Karl Rahner y J Ratzinger-Tras Las Huellas Del Concilio

7/29/2019 Karl Rahner y J Ratzinger-Tras Las Huellas Del Concilio

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Karl Rahner y Joseph Ratzinger.Tras las huellas del Concilio


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ColeccinPRESENCIA TEOLGICA111111 444444 444444


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SANTIAGOMADRIGAL, SJ

Karl Rahnery Joseph Ratzinger

EDITORIAL SAL TERRAE

SANTANDER, 2006

TRAS LAS HUELLAS DEL CONCILIO


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2006 by Editorial Sal TerraePolgono de Raos, Parcela 14-I

39600 Maliao (Cantabria)

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Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

PRIMERA PARTEKARL RAHNER:

GLOSAS MARGINALESSOBRE EL CONCILIO VATICANO II

1. Introduccin:

Ha habido un concilio en libertad y caridad . . . . 19

2. Qu se puede esperar del Concilio? . . . . . . . . . . . . 25

2.1. Escepticismo ante el Concilio en ciernes . . . . . . . 262.2. Primera sistematizacin de una teologa

sobre el concilio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292.3. Notas marginales a los esquemas conciliares . . . . 36

3. Coraje y sobriedad ante el Concilio . . . . . . . . . . . . . 46

3.1. El transcurso interno de las sesiones conciliares . 463.2. Iglesia en transformacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 513.3. Glosas marginales

a la doctrina conciliar sobre la Iglesia . . . . . . . . . 563.4. El espritu y la letra

en la bsqueda colectiva de la verdad . . . . . . . . . 605NDICE

ndice


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4. La responsabilidad cristiana tras el Concilio . . . . . 65

4.1. Una idea fundamental del Vaticano II:La Iglesia somos nosotros . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

4.2. Una visin de conjunto de la obra conciliar . . . . . 684.3. Espectador del tiempo postconciliar:

cambio estructural de la Iglesia . . . . . . . . . . . . 714.4. Diagnstico de la situacin:

la fe en tiempos de invierno . . . . . . . . . . . . . . . 76

5. Las interpretaciones post-conciliares

del Vaticano II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 815.1. El Concilio es la despedida oficial

de la poca piana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 815.2. El Concilio como primera

realizacin universal de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . 855.3. Impulsos olvidados y preguntas latentes

en la doctrina conciliar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

6. Conclusin: El Concilio, nuevo comienzo . . . . . . 93

SEGUNDA PARTE

JOSEPH RATZINGER:

REDESCUBRIR EL CONCILIO

DE LA MANO DE BENEDICTO XVI

1. Introduccin:

De tarde en tarde, los concilios son necesarios . . 99

2. Impresiones personales de un perito conciliar . . . . 107

2.1. La Iglesia se renueva:el primer perodo de sesiones . . . . . . . . . . . . . . . . 1072.2. El Concilio en camino: la segunda sesin . . . . . . 1142.3. La tercera sesin:

problemas y perspectivas de la Iglesia conciliar . 1252.4. La ltima sesin: apertura de la Iglesia al mundo 130

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3. El catolicismo despus del Concilio . . . . . . . . . . . . . 1373.1. Primeras seales de alarma . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1383.2. El primer post-concilio y la Iglesia . . . . . . . . . . . . 141

3.3. Pautas para una correcta aceptacindel Concilio Vaticano II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145

4. Interludio: de telogo a papa.

Colaboradores de la verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

5. Balances de la poca post-conciliar . . . . . . . . . . . . . 160

5.1. El post-concilio y la Iglesia:Informe sobre la fe . 1605.2. Nuevos ensayos de eclesiologa . . . . . . . . . . . . . . 1635.3. Diagnstico de la situacin: La crisis de Dios

se ha cifrado eclesiolgicamente . . . . . . . . . . . . 1685.4. La eclesiologa teolgica

del Concilio Vaticano II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173

6. Conclusin: El redescubrimiento de lo central . . 177

Eplogo: El espritu y la letra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183

