriba en 1843: "Die Philosophie kann nicht ver-wirklicht w erden ohne die Aufhebun g des Proletariats. Das Proletariat kann sich nicht aufhebenohne die Verwirklichung der Philosophie". (Archivo de Jos Ortega y Gasse t, rollo 13, caja 1carpetilla Poltica II).

    31 En el borrador de la citada conferencia sobre Lassalle dice: Pues bien, el sonacional de Lassalle consiste en sumar al problema obrero universal, que es un problemto , los problemas concretos de las clases obreras nacionales. A stas propone Lassalle lareivindicar el proletariado: sta es la misin en l como en Marx. Pero el medio es parque los obreros se reivindiquen elevando ellos mismos las realidades nacionales. Queda, pues, enpie el marxismo. Pero es completado por un excelso proyecto que invita a los obreros a orla vida internacional desde dentro de las naciones. El obrero es internacional porq ue lesta y la otra nacin. El verdadero internacionalismo ser el resultado del perfeccionalas naciones.

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    tras estn ya ahora trazadas. Fichte dice en sus Discursos que el concepto depueblo y nacin alemanes es algo que no existe, que es slo un postulado delfuturo32, y Ortega, por su parte , constata en La pedagoga social que Espaa no existe como nacin, es tan slo un proyecto. Lo que tom a de la ideafichteana de nacin no es su sentido nacionalista, patriotero y mesinicoque no existe tanto en l como en quienes le han utilizado, sino algo quemuy sintticamente puede expresarse as: Alemania es Alemania en la medidaen que es Europa, es decir, cultura, hum anidad . Sustituyase la palabra Alemania por Espaa y tenemos ya in nuce el programa filosfico-poltico de Ortega 33. Por eso ... Aparte de su misin general humana e internacional tieneel socialismo en Espaa esta ilustrsima tarea que cumplir: imponer la cultura;

    es decir la seriedad cientfica, la justicia social. El partido socialista tiene queser el partido europeizador de Espaa (10, 125).En resumen, el socialismo nacional, tal como lo expone Ortega, es un

    liberalismo no dogmtico, socialista pero no marxista, nacionalista pero europeo, aristocrtico pero sin lucha de clases, para el pueblo pero no obrero nisindicalista, una idea poltica e histrica no de partido; en definitiva, una propuesta tica antes que econmica y poltica.

    2 . LOS DERECHOS DEL NO-YO

    Es indudable que los hombres nobles hemos venido al mundo a filosofar y no a otra cosa: el primum vivere carece de sentido como sedemostrar a su tiempo 34.

    32 Pa ra Lassalle sigue siendo vlido que el pueblo alemn no tiene ningn territorio alemn, y que drselo equivale a realizar una tarea comparable a la creacin divina del mundo, yexclama: Una verdadera tarea metafsica para el pueblo metafsico Cfr. Die PhilosophieFichtes, ed. Bernstein, 1919, VI, pp. 150-151.

    33 Dice Fichte en Los caracteres: Cul es la patria del europeo cristiano verdaderamenteculto? En general lo es Europa, en particular lo es en cada edad aquel Estado de Europa que sehalla a la cabeza de la cultura. Ed. citada, p. 183. Sobre la aparente contradiccin a propsitodel cosmopolitismo entre esta obra y los Discursos, ver Lassalle: Herr Julian Schmidt. Der Lite-

    rarhistoriker; ed. Bernstein, 1919, VI, pp. 241 ss. y 258. H ay que destacar el paralelismo existenteentre el texto citado y los argumen tos que O rtega da cuando explica por qu se va a estudiar a Alemania y no a otro pas.

    34 Carta a Navarro Ledesma, 19 de Mayo de 1905; Epistolario, pp. 22.

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    Hasta 1914, y por poner como lmite una fecha significativa, sete un claro predominio del idealismo moral. De este cabe decir que ses neokantiano, pero que sus raices se encuentran en otros filsovertiente poltica del mismo ya fue sealada por el propio Ortega a pde La reforma liberal y ha quedado paten te, creo, en la breve caracterizahecha del socialismo nacional. Aos ms tarde, y despus de haber soexamen los supuestos de ese idealismo moral, reflexionar en Espaa invertebrada: Sometido al influjo de las inclinaciones dominantes en nuestrpo, yo he vi vivo tambin durante algunos aos ocupado en resolver eticamente cmo deben ser las cosas (3, 100). El idealismo esttico escomplemento indispensable as como la culminacin de los anteriore

    sido todava estudiado en sus fuentes romnticas, que daran la clavede esta poca sino de buena parte de la evolucin de su pensamiento pEl idealismo metafsico aparece ya en Las fuentecitas de Nuremberga

    (1906) y se manifiesta con toda claridad en Renn (1909) y Adn en el Paraso(1910). No voy a exponer de nuevo un tema ya tra tado en otro lugar sslo insistir en algunos aspectos que me parecen ahora particularmevantes. El principal de todos es la vivencia del ser y la vida como fudecir, en sentido dinmico y relacional35. A ello se une el fuerte sentimientode identidad entre todos los seres36, que slo encuentra un cauce adecuado ela ficcin esttica de lo verosmil que intenta expresar la totalidad deciones de lo real presentes en cada individuo. A pesar de ciertas retmomentneas (que explicar ms adelante), esta vivencia del ser y la

