Friedlander Paul Platon Verdad Del Ser y Realidad de La Vida

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PALJL FRIEDLÁNDER PLATO N I l Verdad del ser y realidad de vida

Transcript of Friedlander Paul Platon Verdad Del Ser y Realidad de La Vida

  • PALJL FRIEDLNDER

    PLATON

    Il

    Verdad del ser y realidad de vida

  • PAUL FRIEDLNDER

    PLATONVERDAD DEL SER

    Y REALIDAD DE VIDA

  • TI TULO ORIGINAL:Plalan. Band 1: Seins wahrheil und Lebenswirkl chkeit

    Im presin de cubierta:Gr ficas Malina

    INDICE

    INTRODUCCiN

    DEL PRLOGO A LA PRIM ERA EDICIN (1928) .

    PRLOGO A LA TERCERA EDICION

    PRIM ERA PARTE

    CAPTULO 1: MEDIO Y E NTORNO

    CAP1TULO 11 : DEMON .

    CAPITlJLO 1Il : A RRHETON

    CAPITULO IV: ACADEMIA

    CAPITULO V : LA OBRA ESCRITA

    CAP1TULO VI: SOCRATES EN PLAT ON

    CAPITULO VII : IRONIA

    CAPITULO VlII: DIA LOGO

    CAPITlJLO IX : MITO

    . . . . . . . Pg. 9

    17

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    lJO

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    170Reserv ados todo s los derechos. Ni la to ta lid ad ni par te de este libro p uederep roduci rse o transmitirse por ningn procedimient o electrn ico o mec -nico, incluyendo fotocopia, grabacin magntica o cualquier almacen amientode informacin y sistema de recuper acin , sin permiso escr ito de Ed itorial

    Tecnos, S.A.

    WALTER DE ORUYTER & CO., Bd. 1, 1964 3. , durch gcs.u.erg.Aufl, E DITORIA L T ECNOS, S.A., 1989Josefa Valcrcel, 27 - 28027 Madr id

    ISBN : 84-309-167 1-7Depsi to Legal : M-3 14 2-1989

    SEGUNDA PARTE

    CAPITULO X : INT UlCIO N y CONSTRUCCIO N (Un puent e hasta Bergso n ySchope nhaue r) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207

    CAPITULO XI : ALETHE IA (Una polmica del auto r co nsigo mismo y con Mar-t n Heidegger) . . . . 214

    CAPITULO X II: DIALOGO Y EX ISTE NC IA (Un a preg unta a Karl Jasper s) 222Prlnted in Spain. Impreso en Espa a por Un igraf. Avd a . Cmara de la Industria, 38.

    M stoies (M adrid) CAPITULO X III: SOBRE LA S CARTAS PL ATONICAS 226

  • 8 PLATON

    CAP!TULO XI V: PL ATON COMO FISICO DEL ATO MO (Construccin ato-mlstica y destruccin atomstica en el Timeo de Platn) . . . . . . . . . . . 235

    CAPITULO XV: PLATON COMO GEOFISICO y GEOGRAFO .. .. . . . 248

    CAPITULO XV I: PL ATON CO MO JURISTA (Por HunlinglOll Cairns)

    CAPITULO XVII: PLATON COMO PLANIFICADO R DE CIU DADES (Laciudad ideal de Atlantis) .

    CAPITULO XVIII: SOCRATES EN RO MA .

    NOTAS

    I NDICES .. . .. . . .. . .

    A. Sinopsis del contenido .B. Nombres y conceptos . .C. Escrilos de JOlaln . . . . . . o D. Escritos de Aristteles

    LMINAS

    269

    293

    300

    309

    357l5936737938 1

    383

    INTRODUCCION

    La obra de Paul Friedlnder sobre Platn ha sido objeto de nu-merosas reediciones y traducciones a muchas lenguas, pero hasta ahorano lo ha sido al castellano. Con todo, creemos que ya este hecho jus-tificara una versin a nuestra lengua que nos acercase a esta impor-tante apo rtacin al estudio y a la comprensin de un filsofo funda-mental no slo en el mundo griego sino sobre todo en la gnesis dela civilizacin occidenta l. Sin embargo, el que desde la primera edi-cin de esta obra se hayan producido numerosas contribuciones cien-tficas en este campo puede dar pie a la idea de que nos encontramosante algo desfasado o simplemente superado en sus lneas ms impor-tantes. Semejan te punto de vista ha sido atajado por el prop io autor.en cada una de sus nuevas ediciones. Concretamente la tercera edi-cin alemana , que es la que nos ha servido de base para nuestra tra-duccin, ha sido cuidadosamente revisada, corregida y acrecentadacon numerosas adiciones, incluso con todo un captulo, acerca de Pla-tn como ju rista , que se debe a Huntington Cams. As que, por estaparte, no caben dud as al respecto.

    Por otro lado, la obra de Friedlnder supone un cambio en el puntode vista tradicional que se mant ena entre los historiadores de la Filo-sofa Antigua, como l mismo estab lece en los diferentes prlogos asus ediciones, sobre todo en el correspondiente a la tercera edicinalemana. Se tra ta de intentar comprender a Platn en cuan to autortotal, esto es, sin extraer de sus Dilogos los supuestos hechos doc-trin ales apartndolos del ropaj e literario , como si ste fuese sloescenificacin o relleno sin valor ideolgico. Eso lleva a un anlisisfilolgico ms profundo y ms completo, capaz de ir ms all de laterminologa o del estudio lingstico para establecer la cronologa desus obras por estilometra. Todo ello se ant icipa a las concepcionesque se barajan actualmente y que, en buena manera, se deben a lostrabajos de la escuela alemana y a esta obra entre otras.

    Indudablemente sera preciso establecer la influencia filosfica quese encuentra en la base de semejant e actitud, pero eso lo deja perfec-tamente claro Friedlander y no es preciso hacer elucubraciones al efec-to. Estn suficientemente expresados en su obra el alcance y las limi-taciones que, ineludiblemente , se encuentran en la ut ilizacin de lascorrientes filosficas del momento en que l la escribe. De esta mane-ra el valor cientfico queda intacto , y es preciso estab lecer asimismootras correcciones desde nuestro propio momento, a partir de las cr-

  • ID PLATON INTROD UCCION 11

    ticas que actualmente se hacen a las escuelas filosficas utilizadaspor l.

    El mero hecho de servirse de las corrientes de interpretacin filo-s fica all , en donde las categoras filo lgicas presentan sus limitacio-nes, es alg~ que debemos a Friedlander y que hoy constituye un fen -meno habitual de los buenos an lisis en Historia de la Filosofa . Cont?do, la obra de este autor es un modelo precisamente en esta utiliza-cen, ya que el estudio de Platn no se convierte en la excusa paraestab lecer una doctrina propia o una versin int eresada , aj enas a laverdadera comprensin del filsofo griego.

    Adems queda tambin claro algo que es particularm ente impor-tante y que por lo genera l se mantiene fuera de los a fanes de un inves-tigador en estos estudios. Nos referimos al sent ido de la Historia dela Filosofa, a su valor y razn de ser en un mundo mode rno, sin queest.o n.os lleve a plantearnos las aportaciones lejanas del pasado o lasreliquias que han quedado de una cosmovisin primitiva y desfasada.

    . Fr!edlander ha:e notorio que Platn nos puede ensear y que elhistor iador de la Filosofa no es un embalsamador de cadveres sinoq.uien descubre los prob lemas de nuest ra sociedad y pone de mani -es to que , en la solucin de los mismos, nos encontramos con un S-cra tes y un Plat n en la ap licacin operato ria de todos los das a par-tir de lo que denominamos cultura occidental y que tenemos en labase de todas nuestras acti tudes y respuesta s.

    En esta lnea inicia o descubre Friedlander el camino que llev desdela ciudad a la Filosofa y que Platn transform en una vuelta desde

    ~ ~a a la ciu?ad. El valor de la utopa platnica, como planifica-clan necesana y campo para el desarrollo de la actividad filosficaaparece anali zado desde todos los cauces posibles. Y es precisamenteen eS,ta dir ecc,in en la que el papel de los mitos, de las ideas y de lapoesta plat nica se estab lece como orientacin para todo tipo de filo-s?,fas y teoras. Es,' pues, una recuperacin de Platn y una compren-sie n de la. letra viva de sus. dilogos, tal como pret enda l mismocuando dio esta forma pecuhar a la Filosofa, a la comunicacin delas ideas. Y el estudio de Friedlander nos pone en disposicin de apro-vechar este campo y estos anlisis.

    Pero no es eso todo lo que se pued e sacar de esta obra. Quedaun punto particularmente vlido hoy : la desmitificac in de los es-tudios pla tnicos que se puede notar en el esfuerzo de Friedlander porsuperar todas las cuestiones que la Filologa ha esgrimido du rante si.glos para de alguna man era llegar a la exactit ud en el conocimientode Platn, pero que asim ismo han pert urbado la comprensin de suob ra; se trata de problemas como el de la cronologa, autentic idadconceptualizacin y valo r potico de sus comparaciones. Todo ell~no es ms que un intento de traicionar la escritura platnica de con .vcrtir al dilogo en tratado , de hacer dog mas en donde se' establ e-

    ccn aporas y de convertir a Platn en un platnico o neoplatnicoms bien.

    Si Che rniss trat de libera r de aristotelismo a los filsofos grie-gos, incluido Platn, Friedlander trata de apartar la pseudo -filologay la pseudo-filoso fa de la Hist oria de la Filosofa y en concreto dePlat n. Y, aunque l mismo reconoce que todava queda una granlabor por delante, sin duda su aportacin puede dejar una lnea y una sdirectrices perfectamente establecidas sobre las que la investigacinpuede continuar.

    Son estas consideraciones las que nos han llevado a traducir estaobra y a poner a dispos icin de los alumnos de Filosofa y de cuantossientan la necesidad de comprender a Plat n y a su aplicacin de laFilosofa a la ciudad el camino imprescindible para ello .

    NUESTRA TRADUCCION

    Cuando se pret ende establecer una versin en castellano de unalabor filolgica y filosfica tan precisa como la que nos atae, es pre-ciso solucionar un conjunto de problemas previos.

    l . Las citas en las lenguas originales: En lneas genera les hemosde respetar el que el autor haya preferido no inmi scuirse en un int en-to de traduccin que pud iera traicionar la forma y el contenido porel que aparecen precisamente como elementos de l estudio que se estllevando a cabo. Sin embargo , somos tambin conscientes de que ellopuede significar el alejamiento de la realidad que tratan de mostrar,por cuanto en este caso lo mejor sin duda es enemigo de lo bueno y,lam entablemente, el estado de nuestros Estudios Clsicos y el conoci-mient o de los Modernos no alcanza ni mucho menos el grado de difu-sin que sera de esperar en nuestra cultura y que resultara impres-cindible para la comprensin de Fri edlnder . Como pretendemos queesta obra result e asequible y pueda conseguir el fin propuesto , hemostraducido , por nuestra par te, dichas citas, bien aliado del texto origi-nal o bien mediante notas a pie de pgina. En el primer caso, figu raentr e barra s y con letra diferent e.

    2. La familiaridad de Friedlander con el mundo griego le llevaa utilizar conceptos o trm inos que entiende como per fectamente co-nocidos por los lectores. La raz n que hemos aducido ante s nos hallevad o a utilizar las notas a pie de pgina para explicar aqullos quepudieran plant ear dificultades y oscurecer la argumentacin que apa-rece en el texto. Con el fin de evita r confusiones hemos detallado cun-do las anotaciones son del autor y cundo son nuestras . En todo casohemos sealado con asteriscos y en notas a pie de pgina nuestras acla-

  • 12 PLATON INT RODUCCION 13

    raciones y hemos mantenido la numeracin y la colocacin al finalde las notas que el auto r seala.

    3. Las citas en alemn han sido traducidas al igual que todo eltexto en esa lengua . En lo que se refiere al captu lo de H. Cairns, eningls, lo hemos traducido asim ismo, al igual que las citas que en ly en sus notas aparecen en dicho idioma. Fuera de estos casos hemosrespetado siempre el idioma origina l y hemos traducido el texto enlas notas a pie de pgina.