7NDICE


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A celebracin del Concilio Vaticano II (1962-1965)aproxim y puso en paralelo la vida y el pensamiento dedos grandes telogos, Karl Rahner y Joseph Ratzinger. s-ta es la ptica peculiar que adopta este libro sobre la lti-ma asamblea ecumnica de la Iglesia catlica, y cuya in-tencin primaria no es otra que la de conmemorar el cua-renta aniversario de su clausura. La altura intelectual, hu-

mana y cristiana de estos dos hombres est fuera de duda.En el caso de J. Ratzinger, su actividad como consejeroteolgico en el curso del Vaticano II se debe considerarahora dentro de ese itinerario que va desde su labor acad-mica hasta la responsabilidad que se le ha confiado al fren-te de la Iglesia catlica. Por otro lado, un buen conocedorde la teologa de los siglos XIX y XX, como H. Fries, poda

escribir del sabio jesuita: Nunca debe ser olvidado el msgrande testigo de la fe de nuestro tiempo.Si, como se ha dicho y repetido hasta la saciedad, los

telogos desempearon un importante papel durante el de-sarrollo del Concilio, trabajando en equipo y en colabora-cin con los obispos, esta apreciacin vale de manera es-pecial para nuestros dos personajes. La eleccin tiene que

ver con el hecho de que han sido dos figuras estelares quehan acompaado el desarrollo del acontecimiento, desde elprincipio al fin, y tambin lo han interpretado y lo han va-lorado al filo de los das, preocupados por la aplicacin delConcilio a la vida cotidiana de la Iglesia. No me consta quehaya otros dos peritos conciliares que hayan realizado, por 9PRLOGO

Prlogo

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un lado, aportaciones tan significativas y que, por otro, ha-yan hecho un seguimiento tan minucioso del tiempo pos-conciliar. Sin embargo, esta ltima condicin y circunstan-

cia, que afecta a la interpretacin fundamental del ConcilioVaticano II, ha marcado el distanciamiento de estas dospersonalidades, cuya vida y pensamiento han seguido dis-curriendo en paralelo, pero sin volver a encontrarse.

Ambos llegaron al Concilio como asesores de dos pre-lados que tuvieron una actuacin decisiva en la asambleaeclesial: Karl Rahner, de la mano del cardenal Knig, deViena; Joseph Ratzinger, bajo el patronazgo del cardenalFrings, de Colonia. Sobre estas circunstancias escribaRahner: Cuando empez el Concilio, el cardenal Knigme llev con l como su perito. Su magnanimidad y su fal-ta de prejuicios me dieron la oportunidad de trabajar desdeel comienzo como perito en la Comisin teolgica. En es-te mismo pasaje autobiogrfico alude a la presencia de J.Ratzinger: En aquel momento tena quiz cierta impor-tancia saber quines eran los telogos preferidos de losgrandes hombres del Concilio. As podemos afirmar queRatzinger fue muy importante para el cardenal Frings, yotros telogos eran importantes para otros obispos1.Aquellos dos purpurados les haban puesto en contacto conlos esquemas elaborados por las comisiones preparatorias.De esta forma, conocieron con antelacin los documentos

que luego se iban a discutir en el aula. Ambos nos ofrecen,tras el anuncio del Vaticano II, en las inmediaciones de sucelebracin, una novedosa reflexin sobre el significado delos concilios en la vida de la Iglesia.

Karl Rahner, que haba nacido en Friburgo de Brisgo-via en 1904, era ya entonces un telogo maduro que llega-ba al Concilio con casi sesenta aos; Joseph Ratzinger,

oriundo de la catlica Baviera, era mucho ms joven y con-taba, al comenzar el Concilio, slo treinta y cinco aos. Ensu libro de recuerdos, el Papa Benedicto XVI ha narrado suK

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1 0 1. H. VORGRIMLER, Karl Rahner. Experiencia de Dios en su vida y en supensamiento, Sal Terrae, Santander 2004, 110.