    35 No es otro el sentido ms hond o de la evolucin en el pensamiento hum anoRenacimiento ac: disolucin de la categora de sustancia en la categora de relacin. relacin no es una res, sino una idea, la filosofa moderna se llama idealismo, y la medievaempieza en Aristteles, realismo. La raza aria pura segrega idealismo: as Pla tn, as aque escribe en su purana: Cuando el hom bre pone en el suelo la planta, pisa siempre cien ros. Cada cosa una encrucijada: su vida, su ser es el conjunto de relaciones, de mutuacias en que se hallan todas las dems. Una piedra al borde de un camino necesita para resto del Universo. Nota a pie de pgina: Este concepto leibniziano y kantiano del cosas me irrita ahora un poco (Nota de 1915) (1, 481-482).

    36 Cierto ; los espritus son impenetrables, no puede entrar el uno en el otro, perreconocer entre s una iden tidad. Y si consiguiramos sentirnos idnticos a los dems, mos hallado el camino de la suprema expansin? El sabio indio de tez oscura y mirada dtemplando un ro, un monte, un rbol, se dice: tat twam as; t eres esto... Hay, pues, una manerapacfica de ampliar nuestra morada interior y de enriquecerla realmente. Consiste en inagotable diversidad de los seres, hacindonos iguales a cada uno de ellos, multiplica

    tras facetas de sensibilidad para que el secreto de cada existencia halle siempre en nosotzo favorable donde dar su reflexin. Feliz quien pudiera exclamar como Empdocles dYo he sido ya una vez muchacho, m oza, p lanta , pja ro, y en el mar he ejercido la vidun pez. (1, 456).

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    parece el cordn umbilicar de la filosofa de Ortega, y ser recobrada mslarde en dilogo no exclusivo, ni excluyeme con Fichte, lo que permiteestablecer una lnea de continuidad dentro de la evolucin y retrotraer a susorgenes intuiciones fundamentales para el desarrollo de su filosofa. Unanota autobiogrfica parece confirmar esto: La idea de la Vida me vino originaria de la impresin permanente del actualismo (especialmente en mi) de mivivir. Todo me era... Er-lebnis. Yo he sido las cosas de aqu mi cita de Empdocles: Yo he sido muchacha, pez mudo en el mar. Es, pues, una intuicinoriginaria y original 37.

    Este idealismo no es todava subjetivismo, sino pasin por lo real,un anhelo de descubrir el fondo oculto y trascendente de las cosas en el que

    late el doliente corazn silencioso del Uno-Todo (1, 52); es amor que presiente en la dimensin religiosa y divina de las cosas la identidad que subyace ala diversidad, y alcanza su expresin en el dicho indio (va Schopenhauer, queno cita): t eres esto; es sacrificio en el Poltico que abandona su egosmo yobtiene el reconocimiento del pueblo con palabras que presta Shelley: t eresmi mejor yo (1 , 106). Ahora bien, este pantesmo naturalismo que se inspiraen Spinoza, Goethe y Fichte, y se encuentra resumido en los primeros escritosde Schelling sobre el Yo y la Naturaleza, no es una filosofa de la identidad alestilo de este ltimo 38. Esa filosofa representa, y as lo reconoci el propioSchelling, la cima de un cierto idealismo, pero Ortega no da el paso definitivoaunque camine en esa direccin. Y ello por dos razones: por la fascinacin quesiente y sentir por Platn y, unido a ello, por el margen que siempre deja alindividuo, a pesar de su crtica acerca al subjetivismo.

    Lo que Ortega pretende no es la aniquilacin sino la articulacin delindividuo y/ en el Todo. Utilizado palabras suyas, me parece que la superacin del idealismo no consistira sino en el intento de hacer del yo solitario unyo solidario. Y lo hace utilizando el elemento mediador por excelencia queencontrara a la postre Kant: el Derecho, donde se aunan la moral individual ysocial en el ciudadano. Pero una vez llegados a este resultado hace falta

    remontar a Kant para llegar a la fuente del idealismo de Ortega. Si el individuoes el punto de vista de la totalidad, que se ve y adquiere conciencia en el, la

    37 Archivo de Jos Ortega y Gasset, Rollo 2, Caja 1, Carpetilla, Sym posion: notas decaracter autobiogrfico.

    38 He encon trado en el Archivo de Ortega cinco fichas en las que se anun cia el titulo de uncurso sobre El sistema de Spinoza y el sistema de Fichte ensayo de paralelismo filosfico. Eseparalelismo sera el de un Plutarco filosfico que muestra cm o dos sistemas se paralelizan.