    4. Por lo que se refiere a las citas de lenguas clsicas , cuandosta s fueron traducidas o parafraseadas por Friedlnder hemos res-petado su versin, que es la que hemos traducido (y en este caso nohemos cambiado la letra ni lo hemos colocad o entre barras). Cuandono era as. hemos tratado de establecer una traduccin 10 ms litera lposible. El lector puede cotejar las existentes en cast ellano que respe-tan la numeracin cientfica utilizada por el autor, y que asim ismohemos tenido en cuenta:

    Platn, Dilogos, to mos I-V, Gredas, Col. Clsicos. Varios tra-ductores .

    L. Gil, El Banquete y Fedro, Guadarrama.J. velarde, Protgoras, Pentalfa .Merecen especial ate ncin las ediciones bilinges del Instituto de

    Estudios Polticos. reeditadas recientemente bajo el nombre de Cen-tro de Estudios Constitucionales:

    J. M. Pa bn-M, F. Galiana. La Repblica, Centro Estudios Cons-tit ucion ales. 1949. 3. a ed. en tres tomos 1981.

    J. M. Pab n-M. F. Galiano, Las Leyes, C. Est. Const., 1960, 2. aedic. en dos tomos 1983.

    J. Calonge, Gorgias, C. Est. Const., 1951.M. Toranzo, Cartas, C. Est. Const. , 1954.A. Gonzlez Laso . El Pottco, C. Est. Co nst. , 1955.M. Rico. Critn, C. Est. Const., 1957.L. Gil. Fedro, C. Est. Const. , 1957.A. Ruiz Elvira, Menen. C. Est. Const ., 1958.A. Tovar, El Sofista, C. Est. Cons t., 1959.La edicin hecha por Agular de Platn, Obras Completas, corres.

    pendiente a dife rentes traductores de muy dist into valor. carece dela numeracin cientfica estricta.

    5. Para una orien tacin bibliogrfica acerca de Platn nos re-mitimos a los dos magnficos estudios realizados por E.Lled:

    E. Lled , La memoria del Lagos, Madrid. 1984, sobre todo pgs.229-237. y la introduccin al tomo 1 de Platn. Dilogos, en la Bi-blioteca Clsica Gredas.

    6. En lo que se refiere a estudios au tor izados s?bre Platn, e,sposible acudir a la traduccin del clsico libro d,e David Ro~s, Teorade las Ideas de Platn, Madrid, 1986. ed . Cate~ru;. rea lizada porJ . L. Dez Arias . Hay traduccin al castellano, asrrrusmo, de la ma-yor parte de las obras generales que cita Friedlander y que hemos ~dvertido en su lugar correspo ndiente. No hay , en cambio, t radu~c l.nde la gran obra de Wilamowitz, que es en la que ms se apoya filcl -gicamente el autor.

    Ovedo, 4 de febrero de 1988S . GONZLEZ ES CUDERO

  • UDALRICO DE WI LAMQWITZ-MOELLENDORFTOl AAIMONlm

    hoc opus manet dedicatumMDCCCCXXVI II MDCCCCL III MDCCCCL XIV

  • ,w as kann uns allein wiederherstellen?Del" Anblick des Vollkommenen

    Nietzsche,Vorarbeiten zum Pall Wagner

    /Qu es lo nico que puede restaurarnos?La visin de lo perfecto

    N.,Trabajos previos al caso Wagner/

    DEL PROLOGO A LA PR IMERA EDICION (1928)Hace casi 10 afias - en los inolvidab les das de la Universidad

    alemana de guerra en Wilna- ha hab lado el autor por primera vezsobre Platn, con la conciencia an imprecisa de que sobre l tenaque decir algo propio y, a la vez, no slo subj etivo. Para quien enlos aos de la guerra, en las trincheras ante Ypern y en las cabaasrusas, estaba a solas con las obras de Platn, pa ra se tuvieron quehacerse vivos esos dr mata, ese mundo de Fila y Nekos / A mory Odo/, con una fuerza hasta entonces desconocida. Ni de lejos sepensara en cualquier clase de trabajo cientfico en el que tod o futu -ro , sobre todo el futuro cientfico, se disipaba en lo desconocido . Pe-ro eso sera algo muy distinto al azar el que Platn, sob re las embro-lladas fronteras de la guerra y la paz, se convirtiera en gua y consi-guiera sob re todo la vuelta a la ciencia en este trabajo de ahora recon-virti ndo lo en sendero cientfico.

    He obt enido, por medio de conversaciones o mediante crticas almanuscrito , mltiples estmulos ante todo de Fritz Klingner, NikolaiHa rtmann, Ernst Robcrt Curtius, Herbert Koch, Rudolf Bultmann,Martn Heidegger y Hans-Geo rg Gadamer. A todos etlos les doy lasgracias.

    Marburg, a 18 de Enero de 1928P.F.

  • PROLOGO A LA TERCERA EDICION

    Por qu todava un libro sobre Plat n, adems de los muchosq ue ya se hicieron y de los que siempre van de nuevo a escribirse? Elaut or se encontra ba entonces entre dos frentes. Uno , lo ocu paban losNeo-kantia nos y otras lneas de la Filosofa trad icional. El elementoliterario y potico de Platn no tena valor fundamental alguno paralos filsofos; era obra de relleno . labor de espacio pa ra el con tenidofilosfico. El ot ro frente llevaba al gran intrprete de la Filologa Cl-sica , a quien estaba y siempre permanecer dedicado el libro: a VI ricb von wamowitz-Moellendor f. El escribe la biografa de Platny analiza sus obras, pero, con frecuencia, deja lo propiamente filos-fico a los filsofos.

    Para superar esa cont radiccin, habia ento nces, y todava quedaho y. una tarea . Verdad del ser y realidad de la vida, figura por eso , .desde la segunda edicin, de subttu lo en el primer tomo. Vale tamobin para los tomos 11 y 111 . Idea y Existencia se podria po nerigualmente.

    Se han revisado el texto y las notas para la tercera edicin; no obs-ta nte, no hay diferencias susta nciales respecto a la segunda. Comocambios generales slo se ha introducido la discusin con Heideggeren el captulo XI. Huntington Cairns ha permitido imprimir aqu sutrabajo Plato as J urisr como captulo XVI, igual que ya -aparecaen la edicin inglesa del volumen 1 de Platn . Ello ayuda a comple-tar, ju nto con los captulos XIV. XV YXVII. la imagen de la univer-salidad de Platn .

    Los Angeles, California, a 24 de Abril de 1964P.F.

    PRIMERA PARTE

  • CAPITULO IMEDIO Y ENTORNO

    lUnas palabras de Platn ...!

    Una vez, cuando yo era joven - as escribe Platn a los setentay cinco aos en su manifiesto epistolar A los amigos y partidari osde Dine-c- me sucedi como a muchos: pensaba dedicarme a losasuntos pbli cos de la ciudad en cuanto fuera dueo de mis actos.y me top, en la vida de la ciudad, con las siguientes clases de vicisi-tudes: pues, como el rgimen de entonces fuese censurado por la ma-yora, tuvo lugar un cambio, y se colocaron al frente de esta transfor -macin, como dirigentes, cincuenta y un hombres, once en la ciuda dy diez en el Pireo, en cuyas manos se concentraba lo referente al go-ra y a los asuntos entre los conciudadanos; en cambio establecieroncon plenos poderes a treinta como jefes de todos" . Casualmente al-gunos de stos eran pari entes y familiares mosv", as qu e, en efecto,me llamaron de inmediato, en la idea de que eran asuntos que me con-venan . Yo, a causa de mi juventud, nada extraordinario not; puespensaba que ellos iban a conducir de verdad a la ciudad de una vidainjusta a un modo justo, de forma que atend con todas mis fuerzasa ver qu hacan . Y cuando vi que, en efecto en poco tiempo esos hom-bres demost raron que el rgimen anterior haba sido una edad de o roy que, entre otros abusos, tambin a un anciano amigo mo, a Scra-tes, de quien no me dara vergenza decir que era el ms justo de losde entonces, le iban a enviar junto con otr os a tra er a la fuerza a unciudadano para asesinarlo , a fin de que, tanto si quera como si no ,quedase implicado en sus manejos*** - mas l no les obedeci y seexpuso a sufrir todo antes de converti rse en su cmplice en accionesindignas . Al ver, en efecto, todo eso y otros detalles nad a insignifi -cantes de semejante ndole, me irrit y apa rt de los males de enton -ces. No mucho tiempo despus cay 10 de los treinta y todo el rg -

    Se refiere al 404 a.Ce, poca de la derrota de Atenas po r Esparta como fina l dela Guerra del Peloponcso y al estab lecimiento de los llama dos Treinta Tiranos, enca r-gado s en un principio de reformar la Constitucin y transformarla de democrtica enoligrquica, bajo la pro teccin de los espart anos. (N. del r .)

    Crmides y Cruas, que formaban parte de este gobierno , eran tos de Pla tny hablan estado relacion ados con Scra tes, (N. del T.)

    Se trataba de la detencin de Len de Salamin a. Este pro cedimiento constituaun sistema habitu alment e utilizado por los Treinta para involucrar a la gente en susacciones. (N. de! T.)

  • 22 PL ATON MEDIO Y ENTORNO 23

    me n de esta poca . De nuevo, aunque con ms lenti tud . me daba vuel-ta s sin em bargo el deseo de actuar en los asuntos pblico s y comuni-tarios. Haba, por consiguiente. ta mbin en aq uellos mome ntos con-fusos muchos sucesos que cua lquiera desaprobara y no era nadaextrao que se diesen grandes venganzas de enemigos personale s enaqu ella poca de cambios; con todo , los que regresaban entonces uti -lizaron gran moderaci n". En cambio. por una mala suerte, unos delos poderosos, a su vez, llevan a juicio a ese compaero nuest ro , aScrates, con la acusacin ms ignomin iosa y menos apropiada a S-crates que a nadie: pues como impio le detuvieron, condenaron y eje-cutaron, a l que no quiso participar en una ocasin de arresto inj us-to de uno de los amigos de los exiliados de entonces, cuando ellos es-ta ban pasando desgracias al huir. Al observar eso, ya los hombresque llevaban los asuntos pblicos, las leyes y su carcter, cuanto msme fijaba a medida que ava nzaba en edad, en tanto ms dificil mepareca qu e era la correcta administracin de los asuntos pblicos: enefecto , no era posible actuar sin amigos ni compaeros dignos de con-fianza, y era imposible conseguir otros nuevos con una cierta Iacili-dad , ya qu e no se mantena la ciudad en las costumbres y convenien-cias de nuestros padres; adems se iban corrompiendo la letra y el ca-rcter de las leyes que se daban en admirable cantidad; de forma q ueyo, aunque en un principio estaba lleno de mucha ilusin para actuaren los asun tos pblicos, al verla as y conte mplarla arrastrada por to -dos en tod as direcciones y al terminar hastiado , aunque sin dejar deob servar por dnde pod ra surgir algo mejor sob re estas cuestiones,ta nto enton ces como en toda Constitucin, esperaba siempre oportu-nidades par a actuar; y al final llegu a pensar que, en lo que se refierea los asun tos pblicos , todas las ciudades act uales estn mal goberna-das. En realidad en cuestin de legislacin casi estn desahuciad as,a no ser que, con suerte, se d algn remedio extrao rd inario . Es o bli-gado decir, en alabanza de la correcta filosof a, que de ella procedeel enfocar los regmenes justos y los asuntos part icula res. Asi pues,no cesarn los males del gnero humano antes de que la estirpe delos q ue correctamente filosofan llegue a [as magistraturas pol ticas obien la de los que dirigen en las ciudades llegue, por una suerte divi-na , a filosofar de verdad. Con ese bagaje de pensamientos viaj a Ita-lia y a Sicilia en la primera vez que Iui 1...

    As el viejo Plat n echaba una ojeada al tiempo de su desarrolloespiritual, en tre los J8 Ylos 40 aos de su vida . Ta l vez tenga raznGoet he en que Nadie puede participar de la forma peculiar con laque un individuo contempla su vida pasada. Nosotros deberlamos

    Se ree re al derrocamiento de 1m Treinta y la consgmeme restauracin de 13 de-mocraca t on el regreso de los exiliados . (N. del T.)