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primer encuentro con el veterano profesor jesuita: conocia Rahner en la reunin de telogos alemanes que tuvo lu-gar en 1956, estableciendo con l una relacin verdadera-

mente cordial2

. Hay que destacar que, ms tarde, colabora-ron en la redaccin de algunos de los temas ms conflicti-vos abordados por el Vaticano II y que representan sus me-jores frutos: el captulo de la colegialidad y el captulo de larelacin entre la Escritura y la Tradicin. Lo primero cons-tituye el gran caballo de batalla de la tercera sesin conci-liar y forma parte del ncleo innovador de la Constitucinsobre la Iglesia. Lo segundo encuentra su precipitado finalen la Constitucin dogmtica sobre la Revelacin.

Vamos a ponernos, pues, de la mano de estos dos gran-des telogos, tras las huellas del Concilio. Nos centrare-mos, por consiguiente, no en sus obras ms eruditas, sino enaquellos textos que toman por objeto de reflexin el asuntodel Concilio y la gestacin de sus textos. Al hilo de su ce-lebracin, Rahner y Ratzinger fueron ofreciendo una valo-racin de la marcha de los trabajos. Como tendremos oca-sin de comprobar, el joven telogo J. Ratzinger redactcon minuciosidad sus impresiones personales de perito con-ciliar, uncidas a las cuatro sesiones conciliares, entre 1962y 1965. El lector encontrar en estas pginas su preciso re-lato de las sesiones y de los debates, as como una valora-cin teolgica de los documentos conciliares: la renovacin

litrgica, la colegialidad episcopal, la nocin de Iglesia, elecumenismo, la relacin Iglesia-mundo. Rahner no quisohacer tarea de cronista, pero s fue reflejando en conferen-cias y en trabajos breves el transcurso y los entresijos teo-lgicos de la asamblea, as como sus resultados ms perdu-rables. Con estos mimbres estn entretejidas estas pginas.De estos contenidos surgen las dos partes que componen es-

te libro3

: las glosas marginales del telogo jesuita sobre el 1 1PRLOGO2. J. RATZINGER,Mi vida. Recuerdos (1927-1977), Madrid 20054, 101.3. El estudio sobre K. Rahner se nutre de dos publicaciones anteriores: S.MADRIGAL, Glosas marginales de K. Rahner sobre el ConcilioVaticano II:Estudios Eclesisticos 80 (2005) 339-389. ID.,Memoria


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Vaticano II y la evocacin del Concilio de la mano del PapaBenedicto XVI. Ahora bien, la locucin tras las huellas delConcilio incluye esta otra perspectiva: no slo nos intere-

san los ecos inmediatos del acontecimiento, sino que resul-tan altamente significativas las interpretaciones retrospecti-vas de la doctrina conciliar ofrecidas con el transcurso deltiempo, es decir, las reflexiones que Rahner y Ratzinger hanido realizando a la luz de las nuevas circunstancias eclesia-les que han ido jalonando el ltimo tercio del siglo XX.

As, tambin de su mano, nos adentramos en el tiempopost-conciliar, aos de crisis y que, como ya hemos indi-cado antes, han sido testigos del distanciamiento de estosdos telogos alemanes; un distanciamiento que surge pre-cisamente del examen de las tareas de la Iglesia en la so-ciedad moderna y del enjuiciamiento de las formas de apli-cacin del Concilio a la renovacin de la Iglesia. Ellos sa-ben mejor que nadie dnde y cundo se produjo el desen-cuentro personal: entre 1969 y 1974, Rahner y Ratzingerfueron miembros de la Comisin Teolgica Internacional,ms para la desavenencia que para la concordia, ms paradarse la espalda que para estrecharse la mano. Ya en 1972,bajo el impulso de Hans Urs von Balthasar, empez a pu-blicarse la revista Communio, a cuyo grupo se haban in-corporado Joseph Ratzinger y Hans Maier, entre otros, co-mo una alternativa frontal a la revista Concilium, cofunda-

da y bajo la influencia de Rahner.Una vez concluido el Concilio, el jesuita Rahner volvia la ctedra teolgica y a la actividad acadmica hasta ca-si el final de sus das (1984). La singladura teolgica deRatzinger se vio reconducida, cuando contaba cincuentaaos de edad, a la ctedra episcopal de Munich (1977); di-go reconducida, pues su lema episcopal, colaborador de

la verdad, quiere prolongar la tarea intelectual anterior,que iba a adquirir muy pronto una nueva modulacin,cuando recayera sobre l, a partir de 1981, la tarea de Pre-K

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1 2 del Concilio. Diez evocaciones del Vaticano II, Bilbao-Madrid 2005,221-274. El estudio sobre J. Ratzinger es indito.