    Lo caracterstico de las lineas es que la una es igual a la otra y sin embargo la una es distinta de laot ra . Este ser a un tiempo igual y diferente a otro es el paralelismo esencial. Ignoro si el curso fuedado, y lamentablemente no he encontrado su desarrollo. Pero ya el dato de su proyecto me parece muy significativo. Cfr. Rollo 5, Caja 3, Carpetilla, Curso Spinoza-Fichte.

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    totalidad es el punto de vista del individuo que la refleja y la realiza.modo, el idealismo superior que busca Ortega, y que quiere ser distinsus contem porneos, es, en realidad, un intento de superar el idealismlismo, es el idealismo de Platn 39. Para Ortega la idea platnica no eeidos (slo) en el sentido de aspecto de las cosas, sino de respdecir, punto de vista individual, pero no subjetivo y diferenciado, siintento de reunificacin de las cosas. No es un ser sustantivo, sino pdel ser, un ser que da el ser.

    Evidentemente, el problema est en identificar al prop ietario de esepunto de vista, si es el individuo o la totalidad. Problem a que vuelvrecer en 1916 cuando formule explcitamente el perspectivismo. Pero

    texto ha cambiado y la teora ha sufrido variaciones significativas, pono puede decirse que sea la misma en ambos casos. El fondo sobre eltaca el idealismo platnico es ahora el del Uno y Todo, y la articentre el punto de vista individual y la totalidad se hace a costa del inMs tarde, en el prlogo a Personas, obras, cosas, (1916) reconocer que Para mover guerra al subjetivismo negaba al sujeto, a lo personal, a lo intodos sus derechos (1 , 420)40. Como se ha podido com probar (y voy a insiahora en ello), Fichte ha tenido buena parte en esa negacin y el capostura ante l explica tambin algunas de las variaciones del perspecde ayuda contra el subjetivismo pasa a ser nada menos de su encarna

    Un ejemplo que confirma lo que acabo de decir lo encontramospginas de El destino del hombre (1800), en las que Fichte expone su teora dpunto de vista y que han sido repetidamente subrayadas por Orteg

    39 Adems de 1, 485-6, se encuentra en el borrador de la conferencia pronunciad 16 deMayo de 1912 sobre el idealismo lo siguiente: El idealismo es el de la idea de Platn. Idealismo eslo contrario de lo que hoy se tiene por idealismo, y dbese esto a las vicisitudes que hpalabra idea. La idea llev sobre s a la Europa y sus fortunas... Idea es punto de vaspecto, sino respecto; es decir, punto de vista desde el cual miramos las cosas reales. Lcura la unificacin.... Idea es un ser que da el ser, no un ser que l es. La idea es prser.

    40 En todo lo esencial puedo hacerme actualmente solidario de los pensamientovolumen transporta. Slo hallo una excepcin grave, a que .responden dos o tres advemi deslizadas al pie de otras tantas pginas: me refiero al valor de lo individual y subjms que nunca tengo la conviccin de haber sido el subjetivismo la enfermedad del sen grado superlativo, la enfermedad de Espaa. Pero el ardor polmico me h hecho c

    cuentemente un error de tctica, que es a la vez un error substancial. Para mover guerra al subjevismo negaba al sujeto, a lo personal, a lo individual todos sus derechos. Hoy me paajustado a la verdad y aun a la tctica reconocrselos en toda su amplitud y dotar a lo subjetivo deun puesto y una tarea en la colmena universal (1, 419-20).

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    ejemplar de lectura 41 Unas pginas antes se ha referido Fichte a ese conceptode ser-fuerza que Ortega sealaba com o herencia renacentista recogida magistralmente por Leibniz. Un ser entendido tambin como relacin, hasta elpunto de que si movemos un grano de arena afirma Fichte repercute en eluniverso todo. La manera cmo explica esas relaciones hace entrever al cabode los hilos el fantasma del esquematismo necesitarista de Spinoza. Porque sies verdad que la naturaleza cobra conciencia de s misma en el individuo, estoslo es posible a travs del principio de razn que permite el paso de lo individual a lo universal 42. El contenido de los conocimientos de las concienciasindividuales viene determinado por el lugar que los individuos ocupan en eluniverso, su grado de claridad y de viveza por la fuerza con que la hum anidadse manifieste con ellas 43. La suma de las conciencias individuales constituye laconciencia plena del universo **.

    Pues bien, la suma de estos puntos de vista ordenados en series deconocimientos es la cultura para Ortega. En ella se resume el yo superior delque se hablaba en el captulo precedente: Segn F ichte, el destino del hombrees la sustitucin de su yo individual por el yo superior. No asuste esta frmulametafsica: ese yo superior no es cosa vaga e indescriptible; es meramente elconjunto de las normas: el cdigo de nuestra sociedad, la ley lgica, la reglamoral, el ideal esttico. Es, tambin la buena educacin. Cada acto que realizamos nos propone el dilema conocidsimo: o seguir nuestro gusto o ajustarnuestra voluntad a la ley superior (1, 461). Y aade ms adelante: No, noseamos sinceros, ni espontneos, ni romnticos, suplantemos nuestro yo realpor un y o normal compuesto de tan exquisitas superfluidades (1, 463). Cultura es, pues, norma, ley, lo objetivo opuesto a lo subjetivo, a lo individual,en definitiva a la vida. Aparece aqu una dialctica entre cultura y por