    La, not as del au tor se encuentra n a pa rtir de la pgina 309.

    ad mitir agradecidos todos los datos, que por el test imo nio propio senos permite llenar, o ver la confirmacin de cualqu ier otro. Pero p~ra el conocimiento de la evolucin platnica no utilizamos en resunu-da s cuentas ms qu e este pasaje auto biogrfico -c-que sin duda t ie~een cont ra a los muchos que se han molestado en llevar la contran aa Platn en su manifiesto epistolar y ta mbin el escepticismo de unNietzsche: Ninguna fe se puede dar a una historia de la vida de PI.a-t n escrita por l mismo , como tampoco a la de Rousseau o a la VItoNuova de Dante l .

    Aqucl doc umento se opone sobre todo a la repr esenta cin popu-lar de Plat n. A l lo han visto como su predecesor gra ndes pensado-res de siglos posteriores. El pertenece a la Histor ia interna de la Me-tafs ica occidental. Dentro de las conclusiones de sus prob lemas des-cubre verdades, en el fund amento de las verda des, que ya Parm ni-des Herclito y Scrates hab an descubierto , y a las que ot ros filso-fos 'proyectan sus problemas. Despus dc los anteriormente llamadosfilsofos, se presenta la doctrina de Platn com~ la qu~ en g~ncralsigui a sos, pero en muchas cosas ta mbin ~efleJ partlCu lar~dadesderivada s de la Filosofa de Italia. Es posible proyectar afinadostorrentes creadores sob re una superficie muy concreta de problemashistricos como Aristteles hace aq u (Metafts ca, A 6)7 As es pos i-ble referirse a aqu ella forma de pensamiento , En efecto , si ni Platnmismo poda verse ya en esa perspectiva , ca~e pregu~tars~ si nc.' seoye en el Fedn a Sc rates referirse a su propia evoluci n filosfica .Pero eso queda sin respuesta, y en ningn momento hay nada de elloen la carta.

    Por lo tanto seguro que la ojeada de la carta no es completa . De-bera ser demostrado el concepto de Filosofa, que sa lta al fina l sinque en ningn lugar se hubiera dicho cmo se ~a llegado a esa filoso-fa . Platn se sabe a s mismo como el descub ndor de un mundo me-tafsico y la correcta Filosofia , de que habla en su car ta, acaso pue-de ser otr a cosa que el conocimiento de las formas eternas y de suverdadero ser? Pero tampoco trataba de alcanza r ese nuevo mundo. 'JEl buscaba la ciudad yen la bsqueda de la verdad era ciudad" encon- 'tr el reino de las ideas.

    El autor emplea el trmi no Staat cuando se refiere a tod o lo concerniente a nues-rro t rmin o moderno Estado, como es lgico desde el punto de vista de la equivalen-cia lingstica . Sin embargo resulta muy discutible el que los Griegos en. la Antigeda?hu bieran llegado a un concepto semejante (d r. a es~os e.fectos CoIoqulO$ !obrt' teorrapoJ~iJ:a ae la Anligufflad, Madrid , I9fS). Lo que ss tema n era u~a orgaml~ctn cen-nada en la riudad y completamente autnoma puesto que no ha bla est ablecido un po-der scpenor. Por esa razn hemos uulizade en este sentido la palabra ciudad, comotraduccin del griego ~OAIf y no co mo el t rmino usado entre no sotr os como tal.(N. del T.)

  • 24 PLATON MEDIO Y ENTORNO 25

    A partir de las condiciones histricas bajo las que Pla t n se desa-r ~o ll6 quedar ms claro cmo ha de ser la ma nera de entender sufi -clr::otemente eso y que no pueda ser de otra forma. Su nacimiento ocu-rn en un lugar ~ tiemp?,,r la Sociedad que le rode no impulsa ade-m~s a llevar la vida de filosofo , tal como desd e siglos un hombre po -dr haber nacido - y no por l mismo- dentro de un gran filoso farqu e pa~a a t ravs del gnero humano. Como yo estaba introdu cidoen l~ Filosofa... , escribe Dilthey en una ocasin. P latn no hu bierap.odldo hablar as. Pues era completamente distinta la situacin espi-n tual para un hombre que haba nacido, al comienzo de la gran gue-r ra, en Atenas dentro de una renombrada estirpe.

    / Situacin de Atenas y su renovacin/

    ~l Arica era todava un peque o pas de seores, agriculto res ymarmcros en el alb?rear de su ya amanecido da, en el que el sol de

    ~omero ya l,uce .bn llante sobre Jonia. No tom parte Atenas en elr bol de la ciencia y de la metafsica que brot en MiJeto y que fuetrasplan tado a l~s colonias de Italia. Mien tras que en la otra orillase calcula ban eclipses y se compr obaba el fundamento ltimo del serdel mundo , cons truan Saln y Plsfstraro para los atenienses su ciu-d,ad y le creaban a un pueblo joven una pos ibilidad de entrada en lasncas c,o~tas del Este. Mient ras que en Jonia y en la Magna Grecia fue-ro n erigidos el ser c?mo nico sin contrastes y la ley del eterno, y siem-pre opuesto, devcn~r, que se altern aban para regir el mundo, y se ibadesarrollan~o la bsqueda del orden en la constr uccin del mundoy de su ~entJdo, fundamentaba Atenas la ciudad de ciudadanos libres,c?mba~Ia, a J? S persas y regalaba al mundo la Tragedia , Sin duda, lafilosofa Joma de la Naturaleza deleg a Atenas a su primer gran de-tentador en Anaxgoras, cuya nueva sabidura se gan tanto al go-bernante Pencle~ como al P?eta Eurpedes. Pero era un extranjero ,como to.~os los i venes fisilogos que suscitaban en Atenas, porap robaci n, carcajadas o enemistad. Y pronto llegara el tiempo enque, a parur de la oposicin a esa fisiologa y de los pensamientosde l ~ s anter~or~s sobre teo ra del conocimiento, se extendiera la con-clusi n esccpuca.

    Tambin Gorgias y Protgoras, los sofis tas, vinieron a Atenas co-~o huspedes. A su lado corr i la juventud atenien se, porque ap ren-dIa'.l a conocer allf una nueva clase de deseada competicin , y a suansia de peder se le ofrecan armas has ta ahora desconocidas, Pero,a.unq u~ se .reclbe ~on hono,r al vendedor de esa mer canca de nuevoupo, lllngU? ateniense hubi era podido ejercer su profesin. No teave~g~nzan.as de presen!a rte ant e los griegos como maestro de sabi-duna . , aSI pregunta Socrates, en Pla tn , a un joven ateniense que

    no ha llegado a ser lo bastante pronto alumno del entonces recin lle-gado Protgoras. Y su respuesta: S, po r Zeus , amigo Scrat es, sidebo decir lo que pienso, haba sido el pensamiento de aquel ate -niense educado (Protgoras 312 A).

    / La formacin de Platn /Aristteles, all en donde inscribe a la Filosofa de su maestro co-

    mo continuacin del sistema metafsico (Metafsica A 6),cuenta quePlatn, desde su ju ventud, haba estado en relacin con Cratilo, elseguidor de Hercl ito, y que ha ba pasado a travs de l la doc trinadel eterno flujo y de la imposibilidad del verdadero conocimiento. Peroque luego Scrates le haba imbuido algo , en la parte tica, que noperteneca al mundo de los sentidos, y que de esta manera habr a to -mado l esas ideas. No se puede interpretar a Aris t teles a duraspenas y ma l, de peor manera que si se entendiese esa cons truccin,que slo tiene sent ido en la direccin de sus propios problemas, enuna relacin histrica sobre el verdadero desarrollo espiritual de P la-t n. Pues, sin duda, no es ms difcil hacer que se anticipe al periodoescptico en su vida uno materialista, inclu so. Slo se necesita queaq uello que Scrate s contaba en el Fedn sobre su evolucin filosfi-ca se tome como biogrfico y se tras lade a P latn J. Y hacer abstr ac-cin, sin embargo , igualmente de modern as hiptesis: no sabemos en10 ms mnimo qu profundamente pudieron habe r entrado en l so-br e todo algunos pensamientos fi losficos de aquella poca que,par medio de Cratilo y seguramente tambin a t ravs de otros , llega-ro n a su entorno. E incluso si hu biera llegado a una desesper aci nde todo conocimiento - lo que sin duda recordara ms al doctor Faus-to que a un hombre de la Antigedad- as! se hubiera podido dedicaral mundo, al come rcio . Y habra podido dedica rse al comercio y sehubieran volatilizado, tal vez, todas las cavilaciones, no de forma dis-tinta que el do lor del mundo a lo Byron y el escept icismo de Feuer-bac h fueron, por ejemplo , para el joven Blsmark en el mom ento enque empez a orientar la vida.

    No , un ateniense, en cuyo rbol genealgico figuraba el nombrede Saln, y tambin al fina l del siglo V, slo poda q uerer hacersehombre de Estado . Llegar a ser un hombre dirigente de la Polis ,eso es lo que quiere cada uno a los veinte aos o incluso an tes : Alci-bades, en el dilogo de Platn del mismo nombre, Glaucn, el her-mano de Platn, en los Recuerdos de Jenofonte, el propio Platn,en la mirada retrospectiva de su gran carta. Slo con la diferencia deque para l se insertan aqu aq uellos profundos pro blemas que, a lolargo de su vida , motivaron los cambios,

    En efecto, ms de una vida humana se vuelve a lo esencial tanto

  • 26 PLATON M EDIO Y ENTORNO 27

    ms cuando se ve tan llena con los smbolos que ante ella aparecie-ron. Platn vio la disolucin de Atenas conectada al destino de S-cra tes. Si Atenas ya no so po rtab a a su ms fiel servidor. que siempreestaba dispuesto a morir por esa ciudad y que, de hecho , muri porsus leyes - cuando los revoluciona rios a ristocr ticos quisiero n hacer-le cmplice de sus acto s, a l qu e siempre luch po r la voluntad dela mayora en cada ocasin y que haba seguido el rgimen de los me-jores- . si, con una inau d ita forma de llevar las cosas, la restau ra-cin dem ocrt ica lo someti a jui cio , a l que se haba negad o antelos oligarcas a ir contra un miembro de la democracia; ento nces yano proporcionaba la ciudad aquello para lo que los antepasado s lahab an const ruido y con lo q ue se desarroll, mas bien su espacio fueocu pado por una act ividad poltica que se haba desviado de las msprofundas races.

    Ser un hombre pb lico : eso fue para Platn . cuando todava este-ba decidindose para llegar a ser algo . una ocupacin no separada dela vida. Pue s Ari stteles. con su de finicin del homb re como anima lpolnico , s lo puso en concepto lo que cada hombre viva. Cmo ga-no yo Aret: y cmo llego a ser un hom bre pblico : esas eran laspreguntas que existan a ntes de cada desarrollo . y ambas eran. en de-finit iva, slo una. Uno poda no llegar a ser un poltico; y eso no co n-sista -como de alguna ma nera actualmente- en elegir en opcin uno ficio frente a cualquier otro. sino en que un hom bre se negaba ensu ser. Tambin esa im posibilida d, que Platn vio ligada a la suer tede Scra tes, significaba o bien la negacin de la vida o la prom oci npara esta blecer ot ro ca mpo distin to ente ramente nuevo . Eso quieredecir - pues todava fa ltaba much o tiempo para que el individuo ais-lado se pudiera colocar den t ro del todo sin la ayuda de la Sociedad -una nueva funda mentacin del hombre y, en consecuencia. de su ciu-dad . Y no haba tamb in Scrates mostrado cmo se debla comen-zar eso? Ya no vala remenda r las institucion es, habra que renovarla sustancia. Sin que el hombre se hubiera convertido en virtuoso .no habra que pensar en la Are t de la ciuda d . Por eso. cuando S-cra tes enseaba a preguntar por la virtud , haba l ya comenzadola ob ra de renovacin . El slo ha ba sabido qu e es necesario; y habasido as el nico hombre verdaderamente poltico (Gorgias. 521 D).Si, po r medio de su boca, Platn estableci la conclusin de que losfilsofos deban ser dirigentes o los dirigentes filsofos. eso no fueun exceso de autoconciencia filosfica {Burckhardt) ", sino la com-prensin, resumida en un epigrama, de que , pr ecisam ente pa ra polt i-

    El concepto griego de ..Aret se ref iere a los ideales co munes y genera les en ca-da poca y por lo ramo su significado es variable. Respo nderla ms a nu estra idea demodelo o arquetipo qu e a la de virtud" que es por lo que se sude traducir.(N. del T.)

    ca. algo se establece en l a pa~i~ del r~uerdo de ca da momento delmundo y de la existencia soctanca en este . . .