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fecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe. El en-tonces Cardenal Ratzinger expres abiertamente en el lla-madoInforme sobre la fe (publicado como libro en 1985)

sus puntos de vista ms esquinados acerca del Vaticano IIy de la crisis posconciliar. Adelantando algunos de nues-tros resultados, podemos decir que el Papa Benedicto XVI,ya desde mediados de los aos setenta, vena urgiendo unalectura de los textos que se atuviera sobre todo a la letra delConcilio, buscando la continuidad y no la ruptura con latradicin eclesial anterior, previniendo frente a una indis-criminada apertura al mundo moderno. El jesuita, por suparte, dejaba correr el espritu de los textos conciliares an-te el desafo de las nuevas situaciones. Religioso y telogode gabinete, siempre se empe a favor de la fe, de la paz,de los oprimidos y de los pobres de la tierra. En esta lneacomparti totalmente segn puede leerse en ese testa-mento espiritual que son sus Palabras de Ignacio de Loyo-la a un jesuita de hoy la postura de la Congregacin Ge-neral XXXII de la Compaa de Jess celebrada en 1974,afirmando que el trabajo a favor de la justicia constituauna parte esencial en el anuncio de la fe4.

Algo de esta confrontacin personal y discrepancia teo-lgica aflora tambin en las pginas de este libro. Pero noes nuestro objetivo principal hacer un retrato de una ene-mistad; entre otras cosas, porque nunca lleg la sangre al

ro; y si J. Ratzinger no dudaba en valorar muy positiva-mente el Curso fundamental sobre la fe de K. Rahner, y elconjunto de su obra teolgica, tampoco del jesuita han sa-lido palabras descalificadoras del telogo, obispo, cardenaly prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe.Ms bien, estos estudios apuntan en esta otra direccin:aprendamos de los debates del pasado y saquemos algunas

lecciones para el futuro de la vida eclesial. No es exagera-do afirmar que la trayectoria personal y teolgica de K.Rahner y J. Ratzinger reproduce biogrficamente, como en 1 3PRLOGO4. K. RAHNER, Schriften zur Theologie, XV, Zrich 1983, 403.


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una maqueta, el despliegue histrico y las tensiones inter-nas de la Iglesia reciente, de modo que sus itinerarios llegana alcanzar esa categora de miniaturas histrico-teolgicas

del postconcilio. Ambos son conscientes de la crisis de laIglesia post-conciliar, de los excesos y desviaciones, de lastareas pendientes en la aplicacin del Concilio, y as lo for-mulan en sus anlisis. Los dos conocen muy a fondo y com-parten el significado y el alcance de los principios funda-mentales del Concilio Vaticano II: colegialidad, ecumenis-mo, libertad religiosa. El tema de la Iglesia ocupa un lugarde excepcin en su quehacer teolgico y en su misma vi-vencia espiritual. Tambin incluyen en sus diagnsticos ellamento por una Iglesia polarizada, de grupos al interior dela Iglesia que se confrontan y se descalifican sin piedad.