    41 Cito a Fichte, no por la edicin Lauth como sera ms apropiado en otro trabajo, sinopor la de su hijo, que por las notas me parece manej tambin Ortega. La de Medicus viene a continuacin, (siempre que se trate de anotaciones al margen de Ortega y subrayados) entre parntesis. En esta ltima, adems, puede encontrar el lector la correspondencia con la del hijo de Fichte.La edicin que de este he manejado es Fichtes Werke, Walter de Gruyter, Berlin 1971. Y la cita serefiere a II, 186-87 (III, 282-83).

    42 Kurz: die Natur wird in mir ihrer selbst im Ganzen sich bewusst; aber nur so, dass sievon dem individuellen Bewusstseyn meiner anhebe, und von ihm aus foFtgehe zum Bewusstseyndes allgemeinen Seyns, durch Erklrung nach dem Satze des Grundes... (II, 186).

    43 Der Inhalt seiner Erkenntnisse wird bestimmt durch den Standpunct, welchen er imUniversum einnimmt; die eutlichkeit und Lebhaftigkeit derselben durch die hhere oder gerin-gere Wirksamkeit, welche die Kraft der menschheit in seiner Person zu usser vermag (II, 187).

    44 Es werden alie mglichen Individen, sonach alie mglichen Gesichtspuncte desBewusstseyns wirklich. Dieses Bewusstseyn aller Individen zusammengenommen macht das vo-llenendete Bewusstseyn des Universums von sich selbst aus: und es gibt kein anderes, denn nur imIndividen ist vollendete Bestimmtheit und Wirklichkeit (II, 186-87).

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    extensin filosofa y vida que se reproducir en diversos momcon diversos acentos en la obra de Ortega. La contraposiciindividual/superior y yo real/ normal de los textos citados debe enmdentro de otra serie de oposiciones dialcticas que la acompaan: natu y cultura, espontaneidad e irona, sinceridad y convencionalismo, suprflutario, energumenismo y disciplina, romanticismo y clasicismo, africay europeizacin. Esta dialctica no desemboca de momento en una shabr que esperar a que las palabras cultura y vida cobren un nuevo do para que pueda tener lugar. Lo que hay ahora es una subordinacin negativa de uno de los trminos al otro, como lo indican las palabras sustitsuplantacin y las del prlogo antes citado.

    La inspiracin de estas ideas me parecen venir del texto al que seOrtega, Algunas lecciones sobre el destino del sabio (1794), de gran importancia para entender su programa cultural y poltico de estos primeros esta obra, y para responder a la pregunta por el destino del sabio en dad , realiza Fichte un proceso lgico recurrente que desemboca, a su vpregunta por qu es y cul es el estino del hombre considerado en s mello responde afirmando que el hombre considerado en s mismo, efuera de toda relacin con seres racionales, es el Yo puro, un conceptvo que hace referencia a la pura unidad frente a la multiplicidad qNo-Yo. El Yo puro no es un producto del No-Yo, pero no puede cob

    ciencia de s si no es a travs de l, de sus determinaciones empricasque existe fuera. El hombre, en lo que se refiere a su existencia, es poes decir, que el fin de su existencia es ella misma y no otra. Pero el holo que es slo si existe algo fuera de l, que le afecte y haga posible la ciencia y, de este modo, le configure como un ser sensible, individuo eUna vez supuesto esto Fichte establece as las relaciones entre el Yo pyo emprico: El hombre debe ser lo que es absolutamente por eso, porque es;es decir, que todo lo que es debe ser referido a su Yo puro, a su meratodo lo que el es debe serlo absolutamente por eso, porque es Yo; y lpuede ser, porque es Yo, no debe serlo en absoluto 45. Ahora bien, si el Yo

    puro es unidad, y todo debe ser referido a l, entonces, y para no conse, debe lograr la armona e identidad consigo mismo. Pero el hombms de ser racional, es un yo emprico, depende en cuanto a sus reprenes y sentimientos de algo fuera de l. Luego la concordancia consigslo es posible si se somete el yo emprico y se modifican las cosas exlo que no puede hacerse slo con la voluntad, se necesita una destrezadquisicin de esa destreza que consiste, en parte, en someter y elimitras propias inclinaciones viciosas surgidas ante el despertar de la ra

    45 VI, 296.

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    sentimiento de nuestra independencia; y, en parte, en modificar las cosasfuera de nosotros y transformarlas segn nuestros conceptos la adquisicinde esa destreza, digo, se llama Cultura (VI, 298). La cultura es, pues, elmedio para adquirir la perfeccin consistente en la concordancia e identidadconsigo mism o, y que ...es com pletamente inalcanzable y debe seguir siendoeternamente inalcanzable si el hombre no debe dejar de ser hombre y si nodebe convertirse en Dios (VI, 299-300). En consecuencia, el destino del hombre considerado en s mismo no es la perfeccin sino el perfeccionamiento indefinido, el acercamiento infinito a ese ideal.