    Nosot ros . finalmente pues, podemos compartir co n el n~ otra co-sa que el modo peculi ar en el que P latn con templ su Vida pasa-da ' . Seguramente ese desarro llo es tan rico que una fr mu la. tanamplia no podra abarcarlo , No obstante es por eso por lo que el havisto vlido lo esencial como justifi cacin de su propia obr a: Lo Re-pblica y Las Leyes superan ya con m,u,cho.en gr,osor a cualquiera ot rade sus ob ras, El examen de su creac ton literaria debe colocar Justa:mente en su centro a La Repblica; Yes da rse cuenl~ del asun to SIse ve a la mayora de los pri meros dilogos como camillas ~ue llevanderechos a ella . Su elaboracin tend ra lugar de nuevo a partir de aque-lla conviccin de que tos verdade ros dirigentes y los verdade ros fil-sofos ser an uno solo , hasta incluso en lo ms in tern o , y en s~ ,cent roa ira vez el ag udo ep igrama de la Sptima Carta sob re los dir igentesfilsofos, Defin itivamente la vid a de Platn aparece llena de inte ntosrenovados po r realizarse en la ciudad de. su tiempo . a pesar de todasaquellas paradojas. Qu significa , por fin , est?? A esta, pregunt~ res-ponde una corta puntua lizacin sobre la esencia de la CIUda d griega .

    I Lo ciudad griega: su esencial

    La ciudad griega. en un primer mom ento . est ligad a a los dioses.Zeu s, en Homero , proporciona a los reyes cetro y auto n dad para do-minar . Hesiodo coloca a Temis" como esposa de Zeus y l: s da co mohijas. adems de las Mo iras , las gra ndes entidades del destino qu e en-van bien y mal a los hombres mortales. a las tres Ho ras. en cuyosnom bres de g unoma, Dike e Irene est expresada la ley de los hom-bres. de la sociedad urbana . Tambin. todo aq uel q.u: , ,como des-tr uctor o tir ano. conculcase el derecho . reconoce su d ivinidad cua n-do pronuncia la pa labra Temis o Dike. Pero. , cuan~o en lugar de lainquebra ntab le seguridad se pasa a preguntar e nvesngar, fundament,aHercli to . de forma meta fsica. a la ciudad en el cosmos . Po~ que.si no, de be luchar el pueblo por su ley como por sus m urallas? Por-que el orden de la ciudad es una parte del gran orde n de l mundo . Dela misma manera. en to nces. las leyes humanas tendrfa n razn de ser

    * 'r emts es la personificaci n de las normas rmdicionales de organizaci n socia l.Sob re los origenes del nombre cfr . M. S. Ruiprez, " H~,to.T1 ~ de e}

    8rimeros legisladores' ste era el titulo del poema en el qu e Soln resurma su actwr-~~d en esle campo . Eir~ n e es una personificacin del concepto de paz, (N. del T,)

    x.

  • 28 PLATON MEDIO Y ENTORNO 29

    a parti r de una sola. la divina . Domina tan am pliamente como quie-re y se extiende desde todas parles a todas par tes 6.

    Que Herclito , con esto, no ha jugado con ningn verdadero jue-go de palabras. es algo que es licito pensar. Aquellos primeros pensa-dores haban ya precisamente colocado, en rivalidad entre ellos. a laDike de la sociedad hum ana en el todo universal. Anaximandro veen la negacin de todo orden el castigo y expiacin (hiN'!.. ka i TiOI" ),los cuales pagan las cosas, recprocamente. por la inj usticia (&u'ia)de su ser. A la Dike confa Parmnides las llaves del po rtn por elque pasa el sendero del d a y noche. y las cadenas en las que permane-ce sujeto el ser uno, inmvil e inaherable. Dike es, para Herclito .expresin de necesidad csmica - para acercarlo al pensamientoactual-o Ella se preocupa , por medio de sus auxiliares las Erinias('E'HI'VH .1.IH/S bri}(ouQo ) de que Helios no sobrepase sus medi-das. Y si de nuevo Herclito asienta en una sola a las fuerzas opues-tas Derecho y Lucha , luego aparece, a travs del apenas cubier-to crculo mtico, su visin primitiva de la ley del mundo, de la ar-mona bien tensada de part e a parte . As se ensancha aq u el ordenlegal de la c i~dad en el todo y gana all la ciudad y su ley de nuevo,en el pensamiento , la grandeza que empez a decrecer en una largarealidad llena de dioses ".

    Pues no eran aquellas ligadu ras tan firmes que no hubiera n sidosuficientes unas cuantas generacio nes de hombres de movimiento msrpido para soltarlas. La separacin del yo y de la Sociedad habia siem-p.r~ aumentado, tanto en el pensamiento como en la vida . l a ampliavisi n en to rno a muchos pueblos y a sus di ferentes costumbres habiahecho comparables las constituciones particulares de los dems y, co nla~nviccin de su caracter stica prudencia, sacudieron la fe en la ne-cesidad. Los grandes destinos individuales de la poca trgica habanhecho con vertirse en pregunta a la ju sticia, que hasta entonces estabafirmemente fundamen tada en la ciudad y en los dioses. Ahora el do-ble discurso de los sofistas enseaba que correcto e incorrecto serianlo mismo : lo que una vez era correcto, sera incorrecto otra vez' loinco rrecto poda ser tan bueno como lo correcto, incluso mejor quelo correcto .

    Critias contaba - igual que Demcrito, Epicuro y los ilustradosde poca ms reciente- una historia de la civilizacin humana en laque unos individuos inteligentes superaban la ms profu nda susta n-cia primi tiva median te leyes: co n ello el Derecho sera un tirano ytendra por esclava a la aut oridad , Y as, humana o demasiado hu-mana , sera para Antifonte la ley por la que se establecen acuerdossobre lo que se asienta y se ejercita. l o que en Herclito haba sidouna parte del gran orden del mundo, eso lo at raviesa entonces la Fisiscomo un completamente ot ro, con un efect o a veces co ntrario comouna accin enemiga: ( En la mayo ra de los casos es enemigo de la

    Naturaleza lo Que es co rrecto segn la Constitucin y Lo Que fueestablecido como til por la Co nstit ucin, eso es traba de la Natura-leza , Pndaro honra a la ley como al rey de los d ioses y de loshombres, el sofista Hipias (en Platn) la calific como tiranode la mayora que constr ie a la Naturaleza. , .

    En donde todava haba prevalecido algo de esa Vieja configura-cin, el mundo y la ciudad en un nico lazo, all . s~ convirt i en pe~.meable. De los hermanos enemistados, que Eurfpides, en Las Feni-cas", enfrenta ent re si en una lucha verbal , como m s ta rde en unabata lla reclama el un o su poder con el nombre de Derecho , que yano es p~ra l una divinidad . El ot ro reconoce, sin reparos, la .tira nade la ms gra nde diosa. Nada extraa que no baste con conjur~r ala madre para la di scordia frate rna, pues slo , en efecto , la. dlO~aIgua ldad puede acudir en ayuda . Bajo su ley apa recen ojos sinbrillo de la noche y luz del sol que ven siempre igual el crculo delao. As, o sea ent re hombres y ciudades, t~mbin domi~a la quecon los amigos coloca al amigo y enlaza conjuntamente clUda~ conciudad y camarada con camarada. Pero all en donde se olvida ladivinidad de la Dike debe establecerse a lsotes'", como un espectrode palabras que ya no tiene ningn p~er sob re l a~ almas. El sagradolazo es aflojado y ro to , y desatado el hbre albed ro ; el ( hombre nra-nico se desliga del lazo de la Dike. . .. En Sc rates encont r Dike a su defensor. Para aprender a mqui-

    rir de nuevo, despus de su desaparicin, lo coloc ante esa tarea lapoca del mundo en la que l habla nacido. Y slo po r eso ha enco notrado el mtodo inductivo y la definici n o ha fund amentado laciencia - icun ta s veces Y ta nto como l haba hecho! ~o_; porquel, en el la gos, en la conversaci n sin fin, preguntaba e indagaba dequ en concreto y propiamente el discurso trataba: el gqu es? acercade la justicia, las virtudes y la nica virtud . El bu.sca, en e~ecto ,cmo ella en la ciudad y Estado de los padres ha do minado: asr, pormucho q ue la hayan ocultado , t iene que ser de nuevo encontra~~ . Deesta manera muere bajo su mando y a sus rdenes en el serV ICIO deesta ciudad que incluso en la decadencia da muestras de su podero:tiene q ue ser as.

    ! El encuentro con Scrates y los ojos del alma!Plat n se encuentr a a Scrates. Encuentra la propia volunta d too

    dava muy indecisa para alcanzar de inmediato la e~e~cia generala travs de aquel pregunt ar orientado en una car actensnca direccin.Para m nada hay ms urgente que llegar a ser tan capaz como le

    Personifkacin del concepto de igualdad. (N. del T.)

  • 30 PLATON ME DIO Y ENTORNO 31

    1

    '/

    sea posible a cualquiera . y para ello, creo, nad ie puede echarme unamano ms resueltamente que t. As habla en El Banquete Alcibia -d:s a Scrates, y as lo ha dicho o sentido Platn frente a l. Y deSoc.rat es ha lom ado, o pensado tomar, las palabras cuando le hacedecir en otro dilogo al joven Alcibades: Todos tus proyectos nopueden ~lcanzar su trmino sin m; pues hasta ese punto he tenidoinfluencia yo sobre tus cosas y sobre ti. As tom l vida y muertedel maestro como su propio destino.

    Platn dijo lo que le falt a Scrates, sin que fuera consciente deello: el ojo escultrico de los griegos, un ojo pariente de aquel conel que Polfcleto ha observado el canon en los corredores y lanzadores

    ~e jabalina ~e la pa lest ra y Fdas, en los hombres llenos de Zeus (iOlQPpu)".la imagen de Zeu s. en Homero; pariente tambin de aquel

    male~t lco gnego que le orientaba en las formas pura s geomtricas .Debena parecer como si Platn se hubiese hecho consciente de esedon .que entre otro s pensadores le ha llevado a l a la mejor part e.O ben , zes una cas ualidad que se cons truya precisam ente en l porpnmera vez la metfora de ojos del alma) ? 11

    An tes de l un poe ta como Esquilo se ha at revido a hab lar de unenten,dimiento que tiene ojos (t/JQi vu w.mTw.i VTI") ' como , a la inver-sa , Plndaro de un corazn ciego (TI,

  • 32 PLATON ME DIO Y ENTORNO 33

    -1

    bra realizado: el filsofo se detiene en el prot otipo del ser, y no esfcil pode r mirar en ese lugar a pesar de la claridad. porque la mayo-Tia de los ojos del alma se encuentran sin fuerzas para dirigi r la mira-da a lo divino. Aristteles utiliza una sola vez, en la tica, la rene-xin ( Ip(?" qon) ojos del alma, y as, de forma extraa, se sita es-ta imagen en medio de un contexto aristot lico que no se puede reco-nocer en relacin con P latn l Todava en tiempos de la vida de Pla-tn uno poda volver a una 11 ot ras de aquellas historias en las quelos cnicos se burlaban a propsito del ojo con el que la caballidado"reciba un aspecto o el del espritu de la mcsidad. Luego Epicuroo uno de sus discpulos. cuando peleaba con la cosmologa platnica,haca bromas sobre los ojos del espritu- con los que Pla t n habracontemplado el taller del mun do u.

    As de pronto, parece. se hebrfa apoderado de aquella elevada ima-gen la charlatanerla inevitable. En pocas tardas se encuentra mu-chas veces entr e platnicos muy distintos, como Filn, P lotino, Pro-clo y Agustin, o tam bin podra ser Que de alguna manera claramentelas flor es del ja rdn de Plat n hub ieran florecido .