Rahner y Ratzinger personifican, en este sentido, dosparadigmas a la hora de afrontar y enjuiciar el devenir dela Iglesia posconciliar, que, ms que estar llamados a opo-nerse, estn llamados a entenderse y a dialogar. Sobre to-do, si se acepta, como parece derivarse de los anlisis desituacin a la hora de evaluar el momento de la recepcindel Concilio Vaticano II, que habramos entrado en un pe-rodo ms tranquilo, despus de los dos momentos de eu-foria desmedida y de desencanto desesperanzado, de exal-tacin y de decepcin (H.J. Pottmeyer). El momento pre-sente de recepcin del Concilio est exigiendo una herme-

nutica serena y realista, despus de esas dos fases alterna-tivas de polarizacin entre el optimismo de los soadores yel pesimismo de los desilusionados. Estas dos etapas ven-dran a coincidir, poco ms o menos, con el perodo que vadesde la clausura del Concilio hasta la celebracin delSnodo extraordinario de los Obispos de 1985. Algunos es-tudiosos reconocen que, a mediados de los ochenta del si-

glo pasado, se habra abierto una nueva fase de recepcin,caracterizada por un ahondamiento metodolgico en estacategora de recepcin, que ha vuelto a tener un punto dereferencia a la altura del ao jubilar5. Y todava de una for-

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1 45. Cf. V. BOTELLA,El Vaticano II ante el reto del tercer milenio. Herme-


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ma ms plstica, concreta y reciente, podemos recordaresos dos gestos de Benedicto XVI, que si el pasado 29 deagosto reciba al sucesor de Monseor Marcel Lfebvre, el

obispo cismtico Bernard Fellay, el 24 de septiembre sereuna en Castelgandolfo con el telogo disidente HansKng.

En estas coordenadas se inscriben las presentes refle-xiones retrospectivas. El Vaticano II estuvo envuelto, en elmomento de su acontecer, por emociones mltiples y con-tradictorias, rodeado de expectativas y temores encontra-dos, de muy diversa naturaleza, incluso fantasiosas o arbi-trarias; estuvo tambin sujeto al juego de diferentes inter-pretaciones de sus contemporneos. As ocurre con todofenmeno histrico. Y todo sucede de una forma muy r-pida. Lo que no podemos dejar escapar es la pregunta porel significado profundo de este acontecimiento histrico,pues es obvio que el Vaticano II, concluido hace ya cua-renta aos, sigue siendo un factor decisivo de nuestra his-toria. En cualquier caso, seguimos a la bsqueda de su sig-nificado permanente, seguimos tras la pista del ConcilioVaticano II. Estas dos miniaturas histrico-teolgicas, su-ministradas por estos dos grandes protagonistas y especta-dores de excepcin del reciente pasado eclesial, nos pue-den mostrar el camino. Sus reflexiones en paralelo puedenayudarnos a arrancar la verdad que guarda la ltima asam-

blea ecumnica de la Iglesia catlica, ponindonos a noso-tros mismos, cristianos preocupados por una Iglesia que seadentra en el tercer milenio, tras las huellas del Concilio.

En Madrid, a 3 de octubre de 2005, 1 5PRLOGOnutica y teologa, Salamanca 1999, 21-52. W. KASPER, El desafopermanente del Vaticano II. Hermenutica de las aseveraciones delConcilio, en Teologa e Iglesia, Barcelona 1989, 401-415; donde siguela periodizacin establecida por H.J. POTTMEYER, Hacia una nuevafase de la recepcin del Vaticano II, en (G. Alberigo J.-P. Jossua)Larecepcin del Vaticano II, Madrid 1987, 49-67. H.J. POTTMEYER, DalSinodo del 1985 al Grande Giubileo dellanno 2000, en (R. Fisichella[ed.])Il Concilio Vaticano II. Recezione e attualit alla luce del Giubi-leo, Cinisello Balsamo 2000, 11-25.


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en la festividad de San Francisco de Borja.