    Lo que me interesa destacar aqu y volver sobre ello a propsito dela crtica de Ortega a la tica de Fichte, es que la cultura como medio para

    alcanzar la perfeccin se convierte en instrumento de dominio por el que sesomete el yo emprico al yo puro y se modifican las cosas de la naturaleza. O,como precisa en otro momento (VI, 316), el fin de toda cultura es someter lanaturaleza a la razn, originndose as una lucha entre ambas que no cesarmientras seamos hombres. Estamos, pues, ante uno de los captulos ms decisivos de esa historia de la voluntad de poder que es para Nietzsche (y tambinpara Heidegger) la Historia de la Filosofa Moderna; un captulo que no porcasualidad falta en la dialctica de la razn instrumental que hicieran Hork-heimer, A dorno y otros representantes de la escuela de Frankfurt, en la medida en que estos siguen prolongando formas de idealismo. La consecuencia detodo ello es una tica deshumanizante como ya denunciara Schiller quedestruye al hombre como individuo por respeto a la dignidad del hombrecomo ideal. Un ideal que se debe perseguir pero que, paradjicamente, nodebe ser alcanzado porque significa la destruccin del individuo y la aniquilacin de Dios. Todo ello da como resultado una tica enferma y delirante, deldolor y la angustia, muy distinta de la tica de la salud que ofrecer luego Ortega, pero ese husped indeseado forma parte tambin de la herencia culturalque Ortega recibe, est ah, y se presenta cuando menos se le espera.

    Esta moral individual que propone Fichte tiene su prolongacin en una

    moral social. El hombre debe buscar su perfeccionamiento en sociedad porque hay en l un impulso de sociabilidad que le es connatural: El impulsosocial forma parte, pues, de los impulsos fundamentales del hombre. El hombre est destinado a vivir en sociedad; debe vivir en sociedad; y no es unhombre enteramente completo, y se contradice a s mismo, si vive aislado(VI, 306). Pero advierte Fichte que no hay que confundir sociedad con Estado. El fin del Estado es de servir de medio para fundar una sociedad perfecta,y aade muy oportunamente que es el fin de todo gobierno el hacer suprfluoel gobierno (VI, 306), el desaparecer cuando ha cumplido su misin. Lo quede acuerdo con su impulso busca el individuo en la sociedad son hom bres, no

    individuos: El concepto de hombre es un concepto ideal, ya que el fin delhombre, en la medida en que lo es, es inalcanzable. Cada individuo tiene suideal particular de hombre en general, ideales que ciertamente no son diferen-

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    tes en la materia pero s en los grados . Cada uno examina conforme pio ideal a aquellos que reconoce como hom bres (VI, 307), los exambusca en ellos, y elevndolos hacia l se eleva tambin a s mismo.modo se cumple el destiono de toda sociedad que es el perfeccionamla especie, la reunificacin de todos los ciudadanos. Desde la unidamismo se camina hacia la unidad de todos los hombres.

    El destino del sabio en sociedad consiste en poner sus conocimespecficos al servicio de la consecucin de ese ideal social. Lo hace (Fichte sigue al Kant de El conflicto de las facultades) controlando, vigilando yfomentado el progreso del gnero hum ano: ...y de ah se desprende dero destino de la clase social del sabio: es la suprem a vigilancia sobre elprogreso real del gnero humano en general, y el constante fomento deese progreso (VI, 328; tambin 335-6). De este modo contribuye al encimiento moral de todo el hombre (VI, 332) educando por la cienejemplo, pues quien aspira a hacer mejores a los hom bres de su pocatambin el hombre mejor de su poca. El sabio no debe limitarse a sino que debe aplicar sus conocimientos, porque, en definitiva su digual que el de todo hombre es la accin: Handeln Handeln , das iszu wir da sind (VI, 345).

    Si se toma en su conjunto esta visin del destino del sabio puecluirse que Ortega acepta las lneas generales de la misma pero no loque supone su realizacin. Porque es cierto que ha acentuado la concin entre el yo real y el ideal, entre el placer y el dolo r, el goce y la c 4 6,la filosofa y la vida: La Filosofa pretende que vivamos fuera de mism os, que nos transportemos de ese salvaje yo individual al yo demas, leyes, humanidad... (Ibidem). La influencia de Fichte me pareen estos puntos, pero no es total ni determinante, ni tampoco la nmateriales del Archivo personal de Ortega permiten trazar una lnea nuidad dentro de la evolucin y tambin explicar por que se pasa, amente sin justificacin, de una adhesin incondicional a Fichte a un

    frontal al mismo en 1914. Las divergencias existen ya ahora y perteneal contexto com o a textos explcitos. A m odo de jemplo sealar tresla cultura entendida como dominio, la lgica asctica de la represicaracter negativo del No-Yo.