    Por ot ra parte, no es ninguna casua lidad que Plat n, por primeravez en lo Que sabemos, hubiera hab lado de los ojos del alm a; puesl realiz ju stamente eso, cuando deja rad ica r en la mirada el lt imoobjetivo de su filosofar, y tambin all, en donde no se sirve de la pa -lab ra, cor respon de a la misma tarea el lenguaje de imgenes y de mi-tos. Slo sita como gua para este objetivo a Scrates, a t ravs dequien ha encontrado el camino , en sus dilogos . Tamb in, en el smilde la caverna de La Repblica, el hombre que logr la disolucin delas cadenas y la salida lleva el paso de Scrates. Pues a aqul, cua ndovuelve de nuevo con los encadenados y quiere liberarlos y saca rlosafuera . llega rn a matarlo, s lo con poder tenerlo a mano. Platnno pod ra decir claramente quin lo haba transformado y sacado hastaallf en don de por primera vez ap rendi a ver sombras reales de cosasreales, luego sus imgenes reflejadas, y despus a (ellas mismas yal sol . Tambin por medio de Scrates, y justamente en l, con-tem pl con los ojos del alma lo j usto y tambin el valor, (da ver-dad, lo sabio y, sobre todo, las virtudes y la virtud . Todoslos ho mbres hablaban en realidad de ellas, ya fuera n enseables o no ,y cada UllO pensaba una cosa distinta, con el no mbre grabado en loms querido de lo Que amaba . Pero Scrates es el nico que no bus-caba estas cosas slo con palabras - al menos eso intentaba con msseriedad y asiduidad que los otros-, sino a travs de su vida; su muerte

    Se trata de 1M burlas acerca de las ideas de Platn, ya que entenda que no setrata ba de las cosas reales sino de estructu ras generales, as' treme al caballo concretoellos colocaban irnicamente la cabaljidad , como recoge Digenes Laerco en $U bio-grafa de Platn, en el libro 11I de su obra. (N. del T.)

    avala su existencia, y en su esencia los ojos del alma). de Platn lle-garon a vislumbrar inmediatamente figuras de aquellas imgenes deformas l

    l Eidos e Ideal

    Pues a qu se llama eidos e idea 17? Algo para 10 que la ac-cin de ver abre la entrada . Podr a ser que idea fuera, en un pri -mer momento ya, la visin , en donde se rene la actividad de very lo que llegara a ser visible alojo ; eidos ms bien lo visible y lovisto , imagen, forma , figura , que o bjeto del mirar . En todo caso am-bas palabras han llegado a ser cas i intercambiab les. En e fecto , se sue-le pensa r que su sentido se ha ido desgastando ms o menos con eltiempo . Ms ace rtado seria, tal vez, decir, en lugar de eso, que l ha-ba tom ado la di reccin de la mirada desde el exterio r hasta la formay estructura internas . Herdoto" dice hojas de cada forma o clase).(rpl)J.,a T017joE l~m - idas- ) y piensa tambin que la accin co-rrosiva de la savia no es algo dife rente po r completo a lo visible, odeja a cada uno pensar en doble forma (lrpe"'I oa v t'>'0/ EloEt - edei-x O( l'wvifov , Il.aex. lrTe .l 605 L); o piensan sobre las. cuatro for-mas de lo hmedo: (Tf 'vx:'~ xv~s) ,que se transfor ma en otra forma (la &llo Elo~ - eidos-. Il . &ex .lrTQ. -Sobre la A ntigua Medicina- I 635 ), o de las m uchas fo r-mas de las enfermedades (ro>J..a lfm n7l v I'OVO",,~TWV. Il . rpla .&P6e . -Sohre la naturoteza del hombre- VI 36) de las. que dependela ca ntidad de salud , o de las ciares (como nosotros decimos) devendajes, fiebres y remedios. De seguro que hay en ello algo de clast-Ficacin, pero aqu Incluso es el pensamiento el que dirige la clasifica-cin (co mo en otros casos el pensamiento de la rama ..,il'o~ , f8J'o~o de la manera y modo -T'l:rOS- ). Y los mismos reco piladores ha-blan de for ma nudosa (ElM XO I'U>'WOH) de un fmur, o de quelos ri ones tienen la forma de corazn; o bien, de nuevo, de algoms interno, de la naturaleza del hombre, edades y forma (nj v TEh>'u(i"l/I' )(a TO flos VII 52), en las que deb e fijarse el mdico. Aris-

    A partir del fundador de la Historia . Herdoto, el autor menciona una serie deejemplos en los que figura la palabra idea". En ellos hemos colocado entre guionesla tran scripc in para que quedase ms claro su uso en griego. Luego hemos puesto lacorrespondiente traduccin comexruat . (N. del T.)

  • 34 PLATON MED IO Y ENTORNO 3Stfanes trae siempre nuevas formas a la escena (& xm,,u lfcnf l l1"Pf QwI'), y su coro canta una forma distin ta de himn os (hpa !'f./-l J'w" ii:a,,).Tucidides, segun ent ienden sus comentaristas , suele co n-servar casi siempre la pa lab ra l fu para usarla en algo como tipoy clase " : as pod emos sin duda dec ir muchos tipos de guerra,cada t ipo de muert e, cada clase de fuga y decadencia. Pe ro ques lo que nos ob liga a creer qu e all, en donde a noso tros nos faltael sello preciso, tambin les tendra que haber fa ltado a los griegos?Nosotros tambin hablamos de los cuadros de la enfermedad (f lo ~rij~ "ao u, 70 vcrl1.ta TOW TOV~" hri ,ni" ftv {f rn / cuadro de la en -fermedad. la dolencia era tal en toda la apariencia/) , y segur ame nteque una comprensin de la lengua mucho ms sensible que la nuestrapodra llegar con seguridad a algo ms evidente all, en donde noso-tros trad ucimos la forma visible por un t rmi no genrico deseo-lorido o por un - a o - idad .

    Plat n participa po r co mpleto del uso comn de las pa labraseidos e idea, y tampoco es lcito ver en l generalidades e imp re-cisiones en lo que en griego est sellado con precisin . Seguramentel podra a firmar que co nsiste en el sonar las silabas , concertadas en-tre s, co mo una unid ad . Sin embargo dice : como una forma unita-ria , un cuadro un itario (picx l~cx lE b,oTJ P TW P otJ Pcxep.orr PTJPOT0tXtlJP ~ OUhhcxtN Teeteto 204 A. / La silaba es un solo cuadro apart ir de los elementos que la componen/) , algo que se recibe en elojo . No pregun ta Platn si el alma es una dualidad o trada; tampo-co si tiene dos o t res partes , sino si dos o tres formas, las enccrra-das en st, las piensa enseguida con la vista la person alidad separadade cad a uno . Si, en efecto, po r fin toda verdade ra j usticia, todapura belleza todo bien en sl tambin se toma a veces como eidoso idea, ento nces tenemos que cuidar de introducir para idea unapalabra ext ranjera ya acuada terminolgicamen te. Debemos tambincuidarnos de habl ar de doct rina d e las ideas en el viejo Platn , enel que ya se lleg a ese completo esquema de pensamiento (rj rW PfllJ,W ..ao

  • 36 PLATO N ME DIO Y ENTORNO 37

    de aquel origen por cuya causa no podemos parafrasear desde el prin -cip io conceptualmente

  • 38 PLATON MEDIO Y ENTORNO 39

    hacer sensible lo qu e sucede a t ravs de la lucha siempre renov ada della gos.

    / Or gnatidad de la Filosof a platnica/Si nosotros, present ando aqu a Platn, habl am os de aquellos la-

    zos mediante los cuales l apa rta de su contemplacin la existenciay co municabilidad, de esta ma nera se alejara de la opinin. cuandoQueramos o pod amos demostrar de alguna ma nera un sucesivo lle-gar a ser. Slo pa ra hacer sensible la estructura debe ser empleadauna ap arente representacin gentica, probablement e no de distintamanera a como l mismo, en el Timeo, rela ta el mito d e la creac indel mundo y 10 advierte ant es, para tomar , literalmente, una cosa des-pus de la otra. Platn podra ser am pliamente un expert o en los filo-sofcmas de los predecesores, yen efect o Cratilo le hace transmisinde ellos, ent re los de los segu idores de Herclito ; as, al menos de estazona del pensamiento l ha tenido conocimlento w. Casi por 10 ge-neral encontramos extend ida al menos la certeza. y casi siempre el re-conoc imiento, de que no extrae la filoso fa dc sistemas anteriores. Enprimer lugar, cua ndo le abrieron con fuerza los ojos para el edos,se volviero n todas las fuerzas de su ser con inesperada tensin en esesentido . Por prime ra vez ahora fue Platn filso fo . -en un sent-do completa mente nuevo- oY es ms complicado buscar la ley segnla cual las materias crista lizan en aquel nico punto de unida d queel orden histrico en que todo pas .

    Si Platn queria sostener su intuicin pa ra s y para ot ros, se de-ba servir del material de construccin de su lengu a . ( Lo justo o (dobello, que l contemplaba con los ojos del alma , llevaba para l elsello de toda realidad . Qu era, asimismo , proteger (do bello ante laconfusin con una bella muchacha - yeso suceda y era a veces cla-ro , como el H ipias Mayor (287 E) muestra->, as poda l aadir: (d obello mismo . (a iTl) Te, xa>' v). Adems se le present una palabraque, como moneda recin acuada del tiempo de la So fst ica , habasido dada por ellos desde ento nces: A partir de Eurpidcs y de Arist-fanes se conoca aquel siendo en forma de sen ) ( V TWi , T~)( ovn),que, en contraste con lo slo apa rente, no suele expresar cosas rea-les " . As ha ha blado P latn del realmente bello. y de belleza;tambin ha extend ido ese adverbio a una pequea frase: el conoci-miento de lo igual mismo, (es decir , de aqu ello) que rea lmente es({lrton1.u/ aVToi 70V 'OOl! on fonl' Fedn 75 B), Yha da do a esta pe-quea frase un primer y leve tono terminolgico: todo eso a lo que im-primimos lo que es (realme nte) (7l"fel Q1l"aPTwJI oli ~TO

  • 40 PLATON MEDIO Y ENTOR t'O 41

    tada espec ulacin vuelve de nuevo a su pun to de partid a. No tomcomo pensado r filosfico - como ha hecho ms tarde probablemen-te Aristteles respecto a l mismo o Kant con los empiristas en senti-do ms estr icto - , los problemas restantes que sus predecesores hu-bieran dejado . M s bien la doctrina del ser de Parmn ides le dio losmedio s de llevar a trm ino su intuici n con pensamientos y palabrasdu raderas. En verda d. en el lugar del ser de una forma circular com-pletamente simple e inqu ebrantable en la fantasa contemp lat iva deeste primer gran ontlogo , en ese ms inhbil y desmaado pero granpoeta , que ta mbin habra mirado con el espr itu, estaba en Platnla plenitud de la mirarla qu e con nuevas ojeadas se engrandeci y en-sanch; y as se alca nzaba una nueva unidad que nunca aq uellas de-sertizadas rigideces hubieran podido conseguir . Pero , a pesar de eseinevitabl e contraste, vemos asombrosas correspondencias hasta en elcurso de las palabras . Incluso so n aquellos predicados del ser de Par-mnides -ccompleto, simple e inalterable- los que Platn trasladaa su imagen primigeniae . Y, si Zenn habia deducido de nuevola existencia en solita rio del ser de Parmnides a part ir de las pruebasen contra de la multiplicidad , as emplea Platn el contrasent ido quese comete si se piensa lo jus to, bello y pie en plura l, en vez de en launidad del ser ideal 27

    Pero ms lejos que eso. La con struccin co mpleta del mundo delser y de las formas del co nocimiento comprend idas en sus grados, talco mo l hab a mostrado muy clar amente en La Repblica (476 E yss. ), es estrechamente parmeniana . En ambos pensadores se extiendeen el ser el absoluto no-ser como diametralmente opuesto . Para am-bos es el no-ser incognoscible. Cmo se podra llegar a conocer unno-ser?, pregunta Glaucn en La Repblica. T no puedes ni co-nocer ni lomar el no-ser. ensea la dio sa a Parm nides 11. En cem-bio , lo que es en perfectos modo s de ser (1n:~ VU}.,W 5 ov) es en Platncognoscible por perfectos modos (1rOOVTfAW ~ YVWU7V); como en Par-mnides, slo hay un nico camino de b squeda: el que de verdadcond uce al puro ser y lleva como seales (

  • 42 PLATON MEDIO Y ENTORNO 43

    Pa rmnides; y uncieron ambos, de nuevo juntos. como smbolo dela op osicin del mundo del ser y del mu ndo del devenir , lo que apartel descubrimiento de las formas eternas.