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1 8PRIMERAPARTE

KARL RAHNER:GLOSAS MARGINALES

SOBRE EL CONCILIO VATICANO II


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E la pluma del telogo Karl Rahner, SJ, salieron innu-merables trabajos para el Concilio y sobre el Concilio.Teniendo a la vista la celebracin del cuarenta aniversariode la clausura del Vaticano II (1962-1965), acudimos a lasreflexiones de uno de sus grandes protagonistas, que, porun lado, siempre se resisti a aceptar ese rango de figura

clave del Concilio y, por otro, serena y reiteradamenteafirmaba que el Concilio era un comienzo, no el final; laintroduccin de una tendencia, no su conclusin6. Conrespecto a lo primero, habra que aadir inmediatamente unpar de puntualizaciones: en el caso de un perito conciliartan productivo como Rahner es muy difcil, prcticamenteimposible, rendir cuentas y analizar todas sus aportaciones

hechas a la doctrina conciliar. Por ello, G. Wassilowsky, au-tor de una detallada monografa sobre la participacin deRahner en el Vaticano II, se ha limitado expresamente almbito de la eclesiologa y, de forma ms concreta, a la for-mulacin de la nocin de Iglesia como sacramento en laConstitucin dogmticaLumen Gentium7. 2 0KARLRAHNER:GLOSASMARGINALE

SSOBREELCONCILIOVATICANOII

Introduccin:Ha habido un concilio

en libertad y caridad

D

6. P. IMHOF H. BIALLOWONS, Karl Rahner. Im Gesprch. Band 1: 1964-1977, Mnchen 1982, 42-43.

7. G. WASSILOWSKY, Universales Heilssakrament Kirche. Karl RahnersBeitrag zur Ekklesiologie des II. Vatikanums, Innsbruck 2001, 76-77;81-103. La visin ms abarcante del influjo de Rahner sobre el Concilioes la de K.H. NEUFELD,Die Brder Rahner. Eine Biographie, Freiburg


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En segundo trmino, se puede decir que Rahner ha tra-bajado hasta la extenuacin para el Concilio, pero muy fre-cuentemente en equipo, de forma particular en colabora-

cin con los tambin jesuitas de Sankt-Georgen (Frankfurt)Otto Semmelroth y Alois Grillmeier, as como con su buenamigo el obispo Hermann Volk. En otras palabras: si seexploran los archivos buscando aportaciones escritas du-rante el Concilio, no se encuentra ni un solo texto que hu-biese redactado Rahner solo8. Estas apreciaciones ini-ciales nos permiten destacar el objetivo y el tenor de esteestudio, cuyas pginas se centrarn expresamente en aque-llas tomas de postura personales de este telogo y peritosobre el hecho mismo del Concilio, sobre su desarrollo, so-bre su significado y su alcance; son reflexiones que vamosa espigar en notas epistolares o biogrficas, en conferen-cias y estudios, a veces ocasionales. Con todo, la parte mssustantiva, a la espera de la aparicin de los volmenes so-bre el Concilio y su preparacin proyectados en la edicinde sus Obras completas (Smtliche Werke), procede de susEscritos de Teologa. De forma genrica, todo ello puedeser puesto utilizando sus propias palabras bajo el rtulode glosas marginales a las doctrinas y determinacionesconciliares9.

l mismo declar que en ese tipo de reflexiones sobreel Vaticano II no deseaba hacer de cronista, pues en tal

caso debera haberse limitado a repetir lo que otros ya ha-ban dicho acerca de los esquemas votados, de sus circuns-tancias y de sus contenidos. Ahora bien, hay que reconocer

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2 1 i.Br. 1994, 227-271. H. VORGRIMLER, Kleine Brieffolge aus derKonzilszeit, en Karl Rahner verstehen. Eine Einfhrung in sein Lebenund Denken, Freiburg i.Br. 1985, 171-220. ID., Karl Rahner: TheTheologians Contribution, en (A. Stacpoole [ed.]) Vatican II by thosewho were there, London 1986, 32-46.8. G. WASSILOWSKY, Doctor de la Iglesia en la modernidad? Obser-vaciones acerca de la eclesiologa de Karl Rahner, en (K. Lehmann Ph. Endean J. Sobrino G. Wassilowsky) Karl Rahner. La actualidadde su pensamiento, Barcelona 2004, 35-66; aqu: 45.9. K. RAHNER, Doctrina conciliar de la Iglesia y realidad futura de la vidacristiana, enEscritos de Teologa VI, Madrid 1969, 469.