    La cultura, al tiempo que dominio, es tambin para Ortega, ytodo, respeto. Respeto hacia las cosas, por la ya temprana conviccin d

    46 En el dolor nos hacemos, mientras que en el placer nos gastamos (10, 87)Fichte ha dicho: el fin del individuo es el goce, el fin de la humanidad, del yo humano(Archivo Jor Ortega y Gasset, Leccin de la Escuela Superior de Magisterio ya cita

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    hemos de salvarnos en ellas; por su carcter trascendente y divino en el quelate una identidad tras la que nos reconocemos a nosotros mismos, y quehace que no seamos legisladores sino legislados por ellas, que no nos acerquemos con un pensamiento manipulador sino potico y en el que todo es comoregalado (Goethe). De este modo la voluntad de dominio se transforma envoluntad de armona que busca la unidad de las cosas ms all de sus lmites, yla reunificacin de los hombres al margen de sus discordias 47. En resumen, ycomo dir en M editaciones del Q uijote, la cultura ms que dominio es subordinacin y jerarqua.

    La cultura como respeto no nace de la voluntad, ni del compulsivo tudebes, ni tampoco de la fe, no nace del romanticismo sino del clasicismo. En

    autodisciplina ubrrimamente asumida como expresin y signo de la propiafuerza y salud; es norm a, ley, pero en el sentido de artificio, ficcin, una nadaante la que place arrodillarse (1, 463). Aunque respeta y aprecia a Fichte nocomparte que la cultura y la virtud sean un producto de la voluntad y la fe masque de la ciencia, tal com o ste expone en El destino del hombre. Y la razn detal rechazo no hay que buscarla ahora tanto en lo que dice como en la utilizacin que ha hecho de ello el pragmatismo, filosofa que Ortega siempre hadespreciado 4 8. La cultura se convierte en manos de ste en un medio e instrumento, la verdad degenera en utilidad. El grmen est ya en Fichte, puesto quesi para Ortega la cultura es un medio, pero sobre todo un fin, para aquel essolamente un medio. En esta poca de su filosofa la cultura, entendida comoeducacin, es para Ortega un m edio de transformacin de la sociedad pero, asu vez, y como estadio tico ideal, es el fin a que tiende la misma. En Fichte,por el contrario, es un modo de dominar el individuo y la naturaleza, y a par-

    47 La admiracin ante el hom bre es respeto . El respeto, seoritas, es la emocin filosfica. Ehrfurcht se dice en alemn ...La filosofa nace del respeto y ensea el respeto: la filosofaes la ciencia general del respeto (Ibidem).

    48 Me parece que este escritor habiendo ingresado, un poco atropelladam ente, en la sectadel pragm atismo, tergiversa sus dogm as. No voy a discutir el pragm atismo , aun cuando considerosemejante filosofa como una vergenza para la seriedad cientfica del siglo XX, pues lo nicoprofundo y respetable que hay en ella lo dijo ya de manera ms exacta el gran Fichte. Sea lo quefuere, el pragmatismo n o niega, ni mucho m enos, que la ciencia produzca virtud, como la alquitara agua de flores... Aunque le juzgo errado, voy a conceder a Maeztu, para reducir al mnimonuestra discrepancia, que la voluntad crea originariamente su objeto, que lo inicial es siempre lavoluntad, el conato, la tentencia; por un momento y en holocausto a tan ferviente amigo, quierohacerme pragmatista. Mas precisamente para crear su objeto, la libertad, forja antes el instru

    men to de la concep tuacin. E sto le ser simp tico; el origen del pragm atismo h abra que buscarloen el enojo que algunos sienten contra la ciencia, porque no ha demostrado an la realidad deDios y la inmortalidad del alma. Por eso cuando llaman a la ciencia instrumento sienten fruic-cin, como si al hermano enemigo llamaran raca (1, 119).

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    tir de 1800 un estado elevado pero transitorio, sin valor sustantivo emo, zona de paso hacia el estadio religioso, verdadero trampoln escahacia el cielo, donde el hom bre tiene su verdadera patria y puede, al zar su destino. Dice Fichte que la prctica del idealismo trascendentfica elevarse sobre lo sensible, negar lo material, en definitiva, morimundo y entrar en una nueva vida49. Algo que el hombre mediterrneo prsente siempre en Ortega no poda aceptar.