    Pero proporcion asimismo un elevado punto de vista por el queesa dualida d se convirt i de nuevo en unidad . Uno es todo, Lu-cha conjunta -oposicin entre contrarios. sonar acorde-sonar dis-corde de nuevo, de tod o uno y de uno todo, as Herclito . Y Platn :El eidos uno y las mltip les cosas particula res se act ivan recproca-ment e. El eldos da a las cosas pa rticipacin y ser, ellas tienden ala perfeccin del eidos. S lo si lo uno no est sin lo ot ro es enla-zado el tod o consigo mismo . No era el heraclitismo ms autnt icoincluso que aquella conf usa y soscamente mal usada doctrina delFlujo de tod as las cosas'] " . Platn no ha dad o for ma a esa junturade nuevo de 10 tenso ( 'Il"OA. VTO VO~ aQJ.tovl1 J4), que en su construc-cin del mundo est viva po r to das panes, en ningn sitio m s expre-samente que en su Parmnides; pero ah ella hace cristalizar , para suculminacin, la dialctica de lo ((l10 0 >> y de 10 o tro . Por par adjicoque suene, es completamen te correcto decir que el dilogo Parmn i-des es el m s fuerteme nte heraclteo ent re los escritos de Platn . y queel filsofo Parmnides, en esta ob ra, es tan heracliteo como elata .Pero con ello hemos alcanzado fina lmente el lugar en donde las fuer.zas de los dos viejos grandes maestros se renen para Plat n hastata l punto que corno en una circunferencia estn juntos el princip ioy el fin. El modo nico s de Herclito. que la plu ral idad co mo latota lidad encierra expresamen te en s. y el ser uno de Parmnides,q ue quiere asimilar no-ser con plura lidad -Y. en realidad , no puedeasimilarlos , pues frecuentemente hablamos del ser co n nombres ,desde este mundo del ser Yno-sen>, Yel ser est presente en el mu n-do de la apariencia : esas dos visiones coinciden en el mundo lleno deideas de Platn. pues en l sobre todo por med io del no-ser se apareceel ser , po r med io de la multiplicidad la unid ad . igual que inexo rabley necesariamente el ser se enlaza con el no-ser.

    Al iado de Parmnides y de Herclito . fue P itgoras el tercero en-tre los viejos grandes sabios por cuya irradi acin P lat n fue gradu al-mente ab ordado en los crculos pitagricos del sur de Italia , y ya an-tes en el entorno de Scrates. Qu ha significado Pit goras, esa fuerzarealizadora 15, lejana en el tiempo , que, de mo do enigmt ico , siem-pre extend i nuevas fuer zas y a tr avs de ellas lleg hasta alll, ha staPlatn? No es una casua lida d que la nic a vez que en sus obras fuenombrado P itgoras mismo aparezca como gua de la educaci nal lado de Homero (La Repblica, X,600 A).

    Co nsideramos que las conmociones ms fuertes de Platn , en to-do el ma rco tempo ral, se produjeron a parti r de los enredos de la ciu-dad a la qu e l pensaba pertenecer y a partir de la inco nsistencia delos ho mbres que dirigan esta ciudad . As llev a ellos tod a su vo lun-

    tad pa ra co locar el orden en el lugar del desorden. Segn el ejemplode los trabajadores ar tesanos, que encajan en conju nto por partes.una cosa situada y ordenada en una fila (Tt: T

  • 44 PLATON M EDIO Y ENTORNO 45

    bia~o y promovido al cosmos, que rodea al hom bre y a la ciudad enconj unto como los crculos concntricos externos. A Platn la ruptu-ra con la ciudad .Iellev afuera. a ese cos mos, y aba rc hom bre y ciu-dad como esencias de categora csmica; en eso era deudor de lagran ~abjdur a itlica y de la fuerza que an irradi aba de ella. Y era

    ~onSCIente del porqu la contemplacin de ese universo l la puso ha.JO el nombre del pit agr ico Timeo, despus de qu e haba hecho fun-damentar a Scrates la ciudad ideal.

    Todava hay una cosa ms que, pa ra l, los pitagricos tuvieronque hacer inmor tal: la seriedad co n la que ellos tra ta ron sobre el almahumana . Con el alma individual y su profundo sentido se asomb r

    ~ercl ito . sin alcan zar en efecto sus lmites. En mitos de contempla-cin hablaron sob re su esencia y destino los pitag ricos y

  • 46 PLATON MEDIO Y ENTORNO 47

    de la inmortalidad del Fed n no estn por casualidad encuadradas fren-te al relato de la muerte de Scrates, as tampoco estn por casuali-dad una frente a a ira aquellas dos garantas pa ra el ser eterno del al-ma . P ues en Scrates, y por med io de l, haba o bservado Plat n lasformas Nemas; y de esta manera para l se fundamentan en el mismomedio S crates , edoss e Inmo rtalidad, que casi son slo tresnombres diferentes para la misma esencia.

    El homb re en la ciudad: esa era la oportu nidad de la que Platn ,como todo griego, sali . Se haba ro lo la vieja unidad incuest ionable.Pero de la desavenencia y de la lucha para un nuevo orden se formsu visin peculiar: aqu, el hombre o el alma como la potea> in-terna; all la ciudad como alma extendida , alma y ciudad como jun-tura uni taria de la misma estruct ura en un recinto necesariamenteopuesto , ambas estn dirigidas al eidos, al punto ms alto de la ideadel bien.

    El hombre en el tod o: ese era el conocimiento pa ra el que Pit go-ras aux ili a P latn . Y la visin a [a que impuls a Pla tn fue esa :vio encerr ado en el gran cosmos al peq ueo cosm os y a a mbas esen-cias vivientes- en necesarias y opuestas fundas, pues alm a do mina-ba a las estrellas y al mundo y el alma perfecta el mo vimiento ordena-do del uni versa n . El principio conj unto de su orden es, sin embar-go, lo agath n.

    El ho mbre y el eidos : sa era la enseanza ms caracterstic ade Pl at n, la que deb a mucho a Scrates y no comparta con nadie.El alm a recibi de nuevo de pa rte de l eidos , de l que fue contemp la-dora, la eternidad . El eidos esta ra lleno de alma, ms bien lo esta-ba desde el princip io. Pues lo justo, valeroso , piadoso y bueno se de-nom inaban las ideas que Platn vio por primera vez al mirar a Scra-tes. Y en una poca ms ta rda era pa ra l incomprensible cmo po-dra la soc iedad del ser por antonomasia contradec ir al conocimien-to, vida, alma o pensar o bien el parentesco y semejanza co n elesprit u " .

    Alma y eidos estn tambin en un recinto necesario. y comoel ojo del alma reconoci por primera vez en una gran ojeada a lasformas ete rnas y el filosofar de Platn es luego siempre un renovadointento de hacer sensible el mu ndo descubierto, as estaran refleja-

    La palabra poluea se sut le traducir por " Constitucin, si bien la obra de Plalncon ese ttulo tradicionalmente loe conoce co mo Lo Repliblica. El autor da a esa obraen alemn una versin ms acorde con el origina l griego . Staat , as que, por esa razn,con eltrmlno po liteia entiende tambin teda la amplitud de las retacones pb licasen la ciudad gr iega. demrc de las cuales loe encuentran por sup uesto incluso lo que no-sones esrablecerfamos como pro pias de la familia o del ind ividuo. (N. del T.)

    dos ambos modos de conocer en los dilogos platn icos a t ravs dedos movimientos que con duce n al edos: maniaa" y dialct ica .

    La pa labra ..mana sealaba la prd ida.de co ntrol del individ uo sobre ~ .mi.smo .por lo que pud iera trad ucirse por .. locura..: Sm en;bargo. de acuerd,o e0J.l su Slgmfiea-do caracterstico, se en tiende co mo la salida de ~I hasta llegar al extasia. (N. d/"I T.)

  • DEMON 49

    CAPITU LO 11DEMN

    / Dem onologta y demonico/

    Para lo ~ platnicos de la An tigedad la demonolo ga" tiene un lu-gar determinado en la co nstruccin del pensamiento del maest ro l.Los modernos estudiosos de su filosofa tienen que explicarlo pa ratoma r completamente en serio sus declaraciones sobre este asunto . Pe-ro con qu derecho se to ma por puro j uego lo que se dijo de los d-

    mon~ y se pasan igual~ente por alto las doct rinas fsica y fis iolgicadel ~lmeo y la fi ~osofla del lenguaje del Cralilo en los prrafos deun sistema plat nico? Slo po rque hay una ciencia de la Naturalezay del Lenguaje , pero ninguna de los dmones. En efecto, el CratiJose pa rece.en ,verdad a un revuelto loco de piruetas, muy lejos de unt ratado cennco del lenguaje; y so bre la ciencia mtica de la Natura-leza! en el Timeo. un investigador como Demcrito probab lement ehubiera vuelto la cabeza. Sobre todo no debera haber duda algun adc que Pl,atn no ensea directamente en sus escritos ciencia alguna,en ,el sentido nuestro. Y SI ~s un j uego conscient e lo que los perso-najes de los dramas platnicos declaran sobre el mundo de los d mo-nes, s: trata. en tonce~ de . un juego que, como todos los juegosplat nicos, vive en su mten or la ms profunda seriedad. Sin duda aq U,ien q.uisiera at~everse a expresar con pa lab ras esa seriedad le po-

    d~la objetar Platon: Hasta lo q ue yo s; si deb iera haber escri to odicho eso, esta ra dicho po r m de la mejor ma nera (Carta VII

    Ml ~ . 'Pla~n se enco ntr con .un as unto de d mones cuand o acompaa-

    ba a S~rates . Pues ~n la Vida de ese hombre. qu e como ningn ot romere cra ha berse dedicado a la tarea de explicar lo inexplicable co nla fuerza de su entendimiento , haba acciones misteriosas que l noveri fica ba en su rectitu d sino a las que obedeca . Habl a ba a veces,y co n gusto, de su demonion, y era as ta n reconocida esa pecu lia-ridad que la acusacin se pudo fun da men tar en ella y echar sobre l

    ,. Hemo~ l ral ad~ de tran.scrjbir el trmino griego O[JNJ P como demon . A partirde el hemos intro ducido los terrninos detnnicm>, demon ologa y demonio n, queson de uso norm al entre los estudiosos de Platn, El trmino castellano demonio,que ~ denv.a ~ e ne, es conceptualmente distinto po rque recoge slo connotacionesnegallvas cnsna nas qu e no resullan en absoluto vlidas al Plat n. Por esa razn nu n-ca lo h~os uulizado co mo equivalente, aunque as apa rezca en algunas re ferenciaspoco CUIdadosas a Scrates de algunas traducciones. (N. del T.)

    que intro duca nuevas ent idades de d m o nes (XQ I'Or Ocnp..I'Q). Nonos cuestionamos . en el terreno de la Pscopatologta, Que clase de de-mon era y no intentamos, como Schopenbauer, da rle un lugar ent reensueos, espectros y otros fenmenos ocultos 2. No me nos libremen-te se podr a acercar lo inhabitual por medio de la razn, como se haordenado en el claro entorno de la experiencia racional y cient ficaalgo as co mo una voz inte rna de la cadencia individ ual , como ex-presin de la libertad espiri tual o como medida segu ra de la subje-Iividad 1, Se tras toca propi amen te el paso de esta manera , si se diceel dcrnon como si fuera una cosa , en lugar de to marlo en el modoneutro de expresin del griego (do dem nico. En esa co?st rucci~lingst ica se encuen tra expresada , por un a par te. aq uella llldet~r.m lnaci n: Pero t no sabes cundo viene y a dnde lleva ; es sucien-te, sin em bargo, que ese algo activo no se encuentre en el interior delhombre y a su disposicin, ms bien se le acerca , extern amente, des-de una zona inco ntrolada. y era tratado con pr ofundo respeto . Deesta manera hay otro grado de (

  • 50 Pl ATO N DEMON 51

    / Lo accin del demon/

    Platn, en primer lugar, ha dejado el demo non , en su imagende Sc rates . como un rasgo por el Que el ho mbre co mn era co noci-do , igual q ue po r su nariz respingona y por sus ojos saltones . Aquellocc:m m~cha frecuencia se mete y se po ne en contra de pequeas cosas,dice Scrates en su discurso de defensa (40 A). Asi no nos extraaen particular, ni debemos ta mpoco olvidarnos de que estamos leyen-do el relato caracter stico de un irnico, cuando en el Eutidemo (272E) la seal dem nica- le impide levantarse y le ayuda tambin parael encuent ro en el combat e con el profesor de esgrima ; y no menos,

    cua ~do en el Fed~o aq uello no le deja salir de all , a ntes de que hayaexpiado . por medio de un segundo discurso ms amplio. su fa lta con-tra Eros (242 BC) - , En el Teages fue comprobada la autenticidad enuna lista de casos en los que la prevencin se haba cumplido: cuandoCdrmides se ha ba querido entrenar para los juegos de Nemea en elplan de asesinato de un conocido Timarco y en la desgraciada partidade las naves a Sicilia. Pero aqu est perfectamente sea lado que esascosas no son su objet ivo propio . No se encuentra en absoluto en elTeages, como se suele decir , que se haga de Scrates un ta umaturgo .Muchas veces da Scrat es mismo el punt o de vista en el que l habac~:m tado aq uellas h is lor~as : porque esa fuerza dem nica tambin sig-mfi~a todo pa ra la SOCiedad con los que buscan mi compaa. (Sn" tlVUUS a un TOV OaIJ!ovio tl TOtTO tl J(ai ~ l~ Ten otl "o tloa~ T(;W ud'JlOV OtlJlIaTQl/J6 J'TWV ni a1fa Jl l')'aTm) (129 E). Pues muchos lo po-nen en contra. Esos no podrn o bte ner ningn provecho de su rela-ci n Y. po r consiguiente, l no esta ra d e acuerdo con semejantecompaia -.~n muchos casos no impide el que est n j unt os. aunqueninguna utilidad sacasen los interesados. Pero en don de la fuerza delo demnico toma parte a favor de la sociedad . all ensegu ida va conellos.