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de entrada que, dada la fuerza especulativa de su autor, es-te ttulo de glosas marginales resulta harto modesto y que-da ampliamente desbordado, ya que sus reflexiones se

adentran en la formulacin de una definicin esencial deIglesia, en las cuestiones de estructura y del ministerio je-rrquico, haciendo aflorar las visiones ecumnicas o losanlisis de sociologa eclesial y de diagnstico histrico,con sus consecuencias y retos pastorales. Con todo, el in-ters que sirve de gua a este estudio es, como ya se ha in-dicado, mucho ms concreto y se deja guiar por la convic-cin rahneriana antes invocada: esa relativizacin mismadel Concilio en razn de ser el inicio preparatorio de unnuevo comienzo, es decir, la puerta de entrada de nuestraIglesia en una fase mucho ms decisiva.

Me parece que resulta sumamente provechoso, suma-mente til, cuando el Vaticano II es ya doctrina aeja y leypromulgada, con riesgo incluso de perderse en el olvido,retomar retrospectivamente, de la mano de Rahner, las ex-pectativas y los debates conciliares, porque este ejerciciode memoria no equivale a ir hacia atrs, sino a descubririncluso lo que no ha llegado a cuajar en los documentosconciliares, o aquellos resortes que animaban a aceptar concoraje sus orientaciones ms novedosas y sus cambios deperspectiva. Por ello, a una Iglesia, que corre el riesgo deser post-conciliar slo desde el punto de vista cronolgico,

hay que recordarle aquellas intenciones que pueden ayu-darla a inscribirse en los trances de nuestro tiempo.Cierto que todava pasar mucho tiempo hasta que la

Iglesia, que ha sido agraciada por Dios con un concilioVaticano II, sea la Iglesia del concilio Vaticano II. Estaspalabras estn tomadas de la conferencia pronunciada pornuestro telogo en Munich el 12 de diciembre de 1965, a

los cuatro das de su clausura oficial10

. La alocucin arran-ca con una serie de interrogantes: Qu ha sucedido? En 2 2KARLRAHNER:GLOSASMARGINALESSOBREELCONCILIOVATICANOII

10. El texto de esta conferencia, El Concilio, nuevo comienzo, ha si-do reproducido en Karl Rahner. La actualidad de su pensamiento,67-88; 83.


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qu punto nos hallamos? Qu hay que esperar?. La ma-yor parte de la exposicin estuvo dedicada al hecho mismodel acontecimiento conciliar, y con este subrayado: Ha

habido un concilio en libertad y caridad. [...] El concilio hapuesto las bases para el aggiornamento, para la renova-cin, y hasta para la penitencia y conversin que se impo-ne constantemente: es el comienzo del comienzo. En laparte correspondiente a la tercera pregunta, Rahner utilizauna metfora de la que vamos a tomar libremente nuestropunto de partida:

Sucede aqu como en la obtencin del radio. Hay quehurgar en una tonelada de pechblenda para obtener 0,14gramos de radio, y aun as vale la pena. Todo quehacereclesistico en cuanto tal, todo gobernar, hablar, teologi-zar, reformar; toda enseanza y toda afirmacin de smismo en medio de la sociedad actual, no es sino algoas como la explotacin de inmensas cantidades de pech-

blenda para que en nuestros corazones y, a fin de cuen-tas, slo en ellos se obtenga un poquito del radio de lafe, esperanza y caridad11.

Por el objetivo indicado en la metfora se deja guiar es-te estudio, tratando de obtener, removiendo muchas pginasrahnerianas relativas a las doctrinas y al acontecimientomismo del Concilio, unos gramos de radio, es decir, los ele-

mentos de una teologa del concilio, as como la elabora-cin refleja de las expectativas doctrinales y pastorales quehan ido acompaando al acontecimiento en su antes, en sudurante y en su despus. Nuestra exposicin seguir estamisma periodizacin cronolgica, trastocada en esta sucesi-va actitud teolgica y psicolgica: escepticismo esperanza-do ante el anuncio del Vaticano II (captulo 2); coraje y so-

briedad hacia el acontecimiento durante su realizacin (ca-ptulo 3); y la gracia como libertad en la nueva responsabi-lidad cristiana tras el Concilio (captulo 4). Buena parte deK

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2 311. Ibid., 85-86.