    Por eso, y aunque Ortega afirme que en esta poca niega los dal individuo, tambin es cierto que desde 1910 comienza una revisimismos al reclamar los del No-Yo. En una ficha de lectura en la que mezclan reflexiones con citas del D er geschlossene H andelstaat de Fichte, se

    lee lo siguiente: El juicio infinito: Quin soy yo? Este es el probsolucin es siempre otra pregunta: Quien es no-yo? Error de Fichteobjeto Condicin de la negacin especfica... El no-yo es el otroel prjimo. No lo conozco por la experiencia: esta me da slo bphombre es un ser moral: sin tica no hay hombre. Pero la etica es codel yo y sin el no-yo esta no es posib le50. La ficha contiene indicaciones muvaliosas sobre cmo plantear en adelante Ortega el problema delsolucin depende de la respuesta que se de al del No-Yo. Y cree que ha plan teado mal al reducirlo a las relaciones sujeto-objeto, con lo qYo es slo el objeto, obstculo, pretexto que pone en marcha el movde la autoconciencia del Yo 5 1. Lo que Ortega le pide es que sea consecuecon el primado de la razn prctica, con la prueba moral de la existemundo y de los otros hombres, es decir, que el enfoque del problemlgico sino tico. Y desde este punto de vista el No-Yo es necesarioautoconciencia del Yo como persona y para la posibilidad de un comiento tico. Porque si el Yo es persona y no individuo (eso lo es cuasa), los otros, al ser tambin personas, no pueden ser simples No-Yo, cosas. Adems, piensa Ortega, no hay una tica individual porque tocin humana (y sin ella no hay tica) es social. Luego, entonces, el NFichte es otro hombre, el prjim o, el t, y el Yo slo es persona a tra

    49 El destino del hombre, II, 308.50 Archivo de Jos Ortega y Gasset, Rollo 7 caja 5, Carpetilla, N otas de Et

    parece interesante resaltar po r su parentesco esta crtica al No-Yo de Fichte con la que hen Ethik des reinen Willens, 4 d. pp. 210 ss.

    51 En el mencionado A rchivo se encuentra un resumen de la conferencia sobre elhecho por Jos Onieva (16 de Mayo de 1912). En l se hace esta precisin: Qu es no-yo. No yo

    es el objeto, la cosa (Fichte). Esto no tiene buen sentido . El yo no puede ser algo hetesujeto, como el objeto. El no yo es el t. Pero el t es otro yo; luego el yo no es sino freel t frente a otro yo, (pgina 71 del ejemplar m ecanografiado que lleva por ttulo O rtega,fesor).

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    3. PERO QUIEN ES ESE YO?

    Hemos de buscar para nuestra circunstancia,tal y como ella es, precisamente en lo que tienede limitacin, de peculiaridad, el lugar acertadoen la inmensa perspectiva del mundo. No detenernos perpetuamente en xtasis ante los valores hierticos, sino conquistar a nuestra vidaindividual el puesto oportuno entre ellos. Ensuma: la reabsorcin de la circustancia es el destino concreto del hombre... Yo soy yo y micircunstancia, y si no la salvo a ella no me salvoyo(l, 322).

    Este texto de Meditaciones del Quijote resume perfectamente el cambiode acento que se est produciendo en la filosofa de Ortega: no se trata dereflejar el Todo en el individuo, con la consiguiente prdida de la vida individual y la conciencia, sino de transmigrar desde el individuo hacia el Todo,slo que este ahora se llama mundo, y ya no es lo mismo. Ortega est intentando romper ahora con el esquema Uno y Todo dando una nueva versindel mismo. Se acenta la diferencia frente a la identidad, y se acepta el lmitefrente al infinito, pero el individuo seamos nosotros mismos o lacircunstancia no existe como tal, no es, hasta que no ha sido salvado por lacultura, que de fin pasa a ser medio, pero que conserva todava un valor autnomo frente al que (y en el que) se quiere encontrar un hueco para la vidaindividual. A hora bien, todava estamos en 1913 y no en 1923, ao de la publicacin de El tema de nuestro tiempo. La vida individual no es la idea de Vida a la que arribar ms tarde Ortega, y lo ms parecido a ella es ahora eseenigmtico Yo. Tampoco la cultura ha sido radicada en ella, y lo msque se pretende es conquistar a nuestra vida individual el puesto oportunoentre esos valores hierticos. Pero seramos injustos si pretendiramos

    decir con ello que Ortega cae en la beatera de la Kultura. Lo nico que seintenta es poner de manifiesto que estamos ante un momento de cambio y anteel ensayo de formular un nuevo programa filosfico en lucha, pero tambindilogo, con la tradicin recibida. En este momento decisivo de su biografaintelectual hay anticipaciones verdaderamente geniales de lo que luego serndirecciones de la filosofa contempornea: la cultura como herm enutica en laque el individuo y la circunstancia adquieren sentido, son, y la cultura comodilogo en el que los individuos son personas y es posible la accin comunicativa, alejados ya los peligros de las acciones directas, las relaciones instrumentales y de dominio.