    Mu y parecido en el Atcibtades Mayor. Y all se tra ta referido aun primero . mu y trascend enta l y la rgo encuentro, as se podria reco r-dar de nuevo unas palabras de Goethe a Eckerman n del 24 de marzo

    ~e 1 ~29 : C uanto ms hombre se es, ms se encuentra uno baj o elinflujo de los d monos, y slo debe cuidar siempre de que su volun-tad conductora no se extrave , As fui dominado en mi conocimientode Schiller por medi o de algo demnico; nosotros pod am os antes ypoda~os despus llegar a estar de acuerdo; pero lo que nos pas ,en la epoca en que yo tena tras de m el viaje a Italia y SchiJler empe-zaba a estar cansado de la especulacin filosfica, fue significativoy de grandes consecuencias para ambos. No de diferente ma nera aquta mbin podran maestro y discpulo ir de ac uerdo antes y despus.Por med io de la o posici n dem nica ha estado Sc rates mucho tiem-po lejos del joven. A pesa r de que lo haba admirad o . Ah ora calla

    la voz y piensa en l. En el modo de expresin del Teages, lo dcm ni-":0 le ayuda . O , como entonces en donde la fuerza activa parece llegara su esbozo ms claro , en el A lcib iades (106 A) se dice: el d ios, quehasta aho ra me estorbaba. ahora me ha d irigido a ti. No sera unapregun ta pedante la de si aqu demon y dios seran lo mismo , Lo sony tam bin no lo son. Pu es para actuar se depende de acciones y node nom bres ' . Tambin po rque va para instar a lo m s decisivo pa-ra la edu cacin. para eso es tambin aq u efectivo lo dem nco. Y es-tn relacionados ambos en un sentido tam bin muy pa recido en elTeeteto. Scrates ha bla all de su arte de comadrona (150 B) y de laaccin d iferenciad ora : como muchos lo ab an donan, a rues de tiempo ,para da o de aque llo qu e hubiera nacido , o llevan con ellas ames dedar a luz. Como ejemplo principal se tom al pro pio Ar lstides, qu efile admitido a la relacin amisto sa en el Teages y qu e vemo s en elt.aques encomendado por su padre, Lismaco, a Scrates. Luego sedice en el Teeteto : Si se. en efecto, volviese a desear mi compaay me hiciese signos fehacientes de ello, de esta manera me impide lodcm nico. que se instala ante m , reunirme con algunos, y me pcrmi-te reunirme con otros y luego pasa ad elante con eso s de nuevo(151 A). As quedara claro el porqu ese tirn es esencia l en la ima-gen de Sc rates, pues, para Platn. es ms til que la nari z respingo-na o los oj os penetrantes. En Jenofon te se debe pensar en un pequeoorculo part icular q ue, a su portado r y a los que es tn con l, propo r-cio na infor maciones sobre cosas q ue desean, para q ue hagan unas ydejen ot ras (Recuerdos 1, 1.4) . En Platn se diferencia lo demnicoen Sc rates sobre todo por su obra de ed ucacin. Co n l no es slola aso mbrosa notab ilidad de un ho mbre part icular, sino que pert ene -ce a la esencia del gran educad or . El, como algo extralgco, preservala educacin, que se mueve en el legos, para convert irla en un asuntoracional. y protege aquella depe nden cia del secreto que le falta a laslecciones de los so fistas. Debe haber sido entendido por Platn tam-bin como no rmativo. no como ano rmalidad . Muchas veces registrl mismo un hecho semejante, y debe tal vez men os registrar algode eso el que no slo est dedicad o a encuadrar simplemente hom bressino tambin llamad o a ello'?

    / Interpretac ones errneas del demon /

    Los platnicos posterior es se han planteado mu chas veces la pre-gunta po r la esencia del demon soc rtico , Tenemos tratados sobre ellode Plu tarco . Apuleyo, M ximo y Proclo 7. Todos ellos const ruyen,hacen conceptualmente a travs de ello lo singu lar que libera n de suaislamiento y lo colocan con ot ros d mones en la mism a fila ; sobretod o co n aq uel demon que acompaa a los hombres a travs de su

  • 52 PLAl ON DEMON 53

    vida , segn una extendida creencia . y, segn doc trina platn ica ,al alma huma na incluso ms all de esta vida . No es tampoco hoyun absurdo pensar ta les cosas. P ues no se trat a de enco ntr ar aq u to-dav a esp ritus y fantasmas para ritos mgicos y te rgicos, sino de ac-cio nes, aunque se podran encontrar tamb in en Ymblico y Procloy, po r el contrario , con mucha frecuencia con los lmites borrosos ' ,y tambin. cuando se despacha este asunto como supersticiones. sepiensa en la jerarqua de ngeles que en Dante alcanza el trono delAlt simo a tra vs de muchos rangos y se reco noce, a part ir del lt imolibro de Verdad y poesa ) , las conversaciones con Eckermann y lasviejas pala bras r ficas, lo qu e significan en la imagen del mundo deGcethe, por cuya claridad tanto t rabaj, lo dcm nico y el demon v.

    En Plutarco, sobre [a pura confusin infan til en [a que [o dem n-ca socrt ico fue mezclad o con algunas manifestaciones de la mnticanatu ral , como estornudos o voces presagladoras. se recoge una opi-

    n i6~ ms elevada, muy cercana al espritu de Posidonio 10: como pen-samient os humanos en el odo , as actan los lgo (para usar depaso la pala bra de mlti ples sentidos) de los d mones sin parar en elalma huma na . Y lo q ue los hombres corrientes suf ren slo en la laxi-tud del sue o, eso les pasa desp iertos a los hombres, de contexturaindmita y alma sin tormentas, que nosotros consideramos como san-tos y demnicos. Un caso nico, apartado de la falta de ar mona yde la alteracin (&IIa Q~ooia HQ" j ml?Q"X~) de los dems, fue Scra-tes. Y luego , en un milo ptatonzan re, pareca most rar P lutarco lo queentend a por los d mo nos. D mo nes: as conside ra una voz oracu lara aquellas estrellas que en el antro de Trofo nios extasiaron aTimarcos ", las q ue vio suspendidas sobre la oscuridad: que seran laspartes ms puras de la mente (votit) de hombres selectos, lo q ue noent ra en la mezcla de alma y de cuerpo . Como nadan los corchos so-

    b~e ~a red, as aquellas estrellas dem nicas sobre los hom bres, ya ellas,d cil o no d cilmente, esta ra atada el alma .

    Esta doct rina. aqu inspirada en los estoicos, al meno s tanto co-mo en los plat nicos, es la del lagos) por el que todo transcurre ,

    Se trat aba de un oracujo, descrito deta llada mente por Pausanias (IX.J9,1-5) , enel que el con scname, tras seguir un lar go y com plejo ceremonial de puri ficacin Ibebfade la FUe~l1e del Olvido y de la. Fuente de la Memo ria.. para conseguir. repectiva -mente, olvidarse de lodo lo antcrsor y recordar los avisos del o rculo, era introd ucidoen una profunda cueva llena de oscuridad en la que ola una voz sn ver su proce dencia .Se trataba de lino de lo>genios de la po ca de C ronos , que ha ba consultado al espf-ritu de Tro fcnlos aparecido en forma de serpient e. En rea lidad se puede entender co-mo uno de lo lugares de comunicacin con el Ha des: son ti ar as las semejanzas conel Aquerc nte y la laguna E!iligia. (N. del T.)

    Timaren es uno de los personajes dd Ttages platnico. Al que precisamente avi-sa Scr~tes, Impulsado por el drncn , para que no rea lice la accin que piensa hacer ,UII asesinato, porque va a suponer su propia muerte. (N. del T.)

    que une macrocosmos y microcosmos. La demonologa pro pia tra~s Forma por la base la platnica, incluso adems en la forma plat nicadel mito . En el Timeo (90 A) se dice: El dios da a cada uno, Cot~o\ 11 demon 10 dominante en el alma . Reside en la cabeza vuelta al CIe-lo y co n i relacionada . Y se tr ata de considerar eso divino (7() 8t io ll);con te que el hombre tendra perfecta mente colocado al demon como

    ~u inquilino y llegara a ser eudem nco .~ es I~ que, .dt;sde unpunto de vista lgico y psico.lgico , se de~oml~a I~azon, recibida co~piadoso cuidado sobre la mas elevada existencia Con esa docni-na del Timeo parece Plutarco habe r visto en una sola cosa lo q uePlatn poetiz del demon en el mito del alma. En el Fedn en efectogula a los hombres el demon, que form parte de ellos en la.vida. des-pus de la muert e hasta el juicio , y despus de la sentencta hasta ellIades. Y ot ro demon los conduce ms tarde a ira vez a fuera . En elmito de La Repblica sucede a la inversa , es el alma la que esco~elibremente su forma de vida y co n ella a su demon como el cumpli-dor de la elecci n (a n "l">"'lJ Qwris WI' aiet6fV7r..H'), antes de la intro-ducci n en un cuerpo -slo restringida . pero no deter minada, porel aza r de la suerte-o Aq u no hay d iferentes doctrinas de Platn;Plat n no da dogma alguno y mucho menos sobre dmones. Pero en-laza con las creencias populares sob re el demon qu e acompaa a loshombres a travs de su vida; unas veces por su sab idur a en to rno alalma humana, a iras veces adems por la imagen rfica del Ms All ,a fin de hacer imaginable y aprehensible tambin para los dems algode su propia experiencia. Demon significa en pr imer lugar algo ascomo la forma humana de nacimiento -

  • 54 PLATON DEMON 55

    el q ue elge): la casi metafsica forma de responder parece dirigirseexpresame nte al Pedon, Que quera hacer posible una peligrosa inter-pretaci n fa tal ista pa ra la cuest in mo ral, con la fra se opuesta : noos podra salvar el demon, sino que vosotros elegirais al demon . As.en efecto, en el mundo platnico es el demo n no slo un smbolo pa-ra aquello visto y respe tado como un hecho de as debes t seo, (Goe-the, Urworte .6.AIMON), sino sobre ello adems sobre la ta n secretacomo inexorable vinculaci n de la existencia humana co n la t ranscen-dencia . La eleccin del demo n, tal como se remite a los hom bres enel mito de Lo Repblica, simboliza aquella libe rtad trascendental (Kant) , aquella libertad en el deben ) (Jaspers) que es propia de laexistencia humana : Sucede como si yo me hubiese escogido antes deltiempo como yo soy (Jaspers) 11 Co n ello , con la igua lacin del de-mos y nos ". muestra el Timeo cmo en toda introspeccin enlo oscuro Platn acred ita su predominio al espri tu pensante.