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su visin panormica del Vaticano II se puede espigar en li-bros de entrevistas, que contienen una mirada retrospectivasobre la poca conciliar, as como una valoracin de la eta-

pa postconciliar, que l sola caracterizar con esta imagen:la fe en tiempos de invierno. En este marco situaremos susltimas valoraciones de conjunto (captulo 5).

En estos comentarios hechos al hilo del Concilio Va-ticano II aflora quin es Rahner y, sobre todo, su pensa-miento ms genuino y su decidida preocupacin por laIglesia de finales del siglo XX. Su escrito Sobre el corajepara un cristianismo eclesial contiene las ideas fundamen-tales de su teologa y alberga sus convicciones ms radica-les sobre el sentido eclesial de la existencia cristiana. Allconfesaba: Como ser humano y como cristiano, me resul-ta evidente que soy un cristiano eclesial. La religin debeser mi propio y mi ms libre convencimiento, debe ser ex-perimentada en el centro ms ntimo de mi existencia. Peroesta existencia slo se encuentra en una comunidad y ensociedad, en la medida en que se abre a la dinmica del dary del recibir. Adems, el cristianismo es una religin hist-rica, referida al nico Jesucristo. De l he odo a la Iglesiay a nadie ms. Por ello no puedo permitirme un cristianis-mo privado, que sera la negacin de su procedencia12.

Todas las cualidades de Karl Rahner, su erudicin y suespritu crtico, su enorme capacidad de trabajo, su apertu-

ra intelectual y su disposicin para el dilogo, quedaron demanifiesto en su decisiva participacin en el Concilio Vati-cano II, uno de los momentos ms significativos de su tra-yectoria, segn su propia confesin. A un Rahner octoge-nario le preguntaron en 1984, el ltimo ao de su vida,acerca de su empeo por la reforma y la renovacin ecle-sial, en los trminos siguientes: mira usted con resigna-

cin el pasado o cree que el trabajo ha merecido la pena?Su respuesta anticipa la manera de enfrentarse con el acon- 2 4KARLRAHNER:GLOSASMARGINALESSOBREELCONCILIOVATICANOII

12. K. RAHNER, Vom Mut zum kirchlichen Christentum, en Schriften zurTheologie, XIV, 18-19.


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tecimiento y contiene tambin una valoracin sobre eltiempo posterior: No, acaso, precisamente por mi teolo-ga, pero en el curso de mi vida ha tenido lugar el Concilio

Vaticano II y, a pesar de todas las tendencias restauracio-nistas que pueden hoy observarse, la cesura est hecha enla Iglesia, y es imposible dar marcha atrs. Y a esteConcilio me toc asistir. Naturalmente, no hay que sobres-timar mi influencia sobre el gigantesco aparato de tamaacongregacin eclesial. Pero, en todo caso, estuve en laComisin teolgica, que elabor la Lumen Gentium y laDei Verbum, y colabor tambin un poco en la Gaudium etSpes13.

KARLR

AHNERYJOSEPHRATZING

ER.TRASLASHUELLASDE

LCONCILIO

2 5 13. P. IMHOF H. BIALLOWONS,La fe en tiempos de invierno. Dilogos conK. Rahner en los ltimos aos de su vida, Bilbao 1989, 16. Cf. P. IMHOF H. BIALLOWONS, Karl Rahner. Im Gesprch. Band 1: 1964-1977,Mnchen 1982; ID., Band 2: 1978-1982, Mnchen 1983. Completaneste panorama bibliogrfico: G. SPORSCHILL (ed.), Bekenntnisse.Rckblick auf 80 Jahre, Wien/Mnchen 1984, y Erinnerungen imGesprch mit M. Krauss, Innsbruck 2001.

Karl Rahner y J Ratzinger-Tras Las Huellas Del Concilio

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