    En definitiva, una consecuencia ms de esa idea fecundsima y temprana conviccin en Ortega: que la cultura es respeto. He aqu un talante queestablece la barrera entre el siglo XX y el XIX, y que se traduce en un respeto

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    por las circunstancias, por lo que nos rodea, animando un propsito cin, de reabsorcin, lleno de altruismo intelectual. El cambio de acealuda antes se revela ahora en la contraposicin entre una voluntad clar y de medioda y aparece con toda claridad comparando dos texto1909 (Renan) y otro de 1914 (Ensayo de esttica a man era de prlogo). Dice enel primero: La orden del da era separacin, lmite, hostilidad. La ornoche nos hunde en la profunda unanimidad de las cosas, y si, tom aposicin cmoda, reducimos al extremo las molestias musculares, llea no saber si nuestro corazn late entre nuestras costillas o en la mtronco de un roble prximo (1, 465). Y en el segundo: Este buen sique nos lleva en sus brazos fuertes, de msculos tensos, parece desromper con algunas hipocresas, insistiendo en las diferencias que slas cosas. Sentimos que de la raz de nuestro animo asciende como untad de medioda enemiga de las visiones crepusculares donde todos lson pardos (6, 249) (12, 426). El final del texto evoca reminiscenciaslogo a la Fenom enologa del Espritu de Hegel; y no es por casualidad, ya quse inscribe dentro de una crtica al idealismo subjetivista romntico su mxima expresin en la filosofa de la identidad de Schelling. Eparece, es el verdadero teln de fondo de la crtica de Ortega al neokpues lo que intenta con ello no es slo reaccionar contra el idealismo tamente recibido, sino contra toda una corriente que domina la f

    moderna.La autobiografa intelectual de Ortega, generosa en otros punrigurosamente exacta en la determinacin temprana de lo que haba ser, o mejor, de lo que tena que ser. Dice en el Prlogo para alemanes quea los 26 aos (1911) los miembros de su generacin filosfica que escon l en Alemania no eran ya neokantianos. Lo ms grave de esta esera slo que no enseara filosofa, ni que fueran incapaces de suscitamas filosficos, lo ms grave era la falta de veracidad52. Pero esta no provena de ellos sino de sus mentores, contra los que aparentemente reaccionado, de Fichte, Schelling y Hegel, los postkantianos e idromnticos en los que la filosofa llega a su plenitud y a su falta de veracomo antes haba denunciado ya Schopenhauer. De esta experiencia triple decisin generacional: resolucin de veracidad, voluntad dey abandono de no slo la provincia del idealismo romntico, sino (d

    52 No sospechaba Ortega que su brom a inocente sobre Natorp habra de volversesuya. Orringer le tiene hoy encerrado en una mazmorra ms triste y persistir n la toque no confiese y revele sus fuentes germnicas. Lo lamentable del caso es que tantdos como algunos buenos conocedores de Ortega dan por vlidas sus conclusiones smolestado en comprobar las dem ostraciones. La visin que ofrece de Ortega me parveracidad en el genuino sentido orteguiano de la palabra, es decir, 8, 35-36.

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    continente idealista (8, 41). La rapidez y profundidad de ese abandono quedan matizadas por unas palabras que aade Ortega: Pero es que nosotrostenamos razones concretas positivas para saber que el idealismo no era ya laverdad? Tenamos, sin duda, muchas razones negativas, muchas objeccionescontra el idealismo. Mas esto no basta . (Ibidem). Ciertamente, esto no basta.Pero el gran m rito de Ortega es el haber tenido tan tem pranam ente esas razones negativas contra el idealismo, haberlas expuesto y desarrollado en diversosescritos de forma, a veces, contundente y con una lucidez ausente en tratadosacadmicos y de especialistas sobre el gnero. Y tambin es la gran tragedia desu biografa intelectual que esa negacin, siempre transitiva, se haya resueltoen nuevas formas de idealismo.

    Lo que hay ahora es una decisin, la de superar el idealismo, pero nouna idea concreta de cmo va a realizarse esa superacin, y menos todava dequ se va a poner en su lugar. Lo que hay ahora es la necesidad o, mejordicho, la conviccin de que su destino consiste precisamente en eso. En elmencionado prlogo reflexiona diciendo que la idea de que el destino delhombre es la reabsorcin de la circunstancia era, ante todo , una conviccin.Esta es la palabra exacta, y junto a ella nos ofrece la clave de su origen: la circunstancia espaola, que el problema principal es Espaa y su salvacin esten la cultura. La metfora de los D U consentes es antes que la expresin deuna idea filosfica la traduccin de una conviccin vital: Ello es que para mno fue un instante dudoso que yo deba conducirme a la inversa que el Gelehr-te alemn. Mi destino individual se me apareca y sigue aparecindome comoinseparable del destino de mi pueblo (8, 57). No es, pues, aventurado suponer que el cambio de la circunstancia poltica espaola haya influido tambinen el cambio de paradigma cultural con el que se pretenda salvarla, que el eshaya reclamado sus derechos contra la dictadura del deber ser.

    La ausencia de razones concretas positivas se traduce en algo tan sintomtico como es la utilizacin del lenguaje y contenidos de aquello que pretende superar. En el texto que encabeza este captulo hemos encontrado expresiones como destino concreto del hombre, Yo soy yo... y en el Ensayo deEsttica Yo es todo, frmulas en las que se condensa la nueva y vacilantefilosofa, y que Ortega seguir reconociendo como propias y vlidas cuandoesta haya sido finalmente desarrollada 53. Pero llama la atencin que stas

    53 En una no ta del Archivo, y que me parece ha sido utilizada en la redaccin del