    / Oemon, alma y dios/

    Para la existencia ciuda dana del hom bre gusta Platn , en sus aosms tard os, de determina r rango y ta rea , mien tras lo mezcla en unmtico mundo de la perfeccin . As, en el mito del Pol t ico (269 Cy ss. ), estara represent ado , a trav s de los perodos del mu ndo: allel ms alto dios se preocupa por el cosmos; en un brillante pasaje deLas Leyes (713 8 Y ss.), por medio de la Edad de Oro de Cro nos. Y,aq u como all. estara gest ionada esa perfec cin de la esencia socialpor medio de dmones divinos que han repartido todo lo vivient e en-tre ellos, segn est irpes y hogares (Potttco, 271 D). porque ellos en-van a los lina jes que controlan paz y unin. en un a palab ra: cuda-monta..... (Las Leyes. 713 E). En Las Leyes se argumentaba que sloel domi nio de dios, no de un mo rtal , podra resgua rdar a las ciudadeshumanas de la-desgracia. y qu e nosotro s deberamos aspirar de nue-vo a aquella perfeccin de la Edad de Oro por med io de aquello quevive como inmortal en nosotros. En el Politice avanza ms el milo .Si el Altsimo . se dice all. retirase la mano del timn del mu ndo yas la totalidad volviera a agitarse segn su ley inte rna y de nuevocometiera errores de antao) (xa llPOl1THu TO nj~ roAaiof& pae ,uooTiof 'II"&8of /r se gobernase en la experiencia del antiguo de-sajuste/], entonces dejaran tambin las divinidades protectoras la zonaa ellas confiada, y ento nces nos encon traramos nosotros, los hom-

    Nos signica mente. inteligencia. (N_ del T.) Eudaimona significa en griego usual felicidad . su co ntrar io es kakodai-

    mon ta. (N. del T.)

    bres, despojados del cuidado del demon elegido por no~otros . Aquel de mon no es perteneciente al individuo sino de inmediato a la So-ciedad como mediador de la mayor existencia en s. de la csmica odivina. Es fcil de ver cmo entonces ese demon de la totalid ad sedeja unir al demo n del ind ividuo . sobre todo si se piensa en I ~ iguala-cin de no s y demon en el Timeo. Pero no llega a constitu ir unaunidad conceptual sob re eso a partir. si cabe, de su co locacin en unespacio part icular . Slo se tiene qu e sabe r el conjunto d e esas sealesmticas.

    Todava una cosa sera apreciable en el lt imo ejemplo: est n tanjuntos en el lenguaje demon y dios que sl~ .una imperfeccin huma-na hace notoria esa diferencia . En el pottnco (272 E) se llama unavez al que tod o dom ina el mayor demon y los somet idos a l se de-nomi nan los dioses auxiliares , segur amente para no apartarlos delos dioses do mmantes (271 D), y probablemente en su pensam ien-to tena a los dmones protecto res de hombres de Hesiodo . As lafamosa explicacin El Banquete (201 E y ss.), de qu e Eros no seraun dios sino un gran demon, se pod ra dejar de to ma r a burla. co mosi dio s y demon en Platn pudieran significar cosas diferentes y an u-larse a su vez uno cerca del otro o mezclarse en uno solo . Uno oyelas s~tiles y r~idas clasificacio nes de los posteriores; as se pien~ enla anotacin de Goethe de que Las doctrinas origina les siempre sien-ten lo a n inacabado de la tarea y buscan aprox imarse a un modogil y "naif" . Las continuaciones ya se co~vierten en di~cticas y des-pus se yerguen en lo dogmtico hasta lo intolerante: . Por el con-trario en Platn mismo llegar. a hacerse claro cmo se pueden verdiferenciar las cosas iguales y, una vez diferenciadas. usar se. Conoci-miento mente en s misma y lo co rrespondiente a ella , as se hab lade nos , puro pensar (~" O Ptv) . conocimiento (lll" tu1Jn) '. La pie-dad venerada lo mismo que rayo de un mundo de pe rfeccin, delbien , as se co nsidera a lo divino, igua l que en el Atcibtades Mayorse tom saber y pensar como lo divino, en el alma y g~a.rdan u~ocon el otro. dios y pensar (OfOS Ncr~eOP1JOu) todo lo divino (...ovro (h tov) ". y de nuevo a lo mismo. que es intu ido y usad o por cadaobse rvador que siente realizar se las acciones tan inconceptu al c0rt.t0inev itab lemente , lo llama el demon. Tan cerca , hasta q ue ya no exrs-ten fronte ras, se aproximan dios y demon en Pla tn all e~ donde n~fuero n diferenciados, como en El Banquete. con una p recisa y rnaru-fiest a expresin. Y siempre hay que recordar una y ot ra vez cmo re-hsa por indigno el desmedido afn por la terminologa (ro l11fOUOOrUpl ... rOtf ovPOOt) y la lucha por da r un nombre all en do nde se estt ratando de cosas tan aut ntic as como si estuviesen ante nosotros(La Repblica 533 D) 14. .'

    Los platnicos de epoca tarda se haban entregado demasiado um-camente sin duda a la fe en las palabras y a lo dogmtico". Ya ba-

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    jo tos ojos del gra n maestro secaro n el desarrollo del milo vivaz conel esq uema tismo de una do ctrina de los dmones, que se int ro duceco mo una rama particular en Filipo de Opunte con la fsica de los cincoelementos y en.el suceso r de P latn , Jencrates, co n la matemticade las.rorma~ tr iangula res, y los posteriores, siguindoles luego a ellos.con d ~ferenclas.en punl~s co ncretos pero en la totalidad de modo muyJ>:8- recldo, han In l r~ducldo. al dema n socr tico en las fuerzas y esen-cias del mu ndo , jerrquicamente escalonadas . M ximo de T iro(XIV , 8) da mlti ples em pleos a los 30.000 dmo nes Que imita de He-slod o : .y uno ha ob tenido como lugar de residencia este cuerpoel. ~Iro aq ul, uno el de Sc rates. ai ro el de Platn . ot ro ms el d~Pitgoras..., Pa ra Proclo, el de mon ion socrtico pertenece a la ele-se ms alta de los d mones, a los d mones divino s. Platn no piensaen tales esquem as. Pero seguro que el no deca pa labras sino cosas-c-eei ~ice cose e voi dit e parole-, as deban tambin para l au..JI'y al~O " O " corresponder a 8lt y Olio". Y nadie puede decir de cun .to de aquello, que en s~ escuela fue ms tarde pensado y afinado, lse hubiera redo o hubiera rechazado involuntariamente por co locar

    ~ormas dem~iado rgidas pa ra lo inconcebible y de que hubiera l de.Jada a lgo , aSI como Goethe soportaba d e for ma amisto sa las nter-pre taclones de Eckerma nn.

    Aq uellas demo nologtas , desde Filipo y Jenc rates hasta Ym-blico y Proclo.tienen en comn, a travs de tod os los siglos, una fo roma de pensamiento, o mejo r un momento de contemp lacin, que real.ment: f~e tomad o de Platn y que debe haber sido para el del msalto sgn cado. Es el pensamiento o la imagen de lo dem nco co-mo ~na ~ona ( en,tre la superficie humana y la divina Que, por su si-tu.acl.6n m~e~maha, enlaza el todo conj untamente co nsigo mismo .Dioti ma snua ese reino, al comienzo de su mito de Ero s, y lo hacecomo lugar de lodo tr~fico entre dioses y hombres, pa ra lo que estatodo el arte de. la mnti ca y el sacerdotal , toda la bruje ra y la magia ,o sea , toda s aq uell.as cere monias y celebraciones qu e P latn perm itecolocar como alusion es a una recndita Alteza, tambin en calid adde intermediari as , mediad oras , as en tan poca med ida desear a usar.las. En este espacio est ordenado, pues, el ( hombre demnico mien-tras que bajo l perm anece el del banauss y sobre l -lo que nun-ca fue dicho por Diotma-; la cuestionada esencia divina,

    / La funcin del m etaxy /

    As, con u~a co mp leta co ntemplacin mtica, se encuentra co lo.cado lo dem nico , slo en El Banquete, como reino intermedio. Perose podra co nsiderar una llamada previ a en el mito del alma del Fe.don, en donde el demo n acom paa al alma a su cargo primero ante

    el tr ibunal y luego al Hade s, tiene la misin de llevarla de aqu, yen don de luego otro gua la saca de all. Se podra pe nsar para elloen el lugar dem nco en donde , en el mito del alma de La Repblica(X,614 C), se celebrara el j uicio , entre cielo y tierra . Resuen~ ':0-mo un eco en el Timeo (90 A) cuando el demon, aq u el que d irigeen el alma, nos alza desde la tierra al pa rentesco en el cie lo. En efec-to, en el Politice (309 c) se llama a las prop ias almas u n gnero de-m nc en el que como algo ( divino se int roduce el co nocimientode lo bello . de lo justo y del bien. Siemp re es lo meta xy, el pasaj epor don de el demon y lo demn ico es simbolo , y se ve tod o eso enel ms preciso co ntorno , si se tiene en los ojos el mito de Diotima.

    Segu ro que esto es un mito y los platnicos no tienen mucha ra-zn pa ra hace r de l un dogma. Asimismo , si se dice: eso sera slomtico, tampoco se tiene razn y se trastocara la cuest in acerca de10que entonces se habr a pretendido con ello . Pero, una vez pre gun-lada , no por ello tiene que llegar a ser men or , porque finalmente noha y ningu na respuesta conceptual. Platn no se hubiera expresado enmitos si lo hubiera llegado a perfeccionar en concepto.

    En efecto, en d onde aq uella representacin surge vista gentica-mente, es fci l de mostrar . Homero y Hesodo hab an creado paralos griegos sus dioses, o sea ha ban extrado el Olimpo y dioses celes-tes del mundo de los d mones, y, si tambin los nom b res dios y de-mo n tod ava en Plat n podian estar contaminados el uno con el otro,sin embargo estaba fundamentada la representacin d e una di teren -cade rango . Esa representacin la ha sacado y sistema tizado Platn ,cuan do sita a lo dem nico inmediatamente como medio proporcio-nado entre lo hu mano y d ivino . Ms dificil, con todo , y ms real quemostrar ese camino es pregunt ar qu necesidad de reconst ruccin delpensamiento fue tomada por Platn pa ra co nduci r a eso.

    Bajo mu y diferentes formas de co nsignar y observar el mundo,se encuentran den tro del recinto europeo , cuya imagen del mundo es-t fund amentalmente determin ada por la Antigedad Clsica, dos ma-neras, la una frente a la ot ra, Se ven en la ms clara diferencia, cuan-do se co mpara de alguna form a un paisaje de Dur ero co n uno de Ru-bens 16. Tal como aqul dirige la mirada en capas que se van degra-da ndo de delante a atrs, se la arrastra en un movi miento ms inter-no hacia lo profundo - esa diferencia en la forma de la imagen expresauna oposicin de la visin del mundo, Pues es una opo sicin l tima,si fue observado el mu ndo como una obra de const rucci n, conc reta-da e historiada, o como un espacio sin fin que se filtra internamente.y esa doble manera de observar es tambin apreciable en la Antige-dad ; por eso se reco nocera poco que la visin clsica d el,mundo per-tenece ab solutamente ms a la estru ctura que a 10 co nun uo. As esen P latn . Se compara una forma de alma de tres caras iguales conaquella infinitud llena de,fuerza que, en ciert a manera, es denom ina -

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    da por los mod ernos alma: o bien su ciudad, constru ida a part irde tres clases , con aq uella ca ntidad de acciones Que se apoyan y seoponen,. que muchas veces est n ante los ojos cua ndo decimos la pa-labra Ciudad . Que dos cosas so las, sin una tercera, no es posibleque se enlac en bien, as se dice en la doctrina de los elemento s enel Tim.eo (31 B). Pues tiene q ue haber un vnculo (EU/AS) en el mun-do umen~o a ambas. ~I ~s bello lazo, sin embargo. es aquel que,en la medida de las POSibilida des, se hace uno solo a pa rtir de si mis-mo y del entre lazamiento conjunto . Y. para terminar, el ms bellode estos es la esencia de la proporcin. As estar a construida co ndos partes proporcionad~s, la cuadratura de los eleme nto s, y d; esosc uat~o elemen tos se.alzan a el cuerpo del mun do en relacin